Catena aurea ES 6201


MARCOS 2,13-17


6213 (Mc 2,13)

Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban en pos de El, y las adoctrinaba. Y pasando vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco o mesa de los tributos, y díjole: "Sígueme": y levantándose al instante, le siguió. Y aconteció que estando a la mesa en casa de éste, que muchos publicanos y gentes de mala vida se pusieron a ella con Jesús y sus discípulos; porque aun entre aquellos eran no pocos los que le seguían. Mas los escribas y fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, decían a sus discípulos: "¿Cómo es que vuestro Maestro come y bebe con publicanos y pecadores?" Habiéndolo oído Jesús, les dijo: "Los que están buenos no necesitan de médico, sino los que están enfermos: pues no he venido a llamar o convertir a los justos, sino a los pecadores". (vv. 13-17)

Beda. Después que Cristo enseñó en Cafarnaúm, salió hacia el mar, a fin de que no solamente los habitantes de las ciudades fueran los instruidos en el Evangelio, sino también los del mar, los cuales, habituados a luchar con las olas, debían aprender a menospreciar la corriente de las cosas humanas y vencerla con la pureza de la fe. "Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban en pos de El", etc.

Teofilacto. O sale al mar después del milagro, como si deseara estar solo; pero la turba lo sigue de nuevo, para que veamos que cuanto más huimos de la gloria, tanto más ésta nos persigue. Y por el contrario es ella la que huye de nosotros, cuando somos nosotros los que la perseguimos. Pasando, pues, adelante, llamó el Señor a Mateo. "Al paso, continúa, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado al banco", etc.

San Juan Crisóstomo. El mismo publicano ha sido llamado Mateo por San Mateo (cap. 9); Leví simplemente por San Lucas (cap. 5); y Leví de Alfeo, pues era hijo de Alfeo, por San Marcos. Otros se hallan en la Escritura con dos nombres, como el suegro de Moisés, llamado unas veces Jetro (Ex 3), y otras Raquel (Ex 2)

Beda. Así que Leví es el mismo que Mateo, aunque San Lucas y San Marcos no quieren llamarle Mateo por honra del Evangelista; pero San Mateo, según lo que está escrito: "El justo es acusador de sí mismo" (Pr 18,17), se llama Mateo y publicano, para demostrar a los que lo lean, que ningún convertido debe desconfiar de la salvación, puesto que él mismo se ve transformado de repente de publicano en Apóstol. El dice que está sentado en la oficina del tributo, esto es, teniendo cuidado de la administración de los tributos, pues la palabra griega telos (teloV) significa tributo.

Teofilacto. Se sentaba, pues, en dicha oficina y pasaba el tiempo murmurando de las gentes, hablando de noticias, o cosa semejante, según costumbre de los empleados en tales dependencias. El cual fue sacado de este estado, abandonándolo todo por seguir a Cristo. "Y le dijo: sígueme", etc.

Beda. Seguir es imitar, y para poder, por tanto, imitando la pobreza de Cristo, seguirlo con el afecto mejor que con el paso, dejó lo propio el que solía tomar lo ajeno. Pero no sólo dejó lo que ganaba como sueldo, sino que despreció el peligro a que se exponía con sus jefes por no haber dejado arregladas sus cuentas. Fue, pues, el Señor quien lo inflamó interiormente por divina inspiración para que lo siguiese, a la vez que con su voz natural lo llamaba para que así lo hiciese.

Pseudo-Jerónimo. Así es como Leví, que quiere decir vinculado, dejando los negocios temporales, sigue al Verbo, que dice: "El que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (Lc 14,33)

Teofilacto. El que antes vivía a expensas de los demás se hace tan benévolo, que invita a muchos a su mesa. Y sigue: "Aconteció que estando a la mesa" etc. , a saber, Jesús, con muchos publicanos.

Beda. Se llama publicanos a los que cobran los tributos, o a los que están encargados de la administración del fisco o de los negocios públicos, y el mismo nombre se da a los que se ocupan en asuntos temporales de lucro. Los que habían visto, pues, que un publicano convertido del pecado a una vida mejor era admitido a la penitencia, no desesperaban ya de su propia salvación, ni siguen a Jesús perseverando en sus antiguos vicios -como murmuran los escribas y los fariseos- sino haciendo penitencia, según las siguientes palabras del Evangelista: "Eran, pues, muchos los que lo seguían. " El Señor iba a los banquetes de los pecadores para tener ocasión de enseñarles, y dar alimento espiritual a los que lo invitaban.

Rábano, sobre San Mateo, 9, cap. 9. Lo que se adecúa perfectamente con las figuras de los misterios, porque el que recibe en su interior a Cristo goza los mayores deleites del espíritu. Por eso el Señor entra voluntariamente y reposa en el afecto del que cree en El; y éste es el banquete espiritual de las buenas obras, en el cual sufre hambre el rico, y se harta el pobre.

Teofilacto. Los fariseos critican esto, considerándose ellos puros. Y sigue: "Y los escribas y los fariseos, viendo que comía con los publicanos", etc.

Beda. Si la fe de los gentiles se expresa por la elección de Mateo y la vocación de los publicanos, entregados antes a los intereses mundanos, la soberbia de los escribas y fariseos expresa la envidia de aquéllos para quienes es un tormento la salud de los gentiles.

Prosigue: "Oyendo esto, les dijo Jesús: Los sanos no tienen necesidad de médico", etc. De este modo avergüenza a los escribas y fariseos, que, considerándose justos, evitaban el trato con los pecadores. Se llama médico a sí mismo, porque herido a causa de nuestras iniquidades, nos ha dado una medicina admirable y nos ha curado con su llaga (Is 53) Llama (irónicamente) sanos y justos a los que, queriendo establecer su propia justicia, no se someten a la justicia de Dios (Rm 10) Llama con verdad enfermos y pecadores a los que, convencidos de su fragilidad, y viendo que no pueden justificarse por la ley, bajan su cabeza a Cristo por la penitencia. "No he venido, dice, por los justos, sino por los pecadores", etc.

Teofilacto. No para que permanezcan pecadores, sino para que se conviertan a la penitencia.


MARCOS 2,18-22

6218 (Mc 2,18-22)

Siendo también los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno, vinieron a preguntarle: "¿No nos dirás por qué razón, ayunando los discípulos de Juan y los de los fariseos, no ayunan tus discípulos?" Respondióles: "¿Cómo es posible que los compañeros del esposo en las bodas ayunen, ínterin que el esposo está en su compañía? Mientras que tienen consigo al esposo no pueden ellos ayunar. Tiempo vendrá en que les quitarán el esposo, y entonces será cuando ayunarán. Nadie cose un retazo de paño nuevo en un vestido viejo: de otra suerte, el remiendo nuevo rasga lo viejo, y se hace mayor la rotura. Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos, porque romperá el vino los odres, y se derramará el vino, y los odres se perderán. Por tanto, el vino nuevo en odres nuevos debe meterse". (vv. 18-22)

Glosa. Así como antes se impugnaba a los discípulos porque el maestro comía con los pecadores, así ahora se acusa cerca del maestro a los discípulos de que no ayunan, a fin de que resulte materia de disidencia entre ellos. "Siendo también, sigue, los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno".

Teofilacto. Los discípulos de Juan, imperfectos todavía, conservaban las costumbres judías.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 27. Se puede pensar que añadió a los fariseos, que juntamente con los discípulos de Juan dijeron al Señor lo que sigue1, cuando San Mateo afirma que fueron los discípulos de Juan solamente los que lo dijeron; pero estas palabras indican mejor que los unos dijeron esto de los otros: "Vinieron a preguntarle: ¿No nos dirás por qué razón, ayunando los discípulos de Juan", etc. Estas palabras indican que fueron los convidados que allí estaban los que fueron a Jesús y dijeron lo mismo a los discípulos; de suerte que la palabra "vinieron" no se refiere a éstos, respecto de los cuales añade: "Siendo también los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno"; pero porque ayunaban éstos, es por lo que vienen los otros. Por lo cual dice San Mateo: "Y llegaron a El los discípulos de Juan, diciendo", etc. (Mt 9,14) ¿Por qué sino porque estaban presentes los apóstoles hizo esta objeción cada uno como pudo?

San Crisóstomo. Los discípulos de Juan y los fariseos, llenos de celos contra Cristo, le preguntan si sólo con sus discípulos triunfa de las pasiones sin abstinencia ni trabajo.

Beda. Pero Juan no bebe vino ni cerveza, porque la abstinencia aumenta el mérito de quien no tiene poder ninguno sobre la naturaleza; pero el Señor, que tenía el poder natural de perdonar los pecados, ¿por qué había de obligar a aquéllos a quienes podía hacer más puros que los mismos abstinentes? Mas el mismo Cristo ayunaba por no faltar al precepto y comía con los pecadores, para que contempláramos su gracia y conociésemos su poder.

"Respondióles Jesús: ¿Cómo es posible que los hijos de las bodas ayunen?", etc.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 27. San Marcos llama hijos de las bodas a los que San Mateo llama hijos del esposo (Mt 9,15), pues debemos entender por hijos de las bodas no sólo a los del esposo sino también a los de la esposa.

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. El se llama esposo a sí mismo, como que había de desposarse con la Iglesia. El desposorio es la entrega de las arras, esto es, de la gracia del Espíritu Santo, por la cual ha creído el mundo entero.

Teofilacto. También se llama esposo no sólo porque se desposa con las almas vírgenes, sino porque el tiempo de su primera venida no es de dolor ni de tristeza para los que creen en El, ni tampoco de trabajo, sino de descanso. Nos concede, pues, sin formalidades legales el descanso por el bautismo, por el cual conseguimos fácilmente la salvación. Los hijos, pues, de las bodas, o del esposo, son los apóstoles, porque son dignos, por la gracia de Dios, de todo bien celeste y de participar de toda felicidad.

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. Dice que toda angustia será ajena a su vida cuando añade: "Mientras que tienen consigo al esposo", etc. Está triste el que no tiene el bien presente, porque el que lo tiene se alegra lejos de entristecerse. Pero para combatir su arrogancia y manifestar que no guardaba a sus discípulos para la blandura, añade: "Tiempo vendrá en que les quitarán el esposo", etc. , que es como si dijera: Vendrá tiempo en que demostrarán que son hombres. Cuando se les quite el esposo, ayunarán esperando su venida, a fin de unirse a El con sus espíritus purificados por angustias corporales. Manifiesta también que no hay necesidad de que sus discípulos ayunen, puesto que tienen consigo al esposo de la naturaleza humana, que preside en todas partes en nombre de Dios, y da a todo la semilla de la vida. Se digna también dispensar del ayuno a los hijos del esposo, porque son niños, y no pueden conformarse en todo al padre y al esposo, que tienen en consideración su infancia. Pero cuando desaparezca el esposo, y lleguen a edad cumplida, ayunarán según su deseo, y se unirán nupcialmente al esposo, sentándose con El por siempre a un banquete real.

Teofilacto. Se ha de comprender que todo hombre que obra el bien es hijo del esposo, y lo tiene consigo -es decir, a Cristo- y no ayuna, no haciendo obra de penitencia, porque no peca. Pero cuando el esposo se retira, cayendo el hombre en el pecado, ayuna y se arrepiente para curarse de su delito.

Beda. En sentido místico se puede decir que los discípulos de Juan y los fariseos ayunan porque todo el que se gloría de las obras de la ley sin fe, y sigue las tradiciones de los hombres, y oye los oráculos de Cristo sin fe en el corazón, privándose de los bienes espirituales, languidece por el ayuno de su corazón; en tanto que el que se une a Cristo fielmente no queda en ayunas, porque se alimenta de su propia carne y de su sangre.

"Nadie -prosigue- pone un remiendo de paño nuevo o recio", etc.

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. Es como si dijera: No es posible sujetarlos a las leyes antiguas porque son predicadores del nuevo Testamento. Vosotros observáis con razón las costumbres antiguas, guardando el ayuno mosaico. Pero no es necesario que los que han de transmitir a los hombres nuevas y admirables observancias se sometan a las antiguas, sino que sean virtuosos en el espíritu. Sin embargo vendrá un tiempo en que observarán el ayuno junto con las demás virtudes; pero este ayuno difiere del de la ley. Porque éste era por necesidad y aquél será por voluntad, a causa del fervor del espíritu del cual aun no son capaces. "Tampoco, prosigue, echa nadie vino nuevo en vasijas viejas", etc.

Beda. Compara a los discípulos con los odres viejos, que estallan más fácilmente con el vino nuevo, esto es, los preceptos espirituales. Serán, pues, odres nuevos, cuando después de la ascensión del Señor sean renovados por el Espíritu de consolación. Entonces se pondrá el vino nuevo en cueros nuevos, esto es, el fervor del Espíritu Santo llenará los corazones que sean espirituales. El que ha de enseñar, pues, ha de cuidar de no confiar los secretos de los nuevos misterios a los que perseveran en su antigua condición pecaminosa.

Teofilacto. O de otro modo: los discípulos son comparados a los vestidos viejos por la debilidad de su espíritu, por lo que no era conveniente imponerles el pesado precepto del ayuno.

Beda. Esta es una parte de la doctrina que concierne a la templanza de la vida nueva, la cual enseña como ayuno general la privación de todos los goces temporales que causan alegría profana. Porque si esto se hace, se quebranta la doctrina, y no conviene a la vejez. Con el vestido nuevo se representan las buenas obras exteriores, y con el vino nuevo el fervor de la fe, de la esperanza y de la caridad, que nos reforman interiormente.


MARCOS 2,23-28


6223 (Mc 2,23)

Y acaeció otra vez que andando el Señor por unos sembrados en el día de sábado, sus discípulos se adelantaron, y comenzaron a arrancar espigas, y los fariseos le decían: "Mira: ¡cómo hacen en sábado lo que no es lícito!" Y El les dijo: "¿No habéis leído jamás lo que hizo David cuando se halló en necesidad, y tuvo hambre él mismo y los que con él estaban? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, príncipe de los sacerdotes, y comió los panes de la proposición, de los cuales no era lícito comer, sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?" Y les decía: "El sábado fue hecho por el hombre, no el hombre por el sábado. Así que el Hijo del hombre es Señor también del sábado". (vv. 23-28) Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. Los discípulos de Cristo, libres de lo aparente y unidos a la verdad, no guardan la fiesta del sábado, entendido como mero formalismo legal por apariencia. "En otra ocasión, caminando el Señor", etc.

Beda, in Marcum, 1,13. Leemos en lo que sigue que eran muchos los que iban y venían, y no tenían ni tiempo para comer, y por tanto tenían hambre como hombres que eran.

San Juan Crisóstomo. Hambrientos, pues, comían frugalmente por necesidad y no por gula. Sin embargo, los escribas, dados a la apariencia y a la sombra, acusaban a los discípulos de obrar mal. "Sobre lo cual, continúa, le decían los fariseos: ¿Cómo es que hacen?", etc.

San Agustín de opere monach. cap. 22. Se ordenaba al pueblo de Israel por la ley escrita que no se considerase ladrón en sus campos sino al que quisiera llevarse algo consigo, y que se dejara ir libre y sin castigo al que no tocase más que lo que comiera. Así los judíos acusaron a los discípulos del Señor diciendo que habían quebrantado la fiesta del sábado, y no porque hubieran cometido un hurto comiendo las espigas.

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. El Señor libra a sus discípulos de esta acusación, con el ejemplo de David, el cual faltó a la ley alguna vez comiendo de lo destinado a los sacerdotes. "Y El les respondió: ¿No habéis vosotros jamás leído lo que hizo David?" Teofilacto. Huyendo David de Saúl, fue a casa del Príncipe de los sacerdotes, comió de los panes de proposición, y cogió la espada de Goliat, ofrendas todas hechas a Dios (1S 21) Pero preguntan algunos cómo el Evangelista llama ahora Abiatar al príncipe de los sacerdotes, cuando en el libro de los Reyes (lib. 1, ut supra) se le llama Abimelech.

Beda. No hay ninguna contradicción en esto, puesto que cuando llegó David y, pidiendo los panes comió, estaban allí ambos: Abimelech, príncipe de los sacerdotes, y Abiatar su hijo. Muerto Abimelech por Saúl, huyó Abiatar con David, y fue su compañero durante su destierro. Después, reinando David, recibió la investidura de sumo sacerdote. Y como fue mucho mejor que su padre, se hizo digno en vida de que el Señor lo hiciese sumo sacerdote. "Y añadióles: El sábado se hizo para el hombre", etc.

Beda. El cuidado que merece la salud y la vida del hombre es mayor que la observancia del sábado. Así es que está mandado guardar el sábado, pero, si hay necesidad, no debe considerarse reo al que lo quebrante; por esta razón no estaba prohibido circuncidar en ese día, porque era necesario hacerlo. Por lo mismo los macabeos peleaban en sábado. Por eso los discípulos que tenían hambre podían hacer, obligados por esta necesidad, lo que estaba prohibido por la ley; así como no habría razón hoy para considerar culpable al enfermo que no ayunase. "En fin el Hijo del hombre -continúa- aun del sábado es dueño", que es como si dijera: Si David, rey, es excusado por haber comido el pan de los sacerdotes, ¿cuánto más deberá serlo el Hijo del hombre, verdadero Rey y Sacerdote y Señor del sábado, por haber permitido arrancar espigas en sábado? Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc. El se llama Señor del sábado e Hijo del hombre, cuando, siendo verdaderamente Hijo de Dios, se digna llamarse Hijo del hombre por amor nuestro. La ley no obliga al legislador ni al rey, siéndole permitido al rey más que lo que prescriben las leyes que han sido dictadas para los que las necesitan, no para los que están sobre ellas.

Beda. En sentido místico los discípulos pasan por los campos sembrados, cuando los santos doctores, llenos de una piadosa solicitud, observan a los que han educado en la fe, y cuya hambre debemos interpretar por su deseo de salvar a los hombres. El arrancar las espigas es sacar al hombre de las intenciones mundanas; el refregarlas entre las manos es librar a la pureza del espíritu -con el ejemplo de las virtudes- de la concupiscencia de la carne, como de ciertas cáscaras. El comer los granos es incorporar a los miembros de la Iglesia al que se purifica de sus vicios por la palabra de la predicación. Y con razón, adelantándose hacia su maestro los discípulos recuerdan haber hecho esto, porque es necesario que la palabra del que enseña preceda, y así se ilustra el corazón del oyente: siguiendo a la gracia de la visita superior de arriba. Y está bien que sea en sábado, porque los mismos maestros trabajan predicando por la esperanza del futuro descanso, y amonestan a sus oyentes a que trabajen por el descanso eterno.

Teofilacto. O porque cuando los maestros dominan sus pasiones se hacen aptos para arrancar a los demás de los intereses mundanos.

Beda. Los que se deleitan meditando en las pláticas sagradas marchan también por los sembrados con el Señor: tienen hambre, cuando desean hallar en ellas el pan de vida. Y esto en sábado cuando el descanso es un gozo para el hombre libre de pensamientos turbulentos. Restregan las espigas y las limpian de las cáscaras hasta poder comerlas, cuando llegan leyendo y meditando los testimonios de las Escrituras, las discuten hasta encontrar en ellas la médula del amor: alimento del espíritu desagradable a los necios, pero aprobado por el Señor.


MARCOS 3,1-5


6301 (Mc 3,1-5)

Otra vez en sábado entró Jesús en la sinagoga; y hallábase en ella un hombre que tenía seca una mano. Y le estaban acechando si curaría en día de sábado, para acusarle. Y díjole al hombre que tenía seca la mano: "Ponte en medio"; y a ellos les dice: "¿Es lícito en sábado el hacer bien o mal, salvar la vida a una persona, o quitársela?" Mas ellos callaban. Entonces Jesús, clavando en ellos sus ojos llenos de indignación, y deplorando la ceguedad de su corazón, dice al hombre: "Extiende esa mano": extendióla, y quedóle perfectamente sana. (vv. 1-5)

Teofilacto. Después de haber refutado a los judíos, que habían acusado a los discípulos de haber restregado las espigas en sábado, con el ejemplo de David, obra un milagro en sábado para conducirlos más a la verdad, manifestando que si es una obra caritativa hacer milagros en sábado por la salud de los hombres, no es malo el hacer en igual día lo que es necesario al cuerpo. Dice por tanto: "Otra vez en sábado entró Jesús en la sinagoga", etc.

Beda, in Marcum, 1, 14. Después que el Señor excusó con un ejemplo irrefutable la transgresión del sábado, de que acusaban a sus discípulos, intentan ahora calumniarle a El mismo: se preparan para acusarlo de trasgresión legal si cura en sábado, y de cruel o inhumano si no cura.

"Y díjole al hombre que tenía seca la mano: Ponte en medio".

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. 41. Hace que se ponga en medio para que teman, y viéndolo se compadezcan, y depongan su malicia.

Beda. Y previniendo la calumnia que habían preparado los judíos, los reprende porque con su mala interpretación violaban los preceptos de la ley. "Y a ellos les dice: ¿Es lícito en sábado hacer bien o mal?" Los interroga de este modo, porque juzgaban que ni aun las buenas obras debían hacerse en sábado, siendo así que la ley mandaba abstenerse de las malas, según estas palabras: "No haréis obra servil en este día" (Lv 23,7), esto es, el pecado. Porque el que comete pecado, es siervo del pecado. Esta pregunta: "hacer bien o mal" (Jn 8,34), es igual a la que añade luego: "salvar o perder su alma". Es decir, curar o no al hombre entero. No porque Dios, sumo bien, pueda ser autor de perdición para nosotros, sino porque, según costumbre de la Escritura, el no salvar al hombre es perderlo. Mas si alguno se pregunta por qué el Señor habla de la salvación del alma cuando va a curar el cuerpo, tenga presente que el alma, a tenor de las Escrituras, se pone por el hombre, como si se dijera: éstas son las almas que salieron del muslo de Jacob; o que hacía aquellos milagros por la salud del alma, o que la misma cura de la mano significaba la del alma (Ex 1,5)

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 35.

Pero acaso se preguntará, por qué San Mateo dice que los mismos interrogaron al Señor si era lícito curar en sábado, en tanto que San Marcos afirma que ellos fueron los preguntados por el Señor en estos términos: "¿Es lícito en sábado hacer bien o mal?" Se ha de entender, pues, que ellos fueron los que interrogaron primero al Señor si era lícito curar en sábado y que viendo el Señor que su intención era acusarlo, hizo venir en medio al que había de curar y preguntó lo que refieren San Marcos y San Lucas. Y entonces guardando ellos silencio, propuso la parábola de la oveja y concluyó diciendo que era lícito hacer el bien en sábado.

"Mas ellos callaban", continúa. Pseudo-Crisóstomo, Vict. Ant. e Cat in Marc. Porque sabían que había de curarlo del todo. "Entonces Jesús, clavando en ellos sus ojos llenos de indignación". El mirarlos con indignación y entristecerse por su ceguedad conviene a la humanidad que se dignó tomar por nosotros. Junta, pues, el milagro a la palabra y con ella sola cura al hombre. Prosigue: "Extendióla, y quedóle perfectamente sana". Con todos estos hechos responde a las acusaciones lanzadas contra sus discípulos y manifiesta que su vida existe sobre la ley.

Beda. Considerado místicamente, este hombre que tenía la mano seca representa al género humano infecundo para el bien, pero curado por la misericordia de Dios. Su diestra se había secado en nuestro primer padre, cuando cogió el fruto del árbol vedado, y fue curado con el jugo de las buenas obras por la gracia del Redentor cuando tendió sus manos inocentes al árbol de la cruz. Y con razón se presentaba seca la mano en la sinagoga, porque donde es mayor el don de ciencia es más grave el peligro de falta inexcusable.

Pseudo-Jerónimo. O bien: representa a los avaros que pudiendo dar, quieren recibir, robar y no dar. A ellos se les dice que extiendan sus manos, esto es, al que roba se le dice que no robe, sino que trabaje haciendo el bien con su mano para que tenga con qué socorrer a los indigentes (Ep 4)

Teofilacto. O bien: tiene seca su mano derecha el que no hace lo que es recto; porque desde que nuestra mano se emplea en obras prohibidas se seca para las buenas. Pero se restablecerá otra vez cuando vuelva a la virtud. Por esto dice el Señor: Levántate (esto es, del pecado) y ponte en medio y no se extenderá a las obras pequeñas ni a las superfluas.


MARCOS 3,6-12


6306 (Mc 3,6)

Pero los fariseos, saliendo de allí, se juntaron luego en consejo contra El con los herodianos sobre la manera de perderle. Y Jesús con sus discípulos se retiró a la ribera del mar de Tiberíades, y le fue siguiendo mucha gente de Galilea y de Judea, y de Jerusalén, y de la Idumea y del otro lado del Jordán. También los comarcanos de Tiro y de Sidón, en gran multitud, vinieron a verle, oyendo las cosas que hacía. Y así dijo a sus discípulos que le tuviesen dispuesta una barquilla para que el tropel de la gente no le oprimiese. Pues curando, como curaba, a muchos, echábanse a porfía encima de El, a fin de tocarle, todos los que tenían males. Y hasta los poseídos de espíritus inmundos, al verle se le arrodillaban, y gritaban diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios". Mas El los apercibía con graves amenazas para que no le descubriesen. (vv. 6-12)

Beda, in Marcum, 1,15. Los fariseos, reputando como un crimen el que a la voz del Señor se hubiese extendido sana la mano que estaba seca, celebraron consejo para hacer morir al Salvador; por lo que dice: "Pero los fariseos, saliendo de allí", etc. Como si cada uno de ellos no hiciera mayores cosas en los sábados, llevando sus comidas, presentando el cáliz y haciendo todo lo demás necesario para la vida. ¿Se podía, pues, convencer de no trabajar en sábado a Aquel que dijo y todo fue hecho en el acto?

Teofilacto. super Egressi. Pharisaei cum herodianis. Se llamaba herodianos a los soldados del rey Herodes. Había surgido, pues, una nueva herejía que sostenía que Herodes era Cristo. La profecía de Jacob (Gn 49) declaraba que cuando faltasen los príncipes de Judá entonces el Cristo vendría; y como en tiempo de Herodes no había ningún príncipe de los judíos y era él solo por consiguiente el que reinaba, y era extranjero, juzgaron que era el mismo Cristo; y de aquí nació la herejía. Estos, pues, unidos con los fariseos, intentaban matar a Cristo.

Beda. O bien llama herodianos a los servidores del Tetrarca Herodes, los cuales por el odio que su señor tenía a San Juan, y también porque éste anunciaba al Salvador, perseguían al Señor con insidias y con el mismo odio.

"Y Jesús con sus discípulos se retiró a la ribera del mar".

Beda. Como hombre que huye de las asechanzas de los que lo persiguen, porque no había llegado aún la hora de su pasión, y porque el lugar de su pasión no era fuera de Jerusalén. Con lo cual dio el ejemplo a los suyos de que cuando sufriesen persecución en una ciudad huyesen a otra.

Teofilacto. Se retira además para hacer bien a muchos, abandonando a los ingratos. Muchos sin embargo, lo siguieron, y El los curó. "Y le fue siguiendo mucha gente de Galilea", etc. Los de Tiro y de Sidón, como extranjeros, reciben beneficios de Cristo, en tanto que sus más allegados, a saber, los judíos lo perseguían. Así es que no hay parentesco útil si no hay bondad en los parientes.

Beda. Ellos lo perseguían en vista de sus virtuosas obras y de la bondad de su doctrina, pero los extranjeros atraídos sólo por la fama de sus milagros venían en gran número a oírlo y alcanzar de El la salud. "Y así dijo a sus discípulos que le tuviesen dispuesta una barca", etc.

Teofilacto. Ved, pues, oculta su gloria, porque para que no le ofenda la turba pide una barca en la que subiendo permanecerá ileso. "Todos los que tenían males", etc.

Beda. Unos y otros se arrojaban a los pies del Señor, los que tenían mal de enfermedades corporales, y los que estaban atormentados por los espíritus inmundos; los primeros con la intención de obtener la salud; los últimos, es decir, los poseídos, o mejor, los demonios que en ellos estaban, obligados por el temor a su divinidad no sólo a arrojarse a sus pies, sino también a confesar su majestad. "Y gritaban diciendo: Tú eres el Hijo de Dios". ¡Qué asombrosa es por tanto la ceguedad de los arrianos que después de la gloria de la resurrección niegan al Hijo de Dios, a quien los demonios mismos confiesan Hijo de Dios aun viéndole en carne mortal! "Mas El los apercibía con graves amenazas para que no le descubriesen". Dios dijo al pecador (Ps 49,16), "¿Por qué refieres mis justicias?" Se prohíbe al pecador que anuncie al Señor, para que no se sigan oyendo sus errores. Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño. Se prohíbe también anunciar al Señor no sólo a los demonios, sino a los curados por Cristo y los apóstoles, a fin de que no se retardase su pasión por la publicidad de su majestad divina.

El Señor, que sale de la sinagoga para retirarse a la ribera del mar, alegóricamente figura la salvación del mundo, por la que se dignó venir para inspirarle la fe, abandonando la Judea por su insidia. Y son comparadas con mucha propiedad a un mar inestable las naciones lanzadas en las multiplicadas revueltas de los errores. Una gran muchedumbre venida de diversas provincias lo seguía, porque recibió benignamente a muchas naciones que venían a El por la predicación de los apóstoles. Esta barca, que sirve al Señor en el mar, es la Iglesia formada de la congregación de las gentes. Entra en la barca para que no lo sofoque la turba porque, alejándose de la muchedumbre agitada, se complace en ir a los que menosprecian la gloria del siglo y a estar junto a ellos. Hay diferencia, pues, entre estrechar y sofocar al Señor y tocarlo: lo sofocan los que con sus hechos o con sus pensamientos carnales turban la paz en que reside la verdad; lo tocan los que lo reciben en el corazón por la fe y el amor siendo estos últimos de quienes puede asegurarse la salvación.

Teofilacto. Los herodianos, esto es, los hombres carnales son los que quieren matar a Cristo (Herodes se interpreta cosa de piel) Los que salen de su patria, es decir, de sus hábitos carnales son los que siguen a Cristo y son curados sus males que son los pecados que vulneran la conciencia. Porque Jesús en nosotros es la razón que ordena que nuestra barca, o el cuerpo, se ponga a su servicio para que el torbellino de los hechos no sofoque a la razón.


MARCOS 3,13-19


6313 (Mc 3,13-19)

Subiendo después Jesús a un monte, llamó a sí a aquéllos que le plugo; y llegados que fueron escogió doce para tenerlos consigo y enviarlos a predicar, dándoles potestad de curar enfermedades y expeler demonios; a saber: Simón, a quien puso el nombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes apellidó Boanerges, esto es, hijos del trueno o rayos; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le vendió. (v. 13-19)

Beda in Marcus, 1,16. Después de haber prohibido a los espíritus impuros que publicasen su nombre, eligió santos para expulsar a los espíritus impuros y predicar el Evangelio. "Subiendo después Jesús a un monte, etc. ".


Teofilacto. San Lucas dice que subió para orar. Después de la manifestación de sus milagros ora para enseñarnos que conviene dar gracias cuando alcanzamos algún bien, el que debemos atribuir a la virtud divina.

Pseudo-Crisóstomo. Enseña también a los prelados de la Iglesia a pasar la noche en oración antes de hacer una ordenación para que no se frustre su consagración. Cuando vino, pues, el día, según San Lucas, llamó a los que quiso, siendo muchos los que lo seguían.

Beda. De este modo eran llamados al apostolado, no por su elección o cálculo, sino por la gracia divina. El monte en que eligió el Señor a los apóstoles expresa la elevación de la justicia en que habían de ser instituidos y que debían predicar a los hombres.

Pseudo-Jerónimo. O bien: Cristo es el monte en sentido espiritual del que fluyen las aguas vivas, sobre el que se prepara la leche, salud de los niños, donde se halla la fortaleza espiritual y donde realiza la gracia todo bien supremo. Por esto los aventajados en méritos y palabra son llamados a este monte, a fin de que corresponda el lugar a los altos merecimientos.

"Y llegados que fueron", etc.

San Jerónimo. El Señor ha amado la porción bella de Jacob (Ps 46), y así como los doce son colocados sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, así también en grupos de tres y de cuatro deben velar cerca del tabernáculo del Señor y llevar sobre sus hombros el peso de su palabra.

Beda. En esto, pues, se significa que los hijos de Israel acampaban cerca del tabernáculo, a cuyos ángulos se apostaban tres tribus. Tres veces cuatro hacen doce, y éste es el número de los apóstoles que fueron enviados a predicar, a fin de que bautizasen en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, sobre todas las regiones de las cuatro partes del mundo. "Dándoles potestad", etc. Para que atestiguasen la grandeza de las promesas celestiales, e hiciesen obras nuevas los que las predicaban.

Teofilacto. Dice los nombres de los apóstoles para que sean conocidos entre los que habían usurpado este título, y continúa: "Y puso a Simón el nombre de Pedro".

San Agustín, de consensu Evangelistarum, 2, 17.

Pero no se crea que es ahora cuando Simón recibe el nombre de Pedro, lo que sería contrario a San Juan, que mucho antes refiere que le fue dicho: "Tú te llamarás Cephas" (Jn 1,42), que se interpreta Pedro. San Marcos ha dicho recapitulando: queriendo enumerar los nombres de los doce apóstoles, y siendo necesario nombrar a Pedro, quiso indicar brevemente que no se llamaba antes así, sino que el Señor le impuso el nombre.

Beda. Quiso, pues, el Señor que en adelante se llamase de otro modo, para que el mismo cambio de nombre significase la misión que se le encomendaba. Cephas en siríaco significa lo mismo que Pedro en griego y en latín, y en ambas lenguas este nombre se deriva de piedra, no pudiendo caber duda de que ésta es de la que dijo San Pablo: "La piedra era Cristo" (1Co 10); porque como Cristo era la verdadera luz (Jn 1), y se la dio a los apóstoles para que fuesen llamados luz del mundo (Mt 5), así se dio a Simón el nombre de piedra, que creía en la piedra de Cristo.

seudo-Jerónimo. De obediencia, que significa Simón, sube a conocimiento, que es lo que significa Pedro.

"Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano", etc.

Beda. Estas palabras están sobreentendidas en estas otras: "Subiendo a un monte llamó a sí".

seudo-Jerónimo. Es a saber, a Santiago, que había ahogado todos los deseos de la carne, y a Juan, que recibió de la gracia lo que otros de su esfuerzo. "A quienes apellidó, prosigue, Boanerges".

Pseudo-Crisóstomo. Llama así a los hijos de Zebedeo, porque debían difundir por toda la tierra los grandes y memorables decretos de la divinidad.

Pseudo-Jerónimo. O por esto se manifiesta el mérito de los tres, que merecen oír en el monte la voz del Padre, semejante a un trueno, a través de la nube resplandeciente: "Este es mi Hijo muy querido" (Mt 17,5), a fin de que derramen sobre la tierra la lluvia con el relámpago por la nube de la carne y el fuego de la palabra, puesto que el Señor convierte en lluvia los relámpagos (Ps 134), para que su misericordia extinga el fuego que encendió su justicia.

"A Andrés", continúa.

San Jerónimo. El que ataca varonilmente a la perdición, para que tenga siempre en sí la respuesta de la muerte, y esté siempre su alma en sus manos.

Beda. Andrés es nombre griego que significa viril, de andra varón, porque se adhirió virilmente al Señor.

"Y Felipe".

Pseudo-Jerónimo. El cual significa boca de lámpara, que puede iluminar con la boca lo que concibió con el corazón, a quien dio el Señor la abertura de la boca del que ilumina. Sabemos que esta locución es propia de las Sagradas Escrituras, porque se ponen los nombres hebreos para significar algún misterio.

"Y Bartolomé".

San Jerónimo. Este nombre quiere decir el hijo del que suspende las aguas, a saber, de aquel que dijo: "Y mandaré a las nubes no lluevan gota sobre esta viña (Is 5,6)". Pero el nombre de hijos de Dios se adquiere por la paz y el amor de los enemigos: "Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,44), y luego dice: "Amad a vuestros enemigos, para que seáis hijos de Dios".

"Y Mateo".


San Jerónimo. El que es gratificado con dones, porque no sólo ha alcanzado del Señor la remisión de sus pecados, sino el privilegio de ser inscrito en el número de los apóstoles. "Y Tomás", que significa abismo, porque es uno de los que aclaran las cosas profundas que se refieren a Dios.

"Y Santiago, hijo de Alfeo", esto es, del docto o del millar, porque a su lado caerán mil (Ps 60) Este es otro Santiago, cuya lucha no es contra carne y sangre, sino contra las maldades espirituales (Ep 6) "Y Tadeo"; es decir, prudente o que tiene corazón, o que guarda su corazón con todo cuidado (Pr 4)

Beda. Tadeo es el mismo a quien San Lucas en el Evangelio (cap. 6) y en las Hechos de los Apóstoles (cap. 1) llama Judas de Santiago, porque era hermano de Santiago, hermano del Señor, como él mismo dijo en su epístola.

"Y Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le vendió". Los nombres aparecen así para distinguirlos de Simón Pedro y Judas de Santiago. Simón el Cananeo es llamado así por Cana, pueblo de Galilea, y Judas Iscariote por Isachar, pueblo o tribu en que nació.

Teofilacto. Le cuenta entre los apóstoles para enseñarnos que Dios no rechaza a nadie a causa de una malicia futura, sino que lo honra por la virtud presente.

Pseudo-Jerónimo. Simón se interpreta el que está triste: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" (Mt 5,4) Cananeo quiere decir el que tiene celo, esto es, aquel a quien devora el celo de Dios (Ps 68) "Judas Iscariote" es el que no borra su pecado por la penitencia, o que no borra la memoria de él: Judas significa el que confiesa o el glorioso, e Iscariote memoria de la muerte; que son muchos en la Iglesia los confesores soberbios y gloriosos, como Simón el mago, Arrio y los demás herejes, cuya memoria condena la Iglesia como mortal para que se huya.


Catena aurea ES 6201