Fdez-Carvajal: Antologia - SERVIR A DIOS

SERVIR A DIOS

Citas de la Sagrada Escritura

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, vino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. Mt 20,28.

Sabiendo que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y que había salido de Dios y a El volvía, se levantó de la mesa, se quitó los vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en la jofaina, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con una toalla que tenía ceñida. .

Cuando les hubo lavado los pies, tomando sus vestidos Y POniéndose de nuevo en la mesa, les dijo: ¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque de verdad lo soy. Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también ha-

béis de lavaros vosotros los pies unos a otros. .

En verdad, en verdad os digo: No es el siervo mayor que su señor, ni el enviado mayor que quien le envía. Jn 13,16.

Hermanos míos, continuad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo no es inútil a los ojos de Dios. 1Co 15,58.

Servid a Yavé con júbilo, venid gozosos a su presencia. Ps 99,2.

En ti, Señor, está la piedad, pues das a cada uno según sus obras. Ps 61,13.

Así también vosotros, cuando hiciereis estas cosas que os están mandadas, decid: Somos siervos inútiles; lo que teníamos que hacer, eso hicimos. Lc 17,10.

Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mí servidor; si alguno me sirve, mí Padre le honrará. Jn 12,26.

El mas grande de vosotros sea vuestro servidor. Mt 23,11

Ellos se callaron porque en el camino habían discutido entre si sobre quién seria el mayor. Mc 9,34.

No ha de ser así entre vosotros; antes, sí alguno de vosotros quiere ser grande, sea siervo de todos. Mc 10,40.

Servir a Dios es un honor


4893 Esclavitud por esclavitud -si, de todos modos, hemos de servir, pues, admitiendolo o no, esa es la condición humana-, nada hay mejor que saberse, por Amor, esclavos de Dios. Porque en ese momento perdemos la situación de esclavos, para convertirnos en amigos, en hijos. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER Amigos de Dios,35).


4894 Así acontece en el servicio de Dios: a Dios no le aporta nada, pues Dios no tiene necesidad del servicio de los hombres; mas, a aquellos que le sirven y le siguen, Dios les da la vida, la incorruptibilidad y la gloria eterna. El concede su benevolencia a los que le sirven por el hecho de servirle, y a los que le siguen por el hecho de seguirle, pero no recibe de ellos beneficio alguno porque es perfecto y no tiene ninguna necesidad. Si Dios solícita el servicio de los hombres es para poder, siendo bueno y misericordioso, otorgar sus beneficios a aquellos que perseveran en su servicio; porque, del mismo modo que Dios no tiene necesidad de nada, el hombre tiene necesidad de la comunión con Dios, pues la gloria del hombre está en perseverar en el servicio divino. (S. IRENEO, Trat. contra las herejías,4).


4895 El servir a Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra sumisión; es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la gloría eterna a los que le siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de seguirle y servirle, sin recibir de ellos beneficio alguno. (S. IRENEO, Trat. contra las herejías,4).


4896 Algunas veces pienso hacéis semejantes mercedes a los que Os aman, y Vos les hacéis tanto bien como es darles con que os sirvan. (SANTA TERESA, Fundaciones,22,7).

El Señor es "buen pagador"


4897 Como los soldados, que -aunque hayan servido mucho siempre- han de estar a punto para que el capitán les mande en cualquier oficio que quiera ponerlos, pues les han de dar sueldo. ¡Y cuán mejor paga la pagará nuestro Rey que los de la tierra! (SANTA TERESA, Camino deperfección,18,3).


4898 La pobre alma -aunque quiere- no puede todas las veces lo que querría ni puede nada sin que se lo den, y ésta es su mayor riqueza; queda más adeudada mientras más sirve. (SANTA TERESA, Camino de perfección,32, II).


4899 Esto es como cuando entra un criado a servir tiene cuenta con contentar a su señor en todo; más él está obligado a dar de comer al siervo mientras está en su casa y le sirve, salvo si no es tan pobre que no tiene para sí ni para él. Acá cesa esto: siempre es y será rico y poderoso. Pues no seria bien andar el criado pidiendo de comer, pues sabe que tiene cuidado su amo de dárselo y le ha de tener. Con razón le dirá que se ocupe él en servirle y en cómo le ha de contentar, que por andar ocupado el cuidado en lo que no le ha de tener no hace cosa a derechas. (SANTA TERESA, Camino de perfección,34,5).

Servir con alegría


4900 Servid al Señor, con alegría (Sal 99,2): no hay otro modo de servirle. Dios ama al que da con alegría (2Co 9,7), al que se entrega por entero en un sacrificio gustoso, porque no existe motivo alguno que justifica el desconsuelo. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,177).


4901 No existen fechas malas o inoportunas: todos los días son buenos, para servir a Dios. Sólo surgen las malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,52).

Servir a los demás, por Dios, sin esperar nada a cambio


4902 El que quiera ser el mayor que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero que sea esclavo de todos.

Este servicio hacia los hombres debe ser ciertamente gratuito y el que se consagra a él debe sentirse sometido a todos y servir a los hermanos como si fuera deudor de cada uno de ellos. (S. GREGORIO DE NISA, Sobre la conducta cristiana).


4903 Busquemos aquellas virtudes que, junto con nuestra salvación, aprovechan principalmente al prójimo [. . . ]. En lo terreno, nadie vive para sí mismo. El artesano, el soldado, el labrador, el comerciante, todos sin excepción contribuyen al bien común y al provecho del prójimo. Con mayor razón en lo espiritual. Porque esto es sobre todo vivir. El que sólo vive para sí y desprecia a los demás, es un ser inútil, no es hombre, no pertenece a nuestro linaje. (S. JUAN CRíSÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,77).


4904 Fijémonos en los soldados que prestan servicio bajo las órdenes de nuestros gobernantes: su disciplina, su obediencia, su sometimiento en cumplir las órdenes que reciben. No todos son generales ni comandantes, ni centuriones ni oficiales, ni todos tienen alguna graduación; sin embargo, cada cual, en el sitio que le corresponde, cumple lo que le manda el rey o cualquiera de sus jefes. Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; la efectividad depende precisamente de la conjunción de todos.

Tomemos como ejemplo a nuestro cuerpo. La cabeza sin los píes no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros más íntimos de nuestro cuerpo son necesarios y útiles a la totalidad del cuerpo; más aún, todos ellos se coordinan entre sí para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio de su prójimo según la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios. (S. CLEMENTE, Carta a los Corintios; 36).


4905 Es conveniente que quienes están al frente de sus hermanos se esfuercen más que los demás en trabajar por el bien ajeno, se muestren más sumisos que los súbditos y, a la manera de un siervo, gasten su vida en bien de los demás, pensando que los hermanos son en realidad como un tesoro que pertenece a Dios y que Dios ha colocado bajo su cuidado. (S. GREGORIO DE NISA, Sobre la conducta cristiana).


4906 (Debemos) examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. sobre el profeta Ezequiel,2).


4907 [. . . J para servir, servir. Porque, en primer lugar, para realizar las cosas, hay que saber terminarías. No creo en la rectitud de intención de quien no se esfuerza en lograr la competencia necesaria, con el fin de cumplir debidamente las tareas que tiene encomendadas. No basta querer hacer el bien, sino que hay que saber hacerlo. Y, si realmente queremos, ese deseo se traducirá en el empeño por poner los medios adecuados para dejar las cosas acabadas, con humana perfección. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,50).

Para servir es necesaria la humildad y la fortaleza


4908 Cuando se te presente la ocasión de prestar algún servicio bajo y abyecto al prójimo, hazio con alegría y con la humildad con que lo harías si fueras el siervo de todos. De esta práctica sacarás tesoros inmensos de virtud y de gracia. (J. PECCI -León XIII- Práctica de la humildad,32).


4909 No es apto para servir quien no es fuerte. (SANTO TOMÁS, Catena Aurea, vol. 1P 52).


4910 En la casa del justo los que mandan sirven a aquellos a quienes parecen mandar. La razón es que no mandan por afán de poder, sino porque tienen el ministerio de cuidar de los demás; no son los primeros por soberbia, sino por amor, para atenderles. (S. A(LTIN, La Ciudad de Dios,19,14).


4911 El espíritu crítico no sería expresión de la actitud de servicio, sino más bien de la voluntad de dirigir la opinión de los demás según la opinión propia, divulgada a veces de manera demásiado desconsiderada. (JUAN PABLO II, Enc. Redemptor hominis,1,4).

Medios para servir a Dios


4912 Porque la confianza que el apóstol ha de poner en Dios debe ser tan grande que, aunque no posea lo necesario para esta vida, tenga por cierto que nada le ha de faltar. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).


4913 Una persona que no se esforzara por hacer lo que está de su parte, esperándolo todo del auxilio divino, tentaría a Dios. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 53, a. 4).


4914 Después de la caída, su lenguaje es completamente distinto: ¿A qué nos miráis a nosotros, como si por propia virtud o por propia piedad hubiéramos hecho andar a éste? (Ac 3,12). De ahí aprendemos una gran verdad, y es que no basta la voluntad del hombre, si no nos asiste la ayuda de lo alto, si nos falta la voluntad [. . . ].

Por eso yo os exhorto a que ni se lo dejéis todo a Dios y os echéis vosotros a dormir; ni, porque seáis fervorosos, penséis que por vuestro propio esfuerzo lo vais a conseguir todo. Dios no quiere ni que nos tumbemos -y por eso no lo hace él todo- ni que seamos arrogantes- y por eso tampoco nos lo deja a nosotros todo-. (S. JUAN CRISOSTOMO Hom. sobre S. Mateo,84).


4915 En las empresas de apostolado está bien -es un deber- que consideres tus medios terrenos (2 + 2 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2. . . (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER. Camino, n. 471).


4916 Al que es rico, y por su poder y excelente disposición corporal tiene cierta grandeza, y hace buen uso de aquellos bienes que posee, justo es amarle y respetarle como quien está dotado de bienes comunes, siempre que los emplee conforme a lo que dicta la recta razón: de tal modo que sea caritativo con los pobres, auxilie a los enfermos y considere todos los bienes que posee no más suyos que de los indigentes. Por el contrario, al hombre que no procede así debemos tenerle como más digno de lástima que de envidia, en cuanto que tiene más medios y más ocasiones para pecar. (S. BASILIO, Hom. sobre la envidia>.


4917 Sirve a tu Dios con rectitud, séle fiel. . . y no te preocupes de nada: porque es una gran verdad que "si buscas el reino de Dios y su justicia, El te dará lo demás -lo material, los medios- por añadidura". (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 472>.


4918 De aquí que no se deba tener al rico por dichoso sólo por sus riquezas; ni al poderoso por su autoridad y dignidad; ni al fuerte por la robustez de su cuerpo; ni al sabio por su eximía elocuencia. Todas estas cosas son instrumentos de virtud para los que las usan rectamente; pero ellas, en sí mismas, no contienen felicidad. (S. BASiLIO, Hom. sobre la envidia).

SINCERIDAD

Citas de la Sagrada Escritura

Nuestro Señor aborrece la mentira y la hipocresía: .

La verdadera caridad es sincera: Rm 12,9 1Co 13,5-6.

San Pablo es sincero como Nuestro Señor: pone su conducta de acuerdo con su doctrina: 2Co 1,18-21.

Ser sincero sin temor a desagradar a los hombres: Ga 1,10.

Todo lo que está oculto será descubierto: Mt 10,26.

La obediencia debe ser sincera: .

Atractivo de la sinceridad en medio de la mentira que reina en el mundo: .

San Pablo exhorta a los Colosenses a la sinceridad: Col 3,8-9.

La sinceridad busca agradar a Dios y no a los hombres: .

Hagamos todas las cosas con sinceridad y pureza de intención: 1Tm 5,21.

Nuestras acciones deben estar de acuerdo con nuestra fe: Jc 1,19-27 Jc 2,1-26.

Señales de la auténtica caridad: 1Jn 2,3-11 1Jn 3,16-24 1Jn 4,20.

Nuestro Señor desprecia las limosnas, oraciones y ayunos de los hipócritas, por los que no recibirán ninguna recompensa: Mt 6,1-8.

Los hipócritas juzgan severamente a los demás: .

Indignación de Nuestro Señor contra los que traspasan con astucia y artificio los mandamientos de Dios: Mt 15,3-9 Mc 7,9-13.

Testimonio de Nuestro Señor contra ellos: Lc 11,37-52.

Necedad de los hipócritas; en efecto, todo secreto será descubierto: Lc 12,1-2.

El diablo es padre de la mentira: Jn 8,44.

Sinceridad con Dios


4919 Toda santidad fingida está muerta; porque no obra impulsada por Dios, y más bien no debiera llamarse santidad; así como un hombre muerto no es hombre, así como los farsantes que fingen y simulan las personas de otros, no son las personas que imitan. (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 129>.


4920 (Y vino a El un leproso que, rogándole de rodillas, le decía: Si quieres, puedes limpiarme). Aquel hombre se arrodilla postrándose en tierra -lo que es señal de humildad y de vergÚenza que cada uno se avergúence de las manchas de su vida. Pero la vergúenza no ha de impedir la confesión: el leproso mostró la llaga y pidió el remedio. Su confesión está llena de piedad y de fe. Si quieres, dice, puedes: reconoció que el poder curarse estaba en manos del Señor. (SAN BEDA, Coment. Evang. S. Marcos).


4921 Así como en los teatros, cuando todo se acaba, y los que representan se retiran y se desnudan el traje, los que antes parecían reyes o pretores aparecen ahora tal y como son con todas sus miserias, así, cuando viene la muerte y concluye el espectáculo de esta vida, depuestos de los disfraces de la riqueza y de la pobreza, sólo por las obras se juzga quiénes son verdaderamente ricos y quiénes pobres, quiénes dignos y quiénes indignos de gloria. (S. JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 249).


4922 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, que por dentro están llenos de rapiña y codicia! Si el Señor detesta la suciedad de los cuerpos y de los vasos que por necesidad tienen que mancharse con el mismo uso, ¿cuánto más las inmundicias de la conciencia, que si queremos podemos conservar siempre limpia? (S. JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 126).

Sinceridad en la Confesión


4923 No te acuses con aquellas fórmulas superfluas que muchos dicen por costumbre: " Yo no he amado a Dios tanto como debía, no he orado con la devoción que debiera, no he amado a mi prójimo como debiera amarle, no he recibido los Santos Sacramentos con la reverencia que es debida", y otras semejantes. La razón es porque diciendo esto no dices nada en particular que pueda manifestar al confesor el estado de tu conciencia, pues cuantos hombres hay en la tierra y cuantos santos están en el Cielo podrían decir lo mismo si confesasen. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, II,19).


4924 Has de expresar también si te has detenido largo tiempo en el mal, pues la prolongación del tiempo de ordinario acrecienta mucho la culpa, porque hay gran diferencia entre una vanidad pasajera que haya ocupado el espíritu por espacio de un cuarto de hora, y otra en que el corazón se mantuvo sumergido uno, dos y tres días. En suma: es menester decir el hecho, el motivo y la duración de las culpas; pues aunque por lo común no hay obligación de explicar tan puntualmente los pecados veniales, y en rigor no estamos obligados a confesarlos, con todo, los que quieren purificar bien sus almas para llegar mejor a la devoción santa deben ser muy cuidadosos en manifestar claramente al médico espiritual la enfermedad de que buscan el remedio, por pequeña que sea. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, II,19).


4925 Todo pecador, mientras oculta en su conciencia sus culpas, se esconde y encubre en su interior; pero el muerto sale fuera cuando el pecador confiesa espontáneamente sus maldades. A Lázaro se le dijoPs fuera, que es lo mismo que si a cualquiera que está muerto en la culpa se le dijera:

¿por qué escondes el resto de tu culpa dentro de tu conciencia? Ya es tiempo de que salgas fuera por medio de la confesión, tú que te escondes en tu interior por medio de la negación. Salga fuera el muerto, esto es, confiese su culpa el pecador. Los discípulos desataron al que salía del sepulcro, para que los pastores de la Iglesia perdonen la pena que mereció el que no se avergonzó de confesar lo que hizo. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 26 sobre los Evang. ).


4926 Al confesar los pecados, ¿qué otra cosa hacemos sino descubrir el mal que estaba oculto dentro de nosotros? (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 40 sobre los Evang. ).


4927 (Algunos van con los pecados disimulándonos y como) coloreando porque no parezcan tan malos, lo cual más es irse a excusar que a acusar. (S. JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,

1,2,4).


4928 Si no declaras la magnitud de la culpa, no conocerás la grandeza del perdón. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre Lázaro,4,4).

Sinceridad con uno mismo


4929 No quisiera que ignoraseis, hermanos míos, de qué modo se baja, o por mejor decir, se cae en estos caminos. El primer escalón es el disimulo de la propia flaqueza, de la propia iniquidad y del propio fracaso, cuando perdonándose el hombre a sí mismo, autoconsolándose, se engaña. El segundo escalón es la ignorancia de sí[. . . ]. ¿Qué más lógico que no ver sus llagas, especialmente si las ha tapado con el fin de no poderlas ver? De esto se sigue que, ulteriormente, aunque se las descubra Otro, defienda con tozudez que no son llagas, dejando que su corazón se abandone a palabras engañosas para buscar excusas a sus pecados. (S. BERNARDO, Sermón sobre el Salmo 50).


4930 A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 236).


4931 Los que tienen buena salud no necesitan del médico, sino los que están enfermos (Mt 9,12). Si quieres ser curado, reconoce tu enfermedad (. . . ]. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (9,13). No es que Cristo rechace a los justos, sino que sin él no hay nadie en la tierra que esté sin pecado. No rechaza a los justos, pero aquí abajo sólo ha encontrado pecadores. (S. PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 30).


4932 Te había pedido la pureza con estas palabras: Dame pureza y castidad, pero no la des ahora. Tenía miedo de que me oyeras demásiado pronto, y de que desapareciera la enfermedad de mi sensualidad demásiado temprano; prefería darle un desahogo, en vez de apagarla. (S. AGUSTíN, Confesiones,8,7).


4933 (A veces, por soberbia oculta) decimos que somos la misma miseria y la escoria del mundo; pero quedaríamos harto burlados si, cogiéndonos la palabra, dijeran en público de nosotros lo mismo que hemos dicho. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,5).


4934 Son más peligrosos y más difíciles de remediar los vicios que tienen apariencia de virtud y se cubren con la apariencia de cosas espirituales, que los que tienen claramente por fin el placer sensual. A éstos, en efecto, como a las enfermedades que se manifiestan con claridad, puede atacárseles de frente y se les cura al instante. Los otros vicios, en cambio, paliados con el velo de la virtud, permanecen incurables, agravando el estado de los pacientes y haciendo desesperar de su remedio. (CASIANO, Colaciones,4).

Sinceridad con los demás, especialmente con quienes representan a Dios


4935 (A uno que había vivido la virtud de la sinceridad): Has triunfado hoy sobre tu Adversario. Con tu propia acusación le has confundido mucho más de lo que te había abatido él a ti con tu silencio. La causa de haberte dominado él hasta ahora fue porque ni tu palabra ni la de otro por ti le opuso la menor resistencia. Por eso le dabas la posibilidad de subyugarte [. . . ]. Pero ahora, al denunciar a tu enemigo y sacarle a plaza, has anulado su poder de inquietarte en lo sucesivo. Esta terrible serpiente no podrá encontrar

La sinceridad se opone a todo tipo de hipocresía


4943 Debajo de unos vestidos harapientos puede haber mucha jactancia; y esto es más peligroso, pues ocultándose en un manto de piedad, engaña con la apariencia de servir a Dios. (S. AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,2,12).


4944 Hay muchos que siendo soberbios se colocan en los últimos sitios, y por el orgullo de su corazón les parece que se sientan a la cabeza de los demás, y también hay muchos humildes que, aun cuando se sientan en los primeros puestos, están convencidos en sus conciencias de que deben ocupar los últimos puestos. (S. JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 106>.


4945 ¿No ves cuán grande es el pecado de hipocresia? Pues ésta 4945 es fruto de la envidia. Porque la envidia es la que principalmente produce en los hombres la doblez, puesto que, sintiendo odio en su interior, manifiestan cierto exterior ciue revela un tinte o especie de caridad; como los escollos ocultos en el mar, que encubiertos bajo muy poca agua, causan a los incautos un mal imprevisto. (S. BASILIO, Hom. sobre la envidia).


4946 El nombre de hipócrita procede de aquella clase de hombres que entran en los espectáculos con la cara tapada, pintándola de diversos colores con el fin de asemejarse a la persona que fingen ser y de la cual simulan lo exterior [. . . ]. (S. ISIDORO, en Catena Aurea, vol. 1P 340).


4947 Es un hipócrita todo aquel que aparenta lo contrario de lo que es. (S. JERÓNíMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 72).


4948 (. . . Echan pesadas cargas. . . >. Tales son también muchos jueces: severos con los que pecan e indulgentes consigo mismos, legisladores intolerables y débiles observantes de las leyes; no quieren observar una vida honesta ni acercarse a ella, y exigen a sus subordinados que la observen con todo rigor. (S. GREGORIO DE NISA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 55)


4949 El alma que usa de mentira, doblez y simulación muestra debilidad y vileza. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,30).

en ti acogida para ocultarse de nuevo en tu pecho, pues por tus palabras la has sacado de las tinieblas de tu corazón poniéndola a la luz del día. (CASIANO, Colaciones,2).


4936 No permitáis que en vuestra alma anide un foco de podredumbre, aunque sea muy pequeño. Hablad. Cuando el agua corre, es limpia; cuando se estanca, forma un charco lleno de porquería repugnante, y de agua potable pasa a ser un caldo de bichos. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,181).


4937 (Los discípulos de Emaús) habiendo dado a conocer su herida, encuentran la medicina, (TEÓFILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 532).


4938 No podía presentar por sí mismo su súplica, pues estaba mudo; y a los otros tampoco podía rogarles, pues el demonio había trabado su lengua, y juntamente con su lengua le tenía atada el alma. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,82).


4939 ¿Por qué ese reparo de verte tú mismo y de hacerte ver por tu Director tal como en realidad eres?

Habrás ganado una gran batalla si pierdes el miedo a darte a conocer. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 65).


4940 Rasgando el velo con que la falsa vergúenza querría cubrirlos, manifestamos a nuestros mayores todos los secretos de nuestra alma. Vayamos con confianza a buscar en ellos el remedio a nuestras heridas y el ejemplo de una vida santa. (CASIANO, Colaciones,2>.


4941 Aparenta ser justo, y no lo prueba, el que coloca su mérito en la alabanza de los hombres. (S. AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. 1P 341).


4942 Aunque algunas veces se puede disimular con discreción y prudencia, encubriendo la verdad con algún artificio de palabras, esto no se ha de hacer sino en asunto de importancia, cuando lo pidan claramente la gloria y servicio de Dios; porque fuera de estos casos es arriesgado el artificio, puesto que, como dice la Sagrada Escritura no habita el Espíritu Santo en el corazón fingido y doble. (S. FRANCIS-CO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,30).

Sinceridad y sencillez


4950 En el modo de hablar conviene mirar que no hablemos ni con demásiada blandura, ni con demásiada desenvoltura, ni apresuradamente, ni curiosa y pulidamente, sino con gravedad, con llaneza y sencillez. A este modo pertenece también no ser hombre porfiado y cabezudo y amigo de salir con la suya, porque muchas veces por aquí se pierde la paz de la conciencia y aun la caridad y la paciencia y los, amigos. (FR. Luís DE GRANADA, Guía de pecadores, P. 448).


4951 No demos a entender que queremos el último lugar Sin quererlo verdaderamente, y esta regla la establezco tan general que no admite excepción alguna: sólo añadiré que la cortesía exige algunas veces que ofrezcamos la preferencia a los que ciertamente no la han de tomar, sin que en e116 haya doblez de humildad fingida, porque entonces el ofrecer la preferencia es un principio de distinción, y ya que no podemos dársela entera, no es mal hecho que les demos el principio. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,5).


4952 Deja ese "aire de suficiencia" que aísla de la tuya a las almas que se te acercan. Escucha. Y habla con sencillez:

sólo así crecerá en extensión y fecundidad tu trabajo de apóstol. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 958).


4953 Hay algunos, en efecto, a quienes les falta sencillez en las buenas obras que realizan, porque buscan no la retribución espiritual, sino el aplauso de los hombres: Por esto dice con razón uno de los libros sapienciales: ¡Ay del hombre que va por dos caminos! (S. GREGORIO MAGNO, Moraha,1).


4954 Os recomiendo, sobre todo, la santa simplicidad: veos a vos en vez de ver peligros ajenos. Os parecerá que son ejércitos, cuando no son más que sauces de ramaje tronchado, y mientras anduvieseis mirándolos, podríais dar un traspié. Tengamos el propósito firme y general de servir a Dios de corazón, toda la vida, y con eso no queramos saber sino que hay un mañana, en el que no hemos de pensar. Preocupémonos por obrar bien hoy; el mañana vendrá también a llamarse hoy, y entonces pensaremos en él. Hay que hacer provisión de maná para cada día y nada más; no tengamos la menor duda de que Dios hará caer otro maná al día siguiente, y al otro, y al otro, mientras duren las jornadas de nuestra peregrinación. (S. FRANCiSCO DE SALES, Epistolario, fragm. 131, l. c. 766).

SOBERBIA

Citas de la Sagrada Escritura

La soberbia sólo ocasiona contiendas [. . . ] Pr 13,10.

¿Qué nos aprovechó la altanería, qué ventaja nos trajeron la riqueza y la jactancia? Sg 5,8.

Así dice Yavé: Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, que no se glorie el fuerte de su fortaleza, que no se gloríe el rico de su riqueza. Jr 9,23.

Las altivas frentes de los hombres serán abatidas y será humillada la soberbi humana, y sólo Yavé será exaltado aquel día. Is 2,11.

Asola Yavé la casa del soberbio y afirma los linderos de la viuda. .

La soberbia es odiosa al Señor y a los hombres [. . . J. Si 10,7.

Todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida. 1Jn 2,16.

El Señor hizo alarde del poder de su brazo, deshizo las miras del corazón de los soberbios. Lc 1,53.

Quien no abraza las saludables palabras de Nuestro Señor Jesucristo y la doctrina que es conforme a la piedad, es un soberbio que nada sabe. 1Tm 6,3-4.

¿Qué tienes que no hayas recibido? Y silo que tienes lo has recibido, ¿de qué te jactas como si no lo hubieses recibido? 1Co 4,7.

No seamos ambiciosos de vanagloria, provocándonos unos a los otros y recíprocamente envidiándonos. Ga 5,26.

Qué es la soberbia


4955 ¿Qué es la soberbia sino un apetito desordenado de grandeza pervertida? La grandeza pervertida consiste en abandonar el principio a que el ánimo debe estar unido, hacerse uno en cierta manera principio para sí y serlo. Esto sucede cuando el espíritu se agrada demásiado a sí mismo, y se agrada a sí mismo cuando declina el bien inmutable que debe agradarle más que a sí mismo. (S. AGUSTIN, La Ciudad de Dios,14,13).


4956 El soberbio intenta inútilmente quitar de su solio a Dios, que es misericordioso con todas las criaturas, para acomodarse él, que actúa con entrañas de crueldad. (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,100).


4957 La soberbia es el menosprecio de Dios. Cuando alguno se atribuye las buenas acciones y no a Dios, ¿qué otra cosa hace sino negar a Dios? (TEÓFILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 298).


4958 (Es) el apetito desordenado de la propia excelencia. (SANJO TOMAS, Suma Teológica,2-2, q. 162, a. 2).


4959 Si bien todos los vicios nos alejan de Dios, sólo la soberbia se opone a El; (a ello se debe) la resistencia que Dios ofrece a los soberbios. (SANTO TOMAS, Suma Teológica,2-2, q. 162, a. 6).


4960 A' considerar la entrega de Dios y su anonadamiento [. . . ], la vanagloria, la presunción del soberbio se revela como un pecado horrendo, precisamente porque coloca a la persona en el extremo opuesto al modelo que Jesucristo nos ha señalado con su conducta. Pensadlo despacio: El se humilló, siendo Dios. El hombre, engreído por su propio yo, pretende enaltecerse a toda costa, sin reconocer que está hecho de mal barro de botijo. (J. ESCRiVÁ DE 13ALAGUER Amigos de Dios,112).


4961 No es grandeza la soberbia, sino hinchazón. (S. AGUSTIN, Sermón 380).

Está en la raiz de todo pecado y descamino


4962 El orgullo es la fuente de todos los vicios y la causa de todos los males que acontecen y acontecerán hasta la consumación de los siglos. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el orgullo).


4963 No existe ninguna otra pasión como la soberbia, capaz de aniquilar las virtudes y despojar al hombre de toda justicia

y santidad. Al modo de una enfermedad contagiosa que afecta a todo el organismo, y no se contenta con debilitar un solo miembro sino que corrompe el cuerpo entero, así esta pasión derriba a aquellos que están ya firmes en la cima de la virtud para deshacerse de ellos. (CASIANO, Instituciones,12).


4964 Se dispersaron por toda la tierra, a causa del amor de los bienes del mundo, y son, en verdad, ovejas desperdigadas y sin rumbo por toda la tierra. Viven en diversos lugares; una única madre, la soberbia, las engendró a todas, al igual que una sola madre, nuestra Iglesia católica, ha dado también a luz a todos los fieles cristianos esparcidos por todo el orbe. (S. AGUSTiN, Sermón 46, sobre los pastores).


4965 En todos los bienes temporales, el fin que el hombre busca es poseer cierta perfección o gloria. Por esta vía descubrimos que la soberbia, apetito de la propia excelencia, se pone como principio de todo pecado. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,1-2, q. 48, a. 2).


4966 (La soberbia es el) principio de todos los pecados y de todos los crímenes. No se da por satisfecha con exterminar la humildad, su virtud contraria, como hacen los otros vicios. Aspira a extirpar todas las virtudes a un tiempo. Ni se limita únicamente a agredir a los mediocres, o a los pequeños, antes bien tienta con preferencia a los que han llegado a la cúspide de la fortaleza. (CASIANO, Institucines,12).


4967 ¡Tanto pudo la soberbia humana, que necesitó de la humildad divina para curarse! (S. AGUSTIN, Sermón 183)


4968 Es la reina suprema de todo el ejército de los vicios Aunque puede decirse que la soberbia es la madre y la raíz de todos los vicios y pecados, hay tres de los que lo está una manera específica: la vanagloria, la ambición y la presunción, que, sin embargo, se distinguen de ella. (S GREGORIO MAGNO, Moralia,31).


4969 (La apostasía es un pecado de infidelidad que) nace de soberbia, por la que el hombre no se somete a las reglas de la fe. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 10, a. 1).


4970 [. . . j Superbia vitae. No se trata sólo de pensamientos efímeros de vanidad o de amor propio: es un engreimiento general. No nos engañemos, porque éste es el peor de lo males, la raíz de todos los descaminos. (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,6).


4971 El horizonte del orgulloso es terriblemente limitado: se agota en él mismo. El orgulloso no logra mirar más allá de su persona, de sus cualidades, de sus virtudes, de su talento. El suyo es un horizonte sin Dios. Y en este panorama tan mezquino ni siquiera aparecen los demás: no hay sitio para ellos. (S. CANALS, Ascética meditada, p. 87).


4972 Como un cruel tirano, se apodera de la ciudadela sublime de las virtudes, trastorna y destruye de una a otra parte la ciudad entera, abate luego hasta el suelo los altos muros de la santidad y lo desquicia todo en su recinto. No deja subsistir en el alma que le está sujeta el más mínimo destello de libertad: cuanto más rica es su víctima, más pesado es el yugo de la servidumbre a que la somete. En fin, no ceja hasta asolaría por completo y dejarla desnuda de todas las riquezas espirituales. (CASIANO, Instituciones,12).

Algunas manifestaciones y consecuencias de la soberbia


4973 El amor propio está a veces adormecido en nosotros como una zorra, y luego, de repente, se lanza sobre los polluelos. Por esto es necesario vigilarle con constancia, con suavidad y paciencia. (S. FRANCISCO DE SALES, Epistolario, fragm. 75, l. c. , p. 709).


4974 Lo más terrible de ese pecado es que, cuanto más domina al hombre, menos culpable se cree éste del mismo. En efecto, jamás el orgulloso querrá convencerse de que lo es, ni jamás reconocerá que no anda bien: todo cuanto hace y todo cuanto habla, está bien hecho y bien dicho. (SANTO CURA DE ARs, Sermón sobre el orgullo).


4975 Cuanto más humilde sea el hombre ante sí mismo, más 4975 grande será ante Dios; el soberbio, cuanto más glorioso aparece ante los hombres, más abyecto es delante de Dios. (S. AGUSTIN, Sermón sobre la humildad y el temor de Dios).


4976 Porque el natural de las mujeres es flaco, y el amor propio 4976 que reina en nosotras muy sutil. (SANTA TERESA, Fundaciones,4,2).


4977 Si hemos de dar oídos a sus palabras (de los soberbios), diremos que fueron los más valerosos conquistadores de la tierra; parece como si hubiesen recorrido el universo entero; y los jóvenes alábanse de lo que no harán nunca; todos mendigan, todos corren detrás de una boqueada de humo, que ellos llaman honor. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el orgullo).


4978 Y ¿quién ignora que a los soberbios se les dice inflados, como si estuvieran hinchados de viento? (S. AGUST¡N, Sobre el Sermón de la Montaña,1).


4979 Ves a un artesano contemplando la obra de otro; hallará en ella mil defectos y dirá: "¿qué le vamos a hacer? ¡Su capacidad no da más de sí!". Pero, como el orgulloso no rebaja nunca a los demás sin elevarse a sí mismo, entonces, a renglón seguido, os hablará de tal o cual obra por él realizada, diciéndoos que ha llamado la atención de los inteligentes, que se ha hablado mucho de ella [. . . j. (SANTO CURA DE ARs, Sermón sobre el orgullo).


4980 La soberbia inclina a los principiantes a huir de los maestros que no aprueban su espíritu, y aun terminan Por tenerles aborrecimiento. (S. JUAN DE LA CRUZ, Noche Oscura,1,2).


4981 La reprensión, que hace mejorar a los humildes, suele parecer intolerable a los soberbios. (S. CJRILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 52).


4982 Todo frutal, todo grano, toda semilla, todo árbol, tiene su gorgojo o gusano. Y no es el mismo el gusano del manzano y el del peral que el gorgojo de las habas o del trigo. El gusano de las riquezas es la soberbia. (S. AGUSTIN, Sermón 61).


4983 Pero lo más triste y lamentable es que este pecado sume al alma en tan espesas tinieblas, que nadie se cree culpable del mismo. Nos damos perfecta cuenta de las vanas alabanzas de los demás, conocemos muy bien cuándo se atribuyen elogios que jamás merecieron; mas nosotros creemos ser siempre merecedores de los que se nos tributan. (SANTO CURA DE ARs, Sermón sobre el orgullo).


4984 Aunque en medio de los desprecios y de las contradicciones conserves la paz y la alegría, no creas por esto haber alcanzado la humildad, porque, a menudo, la soberbia no está sino adormecida, y basta con que se despierte para que comience a hacer estragos. (J. PECcI León XIII- Práctica de la humildad,55).


4985 Los hombres tendemos a defendernos, a apegamos a nuestro egoísmo. Siempre intentamos ser reyes, aunque sea del reino de nuestra miseria. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER. Es Cristo que pasa,17).


4986 1. . . ] se ha de tomar como señal muy cierta para distinguir los dones que Dios da de los que finge el demonio; que los de nuestro Señor son maravillosos, llenos de verdad y de gran peso y quilates, y humillan y abajan más al hombre que si no los tuviera, en cambio, los que finge el demonio lo hacen vano, y en vez de humillarle lo suben a mayores para derribarlo de más alto y despeñarlo hasta la profundidad del infierno. Los que no miran bien las cosas suelen decir que Dios les quita los dones, a ellos o a otros, para humillarlos. Sin embargo, mejor dirían que se los quita para confundirlos y vencerlos, porque han sido soberbios y negligentes; porque para humillar no suele Dios quitar dones, sino darlos. Debes saber que sin duda alguna sus dones son tales y tan buenos que por si mismos humillan al hombre que no está dañado por algún vicio, como el buen vino, que adoba el vaso donde se echa; sin embargo, si el vaso está muy dañado, el mismo vino se daña. (F. I)L OSUNA, Tercer abecedario espiritual,19,2).


4987 Con la soberbia pierdes todo cuanto recibiste. (S. AGUSTIN, Sermón 82).


4988 Dura tierra es el corazón del soberbio para la penitencia; no se ablanda si Dios no le envía su lluvia. (S. AGUSTíN, Sermón 92).


4989 Hay dos clases de orgullo. El primero es carnal, el segundo espiritual. Este es más peligroso, por cuanto inquieta más especialmente a los que han progresado en alguna virtud. (CASIANO, Colaciones,5).


4990 El amor propio puede ser mortificado en nosotros, pero no por ello muere nunca; antes bien, de vez en cuando y en diversas ocasiones, saca retoños que atestiguan que, aunque se le haya cortado por el tallo, no queda desarraigado. Por eso no tenemos el consuelo debido cuando vemos a los demás hacer el bien; lo que no vemos en nosotros no nos es agradable, y lo que vemos en nosotros es dulce, porque nos amamos tierna y amorosamente. (S. FRANCISCO DE SALES, Epistolario, fragm. 75, l. c. , p. 709).


4991 Todo soberbio se mira a sí mismo, y se cree grande, pues se paga de sí. Pero quien se complace en sí mismo se complace en un hombre necio, porque él mismo es necio al poner su agrado en sí mismo. (S. AGUSTíN, Coment. sobre el Salmo 122).


4992 De cuatro maneras suele presentarse la arroga primero, cuando cada uno cree que lo bueno exclusivamente de sí mismo; cuando cree que la gracia sido alcanzada por los propios méritos; cuando se -uno de tener lo que no tiene; y cuando se desprecia a demás queriendo aparecer como que se tiene lo que aquéllos desean; así, el fariseo de la parábola se atribuye sí mismo los méritos de sus buenas obras. (S. GREGORIO MAGNO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 299).


4993 Cuando el orgullo se adueña del alma, no es extraño que' detrás, como en una reata, vengan todos los vicios: lá' avaricia, las interiperancias, la envidia, la injusticia. (J. ,' ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,100).


4994 (A veces, por soberbia oculta), decimos que somos la' misma miseria y la escoria del mundo; pero quedaríamos harto burlados si, cogiéndonos la palabra, dijeran en público de nosotros lo mismo que hemos dicho. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,5).


4995 A' no conocerse rectamente, los malos no se aman en verdad a sí mismos, sino que aman lo que creen que son. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 25, a. 7).


4996 Las personas que van por este camino no Soportan que haya nadie superior a ellas [. . . ]. Los defectos de los demás deben servir para poner en evidencia y para subrayar sus propias virtudes. Los errores de los demás deben servir para poner de relieve su sabiduría y destreza; y la escasa inteligencia ajena, para hacer resplandecer su gran valía. Y aquí está la raíz de las envidias, de los celos y ansiedades que acompañan la vida de todos aquellos que siguen la ruta del orgullo.

Pero este desgraciado camino no acaba aquí. De la envidia se pasa a la enemistad. ¡Y cuántas no son las enemistades que tienen su origen -¡extraño origen!- en la envidia!

4996 No perder el puesto, no ceder las armas: quien se encamina por esta dirección suele recurrir a la ficción y a la hipocresía. Simula lo que no es, exagera lo que posee. Todo es lícito, todo es bueno, en este maldito camino, a condición de que uno sea el primero y el mejor ante uno mismo y en la estimación de los demás. (S. CANALS. Ascética meditada, pp. 88-89).


4997 El amor propio hace que queramos hacer tal o cual cosa por nuestra elección, pero no quisiéramos hacerla por la elección ajena, ni por obediencia; quisiéramos hacerla porque salíó de nosotros, pero no como emanada de otros. Nos buscamos siempre a nosotros mismos, a nuestra voluntad y a nuestro amor propio. Si tuviésemos la perfección del amor de Dios nos gustaría más hacer lo que está mandado, porque viene de Dios mejor que de nosotros. (S. FRANCISCO DE SALES Epistolario, fragm. 75, l. c. , p. 709).


4998 Que alguien desee desordenadamente algún bien temporal, procede de que se ama a si mismo desordenadamente, puesto que amar a alguien es querer el bien para él. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,1-2, q. 77, a. 5).


4999 La doctrina de la verdad abandona a las almas soberbias. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 20 sobre los Evang. ).


5000 Juzgan algunos temerariamente, no por amargura, sino por orgullo, pareciéndoles que a medida que rebajan la estimación de otro realzan la suya propia; espíritus arrogantes y presuntuosos, que se glorían en si mismos y se elevan tanto en su propia estimación, que miran todo lo demás como humilde y bajo. Tal era el necio fariseo cuando decía: No soy como los demás hombres. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,28).

Soberbia y faltas de caridad


5001 En las relaciones con el prójimo, el amor propio nos hace susceptibles, inflexibles, soberbios, impacientes, exagerados en la afirmación del propio yo y de los propios derechos, fríos, indiferentes, injustos en nuestros juicios y en nuestras palabras. Se deleita en hablar de las propias acciones, de las luces y experiencias interiores, de las dificultades, de los sufrimientos, aun sin necesidad de hacerlo. En las prácticas de piedad se complace en mirar a los demás, observarlos y juzgarlos; se inclina a compararse a creerse mejor que ellos, a verles los defectos solamente y negarles las buenas cualidades, a atribuirles deseos e intenciones poco nobles, llegando incluso a desearles el mal. El amor propio -para deshonra de la piedad- hace que nos sintamos ofendidos cuando somos humillados, insultados o postergados, o no nos vemos considerados, estimados y obsequiados como esperábamos. (BAUR, B. En la intimidad con Dios, p. 89).


5002 Como el publicano está cerca de él, se le presentaba ocasión para aumentar su orgullo. Prosigue: no como este publicano. Como diciendo: yo soy único, éste es como los demás. (S. AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. VI, p. 299).


5003 Cuanto más vacíos estamos de la hinchazón de la soberbia más llenos estamos de amor. (S. AGUSTIN, Trat. sobre la Trinidad,8).


5004 Entre soberbios hay siempre contiendas (Pr 13,10); pues quien tiene un elevado concepto de sí mismo y menosprecia al prójimo no puede Soportar los fallos de éste. (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad, l. c. ,221).


5005 Nada tiene de extraño que la soberbia engendre divisiones y el amor, unidad. (S. AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).


5006 Los que suelen engreírse por una falsa justicia, desprecian a todos los demás, y no tienen compasión alguna de los débiles; y cuanto más libres de pecado se consideran ellos, tanto peor tratan a los pecadores. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 34 sobre los Evang. ).


5007 (Una forma de soberbia): el desprecio de los demás, con ansia de que todos nos miren a nosotros. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 162, a. 4).

Soberbia y tristeza


5008 La mayor parte de los conflictos, que se plantean en la vida interior de muchas gentes, los fabrica la imaginación:

que si han dicho, que si pensarán, que si me consideran. . . Y esa pobre alma sufre, por su triste fatuidad, con sospechas que no son reales. En esa aventura desgraciada, su amargura es continua y procura producir desasosiego en los demás: porque no sabe ser humilde, porque no ha aprendido a olvidarse de sí misma para darse, generosamente, al servicio de los otros por amor de Dios.

(J. ESCRiVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,101).


5009 Hay también otro género de necia tristeza, que debiéramos silenciar, de no constamos que algunos monjes se abandonaron a ella. Sonroja el decirlo. Entristecidos o airados, se abstienen de comer con insolente pertinacia. Y precisamente éstos suelen ser de la categoría de aquellos que, estando tranquilos y en calma, andan diciendo que no pueden soportar el ayuno hasta mediodía o, cuando mucho, hasta las tres de la tarde. En cambio, cuando les oprime la tristeza, no tienen inconveniente en pasar dos días sin probar bocado, remediando entonces el hambre con la hartura de su cólera. (CASIANO, Colaciones 16).

Algunos remedios


5010 Y, sepámoslo, nunca seremos vencidos más fácilmente por nuestro rival que cuando le imitemos en la soberbia [. . . ], ni le derribaremos con más empuje que imitando la humildad de Nuestro Señor, ni le serán nunca nuestros golpes más dolorosos y duros que cuando curemos nuestros pecados con la confesión y la penítencia. (S. AGUSTiN, Sermón 351).


5011 En la comida no debes sentir disgusto cuando los alimentos no sean de tu agrado; haz, más bien, como los pobrecitos de Jesucristo, que comen de buen grado lo que les dan, y dan las gracias a la Providencia. (J. PECCI

-León XIII- Práctica de la humildad,24).


5012 Cuando sentimos el orgullo que barbota dentro de nosotros, la soberbia que nos hace pensar que somos superhombres, es el momento de decir que no, de decir que nuestro único triunfo ha de ser el de la humildad. Así nos identificaremos con Cristo en la Cruz, no molestos o inquietos o con mala gracia, sino alegres: porque esa alegría, el olvido de si mismo, es la mejor prueba de amor.

(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,19).


5013 Piensa a menudo que más pronto o más tarde has de morir, y que tu cuerpo se pudrirá en la sepultura; ten siempre ante los ojos el tribunal inexorable de Jesucristo, ante el cual todos necesariamente hemos de comparecer; medita en los eternos dolores que esperan a los malos en el infierno, y especialmente a los imitadores de Satanás, que son los soberbios. (J. PECCI -León XXIII- Práctica de la humildad,6).


5014 Los que beben el zumo de la hierba ofusia de Etiopía ven por todas partes serpientes y otros objetos formidables; y los que han bebido la soberbia, la envidia, la ambición y el rencor, no ven cosa que no juzguen mala y reprensible; aquéllos, para curar, han de beber vino de palma; lo mismo digo a éstos: bebed cuanto podáis el sagrado vino de la caridad, que os limpiará de los malos humores que hacen formar estos errados juicios. (S. FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,28).


Fdez-Carvajal: Antologia - SERVIR A DIOS