Ad gentes ES



DECRETO

SOBRE LA ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA



Proemio

1 La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser "el sacramento universal de la salvacion", obedeciendo el mandato de su Fundador (Mc 16,15), por exigencias intimas de su misma catolicidad, se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los hombres. Porque los Apostoles mismos, en quienes esta fundada la Iglesia, siguiendo las huellas de Cristo, "predicaron la palabra de la verdad y engendraron las Iglesias". Obligacion de sus sucesores es dar perpetuidad a esta obra para que "la palabra de Dios sea difundida y glorificada" (2Th 3,1), y se anuncie y establezca el reino de Dios en toda la tierra.

Mas en el presente orden de cosas, del que surge una nueva condicion de la humanidad, la Iglesia, sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5,13-14), se siente llamada con mas urgencia a salvar y renovar a toda criatura para que todo se instaure en Cristo y todos los hombres constituyan en El una unica familia y un solo Pueblo de Dios.

Por lo cual este Santo Concilio, mientras da gracias a Dios por las obras realizadas por el generoso esfuerzo de toda la Iglesia, desea delinear los principios de la actividad misional y reunir las fuerzas de todos los fieles para que el Pueblo de Dios, caminando por la estrecha senda de la cruz, difunda por todas partes el reino de Cristo, Senor que preside de los siglos (Si 36,19), y prepara los caminos a su venida.


CAPITULO I - PRINCIPIOS DOCTRINALES

Designio del Padre

2 La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la mision del Hijo y del Espiritu Santo, segun el designio de Dios Padre. pero este designio dimana del "amor fontal" o de la caridad de Dios Padre, que, siendo Principio sin principio, engendra al Hijo, y a través del Hijo procede el Espiritu Santo, por su excesiva y misericordiosa benignidad, creandonos libremente y llamandonos ademas sin interés alguno a participar con El en la vida y en la gloria, difundio con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de forma que el que es Creador del universo, se haga por fin "todo en todas las cosas" (1Co 15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra felicidad. Pero plugo a Dios llamar a los hombres a la participacion de su vida no solo en particular, excluido cualquier género de conexion mutua, sino constituirlos en pueblo, en el que sus hijos que estaban dispersos se congreguen en unidad (Jn 11,52).

Mision del Hijo

3 Este designio universal de Dios en pro de la salvacion del género humano no se realiza solamente de un modo secreto en la mente de los hombres, o por los esfuerzos, incluso de tipo religioso, con los que los hombres buscan de muchas maneras a Dios, para ver si a tientas le pueden encontrar; aunque no esta lejos de cada uno de nosotros (Ac 17,27), porque estos esfuerzos necesitan ser iluminados y sanados, aunque, por benigna determinacion del Dios providente, pueden tenerse alguna vez como pedagogia hacia el Dios verdadero o como preparacion evangélica. Dios, para establecer la paz o comunion con El y armonizar la sociedad fraterna entre los hombres, pecadores, decreto entrar en la historia de la hUmanidad de un modo nuevo y definitivo enviando a su Hijo en nuestra carne para arrancar por su medio a los hombres del poder de las tinieblas y de Satanas (Col 1,13 Ac 10,38), y en El reconciliar consigo al mundo (Cfg. 2Co 5,19). A El, por quien hizo el mundo, lo constituyo heredero de todo a fin de instaurarlo todo en El (Ep 1,10).

Cristo Jesus fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los hombres. Por ser Dios habita en El corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Col 2,9); segun la naturaleza humana, nuevo Adan, lleno de gracia y de verdad (Jn 1,14), es constituido cabeza de la humanidad renovada. Asi, pues, el Hijo de Dios siguio los caminos de la Encarnacion verdadera: para hacer a los hombres participes de la naturaleza divina; se hizo pobre por nosotros, siendo rico, para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (2Co 8,9).

El Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redencion de muchos, es decir, de todos (Mc 10,45). Los Santos Padres proclaman constantemente que no esta sanado lo que no ha sido asumido por Cristo. Pero tomo la naturaleza humana integra, cual se encuentra en nosotros miserables y pobres, a excepcion del pecado (He 4,15); 9,28). De si mismo afirmo Cristo, a quien el Padre santifico y envio al mundo (Jn 10,36): "El Espiritu del Senor esta sobre mi, porque me ungio, y me envio a evangelizar a los pobres, a sanar a los contritos de corazon, a predicar a los cautivos la libertad y a los ciegos la recuperacion de la vista" (Lc 4,18), y de nuevo: "El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido" (Lc 19,10).

Mas lo que el Senor ha predicado una vez o lo que en El se ha obrado para la salvacion del género humano hay que proclamarlo y difundirlo hasta los confines de la tierra (Ac 1,8), comenzando por Jerusalén (Lc 24,47), de suerte que lo que ha efectuado una vez para la salvacion de todos consiga su efecto en la sucesion de los tiempos.

Mision del Espiritu Santo

4 Y para conseguir esto envio Cristo al Espiritu Santo de parte del Padre, para que realizara interiormente su obra salvifica e impulsara a la Iglesia hacia su propia dilatacion. Sin duda, el Espiritu Santo obraba ya en el mundo antes de la glorificacion de Cristo. Sin embargo, descendio sobre los discipulos en el dia de Pentecostés, para permanecer con ellos eternamente (Jn 14,16), la Iglesia se manifesto publicamente delante de la multitud, empezo la difusion del Evangelio entre las gentes por la predicacion, y por fin quedo prefigurada la union de los pueblos en la catolicidad de la fe por la Iglesia de la Nueva Alianza, que en todas las lenguas se expresa, las entiende y abraza en la caridad y supera de esta forma la dispersion de Babel. Fue en Pentecostés cuando empezaron "los hechos de los Apostoles", como habia sido concebido Cristo al venir al Espiritu Santo sobre la Virgen Maria, y Cristo habia sido impulsado a la obra de su ministerio, bajando el mismo Espiritu Santo sobre El mientras oraba.

Mas el mismo Senor Jesus, antes de entregar libremente su vida por el mundo, ordeno de tal suerte el ministerio apostolico y prometio el Espiritu Santo que habia de enviar, que ambos quedaron asociados en la realizacion de la obra de la salud en todas partes y para siempre. El Espiritu Santo "unifica en la comunion y en el servicio y provee de diversos dones jerarquicos y carismaticos", a toda la Iglesia a través de los tiempos, vivificando las instituciones eclesiasticas como alma de ellas e infundiendo en los corazones de los fieles el mismo impulso de mision del que habia sido llevado el mismo Cristo. Alguna vez también se anticipa visiblemente a la accion apostolica, lo mismo que la acompana y dirige incesantemente de varios modos.

La Iglesia, enviada por Cristo

5 El Senor Jesus, ya desde el principio "llamo a si a los que El quiso, y designo a doce para que lo acompanaran y para enviarlos a predicar" (Mc 3,13 Mt 10,1-42). De esta forma los Apostoles fueron los gérmenes del nuevo Israel y al mismo tiempo origen de la sagrada Jerarquia. Después el Senor, una vez que hubo completado en si mismo con su muerte y resurreccion los misterios de nuestra salvacion y de la renovacion de todas las cosas, recibio todo poder en el cielo y en la tierra (Mt 28,18), antes de subir al cielo (Ac 1,4-8), fundo su Iglesia como sacramento de salvacion, y envio a los Apostoles a todo el mundo, como El habia sido enviado por el Padre (Jn 20,21), ordenandoles: "Id, pues, ensenad a todas las gentes, bautizandolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo: ensenandoles a observar todo cuanto yo os he mandado" (Mt 28,19s).

"Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado se salvara, mas el que no creyere se condenara" (Mc 16,15-16). Por ello incumbe a la Iglesia el deber de propagar la fe y la salvacion de Cristo, tanto en virtud del mandato expreso, que de los Apostoles heredo el orden de los Obispos con la cooperacion de los presbiteros, juntamente con el sucesor de Pedro, Sumo Pastor de la Iglesia, como en virtud de la vida que Cristo infundio en sus miembros "de quien todo el cuerpo, coordinado y unido por los ligamentos en virtud del apoyo, segun la actividad propia de cada miembro y obra el crecimiento del cuerpo en orden a su edificacion en el amor" (Ep 4,16). La mision, pues, de la Iglesia se realiza mediante la actividad por la cual, obediente al mandato de Cristo y movida por la caridad del Espiritu Santo, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y pueblos para conducirlos a la fe, la libertad y a la paz de Cristo por el ejemplo de la vida y de la predicacion, por los sacramentos y demas medios de la gracia, de forma que se les descubra el camino libre y seguro para la plena participacion del misterio de Cristo.

Siendo asi que esta mision continua y desarrolla a lo largo de la historia la mision del mismo Cristo, que fue enviado a evangelizar a los pobres, la Iglesia debe caminar, por mocion del Espiritu Santo, por el mismo camino que Cristo siguio, es decir, por el camino de la pobreza, de la obediencia, del servicio, y de la inmolacion de si mismo hasta la muerte, de la que salio victorioso por su resurreccion. pues asi caminaron en la esperanza todos los Apostoles, que con muchas tribulaciones y sufrimientos completaron lo que falta a la pasion de Cristo en provecho de su Cuerpo, que es la Iglesia. Semilla fue también, muchas veces, la sangre de los cristianos.

Actividad misionera

6 Este deber que tiene que cumplir el Orden de los Obispos, presidio por el sucesor de Pedro, con la oracion y cooperacion de toda la Iglesia, es unico e idéntico en todas partes y en todas las condiciones, aunque no se realice del mismo modo segun las circunstancias. Por consiguiente, las diferencias que hay que reconocer en esta actividad de la Iglesia no proceden de la naturaleza misma de la mision, sino de las circunstancias en que esta mision se ejerce.

Estas condiciones dependen, a veces, de la Iglesia, y a veces también, de los pueblos, de los grupos o de los hombres a los que la mision se dirige. Pues, aunque la Iglesia contenga en si la totalidad o la plenitud de los medios de salvacion, ni siempre ni en un momento obra ni puede obrar con todos sus recursos, sino que, partiendo de modestos comienzos, avanza gradualmente en su esforzada actividad por realizar el designio de Dios; mas aun, en ocasiones, después de haber incoado felizmente el avance, se ve obligada a deplorar de nuevo un regreso, o a lo menos se detiene en un estado de semiplenitud y de insuficiencia. pero en cuanto se refiere a los hombres, a los grupos y a los pueblos, tan solo gradualmente, establece contacto y se adentra en ellos, y de esta forma los trae a la plenitud catolica.

Pero a cualquier condicion o situacion deben corresponder acciones propias y medios adecuados.

Las empresas peculiares con que los heraldos del Evangelio, enviados por la Iglesia, yendo a todo el mundo, realizan el encargo de predicar el Evangelio y de implantar la Iglesia misma entre los pueblos o grupos que todavia no creen en Cristo, comunmente se llaman "misiones", que se llevan a cabo por la actividad misional, y se desarrollan, de ordinario, en ciertos territorios reconocidos por la Santa Sede.

El fin propio de esta actividad misional es la evangelizacion e implantacion de la Iglesia en los pueblos o grupos en que todavia no ha arraigado. De suerte que de la semilla de la palabra de Dios crezcan las Iglesias autoctonas particulares en todo el mundo suficientemente organizadas y dotadas de energias propias y de madurez, las cuales, provistas convenientemente de su propia Jerarquia unida al pueblo fiel y de medios connaturales al plano desarrollo de la vida cristiana, aportes su cooperacion al bien de toda la Iglesia.

El medio principal de esta implantacion es la predicacion del Evangelio de Jesucristo, para cuyo anuncio envio el Senor a sus discipulos a todo el mundo, para que los hombres regenerados se agreguen por el Bautismo a la Iglesia que como Cuerpo del Verbo Encarnado se nutre y vive de la palabra de Dios y del pan eucaristico.

Es esta actividad misional de la Iglesia se entrecruzan, a veces, diversas condiciones: en primer lugar de comienzo y de plantacion, y luego de novedad o de juventud. La accion misional de la Iglesia no cesa después de llenar esas etapas, sino que, constituidas ya las Iglesias particulares, pesa sobre ellas el deber de continuar y de predicar el Evangelio a cuantos permanecen fuera.

Ademas, los grupos en que vive la Iglesia cambian completamente con frecuencia por varias causas, de forma que pueden originarse condiciones enteramente nuevas. Entonces la Iglesia tiene que ponderar si estas condiciones exigen de nuevo su actividad misional. Ademas en ocasiones, se dan tales circunstancias que no permiten, por algun tiempo, proponer directa e inmediatamente el mensaje del Evangelio; entonces las misiones pueden y deben dar testimonio al menos de la caridad y bondad de Cristo con paciencia, prudencia y mucha confianza, preparando asi los caminos del Senor y hacerlo presente de algun modo.

Asi es manifiesto que la actividad misional fluye intimamente de la naturaleza misma de la Iglesia, cuya fe salvifica propaga, cuya unidad catolica realiza dilatandola, sobre cuya apostolicidad se sostiene, cuyo afecto colegial de Jerarquia ejercita, cuya santidad testifica, difunde y promueve.

Por ello la actividad misional entre las gentes se diferencia tanto de la actividad pastoral que hay que desarrollar con los fieles, cuanto de los medios que hay que usar para conseguir la unidad de los cristianos. Ambas actividades, sin embargo, estan muy estrechamente relacionadas con la accion misional de la Iglesia. Pero la division de los cristianos perjudica a la santa causa de la predicacion del Evangelio a toda criatura, y cierra a muchos la puerta de la fe. Por lo cual la causa de la actividad misional y la del restablecimiento de la unidad de los cristianos estan estrechamente unidas: la necesidad de la mision exige a todos los bautizados reunirse en una sola grey, para poder dar, de esta forma, testimonio unanime de Cristo, su Senor, delante de todas las gentes. pero si todavia no pudieron dar plenamente testimonio de una sola fe, es necesario, por lo menos, que se vean animados de mutuo aprecio y caridad.

Causas y necesidad de la actividad misionera

7 La razon de esta actividad misional se basa en la voluntad de Dios, que "quiere que todos los hombres sean salvos y vengas al conocimiento de la verdad. porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el Hombre Cristo Jesus, que se entrego a si mismo para redencion de todos", "y en ningun otro hay salvacion". Es, pues, necesario que todos se conviertan a El, una vez conocido por la predicacion del Evangelio, y a El y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo.

Porque Cristo mismo, "inculcando expresamente por su palabra la necesidad de la fe y del bautismo, confirmo, al mismo tiempo, la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por la puerta del bautismo. Por lo cual no podrian salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundo, por medio de Jesucristo, la Iglesia Catolica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella".

Pues aunque el Senor puede conducir por caminos que El sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe,sin la cual es imposible agradarle, la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva integra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad.

Por ella el Cuerpo mistico de Cristo reune y ordena indefectiblemente sus energias para su propio crecimiento. Los miembros de la Iglesia son impulsados para su consecucion por la caridad con que aman a Dios, y con la que desean comunicar con todos los hombres en los bienes espirituales propios, tanto de la vida presente como de la venidera.

Y por fin, por esta actividad misional se glorifica a Dios plenamente, al recibir los hombres, deliberada y cumplidamente, su obra de salvacion, que completo en Cristo. Asi se realiza por ella el designio de Dios, al que sirvio Cristo con obediencia y amor para gloria del Padre que lo envio, para que todo el género humano forme un solo Pueblo de Dios, se constituya en Cuerpo de Cristo, se estructure en un templo del Espiritu Santo; lo cual, como expresion de la concordia fraterna, responde, ciertamente, al anhelo intimo de todos los hombres.

Y asi por fin, se cumple verdaderamente el designio del Creador, al hacer al hombre a su imagen y semejanza, cuando todos los que participan de la naturaleza humana, regenerados en Cristo por el Espiritu Santo, contemplando unanimes la gloria de Dios, puedan decir: "Padre nuestro".

Actividad misionera en la vida y en la historia humana

8 La actividad misional tiene también una conexion intima con la misma naturaleza humana y sus aspiraciones. Porque manifestando a Cristo, la Iglesia descubre a los hombres la verdad genuina de su condicion y de su vocacion total, porque Cristo es el principio y el modelo de esta humanidad renovada, llena de amor fraterno, de sinceridad y de espiritu pacifico, a la que todos aspiran. Cristo y la Iglesia, que da testimonio de El por la predicacion evangélica, trascienden toda particularidad de raza y de nacion, y por tanto nadie y en ninguna parte puede ser tenido como extrano.

El mismo Cristo es la verdad y el camino manifiesto a todos por la prediccion evangélica, cuando hace resonar en todos los oidos estas palabras del mismo Cristo: "Haced penitencia y creed en el Evangelio". Y como el que no cree ya esta juzgado, las palabras de Cristo son, a un tiempo, palabras de condenacion y de gracia, de muerte y de vida. Pues solo podemos acercarnos a la novedad de la vida exterminando todo lo antiguo: cosa que en primer lugar se aplica a las personas, pero también puede decirse de los diversos bienes de este mundo, marcados a un tiempo con el pecado del hombre y con la bendicion de Dios: "Pues todos pecaron y todos estan privados de la gloria de Dios".

Nadie por si y sus propias fuerzas se libra del pecado, ni se eleva sobre si mismo; nadie se ve enteramente libre de su debilidad, de su soledad y de su servidumbre, sino que todos tienen necesidad de Cristo modelo, maestro, liberador, salvador y vivificador. En realidad, el Evangelio fue el fermento de la libertad y del progreso en la historia humana, incluso temporal, y se presenta constantemente como germen de fraternidad, de unidad y de paz. No carece, pues, de motivo el que los fieles celebren a Cristo como esperanza de las gentes y salvador de ellas".

Caracter escatologico de la actividad misionera

9 El tiempo de la actividad misional discurre entre la primer ay la segunda venida del Senor, en que la Iglesia, como la mies, sera recogida de los cuatro vientos en el Reino de Dios. Es, pues, necesario predicar el Evangelio a todas las gentes antes que venga el Senor (Mc 13,10).

La actividad misional es nada mas y nada menos que la manifestacion o epifania del designio de Dios y su cumplimiento en el mundo y en su historia, en la que Dios realiza abiertamente, por la mision, la historia de la salud. Por la palabra de la predicacion y por la celebracion de los sacramentos, cuyo centro y cumbre es la Sagrada Eucaristia, la actividad misionera hace presente a Cristo autor de la salvacion.

Libera de contactos malignos todo cuanto de verdad y de gracia se hallaba entre las gentes como presencia velada de Dios y lo restituye a su Autor, Cristo, que derroca el imperio del diablo y aparta la multiforme malicia de los pecadores. Asi, pues, todo lo bueno que se halla sembrado en el corazon y en la mente de los hombres, en los propios ritos y en las culturas de los pueblos, no solamente no perece, sino que es purificado, elevado y consumado para gloria de Dios, confusion del demonio y felicidad del hombre. Asi la actividad misional tiende a la plenitud escatologica: pues por ella se dilata el Pueblo de Dios, hasta la medida y el tiempo que el Padre ha fijado en virtud de su poder, pueblo al que se ha dicho proféticamente: "Amplia el lugar de tu tiempo y extiende las pieles que te cubren. ¡No temas!", se aumenta el Cuerpo mistico hasta la medida de la plenitud de Cristo, y el tiempo espiritual en que se adora a Dios en espiritu y en verdad, se amplia y se edifica sobre el fundamento de los Apostoles y de los profetas siendo piedra angular el mismo Cristo Jesus (Ep 2,20).


CAPITULO II - LA OBRA MISIONERA


Introduccion

10 La Iglesia, enviada por Cristo para manifestar y comunicar la caridad de Dios a todos los hombres y pueblos, sabe que le queda por hacer todavia una obra misionera ingente. Pues los dos mil millones de hombre, cuyo numero aumenta sin cesar, que se reunen en grandes y determinados grupos con lazos estables de vida cultural, con las antiguas tradiciones religiosas, con los fuertes vinculos de las relaciones sociales, todavia nada o muy poco oyeron del Evangelio; de ellos unos siguen alguna de las grandes religiones, otras permanecen ajenos al conocimiento del mismo Dios, otros niegan expresamente su existencia e incluso a veces lo persiguen.

La Iglesia, para poder ofrecer a todos el misterio de la salvacion y la vida traida por Dios, debe insertarse en todos estos grupos con el mismo afecto con que Cristo se unio por su encarnacion a determinadas condiciones sociales y culturales de los hombres con quienes convivio.


ART. 1º EL TESTIMONIO CRISTIANO

Testimonio y dialogo

11 Es necesario que la Iglesia esté presente en estos grupos humanos por medio de sus hijos, que viven entre ellos o que a ellos son enviados. Porque todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, estan obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de la palabra el nombre nuevo de que se revistieron por el bautismo, y la virtud del Espiritu Santo, por quien han sido fortalecidos con la confirmacion, de tal forma que, todos los demas, al contemplar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y perciban, cabalmente, el sentido auténtico de la vid y el vinculo universal de la union de los hombres.

Para que los mismos fieles puedan dar fructuosamente este testimonio de Cristo, reunanse con aquellos hombres por el aprecio y la caridad, reconozcanse como miembros del grupo humano en que viven, y tomen parte en la vida cultural y social por las diversas relaciones y negocios de la vida humana; estén familiarizados con sus tradiciones nacionales y religiosas, descubran con gozo y respeto las semillas de la Palabra que en ellas laten; pero atiendan, al propio tiempo, a la profunda transformacion que se realiza entre las gentes y trabajen para que los hombres de nuestro tiempo, demasiado entregados a la ciencia y a la tecnologia del mundo moderno, no se alejen de las cosas divinas, mas todavia, para que despierten a un deseo mas vehemente de la verdad y de la caridad revelada por Dios.

Como el mismo Cristo escudrino el corazon de los hombres y los ha conducido con un coloquio verdaderamente humano a la luz divina, asi sus discipulos, inundados profundamente por el espiritu de Cristo, deben conocer a los hombres entre los que viven, y tratar con ellos, para advertir en dialogo sincero y paciente las riquezas que Dios generoso ha distribuido a las gentes; y, al mismo tiempo, esfuércense en examinar sus riquezas con la luz evangélica, liberarlas y reducirlas al dominio de Dios Salvador.

Presencia de la caridad

12 La presencia de los fieles cristianos en los grupos humanos ha de estar animada por la caridad con que Dios nos amo, que quiere que también nosotros nos amemos unos a otros. En efecto, la caridad cristiana se extiende a todos sin distincion de raza, condicion social o religion; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues como Dios nos amo con amor gratuito, asi los fieles han de vivir preocupados por el hombre mismo, amandolo con el mismo sentimiento con que Dios lo busco. Pues como Cristo recorria las ciudades y las aldeas curando todos los males y enfermedades, en prueba de la llegada del Reino de Dios, asi la Iglesia se une, por medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condicion, pero especialmente con los pobres y los afligidos, ya ellos se consagra gozosa. Participa en sus gozos y en sus dolores, conoce los anhelos y los enigmas de la vida, y sufre con ellos en las angustias de la muerte. A los que buscan la paz desea responderles en dialogo fraterno ofreciéndoles la paz y la luz que brotan del Evangelio.

Trabajen los cristianos y colaboren con los demas hombres en la recta ordenacion de los asuntos economicos y sociales. Entréguense con especial cuidado a la educacion de los ninos y de los adolescentes por medio de las escuelas de todo género, que hay que considerar no solo como medio excelente para formar y atender a la juventud cristiana, sino como servicio de gran valor a los hombres, sobre todo de las naciones en vias de desarrollo, para elevar la dignidad humana y para preparar unas condiciones de vida mas favorables. Tomen parte, ademas, los fieles cristianos en los esfuerzos de aquellos pueblos que, luchando con el hambre, la ignorancia y las enfermedades, se esfuerzan en conseguir mejores condiciones de vida y en afirmar la paz en el mundo. Gusten los fieles de cooperar prudentemente a este respecto con los trabajos emprendidos por instituciones privadas y publicas, por los gobiernos, por los organismos internacionales, por diversas comunidades cristianas y por las religiones no cristianas.

La Iglesia, con todo, no pretende mezclarse de ninguna forma en el régimen de la comunidad terrena. No reivindica para si otra autoridad que la de servir, con el favor de Dios, a los hombres con amor y fidelidad.

Los discipulos de Cristo, unidos intimamente en su vida y en su trabajo con los hombres, esperan poder ofrecerles el verdadero testimonio de Cristo, y trabajar por su salvacion, incluso donde no pueden anunciar a Cristo plenamente. Porque no buscan el progreso y la prosperidad meramente material de los hombres, sino que promueven su dignidad y union fraterna, ensenando las verdades religiosas y morales, que Cristo esclarecio con su luz, y con ello preparan gradualmente un acceso mas amplio hacia Dios. Con esto se ayuda a los hombres en la consecucion de la salvacion por el amor a Dios y al projimo y empieza a esclarecerse el misterio de Cristo, en quien aparecio el hombre nuevo, creado segun Dios (
Ep 4,24), y en quien se revela el amor divino.


ART. 2º PREDICACION DEL EVANGELIO Y REUNION DEL PUEBLO DE DIOS

Evangelizacion y conversion

13
Dondequiera que Dios abre la puerta de la palabra para anunciar el misterio de Cristo a todos los hombres, confiada y constantemente hay que anunciar al Dios vivo y a Jesucristo enviado por El para salvar a todos, a fin de que los no cristianos abriéndoles el corazon el Espiritu Santo, creyendo se conviertan libremente al Senor y se unan a El con sinceridad, quien por ser "camino, verdad y vida" satisface todas sus exigencias espirituales, mas aun, las colma hasta el infinito.

Esta conversion hay que considerarla ciertamente inicial, pero suficiente para que el hombre perciba que, arrancado del pecado, entra en el misterio del amor de Dios, que lo llama a iniciar una comunicacion personal consigo mismo en Cristo. Puesto que, por la gracia de Dios, el nuevo convertido emprende un camino espiritual por el que, participando ya por la fe del misterio de la Muerte y de la Resurreccion, pasa del hombre viejo al nuevo hombre perfecto segun Cristo. Trayendo consigo este transito un cambio progresivo de sentimientos y de costumbres, debe manifestarse con sus consecuencias sociales y desarrollarse poco a poco durante el catecumenado. Siendo el Senor, al que se confia, blanco de contradiccion, el nuevo convertido sentira con frecuencia rupturas y separaciones, pero también gozos que Dios concede sin medida. La Iglesia prohibe severamente que a nadie se obligue, o se induzca o se atraiga por medios indiscretos a abrazar la fe, lo mismo que vindica enérgicamente el derecho a que nadie sea apartado de ella con vejaciones inicuas.

Investiguense los motivos de la conversion, y si es necesario purifiquense, segun la antiquisima costumbre de la Iglesia.

Catecumenado e iniciacion cristiana

14 Los que han recibido de Dios, por medio de la Iglesia, la fe en Cristo, sean admitidos con ceremonias religiosas al catecumenado; que no es una mera exposicion de dogmas y preceptos, sino una formacion y noviciado convenientemente prolongado de la vida cristiana, en que los discipulos se unen con Cristo su Maestro. Iniciense, pues, los catecumenos convenientemente en el misterio de la salvacion, en el ejercicio de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados que han de celebrarse en los tiempos sucesivos, introduzcanse en la vida de fe, de la liturgia y de la caridad del Pueblo de Dios.

Libres luego de los Sacramentos de la iniciacion cristiana del poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espiritu de hijos de adopcion y asisten con todo el Pueblo de Dios al memorial de la muerte y de la resurreccion del Senor.

Es de desear que la liturgia del tiempo cuaresmal y pascual se restaure de forma que prepare las almas de los catecumenos para la celebracion del misterio pascual en cuyas solemnidades se regeneran para Cristo por medio del bautismo.

Pero esta iniciacion cristiana durante el catecumenado no deben procurarla solamente los catequistas y sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles, y en modo especial los padrinos, de suerte que sientan los catecumenos, ya desde el principio, que pertenecen al Pueblo de Dios. Y como la vida de la Iglesia es apostolica, los catecumenos han de aprender también a cooperar activamente en la evangelizacion y edificacion de la Iglesia con el testimonio de la vida y la profesion de la fe.

Expongase por fin, claramente, en el nuevo Codigo, el estado juridico de los catecumenos. Porque ya estan vinculados a la Iglesia, ya son de la casa de Cristo y, con frecuencia, ya viven una vida de fe, de esperanza y de caridad.


ART. 3º FORMACION DE LA COMUNIDAD CRISTIANA

La Comunidad cristiana

15 El Espiritu Santo, que llama a todos los hombres a Cristo, por la siembra de la palabra y proclamacion del Evangelio, y suscita el homenaje de la fe en los corazones, cuando engendra para una nueva vida en el seno de la fuente bautismal a los que creen en Cristo, los congrega en el unico Pueblo de Dios que es "linaje escogido, sacerdocio real, nacion santa, pueblo de adquisicion".

Los misioneros, por consiguiente, cooperadores de Dios, susciten tales comunidades de fieles que, viviendo conforme a la vocacion a la que han sido llamados, ejerciten las funciones que Dios les ha confiado, sacerdotal, profética y real. De esta forma, la comunidad cristiana se hace signo de la presencia de Dios en el mundo; porque ella, por el sacrificio eucaristico, incesantemente pasa con Cristo al Padre, nutrida cuidadosamente con la palabra de Dios da testimonio de Cristo y, por fin, anda en la caridad y se inflama de espiritu apostolico.

La comunidad cristiana ha de establecerse, desde el principio de tal forma que, en lo posible, sea capaz de satisfacer por si misma sus propias necesidades.

Esta comunidad de fieles, dotada de las riquezas de la cultura de su nacion, ha de arraigar profundamente en el pueblo; florezcan las familias henchidas de espiritu evangélico y ayudeseles con escuelas convenientes; erijanse asociaciones y grupos por los que el apostolado seglar llene toda la sociedad de espiritu evangélico. Brille, por fin, la caridad entre los catolicos de los diversos ritos.

Cultivese el espiritu ecuménico entre los neofitos para que aprecien debidamente que los hermanos en la fe son discipulos de Cristo, regenerados por el bautismo, participes con ellos de los innumerables bienes del Pueblo de Dios. En cuanto lo permitan las condiciones religiosas, promuévase la accion ecuménica de forma que, excluido todo indiferentismo y confusionismo como emulacion insensata, los catolicos colaboren fraternalmente con los hermanos separados, segun las normas del Decreto sobre el Ecumenismo, en la comun profesion de la fe en Dios y en Jesucristo delante de las naciones -en cuanto sea posible- y en la cooperacion en asuntos sociales y técnicos, culturales y religiosos colaboren, por la causa de Cristo, su comun Senor: ¡que su nombre los junte! Esta colaboracion hay que establecerla no solo entre las personas privadas, sino también, a juicio del ordinario del lugar, entre las Iglesias o comunidades eclesiales y sus obras.

Los fieles cristianos, congregados de entre todas las gentes en la Iglesia, "no son distintos de los demas hombres ni por el régimen, ni por la lengua, ni por las instituciones politicas de la vida, por tanto, vivan para DIos y para Cristo segun las costumbres honestas de su pueblo; cultiven como buenos ciudadanos verdadera y eficazmente el amor a la Patria, evitando enteramente el desprecio de las otras razas y el nacionalismo exagerado, y promoviendo el amor universal de los hombres.

Para conseguir todo esto son de grandisimo valor y dignos de especial atencion los laicos, es decir, los fieles cristianos que, incorporados a Cristo por el bautismo, viven en medio del mundo. Es muy propio de ellos, imbuidos del Espiritu Santo, el convertirse en constante fermento para animar y ordenar los asuntos temporales segun el Evangelio de Cristo.

Sin embargo, no basta que el pueblo cristiano esté presente y establecido en un pueblo, ni que desarrolle el apostolado del ejemplo; se establece y esta presente para anunciar con su palabra y con su trabajo a Cristo a sus conciudadanos no cristianos y ayudarles a la recepcion plena de Cristo.

Ahora bien, para la implantacion de la Iglesia y el desarrollo de la comunidad cristiana son necesarios varios ministerios que todos deben favorecer y cultivas diligentemente, con la vocacion de una suscitada de entre la misma congregacion de los fieles, entre los que se cuentan las funciones de los sacerdotes, de los diaconos y de los catequistas y la Accion Catolica. Prestan, asimismo, un servicio indispensable los religiosos y religiosas con su oracion y trabajo diligente, para enraizar y asegurar en las almas el Reino de Cristo y ensancharlo mas y mas.


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