Fdez-Carvajal: Antologia



Antología de Textos para hacer oración y para la meditación

Autor: Francisco Fdez-Carvajal

Ediciones Palabra



ACCIONS DE GRACIAS

Citas de la Sagrada Escritura

Debemos dar gracias a Dios por todos los beneficios.

¿Qué podré yo dar a Yavé, por todos los beneficios que me ha hecho? Levantaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre de Yavé. (Ps 115,12).

¡Bendice, alma mía, a Yavé, y bendiga todo mi ser su santo nombre!¡Bendice, alma mia, a Yavé y no olvides ninguno de sus favores! (Ps 102,1-2).

No olvides el beneficio de tu fiador, pues se empeñó por ti. (Si 29,20).

Frecuentes gracias del Señor al Padre:

Mt 15,36 Mc 14,23 Jn 6,11.

Debe ser la actitud normal del cristiano

Y la paz de Cristo reine en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados en un solo cuerpo. Sed agradecidos. (Col 3,15).

Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones acompañadas de acción de gracias. Ph 4,6.

Orad sin cesar. Dad en todo gracias a Dios, porque tal es su voluntad en Cristo Jesús respecto de vosotros. 1Th 5,17.

Dar gracias en toda ocasión.

Y todo cuanto hacéis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por El. Col 3,17.

Entre las diversas virtudes cristianas, San Pablo recomienda gratitud: Col 3,15.

A Timoteo le ruega que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por los reyes por todos los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y dignidad. 1Tm 2,1.

San Pablo da también gracias al Señor por haberle fortalecido haberle juzgado fiel para el ministerio: 1Tm 13; por la gracia otorgada en Cristo Jesús. 1Co 1; y recomienda a los primeros cristianos que den en todo gracias a Dios porque tal es su voluntad en Cristo Jesús respecto a vosotros. 1Th 5,17.

Dar gracias por la fe: .

Dar gracias por la caridad fraterna: Col 1,34 2Th 1,3; etc.

Acciones de gracias de los bienaventurados en el cielo: Ap 4,9 Ap 7,12.

Del samaritano leproso: 17,16.

Del fariseo soberbio en el templo: Lc 18,11.

Innumerables motivos para dar gracias a Dios.


1 Oremos solemnemente con acción de gracias, al despuntar el nuevo día, al salir de casa, antes de comer y después de haber comido, a la hora de ofrecer incienso, al entregaros al descanso. Y aun en la misma cama quiero que alternes los salmos con la oración dominical (. . . ), para que el sueño te coja libre de pensamientos mundanos y ocupado en los divinos (SAN AMBROSIO, Sobre las vírgenes 3,1819).


2 ¿Qué cosa mejor podemos traer en el corazón, pronunciar con la boca, escribir con la pluma, que estas palabras, Gracias a Dios? No hay cosa que se pueda decir con mayor brevedad, ni oir con mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad (SAN AGUSTIN, Epist. ,72).


3 El nos da, por un poco de fe, la tierra inmensa, para cultivarla; agua para beber y agua para navegar; el aire para respirar, el fuego para trabajar, el mundo para habitar. . . Si los bienes de los amigos son comunes y si el hombre es amigo de Dios, todo se hace propiedad del hombre, pues todo pertenece a Dios (CLEMENTE DE ALEJANDRIA, Protréptico,12).


4 Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al dia. Porque te da esto y lo otro. Porque te han despreciado. Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. Porque creó el Sol y la Luna, y aquel animal y aquella otra planta. Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso. . . Dale gracias por todo, porque todo es bueno (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino,36a ed. castell. Madrid,1979, n. 268).


5 No dejemos transcurrir ni un solo día sin agradecerle tantas gracias como durante nuestra vida nos ha concedido (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el primer precepto del decálogo).


6 (Recibimos) beneficios que superan en número a las arenas del mar. (SAN JUAN CRISOSTOMO, Homilías sobre San Mateo 25,4).


7 Mal procede quien se llena de soberbia a causa de su riqueza y no reconoce haber recibido de Dios todo lo que tiene, pues todos nuestros bienes, espirituales o temporales, de Dios son (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, en Escritos de catequesis, Madrid ,1 976, p. 151 ).


8 El pecado es lo único que no has recibido de El. Fuera del pecado, todo lo demás que tienes lo has recibido de Dios. (SAN AGUSTIN, Sermón 21).


9 ¡Nos parece demásiado dedicarle algunos minutos para agradecer las gracias que en todo momento nos concede! Quieres dedicarte a tu tarea, dices. Pero, amigo mio, te engañas miserablemente, ya que tu tarea no es otra que agradar a Dios y salvar tu alma; todo lo demás no es tu tarea: si tú no la haces, otros la harán; mas si pierdes el alma, ¿quién la salvará? (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la oración).


10 Da gloria a Dios por el feliz éxito de los asuntos que te han sido encomendados, y no te atribuyas a ti mismo más que los fallos que haya habido; sólo éstos te pertenecen, todo lo bueno es de Dios y a El se debe la gloria y gratitud (J. PECCI -León XIII- Práctica de la humildad,45).


11 Al conocer lo que Dios nos ha dado, encontraremos muchisimas cosas por las que dar gracias continuamente (SAN BERNARDO, In Dom. VI post. pent. ,25,4).


12 (Dios) nos hace muchos regalos, y la mayor parte los desconocemos (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre San Mateo 25,4).


13 No dejes nunca de dar gracias a Dios con todo tu corazón y darle gracias, sobre todo, por los cuidados de que te rodea, y pídele en todo momento que no te falte la ayuda que sólo El te puede dar (J. PECCIó León XIIIó, Práctica de la humildad,43).


14 Cuando el alma recuerda los beneficios que antaño recibió de Dios y considera aquellas gracias de que la colma en el presente, o cuando endereza su mirada hacia el porvenir sobre la infinita recompensa que prepara el Señor a quienes le aman, le da gracias en medio de indecibles transportes de alegría (CAS1ANO, Colaciones,9).


15 El cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos nos hablan de la bondad y omnipotencia del que los ha creado, y la admirable belleza de los elementos puestos a nuestro servicio exige de la creatura racional el justo tributo de la acción de gracias (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 6 sobre Cuaresma,1).


16 Conviene mucho que el favorecido tenga agradecimiento y dé las gracias, aunque el bienhechor no tenga necesidad de ello (TEÓFILO, en Catena Aurea, vol. IV, p. 47).


17 Desde el primer Adán hasta el de hoy, fatiga y sudor, cardos y espinas. ¿Acaso ha caido sobre nosotros el diluvio? ¿O aquellos tiempos difíciles de hambre y de guerras, de los cuales se escribió precisamente para que no murmuremos del tiempo presente contra Dios? ¡Cuáles fueron aquellos tiempos! No es verdad que todos, al leer sobre ellos, nos horrorizamos? Por esto, más que murmurar de nuestro tiempo, lo que debemos hacer es dar gracias por él (SAN AGUSTIN, Sermón,2).


18 Si no me hubiese retenido el amor que os tengo, no hubiese esperado a mañana para marcharme. En toda ocasión yo digo: Señor, hágase tu voluntad: no lo que quiere éste o aquél, sino lo que tú quieres que haga. Este es mi alcázar, ésta es mi roca inamovible, éste es mi báculo seguro. Si esto es lo que quiere Dios, que así se haga. Si quiere que me quede aquí, le doy gracias. En cualquier lugar donde me mande, le doy gracias también (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. antes del exilio,13).


19 Y habiendo tomado el pan dio gracias. Y nos dio ejemplo para que diésemos gracias por todo beneficio, tanto al principio como al fin, porque siempre se deben dar gracias a Dios (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 436).


20¿Has presenciado el agradecimiento de los niños? Ó Imitalos diciendo, como ellos, a Jesús, ante lo favorable y ante lo adverso ¡Qué bueno eres! ¡Qué bueno!. Esta frase, bien sentido, es camino de infancia, que te llevará a la paz, con peso y medida de risas y llantos, y sin peso y medida de Amor. (J. ECRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 894).

A quien se reconoce agradecido por los beneficios recibidos, se le prometen muchos más


21 Es menester sacar fuerzas de nuevo para servir y procurar no ser ingratos, porque con esa condición las da el Señor; que si no usamos bien del tesoro y del gran estado en que nos pone, nos lo tornará a tomar y nos quedaremos muy más pobres, y dará Su Majestad las joyas a quien luzca y aproveche con ellas a sí y a los otros. Pues, ¿cómo aprovechará y gastará con largueza el que no entiende que está rico? Es imposible, conforme a nuestra naturaleza, a mi parecer, tener ánimo para cosas grandes quien no entiende está favorecido de Dios; porque somos tan miserables y tan inclinados a cosas de tierra, que mal podrá aborrecer todo lo de acá de hecho con gran desasimiento, quien no entiende tiene alguna prenda de lo de allá (SANTA TERESA, Vida,10,3).


22 Si la fe salvó a aquél que se postró para dar gracias (se refiere al leproso samaritano), la malicia perdió a los que no se cuidaron de dar gloria a Dios por los beneficios recibidos (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 278).


23 A quien humildemente se reconoce obligado y agradecido por los beneficios, con razón se le prometen muchos más. Pues el que se experimenta fiel en lo poco, con justo derecho será cosntituido sobre lo mucho, así como, por el contrario, se hace indigno de nuevos favores quien es ingrato a los que ha recibido antes (SAN BERNARDO, Serm. sobre el Salmo 50).


24 [. . . ] porque si no conocemos qué recibimos, no despertamos al amor (SANTA TERESA, Vida,10,3).

Las acciones de gracias en esta vida, anticipo de la alabanza que daremos a Dios en el cielo


25 Toda nuestra vida presente debe discurrir en la alabanza de Dios, porque en ella consistirá la alegría sempiterna de la vida futura; y nadie puede hacerse idóneo de la vida futura si no se ejercita ahora en esta alabanza (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 148).

Dar gracias es muestra de sabiduría


26 En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en abundancia de sabiduría: si confiesas de palabra tu propia iniquidad, si de tu boca sale la acción de gracias y la alabanza, y si de ella salen también palabras de edificación (SAN BERNARDO, Sermón 15, sobre materias diversas).

Gratitud, con obras, para con los padres


27 Honra a tu padre y a tu madre. Este honor se les hace no sólo por el respeto, sino también por la asistencia. Porque es un honor reconocer sus beneficios. Alimenta a tu padre, alimenta a tu madre; que aunque así lo hagas no habrás pagado los trabajos y los dolores que tu madre ha padecido por ti. Le debes lo que tienes a tu padre, y a tu madre lo que eres. (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 310).

Por la vocación recibida


28 Ninguno hay, a poco que reflexione, que no halle fácilmente en si mismo poderosos motivos que le obliguen a mostrarse agradecido a Dios. Y nosotros especialmente, porque el Señor nos escogió para si y nos recibió para servirle a El solo (SAN BERNARDO, Serm Dom VI después Pentec,2,1).


29 No lo dudes: tu vocación es la gracia mayor que el Señor ha podido hacerte. -Agradécesela (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 913).

Gratitud por los hijos recibidos de Dios


30 . . . y tu mujer Isabel parirá un hijo, y le darás el nombre de Juan. Y tendrás gozo y alegría, y se gozarán muchos con su nacimiento. Se invita en este texto a los santos a alegrarse en el nacimiento de sus hijos, y se advierte a los padres la obligación de dar gracias a Dio: no es beneficio pequeño de Dios dar hijos (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. V, p. 22).

Gratitud al Angel Custodio


31 Somos también deudores de nuestro Angel Custodio, quien contempla siempre el rostro del Padre que está en los cielos (ORIGENES, Trat. sobre la oración,28,3).

La virtud humana de la gratitud


32 Existe también una deuda respecto a los ciudadanos y, asimismo, una deuda común para con todos los hombres; una deuda para con los huéspedes y otra para con las personas de edad; otra, en fin, para con algunos a los que es justo honrar como a hijos o hermanos. Así pues, quien no hace lo que se debe cumplir con el hermano, queda deudor de lo que ha omitido Asimismo, si dejamos de hacer a los hombres aquellas cosas que por el humanitario espíritu de sabiduría es conveniente que les hagamos, más considerable es nuestra deuda. (ORIGENES, Trat. sobre la oración 28,1).

Gratitud por haber sido preservados de muchos pecados


33 Debemos dar gracias a Dios, tanto de los pecados de que nos preservó como de los que tuvo la misericordia de perdonarnos (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).


34 Hemos de mostrarnos agradecidos por los beneficios que a diario nos hace su Providencia; por librarnos de las asechanzas de nuestros enemigos; por cooperar con nosotros, para poder superar los vicios de la carne; por protegernos ante el peligro, incluso ignorándolo nosotros; por fortalecernos en la lucha contra el pecado; porque nos ayuda e ilumina; porque nos hace comprender y reconocer dónde está nuestro auxilio [. . . ].

Asimismo, debemos expresarle nuestro agradecimiento porque nos inspira secretamente la compunción de nuestras faltas y negligencias; porque se digna visitarnos con castigos saludables; por atraernos muchas veces, a pesar nuestro, al buen camino; por dirigir nuestro albedrío por otros cauces, a fin de que podamos cosechar mejores frutos, aunque nuestra tendencia hacia el mal sea tan acusada. Porque se digua, en fin, orientar esa tendencia y cambiarla, merced a saludables sugestiones, hacia la senda de la virtud (CASIANO, Instituciones,12,18).

Nuestro agradecimiento se ha de poner de manifiesto especialmente en la Santa Misa y en la Sagrada Comunión


35 La acción de gracias después de la Misa no habría de terminar sino con el día [. . . ]. El tiempo que sigue a la Misa es tiempo de negociar con Dios y de hacerse con tesoros celestiales (SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, Misa y Oficio atropellados, pp. 422423).


36 La misma naturaleza del Sacramento reclama (la acción de gracias) para que su percepción produzca en los cristianos abundancia de frutos de santidad Ciertamente ha terminado la reunión pública de la comunidad, pero cada cual, unido con Cristo, conviene que no interrumpa el cántico de alabanza, dando siempre gracias a Dios Padre en nombre de Nuestro Señor Jesucristo (Ep 5,20) . . . . Tan lejos está la Sagrada Liturgia de reprimir los intimos sentimientos de cada uno de los cristianos, que más bien los reanima y los estimula para que se asemejen a Jesucristo, y por El se encaminen al Eterno Padre; por lo cual ella misma quiere que todo el que hubiere participado de la Hostia santa del altar, rinda a Dios las debidas gracias, pues a nuestro Divino Redentor le agrada oír nuestras súplicas, hablar con nosotros de corazón a corazón, y ofrecernos un refugio en el suyo ardiente (Po XII, Enc. Mediator Dei, n. 30).


37 [. . . ] No os alejéis del templo apenas recibido el Santo Sacramento. ¿Tan importante es lo que os espera, que no podéis dedicar al Señor diez minutos para decirle gracias? No seamos mezquinos. Amor, con amor se paga (J. ESCR1V¡ DE BALAGUER, Homilía 1341973, Sacerdote para la eternidad,1. c. , p. 43).


38 Habiendo ya rezado las oraciones para después de la Comunión, llamaréis en vuestra ayuda a la Santísima Virgen, a los ángeles y a los santos, para dar juntos gracias a Dios por el favor que acaba de dispensarnos (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre laComunión).


39 La unión espiritual con Cristo, a la que se ordena el mismo sacramento, no se ha de procurar únicamente en el tiempo de la celebración eucarística, sino que ha de extenderse a toda la vida cristiana, de modo que los fieles cristianos, contemplando asiduamente en la fe el don recibido, y guiados por el Espíritu Santo, vivan su vida ordinaria en acción de gracias y produzcan frutos más abundantes de caridad. Para que puedan continuar más fácilmente en esta acción de gracias, que de un modo eminente se da a Dios en la Misa, se recomienda a los que han sido alimentados con la sagrada comunión que permanezcan algún tiempo en oración (PABLO VI, Enc. Eucharisticum mysterium, n. 38).


40 No sólo has de avivar tu devolución antes de la comunión, sino que la has de conservar solícitamente después de recibir el sacramento. No ha de ser menor el cuidado de después que la preparación de antes. Porque el buen cuidado posterior es otra óptima preparación para conseguir mayor gracia. En cambio, se indispone grandemente para ella el que enseguida se entrega a exteriores entretenimientos. Evita conversaciones, permanece solo y goza de tu Dios, pues tienes al que nadie te puede quitar. Yo soy a quien debes darte del todo, de manera que ya no vivas más en ti, sino en Mi, sin ninguna preocupación (Imitación de Cristo, IV,12,4).


41 Aquel tiempo que sigue después de la comunión es el me jor que hay para negociar con Dios y para abrazarle dentro de su corazón. Y así debe el hombre estar este tiempo en la iglesia o donde comulgó dando gracias al Señor por este beneficio y ocupando su corazón en santos pensamientos y oraciones (FRAY LUIS DE GRANADA, Del Sacramento de la Eucaristía)


42 La Misa acabada, recójase media hora a dar gracias y hólguese con El que en sus entrañas tiene, y aprovéchese de El, no de otra manera de como cuando acá vivía fue recibido de Zaqueo o de Mateo, o de otro que se lea; porque el más quieto tiempo de todos es aquél mientras el Señor está en nuestro pecho, el cual tiempo no se ha de gastar en otras cosas, si extrema necesidad a otra cosa no nos constriñese (SAN JUAN DE AVILA, Obras espirt. Carta 5. a).


43 Estaos vos con El de buena gana; no perdáis tan buena sazón de negociar, como es la hora después de haber comulgado [. . . ]. Este es buen tiempo para que os enseñe nuestro Maestro, y que le oigamos y besemos los pies porque nos quiere enseñar, y le supliquéis que no se vaya de con vos [. . . ] (SANTA TERESA, Camino de Perfección,34,10).


44 Se ha de procurar que a la sagrada comunión le preceda una diligente preparación y le siga una conveniente acción de gracias, adaptada a las posibilidades, condición y deberes de cada uno (SAN PIO X, Denz. 2383).


45 El amor a Cristo, que se ofrece por nosotros, nos impulsa a saber encontrar, acabada la Misa, unos minutos para una acción de gracias personal, intima, que prolongue en el silencio del corazón esa otra acción de gracias que es la Eucaristía. (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,92)


46 Después que lo hayas recibido, invita a tu corazón a rendirle homenaje a este Rey de salud; trata con El de tus asuntos intimos; contémplale en tu interior, donde El ha venido a morar para dicha tuya; finalmente, hazle la mejor acogida posible y compórtate de manera que en todas tus actuaciones se eche de ver que Dios está contigo (SAN FRANCISCO DE SALES,Introd. a la vida de vota,2,21)


47 Se alejan del recto camino de la verdad los que, ateniéndose más a la palabra que al sentido, afirman y enseñan que, acabado ya el Sacrificio, no se ha de continuar la acción de gracias, no sólo porque el mismo Sacrificio del altar es de por si una acción de gracias, sino también porque pertenece a la piedad privada y particular de cada uno y no al bien de la Comunidad (Pío Xll, Enc. Mediator Dei, n. 30).

ADULACION

<Cuantos me alaban, en realidad me dañan>


48 Mis pensamientos en Dios son muy elevados, pero me pongo a raya a mí mismo, no sea que perezca por mi vanagloria. Pues ahora sobre todo tengo motivos para temer y me es necesario no prestar oído a quienes podrían tentarme de orgullo Porque cuantos me alaban en realidad me dañan Es cierto que deseo sufrir el martirio, pero ignoro si soy digno de él (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos).


49 Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por. sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía [. . . ], encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente [. . . ]. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación en él (SAN GREGOR1O MAGNO, Moralia,10,4748).


50 El adulador conduce al mal a su prójimo, porque es incapaz de saber qué es lo que le conviene (TEÓFILO, en Catena Aurea, vol Vl, p. 475).


51 Es necesario fijarnos mucho en su entrada (de la alabanza y la adulación); como si se tratara de estar en guardia contra una fiera presta a arrebatar a aquel que no la vigila. Entra calladamente y destruye por medio de los sentidos todas las cosas que encuentra en el interior (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. 1P 336).


52 Los muertos sepultan también a los muertos cuando los pecadores favorecen a los pecadores; pues quien alaba al que peca, le esconde ya muerto bajo la losa de sus palabras (SAN JERONIMO, en Catena Aurea, vol. 1P 495).

El adulador, <un ministro del demonio>


53 El adulador es ministro del demonio, doctor de la soberbia, destructor del arrepentimiento, aniquilador de las virtudes, maestro del error (SAN JUAN CLIMACO, Escala del paraiso,22).

Falta contra la caridad


54 La adulación unas veces se opone a la caridad, y otras no. Se opone a la caridad de tres modos. Uno, por su mismo objeto, como alabar un pecado; esto contraría a la caridad con Dios, contra cuya justicia se profiere tal alabanza, y a la caridad para con el prójimo, a quien se alienta con su mala acción [. . . ]. Otro modo, por razón de la intención, cuando con la adulación se pretende dañar corporal o espiritualmente [. . . ]. El tercer modo es por la ocasión, como cuando la alabanza del adulador es ocasión de pecado para otro, aun prescindiendo de la intención del adulador (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,22, q. 115, a. 2).

Superficialidad de la alabanza vana


55 Los mismos que alaban son nada, y pasarán con el sonido de sus palabras. En cambio, la fidelidad del Señor dura por siempre (Imitación de Cristo,3,14).


56 Tengo entendido que quien se dejare llevar por cosas de la tierra o dichos de alabanzas de los hombres, está muy engañado por la poca ganancia que en esto hay; una cosa les parece hoy, otra mañana; de lo que una vez dicen bien, presto tornan a decir mal (SANTA TERESA, Fundaciones 27,21).

Aprender a rechazar las alabanzas


57 El desprecio de las alabanzas es lo primero y lo principal que hemos de aprender (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Sobre el sacerdocio).


58 De nada debe huir el hombre prudente tanto como de vivir según la opinión de los demás (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).


59 Rechaza las alabanzas que te hagan por el éxito obtenido, porque no se deben a un vil instrumento como tú, sino a El, que, si así lo quiere, puede servirse de una vara para hacer brotar el agua de una roca, o de un poco de tierra para devolver la vista a los ciegos [. . . ] (J. PECCIóLeón XIII-, Práctica de la humildad,45).

Rectificar la intención ante la alabanza


60 Todo motivo de excelencia lo ha dado Dios para que aproveche a los demás, de donde se sigue que en tanto debe agradarle al hombre el testimonio que los demás le dan de su excelencia, en cuanto contribuya al bien ajeno (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,22, q. 131, a. 1).


61 Cuanto más me exalten, Jesús mío, humíllame más en mi corazón, haciéndome saber lo que he sido y lo que seré, si Tú me dejas (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 591).

AFABILIDAD

La afabilidad, virtud para la convivencia.


62 En cuanto tu salado llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre (Lc 1,44) [. . . ]. El sobresalto de alegría que sintió Isabel, subraya el don que puede encerrarse en un simple saludo cuando parte de un corazón lleno de Dios. ¡Cuántas veces las tinieblas de la soledad, que oprimen a un alma, pueden ser desgarradas por el rayo luminoso de una sonrisa o de una palabra amable! (JUAN PABLO II, Hom. Roma,11-II-1981).


63 El espíritu de dulzura es el verdadero espíritu de Dios [. . . ] Puede hacerse comprender la verdad y amonestar siempre que se haga con dulzura. Hay que sentir indignación contra el mal y estar resuelto a no transigir con él; sin embargo, hay que convivir dulcemente con el prójimo (SAN FRANCISCO DE SALES, Epistolario, fragm. 110, en Obras Completas, BAC, Madrid 1954, p. 744).


64 Ansí que, hermanas, todo lo que pudiéredes sin ofensa de Dios procurad ser afables y entender con todas las personas que os trataren, de manera que amen vuestra conversación y deseen vuestra manera de vivir y tratar, y no se atemoricen y amedrenten de la virtud. A la religiosa importa mucho esto: mientras más santas, más conversables con sus hermanas, que aunque sintáis mucha pena si no van sus pláticas todas como vos las querriades hablar, nunca os extrañéis dellas y ansí aprovecharéis y seréis amadas, porque mucho hemos de procurar ser afables y agradar y contentar a las personas que tratamos (SANTA TERESA, Camino de perfección,41,7).


65 De estas virtudes de convivencia es necesario tener gran previsión y muy a mano, pues se han de estar usando casi de continuo (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd a la vida devota, III,1).


66 Del mismo modo que no es posible vivir en sociedad sin la verdad, es necesaria en la vida social la afabilidad, porque, como dice Aristóteles, "nadie puede aguantar un solo día de trato con un triste o con una persona desagradable". Por consiguiente, cada hombre está obligado, por un cierto deber natural de honestidad, a ser afable con quienes le rodean, salvo el caso de que sea útil entristecer a alguno de ellos (SANTO TOMAS, Suma Tealógica,22, q 114, a. 2).

Para ser afable es preciso ser humilde


67 Si por pereza dejas de poner los medios necesarios para alcanzar la humildad, te sentirás pesaroso, inquieto, descontento, y harás la vida imposible a ti mismo y quizá también a los demás y, lo que más importa, correrás gran peligro de perderte eternamente (J. PECCIóLeón XIIIó, Práctica de la humildad,49)


68 La humildad es la virtud que lleva a descubrir que las muestras de respeto por la persona ó por su honor, por su buena fe, por su intimidadó, no son convencionalismos exteriores, sino las primeras manifestaciones de la caridad y de la justicia (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa. 72).

La afabilidad, necesaria al cristiano


69 Como mejor podemos emplear la dulzura es aplicándola a nosotros mismos, sin despecharnos nunca contra nosotros y nuestras imperfecciones; pues, aunque es razonable que cuando cometemos una falta nos aflijamos y entristezcamos, sin embargo, hemos de procurar no ser victimas de un malhumor desagradable y triste, despechado y colérico. En esto faltan muchos que se enfadan por haberse enfadado, se entristecen de haberse entristecido y se desesperan por haberse desesperado; con este sistema su corazón está sumergido en cólera, y parece que la segunda cólera arruina a la primera, de tal suerte que sirve de apertura e invitación para una nueva cólera en la primera ocasión que se presente; aparte de que estos enfados, despechos y asperezas contra uno mismo tienden al orgullo y no tienen más origen que el amor propio, que se turba e inquieta por vernos imperfectos (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd a la vida devota, III,9)


70 Caras largas. . . , modales bruscos. . . , facha ridícula. . . , aire antipático: ¿Asi esperas animar a los demás a seguir a Cristo? (J ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 661).

La afabilidad, especialmente necesaria al sacerdote


71 Los hombres, para su trato con sus semejantes en la vida social, si son buenos e inteligentes cultivanóordinariamente sólo por razones humanasóuna virtud que suele llamarse sociabilidad. También el sacerdote ha de hacer suya esta virtud, si no quiere encontrarse en situación de inferioridad al tratar a los demás hombres Lo que otros practican por motivos humanos, llévelo él a su conducta por una razón sobrenatural, es decir, por caridad. (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, P. 32).

Afabilidad y justicia


72 La amistad o afabilidad es parte de la justicia como virtud aneja que se agrega a la principal. Conviene, en efecto, con la justicia en su razón de alteridad; pero difiere de ella en que no es exigida por un deber estricto. . . Solamente es exigida por un deber de honestidad que obliga más al mismo virtuoso que al otro, en cuanto que el hombre afable trata a sus semejantes como es decoroso y es su deber hacerlo (SANTO TOMAS, Suma Teológica,22, q. 114, a. 2).

Afabilidad y prudencia


73 No debemos mostrarnos afables con quienes fácilmente pecan, tratando de agradarles, para no parecer que condescendemos con sus vicios y les damos cierto ánimo para caer en ellos (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,22, q. 114, a. 1).

El elogio oportuno y ponderado, muestra de afabilidad


74 Si la alabanza pretende, observando las debidas circunstancias, contentar a uno y serle motivo de aliento en sus trabajos o animarle en la prosecución de las buenas obras, es un fruto de la virtud de la afabilidad (SANTO TOMÁS, SUma Tealógica,22, q. 115, a. 1).

A la afabilidad se opone el llamado "espiritu de contradicción", que impide una sana convivencia


75 El espiritu de contradicción [. . . ] se origina cuando no se tiene ningún reparo en contristar mediante la contradicción [. . . ] y se opone a la virtud de la amistad o afabilidad, cuya función es convivir agradablemente con otros. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,22, q. 116, a. 1).


76 La afabilidad tiene dos vicios contrarios: por una parte, la excesiva severidad, y por otra el halago palabrero. La virtud de la afabilidad se mantiene en el punto medio, entre lo mucho y lo poco, usando de afectuosidad cuando lo pidan quienes se acercan, y conservando aun entonces suave gravedad, conforme a la varia condición de quienes tratemos. (SAN FRANCISCO DE SALES, Conversaciones espirituales, IX, pp. 628-629).

ALEGRIA

Citas de la Sagrada Escritura

Son para mí tus palabras el gozo y la alegría de mi corazón. Jr 15,6.

Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte del Señor. Dijo Maria: Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espiritu en Dios, mi Salvador. Lc 1,46-47.

Díjoles el ángel: No temáis, os traigo una buena nueva, una gran alegría, que es para todo el pueblo; pues os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías Señor, en la ciudad de David. Lc 2,1011.

Abrahán, vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vió y se alegro. Jn 8,56.

Pero no os alegréis de que los espíritus os estén sometidos; alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en los cie10s. Lc 10,20.

En el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia. Lc 15,7.

Era preciso hacer fiesta y alegrarse, porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado. Lc 15,32.

De nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegría. Jn 16,22.

Les llevó hasta cerca de Betania, y levantando sus manos les bendijo, y mientras los bendecía se alejaba de ellos y era llevado al cielo. Ellos se postraron ante El y se volvieron a Jerusalén con gran gozo. Lc 24,5052.

Ellos se fueron contentos de la presencia del sanedrín, porque habían sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús. Ac 5,41.

Tengo mucha confianza con vosotros; tengo en vosotros grande motivo de gloria, estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones. 2Co 7,4.

Luego oí como una voz de una gran multitud, y como una voz de muchas aguas, y como una voz de potentes truenos, que decía: "¡Aleluya!" Porque el Señor, Nuestro Dios omnipotente, ha establecido su reino. Ap 19,67.

La alegría del cristiano tiene su fundamento en Dios


Fdez-Carvajal: Antologia