Proverbs (BPD) 1



Título y finalidad de la obra

1 1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel,
2
para conocer la sabiduría y la instrucción, para entender las palabras profundas,
3
para obtener una instrucción esmerada–justicia, equidad y rectitud–
4
para dar perspicacia a los incautos, y al joven, ciencia y reflexión;
6
para entender los proverbios y las sentencias agudas, las palabras de los sabios y sus enigmas.
5
Que escuche el sabio, y acrecentará su saber, y el inteligente adquirirá el arte de dirigir.
7
El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.


ELOGIO Y RECOMENDACIÓN DE LA SABIDURÍA


Advertencia preliminar

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,
9
porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.

Contra las malas compañías

10 Hijo mío, si los pecadores intentan seducirte,tú no aceptes.
11
Si ellos dicen: “Ven con nosotros, tendamos una emboscada sangrienta, acechemos por puro gusto al inocente;
12
traguémoslos vivos como el Abismo, todos enteros, como los que bajan a la Fosa;
13
hallaremos toda clase de bienes preciosos, llenaremos nuestras casas con el botín;
14
tendrás tu parte igual que nosotros, todos haremos una bolsa común”:
15
hijo mío, no los acompañes por el camino, retira tus pies de sus senderos,
16
porque sus pies corren hacia el mal y se apresuran para derramar sangre.
17
Pero en vano se tiende la red, si pueden verla todos los pájaros:
18
ellos tienden contra sí mismos una emboscada sangrienta, están al acecho contra sus propias vidas.
19
Tal es la suerte del que obtiene ganancias injustas:le quitan la vida al que las posee.

Llamado y amenazas de la Sabiduría

20 La Sabiduría clama por las calles, en las plazas hace oír su voz;
21
llama en las esquinas más concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad, dice sus palabras:
22
“¿Hasta cuándo, incautos, amarán la ingenuidad? ¿Hasta cuándo los insolentes se complacerán en su insolencia y los necios aborrecerán la ciencia?
23
Tengan en cuenta mi reproche: yo voy a abrirles mi corazón y les haré conocer mis palabras.
24
Porque llamo y ustedes se resisten, extiendo mi mano y nadie presta atención,
25
porque ustedes desoyen todos mis consejos y no aceptan mi reproche,
26
yo, a mi vez, me reiré de la ruina de ustedes, me burlaré cuando los asalte el terror,
27
cuando los invada el terror como una tormenta y les llegue la ruina como un huracán, cuando les sobrevengan la angustia y la tribulación.
28
Entonces me llamarán, y yo no responderé,me buscarán ansiosamente, y no me encontrarán.
29
Porque ellos aborrecieron la ciencia y no eligieron el temor del Señor,
30
porque no quisieron mi consejo y despreciaron todos mis reproches,
31
gustarán el fruto de su propia conducta, se hartarán de sus consejos.
32
Porque a los ingenuos los mata su propio extravío y la desidia pierde a los necios,
33
pero el que me escucha vivirá seguro y estará tranquilo, sin temer ningún mal”.

La protección que da la Sabiduría

2            1 Hijo mío, si recibes mis palabras        y guardas contigo mis mandamientos,
2
prestando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento;
3
si llamas a la inteligencia y elevas tu voz hacia el entendimiento,
4
si la buscas como si fuera plata y la exploras como un tesoro,
5
entonces comprenderás el temor del Señor y encontrarás la ciencia de Dios.
6
Porque el Señor da la sabiduría, de su boca proceden la ciencia y la inteligencia.
7
Él reserva su auxilio para los hombres rectos, es un escudo para los que caminan con integridad;
8
él protege los senderos de la equidad y cuida el camino de sus fieles.
9
Entonces comprenderás la justicia y la equidad, la rectitud y todas las sendas del bien.
10
Porque la sabiduría penetrará en tu corazón y la ciencia será la delicia de tu alma;
11
la reflexión cuidará de ti y la inteligencia te protegerá,
12
para librarte del mal camino, del hombre que habla con perversidad;
13
de los que abandonan los senderos de la rectitud, para tomar por caminos tenebrosos;
14
de los que gozan haciendo el mal y se regocijan en las perversiones de la maldad;
15
de los que van por caminos tortuosos y por senderos retorcidos.
16
Así te librarás de la mujer ajena, de la extraña que se vale de palabras seductoras,
17
que abandona al amigo de su juventud y olvida la alianza de su Dios:
18
su casa se hunde en la muerte y sus senderos van hacia las Sombras;
19
los que entren en ella no podrán volver atrás ni alcanzarán los senderos de la vida.
20
Así tú irás por el camino de los buenos y seguirás el sendero de los justos,
21
porque los rectos habitarán la tierra y los hombres íntegros permanecerán en ella.
22
Pero los malvados serán extirpados de la tierra y los traidores serán arrancados de ella.

La Sabiduría y el temor del Señor

3            1 Hijo mío, no olvides mi enseñanza,        y que tu corazón observe mis mandamientos,
2
porque ellos te aportarán largos días, años de vida y prosperidad.
3
Que nunca te abandonen la buena fe y la lealtad: átalas a tu cuello,escríbelas sobre la tabla de tu corazón,
4
y encontrarás favor y aprobación a los ojos de Dios y de los hombres.
5
Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia;
6
reconócelo a él en todos tus caminos y él allanará tus senderos.
7
No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal:
8
eso será un remedio para tu carne y savia para tus huesos.
9
Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todas tus ganancias:
10
así tus graneros se llenarán de trigo y tus lagares desbordarán de vino nuevo.
11
No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te disgustes cuando él te reprende,
12
porque el Señor reprende a los que ama como un padre a su hijo muy querido.

Valor y frutos de la Sabiduría

13 ¡Feliz el hombre que encontró la sabiduría y el que obtiene la inteligencia,
14
porque ganarla vale más que la plata y ella rinde más que el oro fino!
15
Es más preciosa que las perlas y nada apetecible se le puede igualar.
16
En su mano derecha hay larga vida, y en su izquierda, riqueza y gloria.
17
Sus caminos son caminos deliciosos y todos sus senderos son apacibles.
18
Es un árbol de vida para los que se aferran a ella y los que la retienen son felices.
19
Por la sabiduría, el Señor fundó la tierra, por la inteligencia, afianzó los cielos;
20
por su ciencia brotaron los océanos y las nubes destilan el rocío.

La seguridad que da la Sabiduría

21 Conserva, hijo mío, la prudencia y la reflexión; que ellas no se aparten de tus ojos.
22
Ellas serán vida para tu alma y gracia para tu cuello.
23
Entonces irás seguro por el camino y tu pie no tropezará.
24
Si te acuestas, no temblarás, y una vez acostado, tu sueño será agradable.
25
No temerás ningún sobresalto ni a los malvados que llegan como una tormenta.
26
Porque el Señor será tu seguridad y preservará tu pie de la trampa.

La ayuda al prójimo

27 No niegues un beneficio al que lo necesite, siempre que esté en tus manos hacerlo.
28
No digas a tu prójimo: “Vuelve después, mañana te daré”, si tienes con qué ayudarlo.
29
No trames el mal contra tu prójimo, mientras vive confiado junto a ti.
30
No litigues con un hombre sin motivo, si no te ha causado ningún mal.

La suerte final de los impíos

31 No envidies al hombre violento ni elijas ninguno de sus caminos.
32
Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos.
33
La maldición del Señor está en la casa del malvado, pero él bendice la morada de los justos.
34
Él se burla de los insolentes y concede su favor a los humildes.
35
Los sabios heredarán la gloria, pero los necios cargarán con la ignominia.

La Sabiduría, gloria del que la posee

4            1 Escuchen, hijos, la instrucción de un padre,        presten atención, para poder comprender:
2
lo que yo les doy es una sana doctrina, no abandonen mi esperanza.
3
Yo también fui un hijo para mi padre, tierno y muy querido a los ojos de mi madre.
4
Él me decía para instruirme: Que tu corazón retenga mis palabras, observa mis mandamientos y vivirás.
5
Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia, no olvides las palabras de mi boca ni te desvíes de ellas.
6
No la abandones, y ella te protegerá, ámala, y ella te cuidará.
7
El comienzo de la sabiduría es tratar de adquirirla; con todo lo que poseas, adquiere la inteligencia.
8
Apréciala al máximo, y ella te encumbrará; te glorificará, si tú la abrazas.
9
Pondrá en tu cabeza una diadema de gracia, te obsequiará una corona de gloria.

La Sabiduría, guía en el camino

10 Escucha, hijo mío, y recibe mis palabras, y tus años de vida se multiplicarán.
11
Yo te instruyo sobre el camino de la sabiduría, te encamino por senderos rectos.
12
Cuando camines, no se acortará tu paso, y si corres, no tropezarás.
13
Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala bien, porque ella es tu vida.
14
No entres en la senda de los malvados ni avances por el camino de los malos.
15
Evítalo, no pases por allí, desvíate de él, y pasa de largo.
16
Porque ellos no duermen, si no hacen el mal; pierden el sueño, si no hacen caer a alguien,
17
ya que se alimentan con el pan de la maldad y beben el vino de la violencia.
18
La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta que es pleno día.
19
Pero el camino de los malos es como una densa oscuridad: ellos no saben dónde van a tropezar.

La Sabiduría, fuente de vida

20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo, inclina tu oído a mis palabras.
21
Que ellas no se aparten de tus ojos, guárdalas bien dentro de tu corazón,
22
porque son vida para los que las encuentran y salud para todo ser viviente.
23
Con todo cuidado vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida.
24
Aparta de ti las palabras perversas y aleja de tus labios la malicia.
25
Que tus ojos miren de frente y tu mirada vaya derecho hacia adelante.
26
Fíjate bien dónde pones los pies y que sean firmes todos tus caminos.
27
No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, aparta tus pies lejos del mal.

Los falsos encantos de la mujer adúltera

5            1 Hijo mío, atiende a mi sabiduría,        inclina tu oído a mi inteligencia,
2
para que guardes la debida discreción y tus labios conserven la ciencia.
3
Porque los labios de la mujer ajena destilan miel y su paladar es más suave que el aceite,
4
pero al final, ella es amarga como el ajenjo, cortante como una espada de doble filo.
5
Sus pies descienden a la Muerte, sus pasos se precipitan en el Abismo;
6
ella no tiene en cuenta el sendero de la vida, va errante sin saber adonde.

Los peligros del adulterio

7 Por eso, hijos, escúchenme y no se aparten de las palabras de mi boca.
8
Aleja de ella tu camino y no te acerques a la entrada de su casa,
9
no sea que entregues a otros tu honor y tus años, a un hombre cruel;
10
que gente extraña se sacie con tu fuerza y tus trabajos vayan a parar a casa ajena,
11
y que al fin tengas que gemir, cuando estén consumidos tu cuerpo y tu carne.
12
Entonces dirás: “¿Cómo aborrecí la instrucción y mi corazón despreció las advertencias?
13
Yo no escuché la voz de mis maestros ni atendí a los que me enseñaban.
14
Faltó poco para que estuviera en el colmo de la desgracia, en medio de la asamblea y de la comunidad”.

La fidelidad conyugal

15 Bebe el agua de tu cisterna y la que fluye de tu propio pozo.
16
Que tus fuentes no se dispersen hacia afuera ni tus corrientes de agua, por las calles.
17
Que ellas sean para ti solo y que no haya extraños junto a ti.
18
¡Bendita sea tu fuente, y encuentra tu alegría en la mujer de tu juventud, 19 cierva amable, graciosa gacela!
Que en todo tiempo te embriaguen sus amores y estés siempre prendado de su afecto.
20
Hijo mío, ¿por qué te dejarás prendar por la mujer ajena y abrazarás los pechos de una extraña?
21
Los caminos del hombre están bajo la mirada del Señor y él tiene en cuenta todos sus senderos.
22
El malvado será presa de sus propias faltas y quedará atrapado en los lazos de su pecado.
23
Morirá por falta de instrucción y se extraviará por su gran necedad.

Peligros de las fianzas

6            1 Hijo mío, si te has hecho garante de tu prójimo         y has estrechado tu mano en favor de otro,
2
si te has enredado con tus palabras y te has dejado atrapar por tu propia boca,
3
entonces, hijo mío, obra así para librarte, ya que has caído en las manos de tu prójimo: ve a echarte a sus pies e importúnalo,
4
no concedas descanso a tus ojos ni reposo a tus párpados;
5
líbrate como una gacela de la red y como un pájaro de la mano del cazador.

Contra la pereza

6 Fíjate en la hormiga, perezoso, observa sus costumbres y aprende a ser sabio:
7
ella, que no tiene jefe ni capataz ni dueño,
8
se provee de alimento en verano y junta su comida durante la cosecha.
9
¿Hasta cuándo estarás recostado, perezoso, cuándo te levantarás de tu sueño?
10
“Dormir un poco, dormitar otro poco, descansar otro poco de brazos cruzados”:
11
así te llegará la pobreza como un salteador y la miseria como un hombre armado.

Contra los malvados y simuladores

12 Es un infame, un malvado, el que tiene la boca llena de perversidad;
13
guiña el ojo, toca con los pies, hace una seña con los dedos:
14
en su corazón depravado maquina el mal, siempre está sembrando discordias.
15
Por eso, llegará su ruina de repente, será destrozado de improviso y sin remedio.

Las siete cosas abominables

16 Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él una abominación:
17
los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente;
18
el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal,
19
el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos.

Contra el adulterio

20 Observa, hijo mío, el precepto de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre.
21
Átalos a tu corazón constantemente, anúdalos a tu cuello.
22
Que ellos te guíen mientras caminas, que velen sobre ti cuando estás acostado, y conversen contigo cuando despiertas.
23
Porque el precepto es una lámpara, la enseñanza, una luz, y las reglas de la instrucción, un camino de vida,
24
a fin de preservarte de una mala mujer y de la lengua seductora de una extraña.
25
No codicies su hermosura en tu corazón ni te dejes cautivar por sus miradas.
26
Porque el precio de una prostituta es un mendrugo de pan, pero una mujer casada anda a la pesca de una vida lujosa.
27
¿Puede un hombre ponerse fuego en el pecho sin que se inflame su ropa?
28
¿Se puede caminar sobre brasas sin quemarse los pies?
29
Eso le pasa al que se acuesta con la mujer de su prójimo: el que la toque no quedará impune.
30
¿Acaso no se desprecia al ladrón, aunque robe para saciar su apetito cuando tiene hambre?
31
Una vez descubierto, paga siete veces y tiene que entregar todos los bienes de su casa.
32
El que comete adulterio es un insensato, se arruina a sí mismo el que obra así:
33
lo que conseguirá son golpes e ignominia, y su oprobio nunca se borrará.
34
Porque los celos enfurecen al varón, y no tendrá compasión en el día de la venganza;
35
no aceptará ninguna compensación, ni querrá saber nada aunque quieras darle más.

Contra las seducciones de la mujer adúltera

7            1 Hijo mío, observa mis palabras         y atesora mis mandamientos.
2
Observa mis preceptos, y vivirás, guarda mi enseñanza como la pupila de tus ojos.
3
Átalos a tus dedos, escríbelos sobre la tabla de tu corazón.
4
Di a la Sabiduría: “Tú eres mi hermana”, y llama “Amiga” a la Inteligencia,
5
para preservarte de la mujer ajena, de la extraña que se vale de palabras seductoras.
6
Mientras yo estaba a la ventana de mi casa, miré a través de mi reja,
7
y vi entre los incautos, divisé entre los adolescentes a un joven falto de juicio,
8
que pasaba por la calle, junto a la esquina, y se dirigía hacia la casa de ella,
9
en el crepúsculo, al caer el día, en medio de la noche y la oscuridad.
10
De pronto, le sale al paso esa mujer, con aire de prostituta y el corazón lleno de astucia:
11
es bulliciosa, procaz, sus pies no paran en su casa;
12
unas veces en las calles, otras en las plazas, está al acecho en todas las esquinas.
13
Ella lo agarra, lo cubre de besos, y le dice con todo descaro:
14
“Tenía que ofrecer sacrificios de comunión, hoy mismo he cumplido mis votos;
15
por eso salí a tu encuentro, ansiosa por verte, y te encontré.
16
He cubierto mi lecho con mantas de telas multicolores, de hilo de Egipto;
17
he perfumado mi cama con mirra, con áloes y cinamomo.
18
¡Ven! Embriaguémonos de amor hasta la mañana, entreguémonos a las delicias del placer.
19
Porque mi marido no está en casa, ha emprendido un largo viaje,
20
se llevó la bolsa del dinero, no volverá hasta la luna llena”.
21
Así lo persuade con su gran desenvoltura, lo arrastra con sus labios seductores.
22
En seguida, él la sigue, como un buey que es llevado al matadero, como un ciervo que cae en el lazo,
23
hasta que una flecha le atraviesa el hígado, como un pájaro que se precipita en la trampa, sin advertir que está en juego su vida.
24
Y ahora, hijo mío, escúchame, y presta atención a las palabras de mi boca:
25
que tu corazón no se desvíe hacia sus caminos, que no se extravíe por sus senderos,
26
porque son muchas las víctimas que ella hizo caer, y eran fuertes todos los que ella mató:
27
su casa es el camino del Abismo, que baja a las cámaras de la Muerte.

El llamado de la Sabiduría

8            1 ¿No está llamando la Sabiduría         y no hace oír su voz la Inteligencia?
2
En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos,
3
al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz:
4
“A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos.
5
Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez.
6
Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto.
7
Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios.
8
Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso;
9
todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que han hallado la ciencia.
10
Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado.
11
Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar”.

Los tesoros de la Sabiduría

12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión.
13
El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa.
14
A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder.
15
Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia;
16
por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra.
17
Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán.
18
Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia.
19
Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada.
20
Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad,
21
para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.

La Sabiduría en la creación

22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre.
23
Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.
24
Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
25
Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací,
26
cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo.
27
Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano,
28
cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano,
29
cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes,
       cuando afirmaba los cimientos de la tierra,
30
yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo,
31
recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.

Felicidad del que encuentra la Sabiduría

32 Y ahora, hijos, escúchenme:¡felices los que observan mis caminos!
33
Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden!
34
¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa!
35
Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor;
36
pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte.

El banquete de la Sabiduría

9            1 La Sabiduría edificó su casa,         talló sus siete columnas,
2
inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa.
3
Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad:
4
“El que sea incauto, que venga aquí”. Y al falto de entendimiento, le dice:
5
“Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé.
6
Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia”.

La corrección de los sabios y de los necios

7 El que corrige a un insolente se atrae la ignominia, y el que reprende a un malvado, el deshonor.
8
No reprendas a un insolente, no sea que te odie; reprende a un sabio, y te amará.
9
Da al sabio y se hará más sabio aún, instruye al justo y ganará en saber.
10
El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, y la ciencia del Santo es la inteligencia.
11
Porque tus días se multiplicarán gracias a mí y se añadirán años a tu vida.
12
Si eres sabio, lo eres para ti, si eres insolente, tú solo lo sufrirás.

La invitación de la Necedad

13 La señora Necedad es turbulenta, es estúpida y no sabe nada.
14
Ella se sienta a la puerta de su casa, en una silla, sobre las alturas de la ciudad,
15
para gritar a los transeúntes que van derecho por el camino:
16
“El que sea incauto, que venga aquí”. Y al falto de entendimiento, le dice:
17
“¡Las aguas robadas son dulces y el pan quitado a escondidas, delicioso!”.
18
Pero él no sabe que allí están las Sombras, y sus invitados, en las profundidades del Abismo.

PRIMERA COLECCIÓNDE PROVERBIOS SALOMÓNICOS


10  1 Proverbios de Salomón.
Un hijo sabio es la alegría de su padre,pero un hijo necio es la aflicción de su madre.
2
Tesoros mal adquiridos no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte.
3
El Señor no deja que el justo sufra hambre, pero rechaza la avidez de los malvados.
4
La mano indolente empobrece, pero el brazo laborioso enriquece.
5
El que junta en verano es un hombre precavido, el que duerme en la cosecha es despreciable.
6
Las bendiciones descienden sobre el justo, la boca de los malvados encubre la violencia.
7
La memoria del justo es bendecida, pero el nombre de los malvados se pudrirá.
8
El de corazón sabio acepta los mandamientos, pero el de labios necios va a la perdición.
9
El que camina con integridad camina seguro, el que sigue caminos tortuosos será descubierto.
10
El que guiña el ojo hace sufrir, el que reprende con franqueza da tranquilidad.
11
La boca del justo es una fuente de vida, pero la de los malvados encubre la violencia.
12
El odio provoca altercados, pero el amor cubre todas las faltas.
13
En labios del inteligente se encuentra la sabiduría, y la vara es para las espaldas del insensato.
14
Los sabios atesoran la ciencia, pero la boca del necio es una ruina inminente.
15
La fortuna del rico es su plaza fuerte, la pobreza de los débiles es su ruina.
16
El salario del justo lleva a la vida, la renta del impío, al pecado.
17
El que respeta la instrucción camina hacia la vida, pero el que rechaza la reprensión se extravía.
18
El que disimula su odio tiene labios mentirosos, y el que levanta una calumnia es un necio.
19
Donde abundan las palabras nunca falta el pecado, el que refrena sus labios es un hombre precavido.
20
Plata acrisolada es la lengua del justo, el corazón de los malvados no vale gran cosa.
21
Los labios del justo sustentan a muchos, pero los necios mueren por falta de sensatez.
22
La bendición del Señor es la que enriquece, y nada le añade nuestro esfuerzo.
23
Cometer una infamia es una diversión para el insensato, y lo mismo es la sabiduría para el hombre inteligente.
24
Al malvado le sucederá lo que teme, y a los justos se les dará lo que desean.
25
Pasa la tormenta, y ya no existe el malvado, pero el justo tiene cimientos eternos.
26
Como vinagre para los dientes y humo para los ojos, así es el perezoso para el que le da un encargo.
27
El temor del Señor acrecienta los días, pero los años de los malvados serán acortados.
28
La esperanza de los justos es alegre, pero la expectativa de los malvados se desvanecerá.
29
El camino del Señor es refugio para el hombre íntegro y ruina para los que hacen el mal.
30
El justo no vacilará jamás, pero los malvados no habitarán la tierra.
31
De la boca del justo brota la sabiduría, pero la lengua perversa será extirpada.
32
Los labios del justo destilan benevolencia, y la boca de los malvados, perversidad.
11
Proverbs (BPD) 1