Die Psalmen (BPD) 80

SÚPLICA POR LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

80 1 Del maestro de coro. Según la melodía de “Los lirios”.
Testimonio. De Asaf. Salmo.

Lamentación por la ruina nacional

2 Escucha, Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,
3
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
4
¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!
5
Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?
6
Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
7
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
8
¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!

Israel, la vid del Señor

9 Tú sacaste de Egipto una vid,
expulsaste a los paganos y la plantaste;
10
le preparaste el terreno, echó raíces
y llenó toda la región.
11
Las montañas se cubrieron con su sombra,
y los cedros más altos con sus ramas;
12
extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el Río.
13
¿Por qué has derribado sus cercos
para que puedan saquearla
todos los que pasan?
14
Los jabalíes del bosque la devastan
y se la comen los animales del campo.

Plegaria y promesa de fidelidad

15 Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
16
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso.
17
¡Que perezcan ante el furor de tu mirada
los que le prendieron fuego y la talaron!
18
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que tú fortaleciste,
19
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
20
¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!


HIMNO Y AMONESTACIÓN EN UNA FIESTA LITÚRGICA

81 1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De Asaf.

Invitación a la alabanza

2 ¡Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza,
aclamen al Dios de Jacob!
3
Entonen un canto, toquen el tambor,
y la cítara armoniosa, junto con el arpa.
4
Toquen la trompeta al salir la luna nueva,
y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta.
5
Porque esta es una ley para Israel,
un precepto del Dios de Jacob:
6
él se la impuso como norma a José,
cuando salió de la tierra de Egipto.

Oráculo de Dios

Oigo una voz desconocida que dice:
11c “Abre tu boca y la llenaré con mi palabra.
7 Yo quité el peso de tus espaldas
y tus manos quedaron libres de la carga.
8
Clamaste en la aflicción, y te salvé;
te respondí oculto entre los truenos,
aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá. Pausa
9
Oye, pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me escucharas, Israel!
10
No tendrás ningún dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero:
11
yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.
12
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
13
por eso los entregué a su obstinación,
para que se dejaran llevar por sus caprichos.
14
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
15
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores.
16
Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino para siempre;
17
yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre”.


REPROCHE A LOS JUECES INJUSTOS

82 1 Salmo de Asaf.
El Señor se levanta en la asamblea divina
y juzga en medio de los dioses;
2
“¿Hasta cuándo juzgarán injustamente
y favorecerán a los malvados? Pausa
3
¡Defiendan al desvalido y al huérfano,
hagan justicia al oprimido y al pobre;
4
libren al débil y al indigente,
rescátenlos del poder de los impíos!”.
5
Pero ellos caminan en la oscuridad,
faltos de inteligencia y comprensión,
mientras vacilan los fundamentos de la tierra.
6
Yo había pensado: “Ustedes son dioses,
todos son hijos del Altísimo”.
7
Pero morirán como cualquier hombre,
caerán como cualquiera de los príncipes.
8
Levántate, Señor, juzga a la tierra,
porque tú eres el dueño de todas las naciones.


SÚPLICA POR LA LIBERACIÓN DE ISRAEL

83 1 Canto. Salmo de Asaf.

2
¡Señor, no te quedes callado,
Dios mío, no guardes silencio,
no permanezcas inmóvil!
3
Mira cómo se agitan tus enemigos
y alzan la cabeza tus adversarios:
4
hacen planes contra tu pueblo
y conspiran contra tus protegidos.
5
Dicen: “Vamos a eliminarlos como nación,
que ya ni se mencione el nombre de Israel”.
6
Así conspiran de común acuerdo
y sellan una alianza contra ti.
7
Son los campamentos de Edóm,
los ismaelitas, moabitas y agarenos;
8
Guebal, Amón y Amalec;
Filistea, con los habitantes de Tiro;
9
hasta los asirios se aliaron con ellos
y prestaron ayuda a los descendientes de Lot.           
Pausa
10
Trátalos como a Madián y como a Sísara,
como a Jabín en el torrente Quisón:
11
ellos fueron exterminados en Endor
y se convirtieron en abono de la tierra.
12
Trata a sus jefes como a Oreb y a Zeeb,
y a sus príncipes como a Zebá y a Salmaná,
13
los que dijeron: “Conquistemos para nosotros
los territorios del Señor”.
14
Conviértelos, Dios mío, en hojarasca,
en paja agitada por el viento.
15
Como fuego que abrasa la selva,
como llama que incendia las montañas,
16
persíguelos con tu tormenta,
llénalos de terror con tu borrasca.
17
Cúbreles el rostro de ignominia,
para que busquen tu Nombre, Señor.
18
Queden avergonzados, aterrados para siempre,
y desaparezcan llenos de confusión,
19
para que reconozcan que sólo tú
llevas el nombre de “Señor”,
el Altísimo sobre toda la tierra.


FERVIENTE ANHELO DEL PEREGRINO

84 1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De los hijos de Coré. Salmo.
2
¡Qué amable es tu Morada,
Señor del Universo!
3
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.
4
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios.
5
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar! Pausa
6
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!
7
Al pasar por el valle árido,
lo convierten en un oasis;
caen las primeras lluvias,
y lo cubren de bendiciones;
8
ellos avanzan con vigor siempre creciente
hasta contemplar a Dios en Sión.
9
Señor del universo, oye mi plegaria,
escucha, Dios de Jacob; Pausa
10
protege, Dios, a nuestro Escudo
y mira el rostro de tu Ungido.
11
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados.
12
Porque el Señor es sol y escudo;
el Señor da la gracia y la gloria,
y no niega sus bienes
a los que proceden con rectitud.
13
¡Señor del universo,
feliz el hombre que confía en ti!


ORACIÓN POR EL PUEBLO Y PROMESA DE SALVACIÓN

85 1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.

Expresión de reconocimiento y súplica

2 Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
3
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados; Pausa
4
reprimiste toda tu indignación
y aplacaste el ardor de tu enojo.
5
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
6
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente?
7
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
8
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!

Anuncio profético de la salvación

9 Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
10
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

11
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
12
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.

13
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
14
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.


PLEGARIA HUMILDE Y CONFIADA

86 1 Oración de David.
Inclina tu oído, Señor, respóndeme,
porque soy pobre y miserable;
2
protégeme, porque soy uno de tus fieles,
salva a tu servidor que en ti confía.
3
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
4
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
5
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
6
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica!
7
Yo te invoco en el momento de la angustia,
porque tú me respondes.
8
No hay otro dios igual a ti, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
9
Todas las naciones que has creado
vendrán a postrarse delante de ti,
y glorificarán tu Nombre, Señor,
10
porque tú eres grande, Dios mío,
y eres el único que hace maravillas.
11
Indícame tu camino, Señor,
para que yo viva según tu verdad;
orienta totalmente mi corazón
al temor de tu Nombre.
12
Te daré gracias, Dios mío, de todo corazón,
y glorificaré tu Nombre eternamente;
13
porque es grande el amor que me tienes,
y tú me libraste del fondo del Abismo.
14
Dios mío, los orgullosos se levantaron contra mí,
y una banda de forajidos atenta contra mi vida
sin preocuparse para nada de ti.
15
Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso,
lento para enojarte, rico en amor y fidelidad,
16
vuelve hacia mí tu rostro y ten piedad de mí;
fortalece a tu servidor,
salva al hijo de tu servidora.
17
Dame una prueba de tu bondad,
para que mis adversarios queden confundidos,
al ver que tú, Señor, eres mi ayuda y mi consuelo.


JERUSALÉN, PATRIA ESPIRITUAL DE TODOS LOS PUEBLOS

87 1 De los hijos de Coré. Salmo. Canto.
¡Esta es la Ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
2
Él ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
3
Cosas admirables se dicen de ti,
Ciudad de Dios:     Pausa
4
“Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella”.               
5
Así se hablará de Sión:
“Este, y también aquel,
han nacido en ella,
y el Altísimo en persona la ha fundado”.
6
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
“Este ha nacido en ella”. Pausa
7
Y todos cantarán, mientras danzan:
“Todas mis fuentes de vida están en ti”.


LAMENTACIÓN EN MEDIO DE UN PELIGRO MORTAL

88 1 Canto. Salmo de los hijos de Coré. Del maestro de coro. Para la enfermedad. Para la aflicción. Poema de Hemán, el Aborigen.
2
¡Señor, mi Dios y mi salvador,
día y noche estoy clamando ante ti:
3
que mi plegaria llegue a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor!
4
Porque estoy saturado de infortunios,
y mi vida está al borde del Abismo;
5
me cuento entre los que bajaron a la tumba,
y soy como un hombre sin fuerzas.
6
Yo tengo mi lecho entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
como aquellos en los que tú ya ni piensas,
porque fueron arrancados de tu mano.
7
Me has puesto en lo más hondo de la fosa,
en las regiones oscuras y profundas;
8
tu indignación pesa sobre mí,
y me estás ahogando con tu oleaje. Pausa
9
Apartaste de mí a mis conocidos,
me hiciste despreciable a sus ojos;
estoy prisionero, sin poder salir,
10
y mis ojos se debilitan por la aflicción.
Yo te invoco, Señor, todo el día,
con las manos tendidas hacia ti.
11
¿Acaso haces prodigios por los muertos,
o se alzan los difuntos para darte gracias? Pausa
12
¿Se proclama tu amor en el sepulcro,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
13
¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,
o tu justicia en la tierra del olvido?
14
Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria:
15
¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro?
16
Estoy afligido y enfermo desde niño,
extenuado bajo el peso de tus desgracias;
17
tus enojos pasaron sobre mí,
me consumieron tus terribles aflicciones.
18
Me rodean todo el día como una correntada,
me envuelven todos a la vez.
19
Tú me separaste de mis parientes y amigos,
y las tinieblas son mis confidentes.


HIMNO Y SÚPLICA AL DIOS FIEL

89 1 Poema de Etán, el Aborigen.

La alianza del Señor con David

2 Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
3
Porque tú has dicho:
“Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo.
4
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
5
‘Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones’”. Pausa
6
El cielo celebre tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos,
7
porque ¿quién es comparable al Señor
en las alturas?
¿quién es como el Señor entre los hijos de Dios?
8
Dios es temible en el consejo de los santos,
más grande y terrible
que cuantos están a su alrededor?
9
Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú?
Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad.

El poder de Dios creador

10 Tú dominas la soberbia del mar
y calmas la altivez de sus olas;
11
tú aplastaste a Rahab como a un cadáver,
deshiciste a tus enemigos con tu brazo poderoso.
12
Tuyo es el cielo, tuya la tierra:
tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él;
13
tú has creado el norte y el sur,
el Hermón y el Tabor aclaman tu Nombre.
14
Tu brazo está lleno de poder,
tu mano es fuerte, alta es tu derecha;
15
la Justicia y el Derecho son la base de tu trono,
el Amor y la Fidelidad te preceden.
16
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro;
17
se alegrarán sin cesar en tu Nombre,
serán exaltados a causa de tu justicia.
18
Porque tú eres su gloria y su fuerza;
con tu favor, acrecientas nuestro poder.
19
Sí, el Señor es nuestro escudo,
el Santo de Israel es realmente nuestro rey.

La promesa del Señor a David

20 Tú hablaste una vez en una visión
y dijiste a tus amigos:
“Impuse la corona a un valiente,
exalté a un guerrero del pueblo.
21
Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
22
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga poderoso.
23
El enemigo no lo aventajará,
ni podrán oprimirlo los malvados:
24
yo aplastaré a sus adversarios ante él
y golpearé a los que lo odian.
25
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
26
extenderé su mano sobre el mar
y su derecha sobre los ríos.
27
Él me dirá: ‘Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora’.
28
Yo lo constituiré mi primogénito,
el más alto de los reyes de la tierra.
29
Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él;
30
le daré una descendencia eterna
y un trono duradero como el cielo.
31
Si sus hijos abandonan mi enseñanza
y no proceden de acuerdo con mis juicios;
32
si profanan mis preceptos
y no observan mis mandamientos,
33
castigaré sus rebeldías con la vara
y sus culpas, con el látigo.
34
Pero a él no le retiraré mi amor
ni desmentiré mi fidelidad;
35
no quebrantaré mi alianza
ni cambiaré lo que salió de mis labios.
36
Una vez juré por mi santidad
–¡jamás mentiré a David!–:
37
‘Su descendencia permanecerá para siempre
y su trono, como el sol en mi presencia;
38
como la luna, que permanece para siempre,
será firme su sede en las alturas’”. Pausa

Lamentación por la derrota del rey

39 Pero tú te has irritado contra tu Ungido,
lo has rechazado y despreciado;
40
desdeñaste la alianza con tu servidor,
profanaste por tierra su insignia real.
41
Abriste brechas en todas sus murallas,
redujiste a escombros todas sus fortalezas;
42
los que pasan por el camino lo despojan,
y es la burla de todos sus vecinos.
43
Alzaste la mano de sus adversarios,
llenaste de alegría a sus enemigos;
44
mellaste el filo de su espada
y no lo sostuviste en el combate.
45
Le quitaste su cetro glorioso
y derribaste por tierra su trono;
46
abreviaste los días de su juventud
y lo cubriste de vergüenza. Pausa

Apelación a la fidelidad de Dios

47 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Te ocultarás para siempre?
¿Arderá tu furor como el fuego?
48
Recuerda, Señor, qué corta es mi vida
y qué efímeros creaste a los hombres.
49
¿Quién vivirá sin ver la muerte?
¿Quién se librará de las garras del Abismo? Pausa
50
¿Dónde está, Señor, tu amor de otro tiempo,
el que juraste a David por tu fidelidad?
51
Recuerda, Señor, las afrentas de tu servidor:
yo tengo que soportar los insultos de los pueblos.
52
¡Cómo afrentan, Señor, tus enemigos,
cómo afrentan las huellas de tu Ungido!
* * *

53
¡Bendito sea el Señor eternamente!
¡Amén! ¡Amén!


MEDITACIÓN SOBRE LA BREVEDAD DE LA VIDA

90 1 Oración de Moisés, hombre de Dios.
Señor, tú has sido nuestro refugio
a lo largo de las generaciones.
2
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.
3
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”.
4
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
5
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
6
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
7
¡Estamos consumidos por tu ira
y consternados por tu indignación!
8
Pusiste nuestras culpas delante de tus ojos,
y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
9
Nuestros días transcurren
bajo el peso de tu enojo,
y nuestros años se acaban como un suspiro.
10
Nuestra vida dura apenas setenta años,
y ochenta, si tenemos más vigor:
en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
11
¿Quién puede conocer la violencia de tu enojo
y ver el fondo de tu indignación?
12
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
13
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
14
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
15
Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia.
16
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
17
Que descienda hasta nosotros
la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.


LA SEGURIDAD DEL QUE CONFÍA EN DIOS

91

La protección divina en medio de los peligros

1 Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
2 di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío”.
3
Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
4
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.
5
No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
6
ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.
7
Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
4c su brazo es escudo y coraza.
8
Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
9
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
10
No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
11
porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.
12
Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
13
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.

Oráculo del Señor

14 “Él se entregó a mí,
por eso, yo lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
15
me invocará, y yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
16
le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación”.


ALABANZA AL AMOR Y A LA JUSTICIA DE DIOS

92 1 Salmo. Canto. Para el día sábado.
2
Es bueno dar gracias al Señor,
y cantar, Dios Altísimo, a tu Nombre;
3
proclamar tu amor de madrugada,
y tu fidelidad en las vigilias de la noche,
4
con el arpa de diez cuerdas y la lira,
con música de cítara.
5
Tú me alegras, Señor, con tus acciones,
cantaré jubiloso por la obra de tus manos.
6
¡Qué grandes son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
7
El hombre insensato no conoce
y el necio no entiende estas cosas.
8
Si los impíos crecen como la hierba
y florecen los que hacen el mal,
es para ser destruidos eternamente:
9
tú, en cambio, eres el Excelso para siempre.
10
Mira, Señor, cómo perecen tus enemigos
y se dispersan los que hacen el mal.
11
Pero a mí me das la fuerza de un toro salvaje
y me unges con óleo purísimo.
12
Mis ojos han desafiado a mis calumniadores,
mis oídos han escuchado
la derrota de los malvados.
13
El justo florecerá como la palmera,
crecerá como los cedros del Líbano:
14
trasplantado en la Casa del Señor,
florecerá en los atrios de nuestro Dios.
15
En la vejez seguirá dando frutos,
se mantendrá fresco y frondoso,
16
para proclamar qué justo es el Señor,
mi Roca, en quien no existe la maldad.


EL SEÑOR, REY DE LA CREACIÓN

93 1 ¡Reina el Señor, revestido de majestad!
El Señor se ha revestido,
se ha ceñido de poder.
El mundo está firmemente establecido:
¡no se moverá jamás!
2
Tu trono está firme desde siempre,
tú existes desde la eternidad.
3
Los ríos hacen resonar sus voces, Señor,
los ríos hacen resonar su fragor.
4
Pero más fuerte que las aguas impetuosas,
más fuerte que el oleaje del mar,
es el Señor en las alturas.
5
Tus testimonios, Señor, son dignos de fe,
la santidad embellece tu Casa
a lo largo de los tiempos.


INVOCACIÓN AL DIOS DE JUSTICIA

94

Apelación al Juicio de Dios

1 ¡Dios vengador de las injusticias,
Señor, Dios justiciero, manifiéstate!
2 ¡Levántate, Juez de la tierra,
dales su merecido a los soberbios!
3
¿Hasta cuándo triunfarán, Señor,
hasta cuándo triunfarán los malvados?
4
¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia
y se jactarán los malhechores?
5
Ellos pisotean a tu pueblo, Señor,
y oprimen a tu herencia;
6
matan a la viuda y al extranjero,
asesinan a los huérfanos;
7
y exclaman: “El Señor no lo ve,
no se da cuenta el Dios de Jacob”.

Afirmación de la justicia de Dios

8 ¡Entiendan, los más necios del pueblo!
y ustedes, insensatos, ¿cuándo recapacitarán?
9
El que hizo el oído, ¿no va a escuchar?
El que formó los ojos, ¿será incapaz de ver?
10
¿Dejará de castigar el que educa a las naciones
y da a los hombres el conocimiento?
11
¡El Señor conoce los planes de los hombres
y sabe muy bien que son vanos!
12
Feliz el que es educado por ti, Señor,
aquel a quien instruyes con tu ley,
13
para darle un descanso
después de la adversidad,
mientras se cava una fosa para el malvado.
14
Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
15
la justicia volverá a los tribunales
y los rectos de corazón la seguirán.

Confianza en el triunfo de la justicia

16 ¿Quién se pondrá a mi favor contra los impíos?
¿Quién estará a mi lado contra los malhechores?
17
Si el Señor no me hubiera ayudado,
ya estaría habitando en la región del silencio.
18
Cuando pienso que voy a resbalar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
19
cuando estoy cargado de preocupaciones,
tus consuelos me llenan de alegría.
20
¿Podrá aliarse contigo un tribunal inicuo,
que comete injusticias en nombre de la ley?
21
Ellos atentan contra la vida de los justos
y condenan a muerte al inocente.
22
Pero el Señor es mi fortaleza,
mi Dios es la Roca en que me refugio:
23
él les devolverá su misma iniquidad
y los destruirá por su malicia.
¡El Señor, nuestro Dios, los destruirá!


LITURGIA PROCESIONAL DE ENTRADA AL SANTUARIO

95

Invitación a la alabanza

1 ¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
2 ¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!
3
Porque el Señor es un Dios grande,
el soberano de todos los dioses:
4
en su mano están los abismos de la tierra,
y son suyas las cumbres de las montañas;
5
suyo es el mar, porque él lo hizo,
y la tierra firme, que formaron sus manos.
6
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
7
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.

Exhortación a la fidelidad

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
8 “No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
9
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.
10
Cuarenta años me disgustó esa generación,
hasta que dije:
‘Es un pueblo de corazón extraviado,
que no conoce mis caminos’.
11
Por eso juré en mi indignación:
‘Jamás entrarán en mi Reposo’”.

LA GLORIA DEL SEÑOR, REY DEL UNIVERSO

96 1 Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
2
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
3
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
4
Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
5
Los dioses de los pueblos
no son más que apariencia,
pero el Señor hizo el cielo;
6
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
7
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
8
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
9
adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
10
Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.
11
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
12
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
13
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.


LA MANIFESTACIÓN DE LA REALEZA DIVINA

97 1 ¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
2
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son
la base de su trono.
3
Un fuego avanza ante él
y abrasa a los enemigos a su paso;
4
sus relámpagos iluminan el mundo;
al verlo, la tierra se estremece.
5
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
6
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria.
7
Se avergüenzan los que sirven a los ídolos,
los que se glorían en dioses falsos;
todos los dioses se postran ante él.
8
Sión escucha y se llena de alegría,
se regocijan las ciudades de Judá,
a causa de tus juicios, Señor.
9
Porque tú, Señor, eres el Altísimo:
estás por encima de toda la tierra,
mucho más alto que todos los dioses.
10
Tú amas, Señor, a los que odian el mal,
proteges la vida de tus fieles
y los libras del poder de los malvados.
11
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
12
Alégrense, justos, en el Señor
y alaben su santo Nombre.


INVITACIÓN A PROCLAMAR LA REALEZA DEL SEÑOR

98 1 Salmo.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
2
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
3
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
4
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
5
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
6
con clarines y sonidos de trompeta
 aclamen al Señor, que es Rey.
7
Resuene el mar y todo lo que hay en él,
el mundo y todos sus habitantes;
8
aplaudan las corrientes del océano,
griten de gozo las montañas al unísono.
9
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con rectitud.


HIMNO AL SEÑOR, REY JUSTO Y SANTO

99

La realeza universal del Señor

1 ¡El Señor reina! Tiemblan los pueblos.
Él tiene su trono sobre los querubines:
la tierra vacila.
2 ¡Grande es el Señor en Sión!
3
Él se alza sobre todas las naciones.
Alaben tu Nombre grande y temible.
¡Santo es el Señor!

El Señor, rey de justicia

4 Tú eres el rey poderoso que ama la justicia,
tú has establecido lo que es recto,
tú ejerces sobre Jacob el derecho y la justicia.
5
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios,
adórenlo ante el estrado de sus pies.
¡Santo es el Señor!

El Señor, legislador de su Pueblo

6 Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes,
y Samuel, entre los que invocaban su Nombre,
clamaban al Señor y él les respondía.
7
Dios les hablaba desde la columna de nube;
ellos observaban sus mandamientos
y los preceptos que les había dado.
8
Señor, nuestro Dios, tú les respondías;
tú eras para ellos un Dios indulgente,
pero te vengabas de sus malas acciones.
9
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios,
y adórenlo en su santa Montaña:
el Señor, nuestro Dios, es santo.


HIMNO PROCESIONAL DE ENTRADA AL SANTUARIO

100 1 Salmo de acción de gracias.
Aclame al Señor toda la tierra,
2
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
3
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
4
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.
5
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.


LAS CUALIDADES DEL BUEN GOBERNANTE

101 1 De David. Salmo.
Celebraré con un canto la bondad y la justicia:
a ti, Señor, te cantaré;
2
expondré con sensatez el camino perfecto:
¿cuándo vendrás en mi ayuda?
Yo procedo con rectitud de corazón
en los asuntos de mi casa;
3
nunca pongo mis ojos
en cosas infames.
Detesto la conducta de los descarriados
y no los cuento entre mis amigos;
4
la gente falsa se aparta de mí
y nunca apruebo al malvado.
5
Al que difama en secreto a su prójimo
lo hago desaparecer;
al de mirada altiva y corazón soberbio
no lo puedo soportar.
6
Pongo mis ojos en las personas leales
para que estén cerca de mí;
el que va por el camino perfecto
es mi servidor.
7
No habita dentro de mi casa
el hombre traicionero;
la gente mentirosa no puede permanecer
delante de mi vista.
8
Hago desaparecer día tras día
a los malvados del país,
para extirpar de la Ciudad del Señor
a todos los que hacen el mal.


SÚPLICA Y PROMESA DE SALVACIÓN

102 1 Oración del afligido que, en su angustia, derrama su llanto ante el Señor.

Lamentación de un afligido

2 Señor, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor;
3
no me ocultes tu rostro
en el momento del peligro;
inclina hacia mí tu oído,
respóndeme pronto, cuando te invoco.
4
Porque mis días se disipan como el humo,
y mis huesos arden como brasas;
5
mi corazón se seca, marchitado como la hierba,
¡y hasta me olvido de comer mi pan!
6
Los huesos se me pegan a la piel,
por la violencia de mis gemidos.
7
Me parezco a una lechuza del desierto,
soy como un búho entre las ruinas;
8
estoy desvelado, y me lamento
como un pájaro solitario en el tejado;
9
mis enemigos me insultan sin cesar,
y enfurecidos, me cubren de imprecaciones.
10
Yo como ceniza en vez de pan
y mezclo mi bebida con lágrimas,
11
a causa de tu indignación y tu furor,
porque me alzaste en alto y me arrojaste.
12
Mis días son como sombras que se agrandan,
y me voy secando como la hierba.
13
Pero tú, Señor, reinas para siempre,
y tu Nombre permanece eternamente.

Confianza en la restauración de Jerusalén

14 Tú te levantarás, te compadecerás de Sión,
porque ya es hora de tenerle piedad,
ya ha llegado el momento señalado:
15
tus servidores sienten amor por esas piedras
y se compadecen de esas ruinas.
16
Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
17
cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
18
cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria.

El futuro glorioso de Israel

19 Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
20
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
21
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.
29
Los hijos de tus servidores tendrán una morada
y su descendencia estará segura ante ti,
22
para proclamar en Sión el nombre del Señor
y su alabanza en Jerusalén,
23
cuando se reúnan los pueblos y los reinos,
y sirvan todos juntos al Señor.

Reiteración y fundamentación de la súplica

24 Mis fuerzas se debilitaron por el camino
y se abreviaron mis días;
25
pero yo digo: “Dios mío,
no me lleves en la mitad de mi vida,
tú que permaneces para siempre”.
26
En tiempos remotos, fundaste la tierra,
y el cielo es obra de tus manos;
27
ellos se acaban, y tú permaneces:
se desgastan lo mismo que la ropa,
los cambias como a un vestido, y ellos pasan.
28
Tú, en cambio, eres siempre el mismo,
y tus años no tienen fin.


HIMNO A LA BONDAD DE DIOS


Die Psalmen (BPD) 80