Fdez-Carvajal: Antologia - TIBIEZA

TIBIEZA

Citas de la Sagrada Escritura

El camino del perezoso está lleno de espinas. [. . . ] Pr 15,19.

en su nombre", es dentro de mi como fuego abrasador. Jr 20,9.

Pasé junto al campo del perezoso y junto a la viña del insensato. Y todo eran cardos y ortigas que habían cubierto su haz y su albarrada estaba destruida. A su vista me puse a reflexionar; aquello fue para mi una lección. Un poco dormir, un poco adormilarse, un poco cruzar las manos descansando. Y sobreviene como vagabundo tu miseria, y como hombre armado tu indigencia. Pr 24,30-34.

Conozco tus palabras y que no eres ni frio ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Mas, porque eres tibio, y no eres ni caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca. Porque dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y de nada tengo necesidad, y no sabes que eres un desdichado, un miserable, un indigente, un ciego y un desnudo; te aconsejo que compres de mi oro acrisolado por el fuego, para que te enriquezcas y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergúenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos a fin de que veas. Ap 3,15-18.

La senda de los justos es como la luz de aurora, que va en aumento hasta ser pleno día. Pr 4,18.

Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, como quienes sirven al Señor. Rm 12,11.

Y aunque me dije: "No me acordaré de él, no volveré a hablar. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Mt 15,8.

Maldito el que ejecute negligentemente la obra de Yavé 1. . . ]. Jr 48,10.

Habiendo comenzado en Espíritu, ¿ahora acabáis en carne? Ga 3,3.

Tenía uno plantada una higuera en su viña, y vino en busca del fruto y no lo halló. Lc 13,6.

Estad alerta, velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Mc 13,33.

Velad, pues vosotros no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa. .

Despierta tú que duermes y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo. Ep 5,14.

Estáte alerta y consolida lo demás, que está para morir, pues no he hallado perfectas tus obras en la presencia de mi Dios. Ap 3,2.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos está en tensión, y los esforzados lo arrebatan. Mt 11,12.

Los designios del diligente prosperan, mas para el negligente todo son pérdidas. Pr 21,5.

Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, hasta que dé más fruto. Jn 15,2.

Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Mt 3,10.

Tristeza y pereza en el trato con Dios. Causas


5123 Una cierta tristeza, por la que el hombre se vuelve tardo para realizar actos espirituales a causa del esfuerzo que comportan (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,1, q. 63, a. 2 ad 2).


5124 Tristeza ante el bien espiritual y divino (SANTO TOMAS, Suma Teológica,2-2, q. 35, a. 3).


5125 No es razón que amemos con tibieza a un Dios que nos ama con tanto ardor (SAN ALFONsO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,4).


5126 No por causa de faltas aisladas merece uno el reproche de ser tibio. La tibieza es más bien un estado que se caracteriza por no tomar en serio, de un modo más o menos consciente, los pecados veniales, un estado sin celo por parte de la voluntad. No es tibieza el sentirse y hallarse en estado de sequedad, de desconsuelo y de repugnancia de sentimientos contra lo religioso y lo divino, porque, a pesar de todos estos estados, puede subsistir el celo de la voluntad, el querer sincero. Tampoco es tibieza el incurrir con frecuencia en pecados veniales, con tal de que se arrepienta uno seriamente de ellos y los combata. Tibieza es el estado de una falta de celo consciente y querida, una especie de negligencia duradera o de vida de piedad a medias, fundada en ciertas ideas erróneas: que no debe ser uno minucioso, que Dios es demásiado grande para ser tan exigente en las cosas pequeñas, que otros también lo practican así, y excusas semejantes (B. BAUR, La confesión frecuente, p. 103).


5127 La diferencia entre la caridad y la devoción es la misma que hay entre el fuego y la llama [. . . J. Así que la devoción sólo añade al fuego de la caridad la llama que la hace pronta, activa y diligente (SAN FRANCISCO DF SALES, Introd. a la vida devota,1,1).


5128 Esa tristeza es una carencia de grandeza de ánimo; no quiere proponerse la empresa grande propia de la naturaleza del cristiano. La "acedía" es una humildad pervertida; noquiere aceptar los bienes sobrenaturales, porque implican esencialmente una exigencia para el que los recibe

La "acedia" es, en la medida en que pasa del terreno del afecto al de la decisión espiritual, una aversión consciente, una auténtica huida de Dios. El hombre huye ante Dios porque le ha elevado a un modo de ser superior, divino, y le ha obligado, por tanto, a una norma superior de deber. La "acedia" finalmente, es una franca "detestatio boni divinis", lo cual significa la monstruosidad de que el hombre tenga la convicción y el deseo expreso de que Dios no le deberia haber elevado sino "dejado en paz".

La pereza como pecado capital es la renuncia malhumorada y triste, estúpidamente egoísta, del hombre a la "nobleza que obliga" de ser hijos de Dios (J. PIEPER, Sobre la Esperanza, PP. 61-63).


5129 Y pierden del todo el agua, sin beber poca ni mucha, ni de charco ni de arroyo (SANTA TERESA, Camino de perfección,21,5).


5130 ¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis? ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma; pues para tanta luz estáis ciegos, y para tan grandes voces sordos! (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,39).


5131 Suelen tener tedio (los principiantes) en las cosas que son más espirituales y huyen de ellas, como son aquellas que contradicen el gusto sensible [. . . J. Y así por esta acedia posponen el camino de perfección (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,1,7).


5132 Debemos observar que el siervo inútil llama duro a su señor, a quien sin embargo rehusa servir, y dice que temió negociar con el talento recibido el que sólo debía temer devolvérselo a su señor sin lucro alguno. Pues hay muchos dentro de la Santa Iglesia de los que es una viva imagen este siervo, los cuales temen emprender el camino de mejor vida y no temen permanecer en la indolencia; y considerándose pecadores, tiemblan de entrar en las vías de la santidad, y no tiemblan de seguir en sus vicios (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).

Síntomas de Ea tibieza


5133 [. . . ] porque de razón de tibieza es no se le dar mucho, ni tener solicitud interior por las cosas de Dios [. . . ]. Lo que es sólo sequedad purgativa tiene consigo ordinaria solicitud con cuidado y pena, como digo, de que no sirve a Dios [. . . ] (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,1,9).


5134 Nadie atribuya su descarrío a un repentino derrumbamiento, sino a haber seguido malos consejos o haberse apartado de la virtud poco a poco, por una pereza mental prolongada. De ese modo es como comienzan a ganar terreno insensiblemente los malos hábitos, y sobreviene una situación extrema. El derrumbamiento -se lee en los Proverbios- viene precedido por un deterioro y éste por un mal pensamiento (Pr 16,18). Sucede lo mismo que con una casa: se viene abajo un buen día sólo en virtud de un antiguo defecto en los cimientos, o por una desidia prolongada de sus moradores. Gotitas muy pequeñas penetran imperceptiblemente, corroyendo los soportes del techo; y gracias a esa falta de atención repetida, se agrandan los boquetes y los desperfectos. Después la lluvia y la tempestad penetran a mares (CASIANO, Colaciones,6).


5135 (La curiosidad) embaraza los sentidos, inquieta el ánimo y derrámala en muchas partes, y así impide la devoción (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y meditación,2,3).


5136 Así se apodera poco a poco el enemigo del todo, por no resistirle al principio. Y cuanto uno fuere más perezoso en resistir, tanto cada día se hace más flaco, y el enemigo contra él más fuerte (Imitación de Cristo,1,13,5).


5137 El alma tibia no está aún absolutamente muerta a los ojos de Dios, ya que no están enteramente extinguidas en ella la

fe, la esperanza y la caridad, que constituyen su vida espiritual. Pero su fe es una fe sin celo; su esperanza, una esperanza sin firmeza; y su caridad, una caridad sin ardor

(SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la tibieza).


5138 Otro extremo contrario es el de los regalados, que, so color de discreción, hurtan el cuerpo a los trabajos, el cual,

aunque en todo género de persona es muy dañoso, mucho más lo es en los que comienzan, porque [. . . J siendo aún nuevo y mozo, comienza a tratarse y regalarse como viejo (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y meditación,2,5).


5139 (El tibio) se parece a una persona que Sintiese deseos de pasear en carro triunfal, mas no se dignase ni tan sólo levantar el pie para subir a él (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la tibieza).


5140 Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o "cuquería" el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas y varías; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 331).

Consecuencias


5141 Muchos hay que envejecen en la tibieza y relajación que han contraído en su adolescencia, intentando granjearse autoridad no por la madurez de su vida, sino por su edad avanzada (CASIANO, Colaciones,2).


5142 Con el cuerpo pesado y harto de mantenimiento, muy mal aparejado está el ánimo para volar a lo alto (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y meditación,2,3>.


5143 (Los demonios, a quienes están metidos en la tibieza y no hacen nada por salir de ella) empiezan a despojarles del te mor y recuerdo de Dios, así como de la meditación espiritual. Luego, una vez desarmados del socorro y protección divinos, se abalanzan osados sobre sus victimas como sobre una presa fácil. Y así acaban por establecer allí su morada, cual si fuera una posesión que ha sido entregada en sus manos (CASIANO, Colaciones,7).


5144 (De la tibieza) nace la malicia, el rencor, la pusilanimidad, la falta de esperanza, la indolencia en lo tocante a los mandamientos, la divagación de la mente por lo ilícito (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,31).


5145 Las imperfecciones de aquellos que caminan con tibieza a la perfección, por más que las sufran los fuertes y tolerantes, los mismos imperfectos no pueden soportarlas. Mejor dicho, no pueden sufrir que les sufran. Viven en su corazón y están connaturalizadas con ellos las causas de sus enojos; por eso no les dejan vivir en paz y armonía. Les sucede lo que a los enfermos, imputan a negligencia de los cocineros o de sus domésticos las repugnancias de su estómago enfermizo. Y por mucho que se esmere uno en atenderles, no dejan de hacer responsables a los sanos de su abatimiento morboso, sin percatarse de que éste se encuentra en sí mismos y responde al estado anormal de su salud quebrantada (CASIANO, Colaciones,16).


5146 En fin, van siempre errantes al albur de una imaginación sin freno. Ni pasa por sus mentes lamentarse cuando se ven alejados de la divina contemplación, que es algo único y simplicísimo. Más: no tienen nada cuya pérdida puedan deplorar. Abriendo su alma de par en par a todo pensamiento que la invade, no tienen ningún objeto en que afincarse y que polarice todos sus deseos (CASIANO Colaciones,23).


5147 Porque dormir es morir. Dormitar antes del sueño significa debilitarse la salud; porque por la enfermedad se llega al sueño de la muerte (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


5148 (Palabras de S. Basilio a un monje poco entregado). "Et senatorem perdidisti, et monachum non fecisti": Has sacrificado al senador y no has hecho al monje (CASIANO, Instituciones,7).


5149 La devoción, que Santo Tomás define como "voluntad decidida para entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios", desaparece en el estado de tibieza (cfr. SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 82, a. 1).


5150 A medida que el alma se vea endurecida con sus acciones, cuesta más el ablandarla para las cosas que pertenecen al amor de Dios (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).


5151 Todo le indigna, todo le exaspera; el trabajo le causa tedio y es motivo para que murmure sin cesar. No conoce moderación ninguna, y como un caballo indómito corre vertiginoso y sin freno hacia el precipicio. Vive descontento de todo; del régimen de vida, del vestido, de la convivencia con los hermanos. Y dice paladinamente que no podrá soportar por mucho tiempo tal estado de cosas (CASIANO, Instituciones,7).


5152 Las más de las veces se funda en no haber renunciado en un principio con sinceridad a todas las cosas y en un amor tibio hacia Dios (CASIANO, Instituciones,7).

Remedios


5153 Nosotros somos los vasos, Cristo es la fuente (SAN AGUSTIN, Sermón 289).


5154 Hemos de huir siempre del pecado; pero la tentación del pecado hay que vencerla unas veces huyendo y otras ofreciendo resistencia. Huyendo cuando el continuo pensamiento aumenta el incentivo del pecado, como sucede en la lujuria [. . . ]. Resistiendo, empero, cuando el pensar detenidamente en el objeto que la provoca, ayuda a alejar el peligro, que precisamente nace de no considerarlo bien. Tal es el caso de la pereza espiritual o acidia, porque cuanto más pensamos en los bienes espirituales más nos agrada, y más desaparece el tedio que provocaba el conocerlos superficialmente (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 35, a. 1).


5155 Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios, que si nos esforzamos poco a poco, aunque no sea enseguida, podremos llegar con su favor a lo mismo que muchos santos (SANTA TERESA, Vida,13,2).


5156 Me duele ver el peligro de tibieza en que te encuentras cuando no te veo ir seriamente a la perfección dentro de tu estado. -Di conmigo: ¡no quiero tibieza!: "confige timore tuo carnes meas!" -¡dadme, Dios mío, un temor filial, que me haga reaccionar! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 326).


5157 Que siempre vuestros pensamientos sean animosos, que de aquí vendrá el que el Señor OS dé gracias para que lo sean las obras (SANTA TERESA, Meditaciones sobre los cantares,2,19).


5158 Cristo es fuente de vida: acércate, bebe y vive; es luz: acércate, ilumínate y ve. Sin su influjo estarás seco y ciego (SAN AGUSTíN, Sermón 284).

El amor a la Virgen, remedio contra la tibieza


5159 El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 492).

TIEMPO

Citas de la Sagrada Escritura

Todo tiene su momento y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de [. . . ]. Si 3,1-8.

Os digo, pues, hermanos, que el tiempo es corto. 1Co 7,29.

Porque dice: "En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te ayudé". Este es el tiempo propicio, éste el día de la salud. 2Co 6,2.

Que la buena vejez no es la de los muchos años, ni se mide por el número de días. Sg 4,8.

Les dijo Jesús: por poco tiempo está aún la luz en medio de vosotros. Caminad mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas, pues el que camina en tinieblas no sabe por dónde va. Jn 12,35.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Mt 28,20.

¡. . . 1 vino Jesús a Galilea, predicando el Evangelio de Dios y diciendo: Se ha cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca; arre-pentios y creed en el Evangelio. Mc 1,14-15.

Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? Jn 14,9.

[. . . ] andad con prudencia, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo 1. . . ] Ep 5,15-16.

Contestó Jesús: [. . . ] Es preciso que yo haga las obras de Aquel que me ha enviado, mientras dure el día; viene la noche cuando ya nadie puede trabajar. Jn 9,4.

Mirad que vengo enseguida, y traigo conmigo el premio, para recompensar a cada uno según sus obras. Ap 22,12.

El que anda observando el viento no siembra nunca, y el que se queda mirando las nubes jamás se pondrá a segar. Si 11,4.

[. . . J No andéis acongojados por el día de mañana, que el día de mañana harto cuidado traerá por sí: baste a cada día su propio afán. Mt 6,34.

Velad, porque no sabéis a qué hora ha de venir nuestro Señor; estad ciertos de que si el padre de familia supiera a qué hora había de venir el ladrón, estaría seguramente en vela y no dejaría que le minasen la casa. Pues así mismo estad vosotros igualmente prevenidos, porque a la hora que menos penséis ha de venir el Hijo del hombre. Mt 24,42-44.

SELECCIÓN DF TEXTOS

El paso del tiempo nos acerca a Dios


5160 ¿No has oido con qué tono de tristeza se lamentan los mundanos de que "cada día que pasa es morir un poco"? Pues, yo te digo: alégrate, alma de apóstol, porque cada día que pasa te aproxima a la Vida (J. EScRIvÁ OF BALAGUER, Camino, n. 737).


5161 No es otra cosa el tiempo de esta vida sino una carrera hacia la muerte (SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios,13).


5162 Esté cerca o lejos el fin del mundo, el de cada uno en particular no puede hallarse lejos: el tiempo de esta vida es breve. Cada uno, pues, ha de disponerse para su fin; que, cierto, nada le perjudicará el día último a quien viene pensando que cualquier día puede ser el último (SAN AGUSTIN, Sermón 20).


5163 Ved, pues, que está ya próximo a volver el que marchó de viaje (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).

Tiempo para merecer, tiempo para reparar


5164 Ahora es el tiempo de misericordia, entonces será sólo tiempo de justicia; por eso, ahora es nuestro momento, entonces será sólo el momento de Dios (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,7,1. c. , p. 86).


5165 Vendrá cuando desearás un dia o una hora para enmendar, y no te será concedida (Imitación de Cristo,1,23,4).


5166 Entonces se arrepentirán, pero su penitencia no será fructuosa, porque no encontrarán perdón los que pierden ahora el tiempo provechoso para el perdón (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


5167 Cada situación humana es irrepetible, fruto de una vocación única que se debe vivir con intensidad, realizando en ella el espíritu de Cristo (J. EScRIvA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,112).


5168 El que ha prometido el perdón al que se arrepienta, no ha prometido al pecador el día de mañana (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).

"El tiempo es corto para amar"


5169 Verdaderamente es corto nuestro tiempo para amar, para dar, para desagraviar. No es justo, por tanto, que lo malgastemos, ni que tiremos ese tesoro irresponsablemente por la ventana: no podemos desbaratar esta etapa del mundo que Dios confía a cada uno (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,39).


5170¿Cuánto dura la vida de un hombre en esta vida? ¿No es como un airecillo de la mañana? (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 36).


5171 Isaías te llama a este retiro: Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro; escóndete un breve instante [. . . ] (Is 26,20). El breve instante de este momento de la vida temporal. (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,1,10).


5172 Mira, pues, cuán breve parecerá entonces a los malos todo el tiempo de esta vida; pues realmente allí se les figurará que apenas vivieron un día, sino que luego fueron trasladados del vientre a la sepultura. De donde se sigue que todos los placeres y contentamientos de este mundo les parecerán allí unos placeres soñados, que parecían placeres y no lo eran (FR. LUIS DE GRANADA, Guía de pecadores,1,3,28).


5173 Aunque toda la vida es corta, y algunas cortísimas; y, ¿qué sabemos si será la nuestra tan corta, que desde una hora o momento que nos determinemos a servir del todo a Dios se acabe? Posible sería que, en fin, todo lo que tiene fin no hay que hacer caso de ello; y pensando que cada hora es la postrera, ¿quién no la trabajará? (SANTA TERESA, Camino de perfección,12,2).


5174 Dios nos concede quizá un año más para servirle. No pien- ses en cinco, ni en dos. Fíjate sólo en éste: en uno, en el que hemos comenzado [. . . ] (J. EScRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,47).

El valor cristiano del tiempo


5175 Y aconteció que pasando por Jericó estaba un ciego sentado. . . Y para que el paso del Señor no fuese inútil, hizo en el camino el milagro del ciego, dando a sus discípulos este testimonio para que procuremos hacer siempre cosas de utilidad, y para que no haya nada ocioso en nosotros.

(SAN TEÓFILO DE ANTIOQUíA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 322).


5176 Los que andan en negocios humanos dicen que el tiempo es oro. Me parece poco: para los que andamos en negocios de almas, el tiempo es ¡gloria! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 355).


5177 Ejercítate en las obras, trabaja en la viña; al terminar el día, pide el salario (SAN AGUSTIN, Sermón 2).


5178 En fin, puesto que ignoramos en qué tiempo vendrá la muerte y después de la muerte ya no podemos obrar, resta que aprovechemos con afán el tiempo que se nos concede (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,13).


5179 El tiempo es un tesoro que se va, que se escapa, que discurre por nuestras manos como el agua por las peñas altas. Ayer pasó, y el hoy está pasando. Mañana será pronto otro ayer. La duración de una vida es muy corta. Pero, ¡cuánto puede realizarse en este pequeño espacio, por amor de Dios! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,52).


5180 No nos retraigamos porque estas cosas sean difíciles y supongan esfuerzos, sino que al recordar a aquel que recomendaba que cada uno escogiera para sí el método de vida que más le conviniera y que esperara que con la costumbre llegaría a serle llevadero y agradable, pongamos manos a la obra en lo mejor. Porque sería mala cosa perder el tiempo ahora, y evocar después el tiempo pasado, cuando ya no sirve más que para aumentar nuestra tristeza (SAN BASILíO. Discurso a los jóvenes).


5181 El tiempo es precioso, el tiempo pasa, el tiempo es una fase experimental de nuestra suerte decisiva y definitiva. De las pruebas que demos de fidelidad a los propios deberes depende nuestra suerte futura y eterna.

El tiempo es un don de Dios: es una interpelación del amor de Dios a nuestra libre y -puede decirse- decisiva respuesta. Debemos ser avaros del tiempo, para emplearlo bien, con la intensidad en el obrar, amar y sufrir. Que no exista jamás para el cristiano el ocio, el aburrimiento. El descanso si, cuando sea necesario (cfr. Mc 6,31), pero siempre con vistas a una vigilancia que sólo en el último día se abrirá a una luz sin ocaso (PABLO VI, Homilía 1-1-1976).


5182 No digas que los tiempos pasados fueron mejor que los presentes: las virtudes hacen bueno cualquier día, los vicios los hacen malos (SAN JERÓNIMO, Hom. sobre la Iglesia,14).


5183 Quienes van reuniendo con cuidado de cada cosa algo útil y provechoso, les pasa lo que a los ríos más importantes, que de todas partes les viene gran cantidad de agua para aumentar su caudal (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).


5184 Eres caminante, la vida presente es un hostal. Usa de la riqueza como el viajero usa en hostal la mesa, el cáliz, las copas, el lecho; con ánimo de dejarlo todo, no de permanecer (SAN AGUSTÍN, Trat. Evang. 5. Juan,40).


5185 Naciendo en Belén de María Virgen, como Hombre, Dios-Verbo acepta el tiempo. Entra en la historia. Se somete a la ley del fluir humano. Cierra el pasado; con El termina el tiempo de espera, esto es, la Antigua Alianza. Abre el futuro: la Nueva Alianza de la gracia y de la reconciliación con Dios. Es el nuevo "Comienzo" del Tiempo Nuevo. Todo nuevo año participa de este Comienzo. Es el año del Señor (JUAN PABLO II, Hom. 1-1-79).

TRABAJO

Citas de la Sagrada Escritura

Tomó Yahvé Dios al hombre, y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase y guardase. Gn 2,15.

Seis días trabajarás, y descan sarás al séptimo, para que descansen también tu buey y tu asno y se recobre el hijo de tu esclava y el extranjero. Ex 23,12.

¿No es éste el hijo del carpinte ro? ¿Su madre no se llama Maria [. . . ]? .

Vosotros sabéis que a mis necesidades y a las de los que me acompañan han suministrado estas manos. Ac 20,34.

Saldrá el hombre a su trabajo y a sus labores, hasta la tarde [. . . ]. Ps 104,23.

Tr abajad como para el Señor, y no para los hombres. Col 3,23.

Allí encontró a un judío llamado Aquila [. . . ], con Priscila, su mujer [. . . ] y como era del mismo oficio que ellos, se quedó en su casa y trabajaban juntos, pues eran ambos fabricantes de lonas. Ac 18,2-3.

Os exhortamos, hermanos, a progresar más y a que os esforcéis por llevar una vida quieta, laboriosa, en vuestros negocios, y trabajando con vuestras manos como os lo hemos recomendado. 1Th 4,11.

Mientras estuvimos entre vosotros, os advertimos que el que no quiera trabajar no coma. .

A estos tales les recomendamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, ganen su pan. 2Th 3,11.

Medio y camino de santidad y de apostolado

La oración no consiste sólo en las palabras con que invocamos la clemencia divina, sino también en todo lo que hacemos en obsequio de nuestro Creador movidos por la fe (SAN BEDA, Coment. Evang. S. Marcos).

El ejemplo de Jesucristo


5186 Esta verdad, según la cual a través del trabajo el hombre participa en la obra de Dios mismo, su Creador, ha sido particularmente puesta de relieve por Jesucristo, aquel Jesús ante el que muchos de sus primeros oyentes en Nazareth permanecían estupefactos y decían: ¿De dónde le vienen a éste tales cosas, y qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? . . . ¿No es acaso el carpintero? (Mc 6,2-3). En efecto, Jesús no solamente lo anunciaba, sino que ante todo, cumplía con el trabajo el "evangelio" confiado a él, la palabra de la Sabiduría eterna. Por consiguiente, esto era también el "evangelio del trabajo", pues el que lo proclamaba, él mismo era hombre del trabajo, del trabajo artesano al igual que José de Nazareth (cfr. Mt 13,55). (JUAN PABLO II, Enríclica Laborens exercens, V,26).


5187 Lo habréis notado a lo largo de los Evangelios: Jesús no hace milagros en beneficio propio. Convierte el agua en vino, para os esposos de Caná (cfr. Jn 2,1-11); multiplica los panes y los peces, para dar de comer a una multitud hambrienta (cfr. Mc 6,33-46). Pero El se gana el pan, durante largos años, con su propio trabajo (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,61).


5189 En vuestra ocupación profesional, ordinaria y corriente, encontraréis la materia -real, consistente, valiosa- para realizar toda la vida cristiana, para actualizar la gracia que nos viene de Cristo (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,49).


5190 Del mismo modo que al decir que las aves del cielo no siembran no reprobó el que se sembrara, sino el excesivo cuidado, así, cuando dice no trabajan ni hilan, no condena el trabajo, sino el excesivo celo de él (SAN JUAN CRIsÓsTOMO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 90).


5191 Nazaret es la mansión del Hijo del carpintero. Aquí quisiéramos comprender y celebrar la ley severa y redentora del trabajo humano; restaurar la conciencia de la nobleza del trabajo; recordar que el trabajo no puede ser un fin en si mismo, sino que su liberación y su nobleza le viene, mas que de su valor económico, de los valores que lo inspiran (PABLO VI, Abc. en Nazaret,5-1-1964).


5192 Es toda una trama de virtudes la que se pone en juego al desempeñar nuestro oficio, con el propósito de santificarlo: la fortaleza, para perseverar en nuestra labor, a pesar de las naturales dificultades y sin dejarse vencer nunca por el agobio; la templanza, para gastarse sin reservas y para superar la comodidad y el egoísmo; la justicia, para cumplir nuestros deberes con Dios, con la sociedad, con la familia, con los colegas; la prudencia, para saber en cada ca so qué es lo que conviene hacer, y lanzarnos a la obra sin dilaciones. . . Y todo, insisto, por Amor, con el sentido vivo e inmediato de la responsabilidad del fruto de nuestro trabajo y de su alcance apostólico (J. ESCRIVÁ DL BALA GUFR, Amigos de Dios,72).


5193 Todos, efectivamente, sabemos que en el trabajo del hombre está profundamente grabado el misterio de la cruz, la ley de la cruz. ¿Acaso no se comprueban ahí las palabras del Creador, pronunciadas después de la caída del hombre: Con el sudor de tu rostro comerás el pan (Gn 3,19)? Ya sea el antiguo trabajo de los campos que hace nacer el trigo, también las espinas y los cardos, ya sea el nuevo trabajo de los altos hornos y las nuevas fundiciones, siempre se realiza con el sudor de la frente. La ley de la cruz está inscrita en el trabajo humano. Con el sudor de la frente ha trabajado el agricultor. Con el sudor de la frente trabaja el obrero siderúrgico. Y con el sudor de la frente, con tremendo sudor de la muerte, agoniza Cristo en la cruz.

No se puede separar del trabajo humano la cruz. No se puede separar a Cristo del trabajo humano (JUAN PABLO II, en Mogila 9-VI-1979).


5194 Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar con el Creador, están, por el contrario, persuadidos de que las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio. Cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplía es su responsabilidad individual y colectiva. De donde se sigue que el mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo ni los lleva a despreocuparse del bien ajeno, sino que, al contrarío, les impone como deber el hacerlo (CONC. VAT. II, Const. Gaudium et spes,34).


5195 No debe enojarte sufrir los pequeños asaltos de la preocupación y los disgustos de tus múltiples deberes domésticos; antes, ello ha de servirte de ejercicio para la práctica de las virtudes más gratas al Señor. No lo dudes, la verdadera virtud no prospera en una vida descansada, como tampoco se nutren los peces delicados en las aguas insalubres de los pantanos (SAN FRANCIsCO DE SALES, Epistolario, fragm. 57,1. c. , p. 691).


5196 La oración, que en todo trabajo humano aporta referencia a Dios Creador y Redentor, contribuye al mismo tiempo a la total "humanización" del trabajo. "El trabajo existe. . . para que nos elevemos" (C. K. Norwid). Precisamente el hombre, qúe por voluntad del Creador ha sido llamado desde el principio a dominar la tierra mediante el trabajo, ha sido creado también a imagen y semejanza de Dios mis-mo. De ningún otro modo puede encontrarse a sí mismo, confirmar que es él, si no es buscando a Dios en la oración. Buscando a Dios, encontrándose con El en la oración, el hombre debe encontrarse necesariamente a sí tuismo, siendo semejante a Dios. No puede encontrarse de otro modo a sí mismo, si no es en su Prototipo. No puede, a través del trabajo, confirmar su "dominio" sobre la tierra si no es orando contemporáneamente (JUAN PABLO II, en Czestochowa,6-VI- 1979).


5197 Una mujer ocupada en la cocina o en coser una tela puede siempre elevar su pensamiento al cielo e invocar al Señor con fervor. Uno que va al mercado o viaja solo, puede fácilmente rezar con atención. Otro que está en su bodega, ocupado en coser los pellejos de vino, está libre para levantar su ánimo al Maestro. El servidor, si no puede líegarse a la iglesia porque ha ido de compras al mercado o está con otras ocupaciones, o en la cocina, puede siempre rezar con atención y con ardor. Ningún lugar es indecoroso para Dios (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hoin. sobre la profetisa Ana,4,6).

Frutos sobrenaturales y humanos del trabajo


5198 El trabajo debe ayudar al hombre a hacerse mejor, espiritualmente más maduro, más responsable, para que pueda realizar su vocación sobre la tierra, sea como persona irrepetible, sea en comunidad con los demás, y sobre todo en la comunidad humana fundamental que es la familia. El hombre y la mujer, uniéndose en esta comunidad, cuyo carácter ha sido establecido por el mismo Creador, desde el principio, dan vida a nuevos hombres. El trabajo debe hacer posible a esta comunidad humana encontrar los medios necesarios para formarse y para mantenerse. (JUAN PABLO II, en Czestochowa,6-VI-1979).


5199 [. . . j pensad que con vuestro quehacer profesional realizado con responsabilidad, además de sosteneros económicamente, prestáis un servicio directísimo al desarrollo de la sociedad, aliviáis también las cargas de los demás y mantenéis tantas obras asistenciales -a nivel local y universal-en pro de los individuos y de 105 pueblos menos favorecidos (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,121).


5200 Como a hijos y enfermos, les da un consejo provechoso que es al propio tiempo un remedio para sus heridas: A estos tales les ordenamos y rogamos por el amor del Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su pan. Médico experto entre muchos, cura sus llagas y conjura el peligro atacando directamente la causa, la ociosidad, echando mano de un solo precepto: el trabajo. Sabe perfectamente que todas las enfermedades que pululan en un tronco común desaparecen al instante si se logra eliminar la infección principal que las origina (CASIANO, Instituciones,10).


5201 De donde aquella preciosa máxima -muy en boga entre los monjes egipcios- que nos legaron los antiguos Padres:

"El monje que trabaja no tiene más que un demonio para tentarle, mientras que al ocioso y holgazán lo tortura una legión de espíritus malvados" (CASIANO, Instituciones,11).


5202 El agua estancada se corrompe, mas la que corre y se derrama por mil arroyos conserva su propia virtud. El hierro que yace ocioso, consumido por la herrumbre, se torna blando e inútil; mas si se lo emplea en el trabajo, es mucho mas útil y hermoso y apenas si le va en zaga por su brillo a la misma plata. La tierra que se deja baldía no se ve que produzca nada sano, sino malas hierbas, cardos y espinas y árboles infructuosos; mas la que goza de cultivo se corona de suaves frutos. Y, para decirlo en una palabra, todo ser se corrompe por la ociosidad y se mejora por la operación que le es propia. Ya, pues, que sabemos cuánto sea el daño de la ociosidad y el provecho del trabajo, huyamos

de aquélla y démonos a éste [. . . ] (SAN JUAN CR[sOsOMO, Hom. sobre Priscila y Aquila).


5203 Y vuestro fruto permanezca. Todo cuanto hacemos en este mundo apenas tiene duración hasta la muerte; y llegando ésta, arranca el fruto de nuestro trabajo. Pero cuando trabajamos de cara a la vida eterna, el fruto de nuestro trabajo permanece [. . i. Cuando se ha llegado al conocimiento de las cosas eternas, dejan de tener importancia los frutos temporales (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 27 sobre los Evang. ).

El trabajo y la dignidad del hombre


5204 Cristo no aprobará jamás que el hombre sea considerado o se considere a sí mismo solamente como un instrumento de producción; que sea apreciado, estimado y valorado según ese principio. ¡Cristo no lo aprobará jamás! Por esto se ha hecho clavar en la cruz, como sobre el frontispicio de la gran historia espiritual del hombre, para oponerse a cualquier degradación del hombre, también a la degradación mediante el trabajo. Cristo permanece ante nuestros ojos sobre su cruz, para que todos los hombres sean conscientes de la fuerza que El les ha dado: Les ha dado el poder de llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,12). De esto deben acordarse tanto los trabajadores como los que proporcionan trabajo; tanto el sistema laboral, como el de retribución. Lo deben recordar el Estado, la Nación y la Iglesia (JUAN PABLO II, en Mogila,9-VI-1979).


5205 Todo el que llegue a vosotros en nombre del Señor, sea recibido; luego, examinándole, le conoceréis [. . . J. Si el que llega es un caminante, no permanecerá entre vosotros mas de dos días o, si hubiera necesidad, tres. Pero si quiere establecerse entre vosotros, teniendo un oficio, que trabaje y así se alimente. Mas si no tiene oficio, proveed según vuestra prudencia, de modo que no viva entre nosotros ningún cristiano ocioso. Si no quiere hacerlo así, es un traficante de Cristo; estad alerta contra los tales (Didaché,12).


5206 El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que vive, y al progreso de toda la Humanidad (J. ESCRIVÁ DL BALAGUER, Es Cristo que pasa,47).


5207 De hecho, la problemática contemporánea -¿solamente contemporánea?- del trabajo humano, en último término, no se reduce [. . . J ni a la técnica, ni tampoco a la economía, sino a una categoría fundamental: a la categoría de la dignidad del trabajo, es decir, de la dignidad del hombre. La economía, la técnica y tantas otras especialidades y disciplinas tienen su razón de ser en aquella única categoría esencial. Si no la alcanzan, si se constituyen fuera de la dignidad del trabajo humano, están en el error, son nocivas, están contra el hombre.

Esta categoría fundamental es humanística. Me permito decir que esta categoría fundamental -la categoría del trabajo como medida de la dignidad del hombre- es cristiana. La encontramos, en su más alto grado de intensidad, en Cristo (JUAN PABLO II, en Afogila,9-VI-1979).


5208 Los hombres y las mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia (CONC. VAT. II, Const. Gaudium et spes,34).


5209 El buen trabajador recibe con libertad el pan de su trabajo; pero el perezoso y holgazán no se atreve a mirar la cara del amo (SAN CLEMENTE, Epístola a los Corintios,34,1).


5210 Todos los males han venido a la vida de que muchos consideran como la máxima dignidad no poner la mano en sus propios oficios y como la suprema ignominia parecer que saben una palabra de ellos. Pablo no se avergonzaba de manejar la lezna y cortar las pieles y hablar a la vez a los más altos dignatarios; más bien alardeaba de ello en el momento mismo en que venían a él un sinnúmero de hombres ilustres y distinguidos. Y no sólo no se abochornaba de su trabajo, sino que en sus espístolas [. . . ], dejó inscrito para la posteridad el oficio que practicaba. Así, pues, lo que desde el principio aprendió eso sigúió luego ejerciendo, aun después de haber sido arrebatado al tercer cielo, aun después de haber sido trasladado al paraíso y haber tenido p4rte en las palabras inefables de Dios (SAN JUAN CRISOS-TOMO, Hom. sobre Priscila y Aquila).


5211 De ahí que Pablo trabajara continuamente, no sólo durante el día, sino durante la noche misma, y así pudo decir:

Trabajando día y noche, a fin de no gravar a ninguno de vosotros (1Th 2,9). Y no se dedicaba Pablo al trabajo simplemente por recreo y distracción, como lo hacían muchos de sus hermanos, sino que desplegab en él esfuerzo tal que podía subvenir a las necesidades de los otros [. . . ]. Un hombre que imperaba a los démones, que era maestro de todo el universo, a quien se le confiaron los habitantes todos de la tierra y todas la iglesias situadas bajo el sol, el que cuidaba con toda solicitud de pueblos, naciones y ciudades, ese hombre, repito, trabajaba día y noche [. . . ]. Nosotros, empero, que no tenemos una milésima parte de sus preocupaciones [. . . ], ¿qué excusas [. . . ] tendremos? (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre Priscila y Aquila).


Fdez-Carvajal: Antologia - TIBIEZA