Apostolicam actuositatem ES



DECRETO

SOBRE EL APOSTOLADO DE LOS SEGLARES


Proemio

1 Queriendo intensificar mas la actividad apostolica del Pueblo de Dios, el Santo Concilio se dirige solicitamente a los cristianos seglares, cuyo papel propio y enteramente necesario en la mision de la Iglesia ya ha mencionado en otros lugares. Porque el apostolado de los laicos, que surge de su misma vocacion cristiana nunca puede faltar en la Iglesia.

Cuan espontanea y cuan fructuosa fuera esta actividad en los origines de la Iglesia lo demuestran abundantemente las mismas Sagradas Escrituras (
Ac 11,19-21 Ac 18,26 Rm 16,1-16 Ph 4,3).

Por nuestros tiempos no exigen menos celo en los laicos, sino que, por el contrario, las circunstancias actuales les piden un apostolado mucho mas intenso y mas amplio. Porque el numero de los hombres, que aumenta de dia en dia, el progreso de las ciencias y de la técnica, las relaciones mas estrechas entre los hombres no solo han extendido hasta lo infinito los campos inmensos del apostolado de los laicos, en parte abiertos solamente a ellos, sino que también han suscitado nuevos problemas que exigen su cuidado y preocupacion diligente.

Y este apostolado se hace mas urgente porque ha crecido muchisimo, como es justo, la autonomia de muchos sectores de la vida humana, y a veces con cierta separacion del orden ético y religioso y con gran peligro de la vida cristiana. Ademas, en muchas regiones, en que los sacerdotes son muy escasos, o, como sucede con frecuencia, se ven privados de libertad en su ministerio, sin la ayuda de los laicos, la Iglesia a duras penas podria estar presente y trabajar.

Prueba de esta multiple y urgente necesidad, y respuesta feliz al mismo tiempo, es la accion del Espiritu Santo, que impele hoy a los laicos mas y mas conscientes de su responsabilidad, y los inclina en todas partes al servicio de Cristo y de la Iglesia.

El Concilio en este decreto se propone explicar la naturaleza, el caracter y la variedad del apostolado seglar, exponer los principios fundamentales y dar las instrucciones pastorales para su mayor eficacia; todo lo cual ha de tenerse como norma en la revision del derecho canonico, en cuanto se refiere el apostolado seglar.



Capitulo I - VOCACION DE LOS LAICOS AL APOSTOLADO


Participacion de los laicos en la mision de la Iglesia

2 La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagacion del Reino de Cristo en toda la tierra, para gloria de Dios Padre, todos los hombres sean participes de la redencion salvadora, y por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo Mistico, dirigida a este fin, se llama apostolado, que ejerce la Iglesia por todos sus miembros y de diversas maneras; porque la vocacion cristiana, por su misma naturaleza, es también vocacion al apostolado. Como en la complexion de un cuerpo vivo ningun miembro se comporta de una forma meramente pasiva, sino que participa también en la actividad y en la vida del cuerpo, asi en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, "todo el cuerpo crece segun la operacion propia, de cada uno de sus miembros" (Ep 4,16).

Y por cierto, es tanta la conexion y trabazon de los miembros

En la Iglesia hay variedad de ministerios, pero unidad de mision. A los Apostoles y a sus sucesores les confirio Cristo el encargo de ensenar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. mas también los laicos hechos participes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la mision de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo.

En realidad, ejercen el apostolado con su trabajo para la evangelizacion y santificacion de los hombres, y para la funcion y el desempeno de los negocios temporales, llevado a cabo con espiritu evangélico de forma que su laboriosidad en este aspecto sea un claro testimonio de Cristo y sirva para la salvacion de los hombres. Pero siendo propio del estado de los laicos el vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, ellos son llamados por Dios para que, fervientes en el espiritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento.

Fundamento del apostolado seglar

3 Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligacion del apostolado por su union con Cristo Cabeza. Ya que insertos en el bautismo en el Cuerpo Mistico de Cristo, robustecidos por la Confirmacion en la fortaleza del Espiritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Senor. Son consagrados como sacerdocio real y gente santa (1P 2,4-10) para ofrecer hostias espirituales por medio de todas sus obras, y para dar testimonio de Cristo en todas las partes del mundo. La caridad, que es como el alma de todo apostolado, se comunica y mantiene con los Sacramentos, sobre todo de la Eucaristia.

El apostolado se ejerce en la fe, en la esperanza y en la caridad, que derrama el Espiritu Santo en los corazones de todos los miembros de la Iglesia. Mas aun, el precepto de la caridad, que es el maximo mandamiento del Senor, urge a todos los cristianos a procurar la gloria de DIos por el advenimiento de su reino, y la vida eterna para todos los hombres: que conozcan al unico Dios verdadero y a su enviado Jesucristo (Jn 17,3)'

Por consiguiente, se impone a todos los fieles cristianos la noble obligacion de trabajar para que el mensaje divino de la salvacion sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra.

Para ejercer este apostolado, el Espiritu Santo, que produce la santificacion del pueblo de Dios por el ministerio y por los Sacramentos, concede también dones peculiares a los fieles (1Co 12,7) "distribuyéndolos a cada uno segun quiere" (1Co 12,11), para que "cada uno, segun la gracia recibida, poniéndola al servicio de los otros", sean también ellos "administradores de la multiforme gracia de Dios" (1P 4,10), para edificacion de todo el cuerpo en la caridad (Ep 4,16).

De la recepcion de estos carismas, incluso de los mas sencillos, procede a cada uno de los creyentes el derecho y la obligacion de ejercitarlos para bien de los hombres y edificacion de la Iglesia, ya en la Iglesia misma ya en el mundo, en la libertad del Espiritu Santo, que "sopla donde quiere" (Jn 3,8), y, al mismo tiempo, en union con los hermanos en Cristo, sobre todo con sus pastores, a quienes pertenece el juzgar su genuina naturaleza y su debida aplicacion, no por cierto para que apaguen el Espiritu, sino con el fin de que todo lo prueben y retengan lo que es bueno (1Th 5,12 1Th 19,21).

La espiritualidad seglar en orden al apostolado

4 Siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen de todo el apostolado de la Iglesia, es evidente que la fecundidad del apostolado seglar depende de su union vital con Cristo, porque dice el Senor: "El que permanece en mi y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mi nada podéis hacer" (Jn 15,4-5). Esta vida de union intima con Cristo en la Iglesia se nutre de auxilios espirituales, que son comunes a todos los fieles, sobre todo por la participacion activa en la Sagrada Liturgia, de tal forma los han de utilizar los fieles que, mientras cumplen debidamente las obligaciones del mundo en las circunstancias ordinarias de la vida, no separen la union con Cristo de las actividades de su vida, sino que han de crecer en ella cumpliendo su deber segun la voluntad de Dios.

Es preciso que los seglares avancen en la santidad decididos y animosos por este camino, esforzandose en superar las dificultades con prudencia y paciencia. Nada en su vida debe ser ajeno a la orientacion espiritual, ni las preocupaciones familiares, ni otros negocios temporales, segun las palabras del Apostol: "Todo cuanto hacéis de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Senor Jesus, dando gracias a Dios Padre por El" (Col 3,17).

Pero una vida asi exige un ejercicio continuo de fe, esperanza y caridad.

Solamente con la luz de la fe y la meditacion de su palabra divina puede uno conocer siempre y en todo lugar a Dios, "en quien vivimos, nos movemos y existimos" (Ac 17,28), buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, sean deudos o extranos, y juzgar rectamente sobre el sentido y el valor de las cosas materiales en si mismas y en consideracion al fin del hombre.

Los que poseen esta fe viven en la esperanza de la revelacion de los hijos de Dios, acordandose de la cruz y de la resurreccion del Senor.

Escondidos con Cristo en Dios, durante la peregrinacion de esta vida, y libres de la servidumbre de las riquezas, mientras se dirigen a los bienes imperecederos, se entregan gustosamente y por entero a la expansion del reino de Dios y a informar y perfeccionar el orden de las cosas temporales con el espiritu cristiano. En medio de las adversidades de este vida hallan la fortaleza de la esperanza, pensando que "los padecimientos del tiempo presente no son nada en comparacion con la gloria que ha de manifestarse en nosotros" (Rm 8,18).

Impulsados por la caridad que procede de Dios hacen el bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe (Ga 6,10), despojandose "de toda maldad y de todo engano, de hipocresias, envidias y maledicencias" (1P 2,1), atrayendo de esta forma los hombres a Cristo. Mas la caridad de Dios que "se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espiritu Santo, que nos ha sido dado" (Rm 5,5) hace a los seglares capaces de expresar realmente en su vida el espiritu de las Bienaventuranzas. Siguiendo a Cristo pobre, ni se abaten por la escasez ni se ensoberbece por la abundancia de los bienes temporales; imitando a Cristo humilde, no ambicionan la gloria vana (Ga 5,26) sino que procuran agradar a Dios antes que a los hombres, preparados siempre a dejarlo todo por cristo (Lc 14,26), a padecer persecucion por la justicia (Cf. M 5,10), recordando las palabras del Senor: "Si alguien quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sigame" (Mt 16,24). Cultivando entre si la amistad cristiana, se ayudan mutuamente en cualquier necesidad.

La espiritualidad de los laicos debe tomar su nota caracteristica del estado de matrimonio y de familia, de solteria o de viudez, de la condicion de enfermedad, de la actividad profesional y social. No descuiden, pues, el cultivo asiduo de las cualidades y dotes convenientes para ello que se les ha dado y el uso de los propios dones recibidos del Espiritu Santo.

Ademas, los laicos que, siguiendo su vocacion, se han inscrito en alguna de las asociaciones o institutos aprobados por la Iglesia, han de esforzarse al mismo tiempo en asimilar fielmente la caracteristica peculiar de la vida espiritual que les es propia. Aprecien también como es debido la pericia profesional, el sentimiento familiar y civico y esas virtudes que exigen las costumbres sociales, como la honradez, el espiritu de justicia, la sinceridad, la delicadeza, la fortaleza de alma, sin las que no puede darse verdadera vida cristiana.

El modelo perfecto de esa vida espiritual y apostolica es la Santisima Virgen Maria, Reina de los Apostoles, la cual, mientras llevaba en este mundo una vida igual que la de los demas, llena de preocupaciones familiares y de trabajos, estaba constantemente unida con su Hijo, coopero de un modo singularisimo a la obra del Salvador; mas ahora, asunta el cielo, "cuida con amor maternal de los hermanos de su Hijo, que peregrinan todavia y se debaten entre peligros y angustias, hasta que sean conducidos a la patria feliz". Honrenla todos devotisimamente y encomienden su vida y apostolado a su solicitud de Madre.


Capitulo II - FINES QUE HAY QUE LOGRAR


Introduccion

5 La obra de la redencion de Cristo, que de suyo tiende a salvar a los hombres, comprende también la restauracion incluso de todo el orden temporal. Por tanto, la mision de la Iglesia no es solo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espiritu evangélico. Por consiguiente, los laicos, siguiendo esta mision, ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: ordenes que, por mas que sean distintos, se compenetran de tal forma en el unico designio de Dios, que el mismo Dios tiende a reasumir, en Cristo, todo el mundo en la nueva creacion, incoactivamente en la tierra, plenamente en el ultimo dia. El laico, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse siempre en ambos ordenes con una conciencia cristiana.

El apostolado de la evangelizacion y santificacion de los hombres

6 La mision de la Iglesia tiende a la santificacion de los hombres, que hay que conseguir con la fe en Cristo y con su gracia. El apostolado, pues, de la Iglesia y de todos sus miembros se ordena, ante todo, al mensaje de Cristo, que hay que revelar al mundo con las palabras y con las obras, y a comunicar su gracia.

Esto se realiza principalmente por el ministerio de la palabra y de los Sacramentos, encomendado especialmente al clero, en el que los laicos tienen que desempenar también un papel importante, para ser "cooperadores de la verdad" incoactivamente aqui en la tierra, plenamente en el cielo(
3Jn 8). En este orden sobre todo se completan mutuamente el apostolado de los laicos y el ministerio pastoral. A los laicos se les presentan innumerables ocasiones para el ejercicio del apostolado de la evangelizacion y de la santificacion. El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas, realizadas con espiritu sobrenatural, tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios, pues dice el Senor: "Asi ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos" (Mt 5,16).

Pero este apostolado no consiste solo en el testimonio de la vida: el verdadero apostol busca las ocasiones de anunciar a Cristo con la palabra, ya a los no creyentes para llevarlos a la fe; ya a los fieles para instruirlos, confirmarlos y estimularlos a una vida mas fervorosa: "la caridad de Cristo nos urge" (2Co 5,14), y en el corazon de todos deben resonar aquellas palabras del Apostol: "¡Ay de mi si no evangelizare"! (1Co 9,16).

Mas como en nuestros tiempos surgen nuevos problemas, y se multiplican los errores gravisimos que pretenden destruir desde sus cimientos todo el orden moral y la misma sociedad humana, este Sagrado Concilio exhorta cordialisimamente a los laicos, a cada uno segun las dotes de su ingenio y segun su saber, a que suplan diligentemente su cometido, conforme a la mente de la Iglesia, aclarando los principios cristianos, defendiéndolos y aplicandolos convenientemente a los problemas actuales.

Instauracion cristiana del orden temporal

7 Este en el plan de Dios sobre el mundo, que los hombres restauren concordemente el orden de las cosas temporales y lo perfeccionen sin cesar.

Todo lo que constituye el orden temporal, a saber, los bienes de la vida y de la familia, la cultura, la economia, las artes y profesiones, las instituciones de la comunidad politica, las relaciones internacionales, y otras cosas semejantes, y su evolucion y progreso, no solamente son subsidios para el ultimo fin del hombre, sino que tienen un valor propio, que Dios les ha dado, considerados en si mismos, o como partes del orden temporal: "Y vio Dios todo lo que habia hecho y era muy bueno" (
Gn 1,31). Esta bondad natural de las cosas recibe una cierta dignidad especial de su relacion con la persona humana, para cuyo servicio fueron creadas.

Plugo, por fin, a Dios el aunar todas las cosas, tanto naturales, como sobrenaturales, en Cristo Jesus "para que tenga El la primacia sobre todas las cosas" (Col 1,18). No obstante, este destino no solo no priva al orden temporal de su autonomia, de sus propios fines, leyes, ayudas e importancia para el bien de los hombres, sino que mas bien lo perfecciona en su valor e importancia propia y, al mismo tiempo, lo equipara a la integra vocacion del hombre sobre la tierra.

En el decurso de la historia, el uso de los bienes temporales ha sido desfigurado con graves defectos, porque los hombres, afectados por el pecado original, cayeron frecuentemente en muchos errores acerca del verdadero Dios, de la naturaleza, del hombre y de los principios de la ley moral, de donde se siguio la corrupcion de las costumbres e instituciones humanas y la no rara conculcacion de la persona del hombre. Incluso en nuestros dias, no pocos, confiando mas de lo debido, en los progresos de las ciencias naturales y de la técnica, caen como en una idolatria de los bienes materiales, haciéndose mas bien siervos que senores de ellos.

Es obligacion de toda la Iglesia el trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y de ordenarlos hacia Dios por Jesucristo. A los pastores atane el manifestar claramente los principios sobre el fin de la creacion y el uso del mundo, y prestar los auxilios morales y espirituales para instaurar en Cristo el orden de las cosas temporales.

Es preciso, con todo, que los laicos tomen como obligacion suya la restauracion del orden temporal, y que, conducidos por la luz del Evangelio y por la mente de la Iglesia, y movidos por la caridad cristiana, obren directamente y en forma concreta en dicho orden; que cooperen unos ciudadanos con otros, con sus conocimientos especiales y su responsabilidad propia; y que busquen en todas partes y en todo la justicia del reino de Dios. Hay que establecer el orden temporal de forma que, observando integramente sus propias leyes, esté conforme con los ultimos principios de la vida cristiana, adaptandose a las variadas circunstancias de lugares, tiempos y pueblos. Entre las obras de este apostolado sobresale la accion social de los cristianos, que desea el Santo Concilio se extienda hoy a todo el ambito temporal, incluso a la cultura.

La accion caritativa como distintivo del apostolado cristiano

8 Si bien todo el ejercicio del apostolado debe proceder y recibir su fuerza de la caridad, algunas obras, por su propia naturaleza, son aptas para convertirse en expresion viva de la misma caridad, que quiso Cristo Senor fuera prueba de su mision mesianica (Mt 11,4-5).

El mandamiento supremo en la ley es amar a Dios de todo corazon y al projimo como a si mismo (Mt 22,27-40). Ahora bien, Cristo hizo suyo este mandamiento de caridad para con el projimo y lo enriquecio con un nuevo sentido, al querer hacerse El un mismo objeto de la caridad con los hermanos, diciendo: "Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi

me lo hicisteis" (Mt 25,40). El, pues, tomando la naturaleza humana, se asocio familiarmente todo el género humano, con una cierta solidaridad sobrenatural, y constituyo la caridad como distintivo de sus discipulos con estas palabras: "En esto conoceran todos que sois mis discipulos, si tenéis caridad unos con otros (Jn 13,35).

Como la santa Iglesia en sus principios, reuniendo el agape de la Cena Eucaristica, se manifestaba toda unida en torno de Cristo por el vinculo de la caridad, asi en todo tiempo se reconoce siempre por este distintivo de amor, y al paso que se goza con las empresas de otros, reivindica las obras de caridad como deber y derecho suyo, que no puede enajenar. Por lo cual la misericordia para con los necesitados y enfermos, y las llamadas obras de caridad y de ayuda mutua para aliviar todas las necesidades humanas son consideradas por la Iglesia con un singular honor.

Estas actividades y estas obras se han hecho hoy mucho mas urgentes y universales, porque los medios de comunicacion son mas expeditos, porque se han acortado las distancias entre los hombre y porque los habitantes de todo el mundo vienen a ser como los miembros de una familia. La accion caritativa puede y debe llegar hoy a todos los hombres y a todas las necesidades. Donde haya hombres que carecen de comida y bebida, de vestidos, de hogar, de medicinas, de trabajo, de instruccion, de los medios necesarios para llevar una vida verdaderamente humana, que se ven afligidos por las calamidades o por la falta de salud, que sufren en el destierro o en la carcel, alli debe buscarlos y encontrarlos la caridad cristiana, consolarlos con cuidado diligente y ayudarlos con la prestacion de auxilios. Esta obligacion se impone, ante todo, a los hombres y a los pueblos que viven en la prosperidad.

Para que este ejercicio de la caridad sea verdaderamente extraordinario y aparezca como tal, es necesario que se vea en el projimo la imagen de Dios segun la cual ha sido creado, y a Cristo Senor a quien en realidad se ofrece lo que se da al necesitado; se considere como la maxima delicadeza la libertad y dignidad de la persona que recibe el auxilio; que no se manche la pureza de intencion con ningun interés de la propia utilidad o por el deseo de dominar; se satisfaga ante todo a las exigencias de la justicia, y no se brinde como ofrenda de caridad lo que ya se debe por titulo de justicia; se quiten las causas de los males, no solo los defectos, y se ordene el auxilio de forma que quienes lo reciben se vayan liberando poco a poco de la dependencia externa y se vayan bastando por si mismos.

Aprecien, por consiguiente, en mucho los laicos y ayuden en la medida de sus posibilidades las obras de caridad y las organizaciones de asistencia social, sean privadas o publicas, o incluso internacionales, por las que se hace llegar a todos los hombres y pueblos necesitados un auxilio eficaz, cooperando en esto con todos los hombres de buena voluntad.


Capitulo III - VARIOS CAMPOS DE APOSTOLADO


Introduccion

9 Los laicos ejercen un apostolado multiple, tanto en la Iglesia como en el mundo. En ambos ordenes se abren varios campos de actividad apostolica, de los que queremos recordar aqui los principales, que son : las comunidades de la Iglesia, la familia, la juventud, el ambito social, el orden nacional e internacional. Como en nuestros tiempos participan las mujeres cada vez mas activamente en toda la vida social, es de sumo interés su mayor participacion también en los campos del apostolado de la Iglesia.

Las comunidades de la Iglesia

10 Los laicos tienen su papel activo en la vida y en la accion de la Iglesia, como participes que son del oficio de Cristo Sacerdote, profeta y rey. Su accion dentro de las comunidades de la Iglesia es tan necesaria que sin ella el mismo apostolado de los pastores muchas veces no puede conseguir plenamente su efecto.

Pues los laicos de verdadero espiritu apostolico, a la manera de aquellos hombre y mujeres que ayudaban a Pablo en el Evangelio (
Ac 18,18-26 Rm 16,3), suplen lo que falta a sus hermanos y reaniman el espiritu tanto de los pastores como del resto del pueblo fiel (1Co 16,17-18).

Porque nutridos ellos mismos con la participacion activa en la vida liturgica de su comunidad, cumplen solicitamente su cometido en las obras apostolicas de la misma; conducen hacia la Iglesia a los que quiza andaban alejados; cooperan resueltamente en la comunicacion de la palabra de Dios, sobre todo con la instruccion catequética; con la ayuda de su pericia hacen mas eficaz el cuidado de las almas e incluso la administracion de los bienes de la Iglesia.

La parroquia presenta el modelo clarisimo del apostolado comunitario, reduciendo a la unidad todas las diversidades humanas que en ella se encuentran e insertandolas en la Iglesia universal. Acostumbrense los laicos a trabajar en la parroquia intimamente unidos a sus sacerdotes; a presentar a la comunidad de la Iglesia los problemas propios y los del mundo, los asuntos que se refieren a la salvacion de los hombres, para examinarlos y solucionarlos por medio de una discusion racional; y a ayudar segun sus fuerzas a toda empresa apostolica y misionera de su familia eclesiastica.

Cultiven sin cesar el sentido de diocesis, de la que la parroquia es como un célula, siempre prontos a aplicar también sus esfuerzos en las obras diocesanas a la invitacion de su Pastor. Mas aun, para responder a las necesidades de las ciudades y de los sectores rurales, no limiten su cooperacion dentro de los limites de la parroquia o de la diocesis, procuren mas bien extenderla a campos interparroquiales, interdiocesanos, nacionales o internacionales, sobre todo porque, aumentando cada vez mas la emigracion de los pueblos, en el incremento de las relaciones mutuas y la facilidad de las comunicaciones, no permiten que esté encerrada en si misma ninguna parte de la sociedad. por tanto, vivan preocupados por las necesidades del pueblo de Dios, disperso en toda la tierra. Hagan sobre todo labor misionera, prestando auxilios materiales e incluso personales. puesto que es obligacion honrosa de los cristianos devolver a Dios parte de los bienes que de El reciben.

La familia

11 Habiendo establecido el Creador del mundo la sociedad conyugal como principio y fundamento de la sociedad humana, convirtiéndola por su gracia en sacramento grande... en Cristo y en la Iglesia (Ep 5,32), el apostolado de los conyuges y de las familias tiene una importancia trascendental tanto para la Iglesia como para la sociedad civil.

Los conyuges cristianos son mutuamente para si, para sus hijos y demas familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Ellos son para sus hijos los primeros predicadores de la fe y los primeros educadores; los forman con su palabra y con su ejemplo para la vida cristiana y apostolica, los ayudan con mucha prudencia en la eleccion de su vocacion y cultivan con todo esmero la vocacion sagrada que quiza han descubierto en ellos.

Siempre fue deber de los conyuges y constituye hoy parte principalisima de su apostolado, manifestar y demostrar con su vida la indisolubilidad y la santidad del vinculo matrimonial; afirmar abiertamente el derecho y la obligacion de educar cristianamente la prole, propio de los padres y tutores; defender la dignidad y legitima autonomia de la familia. Cooperen, por tanto, ellos y los demas cristianos con los hombres de buena voluntad a que se conserven incolumes estos derechos en la legislacion civil; que en el gobierno de la sociedad se tengan en cuenta las necesidades familiares en cuanto se refiere a la habitacion, educacion de los ninos, condicion de trabajo, seguridad social y tributos; que se ponga enteramente a salvo la convivencia doméstica en la organizacion de emigraciones.

Esta mision la ha recibido de Dios la familia misma para que sea la célula primera y vital de la sociedad. Cumplira esta mision si, por la piedad mutua de sus miembros y la oracion dirigida a Dios en comun, se presenta como un santuario doméstico de la Iglesia; si la familia entera toma parte en el culto liturgico de la Iglesia; si, por fin, la familia practica activamente la hospitalidad, promueve la justicia y demas obras buenas al servicio de todos los hermanos que padezcan necesidad. Entre las varias obras de apostolado familiar pueden recordarse las siguientes: adoptar como hijos a ninos abandonados, recibir con gusto a los forasteros, prestar ayuda en el régimen de las escuelas, ayudar a los jovenes con su consejo y medios economicos, ayudar a los novios a prepararse mejor para el matrimonio, prestar ayuda a la catequesis, sostener a los conyuges y familias que estan en peligro material o moral, proveer a los ancianos no solo de los indispensable, sino procurarles los medios justos del progreso economico.

Siempre y en todas partes, pero de una manera especial en las regiones en que se esparcen las primeras semillas del Evangelio, o la Iglesia esta en sus principios, o se halla en algun peligro grave, las familias cristianas dan al mundo el testimonio preciosisimo de Cristo conformando toda su vida al Evangelio y dando ejemplo del matrimonio cristiano.

Para lograr mas facilmente los fines de su apostolado puede ser conveniente que las familias se reunan por grupos.

Los jovenes

12 Los jovenes ejercen en la sociedad moderna un influjo de gran interés. Las circunstancias de su vida, el modo de pensar e incluso las mismas relaciones con la propia familia han cambiado mucho. Muchas veces pasan demasiado rapidamente a una nueva condicion social y economica. Pero el paso que aumenta de dia en dia su influjo social, e incluso politico, se ven como incapacitados para sobrellevar convenientemente esas nuevas cargas.

Este su influjo, acrecentado en la sociedad, exige de ellos una actividad apostolica semejante, pero su misma indole natural los dispone a ella. Madurando la conciencia de la propia personalidad, impulsados por el ardor de su vida y por su energia sobreabundante, asumen la propia responsabilidad y desean tomar parte en la vida social y cultural: celo, que si esta lleno del espiritu de Cristo, y se ve animado por la obediencia y el amor hacia los pastores de la Iglesia, permite esperar frutos abundantes. (Ellos deben convertirse en los primeros e inmediatos apostoles, de los jovenes, ejerciendo el apostolado entre si, teniendo en consideracion el medio social en que viven).

Procuren los adultos entablar dialogo amigable con los jovenes, que permita a unos y a otros, superada la distancia de edad, conocerse mutuamente y comunicarse entre si lo bueno que cada uno tiene. Los adultos estimulen hacia el apostolado a la juventud, sobre todo en el ejemplo, y cuando haya oportunidad, con consejos prudentes y auxilios eficaces. Los jovenes, por su parte, llénense de respeto y de confianza para con los adultos, y aunque, naturalmente, se sientan inclinados hacia las novedades, aprecien sin embargo como es debido las loables tradiciones.

También los ninos tienen su actividad apostolica. Segun su capacidad, son testigos vivientes de Cristo entre sus companeros.

El medio social

13 El apostolado en el medio social, es decir, el esfuerzo por llenar de espiritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes, y las estructuras de la comunidad en que uno vive, hasta tal punto es deber y carga de los laicos, que nunca lo pueden realizar convenientemente otros. En este campo, los laicos pueden ejercer perfectamente el apostolado de igual a igual. En él cumplen el testimonio de la vida por el testimonio de la palabra. En el campo del trabajo, o de la profesion, o del estudio, o de la vivienda, o del descanso, o de la convivencia son muy aptos los laicos para ayudar a los hermanos.

Los laicos cumplen esta mision de la Iglesia en el mundo, ante todo, por aquella coherencia de la vida con la fe por la que se convierten en la luz del mundo; por su honradez en cualquier negocio, que atrae a todos hacia el amor de la verdad y del bien, y por fin a Cristo y a la Iglesia; por la caridad fraterna, por la que participan de las condiciones de la vida de los trabajos y de los sufrimientos y aspiraciones de los hermanos, y disponen insensiblemente los corazones de todos hacia la operacion de la gracia salvadora; con la plena conciencia de su papel en la edificacion de la sociedad, por la que se esfuerzan en saturar sus preocupaciones domésticas, sociales y profesionales de magnanimidad cristiana. De esta forma ese modo de proceder va penetrando poco a poco en el ambiente de la vida del trabajo.

Este apostolado debe abrazar a todos los que se encuentran junto a él, y no debe excluir ningun bien espiritual o material que pueda hacerles. pero los verdaderos apostoles, lejos de contentarse con esta actividad, ponen todo su empeno en anunciar a Cristo a sus projimos, incluso de palabra. Porque muchos hombres no pueden escuchar el Evangelio ni conocer a Cristo mas que por sus vecinos seglares.

Orden nacional e internacional

14 El campo del apostolado se abre extensamente en el orden nacional e internacional, en que los laicos, sobre todo, son los dispensadores de la sabiduria cristiana. En el amor a la patria y en el fiel cumplimiento de los deberes civiles, siéntanse obligados los catolicos a promover el verdadero bien comun, y hagan pesar de esta forma su opinion para que el poder civil se ejerza justamente y las leyes respondan a los principios morales y al bien comun. Los catolicos peritos en los asuntos publicos, y firmes como es debido en la fe y en la doctrina catolica, no rehusen desempenar cargos publicos, ya que por ellos, bien administrados, pueden procurar el bien comun y preparar a un tiempo el camino al Evangelio.

Procuren los catolicos cooperar con todos los hombres de buena voluntad en promover cuanto hay de verdadero, de justo, de santo, de amable (
Ph 4,8). Dialoguen con ellos, superandolos en prudencia y humanidad, e investiguen acerca de las instituciones sociales y publicas, para perfeccionarlas segun el espiritu del Evangelio.

Entre las caracteristicas de nuestro tiempo hay que contar, especialmente, con el creciente e inevitable sentimiento de solidaridad de todos los pueblos: el promoverlo solicitamente y convertirlo en sincero y verdadero afecto de fraternidad es deber del apostolado de los laicos. Los laicos, ademas, deben conocer el nuevo campo internacional y los problemas y soluciones ya doctrinales, ya practicas que en él se originan, sobre todo respecto a los pueblos en vias de desarrollo.

Piensen todos los que trabajan en naciones extranas, o les ayudan, que las relaciones entre los pueblos deben ser una comunicacion fraterna, en que ambas partes dan y reciben. Y los que viajan por motivos de obras internacionales, o de negocios, o de descanso, no olviden que son en todas partes también heraldos viajeros de Cristo, y han de portarse como tales con toda verdad.


Apostolicam actuositatem ES