Fdez-Carvajal: Antologia - ARIDEZ

ARIDEZ

En qué consiste la verdadera devoción


418 Porque no es devoción aquella ternura de corazón o conlación que sienten algunas veces los que oran, sino esta prontitud y aliento para bien obrar, de donde muchas veces acaece hallarse lo uno sin lo otro, cuando el Señor quiere probar a los suyos (SAN PEDRO DE ALC¡NTARA, Trat. de la oración y meditación,2,1).


419 Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo has perdido: es la hora de la prueba; por eso te han quitado los consuelos sensibles (J. ESCR[VA DE BALAGUER, Camino, n. 996).


420 No has de ser como muchos ignorantes que piensan de Dios superficialmente y creen que, cuando no lo entienden o no lo gustan ni sienten, Dios está más lejos y más escondido (SAN JUAN DELA CRUZ, Cántico espiritual,1,12).


421 Debes comportarte como te he indicado [. . . ] en el tiempo de las consolaciones; pero esto no durará mucho, pues a veces te sentirás tan privada y destituida de sentimiento y devoción que te parecerá que tu alma es una tierra desierta, infructuosa, estéril, donde no se abre camino ni sendero alguno para encontrar a Dios, ni se encuentra el agua de la gracia que la pueda regar, a causa de la sequía que, a tu manera de ver, la convertirá en un desierto. ¡Oh, cuán digna de lástima es el alma que se ve en semejante estado y, sobre todo, cuando su mal es vehemente! Porque entonces, a semejanza de David, se derrite en lágrimas día y noche (Ps 62,3), mientras que el enemigo, mediante mil sugerencias para sumirla en la desesperación, se mofa de ella diciéndole: ¡Ah, pobrecilla!, ¿Dónde está tu Dios? (Ps 61,3) (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, IV,14).


422 El que quisiere ver cuánto ha aprovechado en este camino de Dios, mire cuánto crece cada día en humildad interior y exterior. ¿Cómo sufre las injusticias de los otros? ¿Cómo sabe dar pasada a las flaquezas ajenas? ¿Cómo acude a las necesidades de sus prójimos? ¿Cómo se compadece y no se indigna contra los defectos ajenos? ¿Cómo sabe esperar en Dios en el tiempo de la tribulación? ¿Cómo rige su lengua? ¿Cómo guarda su corazón? ¿Cómo trae domada su carne con todos sus apetitos y sentidos? ¿Cómo se sabe valer en las prosperidades y adversidades? ¿Cómo se repara y provee en todas las cosas con gravedad y discreción? Y, sobre todo esto, mire si está muerto el amor de la honra, y del regalo, y del mundo, y según lo que en esto hubiere aprovechado, así se juzgue, y no según lo que siente o no siente de Dios (SAN PEDRO DE ALC¡NTARA, Trat. de la oración y meditación,2,5).


423 [. . . ] porque de razón de tibieza es no se le dar mucho, ni tener solicitud interior por las cosas de Dios [. . . ] Lo que es sólo sequedad purgativa tiene consigo ordinaria solicitud con cuidado y pena, como digo, de que no sirve a Dios [. . . ]. (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,1,9).


424 En lo que está la suma perfección claro está que no es en regalos interiores ni en grandes arrobamientos [. . . ], sino en estar nuestra voluntad tan conforme a la voluntad de Dios, que ninguna cosa entendamos que quiere, que no la queramos con toda nuestra voluntad (SANTA TERESA, Fundaciones,5,10).

La oración "con sequedad"


425 "¿Qué me pasa? Estoy decaída, nada me puede ya contentar, todo me disgusta; ¡me siento tan confundida!" Mas, ¿por qué? Hay dos clases de confusión: la una lleva a la humildad de la vida; la otra, a la desesperación y, en con secuencia, a la muerte. "Os aseguro que estoy tan turbada ódice ellaóque casi me falta el aliento y renuncio a aspirar a la perfección". ¡Dios mío, qué debilidad! Faltan los consuelos y, en consecuencia, viene a menos el valor. No conviene obrar así, sino que cuanto más nos priva Dios de sus consuelos, tanto más debemos esforzarnos en testimoniarle nuestra fidelidad. Un solo acto practicado durante esta aridez vale más que muchos otros hechos durante el tiempo de consolación, porque, como ya he dicho hablando de Jb, se practica con amor mucho más fuerte que el otro, tierno y sensible. Así, pues, cuanto más me quiten, más daré (SAN FRANCISCO DE SALES, Conversaciones espirituales,17,3).


426 Para el que ama a Jesús, la oración, aun la oración con se- quedad, es la dulzura que pone siempre fin a las penas: se va a la oración con el ansia con que el niño va al azúcar, después de tomar la pócima amarga (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 889).


427 Que, por cuanto aquí purga Dios al alma. . . , conviene que sea puesta en vacío y pobreza y desamparo de todas estas partes (potencias interiores y exteriores), dejándola seca, vacía y en tinieblas (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,2,6,4).


428 Y así se determine, aunque para toda la vida le dure esta sequedad, no dejar a Cristo caer con la cruz. Tiempo vendrá que se lo pague por junto; no haya miedo que se pierda el trabajo; a buen amo sirve; mirándole está (SANTA TERESA, Vida,11,3).


429 Hasta tal punto conocía el santo rey David la utilidad que supone para nosotros este alejamiento y, por decirlo así, esta ausencia de Dios, que no quiso pedirle le privara de una prueba semejante. Sabía de sobra que el sufrir alguna vez estas desolaciones era de provecho a él y a los demás hombres, cualquiera que fuese el grado de perfección a que hubieren llegado (CASIANO, Colaciones,4,6).

No disminuir la oración a causa de la aridez


430 Cuando vayas a orar, que sea éste un firme propósito: ni más tiempo por consolación, ni menos por aridez (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 99).


431 Si acaso te sucede no hallar gusto ni consuelo en la meditación, te encargo que no por esto te turbes, sino que unas veces recurras a la oración vocal, quejándote de ti misma a Nuestro Señor, confesando tu indignidad, pidiéndole que te ayude, besando devotamente su imagen, si la tienes, y diciendo las palabras de Jacob: Señor, no es dejaré hasta que me hayáis dado vuestra bendición [. . . 1. Otras veces toma un libro y lee con atención, hasta que se despierte tu espíritu y vuelvas a entrar en ti (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota,2,9).


432 Más estima Dios en ti el inclinarte a la sequedad y al padecer por su amor, que todas las consolaciones, visiones y meditaciones que puedas tener (SAN JUAN DE LA CRUZ, Dichos de luz y amor,14).

Dios no abandona


433 Antes da de muchas maneras a beber a los que le quieren seguir, para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed; porque de esta fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes y otros pequeños, y algunas veces charquitos para niños, que aquellos les basta y más sería espantarlos ver mucha agua; éstos son los que están en los principios. Ansí que, hermanas, no hayáis miedo que muráis de sed en este camino; nunca falta agua de consolación (SANTA TERESA, Camino de perfección,20,2).

AVARICIA

Citas de la Sagrada Escritura

El amor a las riquezas de nada aprovecha: Si 2,17 Si 5,9 Si 14,3.

La avaricia causa de muchos males: Pr 1,19 Si 10,10 Si 1.

Hay que guardarse de ella: Ps 118,36.

Especialmente deben evitarla los que gobiernan: Ex 18,21 Ex 23,8 Dt 16,19.

Algunos perecieron por causa de la avaricia: Jos 7,21-25 2R 5,20-27 2M 10,20-23.

Si abundan las riquezas, no apagareis vuestro corazón. Ps 61,11.

Nada más inicuo que el avaro, pues es capaz de venderse a si mismo. Si 10,6.

No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mt 6,24.

¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? Mc 8,36.

Guardaos bien de toda avaricia que, aunque uno esté en la abundancia, no tiene asegurada su vida con la hacienda. Lc 12,15.

[. . . ] son los paganos quienes buscan estas cosas con afán. Lc 12,30.

Haceos con bolsas que no se gasten y tesoros inagotables en el cielo, donde no se acerca ningún ladrón, ni roe la polilla, porque

donde está vuestro tesoro allí estará vuestro corazón. Lc 12,33-34 Mt 6,19-21.

Especie de idolatría: Col 3,5 Ep 5,5.

[. . . ] ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos [. . . ] heredarán el reino de Dios. 1Co 6,10 Tt 1,7-11.

Que vuestra conducta esté libre de avaricia. Contentaos con lo que tenéis [. . . ] He 13,5.

[. . . ] los cuidados del siglo y la seducción de las riquezas ahogan la doctrina y queda sin fruto. Mi 3,13.

Traición de Judas por dinero. .

Castigo de la codicia de Ananias y Safira: Ac 24,26.

Codicia del procurador Félix y la prisión de Pablo: Ac 24,16.

A los ricos de este mundo encárgales que no sean altivos ni pongan su confianza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que abundantemente nos provee de todo para que lo disfrutemos. 1Tm 6,17.

La fornicación y cualquier género de impureza y avaricia ni siquiera se nombre entre vosotros, como conviene a los santos. Ep 5,3.

Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Mc 10,25.


434 Quien no se abstiene de la avaricia se verá mancillado también por la idolatría y será contado entre los paganos que desconocen el juicio del Señor (SAN POLICARPO, Carta a los Filipenses).


435 La avaricia es el deseo inmoderado de tener más (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 16 sobre los Evang. ).


436 [. . . ] Ia concupiscencia de los ojos, una avaricia de fondo, que lleva a no valorar sino lo que se puede tocar. Los ojos que se quedan como pegados a las cosas terrenas, pero también los ojos que, por eso mismo, no saben descubrir las realidades sobrenaturales (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,6).


437 Observad que siendo Señor y Criador de los Angeles, vino a las entrañas de la Virgen para tomar nuestra naturaleza, que El mismo creó. No quiso nacer en este mundo entre los ricos, sino que eligió padres pobres, así que no tuvieron cordero que of recer por El, y la madre ofreció en su lugar un par de pichones o un par de tórtolas (Lc 24). No quiso prosperar en este mundo, sufrió afrentas y burlas, soportó que le escupieran, le azotaran, le abofeteasen, le coronasen de espinas y le crucificasen. . . Luego el que cree ya en Jesucristo pero ano está dominado por la avaricia, se ensoberbece con los hombres, se abrasa en la envidia, se contamina con la inmundicia de los deleites y desea las prosperidades mundanas, no quiere seguir a Jesús, en quien creyó (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 2 sobre los Evang. ).


438 Entró Satanás en Judas, no violentamente, sino encontrando abierta una puerta; entró por medio de la avaricia (TITO BOSTRENSE, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 426).


439 No se encuentra vestigio alguno de bondad en el corazón del que la avaricia ha hecho su morada (SAN LEON, en Catena Aurea, vol. Ill, p. 272).


440 Si es cierto que podemos evitarla fácilmente, es también cierto que difícilmente cura de ella por completo aquel a quien aqueja esa dolencia (CASIANO, Instituciones,7,6).


441 El dinero que se obtiene por medio de la usura es parecido a la mordedura de una serpiente: pues así como el veneno de la serpiente corrompe todos los miembros de una manera oculta, así también la usura convierte todos los bienes en deudas (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en CatenaAurea, vol. 1P 324).


442 Y que alguien intente tales bienes, que van mezclados casi siempre de privaciones del bien verdadero, obedece aque muchos viven según el sentido, en razón de que lo sensible nos es más manifiesto y mueve más eficazmente en los casos concretos. . . Sin embargo, a la posesión de muchos de estos bienes sigue la privación del verdadero bien (SANTO TOMAS, Suma contra gentiles,3,6).

Es insaciable


443 La avaricia es insaciable, no teme a Dios ni respeta al hombre, ni perdona al padre ni guarda fidelidad al amigo; oprime a la viuda y se apodera de los bienes del huérfano (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 243).


444 (. . . Derribaré mis graneros y los haré mayores. . . ). Los graneros no podían contener la abundancia y el alma avara nunca se ve llena (SAN BASILIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 80).


445 No encontrarás. . . quien confiese que es avaro; todos niegan esta bajeza y ruindad de corazón, y toman por pretexto, ya el hallarse cargados de hijos, ya a que es prudencia procurar tener lo que uno necesita; de manera que jamás se cree tener demásiado, y siempre se encuentran ciertas precisiones de tener más; así pues, aun los más avaros, no sólo no confiesan que lo son, sino que ni aun en su conciencia lo juzgan, porque la avaricia es una fiebre prodigiosa que se siente menos cuanto mayor es su ardor y su violencia (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota,3,14).


446 La abundancia de riquezas no sólo no sacia la ambición del rico, sino que la aumenta, como sucede con el fuego, que se fomenta más cuando encuentra mayores elementos que devorar. Por otra parte, los males que parecen propios de la pobreza son comunes a las riquezas, mientras que los de las riquezas son propios exclusivamente de ellas (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 315).


447 [. . . ] la avaricia engendra tal frenesí que aumenta más y más con la riqueza (CASIANO, Instituciones,7,7).

También tiene su raíz en la soberbia


448 Que alguien desee desordenadamente algún bien temporal, procede de que se ama a sí mismo desordenadamente, puesto que amar a alguien es querer el bien para él (SANTO TOMÁS, Suma Teológ,ica,1-2, q. 77, a. 5).

Quita la libertad al alma


449 Quien es esclavo de las riquezas, las guarda como esclavo; pero el que sacude el yugo de su esclavitud, las distribuye como señor (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol. 1P 392).


450 ¿. . . Qué haré que no tengo sitio para encerrar mis cosechas? . . . Se halla angustiado por el afecto de sus deseos y por el peso de sus riquezas (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,15,13).

Avaricia de deseo


451 Todos los que aman las riquezas, aun cuando no puedan conseguirlas, deben contar en el número de los ricos (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 316).


452 Es evidente que se puede ser avaro sin tener dinero (CASIANO, Instituciones,8,12).

"Donde está tu tesoro, allí está tu corazón"


453 Donde está tu tesoro, allí está tu corazón El tesoro del hombre viene a ser como la reunión de los frutos recolectados con su esfuerzo. Lo que uno siembre, eso cosechará, y cual sea el trabajo de cada uno, tal será su ganancia, y donde ponga el corazón su deleite, allí queda reducida su solicitud. Mas, como hay muchas clases de riquezas y diversos objetos de placer, el tesoro de cada uno viene determinado por la tendencia de su deseo, y si este deseo se limita a los bienes terrenos, no hallará en ellos la felicidad, sino la desdicha (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 92).


454 Por muy avaro que seas, Dios te basta (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 55).

El recto uso de los bienes y la avaricia


455 No prohibe Cristo enriquecerse, sino hacerse esclavo de las riquezas: quiere que usemos lo necesario, pero no que guardemos avariciosamente. Es propio del que sirve el guardar las cosas, y propio del señor el darlas (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 315).


456 El término "riquezas" reviste en las Sagradas Escrituras tres acepciones distintas: las hay malas, buenas e indiferentes. Las malas son aquellas de las cuales se dice: Se empobrecieron los ricos y en la penuria suirieron hambre (Sal 33,11). Las hay también buenas. Haberlas adquirido es indicio de gran virtud y mayor mérito. David encomia al varón justo que las posee: La generación de los rectosódiceóserá bendecida. Habrá en su casa hacienda y riquezas, y su justicia permanecerá por los siglos (Sal 111,3) [. . . ]. Hay, finalmente, riquezas indiferentes, esto es, que pueden ser buenas o malas. Son, en efecto, susceptibles de ambas cosas, según la voluntad de quien las usa o el modo y fin en que las invierte (CASIANO, Colaciones,3,9).


457 Aprendan (de Zaqueo) los ricos que no consiste el mal en tener riquezas, sino en no saber usar de ellas; porque así como las riquezas son un impedimento para los malos, son también ocasión de virtud para los buenos (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 330).


458 ¡Qué necedad tan grande es amontonar donde se ha de dejar, y no enviar allí donde se ha de ir! Coloca tus riquezas basta sola una gota de agua del gran río caudaloso que nos está aparejado (SANTA TERESA, Vida,27,12).


459 Si queréis actuar a toda hora como señores de vosotros mismos, os aconsejo que pongáis un empeño muy grande en estar desprendidos de todo, sin miedo, sin temores ni recelos. Después, al atender y al cumplir vuestras obligaciones personales, familiares. . . , emplead los medios terrenos honestos con rectitud, pensando en el servicio a Dios, a la Iglesia, a los vuestros, a vuestra tarea profesional, a vuestro país, a la humanidad entera. Mirad que lo importante no se concreta en la materialidad de poseer esto o de carecer de lo otro, sino en conducirse de acuerdo con la verdad que nos enseña nuestra fe cristiana: los bienes creados son sólo eso, medios. Por lo tanto, rechazad el espejuelo de considerarlos como algo definitivo [. . . ] (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,118).


460 Entonces -me diréis-, ¿qué han de hacer los ricos para imitar a un Dios tan pobre y despreciado? Os lo diré: no han de apagar su corazón a los bienes que poseen, han de emplear esos bienes en buenas obras en cuanto puedan; han de dar gracias a Dios por haberles concedido un medio tan fácil de rescatar sus pecados con sus limosnas; no han de despreciar nunca a los que son pobres, antes al contrario, han de respetarlos viendo en ellos una gran semejanza con Jesucristo (SANTO CURA DE ARS, Sobre el misterio).

Remedios


461 Enseñó (el Señor) que debe evitarse la avaricia, y añadió la parábola del rico, demostrando con ella que es un necio quien apetece las cosas superfluas (TEOFILATO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 86).


462 Mas no puedo decir lo que se siente cuando el Señor la da a entender secretos y grandezas suyas, el deleite tan sobre cuantos acá se pueden entender, que bien con razón hace aborrecer los deleites de la vida, que son basura todos juntos. Es asco traerlos a ninguna comparación aquíóaunque sea para gozarlos sin finóy, de estos que da el Señor,basta sola una gota de agua del gran río caudaloso que nos está aparejado (SANTA TERESA, Vida,27,12).


463 Si estáis inclinados a la avaricia, pensad con frecuencia en la locura de ese pecado, que nos hace esclavos de lo que ha sido creado para servirnos; pensad que al morir, en todo caso, será menester perderlo todo, dejándoselo a quien, tal vez, lo malversará o se servirá de ello para su ruina y perdición (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, IV. 10). donde tienes tu patria (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. 1P 386).

AYUNO

Citas de la Sagrada Escritura

En señal de luto y de tristeza: Jg 20,26 1S 31,13.

Penitencia unida a la oración para obtener la misericordia de Dios: Lv 19,29 Nb 30,14-26 Tb 12,8 1M 2,47 2M 13,12.

Día del ayuno: Lv 16,29.

Cómo se ha de ayunar: Is 58,3-7 Jr 14,12.

De Nuestro Señor en el desierto: Mt 4,1-2 Mc 1,12-13 Lc 4,1-13.

Nuestro ayuno debe ser humilde; si no, pierde todo el mérito: Mt 6,16-18 Lc 18,11-14.

Ayuno y oración para obtener de Dios el poder de arrojar a los demonios: Mt 17,20 Mc 9,28.

El ayuno de los hipócritas: Mt 6,16-18 Lc 18,9-14.

Ayuno de Saulo después de su conversión: Ac 9,9-19.

Bienes espirituales del ayuno

Antes de la imposición de las manos a Saulo y Bernabé: Ac 13,2-3.

De Pablo y Bernabe antes de la ordenación de los sacerdotes: Ac 16,22.

Los ayunos frecuentes de San Pablo: 2Co 11,27.

San Pablo recomienda a todos la templanza, en especial a los que habían de ser ordenados ministros: 1Th 5,6 2Tm 4,5 Tt 1,7 Tt 2,2-3.

Nuestro Señor defiende a sus discípulos de las acusaciones que les hacían porque no ayunaban: Mt 9,14-15 Mc 2,18-20 Lc 5,33-35.

Dispone para recibir las gracias del Señor: Lc 2,37-38.

Los ministros de Dios y el ayuno: 2Co 6,4-8.

Para someter nuestro cuerpo: 1Co 9,27.

BIENES ESPIRITUALES DEL AYUNO


464 El ayuno fortifica el espíritu, mortificando la carne y su sensualidad; eleva el alma a Dios; abate la concupiscencia, dando fuerzas para vencer y amortiguar sus pasiones, y dispone el corazón para que no busque otra cosa distinta de agradar a Dios en todo (SAN FRANCISCO DE SALES, Sermón sobre el ayuno).


465 El ayuno purifica el alma, eleva el espiritu, sujeta la carne al espIritu, da al corazón contrición y humildad, disipa las tinieblas de la concupiscencia, aplaca los ardores del placer y enciende la luz de la castidad (SAN AGUSTIN, Sermón 73).


466 El cristiano tiene libertad para ayunar en cualquier tiempo, no por superstición, sino por virtud. ¿De qué modo, sin embargo, puéden g-uardar los cristianos la castidad si no cuidan la continencia en estas cosas? ¿Cómo pueden estudiar las Escrituras y buscar la ciencia y la sabiduría? ¿No es, acaso, gracias a la continencia del vientre y de la boca, regulando la comida y la bebida por la abstinencia y el ayuno? Esta es la razón del ayuno cristiano. Hay también otra razón de carácter religioso, muy alabada desde el tiempo de los Apóstoles: "Bienaventurado quien ayuna para ayudar a los pobres". Este ayuno es verdadero, digno y grato a los ojos de Dios (ORIGENES, Homilía 10).


467 Tres cosas hay, hermanos, por las que se mantiene la fe, se conserva firme la devoción, persevera la virtud. Estas tres cosas son la oración, el ayuno y la misericordia. Lo que pide la oración, lo alcanza el ayuno y lo recibe la misericordia. Oración, misericordia y ayuno: tres cosas que son una sola, que se vivifican una a otra (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 43).

Ayuno y caridad


468 El ayuno no da fruto si no es regado por la misericordia, se seca sin este riego; lo que es la lluvia para la tierra, esto es la misericordia para el ayuno (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón,43).

"Soporte de la oración"


469 Todos los que han querido rogar por alguna necesidad, han unido siempre el ayuno (la penitencia) a la oración, porque el ayuno es el soporte de la oración (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. 1P 377).

Cualidades


470 La penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser sólo interna e individual, sino también externa y social. Foméntese la práctica penitencial de acuerdo con las posibilidades de nuestro tiempo y de los diversos países y condiciones de los fieles [. . . ].

Sin embargo, téngase como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el viernes de la pasión y muerte del Señor y ano extenderse, según las circunstancias, al sábado santo, para que de este modo se llegue al gozo del domingo de Resurrección con elevación y apertura de espiritu (CONC. VAT. 11, Const. Sacrosanctum Concilium,110).


471 Decía (un santo varón a quien él conoció) que et monje debería darse al ayuno como si tuviera que vivir cien años. Que deberia frenar las pasiones de su alma, olvidar las injurias, ahuyentar la tristeza y menospreciar el dolor y la desazón, como si tuviera que morir cada día (CASIANO, Instituciones,5,41)


472 (Cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu cara. . . ). Aquí se habla de la costumbre que existía en Palestina de ungirse la cabeza los dias de fiesta, y mandó el Señor que cuando ayunemos nos manifestemos contentos y alegres (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol. 1P 380).


473 Los ayunos agradables a Dios son: no hagas mal y sirve al Señor con corazan limpio; guarda sus mandamientos siguiendo sus preceptos y no permitas que ninguna concupiscencia del mal penetre en tu corazón [. . . ]. Si esto haces, tu ayuno será grato en la presencia de Dios (Pastor de Hermas)


474 Ayunen los ojos de toda mirada curiosa. . . Ayunen los oídos, no atendiendo a las palabras vanas y a cuanto no sea necesario para la salud del alma. . . Ayune la lengua de la difamación y la murmuración, de las palabras vanas, inútiles. . . Ayune la mano de estar ociosa y de todas las obras que no sean mandadas. Pero ayune mucho más el alma misma de los vicios y pecados, y de imponer la propia voluntad y juicio. Pues, sin este ayuno, todos los demás son reprobados por Dios (SAN BERNARDO, Sermón en el comienzo del ayuno).


475 Ha de consistir mucho más en la privación de nuestros vicios que en la de los alimentos (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 6 sobre la Cuaresma,1).


476 El ayuno significa un dominio sobre nosotros mismos; significa ser exigentes en las relaciones con nosotros mismos; estar prontos a renunciar a las cosas, y no sólo a los manjares, sino también a goces y placeres diversos (JUAN PABLO 11, Hom. 28-11-1979).

Penitencia muy grata al Señor


477 El ayuno riguroso es penitencia gratísima a Dios. Pero, entre unos y otros, hemos abierto la mano. No importaóal contrarioóque tú, con la aprobación de tu Director, lo practiques frecuentemente (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 231).

BAUTISMO

Citas de la Sagrada Escritura

1. Sacramento instituido por Jesucristo.

Yo (Juan Bautista) os he bautizado con agua, mas (Jesús) os bautizará con el Espíritu Santo. Mc 1,8 Mt 3,2 Jn 1,33.

Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Mt 28,19 Mc 16,15-16.

Haced penitencia y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de Jesucristo. Ac 2,38 Ac 8,12.

Jesús fue con sus discípulos a Judea, y allí moraba con ellos y bautizaba: Jn 3,22 Jn 4,2.

2. Necesario para la salvación.

Quien no renaciera del agua y del espiritu no podrá entrar en el reino de los cielos. Jn 3,5.

El que creyere y fuere bautizado se salvará. Mc 16,16.

Id, pues enseñad a todas las gentes, bautizándolas 1. . . ]. Mt 28,19.

3. Efectos en el alma.

a) Una vida nueva

Dios nos ha salvado por el Bautismo de regeneración y renovación del Espíritu Santo: Tt 3,5.

Revestidos de Cristo: Ga 3,27.

En el Bautismo hemos quedado sepultados con Cristo para resucitar a una nueva vida: Rm 6,4 Jn 3,5.

b) Perdona los pecados

Sea bautizado cada uno de vosotros [. . . ] para remisión de vuestros pecados. Ac 2,38.

Levántate, bautízate y lava tus pecados. Ac 22,16.

Cristo amó a su Iglesia y se sacrifico por ella para santificarla, limpiándola con el Bautismo del agua: Ep 5,25-26.

c) Somos incorporados a la Iglesia

Aquellos que recibieron su doctrina fueron bautizados, y se aña. dieron aquel día (a la Iglesia) cerca de tres mil personas. Ac 2,41.

Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para un solo Cuerpo. 1Co 12,13.

4. Otras citas sobre el Bautismo.

Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. Za 13,1.

En ese día manarán en Jerusalén aguas vivas, la mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el occidental, lo mismo en verano que en invierno. Za 14,8.

Sacaréis con alegría el agua de las fuentes de la salud. . . Is 12,3.

Y os aspergeré con aguas puras y os purificare de todas vuestras impurezas, de todas vuestras idolatrias. Ez 47,9.

Y sucederá en aquel día que los montes destilarán mosto, y leche los collados, correrán las aguas portadas por laís torrenteras de Judá y brotará de la casa de Yave una fuente que regará el valle de Sitim. .

Purificación legal en el Antiguo Testamento: Ex 29,4 Lv 14,8.

El agua que brotó de la roca, imagen del Bautismo: Ex 17,2.

La curación de Naamán en las aguas del Jordán, figura del Bautismo: 2R 5,13-15.

Cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza


478 Todos los que reciben el Bautismo de manos de un borracho, de un homicida, de un adúltero, si el Bautismo es de Cristo, por Cristo son bautizados (SAN AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan 5,18).


479 Núnca deja de bautizar el que no cesa de purificar; y así, hasta el fin de los siglos. Cristo es el que bautiza, porque es siempre él quien purifica. Por tanto, que el hombre se acerque con fe al humilde ministro, ya que éste está respaldado por tan gran maestro. El maestro es Cristo. Y la eficacia de este sacramento reside no en las acciones del ministro, sino en el poder del maestro, que es Cristo (SAN ILDEFONSO, Sobre el bautismo).

Un nuevo nacimiento


480 Es, pues, la admirable participación de Cristo en nuestra naturaleza la que arroja sobre nosotros la luz del sacramento de la regeneración, de suerte que, los que hemos sido concebidos de la carne, renazcamos de una fuente espiritual, la del mismo Espíritu Santo, por medio de quien Cristo ha sido concebido y ha nacido. Por eso el evangelista llama a los creyentes: Los que no han nacido de la carne, ni de deseo de hombre, sino que han nacido de Dios (Jn 1,12) (SAN LEÓN MAGNO, Carta 31).


481 La Sagrada Escritura nos indica que familias enteras se hicieron bautizar, lo cual nos hace suponer que no estarían compuestas sólo de adultos, y ya a partir del siglo II nos encontramos con una serie de testimonios que señalan la costumbre que tenia la Iglesia de bautizar a los niños. Se trata, pues, de una larga e inalterada tradición, cuyo significado es perfectamente legitimo: una vida en semilla que espera el cultivo en todos los órdenes. Dios llama y of rece la salvación desde el primer instante de la vida humana. La Iglesia, al bautizar a los recién nacidos, celebra la universalidad sin limites de esta salvación. Así el niño entra, por el sacramento, en relación viviente con Cristo y empieza ya a formar parte de la familia de los hijos de Dios, en la fe de toda la comunidad eclesial (J. DELICADO BAEZA, En medio de las plazas, pp. 57-58).

Cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza


482 Cuando llegues a la fuente del bautismo [. . . ], entonces también tú, por ministerio de los sacerdotes, atravesarás el Jordán y entrarás en la tierra prometida, en la que te recibirá Jesús, el verdadero sucesor de Moisés, y será tu guia en el nuevo camino (ORIGENES, Hom. sobre el libro de Josué).


483 Hemos nacido para las cosas presentes y renacido para las futuras (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 7 en la Natividad del Señor).


484 El sacramento de la regeneración nos ha hecho participes de estos admirables misterios, por cuanto el mismo Espiri tu, por cuya virtud fue Cristo engendrado, ha hecho que también nosotros volvamos a nacer con un nuevo nacimiento espiritual (SAN LEÓN MAGNO, Carta 31).


485 Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y aunque todos los hijos de la Iglesia hayan sido llamados cada uno en dias distintos, con todo, la totalidad de los fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en su ascensión (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 6 en la Natividad del Señor).

El "carácter" sacramental


486 El carácter propiamente es cierto sello con que se marca a uno para ordenarle a algún determinado fin, como se sella el dinero para usarlo en el cambio o al soldado para adscribirle a la milicia. Ahora bien, el cristiano es destinado a dos cosas. La primera y principal es la fruición de la gloria eterna, y para esto se le marca con el sello de la gracia. La segunda es recibir o administrar a los demás las cosas que pertenecen al culto de Dios, y para esto se le da el carácter sacramental. Pero todo el rito de la religión cristiana se deriva del sacerdocio de Cristo. Por lo que es claro y manifiesto que el carácter sacramental especialmente es el carácter de Cristo, con cuyo sacerdocio se configuran los fieles según los caracteres sacramentales, que no son otra cosa que ciertas participaciones del sacerdocio de Cristo, derivadas del mismo Cristo (SANTO TOMAS, Suma Teológica,3, q. 63, a. 3).


487 No es de maravillarse que los fieles sean elevados a semejante dignidad. En efecto, por el bautismo, los fieles en general se hacen miembros del cuerpo místico de Cristo sacerdote, y por el carácter que se imprime en sus almas son destinados para el culto divino, participando así del sacerdocio de Cristo de un modo acomodado a su condición (Pio XII, Enc. Mediator Dei).

Efectos del Bautismo


488 La eficacia del bautismo está en que limpia de todos los pecados en cuanto a la culpa y en cuanto al castigo merecido. Por este motivo, a los bautizados no se les impone penitencia alguna por muy pecadores que hayan sido, y si en recibiendo el sacramento mueren, entran inmediatamente en la vida eterna (SANTO TOMAS, Sobre el Credo,1. c. 10).


489 El único Mediador y camino de salvación es Cristo, quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo (Mc 16,16 Jn 3,5), confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentiam,14).


490 La Iglesia nos santifica, después de entrar en su seno por el Bautismo. Recién nacidos a la vida natural, ya podemos acogernos a la gracia santificadora. La fe de uno, más aún, la fe de toda la Iglesia, beneficia al niño por la acción del Espíritu Santo, que da unidad a la Iglesia y comunica los bienes de uno a otro (S. Th. III, q. 68, a. 9 ad 2). Es una maravilla esa maternidad sobrenatural de la Iglesia, que el Espíritu Santo le confiere (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Hom. Lealtad a la Iglesia,4-6-1972).


491 La regeneración espiritual, que se opera por el Bautismo, de alguna manera es semejante al nacimiento corporal: así como los niños que se hallan en el seno de su madre no se alimentan por si mismos, sino que se nutren del sustento de la madre, así también los pequeñuelos que no tienen uso de razón y están como niños en el seno de su Madre la Iglesia, por la acción de la Iglesia y no por si mismos reciben la salvación (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q. 68, a. 9 ad 1).


492 Por el sacramento del bautismo, debidamente administrado según la institución del Señor, y recibido con la requerida disposición del alma, el hombre se incorpora realmente a Cristo crucificado y glorioso, y se regenera para el consorcio de la vida divina, según las palabras del Apóstol: Con Elfuisteis sepultados en el bautismo, y en El, asimismo, fuisteis resucitados por lale en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos (Col 2,12). El bautismo, por tanto, constituye un vinculo sacramental de unidad, vigente entre todos los que por él se han regenerado. Sin embargo, el bautismo por si mismo es sólo un principio y un comienzo, porque todo él tiende a conseguir la plenitud de la vida en Cristo. Así, pues, el bautismo se ordena a la profesión integra de la fe, a la plena incorporación a la economía de la salvación tal como Cristo en persona la estableció, y, finalmente, a la integra incorporación en la comunión eucarística (CONC. VAT. II, Decr. Unitatis redintegratio,22).


493 Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espiritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espiritu de ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda suya, el Espíritu, como te enseña el Apóstol (SAN AMHROSIO, Trat. sobre los misterios).


494 [. . . ] de la misma manera que un hombre no nace más que una vez, igualmente sólo una vez es bautizado Por ello los santos añadieron: "Reconozco un solo bautismo" (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,1. c. ,10).

Los recién bautizados, enriquecidos con tales distintivos,495 se dirigen al altar de Cristo, diciendo: Me acercaré al altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud. En efecto, despojados ya de todo resto de sus antiguos errores, renovada su juventud como un águila, se apresuran a participar del convite celestial (SAN AMBROSIO, Trat. sobre los misterios).


496 El que se sumerge con fe en este baño de regeneración renuncio al diablo y se adhiere a Cristo, niega al enemigo del género humano y profesa su fe en la divinidad de Cristo, se despoja de su condición de siervo y se reviste de la de hijo adoptivo, sale del bautismo resplandeciente como el sol, emitiendo rayos de justicia, y, lo que es más importante, vuelve de allí convertido en hijo de Dios y coheredero de Cristo (SAN HIPÓLITO, Sermón sobre la Teofunia).


497 Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos, y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y participes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida la santificación que recibieron (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,40).


498 La gratitud es el primer sentimiento que debe hacer nacer en nosotros la gracia bautismal; el segundo es el gozo. Jamás deberíamos pensar en nuestro bautismo sin un profundo sentimiento de alegría interior (COLUMBA MARMION, Le Christ, vie de líame, Abbaye de Maredsous,1933, p. 1 86 y 203-204).

Significado del bautismo de Cristo en el Jordán


499 El Señor Jesús viene para ser bautizado y quiere que su cuerpo santo sea lavado en las aguas del Jordán. Alguien dirá quizás: "Si era santo, ¿por qué quiso ser bautizado?" Escucha, pues, lo siguiente: Cristo es bautizado no para ser él santificado por las aguas, sino para que las aguas sean santificadas por él, y para purificarlas con el contacto de su cuerpo. Más que de una consagración de Cristo, se trata de una consagración de la materia del bautismo (SAN M¡XIMO DE TURIN, Sermón sobre la Epifania).


5OO Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo: no ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas, no te entregues otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la Sangre de Cristo, quien te redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la verdad (SAN LEÓN MAGNO, Sermón I en la Natividad del Señor).

La acción del Espíritu Santo en el Bautismo


5O1 Asi como la tierra árida no da fruto si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida sin esta gratuita lluvia de lo alto. Nuestros cuerpos, en efecto, recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero nuestras almas la recibieron por el Espíritu (SAN IRENEO, Trat. contra las herejías,3,17).


502 Los bautizados, en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo, para que, por medio de toda obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz (cfr. 1P 2,4-10) (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentiam,10).


503 Ya que nosotros somos como una vasija de barro, por eso necesitamos en primer lugar ser purificados por el agua, después ser fortalecidos y perfeccionados por el fuego espiritual (Dios, en efecto, es un fuego devorador); y, así, necesitamos del Espíritu Santo para nuestra perfección y renovación (DIDIMO DE ALEJANDRIA, Trat. sobre la Santisima Trinidad,2,12).


504 Antes se te ha advertido que no te limites a creer lo que ves [. . . ]. Veo la misma agua de siempre, ¿ésta es la que me ha de purificar, si es la misma en la que tantas veces me he sumergido sin haber quedado nunca puro? De ahí has de deducir que el agua no purifica, sino la acción del Espíritu (SAN AMBROSIO, Trat. sobre los misterios).

El bautismo de los niños


505 Y habiendo vuelto a casa (la mujer cananea), halló a la niña descansando en la cama y libre ya del demonio. Por las palabras de la madre, llenas de humildad y de fe, dejó el demonio a la hija; donde se nos muestra, a modo de ejemplo, la necesidad de catequizar y bautizar a los niños, porque por la fe y la confesión de los padres se libran sin duda del diablo en el bautismo de los párvulos, los cuales no pueden saber ni hacer por sí nada de bueno ni nada de malo (SAN BEDA, en Catena Aurea vol. IV, p. 180).


506 No dejéis pasar más de veinticuatro horas sin bautizar a los hijos; si no lo hacéis, sin que razones serias para ello lo justifiquen, sois culpables (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre los deberes de los padres).

Llamados al apostalado por el bautismo


507 El apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvifica de la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud del bautismo y de la confirmación (CONC. VAT. 11, Const. Lumen gentium,33).


508 La gran misión que recibimos, en el Bautismo, es la corredención. Nos urge la caridad de Cristo (cfr. 2Co 5,14), para tomar sobre nuestros hombros una parte de esa tarea divina de rescatar las almas (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,120).

BIENES TEMPORALES


Fdez-Carvajal: Antologia - ARIDEZ