Fdez-Carvajal: Antologia - FELICIDAD

FELICIDAD

Citas de la Sagrada Escritura

Es feliz quien teme a Dios, le ama, le busca y espera en El: Ps 2,12 Ps 34,9 Ps 40,5 Ps 84,13 Ps 112,1.

Es feliz el pueblo de Israel, porque ha recibido de Dios la Revelación, mantiene con él una Alianza, ha sido elegido, predestinado y salvado: Dt 33,29 Ps 33,12 Ps 65,5.

Son felices quienes han recibido el perdón de sus pecados: Ps 32,1-2.

Poseen la felicidad quienes tienen la conciencia tranquila, porque no se han deslizado con la lengua, fuente de tantas culpas: Si 14,1-2 Si 25,8 Si 28,19.

La felicidad, en último término, reside en la comunión con Dios y en Dios en persona: Ps 73,25.

El justo tiene la certeza de que hasta en las aflicciones y en el dolor, y especialmente en el martirio, se puede ser feliz: Da 12,12 2M 7,24 2M 36-37.

El sufrimiento es una prueba de Dios y como tal la ven y la aprecian los justos, por eso no es de extrañar que se proclame feliz a quien lo acepta: Jb 5,17 Ps 94,12 Tb 13,16.

Son felices:

Quienes escuchan la palabra de Dios: Lc 11,28.

Quienes creen sin haber visto: Jn 20,29.

Quienes no se escandalizan de Jesús: Lc 7,23 Mt 11,6.

Los ojos que han visto a Cristo: Mt 13,16.

La Madre del Mesías, por haber dado a luz al Salvador del munJo: Lc 1,48 Lc 11,27; y haber creído en las promesas divinas: Lc 1,45.

Simón Pedro, porque el Padre le reveló que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo: Mt 16,17.

Quienes en el período de prueba permanecen vigilantes, esperando la llegada del Señor: Lc 12,37-38 Ap 16,15.

Los siervos fieles y prudentes: Mt 24,46 Lc 12,43.

Quienes practican la caridad con los necesitados: Lc 14,14.

Los humildes y serviciales con sus hermanos: Jn 13,17.

Quienes han soportado la prueba con generosidad y se han hecho acreedores a la recompensa divina en la lucha por la fe: Jc 1,12-25 Jc 5,11 1P 3,14 1P 4,14.

Todos los requisitos para la felicidad cristiana se encuentran recapitulados en las Bienaventuranzas: Mt 5,3-12 Lc 6,20-26.

Dios es la única fuente de felicidad verdadera


2381 Por muy avaro que seas, Dios te basta (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo SS).


2382 Descansar en Dios y contemplar su felicidad es, en efecto, algo digno de ser celebrado, algo lleno de felicidad y de tranquilidad. Corramos, como ciervos, a la fuente de las aguas; que nuestra alma experimente aquella misma sed del salmista. ¿De qué fuente se trata? Escucha su respuesta: En ti está la fuente viva. Digámosle a esta fuente: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Pues la fuente es el mismo Dios (SAN AMBROSIO, Trat. sobre la huida del mundo,9,52).


2383 Las riquezas no proporcionan felicidad ninguna cuando el alma vive en la pobreza; y cuando se sobreabunda en riqueza interior, no hace mella la pobreza (SAN JUAN CRISÓS TOMO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 315).

No está la felicidad en los bienes terrenos

El tesoro de cada uno viene determinado por la tendencia 2384 de su deseo, y si este deseo se limita a los bienes terrenos,no hallará en ellos la felicidad, sino la desdicha (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 92).


2385 De aquí que no se deba tener al rico por dichoso sólo por sus riquezas; ni al poderoso por su autoridad y dignidad; ni al fuerte por la robustez de su cuerpo; ni al sabio por su eximia elocuencia. Todas estas cosas son instrumentos de virtud para los que las usan rectamente; pero ellas, en si mismas, no contienen felicidad (SAN BASILIO, Hom. sobre la envidia).


2386 Lo que verdaderamente hace desgraciada a una persona óy aun a una sociedad enteraóes esa búsqueda ansiosa de bienestar, el intento incondicionado de eliminar todo lo que contraria. La vida presenta mil facetas, situaciones diversisimas, ásperas unas, fáciles quizá en apariencia otras. Cada una de ellas comporta su propia gracia, es una llamada original de Dios: una ocasión inedita de trabajar, de dar el testimonio divino de la caridad (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Conversaciones. . . , n. ¡ 97).

Cumplir la voluntad de Dios en todo, camino seguro de felicidad


2387 Esforcémonos en guardar sus mandamientos, para que su voluntad sea nuestra delicia (Epístola de Bernabé,2).


2388 El abandono en la Voluntad de Dios es el secreto para ser feliz en la tierra. Di, pues: "meas cibus est, ut faciam voluntatem ejus"ómi alimento es hacer su Voluntad. (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 766).

Caminos de infelicidad


2389 . . . La mayoría de los obstáculos para nuestra felicidad nacen de una soberbia más o menos oculta (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,249).


2390 No puede llamarse feliz quien no tiene lo que ama, sea lo que fuere; ni el que tiene lo que ama si es pernicioso; ni el que no ama lo que tiene, aun cuando sea lo mejor (SAN AGUSTIN, Sobre las costumbres de la Iglesia, I,3).


2391 Porque no hay nada más infeliz que la felicidad de los que pecan (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. 1P 325).

Felicidad eterna y vida temporal


2392 El Señor no nos impulsa a ser infelices mientras caminamos, esperando sólo la consolación en el más allá. Dios nos quiere felices también aquí, pero anhelando el cumplimiento definitivo de esa otra felicidad, que sólo El puede colmar enteramente (J. ESCRIVA [)E BALAGUUER, Es Cristo que pasa,126).


2393 Todas estas cosas (las prometidas en las bienaventuranzas) pueden cumplirse en esta vida, como sabemos se cumplieron en los Apóstoles. Porque lo que se ofrece después de esta vida no puede explicarse con palabras (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,1,3).


2394 Nos ha mandado que deseemos los bienes por venir y que apresuremos el paso en nuestro viaje hacia el cielo; mas en tanto que el viaje no termina, aun viviendo en la tierra, quiere que nos esforcemos por llevar vida del cielo. Es precisoónos diceóque deseéis el cielo y los bienes del cielo; sin embargo, antes de llegar al cielo, yo os mando que hagáis de la tierra el cielo y que, aun viviendo en la tierra, todo lo hagáis y digáis como si ya estuvierais en el cielo (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,19).


2395 Pues toda la riqueza de esta vida, comparada con la felicidad eterna, no es ni un auxilio, es una carga. La vida temporal, comparada con la eterna, debe llamarse muerte y no vida (SAN GREC;ORIO MAGNO, Hom. 37sobre los Evang. ).

Los caminos de la verdadera felicidad


2396 Suelo afirmar que tres son los puntos que nos llenan de contento en la tierra y nos alcanzan la felicidad eterna del Cielo: una fidelidad firme, delicada, alegre e indiscutida a la fe, a la vocación que cada uno ha recibido y a la pureza. El que se quede agarrado a las zarzas del caminoóla sensualidad, la soberbia. . . , se quedará por su propia voluntad y, si no rectifica, será un desgraciado por haber dado la espalda al Amor de Cristo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,187).


2397 El Señor conoce dónde está nuestra felicidad y sabe que solamente por la oración podemos procurárnosla (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la oración).


2398 Los pacíficos se llaman dichosos, porque primero tienen paz en su corazón y después procuran inculcarla en los hermanos desavenidos (SAN JERÓNIMO, en Catena Aureo, vol. 1P 251).


2399 Contempla a tu lado el colegio de todos los santos, congregados para colmo de tu felicidad por la divina clemencia, porque no es dichosa la posesión de un bien cuando de él se goza en soledad (SAN BUENAVENTURA, Soliloquios,4,13).


2400 La felicidad es el arraigarse en el amor. La felicidad originaria nos habla del "principio" del hombre, que surgió del amor ,a dado comienzo al amor. Y esto sucedió de modo irrevocable, a pesar del pecado sucesivo y de la muerte (JUAN PABLO 11, Aud. gen. 30-1-1980).

La felicidad en esta vida no puede ser plena


2401 El gozo en esta vida no puede ser pleno. Lo será cuando en la patriaóposeamos de modo acabado el bien perfecto: entra en el gozo de tu Señor (Mt 25,21) (SANTO TOMAS, Coment. Evang. S. Juan,15).


2402 Tampoco debe considerarse bienaventurado el que es coronado con las cosas que proceden de esta vida (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. 1P 255).

FIESTAS Y TIEMPOS LITURGICOS

Citas de la Sagrada Escritura

1. Sábado

Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis dias trabajarás y harás toda tu obra pero el séptimo es día de descanso consagrado al Eterno tu Dios. . . pues en seis dias hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene y el séptimo cesó, por eso bendijo el Eterno el día del sábado y lo santificó. Ex 20,8-11.

Observa el día del sábado para santificarlo. . . y recordarás que fuiste esclavo en tierra de Egipto y el Eterno tu Dios te sacó de alli. . . por eso el Eterno tu Dios te mando celebrar el día del Shabbat. Dt 5,12-15.

El sábado como día de gozo: Nb 10,10; Jud 8,6; 0s 2,11; /M 1,41; Lc 14,1.

Observación del sábado según la doctrina y el ejemplo del Señor: Mt 23,4; 12,3-12; Mc 1,21; 2,2527; 6,2; 6,6; 13,10; Ga 4,4.

2. Pascua

Yavé dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: Este mes será para vosotros el comienzo del año, el mes primero del año. Hablad a toda la asamblea de Israel y decidles: El día diez de este mes tome cada uno, según las casas paternas, una res menor por cada casa. Si la casa fuere menor de lo necesario para comer la res, tome a su vecino, al de la casa cercana, según el número de personas, computándolo para la res según lo que cada cual puede comer. La res será sin defecto, macho primal, cordero o cabrito. Lo reservarás hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de Israel lo inmolará entre dos luces. Tomarán de su sangre y untarán los postes y el dintel de la casa donde se coma. Comerán la carne esa misma noche, la comerán asada al fuego, con panes ácimos y lechugas silvestres. No comerán nada de él crudo, ni cocido al agua; todo asado al fuego, cabeza, patas y entrañas. No dejaréis nada para el día siguiente; si algo quedare, lo quemaréis. Habéis de comerlo así: ceñidos los lomos, calzados los pies, y el báculo en la mano, y comiendo de prisa, es la Pascua de Yavé. Esa noche pasaré yo por la tierra de Egipto y mataré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los animales, y castigaré a todos los dioses de Egipto. Yo, Yavé. La sangre servirá de señal en las casas donde estéis; yo veré la sangre y pasaré de largo, y no habrá para vosotros plaga mortal cuando yo hiera la tierra de Egipto. Este día será para vosotros memorable y lo celebraréis solemnemente en honor de Yavé de generación en generación; será una fiesta a perpetuidad 1]. No comeréis pan fermentado; en todas vuestras moradas se comerán panes ácimos. Ex 12,1-14. 20.

Cfr. : Jos 5,10; 2 Re 23,21; 2 Par 30,1; 35, I; Esd 6,19; Ez 45,21; Jn 2,13-23; 6,4.

Ultima Pascua del Señor. Institución de la Eucaristía: Mt 26,1729; Mc 14,12-25; Lc 22,1-20; Jn 13. 1-30; 1Cor 11,23-26.

3. Iíentecostés

( arando hubieres entrado en la ti. u que el Eterno tu Dios te da por lredad. . . tomarás parte de las prhlicins de todos los productos de tu suelo que coseches. . . y poniéndola en una cesta, irás al lugar que el Eterno tu Dios haya elegido para establecer en él su nombre. Te presentarás al sacerdote entonces en funciones y le dirás. . . Nos afligieron los egipcios y nos persiguieron, imponiéndonos rudisimas tareas, y clamamos al Eterno, Dios de nuestros padres. . . y nos sacó de Egipto. . . y nos dio una tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de la tierra que el Eterno me ha dado. Y las dejarás ante el Eterno tu Dios y te inclinarás ante El. Te regocijarás con los bienes que el Eterno tu Dios te ha dado a ti y a tu casa, tú y el leyita y el peregrino que mora en medio de ti. Dt 26,1-11.

Venida del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés: Ac 2,2-4.

4. Tabernáculo

Celebrarás la Fiesta de los Tabernáculos durante siete dias, una vez recogido el producto de tu era y de tu lagar. . . Celebrarás la fiesta en honor del Eterno tu Dios en el lugar que haya elegido Dt 16,3-15.

5. Día de la expiación

El Eterno habló a Moisés diciendo: El décimo día de este séptimo me es Dia de los Perdones. Mortificaréis vuestras almas y no haréis en él ningún trabajo, pues es un día de expiación para rehabilitaros ante el Eterno vuestro Dios. Lv 23,26-32.

6. Dedicación del templo

Luego ordenó Judas que algunos tuvieran en jaque a los de la ciudadela, mientras purificaban el santuario. Eligieron sacerdotes irreprochables, amantes de la Ley, los cuales purificaron el templo y echaron las piedras del altar idolátrico en lugar inmundo. Deliberaron qué harían del altar de los holocaustos, que había sido profanado, y les pareció buen consejo destruirlo, por cuanto los gentiles lo habían profanado, y depositar las piedras en el monte del templo, en lugar conveniente hasta que viniese un profeta que diese oráculo sobre ellas. Tomaron luego piedras sin labrar, conforme prescribe la Ley; y edificaron un altar nuevo sobre el modelo antiguo, prepararon el santuario y el interior del templo, purificaron los atrios, hicieron nuevos vasos sagrados e introdujeron el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa del templo. Quemaron incienso en el altar, encendieron las lámparas del candelabro, que lucieron en el templo; colocaron los panes sobre la mesa y colgaron las cortinas. De esta manera dieron fin a la obra. /M 4,4151.

7. Sobre las fiestas celebradas sin rerdadera piedad

1s 1,12-15; Jr 6,20; 0s 6,6; Am 5,21-22; Miq 6,6-8.

8. Alegría en Las tiestas.

Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor. (Sal 121,1-4).

El sentido de las fiestas


2403 Las fiestas se han hecho para promover la alegría espiritual, y esa alegría la produce la oración; por lo cual en día festivo se han de multiplicar las plegarias (SANTO TOMÁS, Sobre los mandamientos,1. c. ,245).


2404"Quaerite Dominum". Nunca podemos dejar de buscarlo: sin embargo, hay períodos que exigen hacerlo con más intensidad, porque en ellos el Señor está especialmente cercano, y por lo tanto es más fácil hallarlo y encontrarse con El. Esta cercanía constituye la respuesta del Señor a la invocación de la Iglesia, que se expresa continuamente mediante la liturgia. Más aún, es precisamente la liturgia la que actualiza la cercanía del Señor (JUAN PABLO II, Hom. 20-111-1980).


2405 En las fiestas de Nuestra Señora no escatimemos las muestras de cariño; levantemos con más frecuencia el corazón pidiéndole lo que necesitemos, agradeciéndole su solicitud maternal y constante, encomendándole las personas que estimamos. (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,291).

El domingo, día del Señor


2406 Nos reunimos precisamente el día del sol, porque éste es el primer día de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia, y también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos (SAN JUSTINO, Apología l. a,67).


2407 El domingo ha de volver a ser el día del Señor, de la adoración y de la glorificación de Dios, del santo Sacrificio, de la oración, del descanso, del recogimiento, del alegre encontrarse en la intimidad de la familia (Po Xll, Aloc. 7-lX-1947).


2408 La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho dias [. . . ]. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios que los hizo renacer con viva esperanza por la resurrección de Cristo de entre los muertos (1P 1,3) (CONC. VAT. 11, Sacrosanctam Concilian,106).


2409 . . . EI domingo tiene una importancia muy grande en la vida cristiana, sobre todo en estos tiempos en los que los hombres, por varias razones, viven distraídos de las cosas celestiales [. . . ].

- Por tanto, la santificación del día del domingo, o lo que es lo mismo, la celebración de la Pascua semanal, hace que los dones celestiales entonces recibidos influyan con misteriosa fecundidad en la vida privada y pública (PABLO Vl, Carta al Cardenal Colombo,4-VI11-1977).


2410 Ya que sois miembros de Cristo, no os queráis separar de la Iglesia faltando a la reunión; teniendo a Cristo Cabeza presente y en comunicación con vosotros, de acuerdo con su promesa, no os tengáis en poco a vosotros mismos ni queráis separar al Salvador de sus miembros, ni dividir ni espaciar su Cuerpo, ni preferir las necesidades de vuestra vida a la Palabra de Dios; por el contrario, el domingo dejadlo todo y acudid a la Iglesia (Didascalia Apostolorum, Il,59,2).

Adviento


2411 Hay diversos advientos. Se repiten cada año, y todos se orientan hacia una dirección única. Todos nos preparan a la misma realidad. Hoy, en la segunda lectura litúrgica, escuchamos lo que escribe el Apóstol Santiago: Hermanos, tened paciencia, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente elfruto valioso de la tierra mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. Y añade inmediatamente después: Mirad que el juez está ya a la puerta (5,7-9) (JUAN PABLO II, Hom. 14X11-1980).


2412 Precisamente este reflejo deben tener tales advientos en nuestros corazones. Deben parecerse a la espera de la recolección. El labrador aguarda el fruto de la tierra durante . todo el año o durante algunos meses. En cambio, la mies de la vida humana se espera durante toda la vida. La mies de la tierra se recoge cuando está madura, para utilizarla en satisfacer las necesidades del hombre. La mies de la vida humana espera el momento en el que aparecerá en toda la verdad ante Dios y ante Cristo, que es juez de nuestras almas.

La venida de Cristo, la venida de Cristo en Belén anuncia también este juicio. ¡Ella dice al hombre por qué le es dado madurar en todos estos advientos, de los que se compone su vida en la tierra, y cómo debe madurar él! (JUAN PABLO II, Hom. 1 4-XI I- 1980).


2413 Debemos celebrar el nacimiento del Señor con una alegría cálida y sobrenatural. Cada uno lo hará con el fervor que conviene: se acordará de qué cuerpo es miembro y a qué cabeza está unido; se guardará de ser una pieza mal adaptada que no encaje en el edificio sagrado (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 3. ¡ de Navidad,4-5).


2414 La Iglesia desea vivamente hacernos comprender que, así como Cristo vino una vez al mundo en la carne, de la misma manera está dispuesto a volver en cualquier momento, para habitar espiritualmente en nuestra alma con la abundancia de sus gracias si nosotros, por nuestra parte, quitamos todo obstáculo.

Por eso, durante este tiempo, la Iglesia, como madre amantisima y celosisima de nuestra salvación, nos enseña, a través de himnos, cánticos y otras palabras del Espíritu Santo y de diversos ritos, a recibir convenientemente y con un corazón agradecido este beneficio tan grande, a enriquecernos con su fruto y a preparar nuestra alma para la venida de nuestro Señor Jesucristo con tanta solicitud como si hubiera él de venir nuevamente al mundo. No de otra manera nos lo enseñaron con sus palabras y ejemplos los patriarcas del Antiguo Testamento, para que en ello losimitáramos (SAN CARLOS BORROMEO, Cartas pastorales,1. c. , vol. 2,916-917).


2415 Ahora, por tanto, nuestra paz no es prometida, sino enviada; no es diferida, sino concedida; no es profetizada, sino realizada: el Padre ha enviado a la tierra algo así como un saco lleno de misericordia; un saco, diría, que se romperá en la pasión, para que se derrame el precio de nuestro rescate que contiene; un saco que, si bien es pequeño, está ya totalmente lleno. En efecto, un niño se nos ha dado, pero en este niño habita toda la plenitud de la divinidad. (S. BERNARDO, Sermón I de Epifanta,1-2).


2416 Natividad es la gran fiesta de las familias. Jesús, al venir a la tierra para salvar a la sociedad humana y para de nuevo conducirla a sus altos destinos, se hizo presente con María su Madre, con José, su padre putativo que está allí como la sombra del Padre eterno. La gran restauración del mundo entero comenzó allí, en Belén; la familia no podrá lograr más influencia que volviendo a los nuevos tiempos de Belen (JUAN XX111, Aloc. ,25-XII-l959).


2417 La fiesta de la Natividad renueva para nosotros los comienzos sagrados de la vida de Jesús, nacido de la Virgen María; y, al adorar el nacimiento de nuestro Salvador, se nos invita a celebrar también nuestro propio nacimiento como cristianos (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 6, sobre la Natividad,2-3)


2418 ¿Qué cosa mejor podríamos encontrar entre los dones divinos, para honrar la fiesta de hoy, que aquella paz que anunciaron los ángeles en el nacimiento del Señor? En efecto, esta paz es la que engendra hijos de Dios, la que alimenta el amor, la que es madre de la unidad. Ella es descanso para los santos y tabernáculo donde moran los invitados al reino eterno. El fruto propio de esta paz es que se unan a Dios aquellos que el Señor ha segregado del mundo (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 6, sobre la Natividad,2-3).


2419 Un niño nos ha nacido y un hijo nos ha sido dado; la insignia de su principado han puesto sobre su hombro, y será llamado el Admirable, el Consejero, Dios, el Fuerte, el Padre del siglo. Pero, ¿dónde está el nombre que está sobre todo nombre, el nombre de Jesús, al cual se dobla toda rodilla? Tal vez en todos estos nombres hallarás sólo éste: Jesús; pero en algún modo exprimido y derramado. Sin duda él mismo es de quien la Esposa dice en el cántico del amor: Aceite derramado es tu nombre (SAN BERNARDO, Sermón sobre la Circuncisión del Señor,2,4).


2420 ¿A un moribundo sumamente apegado a la vida puede acaso dársele más dichosa nueva que decirle que un médico hábil va a sacarle de las puertas de la muerte? Pues infinitamente más dichosa es la que el ángel anuncia hoy a todos los hombres en la persona de los pastores (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el misterio).


2421 Nuestro Salvador ha nacido hoy; alegrémonos. No puede haber, en efecto, lugar para la tristeza, cuando nace aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de una eternidad dichosa.

Que nadie se considere excluido de esta alegría, pues el motivo de este gozo es común para todos; nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, pues, el justo, porque se acerca a la recompensa; regocijese el pecador, porque se le brinda el perdón; animese el pagano, porque es llamado a la vida (SAN LEÓN MAGNO, Sermón I sobre la Natividad,1-3).


2422 Nace Cristo. Esto sucedió una vez, la noche de Belén, pero en la liturgia se repite cada año, en cierto modo se "actúa" cada año. Y asimismo cada año aparece rico de los mismos contenidos divinos y humanos; éstos hasta tal grado sobreabundan, que el hombre no es capaz de abarcarlos todos con una sola mirada; y es difícil encontrar palabras para expresarlos todos juntos. Incluso nos parece demásiado breve el periodo litúrgico de Navidad, para detenernos ante este acontecimiento que más presenta las caracteristicas de mysteriam fuscinosum, que de mysteriumátremendam. Demasiado breve para "gozar" en plenitud de la venida de Cristo, el nacimiento de Dios en la naturaleza humana. Demasiado breve para desenmarañar cada uno de los hilos de este acontecimiento y de este misterio (JUAN PABLO II, Audiencia general,3-1-1979).


2423 ¿Quién tendrá un corazón tan bajo y tan ingrato como para no gozar y saltar de alegría por lo que sucede? Es una fiesta común de toda la creación [. . . ]. Nosotros también proclamamos nuestra alegría; a nuestra fiesta le damos el nombre de teofanía. Festejemos la salvación del mundo, el día en que nace la humanidad. Hoy ha quedado eliminada la condenación de Adán (SAN BASILIO, Hom. para el Nacim¿ento de Cristo,2,6).

Epifania


2424 Precisamente se les había ocultado (la estrella) antes para que, al hallarse sin guia, no tuvieran otro remedio que preguntar a los judíos, y quedara así manifiesto a todos el nacimiento de Cristo (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,7).


2425 Como los Reyes Magos, hemos descubierto una estrella, luz y rumbo, en el cielo del alma. Hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarle. Es nuestra misma experiencia. También nosotros advertimos que, poco a poco, en el alma se encendía un nuevo resplandor: el deseo de ser plenamente cristianos; si me permitís la expresión, la ansiedad de tomarnos a Dios en serio (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,32).


2426 Hoy los Magos revuelven en su mente con profundo estupor lo que allí han visto; el cielo en la tierra, la tierra en el cielo, el hombre en Dios, Dios en el hombre, y a aquel a quien no puede contener el universo encerrado en un pequeño cuerpecillo. Y, al verlo, lo aceptan sin discusión, como lo demuestran sus dones simbólicos: el incienso, con el que profesan su divinidad; el oro, expresión de la fe en su realeza; la mirra, como signo de su condición mortal. Asi los gentiles, que eran los últimos, llegan a ser los primeros, ya que la fe de los Magos inaugura la creencia de toda la gentilidad (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 160).


2427 La Epifania es, pues, la gran fiesta de la fe. Participan en esta fiesta tanto quienes han llegado ya a la fe como los que se encuentran en el camino para alcanzarla. Participan, agradeciendo el don de la fe, al igual que los Magos, llenos de gratitud, se arrodillaron ante el Niño. En esta fiesta participa la Iglesia, que cada año se hace más consciente de la amplitud de su misión (JUAN PABLO 11, Hom. 6-1- 1 979).

Cuaresma


2428 Tiempo de penitencia, pues. Pero, como hemos visto, no es una tarea negativa. La Cuaresma ha de vivirse con el espiritu de filiación, que Cristo nos ha comunicado y que late en nuestra alma (Cfr. Ga 4,6). El Señor nos llama para que nos acerquemos a El deseando ser como El: sed im¿tadores de Dios, como hijos suyos muy queridos (Ep 5,1), colaborando humildemente, pero fervorosamente, en el divino propósito de unir lo que está roto, de salvar lo que está perdido, de ordenar lo que ha desordenado el hombre pecador, de llevar a su fin lo que se descamina, de restablecer la divina concordia de todo lo creado (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,65).


2429 Si bien todo tiempo es bueno para ejercitarse en la virtud de la caridad, estos dias cuaresmales nos invitan a ello de un modo más apremiante; si deseamos llegar a la Pascua santificados en el alma y en el cuerpo, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en sí a todas las otras y cubre la multitud de los pecados (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 10, sobre la Cuaresma,3-s).


2430 Contra ellas (las fuerzas del mal en nosotros) se necesita la lucha permanente a que nos invita de modo particular el tiempo de Cuaresma, y tiene por finalidad el retorno sincero al Padre celestial, infinitamente bueno y misericordioso.

Este retorno, fruto de un acto de amor, será tanto más expresivo y grato a El cuanto más acompañado vaya del sacrificio de algo necesario y, sobre todo, de las cosas superfluas. A vuestra iniciativa se ofrece una gama vastisima de acciones, que van desde el cumplimiento asiduo y generoso de vuestro deber diario, a la aceptación humilde y gozosa de los contratiempos molestos que puedan presentarse a lo largo del día y a la renuncia de algo que sea muy agradable a fin de poder socorrer a quien está necesitado; pero sobre todo es agradabilísima al Señor la caridad del buen ejemplo, exigido por el hecho de que pertenecemos a una familia de fe cuyos miembros son interdependientes y cada uno está necesitado de la ayuda y apoyo de todos los otros. El buen ejemplo no sólo actúa fuera, sino que va a lo hondo y construye en el otro el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana (JUAN PABLO II, Aloc. 20-II-1980).


2431 La penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser sólo interna e individual, sino también externa y social. Foméntese la práctica penitencial de acuerdo con las posibilidades de nuestro tiempo y de los diversos países y condiciones de los fieles [. . . ].

Sin embargo, téngase como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el viernes de la pasión y muerte del Señor y aun extenderse, según las circunstancias, al sábado santo, para que de este modo se llegue al gozo del domingo de Resurrección con elevación y apertura de espiritu (CONC VAT. II, Sacrosanctum Concillum,110).

Pasión


2432 En la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado (SAN TO TOMÁS, Sobre el Credo,6,1. c. ).


2433 Cuando pecó el primer hombre, nuestra naturaleza quedo debilitada y corrompida, y el hombre se tornó más propenso al pecado. Pero Cristo atenuó esta debilidad y propensión, si bien no la eliminó por completo; con la Pasión de Cristo quedó fortalecido el hombre y debilitado el pecado, que ya no lo domina de la misma manera, sino que el hombre puede esforzarse y librarse de los pecados ayudado por la gracia de Dios, que recibe en los sacramentos, cuya eficacia procede de la Pasión de Cristo (SANTO ToMAs, Sobre el Credo,4, I. c. ).


2434 La pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es origen de nuestra esperanza en la gloria y nos enseña a sufrir (SAN AGUSTIN, Sermón Güelferbitano,3).


2435 La plenitud de la fe es la cruz del Señor, su muerte y su resurrección [. . . ]. La cruz también puede servir de escándalo a los escogidos; pero no hay testimonio más grande de la divina persona, porque nada parece más superior a la naturaleza humana como haberse ofrecido El solo por todo el mundo (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. V, p. 339).


2436 ¡Qué diferentes voces eran: quita, quita, crucifícale y bendito sea el que viene en el nombre del Señor, hossana en las alturas! ¡Qué diferentes voces son llamarle ahora Rey de Israel, y de ahí a pocos dias decir: no tenemos más rey que al César! ¡Qué diferentes son los ramos verdes y la cruz, las flores y las espinas! A quien antes tendían por alfombra los vestidos propios, de allí a poco le desnudan de los suyos y echan suertes sobre ellos (SAN BERNARDO, Sermón sobre el Domingo de Ramos,2,4).


2437 Manantial inagotable de vida es la Pasión de Jesús.

Unas veces renovamos el gozoso impulso que llevó al Señor a Jerusalén. Otras, el dolor de la agonía que concluyó en el Calvario. . . O la gloria de su triunfo sobre la muerte y el pecado. Pero, ¡siempre!, el amorógozoso, doloroso,gloriosoó del Corazón de Jesucristo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Via Crucis, p. 122).


2438 Como dice San Agustín, la Pasión de Cristo es suficiente para modelar por completo nuestra vida (SANTO ToMAs, Sobre el Credo,4, I. c. , p. 65).


2439 Y Pedro le seguía a lo lejos. Le seguía a lo lejos, pero se acercaba a su negación, y acaso no le hubiera negado si hubiese estado cerca de Jesús (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 473).


2440 Inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la cruz. Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor (SAM GREGORIO NACIANCENO, Disertac. 45,23-24).


2441 Y habiendo encendido fuego en medio del atrio, y sentándose ellos alrededor, estaba también Pedro en medio de ellos. Se acercó San Pedro a calentarse, porque una vez preso el Señor el calor del afecto de Pedro se enfrió (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 473).


2442 Le habían sido entregadas las llaves del reino de los cielos. Le había sido confiada una innumerable multitud de pueblos, que estaba metida en el pecado. San Pedro estaba muy fuerte, como lo indica la oreja cortada del criado del príncipe de los sacerdotes. Este hombre, tan endurecido y tan severo, si hubiese obtenido el don de no pecar, ¿cómo hubiera podido perdonar a los pueblos? Pero la Providencia divina permitió que cayese él primero, para que fuese condescendiente con los demás, recordando su propia caida (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 474).


2443 El Señor fue flagelado y nadie le ayudó; fue afeado con salivas, y nadie le amparó; fue coronado de espinas, y nadie le protegió; fue crucificado, y nadie le desclavó; clama diciendo Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has abandonado. 7, y nadie le socorre (SAN AGUST1N, Coment. sobre el Salmo 21).


2444 Y así como El no olvidó ninguna muestra de mansedumbre, así ellos no perdonaban ningún insulto, ninguna impiedad, sino que con obras y palabras desahogaban su furor [. . . ]. Escupían y maltrataban aquel rostro reverenciado por las olas del mar y venerado por el sol que, cuando más tarde le vio en la Cruz, escondió respetuoso sus rayos; le herían en la cabeza desfogando ampliamente su cólera y causándole llagas infamantes; le maltrataban a puñadas y le abofeteaban en la divina faz, a la que también se atrevian a escupir. Al mismo tiempo le decían con feroz sarcasmo: Adivínanos, Cristo, ¿quién te ha herido? SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,85).


2445 ¿Podéis beber el cáliz [ 17; el Señor sabia que podrían imitar su pasión, y sin embargo les pregunta; para que todos oigamos que nadie puede reinar con Cristo si no ha imitado su pasión; porque las cosas de mucho valor no se consiguen más que a un precio muy alto (SAN JUAN CRISOSTOMo, Hom. sobre S. Mateo,35).

Resurrección


2446 Por el nombre de Resurrección no debe entenderse única- mente que Cristo resucitó de entre los muertos [. . . ], sino que resucitó por su virtud y poder propio, lo cual fue exclusivo y singular en El [. . . ]; lo confirmó el mismo Señor con el divino testimonio de su boca: porque doy mi vida para tomarla de nuevo. Ninguno me la quita sino que yo la doy por m f mismo, y tengo poder para darla y tengo poder para tomarla de nuevo (Jn 10,17-18) [. . . ]. Asimismo, dijo a los judíos, para confirmar la verdad de su doctrina: destruid este templo y en tres das lo levantaré. . . pero El hablaba del templo de su cuerpo (Jn 2,19-21) [. . . ]. Y si bien leemos alguna vez en las Escrituras que Cristo Nuestro Señor fue resucitado por el Padre (cfr. Ac 2,24 Rm 8,11), esto se le ha de aplicar en cuanto hombre; así como, por otra parte, se refieren a El mismo en cuanto Dios, aquellos textos en que se dice que resucitó por su propia virtud (Catecismo Romano,1,6,8).

No es grande cosa crcer que Cristo muriese; porque esto 2447 también lo creen los paganos y judíos y todos los inicuos: todos creen que murió. La fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es lo que tenemos por cosa grande: el creer que resucitó (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 120).


2448 Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. No temáis, con esta invocación saludó un ángel a las mujeres que iban al sepulcro; no temáis. Vosotras venfs a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado: ya resucitó, no está aquí(Mc 16,6). Haec est dies quam fecit Dominas exsultemas et laetemar in ea; éste es el día que hizo el Señor, regocijémonos (Sal 117,24).

El tiempo pascual es tiempo de alegría, de una alegría que no se limita a esa época del año litúrgico, sino que se asienta en todo momento en el corazón del cristiano. Porque Cristo vive: Cristo no es una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un recuerdo y un ejemplo maravillosos.

No: Cristo vive. Jesús es el Emmanuel: Dios con nosotros. Su Resurrección nos revela que Dios no abandona a los suyos (J. ESCRIVA DE BAEAGUER, Es Cristo que pasa,102).


2449 La razon de que los discípulos tardaran en creer en la Resurrección del Señor, no fue tanto por su flaqueza como por nuestra futura firmeza en la fe; pues la misma Resurrección demostrada con muchos argumentos a los que dudaban, ¿qué otra. cosa significa sino que nuestra fe-se fortalece por su duda? (SAN GREGORIO MAGNo,Hom. 16sobre los Evang. ).


2450 Después de la tristeza del sábado resplandece un día feliz, el primero entre todos, iluminado con la primera de las iuces, ya que en él se realiza el triunfo de Cristo resucitado (SAN JERÓNIMO, Coment. Evang. S. Marcos,16).


2451 Yo, por mi parte, sé muy bien y en ello pongo mi fe que, después de la Resurrección, el Señor permaneció en su carne. Y así, cuando se presentó a Pedro y a sus compañeros, les dijo: Tocadme, palpadme y comprended que no soy un espir¿tu incorpóreo. Y al punto le tocaron y creyeron, quedando persuadidos de su carne y de su espiritu [. . . ]. Es más, después de su Resurrección comió y bebió con ellos, como hombre de carne que era, si bien espiritualmente estaba hecho una cosa con su Padre (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los de Esmirna, lll,1-3).


2452 Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. En los que vieron claramente los vestigios de los clavos; y, según San Juan, también les enseñó el costado que había sido abierto con la lanza, para que, viendo las cicatrices de las heridas, pudiesen curar las heridas de sus dudas.

Y no quiso curar estas señales: en primer lugar, para confirmar en sus discípulos la fe de la resurrección; en segundo lugar para poder presentarlas a su Padre cuando intercediese por nosotros, manifestándole la clase de muerte que por nosotros había sufrido; en tercer lugar, para demostrar siempre a los redimidos con su muerte el gran amor que con ellos empleó, presentándoles las señales de su pasión; finalmente, para probar el día del juicio la justicia con que serán condenados los impíos (SAN BEDA, en CatenaAurea, vol. Vl, p. 548).


2453 Y habiendo comido delante de ellos, tomó las sobras y se los dio. Para demostrarles la veracidad de su resurrección, no sólo quiso que le tocasen sus discípulos, sino que se dignó comer con ellos, para que viesen que había resucitado de una manera real, y no de un modo imaginario. Comió para manifestar que podía, y no poráneacesidad: la tierra sedienta absorbe el agua de un modo distinto a como la abr sorbe el sol ardiente; la primera poráneacesidad, el segundo, por potencia (SAN BEDA en Catena Aurea, vol. Vl, p. 550).


2454 Con razón los Romanos Pontífices han llamado a Maria Corredentora: de tal modo, juntamente con su Hijo paciertey muriente, padeció y casi murió; y de tal modo, por lasalvación de los hombres, abdicó de los derechos maternos sobre su Hijo, y le inmoló, en cuanto de Ella dependia, para aplacar la justicia de Dios, que puede con razón decirse que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo. (Benedicto XV). Asi entendemos mejor aquel momento de la Pasión de Nuestro Señor, que nunca nos cansaremos de meditar: stabot autem iuxta cruce". Jesu matar eius (Jn 19,25), estaba junto a la cruz de Jesús su Madre (J. ESCRIVA DE BALAGUER Amigos de Dios,287).


2455 Cristo ha muerto por ti. Tú. . . ¿qué debes hacer por Cristo? (J. ESCRIVA DE BALAGUER Camino, n. 299). Pascua del Señor, Pascua; lo digo por tercera vez en honor 2456 de la Trinidad: Pascua. Es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las solemnidades, que es superior a todas las demás, no sólo a las fiestas humanas y terrenales, sino también a las fiestas del mismo Cristo que se celebran en su honor, igual que el sol supera a las estrellas (SAN GKEGORIO NACIANCENO, Oración 45,2).


2457 Yentrando, no hallaron el cuerpo del Señor. No habiendo encontrado el cuerpo de Jesús, porque había resucitado, i eran agitadas por diversas ideas; y como amaban tanto al Señor y se hallaban tan apenadas por su desaparición, merecieron la presencia de un ángel (SAN CIR1LO, en Catena Aurea, vo l. Vl, p. 524).


2458 Y les dijo: Paz a vosotros; soy yo, no temáis. Avergüénce- nos el prescindir del saludo de la paz, que el Señor nos de jó cuando iba a salir del mundo. La paz es un nombre y una cosa sabrosa que sabemos proviene de Dios, según dice el Apóstol a los filipenses: la paz de Dios; y que es de Dios lo muestra también cuando dice a los efesios: El es nuestra paz. La paz es un bien recomendado a todos, pero observado por pocos. ¿Cuál es la causa de ello? Quizás el deseo de dominio, o de ambición, o de envidia, o de aborrecimiento del prójimo, o de alguna otra cosa, que vemos en quienes desconocen al Señor. La paz procede de Dios, que es quien todo lo une [. . . ]. La transmite a los ángeles [. . . ] y se extiende también a todas las criaturas que verdaderamente la desean (SAN GREGORIO NACIANCENO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 545).

Ascensión


2459 Se aprovecharon tanto los Apóstoles de la Ascensión del Señor que todo lo que antes les causaba miedo, después se convirtió en gozo. Desde aquel momento elevaron toda la contemplación de su alma a la divinidad sentada a la diestra del Padre, y ya no les era obstáculo la vista de su cuerpo para que la inteligencia, iluminada por la fe, creyera que Cristo, ni descendiendo se había apartado del Padre, ni con su Ascensión se había apartado de sus discípulos (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 74).


2460 En cuanto Nuestro Señor subió a los Cielos, su Santa Iglesia desafió al mundo y, confortada con su Ascensión, predicó abiertamente lo que creia a ocultas (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 29 sobre los Evang. ).


2461 No era conveniente que Cristo permaneciese en la tierra después de la Resurrección, sino que convenia que subiese al Cielo (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q 57, a. 1).


2462 La fiesta de la Ascensión del Señor nos sugiere también otra realidad; el Cristo que nos anima a esta tarea en el mundo, nos espera en el Cielo. En otras palabras: la vida en la tierra, que amamos, no es lo definitivo; pues no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos en basca de la futura (He 13,14), ciudad inmutable (. . . ). Cristo nos espera. Vivimos ya como ciudadanos del cielo (F1p 3,20), siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también en medio de la alegría y de la serenidad que da el saberse hijo amado de Dios (J. ESCR;V¡ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,126).

Pentecostés


2463 El Señor prometió que nos enviaria aquel Abogado que nos haría capaces de Dios. Pues del mismo modo que el trigo seco no puede convertirse en una masa compacta y en un solo pan si antes no es humedecido, así también nosotros, que somos muchos, no podíamos convertirnos en una sola cosa en Cristo Jesús sin esta agua que baja del cielo. Y, así como la tierra árida no da fruto si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida, sin esta gratuita lluvia de lo alto (SAN l;RENEO, Trat. contra las herejias,3).


2464 El Espíritu Santo se apareció bajo la forma de paloma y de fuego; porque a todos los que llena, los hace sencillos y los anima a obrar; los hace sencillos con la pureza, y los anima con la emulación; pues a Dios no puede serle grata la sencillez sin celo, ni el celo sin sencillez (SAN GREC;OR;O MAGNO, Hom. 30 sobre los Evang. ).


2465 Vemos la transformación que obra el Espíritu en aquellos en cuyo corazón habita. Fácilmente los hace pasar del gusto de las cosas terrenas a la sola esperanza de las celestiales, y del temor y la pusilanimidad a una decidida y generosa fortaleza de alma. Vemos claramente que así sucedió en los discípulos, los cuales, una vez fortalecidos por el Espíritu, no se dejaron intimidar por sus perseguidores, sino que permanecieron tenazmente unidos al amor de Cristo (SAN CIRILO DE ALEJANDRiA, Coment. Evang. S. Juan,10).


2466 Su actuación en el alma es suave y apacible, su experiencia es agradable y placentera y su yugo es levisimo. Su venida va precedida de los rayos brillantes de su luz y de su ciencia. Viene con la bondad de genuino protector; pues viene a salvar, a curar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar, en primer lugar, la mente del que lo recibe y, después, por las obras de éste, la mente de los demás. Y, del mismo modo que el que se hallaba en tinieblas, al salir el sol, recibe su luz en los ojos del cuerpo y contempla con toda claridad lo que antes no veia, así también al que es hallado digno del don del Espíritu Santo se le ilumina el alma y, levantado por encima de su razón natural, ve lo que antes ignoraba (SAN CIRILO DE JERUSALEN, Catequesis 16, sobre el Espíritu Santo 1,11-12,16).


2467 Ved, pues, cómo San Pedro, que antes tenia miedo de hablar de Jesús, ahora se goza ya en los castigos; y el que antes de la venida del Espíritu Santo temió ante la voz de una mujer, después de la venida desafia las iras de los príncipes (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 30 sobre los Evang. ).


Fdez-Carvajal: Antologia - FELICIDAD