Catena aurea ES 6901


MARCOS 9,8-12


6908 (Mc 9,8-12)

"Y cuando bajaban del monte, les ordenó que a ninguno contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiese resucitado de entre los muertos. En efecto, guardaron en su pecho el secreto: bien que andaban discurriendo entre sí qué querría decir con aquellas palabras: cuando hubiese resucitado de entre los muertos. Y le preguntaron: "¿Pues cómo dicen los escribas y fariseos que ha de venir primero Elías?" Y El respondió: "Elías realmente ha de venir antes de mi segunda venida, y restablecerá entonces todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, ha de padecer mucho y ser vilipendiado. Si bien os digo que Elías ha venido ya en la persona del Bautista, y han hecho con él todo lo que les plugo, según estaba ya escrito"". (vv. 8-12) Orígines, in Matthaeum, 3. Después del misterio manifestado en el monte, mandó Jesús a sus discípulos al bajar que a nadie contasen de su transfiguración antes de la gloria de su pasión y resurrección. "El cual, así que bajaban del monte, les ordenó", etc.

San Juan Crisóstomo, homilia in Mattaeum, hom. , 56, 3. No les manda sencillamente callar, sino que, insinuándoles su pasión, insinúa la causa por la que deben callar.

Teofilacto. Para que los hombres no se escandalicen oyendo contar cosas tan gloriosas de Cristo, a quien iban a ver crucificar. No convenía, pues, decir de Cristo antes de su pasión lo que después de la resurrección se creería mejor.

Pseudo-Crisóstomo. Ignorando el misterio de la resurrección, y recordando la palabra que la anunciaba, disputaban a veces entre ellos. Y por esto dice: "En efecto, guardaron en su pecho el secreto", etc.

Pseudo-Jerónimo. Esto, que es de San Marcos, significa que, cuando sea absorbida la muerte en la victoria, no se recordará ya lo antiguo.

"Y le preguntaron: ¿Pues cómo dicen los fariseos?", etc.

San Juan Crisóstomo. Parece que la intención de los discípulos en esta pregunta debía ser la siguiente: Hemos visto contigo a Elías y te hemos visto antes que a él, pero los escribas dicen que Elías debe venir antes y por tanto creemos que han mentido.

Beda, in Marcum, 3, 27. O bien: juzgan los discípulos que la transformación gloriosa de Cristo era la que habían visto en el monte y dicen: Si has venido ya en tu gloria, ¿cómo es que no aparece tu precursor? Idea que afirmaba la desaparición de Elías que habían presenciado.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. 58. Lo que contestó Cristo aparece por lo que sigue: "Y El les respondió: Elías ha de venir", etc. De este modo manifiesta que Elías vendrá antes de la segunda venida, puesto que las Escrituras anuncian dos venidas, una realizada ya y otra que se realizará, y el Señor señala a Elías por precursor de la segunda venida.

Beda, in Marcum, 3, 27. El restablecerá entonces todas las cosas, es decir, las cosas de que habla Malaquías en estas palabras: "He aquí que yo os enviaré a mi profeta Elías para que vuelva el corazón de los padres hacia los hijos, y el de los hijos hacia sus padres" (Ml 4,5-6)

Teofilacto. Dice el Señor esto para refutar la opinión de los fariseos, que decían que Elías debía ser el precursor de la primera venida, cuya aseveración ofrece inconvenientes. "Y como está escrito", etc. -añade- lo cual equivale a: Elías Tesbita pacificará a los judíos cuando venga y los llevará a la fe, siendo de este modo el precursor de la segunda venida. Pero si él es precursor de la primera venida, ¿cómo es que está escrito que el Hijo del hombre debe padecer? Porque una de dos: o Elías no es el precursor de la primera venida y entonces son verídicas las Escrituras, o es precursor de ella, en cuyo caso no son verídicas éstas, que dicen que conviene que padezca el Cristo y que Elías restablecerá todas las cosas, no debiendo permanecer incrédulo ningún judío, puesto que todos los que le oigan creerán en su palabra.

Beda. O bien: como está escrito, esto es, así como los profetas escribieron muchas cosas diversas sobre la pasión de Cristo, del mismo modo cuando venga Elías tendrá que padecer mucho y será despreciado por los impíos.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. Así como el Señor afirmó que Elías será el precursor de la segunda venida, así también afirmó que San Juan lo había sido de la primera. "Si bien os digo, añade, que Elías ha venido ya".

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. . Llama Elías a Juan, no porque fuera Elías en persona, sino porque llenaba el ministerio de él, y porque ha sido el precursor de la primera venida como Elías lo será de la segunda.

Teofilacto. San Juan reprendía, estaba lleno de celo y era ermitaño como Elías; pero sin embargo no le escucharon, como escucharán a Elías y cortándole la cabeza le mataron en un abominable juego. "Y han hecho con él todo lo que quisieron", etc.

Pseudo-Crisóstomo. O bien: preguntaban los discípulos a Jesús cómo estaba escrito que el Hijo del hombre había de sufrir, y les contestó: "Así como Juan, que vino con la semejanza de Elías, tuvo que sufrir tanto, así también es preciso, según las Escrituras, que sufra el Hijo del hombre".


MARCOS 9,14-29


6913 (Mc 9,14-29)

"Al llegar a donde estaban los (demás) discípulos, viólos rodeados de una gran multitud de gente, y a los escribas disputando con ellos. Y todo el pueblo, luego que vio a Jesús, se llenó de asombro y de pavor, y acudieron (todos) corriendo a saludarle. Y El les preguntó: "¿Sobre qué altercáis entre vosotros?" A lo que respondiendo uno de ellos, dijo: "Maestro: yo he traído a Ti un hijo mío, poseído de cierto espíritu (maligno que le hace quedar) mudo, el cual, donde quiera que le toma, le tira contra el suelo, y le hace echar espuma por la boca y crujir los dientes, y que se vaya secando: pedí a tus discípulos que le lanzasen, y no han podido". Jesús, dirigiendo (a todos) la palabra, les dijo: "¡Oh, generación incrédula! ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo habré yo de sufriros? Traédmele a mí". Trajéronsele. Y apenas vio a Jesús, cuando el espíritu comenzó a agitarle con violencia; y tirándole contra el suelo, se revolcaba echando espumarajos. Jesús preguntó a su padre: "¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?" "Desde la niñez, respondió, y muchas veces le ha precipitado el demonio en el fuego, y en el agua, a fin de acabar con él; pero, si puedes algo, socórrenos, compadecido de nosotros". A lo que Jesús le dijo: "Si tú puedes creer, todo es posible para el que cree". Y luego el padre del muchacho, bañado en lágrimas, exclamó diciendo: "¡Oh Señor! yo creo; ayuda Tú mi incredulidad, fortalece mi confianza". Viendo Jesús el tropel de gente que iba acudiendo, amenazó al espíritu inmundo, diciéndole: "¡Oh espíritu sordo y mudo, yo te lo mando, sal de este mozo, y no vuelvas más a entrar en él". Y echando un gran grito, y atormentando horriblemente al joven, salió de él, dejándole como muerto, de suerte que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, cogiéndole de la mano, le ayudó a alzarse y se levantó. Entrado que hubo el Señor en la casa donde moraba, sus discípulos le preguntaban a solas: "¿Por qué motivo nosotros no le hemos podido lanzar?" Respondióles: "Esta raza de demonios por ningún medio puede salir sino a fuerza de oración y de ayuno"". (vv. 13-28)

Teofilacto. Después que mostró su gloria a los tres discípulos en el monte, volvió a los otros que no habían subido, según las siguientes palabras: "Al llegar a donde estaban los demás discípulos, viólos rodeados de una gran multitud", etc. Aprovechando los fariseos la ausencia de Cristo, trataron de atraer a la multitud.

Pseudo-Jerónimo. No hay reposo para el hombre bajo el sol: la envidia mata a los niños; el rayo hiere la cresta de los altos montes; y hay algunos que aprendiendo con la fe, como la gente común, u otros que envidiando con altanería, como los escribas, vienen juntos a la Iglesia.

"Y todo el pueblo, luego que vio a Jesús, se llenó de asombro", etc.

Beda, in Marcum, 3, 38. Es de observar la diferencia que hay siempre y en todo entre el espíritu de los escribas y el de la multitud. Los escribas no manifiestan la menor devoción, ni fe, ni humildad, ni reverencia al Señor, mientras que la multitud estupefacta al verle, se precipita para saludarle. "Y acudieron todos corriendo a saludarle".

Teofilacto. Deseaba tanto verle la multitud, que le saludaba desde lejos cuando se presentaba. Y algunos dicen que, pareciendo más hermoso su aspecto desde la transfiguración atraía a la multitud a saludarle.

Pseudo-Jerónimo. Viéndolo el pueblo quedó estupefacto y espantado, pero no les sucedió así a sus discípulos porque en la caridad no hay el temor (1Jn 4), que es propio de los siervos, como la estupefacción lo es de los necios. "Y El les preguntó: ¿Sobre qué altercáis entre vosotros?". El Señor interroga para que la confesión engendre la salvación y se resuelva en palabras piadosas el murmullo del corazón.

Beda, in Marcum, 3, 38. Se puede creer, si no me engaño, que la cuestión promovida entre ellos tenía como causa el que, siendo discípulos del Salvador, no habían podido curar al poseído que estaba entre ellos. Así al menos se desprende de las siguientes palabras: "A lo que respondiendo uno de ellos, dijo: Maestro, yo he traído a ti un hijo mío", etc.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. La Escritura muestra la incredulidad de este hombre por la siguiente frase de Cristo: "¡Oh gente incrédula!" y por esta otra: "Si tú puedes creer". Sin embargo, aunque fuese su incredulidad un motivo para que el demonio no lo abandonase, acusa a sus discípulos: "Pedí a tus discípulos que le lanzasen, y no han podido", continúa. Observemos la necedad de este hombre, que acusa a los discípulos cuando ruega a Jesús en medio de las gentes, por lo que le reprocha el Señor delante del pueblo, haciendo extensivo este reproche a todos los judíos, puesto que es probable que muchos de los presentes encandalizados pensaran lo que no debían pensar de los discípulos. "Jesús, dirigiendo a todos la palabra, les dijo: ¡Oh gente incrédula! ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo habré yo de sufriros?". En cuyas palabras expresa que desea la muerte, y que el trato con ellos le era pesado.

Beda, in Marcum, 3, 38. Sin embargo, no se muestra airado contra el hombre, sino contra el vicio, y así es que añade en seguida: "Traédmelo a mí", etc.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. El Señor permitió esto a causa del padre del muchacho, a fin de que viendo los maltratos que sufría de parte del demonio, fuese atraído a la fe en virtud del milagro que iba a obrarse.

Teofilacto. El Señor permite estos maltratos para que conozcamos la malicia del demonio, el cual hubiera matado al muchacho si el Señor no le hubiese protegido. "Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo", etc.

Beda. Que esto sirva de humillación a los que creen, como se atrevió a decir Juliano, que todos los hombres nacen inocentes como Adán, sin la mancha del pecado original. ¿Qué hizo, pues, este muchacho para que desde la infancia el demonio le atormentase tan cruelmente, si no hubiese tenido la mancha del pecado original sobre sí? Porque es cierto que él no había podido cometer por su parte ningún pecado.

Glosa. Las palabras del padre declaran su falta de fe. "Si tú puedes algo", manifiesta que duda de su poder, porque había visto que sus discípulos no habían curado a su hijo. Y añade: "Socórrenos compadecido de nosotros", para expresar la desgracia del hijo que sufría y la aflicción del padre.

A lo que Jesús le dijo: "Si tú puedes creer", etc.

Pseudo-Jerónimo. Con las palabras "Si puedes", indica su libre albedrío. ¿Qué cosa hay imposible para el creyente, si lo pide con lágrimas en nombre de Jesús, esto es, de la salvación?

Beda, in Marcum, 3, 38. Da el Señor la respuesta oportuna, porque el que pide dice: "Si puedes algo, ayúdanos", y el Señor contesta: "Si tú puedes creer". Por el contrario, al leproso que exclamó lleno de fe: "Señor, si tú quieres, puedes curarme" (Mt 8,2-3), le contestó conforme a su fe: "Quiero; sé sano".

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. Lo que dice el Señor puede interpretarse de este modo: Es tal la sobreabundancia de virtud que hay en mí, que no sólo puedo hacer esto, sino hacer que otros lo hagan. Porque si tienes la fe necesaria, no solamente podrás curar a éste, sino a otros muchos. De este modo traía a la fe al que hablaba todavía como incrédulo. Y luego el padre del muchacho bañado en lágrimas exclamó diciendo: "¡Oh Señor, yo creo, ayuda tú mi incredulidad!" Víctor Antioqueno. Mas si creía al decir "yo creo", ¿cómo es que añade: "ayuda tú mi incredulidad?" Pero son dos las especies que hay de fe; la que introduce a la vida y la perfecta. Y este hombre que empezaba a creer rogaba al Salvador le concediese lo que faltaba a su fe.

Beda, in Marcum, 3, 38. Nadie llega de repente a la perfección y todos por lo mismo debemos empezar en la vida de la virtud por lo pequeño para llegar a lo grande, porque lo primero es el principio de la virtud, después su utilización, y por último su perfección. Mas como la fe crece por secreta inspiración de la gracia por los grados de sus méritos, puede suceder que el que aún no cree bien llegue en un solo momento de ser incrédulo a ser creyente.

Pseudo-Jerónimo. Esto nos demuestra también que nuestra fe es débil si no se apoya en el socorro y ayuda de Dios. La fe, acompañada de las lágrimas, llega a lo que desea; y por esto dice: "Viendo el Señor el tropel de gente que iba acudiendo, amenazó al espíritu inmundo, diciéndole:¡ Oh espíritu sordo y mudo!" Teofilacto. Viendo que acudía tanta gente, amenazó sólo al espíritu inmundo, puesto que no quería hacer la cura delante de todos para enseñarnos a huir de toda ostentación.

Pseudo-Crisóstomo. Su amenaza y las palabras: Yo te lo mando, manifiestan el poder divino. Cuando dice no sólo sal de él, sino no vuelvas más a entrar en él, manifiesta que estaba pronto a volver a entrar, porque la fe de aquel hombre no era perfecta todavía, y el mandato del Señor se lo impedía. "Y echando un gran grito, continúa, y atormentando horriblemente al joven salió de él", etc. Porque no pudo el diablo matarle en presencia de la verdadera vida.

Beda, in Marcum, 3, 38. Curó el Salvador con el tacto de su piadosa diestra al que había convertido semejante a un muerto el enemigo impío. "Pero Jesús, cogiéndole de la mano, le ayudó a alzarse", etc. De este modo, mostrando ser el verdadero Dios por su poder para salvar, mostró asimismo que tenía verdadera naturaleza humana por su manera de tocarle. El insensato Manes niega que el Salvador hubiera asumido verdaderamente la carne. Pero el mismo Salvador, volviendo a la vida a tantos enfermos y purificando e iluminando a tantos otros, condenó su herejía antes que apareciese.

"Entrado que hubo en la casa, sus discípulos le preguntaban a solas: ¿Por qué motivo nosotros no hemos podido expulsarle, etc. "

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58. Temían, pues, si acaso habían perdido el poder que sobre los espíritus inmundos habían recibido de la gracia. "Respondióles, continúa: Esta raza de demonios", etc.

Teofilacto. Es decir, de los poseídos, o simplemente de toda especie de demonios. Es necesario, pues, que ayune el que cura y aquél a quien cura; porque es perfecta la oración cuando se le añade el ayuno, es decir, cuando la sobriedad del que ora le libra del entorpecimiento que causan los alimentos.

Beda, in Marcum, 3, 38. En sentido místico, el Señor, que descubre sus misterios a los discípulos en las alturas y reprende al pie del monte a las gentes por sus pecados de infidelidad, lanza a los malos espíritus de aquéllos a quienes atormentan y conforta a los que son ignorantes y carnales todavía, les enseña, y los corrige; e instruye con más libertad a los perfectos sobre las cosas eternas.

Teofilacto. Este demonio es sordo y mudo. Sordo en cuanto que no quiere oír la palabra de Dios. Mudo en cuanto que no quiere enseñar a los otros lo que convendría enseñarles.

Pseudo-Jerónimo. El pecador en su necedad echa espuma por la boca, rechina los dientes en su ira, y se seca en su flojedad. El espíritu impuro despedaza al que se acerca a la salvación, y también despedaza con el terror y con los daños que causa a los que desea devorar, como hizo con Job.

Beda, in Marcum, 3, 38. Muchas veces, pues, cuando nos esforzamos después de nuestros pecados por convertirnos a Dios, el antiguo enemigo nos tienta con nuevas y mayores insidias para hacernos aborrecible la virtud o para vengarse de la afrenta de haber sido expulsado.

San Gregorio Magno, Moralia, 10, 30. Se ve como muerto al que acaba de librarse del poder del espíritu maligno porque quien sujeta los deseos terrenos extingue en sí la vida en su trato carnal y aparece muerto para el mundo, y tal llaman los que no saben vivir espiritualmente al que no solicita los bienes carnales.

Pseudo-Jerónimo. Este hombre poseído desde la infancia representa al pueblo gentil, en el cual se desarrolló desde el principio el culto inútil de los ídolos hasta el extremo de inmolar en su locura sus hijos a los demonios. Decía el padre que el mal espíritu precipitaba muchas veces al muchacho en el fuego y en el agua lo cual significa la veneración en que tenían a estos elementos los gentiles.

Beda, in Marcum, 3, 38. O bien se representan en este poseído los que vienen al mundo sujetos con el lazo del pecado original y a los cuales ha de salvar la fe de Cristo y su gracia. El fuego debe referirse a la ira y el agua a la voluptuosidad de la carne que suele disipar el espíritu en las delicias. No fue el muchacho, que sufría a su pesar, el amenazado, sino el demonio que estaba en él, porque el que desea corregir al pecador debe exterminar el vicio de las imprecaciones y del odio, pero confortando al hombre con el amor.

Pseudo-Jerónimo. El Señor imputa al espíritu lo que ha hecho en el hombre diciendo: "Espíritu sordo y mudo", porque nunca oirá ni hablará lo que oye y habla el pecador penitente. El demonio que sale de un hombre no vuelve más a él, si éste cierra su corazón con las llaves de la humildad y de la caridad y si ha obtenido que se le selle la puerta de la protección. El hombre curado se convierte como en muerto, porque se dice de la salvación: Sois muertos, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios (Col 3,3)

Teofilacto. Que Jesús, esto es, la palabra evangélica, nos de su mano, es decir, la virtud activa, y entonces nos veremos libres del demonio. Y es de observar que Dios nos ayuda al principio, pero que después debemos nosotros obrar el bien. Por esto levantó Jesús al poseído, con lo cual se manifestó el auxilio de Dios, así como el concurso del hombre se manifestó levantándose éste.

Beda, in Marcum, 3, 38. Enseñando el Señor a los Apóstoles de qué modo debe ser lanzado este cruelísimo demonio, nos enseña a todos cómo hemos de vivir y que el ayuno y la oración son los medios de que hemos de valernos para salir triunfantes hasta de las mayores pruebas que nos ofrezcan los espíritus inmundos o los hombres. Este ayuno es general y no comprende sólo la abstinencia de los alimentos, sino de todo gusto carnal y principalmente de toda pasión viciosa. La oración general igualmente no consiste sólo en las palabras con que invocamos la clemencia divina, sino en todo lo que hacemos en obsequio de nuestro creador movidos por la fe: testigo es el Apóstol que dice: "Orad sin cesar" (1Th 5,7)

Pseudo-Jerónimo. O bien: es la locura de la lujuria de la carne la que se cura con el ayuno, como se sacude la pereza con la oración. Según la enfermedad, así debe ser el remedio. No se cura la vista con lo que se cura el talón, las pasiones del cuerpo han de curarse con el ayuno y las enfermedades del espíritu con la oración.


MARCOS 9,30-37

6930 (Mc 9,30-37)

"Y habiendo marchado de allí, atravesaron la Galilea; y no quería darse a conocer a nadie. Entretanto iba instruyendo a sus discípulos y les decía: "El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, y le darán la muerte, y después de muerto resucitará al tercer día". Ellos empero no comprendían como podía ser esto que les decía, ni se atrevían a preguntárselo. En esto llegaron a Cafarnaúm; y, estando ya en casa, les preguntó: "¿De qué ibais tratando en el camino?" Mas ellos callaban; y es que habían tenido en el camino una disputa entre sí sobre quién de ellos era el mayor de todos. Entonces Jesús sentándose llamó a los doce, y les dijo: "Si alguno pretende ser el primero, hágase el último de todos y el siervo de todos". Y cogiendo a un niño le puso en medio de ellos, y después de abrazarle díjoles: "Cualquiera que acogiere a uno de éstos por amor mío, a mí me acoge; y cualquiera que a mí recibiere no tanto me acoge a mí, como al que a mí me ha enviado"". (vv. 29-36)

Teofilacto. Después de estos milagros habla el Señor de su Pasión, para que no se creyera que iba a padecer contra su voluntad. "Y habiendo marchado de allí, dice, atravesaron la Galilea; y les decía: El Hijo del hombre será entregado", etc.

Beda, in Marcum, 3, 39. Mezcla siempre lo adverso con lo próspero, para que cuando ocurra lo primero no se acobarden los Apóstoles, estando ya preparados para el desenlace.

Teofilacto. Después de haber dicho lo que debía entristecerlos, añade lo que debe ser motivo de alegría para ellos. "Y después de muerto, dice, resucitará al tercer día", etc. , para hacernos ver que a las angustias seguirán los gozos.

"Ellos empero no comprendían", etc.

Beda, in Marcum, 3, 39. Esta ignorancia de los discípulos nacía no tanto de falta de inteligencia como de su amor al Salvador, porque no podían creer, sujetos aún a la carne e ignorando los misterios de la cruz, que hubiera de morir aquél que conocían como verdadero Dios. Y como estaban acostumbrados a oírle hablar mediante parábolas y les horrorizaba la idea de su muerte, se deleitaban creyendo que debía ser también una parábola lo que decía de la traición que habían de hacerle y de su pasión.

"En esto llegaron a Cafarnaúm".

Pseudo-Jerónimo. Cafarnaúm significa ciudad de consuelo, y esta significación conviene con las palabras citadas: "Y le darán la muerte, y después de tres días resucitará". Sigue: "Y estando en la casa, les preguntaba: ¿Qué tratabais en el camino? Pero ellos callaban".

Pseudo-Crisóstomo. San Mateo dice que se acercaron a Jesús sus discípulos preguntándole: ¿Quién estimas que es el mayor en el reino de los cielos? (Mt 18,1) No tomó la narración desde el principio, sino que calló el conocimiento que tenía el Salvador acerca de los pensamientos y conversación de los discípulos. Aunque se podía suponer que aun aquello que separadamente pensaban y decían era como si se lo dijesen a El, porque nada se le ocultaba. Sigue: "En verdad que en el camino habían disputado por quién de ellos era mayor". San Lucas dice que entró en los discípulos la tentación sobre quién de ellos sería el mayor, cuya intención y pensamiento descubrió según se lee en el Evangelio (Lc 9,46)

Pseudo-Jerónimo. Con razón trataban en el camino de quién sería el primero, porque el poder es semejante a un camino. El poder así se alcanza como se pierde cuando se tiene se escapa y se ignora cuándo acabará.

Beda, in Marcum, 3, 39. Parece que la disputa de los Apóstoles sobre la primacía surgió de haber visto que Pedro, Santiago y Juan habían sido llevados con preferencia al monte, y que allí se les había confiado algo en secreto; y que a Pedro según refiere San Mateo (Mt 16) le habían sido prometidas las llaves del reino de los cielos. Viendo, pues, el Señor el pensamiento de sus discípulos, cuida de corregir con la humildad el deseo de gloria, enseñando con autoridad que no debe buscarse la primacía sino por el ejercicio de una sencilla humildad. Por eso sigue: y sentado llamó a los Doce y les dijo: si alguno de vosotros quiere ser el primero, sea el último de todos.

San Jerónimo. En cuyas palabras hay que notar que cuando ellos caminando disputaban sobre quién preside, Jesús sentándose enseñaba la humildad, porque los que presiden se fatigan y los humildes descansan.

Pseudo-Crisóstomo. Los discípulos ambicionaban alcanzar honores del Señor y deseaban ser enaltecidos por Cristo, porque cuanto más elevado está el hombre, es más digno de ser honrado. Por esto el Señor no puso obstáculo al deseo de sus discípulos, sino que los condujo a la humildad.

Teofilacto. No quiere, pues, que usurpemos para nosotros los primeros puestos sino que los merezcamos por la humildad.

Beda. Después de esto les presenta como ejemplo la inocencia de los niños. Por eso sigue: "Y tomando a un niño", etc.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. , 58, 2. De este modo les hace ver que deben ser humildes y sencillos, porque el niño está limpio de envidia, de vanagloria y de toda ambición de primacía. Y no les dice solamente: Si obráis de este modo, recibiréis gran recompensa, sino también, si honráis a otros por mí. "Y después de abrazarle, díjoles: Cualquiera que acogiera a uno de éstos", etc.

Beda, in Marcum, 3, 39. En lo cual, o aconseja simplemente a los que quieren ser los primeros que reciban en honor suyo a los pobres de Cristo, o que sean niños en la malicia, a fin de que conserven la sencillez sin arrogancia, la caridad sin envidia, y la devoción sin ira. El abrazar al niño significa que los humildes son dignos de su abrazo y su amor. Y añade en mi nombre para que guiados por la razón adquieran en nombre de Cristo la virtud que observa el niño guiado por la naturaleza. Pero para que no se crea que al enseñar que era honrado en los niños se refería sólo a lo que acababan de ver, añade: "Y cualquiera que me acoge, no tanto me acoge a mí, como al que a mí me ha enviado", etc. , queriendo ser considerado en igual grado que su Padre.

Teofilacto. Ved, pues, cuánto vale la humildad, que hace digno de recibir al Padre y al Hijo y aun al Espíritu Santo.


MARCOS 9,38-41

6938 (Mc 9,38-42)

Tomando después Juan la palabra, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que lanzaba los demonios en Tu nombre, que no nos sigue, y se lo prohibimos". Y dijo Jesús: "No se lo vedéis: porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, y que pueda luego hablar mal de mí. Porque quien no es contra vosotros, por vosotros es. Y cualquiera que os diere a beber un vaso de agua en mi nombre, atento a que sois discípulos de Cristo, en verdad os digo que no será defraudado de su recompensa. Y al contrario, al que escandalizare a alguno de estos pequeñitos que creen en mí, mucho mejor fuera que le ataran al cuello una de esas ruedas de molino que mueve un asno, y le echaran al mar". (vv. 37-41)

Beda, in Marcum, 3, 39. Amando San Juan al Señor con singular devoción, juzgó que debía ser privado de recompensa el que no cumpliera bien con su oficio. "Tomando después Juan la palabra, le dijo: Maestro, hemos visto a uno que andaba", etc.

Pseudo-Crisóstomo. Muchos de los creyentes habían recibido ciertos poderes aunque no estaban con Cristo, como era el de lanzar los demonios, pero no todos los habían recibido por orden, puesto que unos habían recibido el de una vida simple, no teniendo el de comunicar su fe, y otros al contrario.

Teofilacto. O también, viendo algunos incrédulos el poder que llevaba consigo el nombre de Jesús, le pronunciaban y hacían milagros, aunque fuesen indignos de la gracia divina, porque quería el Señor que se extendiese su nombre aun por los que no eran dignos de ello.

Pseudo-Crisóstomo. No era, pues, por envidia o celo por lo que quería San Juan impedir que lanzase aquel hombre los demonios, sino porque deseaba que todos los que invocaban el nombre del Señor siguiesen a Cristo y formasen como un solo cuerpo con sus discípulos. Pero el Señor por medio de éstos que hacen milagros, aunque sean indignos de ello, llama a otros a la fe, y por esta inefable gracia los induce a hacerse mejores.

"No hay para qué prohibírselo, respondió Jesús", etc.

Beda, in Marcum, 3, 39. En esto nos dice que no sólo no nos opongamos al bien de cualquier parte que venga, sino que por el contrario le procuremos cuando no exista.

Pseudo-Crisóstomo. Y añade para manifestar que nadie debe oponerse al bien: "Ninguno que haga milagros en mi nombre podrá luego hablar mal de mí". Y lo dice por aquéllos que habían de caer en la herejía, como Simón, Menandro y Cherinto, los que por otra parte, no obraban milagros en nombre de Cristo, sino que los simulaban con ciertos engaños. Estos aunque no nos siguen -dice- no podrán verdaderamente decir nada importante contra nosotros, puesto que haciendo milagros honran mi nombre.

Teofilacto. ¿Cómo ha de hablar mal de mí quien encuentra en mi nombre motivo de gloria, y hace milagros invocándolo? "Que quien no es contrario vuestro, continúa, de vuestro partido es".

San Agustín, de consensu Evangelistarum, 4, 5. Es de observar que estas palabras no están en contradicción con la sentencia del Señor: "El que no está conmigo está contra mí" (Lc 11,23), porque hay quien encuentra diferencia entre las primeras, dirigidas a sus discípulos: quien no es contrario vuestro de vuestro partido es, y las últimas que se refieren a El mismo: el que no está conmigo está contra mí; como si fuera posible que no estuviera con El, estando unido a sus discípulos como a sus propios miembros. De otra suerte ¿cómo podía haber verdad en estas palabras: "El que os acoge, a mí me acoge?" (Mt 10,40) Por otra parte, ¿puede no ser contra El el que fuera contra sus discípulos, habiendo dicho: "El que os desprecia me desprecia"? (Lc 10,15) Así que la verdadera significación de esto es que tanto no está el hombre con El cuanto está contra El y viceversa. Así por ejemplo, el hombre que hacía milagros en nombre de Cristo y no era de la compañía de los discípulos, estaba con ellos y no contra ellos en tanto que hacía los milagros, y no estaba con ellos y sí en su contra cuando no se unía a ellos. Pero como le prohibieron que hiciera aquello por lo cual estaba con ellos, les dijo el Señor: "No hay para qué prohibírselo". Lo que debieron prohibirle fue lo que no era de su compañía, porque así le hubieran exhortado a la unidad de la Iglesia, y no aquélla en que estaba con ellos, a saber, la honra que daba a su Señor y maestro expulsando a los demonios. Así es como obra la Iglesia católica, no reprobando en los herejes lo que tienen de común con ella, sino lo que de ella les separa, o bien alguna doctrina que sea contraria a la paz y a la verdad, en lo cual están contra nosotros.

Pseudo-Crisóstomo. O de otro modo: esto se refiere a los creyentes que, por la relajación de su vida no siguen a Cristo, mientras que las palabras anteriores se refieren a los demonios que procuran alejar de Dios a todos y disolver su unidad.

"Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre", etc.

Teofilacto. Es como si dijera: No solamente no le prohibo que haga milagros en mi nombre, sino que os anuncio que tendrá su recompensa el que os diere aunque sea la cosa más pequeña en mi nombre u os reciba en mi nombre y por mí, y no por vanagloria o por intereses.

San Agustín, de consensu Evangelistarum, 4, 6. Manifiesta así que aquél de quien había tratado San Juan, no se había separado de la compañía de los discípulos como para reprobarle como a los herejes, sino como suelen separarse los que no atreviéndose a recibir los sacramentos de Cristo, se muestran benévolos con los cristianos sin otro objeto que el de honrar su nombre. De estos tales dice que no perderán su recompensa, no porque deban considerarse a salvo y seguros con esta benevolencia que tienen para con los cristianos -no estando aún lavados con el bautismo de Cristo ni incorporados a su unidad- sino para que se guíen por la misericordia de Dios a fin de que lleguen a ella, y salgan así seguros de este mundo.

Pseudo-Crisóstomo. Y para que nadie alegue su pobreza, propone lo que no falta ordinariamente, un vaso de agua. Y por él ofrece también recompensa, que no es el valor de lo que se ofrece, sino la dignidad del que recibe y el afecto del que da lo que hacen digna de recompensa la obra. Y no solamente ofrece la recompensa codiciada a los que honren a sus discípulos, sino el castigo en caso contrario. "Y al que escandalizare a algunos de estos pequeñitos", etc. Que es como si dijera: Así como los que os honren por mí tendrán recompensa, así también los que no os honren, esto es, los que os escandalizaren, recibirán el castigo último. De este modo, pues, nos prepara para que comprendamos el terrible tormento que describe haciendo mención de la inmersión con la rueda de molino, y no dice que le aten al cuello una rueda de molino, sino mejor le fuera que le ataran, demostrando así que le espera otro mal más grave. Llama pequeñitos a los creyentes y también a los que invocan su nombre, aunque no le sigan, incluso hasta a los que ofrecen un vaso de agua por El, aunque no hayan hecho nunca nada mejor. Y no quiere que ninguno de éstos sea escandalizado ni repudiado, porque ésto sería como prohibir que invocasen su nombre.

Beda, in Marcum, 3, 39. Y con razón se llama pequeñito al que puede ser escandalizado, porque el que es grande aunque tenga que padecer, no abandonará su fe, mientras que el pequeño y pobre de espíritu busca ocasiones de escándalo. Por tanto debemos ocuparnos principalmente de los que son pequeños en la fe, para que por causa nuestra no se ofendan y se aparten de la fe, perdiendo la salvación.

San Gregorio Magno, sobre Ezeq. homil. 7. Es de notar, sin embargo, que en nuestras buenas obras a veces debemos tener en cuenta el escándalo del prójimo, aunque a veces no debemos tampoco pararnos en esto, porque debemos evitar el escándalo cuando podemos hacerlo sin pecar, mas cuando el escándalo nace de la verdad, es más conveniente permitirle que abandonar ésta.

San Gregorio, regula pastoralis, 1, 2. En sentido místico, en la rueda de molino movida por un asno se representan las vueltas y trabajos de la vida del mundo, así como la condenación eterna en lo profundo del mar. En su consecuencia hubiera valido más para el que revestido de santidad destruye a los demás con la palabra o el ejemplo, que sus actos le hubiesen conducido a la muerte bajo su hábito exterior, que haber sido elevado al sagrado ministerio para perder a los demás con su ejemplo, puesto que cayendo sólo, su pena en el infierno hubiera sido en verdad más tolerable.


Catena aurea ES 6901