2 der Könige (BPD) 8

La devolución de los bienes de la sunamita

8 1 Eliseo dijo a la madre del niño que él había hecho revivir: “Parte ahora mismo con toda tu familia, y emigra adonde puedas, porque el Señor ha llamado al hambre, y ya viene al país por siete años”. 2 La mujer partió e hizo lo que le había dicho el hombre de Dios: emigró con su familia al país de los filisteos y se quedó allí siete años.
3
Al cabo de siete años, la mujer volvió del país de los filisteos, y fue a reclamar al rey su casa y su campo. 4 El rey estaba hablando con Guejazí, el servidor del hombre de Dios: “Cuéntame, le decía, las maravillas que ha hecho Eliseo”. 5 Y mientras le estaba contando al rey cómo Eliseo había hecho revivir a un muerto, la madre del niño que él había hecho revivir vino a reclamar al rey su casa y su campo. Guejazí dijo entonces: “¡Rey, señor mío, esta es la mujer y aquí está el hijo que Eliseo hizo revivir!”. 6 El rey interrogó a la mujer, y ella le contó todo. Luego puso a su disposición un eunuco, al que ordenó: “Que se le restituya todo lo que le pertenece, con todas las rentas del campo, desde el día en que dejó el país hasta ahora”.

La predicción de Eliseoacerca de Ben Hadad y Jazael

7 Eliseo se dirigió a Damasco. Ben Hadad, rey de Arám, estaba enfermo. Cuando le avisaron: “El hombre de Dios ha venido hasta aquí”, 8 el rey dijo a Jazael: “Toma contigo un presente, ve al encuentro del hombre de Dios, y consulta al Señor por medio de él, a ver si me restableceré de esta enfermedad”.
9
Jazael fue al encuentro de Eliseo llevando como presente cuarenta camellos cargados con lo mejor que había en Damasco. Al llegar, se presentó ante él y le dijo: “Tu hijo Ben Hadad, rey de Arám, me ha enviado a preguntarte: ¿Me restableceré de esta enfermedad?”. 10 Eliseo respondió: “Ve a decirle: ‘Sí, te restablecerás’; pero el Señor me ha hecho ver que morirá”. 11 Después fijó la mirada y permaneció así largo rato. Y el hombre de Dios lloró. 12 Jazael le preguntó: “¿Por qué llora mi señor?”. “Porque sé el mal que harás a los israelitas, respondió Eliseo; tú incendiarás sus plazas fuertes, matarás a sus jóvenes con la espada, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre de sus mujeres embarazadas”. 13 Jazael replicó: “Tu servidor no es más que un perro. ¿Cómo va a hacer tales hazañas?”. Eliseo respondió: “El Señor me ha hecho ver que tú reinarás sobre Arám”.
14
Él se alejó de Eliseo y fue a ver a su señor, el cual le dijo: “¿Qué te ha dicho Eliseo?”. Él respondió: “Me ha dicho que te restablecerás”. 15 Pero a la mañana siguiente tomó una manta, la empapó en agua y la extendió sobre el rostro del rey, hasta que murió. Jazael reinó en lugar de él.

El reinado de Jorám en Judá (848-841)

2 Crón. 21. 5-10, 20
16 El quinto año de Jorám, hijo de Ajab, rey de Israel, inició su reinado Jorám, hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18 Siguió el camino de los reyes de Israel, conforme a lo que había hecho la casa de Ajab, porque se había casado con una hija de Ajab; e hizo lo que es malo a los ojos del Señor. 19 Pero el Señor no quiso destruir a Judá, a causa de su servidor David, según la promesa que le había hecho de darles a él y a sus hijos una lámpara para siempre.
20
En ese tiempo, Edóm se rebeló contra el poder de Judá y se estableció un rey. 21 Jorám partió entonces para Saír con todos sus carros de guerra. Por la noche, se levantó y derrotó a los edomitas, que lo tenían cercado a él y a los jefes de los carros; pero las tropas huyeron a la desbandada. 22 Así se independizó Edóm del poder de Judá, hasta el día de hoy. En aquel tiempo, también se rebeló Libná.
23
El resto de los hechos de Jorám y todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 24 Jorám se fue a descansar con sus padres, y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Su hijo Ocozías reinó en lugar de él.

El reinado de Ocozías en Judá (841)

2 Crón. 22. 1-6
25 El duodécimo año de Jorám, hijo de Ajab, rey de Israel, inició su reinado Ocozías, hijo de Jorám, rey de Judá. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y era hija de Omrí, rey de Israel. 27 Siguió el camino de la casa de Ajab e hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como la casa de Ajab, porque estaba emparentado con ella.
28
Él fue con Jorám, hijo de Ajab, a combatir contra Jazael, rey de Arám, a Ramot de Galaad; pero los arameos hirieron a Jorám. 29 El rey Jorám volvió a Izreel, para hacerse curar de las heridas que le habían infligido los arameos en Ramá, cuando combatía contra Jazael, rey de Arám. Entonces Ocozías, hijo de Jorám, rey de Judá, bajó a Izreel para visitar a Jorám, hijo de Ajab, que estaba herido.


LA REBELIÓN DE JEHÚ


Jehú ungido y proclamadorey de Israel

9 1 El profeta Eliseo llamó a uno de la comunidad de profetas y le dijo: “Ajústate el cinturón, toma contigo este frasco de aceite y ve a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues, busca allí a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí. Luego entra, sácalo de en medio de sus camaradas y llévalo a la habitación más retirada. 3 Toma entonces el frasco de aceite, derrámalo sobre su cabeza y di: Así habla el Señor: Yo te he ungido rey de Israel. Después, abre la puerta y escapa sin detenerte”.
4
El joven profeta partió en seguida para Ramot de Galaad. 5 Al llegar, encontró a los jefes del ejército que estaban reunidos, y dijo: “Tengo un mensaje para ti, jefe”. “¿Para quién de nosotros?”, preguntó Jehú. Él respondió: “Para ti, jefe”.
6
Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: “Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te he ungido rey del pueblo del Señor, de Israel. 7 Tú acabarás con la familia de Ajab, tu señor, y yo vengaré la sangre de mis servidores los profetas y la sangre de todos los servidores del Señor derramada por la mano de Jezabel. 8 Toda la casa de Ajab perecerá: extirparé de la dinastía de Ajab a todos los varones, sean esclavos o libres en Israel. 9 Trataré a la casa de Ajab como a la casa de Jeroboám, hijo de Nebat, y como a la casa de Basá, hijo de Ajías. 10 En cuanto a Jezabel, los perros la devorarán en la parcela de Izreel, y nadie la sepultará”. En seguida abrió la puerta y escapó.
11
Cuando Jehú salió a reunirse con los oficiales de su señor, le preguntaron: “¿Hay alguna novedad? ¿Para qué vino a verte ese exaltado?”. Él les respondió: “Ustedes conocen a ese hombre y su cantinela”. 12 Ellos dijeron: “No es cierto. Explícanos qué pasa”. Entonces él les replicó: “Esto es todo lo que me dijo: Así habla el Señor: Yo te he ungido rey de Israel”. 13 Inmediatamente, ellos tomaron cada uno su manto y los tendieron a sus pies, encima de las gradas. Luego tocaron la trompeta y gritaron: “¡Jehú es rey!”.

La rebelión de Jehú: el asesinato de Jorám, rey de Israel

14 Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí, conspiró contra Jorám. Este, con todo Israel, estaba defendiendo a Ramot de Galaad contra Jazael, rey de Arám, 15 pero tuvo que volver a Izreel para hacerse curar de las heridas que le habían infligido los arameos, mientras combatía contra Jazael, rey de Arám.
Jehú dijo: “Si realmente están de acuerdo, que nadie escape de la ciudad para llevar la noticia a Izreel”. 16
Luego subió a su carro y partió para Izreel, porque allí guardaba cama Jorám, y Ocozías, rey de Judá, había bajado a visitarlo.
17
El centinela que estaba apostado en la torre de Izreel, al ver venir la tropa, dijo: “Veo una tropa”. Jorám ordenó: “Toma un jinete y envíalo a preguntar si todo va bien”. 18 El jinete partió al encuentro de Jehú y dijo: “Así habla el rey: ¿Va todo bien?”. Jehú replicó: “¿Qué te importa a ti si todo va bien? Colócate ahí detrás”. El centinela, mientras tanto, avisó: “El mensajero los alcanzó, pero no regresa”. 19 El rey envió un segundo jinete, que los alcanzó y dijo: “Así habla el rey: ¿Va todo bien?”. Jehú replicó: “¿Que te importa a ti si todo va bien? Colócate ahí detrás”. 20 El centinela volvió a avisar: “Los ha alcanzado, pero no regresa. Por el modo de conducir, parece Jehú, porque maneja como un loco”.
21
Jorám ordenó: “¡Enganchen mi carro!”. Cuando lo engancharon, Jorám, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, salieron cada uno en su carro al encuentro de Jehú. Lo encontraron en la parcela de Nabot de Izreel, 22 y apenas Jorám vio a Jehú, dijo: “¿Te va bien, Jehú?”. Este respondió: “¿Cómo me va a ir bien, mientras duren las prostituciones de tu madre Jezabel y sus innumerables brujerías?”. 23 Jorám volvió las riendas y huyó, diciendo a Ocozías: “¡Traición, Ocozías!”. 24 Pero Jehú, que había tendido su arco, hirió a Jorám en plena espalda; la flecha le atravesó el corazón, y él se desplomó en su carro. 25 Entonces Jehú dijo a Bidcar, su escudero: “Levántalo y arrójalo en la parcela del campo de Nabot el izreelita. Acuérdate que cuanto tú y yo cabalgábamos a la par, detrás de su padre Ajab, el Señor pronunció contra él esta sentencia:
26
¿No he visto ayer la sangre de Nabot
y la sangre de sus hijos?–oráculo del Señor–.
Yo te daré tu merecido
en este mismo campo–oráculo del Señor–.
Ahora, levántalo y arrójalo en esta parcela, conforme a la palabra del Señor”.

El asesinato de Ocozías

2 Crón. 22. 7-9
27 Al ver esto, Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet Hagán. Jehú se lanzó en persecución de él, y ordenó: “¡Hiéranlo también a él!”. Lo hirieron sobre su carro, en la cuesta de Gur, que está cerca de Ibleám, y él huyó a Meguido, donde murió. 28 Sus servidores lo trasladaron en un carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su tumba, con sus padres, en la Ciudad de David. 29 Fue en el undécimo año de Jorám, hijo de Ajab, cuando Ocozías había comenzado a reinar en Judá.

La muerte de Jezabel

30 Jehú llegó a Izreel. Cuando se enteró Jezabel, se pintó los ojos, se arregló el cabello y se asomó por la ventana. 31 En el momento en que Jehú franqueaba la puerta de la ciudad, ella le dijo: “¿Cómo te va, Zimrí, asesino de su señor?”. 32 Jehú alzó la cabeza hacia la ventana y exclamó: “¿Quién está conmigo? ¿Quién?”. Dos o tres eunucos se inclinaron hacia él, 33 y él les dijo: “¡Tírenla abajo!”. Ellos la tiraron abajo, y su sangre salpicó la pared y a los caballos, que la pisotearon. 34 Jehú entró, comió y bebió, y luego dijo: “Encárguense de esta maldita y sepúltenla, porque al fin de cuentas es hija de rey”. 35 Pero cuando fueron a sepultarla, no encontraron más que el cráneo, los pies y las manos. 36 Volvieron a comunicárselo a Jehú, y él dijo: “Así se cumple la palabra que el Señor pronunció por medio de Elías, el tisbita. En la parcela de Izreel, los perros devorarán la carne de Jezabel; 37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre los campos, de manera que no se podrá decir: Es Jezabel”. 

Exterminio de las familias realesde Israel y de Judá

10 1 Ajab tenía setenta hijos en Samaría. Jehú escribió unas cartas, y las envió a Samaría, a los jefes de la ciudad, a los ancianos y a los preceptores de los hijos de Ajab. En ellas decía: 2 “Ahí tienen con ustedes a los hijos de su señor, y tienen también los carros, los caballos, una ciudad fortificada y un arsenal. Y bien, apenas reciban esta carta, 3 vean cuál es el mejor y el más capaz entre los hijos de su señor, siéntenlo en el trono de su padre y combatan por la familia de su señor”.
4
Ellos sintieron mucho miedo y dijeron: “Dos reyes no han podido resistir delante de él, ¿cómo podremos resistir nosotros?”. 5 Entonces el mayordomo de palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los preceptores mandaron decir a Jehú: “Somos tus servidores y haremos todo lo que nos digas. No proclamaremos rey a nadie. Obra como mejor te parezca”.
6
Jehú les escribió una segunda carta, en la que decía: “Si están de parte mía y aceptan obedecerme, tomen las cabezas de todos los hijos de su señor y vengan a verme mañana a esta misma hora, a Izreel”. Ahora bien, los setenta hijos del rey estaban repartidos entre las personas importantes de la ciudad, que los criaban. 7 Cuando recibieron esta carta, tomaron a los hijos del rey, degollaron a los setenta, pusieron sus cabezas en unas canastas y se las enviaron a Izreel.
8
Un mensajero fue entonces a informar a Jehú: “Han traído las cabezas de los hijos del rey”. Él ordenó: “Expónganlas en dos montones a la entrada de la Puerta, hasta la mañana”. 9 A la mañana, él salió y, puesto de pie, dijo a todo el pueblo: “Ustedes son inocentes. Yo conspiré contra mi señor y lo maté. Pero a todos estos, ¿quién los ultimó? 10 Sepan entonces que no caerá por tierra ni una sola palabra del Señor, nada de lo que él dijo contra la casa de Ajab: el Señor ha cumplido lo que había dicho por medio de su servidor Elías”. 11 Jehú acabó con todos los que aún quedaban de la casa de Ajab en Izreel, con todos sus nobles, sus familiares y sus sacerdotes, sin dejarle ni un solo sobreviviente.
12
Luego partió y se fue a Samaría. Cuando iba por el camino, en Bet Equed de los Pastores, 13 Jehú se encontró con los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y dijo: “¿Quiénes son ustedes?”. “Somos los hermanos de Ocozías, le respondieron, y bajamos a saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina madre”. 14 Entonces ordenó: “¡Captúrenlos vivos!”. Los capturaron vivos y los mataron junto al pozo de Bet Equed. Eran cuarenta y dos, y no quedó ni uno solo.

El encuentro de Jehú con Jonadab, hijo de Recab

15 Jehú partió de allí, y se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro. Él lo saludó y le dijo: “¿Eres tan leal conmigo como yo lo soy contigo?”. Jonadab respondió: “Así es”. “Si es así, dame la mano”, replicó Jehú. Él se la dio, y Jehú lo hizo subir a su carro, 16 diciendo: “Ven conmigo y mira el celo que tengo por el Señor”. Y lo llevó en su carro. 17 Al llegar a Samaría, ultimó allí a todos los que aún quedaban de la familia de Ajab: los exterminó a todos, conforme a la palabra que el Señor había dicho a Elías.

Exterminio de todos los servidoresde Baal

18 Jehú reunió luego a todo el pueblo y le dijo: “Ajab sirvió poco a Baal; Jehú lo servirá mucho más. 19 Ahora, convóquenme a todos los profetas de Baal, a todos sus fieles y a todos sus sacerdotes. Que no falte nadie, porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Todo el que falte no sobrevivirá”. Pero Jehú obraba con astucia, a fin de hacer desaparecer a los fieles de Baal.
20
Luego dijo: “Convoquen a una asamblea solemne en honor de Baal”. Así lo hicieron, 21 y Jehú envió mensajeros por todo Israel. Entonces vinieron todos los fieles de Baal, no quedó nadie sin venir. Entraron en el templo de Baal, y el templo se llenó de bote en bote. 22 Jehú dijo al encargado del vestuario: “Saquen las vestiduras para todos los fieles de Baal”. Él sacó las vestiduras. 23 Entonces Jehú llegó al templo de Baal con Jonadab, hijo de Recab, y dijo a los fieles de Baal: “Revisen bien, y fíjense que no haya aquí ningún servidor del Señor, sino sólo los fieles de Baal”. 24 Luego entraron para ofrecer sacrificios y holocaustos.
Mientras tanto, Jehú había apostado afuera a ochenta hombres y les había dicho: “El que deje escapar a alguno de los que yo pongo en las manos de ustedes, responderá por él con su propia vida”. 25
Y cuando terminó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a los guardias y a los oficiales: “¡Entren y mátenlos! ¡Que no salga ni uno solo!”. Ellos los mataron al filo de la espada y los arrojaron afuera. Luego los guardias y los oficiales llegaron hasta la ciudadela del templo de Baal, 26 sacaron el poste sagrado del templo de Baal y lo quemaron. 27 Después de haber destruido el poste sagrado de Baal, demolieron su templo y lo convirtieron en una cloaca, que existe hasta el día de hoy.

El reinado de Jehú en Israel (841-814)

28 Así Jehú exterminó a Baal de Israel. 29 Pero Jehú no se apartó de los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, a saber, los terneros de oro que había en Betel y en Dan.
30
El Señor dijo a Jehú: “Porque tú has obrado bien, haciendo lo que es recto a mis ojos, y has tratado a la casa de Ajab exactamente como yo quería, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación”. 31 Pero Jehú no se empeñó en seguir de todo corazón la ley del Señor, el Dios de Israel, ni se apartó de los pecados con que Jeroboám había hecho pecar a Israel.
32
En aquellos días, el Señor comenzó a cercenar a Israel. Jazael los derrotó en toda la frontera de Israel, 33 desde el Jordán hacia el Oriente: todo el país de Galaad, el territorio de Gad, de Rubén, de Manasés, desde Aroer, que está sobre la ribera del torrente Arnón, y también Galaad y Basán.
34
El resto de los hechos de Jehú y todo lo que él hizo, todas sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 35 Jehú se fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en Samaría. Su hijo Joacaz reinó en lugar de él. 36 Jehú reinó sobre Israel, en Samaría, durante veintiocho años. 
desde atalía hasta la muerte de eliseo


El crimen y el interregno de Atalía en Judá (841-835)

2 Crón. 22. 10-12
11 1 Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, empezó a exterminar a todo el linaje real. 2 Pero Josebá, hija del rey Jorám y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, lo sacó secretamente de en medio de los hijos del rey que iban a ser masacrados, y lo puso con su nodriza en la sala que servía de dormitorio. Así lo ocultó a los ojos de Atalía y no lo mataron. 3 Él estuvo con ella en la Casa del Señor, oculto durante seis años, mientras Atalía reinaba sobre el país.

La conjuración contra Atalíay la entronización de Joás

2 Crón. 23. 1-11
4 El séptimo año, Iehoiadá mandó buscar a los centuriones de los carios y de la guardia, y los hizo comparecer ante él en la Casa del Señor. Hizo con ellos un pacto, comprometiéndolos bajo juramento, y les mostró al hijo del rey. 5 Luego les impartió esta orden: “Van a hacer lo siguiente: Un tercio de ustedes, el que entra de servicio el día sábado y custodia la casa del rey, 6 con el tercio que está apostado en la puerta del Sur y el tercio que está apostado en la puerta de la escolta, montarán guardia en la Casa para vigilar el acceso. 7 Los dos cuerpos formados por los que dejan el servicio el día sábado, montarán guardia en la Casa del Señor, junto al rey. 8 Ustedes se pondrán en círculo alrededor del rey, cada uno con las armas en la mano. Cualquiera que intente forzar las filas morirá. Permanezcan junto al rey dondequiera que vaya”.
9
Los centuriones ejecutaron exactamente todo lo que les había ordenado el sacerdote Iehoiadá. Cada uno de ellos tomó a sus hombres –los que entraban de servicio y los que eran relevados el día sábado– y se presentaron ante el sacerdote Iehoiadá. 10 El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David que estaban en la Casa del Señor. 11 Los guardias se apostaron, cada uno con sus armas en la mano, desde el lado sur hasta el lado norte de la Casa, delante del altar y delante de la Casa, para formar un círculo alrededor del rey. 12 Entonces Iehoiadá hizo salir al hijo del rey y le impuso la diadema y el Testimonio. Se lo constituyó rey, se lo ungió, y todos aplaudieron, aclamando: “¡Viva el rey!”.

La muerte de Atalía

2 Crón. 23. 12-21
13 Atalía oyó el griterío de la gente que corría, y se dirigió hacia la Casa del Señor, donde estaba el pueblo. 14 Y al ver al rey de pie sobre el estrado, como era costumbre, a los jefes y las trompetas junto al rey, y a todo el pueblo del país que estaba de fiesta y tocaba las trompetas, rasgó sus vestiduras y gritó: “¡Traición!”. 15 Entonces el sacerdote Iehoiadá impartió órdenes a los centuriones encargados de la tropa, diciéndoles: “¡Háganla salir de entre las filas! Si alguien la sigue, que sea pasado al filo de la espada”. Porque el sacerdote había dicho: “Que no la maten en la Casa del Señor”. 16 La llevaron a empujones, y por el camino de la entrada de los Caballos llegó a la casa del rey; allí la mataron.
17
Iehoiadá selló la alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, comprometiéndose este a ser el pueblo del Señor; y también selló una alianza entre el rey y el pueblo. 18 Luego, todo el pueblo del país se dirigió al templo de Baal, lo derribó y destrozó por completo sus altares y sus imágenes. Y a Matán, el sacerdote de Baal, lo mataron delante de los altares.
El sacerdote estableció puestos de guardia en la Casa del Señor. 19
Después tomó a los centuriones, a los carios, a los guardias y a todo el pueblo del país; hicieron descender al rey de la Casa del Señor, y por el camino de la puerta de la Escolta, llegaron a la casa del rey. Joás se sentó en el trono real. 20 Toda la gente del país se alegró y la ciudad permaneció en calma. A Atalía la habían pasado al filo de la espada en la casa del rey. 

El reinado de Joás en Judá (835-796)

2 Crón. 24. 1-2
12 1 Joás tenía siete años cuando inició su reinado. 2 Comenzó a reinar en el séptimo año de Jehú, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibia, y era de Berseba. 3 Joás hizo lo que es recto a los ojos del Señor durante toda su vida, porque el sacerdote Iehoiadá lo había instruido. 4 Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos.

La restauración del Templode Jerusalén

2 Crón. 24. 4-14
5 Joás dijo a los sacerdotes: “Todo el dinero que se aporte a la Casa del Señor como ofrenda consagrada –el dinero en moneda corriente, los aranceles personales según los recursos de cada uno, y todo el dinero que aporte cada uno a la Casa del Señor por propia voluntad– 6 lo recibirán los sacerdotes para sí mismos, cada uno de la gente que conoce, y tendrán que reparar las partes deterioradas de la Casa, allí donde sea necesario”.
7
Pero el vigesimotercer año del rey Joás, los sacerdotes no habían reparado aún las partes deterioradas de la Casa. 8 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Iehoiadá y a los demás sacerdotes, y les dijo: “¿Por qué no reparan las partes deterioradas de la Casa? En adelante, ya no recibirán más dinero de la gente que conocen, sino que lo entregarán para reparar la Casa”. 9 Los sacerdotes estuvieron de acuerdo en no recibir dinero del pueblo y en tener que reparar las partes deterioradas de la Casa.
10
Luego el sacerdote Iehoiadá tomó un cofre, le hizo una abertura en la tapa, y lo colocó al lado del altar, a la derecha de quien entra en la Casa del Señor. Y los sacerdotes guardianes del umbral depositaban allí todo el dinero que se aportaba para la Casa del Señor. 11 Cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el secretario del rey subía con el sumo sacerdote a recoger y contar el dinero que se encontraba en la Casa del Señor. 12 Después de haberlo contado, ponían el dinero en manos de los que dirigían las obras, de los supervisores de la Casa del Señor, y ellos lo empleaban para pagar a los carpinteros y constructores que trabajaban en la Casa del Señor, 13 a los albañiles y a los talladores de piedras, y también para comprar la madera y las piedras talladas con que se reparaba la Casa del Señor. Así se cubrían todos los gastos necesarios para reparar la Casa. 14 Sin embargo, con el dinero que se aportaba para la Casa del Señor no se hacían fuentes de plata, ni cuchillos, ni aspersorios, ni trompetas, ni objetos de oro o plata, 15 sino que se lo entregaba a los que dirigían las obras, y ellos lo empleaban para reparar la Casa del Señor. 16 Y no se pedía cuenta a los hombres que recibían el dinero para pagar a los obreros, porque obraban a conciencia. 17 El dinero de los sacrificios de reparación y de los sacrificios por el pecado, no se lo destinaba a la Casa del Señor, sino que era para los sacerdotes.

La invasión arameay asesinato de Joás

2 Crón. 24. 23-27
18 Por ese entonces, Jazael, rey de Arám, subió a combatir contra Gat y se apoderó de ella. Luego Jazael se dispuso a subir contra Jerusalén. 19 Joás, rey de Judá, tomó todos los objetos que habían consagrado Josafat, Jorám y Ocozías, sus padres, reyes de Judá, y los que él mismo había consagrado, así como también todo el oro que había en los tesoros de la Casa del Señor y de la casa del rey, y envió todo eso a Jazael, rey de Arám. Así este se alejó de Jerusalén.
20
El resto de los hechos de Joás y todo lo que él hizo, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 21 Sus servidores se sublevaron, urdieron una conspiración y asesinaron a Joás en Bet Miló, mientras él bajaba hacia Silá. 22 Iozacar, hijo de Simat, y Iehozabad, hijo de Somer, sus servidores, fueron los que lo hirieron de muerte. Lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Su hijo Amasías reinó en lugar de él. 

El reinado de Joacaz en Israel (820-803)

13 1 El vigésimo tercer año de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Joacaz, hijo de Jehú, y reinó diecisiete años. 2 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y persistió en los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, sin apartarse de ellos.
3
La ira del Señor se encendió contra Israel, y lo entregó en manos de Jazael, rey de Arám, y de Ben Hadad, hijo de Jazael, todo aquel tiempo. 4 Joacaz aplacó al Señor, y el Señor lo escuchó, al ver cómo el rey de Arám oprimía a Israel. 5 Entonces el Señor dio a Israel un salvador, que lo liberó del dominio de Arám, y los israelitas vivieron tranquilos en sus carpas como antes. 6 Pero no se apartaron de los pecados con que Jeroboám había hecho pecar a Israel: persistieron en ellos, y aún el poste sagrado permaneció erigido en Samaría. 7 Por eso el Señor no le dejó a Joacaz más que un ejército de cincuenta jinetes, diez carros de guerra y mil hombres de a pie. Porque el rey de Arám había hecho perecer a los demás, y los había reducido a polvo que se pisotea.
8
El resto de los hechos de Joacaz y todo lo que él hizo, todas sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 9 Joacaz se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron en Samaría. Su hijo Joás reinó en lugar de él.

El reinado de Joás en Israel (803-787)

10 El trigésimo séptimo año de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Joás, hijo de Joacaz, y reinó dieciséis años. 11 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor; no se apartó de ninguno de los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, y persistió en ellos.
12
El resto de los hechos de Joás y todo lo que él hizo, así como la valentía con que luchó contra Amasías, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 13 Joás se fue a descansar con sus padres, y Jeroboám se sentó en su trono. Joás fue sepultado en Samaría con los reyes de Israel.

Último anuncio y muerte de Eliseo

14 Eliseo contrajo la enfermedad que lo llevaría a la muerte. Joás, rey de Israel, bajó a visitarlo y se echó llorando sobre su rostro, mientras decía: “¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!”. 15 Eliseo le dijo: “Toma un arco y unas flechas”. Él tomó un arco y unas flechas, 16 y Eliseo dijo al rey de Israel: “Tiende el arco”. Él lo tendió; Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey, 17 y dijo: “Abre la ventana que da hacia el este”. Él la abrió, y Eliseo dijo: “¡Tira!”. Cuando el rey tiró, Eliseo dijo: “¡Flecha de victoria para el Señor! ¡Flecha de victoria contra Arám! Tú derrotarás a Arám en Afec hasta el exterminio”.
18
Luego dijo Eliseo: “Toma las flechas”. Él las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel: “¡Lánzalas contra la tierra!”. Él las lanzó tres veces y se detuvo. 19 El hombre de Dios se irritó contra él y le dijo: “Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Arám hasta el exterminio; pero ahora, no derrotarás a Arám más que tres veces”.
20
Eliseo murió y lo enterraron. Había unas bandas moabitas que todos los años incursionaban por el país. 21 Una vez, unos que estaban enterrando a un hombre, al divisar a una de esas bandas, arrojaron al muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y apenas el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie.

Victoria de Joás sobre los arameos

22 Jazael, rey de Arám, había oprimido a Israel durante todo el tiempo de Joacaz. 23 Pero el Señor se apiadó de los israelitas y les tuvo compasión; se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos: hasta entonces, él no los había arrojado lejos de su presencia. 24 Jazael, rey de Arám, murió, y su hijo Ben Hadad reinó en lugar de él. 25 Entonces Joás, hijo de Joacaz, recuperó del poder de Ben Hadad, hijo de Jazael, las ciudades que Jazael había arrebatado con las armas a su padre Joacaz. Joás lo derrotó tres veces, y así recuperó las ciudades de Israel 


LOS REYES DE ISRAEL Y DE JUDÁHASTA LA CAÍDA DE SAMARÍA



El reinado de Amasías en Judá (811-782)

2 Crón. 25. 1-4
14 1 El segundo año de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, inició su reinado Amasías, hijo de Joás, rey de Judá. 2 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Iehoadán, y era de Jerusalén. 3 Él hizo lo que es recto a los ojos del Señor, aunque no como su padre David. Obró en todo como lo había hecho su padre Joás. 4 Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos.
5
Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían dado muerte al rey, su padre. 6 Pero no hizo matar a los hijos de los homicidas, cumpliendo lo que está escrito en la Ley de Moisés, donde el Señor prescribió lo siguiente: “No se hará morir a los padres por las culpas de los hijos, ni a los hijos por las de los padres, sino que se hará morir a cada uno por su propio pecado”.

La victoria de Amasías sobre Edómy su derrota frente a Israel

2 Crón. 25. 11-12, 17-24
7 Amasías derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, en número de diez mil, y tomó por asalto la Roca, a la que llamó Iocteel, nombre que conserva hasta el día de hoy.
8
Entonces Amasías envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: “¡Ven a enfrentarte conmigo cara a cara!”. 9 Pero Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: “El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Dale tu hija por esposa a mi hijo. Pero un animal salvaje del Líbano pasó y pisoteó el cardo. 10 Porque has derrotado a Edóm, tu corazón se ha engreído. ¡Disfruta de tu gloria, pero quédate en tu casa! ¿Para qué comprometerte en una guerra desastrosa y sucumbir, tú y Judá contigo?”.
11
Pero Amasías no hizo caso. Entonces subió Joás, rey de Israel, y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet Semes de Judá. 12 Judá fue derrotado ante Israel, y cada uno huyó a su carpa. 13 Joás, rey de Israel, tomó prisionero en Bet Semes a Amasías, hijo de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá. Luego fue a Jerusalén y abrió una brecha de doscientos metros en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Ángulo. 14 Se apoderó de todo el oro y la plata y de todos los objetos que había en la Casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey, se llevó algunos rehenes, y se volvió a Samaría.
15
El resto de los hechos de Joás, lo que él hizo, sus hazañas y cómo combatió contra Amasías, rey de Judá, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 16 Joás se fue a descansar con sus padres, y lo sepultaron en Samaría con los reyes de Israel. Su hijo Jeroboám reinó en lugar de él.

Fin del reinado de Amasías

2 Crón. 25. 25 - 26. 2
17 Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
18
El resto de los hechos de Amasías, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Judá? 19 En Jerusalén se urdió una conspiración contra él, y él huyó a Laquis, pero lo hicieron perseguir hasta Laquis y allí le dieron muerte. 20 Después lo trasladaron sobre unos caballos, y fue sepultado con sus padres en Jerusalén, en la Ciudad de David.
21
Todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 22 Él fue quien reconstruyó a Elat y la recuperó para Judá, después que el rey Amasías se fue a descansar con sus padres.

El reinado de Jeroboám II en Israel (787-747)

23 El año decimoquinto de Amasías, hijo de Joás, comenzó a reinar en Samaría Jeroboám, hijo de Joás, rey de Israel, y reinó cuarenta y un años. 24 Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y no se apartó de ninguno de los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel. 25 Él restableció las fronteras de Israel, desde la Entrada de Jamat hasta el mar de la Arabá, conforme a la palabra que había dicho el Señor, el Dios de Israel, por medio de su servidor el profeta Jonás, hijo de Amitai, que era de Gat Jéfer. 26 Porque el Señor había visto la amarga humillación de Israel, donde no había ni esclavo, ni hombre libre, ni nadie que socorriera a Israel. 27 El Señor no había decidido borrar el nombre de Israel debajo del cielo, y lo salvó por medio de Jeroboám, hijo de Joás.
28
El resto de los hechos de Jeroboám y todo lo que él hizo, así como la valentía con que combatió y cómo recuperó para Israel a Damasco y Jamat, que habían pertenecido a Judá, ¿no está escrito todo eso en el libro de los Anales de los reyes de Israel? 29 Jeroboám se fue a descansar con sus padres, con los reyes de Israel. Su hijo Zacarías reinó en lugar de él. 

El reinado de Azarías en Judá (781-740)

2 Crón. 26. 3-4, 19-23
15
2 der Könige (BPD) 8