Ad gentes ES 30

Ordenacion local de las misiones

30 para que en el ejercicio de la obra misional se consigan los fines y los efectos propuestos, tengan todos los misioneros "un solo corazon y una sola alma".

Es deber del Obispo, como rector y centro de unidad en el apostolado diocesano, promover, dirigir y coordinar la actividad misionera, pero de modo que se respete y favorezca la actividad espontanea de quienes toman parte en la obra. Todos los misioneros, incluso los religiosos exentos, estan sometidos al Obispo en las diversas obras que se refieren al ejercicio del sagrado apostolado. para lograr una coordinacion mejor, establezca el Obispo, en cuanto le sea posible, un Consejo pastoral en que tomen parte clérigos, religiosos y seglares por medio de delegados escogidos. Procure, ademas, que la actividad apostolica no se limite tan solo a los convertidos, sino que ha de destinar una parte conveniente de operarios y de recursos a la evangelizacion de los no cristianos.

Coordinacion regional

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Traten las Conferencias Episcopales de comun acuerdo los puntos y los problemas mas urgentes, sin descuidar las diferencias locales. Para que no se malogren los escasos recursos de personas y de medios materiales, ni se multipliquen los trabajos sin necesidad, se recomiendo que, uniendo las fuerzas, establezcan obras que sirvan para el bien de todos, como, por ejemplo, seminarios, escuelas superiores y técnicas, centros pastorales, catequisticos, liturgicos y de medios de comunicacion social.

Establézcase también una cooperacion semejante, si es oportuno, entre las diversas Conferencias Episcopales.

Ordenacion de la actividad de los Institutos

32 Es también conveniente coordinar las actividades que desarrollan los Institutos o Asociaciones eclesiasticas. Todos ellos, de cualquier condicion que sean, secunden al ordinario del lugar en todo lo que se refiere a la actividad misional. Por lo cual sera muy provechoso establecer bases particulares que regulen las relaciones entre los ordinarios del lugar y el superior del Instituto.

Cuando a un Instituto se le ha encomendado un territorio, el superior eclesiastico y el Instituto procuren, de corazon, dirigirlo todo para que la comunidad cristiana se desarrolle en iglesia local, que a su debido tiempo sea dirigida por su propio pastor con su clero.

Al cesar la encomienda del territorio se crea una nueva situacion. Establezcan entonces, de comun acuerdo, las Conferencias Episcopales y los Institutos, normas que regulen las relaciones entre los ordinarios del lugar y los Institutos. La Santa Sede establecera los principios generales que han de regular las bases de los contratos regionales o particulares.

Si bien los Institutos estan preparados para continuar la obra empezada, colaborando en el ministerio ordinario de la cura de las almas, sin embargo, al aumentar el clero nativo, habra que procurar que los mismos Institutos, de acuerdo con su propio fin, permanezcan fieles a la misma diocesis encargandose generosamente en obras particulares o de alguna region.

Coordinacion entre Institutos

33 Los Institutos que se dedican a la actividad misional en el mismo territorio conviene que encuentren un buen sistema de coordinar sus trabajos. para ello son muy utiles las Conferencias de religiosos y las reuniones de religiosas, en que tomen parte todos los Institutos de la misma nacion o region. Examinen estas Conferencias qué puede hacerse con el esfuerzo comun y mantengan estrechas relaciones con las Conferencias Episcopales.

Todo lo cual, y por idéntico motivo, conviene extenderlo a la colaboracion de los Institutos misioneros en la tierra patria, de suerte que puedan resolverse los problemas y empresas comunes con mas facilidad y menores gastos, como, por ejemplo, la formacion doctrinal de los futuros misioneros, los cursos para los mismos, las relaciones con las autoridades publicas o con los organos internacionales o supranacionales.

Coordinacion entre los Institutos cientificos

34 Requiriendo el recto y ordenado ejercicio de la actividad misionera que los operarios evangélicos se preparen cientificamente para su trabajos, sobre todo para el dialogo con las religiones y culturas no cristianas, y reciban ayuda eficaz en su ejecucion, se desea que colaboren entre si fraternal y generosamente en favor de las misiones todos los Institutos cientificos que cultivan la misionologia y otras ciencias o artes utiles a las misiones, como la etnologia y la lingüistica, la historia y la ciencia de las religiones, la sociologia, el arte pastoral y otras semejantes.


CAPITULO VI - LA COOPERACION


Introduccion

35 Puesto que toda la Iglesia es misionera y la obra de la evangelizacion es deber fundamental del Pueblo de Dios, el Santo Concilio invita a todos a una profunda renovacion interior a fin de que, teniendo viva conciencia de la propia responsabilidad en la difusion del Evangelio, acepten su cometido en la obra misional entre los gentiles.

Deber misionero de todo el Pueblo de Dios

36 Todos los fieles, como miembros de Cristo viviente, incorporados y asemejados a El por el bautismo, por la confirmacion y por la Eucaristia, tienen el deber de cooperar a la expansion y dilatacion de su Cuerpo para llevarlo cuanto antes a la plenitud (Ep 4,13).

Por lo cual todos los hijos de la Iglesia han de tener viva conciencia de su responsabilidad para con el mundo, han de fomentar en si mismos el espiritu verdaderamente catolico y consagrar sus fuerzas a la obra de la evangelizacion. Conozcan todos, sin embargo, que su primera y principal obligacion por la difusion de la fe es vivir profundamente la vida cristiana. Pues su fervor en el servicio de Dios y su caridad para con los demas aportaran nuevo aliento espiritual a toda la Iglesia, que aparecera como estandarte levantado entre las naciones (Is 11,12) "luz del mundo" (Mt 5,14) y "sal de la tierra" (Mt 5,13). Este testimonio de la vida producira mas facilmente su efecto si se da juntamente con otros grupos cristianos segun las normas del decreto sobre el ecumenismo.

De la renovacion de este espiritu se elevaran espontaneamente hacia Dios plegarias y obras de penitencia para que fecunde con su gracia la obra de los misioneros, surgiran vocaciones misioneras y brotaran los recursos necesarios para las misiones.

Pero para que todos y cada uno de los fieles cristianos conozcan puntualmente el estado actual de la Iglesia en el mundo y escuchen la voz de los que claman : "ayudanos" (Ac 16,9), facilitense noticias misionales, incluso sirviéndose de los medios modernos de comunicacion social, que los cristianos, haciéndose cargo de su responsabilidad en la actividad misional, abran los corazones a las inmensas y profundas necesidades de los hombres y puedan socorrerlos.

Se impone también la coordinacion de noticias y la cooperacion con los organos nacionales e internacionales.

Deber misionero de las comunidades cristianas

37 Viviendo el Pueblo de Dios en comunidades, sobre todo diocesanas y parroquiales, en las que de algun modo se hace visible, a ellas pertenece también dar testimonio de Cristo delante de las gentes.

La gracia de la renovacion en las comunidades no puede crecer si no expande cada una los campos de la caridad hasta los confines de la tierra, y no tiene, de los que estan lejos, una preocupacion semejante a la que siente por sus propios miembros.

De esta forma, toda la comunidad ruega, coopera y actua entre las gentes por medio de sus hijos, que Dios elige para esta empresa altisima.

Sera muy util, a condicion de no olvidar la obra misional universal, mantener comunicacion con los misioneros salidos de la misma comunidad, o con alguna parroquia o diocesis de las misiones para que se haga visible la union entre las comunidades y redunde en edificacion mutua.

Deber misionero de los Obispos

38 Todos los Obispos, como miembros del cuerpo episcopal, sucesor del Colegio de los Apostoles, estan consagrados no solo para una diocesis, sino para la salvacion de todo el mundo. A ellos afecta primaria e inmediatamente, con Pedro y bajo la autoridad de Pedro, el mandato de Cristo de predicar el Evangelio a toda criatura. De ahi procede aquella comunicacion y cooperacion de las Iglesias, tan necesaria hoy para proseguir la obra de evangelizacion. En virtud de esta comunion, cada una de las Iglesias, siente la solicitud de todas las obras, se manifiestan mutuamente sus propias necesidades, se comunican entre si sus bienes, puesto que la dilatacion del cuerpo de Cristo es deber de todo el Colegio episcopal.

Suscitando, promoviendo y dirigiendo el Obispo la obra misional en su diocesis, con la que forma una sola cosa, hace presente y como visible el espiritu y el celo misional del Pueblo de Dios, de suerte que toda la diocesis se hace misionera.

El Obispo debera suscitar en su pueblo, sobre todo entre los enfermos y oprimidos por las calamidades, almas que ofrezcan a dios oraciones y penitencias con generosidad de corazon por la evangelizacion del mundo; fomentar gustosos las vocaciones de los jovenes y de los clérigos a los Institutos misioneros, complaciéndose de que Dios elija algunos para que se consagren a la actividad misional de la Iglesia; exhortar y aconsejar a las congregaciones diocesanas para que asuman su parte en las misiones; promover entre sus fieles las obras de Institutos misioneros, de manera especial las obras pontificias misionales. Estas obras deben ocupar el primer lugar, ya que son los medios de infundir en los catolicos, desde la infancia, el sentido verdaderamente universal y misionero, y de recoger eficazmente los subsidios para bien de todas las misiones, segun las necesidades de cada una.

Pero creciendo cada vez mas la necesidad de operarios en la vina del Senor y deseando los sacerdotes diocesanos, participar cada vez mas en la evangelizacion del mundo, el Sagrado Concilio desea que los Obispos, considerando la gravisima penuria de sacerdotes que impide la evangelizacion de muchas regiones, envien algunos de sus mejores sacerdotes que se ofrezcan a la obra misional, debidamente preparados, a las diocesis que carecen de clero, donde desarrollen, al menos temporalmente, el ministerio misional con espiritu de servicio.

Y para que la actividad misional de los Obispos en bien de toda la Iglesia pueda ejercerse con mas eficacia, conviene que las Conferencias Episcopales dirijan los asuntos referentes a la cooperacion organizada del propio pais. Traten los Obispos en sus Conferencias; del clero diocesano que se ha de consagrar a la evangelizacion de los gentiles; de la tasa determinada que cada diocesis debe entregar todos los anos, segun sus ingresos para la obra de las misiones; de dirigir y ordenar las formas y medios con que se ayude directamente a las mismas; de ayudar y, si es necesario, fundar Institutos misioneros y seminarios del clero diocesano para las misiones; de la manera de fomentar estrechas relaciones entre estos Institutos y las diocesis.

Es propio de las Conferencias Episcopales establecer y promover obras en que sean recibidos fraternalmente y ayudados con cuidado pastoral conveniente los que inmigran de tierras de misiones para trabajar y estudiar. Porque por ellos se acercan de alguna manera los pueblos lejanos y se ofrece a las comunidades ya cristianas desde tiempos remotos una ocasion magnifica de dialogar con los que no oyeron todavia el Evangelio y de manifestarles con servicio de amor y de asistencia la imagen auténtica de Cristo.

Deber misional de los sacerdotes

39 Los presbiteros representan la persona de Cristo y son cooperadores del orden episcopal, en su triple funcion sagrada que se ordena a las misiones por su propia naturaleza. Estén profundamente convencidos que su vida fue consagrada también al servicio de las misiones. Y porque, comunicando con Cristo Cabeza, por su propio ministerio, centrado esencialmente en la Eucaristia -que perfecciona la Iglesia-, y conduciendo a otros a la misma comunicacion, no pueden dejar de sentir lo mucho que les falta para la plenitud del Cuerpo, y cuanto por ende hay que trabajar para que vaya creciendo cada dia. Por consiguiente, organizaran el cuidado pastoral de forma que sea util a la dilatacion de Evangelio entre los no cristianos.

Los presbiteros, en el cuidado pastoral, excitaran y mantendran entre los fieles el celo por la evangelizacion del mundo, instruyéndolos con la catequesis y la predicacion sobre el deber de la Iglesia de anunciar a Cristo a los gentiles; ensenando a las familias cristianas la necesidad y el honor de cultivar las vocaciones misioneras entre los propios hijos; fomentando el fervor misionero en los jovenes de las escuelas y de las asociaciones catolicas de forma que salgan de entre ellos futuros heraldos del Evangelio. Ensenen a los fieles a orar por las misiones y no se avergüencen de pedirles limosna, haciéndose mendigos por Cristo y por la salvacion de las almas.

Los profesores de los seminarios y de las universidades expondran a los jovenes la verdadera situacion del mundo y de la Iglesia para que comprendan claramente la necesidad de una mas esforzada evangelizacion de los no cristianos. En las ensenanzas de las disciplinas dogmaticas, biblicas, morales e historicas hagan notar los motivos misionales, que en ellas se contienen, para ir formando de este modo la conciencia misionera en los futuros sacerdotes.

Deber misionero de los Institutos de perfeccion

40 Los Institutos religiosos de vida contemplativa y activa tuvieron hasta ahora, y siguen teniendo, la mayor parte en la evangelizacion del mundo. El Sagrado Concilio reconoce gustoso sus méritos, y da gracias a Dios por tantos servicios prestados a la gloria de Dios y al bien de las almas, y les exhorta a que sigan sin desfallecer en la obra comenzada, sabiendo, como saben, que la virtud de la caridad, que deben cultivar perfectamente por exigencias de su vocacion, les impulsa y obliga al espiritu y al trabajo verdaderamente catolico.

Los Institutos de vida contemplativa tienen una importancia singular en la conversion de las almas por sus oraciones, obras de penitencia y tribulaciones, porque es Dios quien, por medio de la oracion, envia obreros a su mies, abre las almas de los nos cristianos, para escuchar el Evangelio y fecunda la palabra de salvacion en sus corazones. Mas aun: se ruega a estos Institutos que funden casas en los paises de misiones, como ya lo han hecho algunos, para que, viviendo alli de una forma acomodada a las tradiciones genuinamente religiosas de los pueblos, den su precioso testimonio entre los no cristianos de la majestad y de la caridad de Dios, y de la union en cristo.

Los Institutos de vida activa, por su parte, persigan o no un fin estrictamente misional, preguntense sinceramente delante de Dios si pueden extender su actividad para la expansion del Reino de Dios entre los gentiles; si pueden dejar a otros algunos ministerios, de suerte que dediquen también sus fuerzas a las misiones; si pueden comenzar su actividad en las misiones, adaptando, si es preciso, sus Constituciones, fieles siempre a la mente del Fundador; si sus miembros participan segun sus posibilidades, en la accion misional; si su género de vida es un testimonio acomodado al espiritu del Evangelio y a la condicion del pueblo.

Creciendo cada dia en la Iglesia, por inspiracion del Espiritu Santo, los Institutos seculares, su trabajo, bajo la autoridad del Obispo, puede resultar fructuoso en las misiones de muchas maneras, como senal de entrega plena a la evangelizacion del mundo.

Deber misional de los laicos

41 Los laicos cooperan a la obra de evangelizacion de la Iglesia y participan de su mision salvifica a la vez como testigos y como instrumentos vivos, sobre todo si, llamados por Dios, son destinados por los Obispos a esta obra.

En las tierras ya cristianas, los laicos cooperan a la obra de evangelizacion, fomentando en si mismos y en los otros el conocimiento y el amor de las misiones, suscitando las vocaciones en la propia familia, en las asociaciones catolicas y en las escuelas, ofreciendo ayudas de cualquier género, para dar a otros el don de la fe, que ellos recibieron gratuitamente.

En las tierras de misiones, los laicos, sean extranjeros o nativos, ensenen en las escuelas, administren los bienes temporales, colaboren en la actividad parroquial y diocesana, establezcan y promuevan diversas formas de apostolado seglar para que los fieles de las Iglesias jovenes puedan, cuanto antes, asumir su propio papel en la vida de la Iglesia.

Los laicos, por fin, presten de buen grado su cooperacion economico-social a los pueblos en vias de desarrollo; cooperacion que es tanto mas de alabar, cuanto mas se relacione con la creacion de aquellas instituciones que atanen a las estructuras fundamentales de la vida social, y se ordenan a la formacion de quienes tienen la responsabilidad de la nacion.

Son signos de elogio especial los seglares que, con sus investigaciones historicas o cientificas-religiosas promueven el conocimiento de los pueblos y de las religiones en las universidades o institutos cientificos, ayudando asi a los heraldos del Evangelio y preparando el dialogo con los no cristianos.

Colaboren fraternalmente con otros cristianos, y con los no cristianos, sobre todo con los miembros de asociaciones internacionales, teniendo siempre presente que "la edificacion de la ciudad terrena se funda en el Senor y a El se dirige".

Para cumplir todos estos cometidos, los laicos necesitan preparacion técnica y espiritual, que debe darse en institutos destinados a este fin, para que su vida sea testimonio de Jesucristo entre los no cristianos segun la frase del Apostol: "No seais objeto de escandalo ni para Judios, ni para Gentiles, ni para la Iglesia de Dios, lo mismo que yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi conveniencia, sino la de todos para que se salven" (
1Co 10,32-33).

Conclusion

42 Los Padres del Concilio, juntamente con el Romano Pontifice, sintiendo vivamente la obligacion de difundir en todas partes el Reino de Dios, saludan con gran amor a todos los heraldos del Evangelio, sobre todo a los que padecen persecucion por el nombre de Cristo, hechos participes de sus sufrimientos.

Ellos se encienden en el mismo amor en que ardia Cristo por los hombres. Pero, sabedores de que es Dios quien hace que su Reino venga a la tierra, ruegan juntamente con todos los fieles cristianos que, por intercesion de la Virgen Maria, Reina de los Apostoles, sean atraidos los gentiles cuanto antes al conocimiento de la verdad (
1Tm 2,4), y la claridad de Dios que resplandece en el rostro de Cristo Jesus, brille para todos por el Espiritu Santo (2Co 4,6).

Todas y cada una de las cosas contenidas en este Decreto han obtenido el beneplacito de los Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, en virtud de la potestad apostolica recibida de Cristo, juntamente con los Venerables Padres, las aprobamos, decretamos y establecemos en el Espiritu Santo, y mandamos que lo asi decidido conciliarmente sea promulgado para gloria de Dios.

Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965.

Yo, PABLO, Obispo de la Iglesia catolica



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