Fdez-Carvajal: Antologia - SACRAMENTOS

SACRAMENTOS

Citas de la Sagrada Escritura

Bautismo

En verdad te digo que quien no renaciere del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el reino le Dios. .

Yo (Juan Bautista) os he bautizado con agua, más (Jesús) os bautizará con el Espíritu Santo. .

íd pues y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Mt 28,19 Mc 16,15-16.

Jesús fue con sus discípulos a la Judea, y allí moraba con ellos y bautizaba. Jn 3,22 Jn 4,2.

Llegaron (Felipe y el Eunuco) a un paraje en que había agua, y dijo el Eunuco: Aquí hay agua, ¿qué me impide el ser bautizado? [. . . ], y bajaron ambos al agua y Felipe le bautizó. Ac 8,36-38.

Entonces dijo Pedro: ¿Quién puede negar el agua del bautismo a los que, como nosotros, han recibido el Espíritu Santo? Ac 10,47.

Cristo santificó a su Iglesia, limpiándola en el bautismo del agua con la palabra de vida. Ep 5,26

Ellos (los Efesios) dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Pues ¿con qué bautismo, les replicó (Pablo), fuisteis bautizados? Ac 19,2-3.

Luego que creyeron la palabra de Dios que Felipe (diácono) les anunciaba, hombres y mujeres se hacían bautizar. Ac 8,12.

Todos los que estáis bautizados en Cristo estáis revestidos de Cristo. Ya no hay distinción de judío, ni de griego; ni de siervo, ni de libre; ni de hombre ni de mujer. Ga 3,27-28.

El Señor abrió el corazón de Li-día para recibir bien las cosas que Pablo decía, y fue bautizada ella y su familia. .

Recibió luego el bautismo, él (el carcelero de Filipos) y toda su famuía. Ac 16,33.

Crispo, Jefe de la Sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia, y muchos ciudadanos de Corinto, oyendo a Pablo, creyeron, y todos fueron bautizados. Ac 18,8.

Dios nos ha salvado por el Bautismo de regeneración y renovación del Espíritu Santo. .

Todos los que habéis sido bautizados en Cristo estáis revestidos de Cristo. Ga 3,27.

En el Bautismo hemos quedado sepultados con Cristo, a fin de que así como Cristo resucító de muerte a vida 1. . ] así también nosotros vayamos con nueva vida. Rm 6,4.

Sea bautizado cada uno de vosotros [. . . ] para remisión de vuestros pecados. Ac 2,38.

Cristo amó a su Iglesia, y se sacrificó por ella para santificaría, limpiándola con el bautismo del agua con la palabra de vida. Ep 5,25-26.

Aquellos que recibieron su doctrina fueron bautizados, y se añadieron aquel dia (a la Iglesia) cerca de tres mil personas. Ac 2,41.

Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para componer un solo cuerpo. 1Co 12,13.


CONFIRMACIÓN

Yo voy a enviaros el que mi Padre os ha prometido: entre tanto permaneced en la ciudad, hasta que seáis revestidos de la fortaleza de lo alto. Lc 24,49.

Vosotros habéis de ser bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días. .

El Espíritu Santo aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautízados en nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo. Ac 8,16-17.

Oído esto se bautizaron (los efesios) en nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles Pablo impuesto las manos descendió sobre ellos el Espíritu Santo. 19,5-6.

Yo soy el pan vivo que he bajado del cielo. Quien comiere este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi misma carne para la vida del mundo. Jn 6,51-52.

Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre en mi mora y yo en él. Jn 6,56-57.

Estando cenando, tomó Jesús el pan, y lo bendijo, lo partió, y se lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed, éste es mí cuerpo. Y tomando el cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed todos de él, porque ésta es mi sangre del Nuevo Testamento. Co 11,24-26 Mc 14,22-24 Lc 22,19-20.

Yo aprendí del Señor [. . . ] que el Señor Jesús, la noche misma en que había de ser entregado, tomó el pan y dijo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo 1. . . ] haced esto en memoria mía. Y de la misma manera el cáliz, después de haber cenado, diciendo: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mí sangre: haced esto cuantas veces lo bebiereis, en memoria mía. 1Co 11,23-25 Mt 26,26-28 Mc 14,22-24.

Quien comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor . . . ], porque quien lo come y bebe indignamente se traga ' bebe su propia condenación. 1Co 11,27-29.

Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre no tendréis vida en vosotros. Jn 6,54.

Trabajad para tener no tanto el manjar que se consume, sino el que dura hasta la vida eterna, el cual os dará el Hijo del hombre. Jn 6,27.

He venido para que tengan vida y la tengan en más abundancia. .

Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Quien come este pan vivirá eternamente. Jn 6,55-59.


PENITENCIA

Como mi Padre me envió así os envió yo a vosotros [. . . ]. Recibid el Espíritu Santo; quedan perdonados los pecados a aquellos a quienes los perdonareis y quedan retenidos a quienes se los retuviereis. Jn 20,21-23.

Os empeño mí palabra, que todo lo que atareis sobre la tierra será eso mismo atado en el cielo; y todo lo que desatareis sobre la tierra será eso mismo desatado en el cielo. Mt 18,18.

Si dijéremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos [. . . ]; pero si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonárnoslos y lavarnos de toda iniquidad. 1Jn 1,8-9.

Hijos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; mas si alguno pecare, tenemos por abogado para con el Padre a Jesucristo, que es la víctima de propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo. 1Jn 2,1-2.

SACRAMENTO DEL ORDEN

Tomad y comed; éste es mí cuerpo que por vosotros será entregado (a la muerte); haced esto en memoria mía 1. . . ] Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre; haced esto cuantas veces lo bebiereis en memoria mía. .

A mi se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra 1. . ]. íd, pues, e instruid a todas las naciones (. . . ] enseñándolas a observar todas las cosas que yo os he mandado. Mt 28,18-20 Mt 28,

Los elegidos (para Diáconos) fueron presentados a los Apóstoles, los cuales, haciendo oración, les impusieron las manos. Ac 6,6.

Habiendo (San Pablo y San Bernabé) ordenado sacerdotes en cada una de las Iglesias, después de oraciones y ayunos, los encomendaron al Señor. Ac 14,22.

Te exhorto a que avives la gracia de Dios que reside en ti por la imposición de mis manos. 2Tm 1,6.

La causa por la que te dejé en Creta es para que 1. . . ] establezcas en cada ciudad presbíteros, conforme yo te prescribí. Tt 1,6.

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

Habiendo convocado a 105 doce, comenzó a enviarlos de dos en dos [. . . ]. De esta suerte salieron a predicar [. . . 1 y lanzaban muchos demonios, y ungían a muchos enfermos con óleo y los sanaban. Mc 6,12-13.

¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia y oren por él, ungiéndole con el óleo en el nombre del Señor, y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará, y si se halla con pecados se le perdonarán. .

MATRIMONIO

Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará con su mujer y serán los dos una carne. Sacramento es este grande, hablo con respecto a Cristo y a la Iglesia. Ep 5,31-32.

Vosotros, esposos, amad a vuestras mujeres así como Cristo amó a su Iglesia y se sacrificó por ella para santificaría. .

Jesús les dijo: ¿No sabéis que Aquel que al principio crió al linaje humano crió un hombre y una mujer y dijo: Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? Mt 19,4-5 Mc 10,6-8.

Viva cada uno con su mujer, y cada una con su marido. 1Co 7,2.

Cualquiera que desechase a su mujer y tomare otra, comete un adulterio contra ella. Y si la mujer se aparta de su marido y se casa con otro, es adúltera. Mc 10,11-12 Mt 19,9.

Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y lo comete también el que se casa con la repudiada por su marido. Lc 16,18.

Una mujer casada está ligada por la ley (del matrimonio) al marido, mientras éste vive [. . . ], pero si el marido muere, queda libre del vinculo y puede casarse con otro sin ser adúltera. Rm 7,2-3 1Co 7,39.

A las personas casadas mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido; que si se separa, no pase a otras nupcias o bien reconcíliese con su marido. Ni tampoco el marido repudie a su mujer. 1Co 7,10-11.

"Canales de la gracia"


4739 Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero en cuanto signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por eso se llaman sacramentos de la fe. (CONC VAT2Const. Sacrosanctum Concilium, SC 59).


4740 [. . . ] aunque nos concede su gracia de muchos otros modos, ha instituido expresa y libremente -sólo El podía hacerlo- estos siete signos eficaces, para que de una manera estable, sencilla y asequible a todos, los hombres puedan hacerse participes de los méritos de la Redención. (J.

ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,78).


4741 Los Sacramentos son acciones de Cristo, que los administra por medio de los hombres. Y asilos sacramentos son santos por si mismos y por la virtud de Cristo; al tocar los cuerpos, infunden gracia en las almas. (PABLO VI, Mysterium fidei,3-IX-1965).


4742 Cuando una persona se pone enferma, ocurre en ocasiones que no se logra encontrar la medicina. En lo sobrenatural, no sucede así. La medicina está siempre cerca: es Cristo Jesús, presente en la Sagrada Eucaristía, que nos da además su gracia en los otros Sacramentos que instituyó. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,160).


4743 Lo que fue visible en nuestro Redentor pasó a los sacramentos. (S. LEÓN MAGNO, Sermón 2, sobre la Ascensión).


4744 Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un ángel, para consolarnos (. . . ], nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus gracias a fin de fortalecernos y armarnos de valor. Mas, al recibir los sacramentos, no es un santo o un ángel, es El mismo quien viene revestido de todo su poder para aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o motivo por el cual el demonio Pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el demonio pierde todo su poder sobre ella. (SANTO CURA DE ARs, Sermón sobre la Perseverancia).

Necesarios para la perseverancia


4745 Hemos abandonado también a Dios, desde el momento en que ya no frecuentamos los Sacramentos. (SANTO CURA DE ARs, Sermón sobre el pecado).


4746 (Se ha de enseñar> que cuando se administran, está allí para auxiliamos la gracia eficacísima del Espíritu Santo, que penetra hasta lo más intimo de nuestro corazón; asimismo, que están dotados de la virtud admirable y cierta para sanar las almas; y también que por medio de ellos se nos comunican las inmensas riquezas de la pasión del Señor. Y enseñen, por último, que todo el edificio cristiano se funda sobre el cimiento solidísimo de la piedra angular; pero que, si no se afianza por todas partes con la predicación de la palabra divina y el uso de los sacramentos, es muy de temer que, debilitado en gran parte, se venga a tierra; porque, del mismo modo que por los sacramentos Somos admitidos a la vida, así también con esta especie de alimento nos sostenemos, nos conservamos y nos enriquecemos. (Catecismo Romano, II,1,32).


4747

Los sacramentos nos dan tanta fuerza para perseverar en la gracia de Dios, que jamás se ha visto a un santo apartarse de los sacramentos y perseverar en la amistad de Dios; en los sacramentos hallaron cuantas fuerzas les eran necesarias para no dejarse vencer del demonio. (SANTO CURA DE ARs, Sermón Sobre la Perseverencia).


4748 Los Sacramentos, medicina principal de la Iglesia, no son superfluos: cuando se abandonan voluntariamente, no es posible dar un paso en el camino del seguimiento de Jesucristo: los necesitamos como la respiración, como el circular de la sangre, como la luz, para apreciar en cualquier instante lo que el Señor quiere de nosotros. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,80).


4749 Cuando Pedro bautiza, es Cristo quien bautiza [. . . ]; cuando Judas bautiza, es Cristo quien bautiza. (S. AGUST[N, Trat. Evang. S. Juan,6).


4750 La fuerza espiritual del Sacramento es como la luz: llega pura a los objetos que ilumina, y no se mancha aunque pase por medios inmundos. Sin embargo, los ministros deben ser santos, y no deben buscar la propia gloría, sino la de Aquel a quien sirven. (S. AGUST¡N, Trat. Evang. S. Juan,5).


4751 Así como sacan poca agua de una fuente los que van allí con vasos pequeños y sacan mucha quienes los llevan mayores, no distinguiendo la fuente las medidas, y como sucede también a la luz, que extiende más o menos su claridad según las ventanas que se abren, así se recibe la gracia, según la medida de las disposiciones. (S. JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 324).


4752 Como estos ministros en las funciones sagradas no representan su persona, sino la de Cristo, resulta de aquí que, ya sean buenos, ya malos, con tal que usen de la forma y de la materia que observó siempre la Iglesia católica por institución de Cristo, y tengan intención de hacer lo que hace la Iglesia en su administración, hacen y administran verdaderos sacramentos; de manera que nadie ni nada puede impedir el efecto de la gracia, a no ser que quienes los reciben quieran privarse a sí mismos de tan grande bien y resistir al Espíritu Santo, y ésta fue siempre doctrina cierta y reconocida en la Iglesia. (Catecismo Romano, II,25).

Citas de la Sagrada Escritura

Tomad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios. Ep 6,17.

SAGRADA ESCRITURA

¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel para mi boca! Ps 118,103.

Todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza. Rm 15,4.

La palabra de Dios es viva y eficaz, y más tajante que una espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta las coyunturas y la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. He 4,12.

Yo les he comunicado las palabras que Tu' me diste, y ellos ahora las han recibido, y conocieron verdaderamente que Yo salí de Ti y creyeron que Tu' me has enviado. Jn 17,8.

[. . . ] El les dijo: Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica. Lc 11,28.

El que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las ois, porque no sois de Dios. Jn 8,47.

Poned, pues, en vuestro corazón y en vuestra alma las palabras que Yo os digo; atadlas a vuestras manos para recordarlas y ponedlas como frontal ante vuestros ojos. Dt 11,18.

[. . . ] os hago saber, hermanos, que el evangelio por mí predicado no es de los hombres. Ga 1,11.

El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien le juzgue: la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará en el último día. Jn 12,48.

[. . . ] el que escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Mt 7,26.

[. . . ] recibid con mansedumbre la palabra injertada en vosotros, capaz de salvar vuestras almas. Ponedla en práctica y no os contentéis sólo con oírla [. . . ], pues quien se contente con sólo oír la palabra, sin practicarla, será semejante al varón que contempla en un espejo su rostro, y apenas se contempla, se va y al instante se olvida de cómo era. Jc 1,21-24.

Vienen días, dice Yahvé, en que mandaré yo sobre la tierra hambre, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir la palabra de Yahvé [. . . ] A,n8,11.

Y tenemos aún algo más firme, a saber: la Palabra, a la cual hacéis muy bien en atender, como a lámpara que luce en lugar tenebroso, hasta que luzca el día y el lucero se levante en vuestros corazones. 2P 1,19.

Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero. Ps 118,10S.

Toda la palabra de Dios es acrisolada, es el escudo de quien en El confia. .

Luz para nuestra vida y medio para consolidar la fe


4753 Si se da una razón contra la autoridad de las divinas Escrituras, por muy aguda que sea, engaña con semejanza a la verdad, pues no puede ser verdadera. (S. AGUSTIN, Epístola 143).

Las enseñanzas de la ley y los profetas, cristianamente entendidas, son como la estrella que conduce al conocimiento del Verbo encarnado a todos aquellos que han sido llamados por designio gratuito de Dios. (S. MAXIMO Centuria 1).

Después que uno estudia la Escritura se vuelve sensible, es decir, adquiere el discernimiento y gusto de la razón para distinguir lo bueno de lo malo, lo dulce de lo amargo. (SANTO TOMÁs, en Catena Aurea, vol. 1P 51).

La fe tiene cierta luz propia en las Escrituras, en la profecía, en el Evangelio, en las epístolas apostólicas. Todos estos documentos, que se nos leen en tiempos oportunos, son lámparas colocadas en lugar oscuro para que nos dispongan a recibir la luz del día. (S. AGISTIN, Coment. sobre el Salmo 126).

Los preceptos evangélicos no son sino enseñanzas divinas, fundamentos para edificar la esperanza, medios para consolidar la fe, alimento para inflamar el corazón, guía para indicar el camino, amparo para obtener la salvación; ellos, instruyendo las mentes dóciles de los creyentes en la tierra, los conducen a la vida eterna. (S. CIPRIANO, Trat. sobre la oración).


4758 El instruido en las Escrituras se hace fuerte para arrostrar todas las adversidades. (SANTO TOMÁS, en Catena Aurea, vol. 1P 52).


4759 Se equivocan los que no conocen las Escrituras, y cuando las desconocen, desconocen también el poder de Dios. (S. JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 78).

Veneración por la Sagrada Escritura


4760 La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobre todo en la sacra liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de la palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. La Iglesia ha considerado siempre como suprema norma de su fe la Escritura unida a la Tradición, ya que, inspirada por Dios y escrita de una vez para siempre, nos transmite inmutablemente la palabra del mismo Dios; y en las palabras de los Apóstoles y los Profetas hace resonar la voz del Espíritu Santo. Por tanto, toda la predicación de la Iglesia, como toda la religión cristiana, se ha de alimentar y regir con la Sagrada Escritura. (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,21).


4761 En los Libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos. Y es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual. Por eso se aplican a la Escritura de modo especial aquellas palaras: La palabra de Dios es viva y enérgica (He 4,12), puede edificar y dar la herencia a todos los consagrados (Ac 20,32 1Th 2,13). (CONC. VAT II, Const. Dei Verbum,21).


4762 Todo lo que dicen las Escrituras lo dice el Señor, por lo que son más dignas de fe que el que un muerto resucite, o que un ángel del Señor baje del cielo. (S. JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 258).

"Tesoros ocultos" que encierra


4763 A los israelistas se les dio el maná en el desierto, como a nosotros la dulzura de las Escrituras, para que nos mantengamos animosos en este yermo de la vida humana. (S. AGUSTIN, Sermón 4).


4764 Escondió en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos a que evocara su reflexión.

La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el fruto bendito desde cualquiera de sus lados, como aquella roca que se abrió en el desierto y manó de todos lados una bebida espiritual. (S. EFRÉN, Coment. sobre el Diatessaron,1),


4765 Podría muy bien compararse la Escritura a una tierra exuberante y fértil. En ella nacen y se desarrollan gran abundancia de frutos que han de sustentar y nutrir la vida humana. (CASIANO Colaciones,8).


4766 No os descarriéis entre la niebla, escuchad más bien la voz del pastor. Retiraos a los montes de las santas Escrituras, allí encontraréis las delicias de vuestro corazón, nada hallaréis allí que os pueda envenenar o dañar, pues ricos son los pastizales que allí se encuentra. (S. AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).

Lectura y meditación de la Sagrada Escritura

Nos valemos de ordinario de la lectura asidua y de la meditación de las Escrituras, para procurar a nuestra memoria pensamientos divinos. (CASIANO Colaciones,1).

La Escritura divina es como un campo en el que se va a levantar un edificio. No hay que ser perezosos, no contentarse con edificar en la superficie; hay que cavar hasta llegar hasta la roca viva: esta roca es Cristo. (S. AGUSTíN, Trat. Evang. S. Juan,23).

Que de este modo, por la lectura y estudio de los Libros sagrados, se difunda y brille la palabra de Dios (2 Thes,3); que el tesoro de la revelación encomendado a la Iglesia vaya llenando el corazón de los hombres. Y como la vida de la Iglesia se desarrolla por la participación asidua del misterio eucarístico, así es de esperar que recibirá nuevo impulso de vida espiritual con la redoblada devoción a la palabra de Dios, que dura para siempre (Is 40,8 Is 1 Pedr Is 1,23-25). (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,26).


4770 No basta con tener una idea general del espíritu de Jesús, sino que hay que aprender de El detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas [. . . ]. Porque hace falta que la conozcamos bien (la vida de Jesús), que la tengamos toda entera en la cabeza y en el corazón 1. . . ]; de forma que, en las diversas situaciones de nuestra conducta, acudan a la memoria las palabras y los hechos del Señor. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo quepasa,107).


4771 La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo espíritu con que fue escrita. (S. JERÓNIMO, Coment. Epístola a los Gálatas,5).


4772 (A la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo entre Dios y el hombre, pues) a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras (SAN AMBROSIO, Sobre los oficios,1,20,25).


4773 Es preciso que meditemos continuamente la Palabra de Dios [. . . ]; esta meditación ayuda poderosamente en la lucha contra el pecado. (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,2, l. c. ,52).

Alimento del pueblo de Dios


4774 La Iglesia, esposa de la Palabra hecha carne, instruida por el Espíritu Santo, procura comprender cada vez más profundamente la Escritura para alimentar constantemente a sus hijos con la palabra de Dios; por eso fomenta el estudio de los Padres de la Iglesia, orientales y occidentales, y el estudio de la liturgia. Los exégetas católicos y los demás teólogos han de trabajar en común esfuerzo y bajo la vigilancia del Magisterio para investigar con medios oportunos la Escritura y para explicarla, de modo que se multipliquen los ministros de la palabra capaces de ofrecer al pueblo de Dios el alimento de la Escritura, que alumbre el entendimiento, confirme la voluntad, encienda el corazón en amor a Dios. (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,23).

"Alma de la teología"


4775 La Sagrada Escritura contiene la palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la teología. El ministerio de la palabra, que incluye la predicación pastoral, la catequesis, toda la instrucción cristiana y en puesto privilegiado la homilía, recibe de la palabra de la Escritura alimento saludable y por ella da frutos de santidad. (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,24).

También el diablo utiliza, deformándola, la Sagrada Escritura para engañar y hacer el mal


4776 Alguien podría quizá preguntar: ¿cómo se explica que el diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura?

No tiene más que abrir el Evangelio y leer. Encontrará escrito: Entonces el diablo lo tomó -se trata del Señor, del Salvador- y lo puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues está escrito: te he encomendado a los ángeles, los cuales te tomarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4,5-6).

¿Qué no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad? (S. VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 26).

Mas alguien se dirá: ¿es que quizá los herejes no se sirven de los testimonios de la Sagrada Escritura? Ciertamente que se sirven ¡y con cuánta apasionada vehemencia! Se les ve pasar de un libro a otro de la Ley Santa:

desde Moisés a los libros de los Reyes, desde los Salmos a los Apóstoles, desde los Evangelios a los Profetas. En sus asambleas, con los extraños, en privado, en público, en los discursos y en los escritos, durante las comidas y en las plazas públicas, es raro que mantengan alguna cosa si antes no la han revestido con la autoridad de la Sagrada Escritura. (S. VICENTE DE LFRINS, Commonitorio, n. 25).


4778 Porque ahora y siempre hay personas que con la Escritur en sus manos, en su memoria y en sus bocas, cometen grandes errores en cuanto a su interpretación, y esto porque tienen prejuicios contra su verdadero sentido. (CARD. J. H. NEWMAN, Dom. de Quincuagésima, Homilía sobre el prejukio y la fe).

Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio


4779 La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin. La Sagrada Escritura es la palabra dé Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación. (CONC. VAl. II, Const. Dei Verbum,9).


4780 La Escritura es clara en sus palabras, pero el espíritu humano es oscuro y, como la lechuza, no puede ver la claridad [. . . J. El espíritu de Dios nos ha dado la Escritura, y nos revela su verdadero sentido, pero sólo a su Iglesia, columna y apoyo de la verdad; Iglesia por cuyo ministerio el espíritu divino guarda y mantiene su verdad, es decir, el verdadero sentido de su palabra; Iglesia, en fin, que es la única que cuenta con la asistencia del Espíritu de la verdad para encontrar adecuada e infaliblemente la verdad en la palabra de Dios. El que busque la verdad de la palabra divina fuera de la Iglesia, que es su custodia, nunca la encontrará; y el que quiera poseerla por medio distinto al de su ministerio, en vez de desposarse con la verdad, lo hará con la vanidad; en vez de poseer la claridad del Verbo sagrado, seguirá las ilusiones del ángel mentiroso, que se transfigura en ángel de luz. (S. FRANCISCO DE SALEs, Epistolario, fragm. 118, l. c. , p. 752).


4781 El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado únicamente al Magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para se creído. (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,10).


4782 Así, pues, la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros;

los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas. (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum,10).

SAN JOSE

Citas de la Sagrada Escritura

El patriarca, figura de S. José. "íd a José y haced todo lo que él os diga": Gn 41,55.

Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Mt 1,16.

José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David. Lc 2,4.

Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre. Lc 2,16.

Partido que hubieron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". Levantándose de noche, tomó al niño y a la madre y se retiró hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, [. . . ] Muerto ya Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto: Mt 2,13-15,19.

Cuando sus padres le vieron, quedaron sorprendidos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote. Y El les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les decía. Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto [. . . ] Lc 2,48-51.

Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Pues cómo dice ahora: Yo he bajado del cielo? Jn 6,42.

Intercesión de San José


4783 [. . . ],después se ha dado a entender no convenían, que eran supersticiosas. Y tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra sque como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandars, así en el cielo hace cuanto le pide. (Santa Teresa Libro de su vida)


4784 el estudio decid en vuestro corazón: Sancte Joséph, ora pro me; ayudadme a Ocupar bien el tiempo de estudio y de clase. Si os viene alguna tentación: Sancte Joséph, ora pro me. Al levantaros por la mañana: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Al acostaros: Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

No olvidéis que es el protector de todos los trabajadores y que lo es también de los jóvenes que estudian; porque el estudio es trabajo. (S. Ji;AN Bosco, Charlas).


4785 Cuando Jesús tenía doce años, se queda en Jerusalén. Sus padres, que lo ignoraban, lo buscan con solicitud y no lo encuentran. Lo buscan entre sus amistades, lo buscan en la caravana, lo buscan entre los conocidos, y entre todos estos no lo encuentran 1. . . ] Aprende dónde lo encontraron los que le buscaban, y tú, buscándolo con José y María, lo encontrarás (ORtGENE5, Homilía 18).


4786 José es el tipo (imagen) de Cristo, que fue destinado para guardar la santa Iglesia sin mancha ni arruga. (S. ISIDORO DE SEVILLA, Algunas alegorías de la Escritura,138).

Vocación de San José


4787 Fue elegido por el Padre Eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. (S. BERNARDINO DE SIENA, Sermón 7).


4788 Aquel José vendido por la envidia de sus hermanos y llevado a Egipto, prefiguró la venta de Cristo; este José, huyendo de la envidia de Herodes, llevó a Cristo a la tierra de Egipto. Aquél, guardando lealtad a su Señor, no quiso consentir al mal intento de su señora; éste, reconociendo virgen a su Señora, Madre de su Señor, la guardó fidelísimamente, conservándose él mismo en toda castidad. A aquél le fue dada la inteligencia de los misterios de los sueños; éste mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos. Aquél reservó el trigo no para sí, sino para el pueblo; éste recibió el pan vivo del cielo para guardarle para si y para todo el mundo. Sin duda, este José con quien se desposó la Madre del Salvador fue hombre bueno y fiel. Siervo fiel y prudente a quien constituyó Dios consuelo de su Madre, proveedor del sustento de su cuerpo. (S. BERNARDO, Horn. sobre la Virgen Madre,2).


4789 [. . . ] Dios, amador de los hombres, mezcla trabajos y dulzuras, estilo que El sigue con todos sus santos. Ni los peligros ni los consuelos nos los da continuos, sino que de unos y otros va El entretejiendo la vida de los justos. Tal hizo José. (S. JLAN CRISOSTONIO, Hom. sobre S. Mateo,8).


4790 Para San José, la vida de Jesús fue un continuo descubrimiento de la propia vocación. (J. ESCRIVA DE BALAGUER Es Cristo que pasa,54).

Maestro de vida interior


4791 Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo (S. José) por maestro y no errará en el camino (SANTA TERESA, Vida,6,3).


4792 Si queréis un consejo que repito incansablemente desde hace muchos años, Ite ad Joséph (Gn 41,55), acudid a San José: él os enseñará caminos concretos y modos humanos y divinos de acercarnos a Jesús [. . . ]. Tratándole se descubre que el Santo Patriarca es, además, Maestro de vida interior: porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con El, a sabernos parte de la familia de Dios. San José nos da esas lecciones siendo, como fue, un hombre corriente, un padre de familia, un trabajador que se ganaba la vida con el esfuerzo de sus manos. (J. ESCRIVA DE BALAGUER. Es Cristo que pasa,38-39).

Fidelidad de San José


4793 José no se escandalizó ni dijo: eso parece un enigma. Tú mismo hacías saber no ha mucho que El salvaría a su pueblo, y ahora no es capaz ni de salvarse a sí mismo, sino que tenemos necesidad de huir, de emprender un viaje y sufrir un largo desplazamiento: eso es contrario a tu promesa. José no discurre de este modo, porque es un varón fiel. Tampoco pregunta por el tiempo de la vuelta, a pesar de que el Angel lo había dejado indeterminado, puesto que le había dicho: está allí hasta que yo te diga. (S. JUAN CRJsÓ5 TOMO, Hom. sobre S. Mateo> 8).


4794 José era efectivamente un hombre corriente, en el que Dios confió para obrar cosas grandes. Supo Vivir, tal y como el Señor quería, todos y cada uno de los acontecimientos que compusieron su vida. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER,ES Cristo que pasa,4).


4795 E todo esto facia con muy gran alegría pensando a quien servía, e que Dios le había elegido para tan alto servicio entre todos los hombres de la Tierra [. . . ] El era arca de toda virtud e perfección. (F. DE EXIMENIS, Vita Christi,1496).


4796 José quiso despedir a María no para unirse a otra mujer ni por sospechar en ella alguna falta, sino por reverencia, lleno de un santo temor de vivir al lado de una tan grande santidad. Y, casado con María, por el testimonio de José se comprobó el nacimiento virginal de Cristo. (SANTO ToMÁS, In IVSent. dist. 30, a. 2 ad 5; Suma Teológica,3, q. 29, a. 1)

SAN JOSE

Personalidad humana


4797 De las narraciones evangélicas se desprende la gran personalidad humana de José: en ningún momento se nos aparece como un hombre apocado o asustado ante la vida; al contrario, sabe enfrentarse con los problemas, salir adelante en las situaciones difíciles, asumir con responsabilidad e iniciativa las tareas que se le encomiendan. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,40).


4798 Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra suya. En cambio, ha descrito sus acciones:

acciones sencillas, cotidianas, que tienen a la vez el significado límpido para la realización de la promesa divina en la historia del hombre; obras llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura. (JUAN PABLO II, Aud. gen. 19-III-1980).


4799 En Nazaret, José sería uno de los pocos artesanos, si es que no era el único. Carpintero, posiblemente. Pero, como suele suceder en los pueblos pequeños, también sería capaz de hacer otras cosas: poner de nuevo en marcha el molino, que no funcionaba, o arreglar antes del invierno las grietas de un techo. José sacaba de apuros a muchos, sin duda, con un trabajo bien acabado. Era su labor profesional una ocupación orientada hacia el servicio, para hacer agradable la vida a las demás familias de la aldea, y acompañada de una sonrisa, de una palabra amable, de un comentario dicho como de pasada, pero que devuelve la fe y la alegría a quien está a punto de perderlas.

A veces, cuando se tratara de personas más pobres que él, José trabajaría aceptando algo de poco valor, que dejara a la otra persona con la satisfacción de pensar que había pagado. Normalmente José cobraría lo que fuera razonable, ni más ni menos. Sabría exigir lo que, en justicia, le era debido, ya que la fidelidad a Dios no puede suponer la renuncia a derechos que en realidad son deberes: San José tenía que exigir lo justo, porque con la recompensa de ese trabajo debía sostener a la Familia que Dios le había encomendado. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER. Es Cristo que pasa,51-52).

Especial honor y veneración


4800 Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José, habría que hacerlo, me parece, por el solo deseo de agradar a María. No se puede dudar que ella tiene gran parte en los honores que se rinden a San José y que con ello se encuentra honrada. Además de reconocerle por su verdadero esposo, y de haber tenido para él todos los sentimientos que una mujer honesta tiene para aquel con quien Dios la ha ligado tan estrechamente, el uso que él hizo de su autoridad sobre ella, el respeto que tuvo con su pureza virginal le inspiró una gratuidad igual al amor que ella tenía por esta virtud y, consiguientemente, un gran celo por la gloría de San José [. . . ]. (BEATO CLAUDIO DE LA COLOMBIERE, Panegírico de san José, Exordio. Texto recogido por Mons. Villelet, Les plus beaux textes sur saint Joséph, La Colombe, Ed. du Vieux Colombier, París 1959, Pp. 113-115).


4801 ¿Queréis, amados hijos, ganar de nuevo a los hombres Para Cristo y para la Iglesia? -Para Cristo: ningún hombre ha estado tan cercano al Redentor por lazos domésticos, por relaciones cotidianas, por espiritual armonía y por la vida divina de la gracia, como José, de la estirpe de David, pero también humilde obrero manual. -Para la Iglesia El es el Patrono de la Iglesia universal. (Pío XII, Abc. 7-IX-l 947).


4802 Si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen María, ya que por medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a San José, después de ella, una especial gratitud y reverencia. (S. BERNARDO DE SIENA Sermón 2).


4803 Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado. (S. BERNARDINO DE SIENA Sermón 2).


Fdez-Carvajal: Antologia - SACRAMENTOS