Catena aurea ES 9533

LUCAS 5,33-39


9533 (Lc 5,33-39)

Y ellos le dijeron: "¿Por qué los discípulos de Juan ayunan tanto y oran, y también los de los fariseos, y los tuyos comen y beben?" A los cuales El dijo: "¿Por ventura podéis hacer que los hijos del Esposo ayunen, mientras con ellos está el Esposo? Mas vendrán días en que el Esposo les será quitado, y entonces ayunarán en aquellos días". Y les decía una semejanza: "No pone nadie remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque de otra manera el nuevo rompe al viejo, y además no cae bien remiendo nuevo con el viejo, y ninguno echa vino nuevo en odre vieja: porque de otra manera el vino nuevo romperá las odres, el vino se derramará, y se romperán las odres; mas el vino nuevo se debe echar en odres nuevas, y lo uno y lo otro se conserva. Y ninguno que bebe de lo añejo quiere luego lo nuevo, porque dice: mejor es lo añejo". (vv. 33-39)

San Cirilo.Después que oyeron la primera palabra de boca del Salvador, pasaron a ocuparse de otra cosa, queriendo dar a entender que los discípulos del Señor y el mismo Jesús no se cuidaban de la ley, por lo que sigue. Ellos le dijeron: "por qué los discípulos de Juan ayunan", etc., "y los tuyos comen", etc. Como diciendo: Coméis con los publicanos y los pecadores, siendo así que la ley manda no tener trato con el que es inmundo (Lv 15), y excusáis vuestra prevaricación con la caridad. Y siendo esto así, ¿por qué no ayunáis como es costumbre entre los que quieren cumplir con la ley? Pero los santos ayunan para afligir el cuerpo y calmar las pasiones, y Jesucristo no necesitaba ayunar para la perfección de la virtud, puesto que como Dios estaba libre de todas las pasiones. Tampoco necesitaban ayunar los que estaban con El, porque como participaban de su gracia, ésta los conservaba fuertes en la virtud, sin necesidad de ayuno. Si bien es verdad que Jesucristo ayunó cuarenta días, no lo hizo con el fin de mortificar sus pasiones, sino por enseñar a los carnales la norma de la abstinencia.

San Agustín, de cuest. evang. 2, 27. Evidentemente San Lucas contó que esto lo habían dicho unos de otros; por lo que San Mateo se expresa en estos términos: "Entonces se acercaron los discípulos de San Juan, diciendo: ¿Por qué ayunamos nosotros y los fariseos?" (Mt 9,14) sino porque ellos estaban también presentes, y todos a porfía hacían la misma objeción.

San Agustín, de cuest. evang. 2, 18. El ayuno se hace de dos modos: el uno en la tribulación, para obtener de Dios el perdón de los pecados por medio de la mortificación, y el otro por medio del gozo, porque complacen tanto menos las cosas de la tierra, cuanto mayor es el gusto que percibimos en las cosas espirituales. Preguntado, pues, el Señor por qué no ayunaban sus discípulos, contestó refiriéndose a los dos ayunos: en primer lugar al ayuno de la tribulación porque prosigue: "¿Por ventura podéis hacer que los hijos del Esposo ayunen, mientras que con ellos está el Esposo?".

Crisóstomo, in Mat hom 31. Como diciendo: El tiempo presente es de alegría y de contento, por tanto no deben mezclarse las tristezas.

San Cirilo.La aparición de nuestro Señor en el mundo no fue otra cosa que una festividad continuada, porque en ello puede entenderse que se había unido con nuestra naturaleza como tomándola por esposa, para que la que antes había sido tan estéril, ahora fuese fecunda. Por tanto los hijos del Esposo son todos aquéllos que han sido llamados por El a la participación de la nueva doctrina, no encontrándose en ella los escribas y los fariseos, que solamente cumplen la ley en apariencia.

San Agustín, de cons. evang. 2, 27. Esto que sólo San Lucas ha dicho: "No podéis hacer que ayunen los hijos del Esposo", significa que a aquellos mismos que hablaban harían llorar y ayunar los hijos del Esposo, porque ellos eran los que habían de matar al Esposo.

San Cirilo.Cuando había concedido a los hijos del Esposo que no convenía que trabajasen (como que estaban celebrando una fiesta espiritual), con el fin de que no renunciemos al ayuno añadió oportunamente lo que sigue: "Mas vendrán días en que el Esposo les será quitado, y entonces ayunarán en aquellos días".

San Agustín, de quae. evang. 3, 18. Como diciendo: Entonces quedarán desolados, y tendrán luto y tristeza hasta que por el Espíritu Santo les sean concedidas las alegrías consoladoras.

San Ambrosio. No se prescinde de este ayuno con que la carne se mortifica y la lujuria de la carne se mortifica (porque este ayuno nos hace agradables en la presencia de Dios) Pero no podemos ayunar los que tenemos a Cristo, y comemos su carne, y bebemos su sangre.

San Basilio. Tampoco pueden ayunar los hijos del Esposo, esto es, no toman el alimento del alma, sino viven de toda palabra que procede de la boca de Dios.

San Ambrosio. ¿Pero cuáles son aquellos días en que Jesucristo nos será arrebatado, siendo así que El nos ha dicho: "Yo estaré con vosotros hasta la consumación del mundo?" (Mt 28,20) Pero ninguno puede quitarte a Cristo, si tú no te quitas a El.

Beda. Todo el tiempo que el Esposo está con nosotros es tiempo de alegría, y por ello no podemos ayunar ni entristecernos. Pero cuando El se separa de nosotros por los pecados, entonces debemos empezar el ayuno, y debe ordenarse el luto.

San Ambrosio. También se habla, finalmente, del ayuno del alma, como lo expresan las siguientes palabras. Prosigue pues: "Y les decía una semejanza: No pone nadie remiendo de paño nuevo en vestido viejo". Llamó al ayuno "vestido viejo", el cual creyó el Apóstol que debía desecharse, diciendo: "Despojaos del hombre antiguo con todos sus actos" (Ep 4,22) En el mismo sentido aconseja que no mezclemos las acciones del hombre antiguo con las del nuevo.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 18. O de otro modo, después de haber recibido el don del Espíritu Santo, y renovado ya el hombre en la vida espiritual, se celebra muy oportunamente otra especie de ayuno que prepara a la alegría del sacramento, habiendo sido antes el que le recibe, como el vestido viejo, al que no debe coserse torpemente un trozo nuevo. Porque esta doctrina pertenece a la conversión de una nueva vida y el hacer lo contrario sería como separarse de la ley general del ayuno, que enseña a que nos abstengamos, no sólo de la concupiscencia de los alimentos, sino que también de la alegría de los placeres mundanos. Esta gracia que pertenece al alimento espiritual no puede concederse a los hombres entregados todavía a sus antiguos vicios. Dice también que ellos son semejantes a unos odres viejos; de donde prosigue: "Y ninguno echa vino nuevo en odres antiguos".

San Ambrosio. Se da a conocer la fragilidad de la condición humana cuando nuestros cuerpos se comparan a las pieles de animales muertos.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 18. Los apóstoles también son comparados a los pellejos antiguos, porque cuando reciben el vino nuevo de los preceptos espirituales, más bien se rompen que lo contienen. De aquí prosigue: "Porque de otra manera el vino nuevo rompe los odres, y el vino se vierte", etc. Fueron ya odres nuevos cuando fueron renovados por medio de la oración y de la esperanza, después de la ascensión del Señor, y cuando recibieron el Espíritu Santo, por el deseo que tenían de ser consolados. De donde prosigue: "Mas el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, para que ambos se conserven".

Beda. Nos robustecemos interiormente con el vino, y nos cubrimos exteriormente con el vestido. El vestido son las buenas obras que ajustamos exteriormente, con las que lucimos ante los hombres. El vino es el fervor de la fe, de la esperanza y de la caridad. De otro modo, los antiguos odres son los escribas y los fariseos. El nuevo paño y el nuevo vino son los preceptos evangélicos.

San Gregorio Niceno, Orat de Abraham. El vino nuevo, a causa de su fermentación natural, está lleno de vapor, y con su hervor y agitación expele de sí la impureza material. Este vino es el Nuevo Testamento, al que no pueden contener los odres antiguos, que se han envejecido por la incredulidad. Además se rompen por la excelencia de la doctrina, y dejan perderse la gracia del Espíritu, porque la sabiduría no puede entrar en un alma malévola (Sg 1,4)

Beda. Así los sacramentos de los nuevos misterios no deben administrarse a un alma no renovada, sino que persevera en su antigua malicia. Los que quieren mezclar los preceptos de la ley, como los Gálatas, meten el vino nuevo en odres viejos. Sigue: "Y ninguno que bebe de lo añejo quiere luego lo nuevo, porque dice: el viejo es mejor". En efecto, los judíos, prendados del sabor de la vida antigua, despreciaban los preceptos de la nueva gracia, manchados con las tradiciones de sus mayores, no podían gustar la dulzura de las palabras espirituales.

LUCAS 6,1-5


9601 (Lc 6,1)

Y aconteció un sábado segundo primero, que como pasase por los sembrados, sus discípulos cortaban espigas, y restregándolas entre las manos, las comían. Y algunos de los fariseos les decían: "¿Por qué hacéis lo que no es lícito en los sábados?" Y Jesús, tomando la palabra, les respondió: "¿Ni aun esto habéis leído que hizo David, cuando tuvo hambre y los que con él estaban? ¿Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dio a los que con él estaban, aunque no podían comer de ellos, sino sólo los Sacerdotes?" Y les decía: "El Hijo del hombre es señor también del sábado". (vv. 1-5)

San Ambrosio, in Lucam lib. 5. El Señor empezó a librar al hombre de la observancia de la antigua ley, no sólo por miedo de sus discursos, sino también con su conducta y sus obras. De donde prosigue: "Y aconteció un sábado segundo primero, que como pasase por los sembrados, sus discípulos cortaban espigas, ...".

Beda. Como los discípulos no tenían tiempo para comer por la impertinencia de las turbas, tenían hambre como hombres; pero cortando espigas, calmaban su necesidad; lo cual es un indicio de la austeridad de la vida, que no buscaban manjares preparados, sino alimentos simples.

Teofilacto. Dice, pues: "Y aconteció un sábado segundo primero", porque los judíos llamaban fiesta a todos los sábados. El sábado quiere decir descanso. Muchas veces ocurría que la víspera del sábado era una fiesta, y se le llamaba sábado, a causa de la fiesta; después al verdadero sábado le llamaban segundo-primero, porque era el segundo después de la festividad del día anterior.

San Cirilo.Las fiestas eran de dos clases: una que se celebraba en el sábado verdadero, y la otra que se celebraba al día siguiente, y que también se llamaba sábado.

San Isidoro. Dice segundo-primero, porque segundo era el de la Pascua, y el primero era el de los Azimos; pues como se inmolaba la pascua en la tarde, se celebraba la fiesta de los ázimos en el día siguiente. Que esto es así, infiérese de que los apóstoles cogían espigas y las comían; porque ya en aquellos días las espigas estaban sazonadas.

San Epifanio, Contra haer. lib. 1, haer. 30. En día, pues, de sábado, vióse que pasaban por medio de los sembrados y que cogían espigas, manifestando que había quedado concluida la obligación de guardar el sábado; esto es, Jesucristo, que nos hizo descansar del trabajo de nuestros pecados.

San Cirilo.Los escribas y los fariseos, ignorando las Sagradas Escrituras, habían conspirado a una para acusar a los discípulos de Cristo; por lo cual prosigue: "Y algunos de los fariseos les decían: ¿Por qué hacéis, ...". Dime tú, cuando se te pone la mesa en día de sábado, ¿acaso no partes pan? ¿Por qué, pues, reprendes a los otros?

Beda. Otros dicen que esos cargos se hicieron al mismo Señor; pero pudieron ser dirigidos por diferentes personas al Señor y también a los discípulos; y a cualquiera que se refiriese, el cargo se dirigía a El especialmente.

San Ambrosio. El Señor arguye a los defensores de la ley de ignorarla, citándoles el ejemplo de David. Y así dice: "Y Jesús, tomando la palabra, les reprendió: ¿Ni aun esto habéis leído?", etc.

San Cirilo.Como diciendo: esto lo expresa claramente la ley de Moisés: Juzgad rectamente y no tendréis acepción de persona, al juzgar (Dt 1,16-17) ¿Cómo reprendéis a los discípulos, cuando hasta hoy día ensalzáis a David como santo y como profeta, no habiendo observado el precepto de Moisés.

Crisóstomo, in Mat hom 40. Obsérvese que cuando se habla al Salvador de sus siervos, cita siervos como David y los sacerdotes, mas cuando habla de sí mismo hace mención del Padre, como cuando dice: "Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo" (Jn 5,17)

Teofilacto. Los refuta de otro modo, cuando añade: "Y les decía: El Hijo del hombre Señor es también del sábado". Como diciendo: Yo soy el Señor que he mandado guardar el sábado, y como legislador tengo potestad de cambiar el sábado. El Hijo del hombre se llamó Cristo, porque, siendo Hijo de Dios, milagrosamente se dignó hacerse y llamarse Hijo del hombre, por amor a los hombres.

Crisóstomo, in Mat hom 40. San Marcos confiesa que dijo esto, refiriéndose a las dos naturalezas, porque decía: "El sábado se ha hecho para los hombres, y no el hombre para el sábado: conviene, por lo tanto, que más bien el sábado se someta al hombre, que no el hombre al yugo del sábado" (Mc 2,27)

San Ambrosio. En esto se encierra un gran misterio. El campo es todo este mundo; la mies del campo es la fecundidad numerosa de santos, esparcidos en el campo del género humano; las espigas de ese campo son los frutos de la Iglesia que eran cogidos por el trabajo de los apóstoles, quienes se alimentaban de nuestro adelanto, y como separando los frutos de las mentes de los follajes de los cuerpos, los sacaron a la luz de la fe, por medio de los preclaros milagros de sus obras.

Beda. Restregaban las espigas, porque aquéllos que quieren seguir al cuerpo de Jesucristo, hacen morir el hombre antiguo en sus actos, separándole de los pensamientos terrenos.

San Ambrosio. Los judíos creían que esto no era lícito el sábado; mas Jesucristo, por el contrario, predicando el beneficio de la nueva gracia, anunciaba el ocio de la ley y el trabajo de la gracia. Dijo, sin embargo, admirablemente, segundo-primero, y no primero-segundo sábado, porque el sábado de la ley, que era el primero, fue abolido, y el que era el segundo, resultó el primero. Luego se llama sábado segundo, por razón del número, y primero por la operación de la gracia; mejor es el sábado en que se concede el perdón, que el otro en que se establece la pena. Acaso también se llama primero, por la predestinación del consejo, y segundo, por la sanción del decreto. Finalmente, David -fugitivo con sus compañeros- figura en la ley a Jesucristo y sus discípulos, que se ocultan al príncipe del mundo. Mas ¿cómo puede decirse que el que observaba y defendía la ley comió panes y dio a todos los que estaban con él -los cuales no era permitido comer, más que a los sacerdotes-, sino para demostrar por aquella figura que el alimento sacerdotal pasaba al uso de los pueblos, ya porque todos debemos imitar la vida sacerdotal, ya porque todos los hijos de la Iglesia son considerados como sacerdotes? Recibimos la unción del santo sacerdocio, ofreciéndonos a Dios como hostias espirituales (1P 2) Si, pues, el sábado se ha hecho para los hombres, y si la utilidad de éstos pedía que el hombre hambriento -que por mucho tiempo estuvo privado de los frutos de la tierra-, evitase los ayunos del hambre antigua, pues la ley no se quebranta, sino que se cumple.

LUCAS 6,6-11


9606 (Lc 6,6-11)

Y aconteció que, entrando otro sábado en la sinagoga, enseñaba. Y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y los escribas y fariseos le estaban acechando por ver si curaría en sábado, para hallar de qué acusarlo. Mas El sabía los pensamientos de ellos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: "Levántate y ponte en medio". Y él levantándose se puso en pie. Y Jesús les dijo: "Os pregunto: ¿Es lícito en sábado hacer bien, o hacer mal; salvar la vida o quitarla?" Y mirándolos a todos alrededor dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió, y fue sana la mano: mas ellos se llenaban de furor, y hablaban entre sí, qué harían de Jesús. (vv. 6-11)

San Ambrosio. Aquí el Señor pasa a otras cosas; porque como se proponía salvar a todo el hombre, curaba un miembro después del otro; de donde se dice: "Y aconteció, que entrando otro sábado en la sinagoga, enseñaba".

Beda. En los sábados es cuando especialmente cura y enseña, no solamente para demostrar que el sábado es un día consagrado a Dios, sino también porque los sábados era cuando se reunía gente más solemnemente.

San Cirilo.Enseñaba verdaderamente cosas superiores a la inteligencia humana, y abría a los que le oían el camino que conduce a la vida eterna; y después que había explicado su doctrina, mostraba de repente su divino poder. Y sigue: "Y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha".

Beda. Como el Maestro acababa de excusar con su ejemplo laudable la violación del sábado -que reprochaban a sus discípulos-, ahora le observan a El para calumniarle; de donde prosigue: "Y los escribas y los fariseos le estaban acechando por ver si curaba en sábado", esto es, para si no curaba, argüirle de crueldad o imbecilidad; y si curaba en sábado, considerarlo como infractor de la ley; por esto dice: "Para hallar de qué acusarlo".

San Cirilo.Esta es la costumbre del adversario: alimenta en sí la enfermedad del dolor con las alabanzas de otros; pero el Señor conoce todas las cosas, y penetra los secretos del corazón. Y sigue: "Mas El sabía los pensamientos de ellos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio: y él levantándose se puso en pie". Sin duda, con el fin de mover al cruel fariseo a que tuviese compasión; y que la misma pasión mitigase las llamas de la ira.

Beda. Comprendiendo el Señor la calumnia que le preparaban, reprende a aquellos que no interpretan bien los mandamientos de la ley, creyendo que en los sábados no podían hacerse obras buenas, siendo así que la ley únicamente manda abstenerse de los trabajos serviles en el sábado -esto es, de las malas acciones-. Por ello Jesús les dijo: "Os pregunto: ¿Es lícito en los sábados hacer bien", etc.

San Cirilo.La cuestión es oportunísima, porque si es lícito hacer bien en el sábado, y nada puede estorbar que los que sufren alcancen misericordia del Señor, en cuyo caso no tiene cabida la calumnia levantada contra Jesucristo; pero si no es lícito hacer obras buenas en el sábado, y la ley prohibe trabajar por la salvación de las almas, entonces se convertían en acusadores de la ley. Si queremos discutir la institución del sábado, observaremos que fue establecido para hacer obras piadosas; estaba mandado que en el sábado no se trabajase, con el fin de que descansen -como se dice en el Deuteronomio (Dt 5,14)-, tu siervo, tu criada, y todo animal que te pertenezca. Por tanto, el que se compadece del buey y de los demás animales, ¿cómo no se compadecerá del hombre afligido con una grave enfermedad?

San Ambrosio. La ley figura en las presentes circunstancias, la forma de los futuros tiempos, en los cuales habrá ciertamente ferias de males, no de bienes; pues aunque se descanse de los trabajos materiales, no se estará ocioso, sino que se descansará alabando a Dios con obras buenas.

San Agustín, De quaest. Evang., lib. 2, quaest. 9. Habiendo curado el cuerpo, preguntó de esta manera: "¿Es lícito salvar las almas o perderlas?" Acaso porque hacía los milagros para establecer la fe, en la que se encuentra la salvación del alma, o porque la curación de la mano derecha significa la salvación del alma, la cual, no haciendo buenas obras, tenía, en cierto modo, seca su derecha; o también, por alma, entiende al hombre, así como se acostumbra a decir: "Hubo allí tantas almas".

San Agustín, de cons. evang. 2, 35. Pero aun puede preguntarse como dijo San Mateo, que ellos preguntaron al Señor si era lícito curar en sábado; cuando San Lucas hace ver, que fue el Señor quien les preguntó a ellos. Debe entenderse aquí, que ellos preguntaron primero al Señor, si era lícito el curar en sábado; y que después el Señor, conociendo los pensamientos de ellos, les salía como al encuentro, colocando en medio a aquél a quien se proponía curar, y les preguntó, como dicen San Marcos y San Lucas.

Prosigue: "Y mirándolos a todos".

Tito, Bostrense. Como haciendo fijar los ojos de todos, y excitando su inteligencia a la consideración del negocio, dijo a aquel hombre: "Tiende tu mano". Yo que he creado al hombre, soy quien te mando; el que tenía enferma la mano, obedeció y fue curado. Por lo que sigue: "El la extendió, y fue sana la mano". Los que debían admirarse ante aquel milagro, aumentan su malicia. Por lo cual sigue: "Y ellos se llenaron de furor, y hablaban los unos con los otros, qué harían de Jesús".

Orígenes. O como dice San Mateo, se salen y consultan el modo de matarlo.

San Cirilo.¡Oh fariseo, ves al que hace cosas prodigiosas, y que cura a los enfermos en virtud de un poder superior, y tú proyectas su muerte por envidia!

Beda. Este hombre es figura del linaje humano, árido porque no producía obras buenas, desde que representado en su primer padre, alargó la mano para coger la manzana, cuya mala acción enmendó el inocente Hijo de Dios, extendiendo sus manos en la cruz. La mano de la humanidad en la sinagoga estaba seca; porque donde se encuentra mayor copia de los conocimientos, allí comete mayor culpa el que quebranta lo mandado.

San Ambrosio. Ya has oído al que dice estas palabras: "Extiende tu mano": esta medicina es común y general; y tú que crees tener buena la mano, evita que se te seque por la avaricia o por el sacrilegio. Extiéndela muchas veces, favoreciendo a tu prójimo, y dispensando tu protección a la viuda; defiende de cualquier injuria a quien veas sufrir bajo el peso de la calumnia, extiende también tu mano al pobre que te pide; extiéndela también al Señor, pidiéndole el perdón de tus pecados. Así es como debe extenderse la mano, y así es como se cura.

LUCAS 6,12-16


9612 (Lc 6,12)

Y aconteció en aquellos días, que salió al monte a hacer oración, y pasó toda la noche orando a Dios. Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos: y escogió doce de ellos (que nombró Apóstoles) A Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, a Andrés su hermano, a Santiago, y a Juan, a Felipe y a Bartolomé, a Mateo y a Tomás, a Santiago de Alfeo, y a Simón, llamado Zelador, y a Judas hermano de Santiago, y a Judas Iscariote, que fue el traidor. (vv. 12-16)

Glosa. Levantándose los enemigos de Jesús contra sus milagros y contra su doctrina, eligió a sus apóstoles como defensores y testigos de la verdad, a cuya elección quiso que precediese la oración; por lo que dice: "Y aconteció en aquellos días", etc.

San Ambrosio. No quieras abrir los oídos de malicioso, creyendo que el Hijo de Dios rogaba porque era débil, para alcanzar lo que El no podía hacer; Autor de la potestad, Maestro de la obediencia, nos excita con su ejemplo a cumplir los preceptos de la virtud.

San Cirilo.Observemos qué es lo que hizo Jesucristo en este caso, cómo nos enseñó a insistir en las oraciones divinas separadamente, esto es, en secreto y cuando nadie nos vea; prescindiendo también de todo cuidado mundano, para que nuestra alma se levante a la contemplación de las cosas divinas; así nos lo enseña el Salvador cuando oraba solo, saliéndose a un monte.

San Ambrosio. En todas partes ora solo. Los ruegos de los hombres no comprenden las determinaciones de Dios; y nadie hay que pueda participar de los pensamientos de Jesucristo. No sube al monte todo el que ora, sino el que ora elevándose de las cosas de la tierra a las del cielo; pero no aquel que anda solícito por las cosas del mundo, por las riquezas y por los honores. Todos los que son perfectos suben al monte, por lo que encontrarás en el Evangelio que sólo los discípulos subieron con el Señor al monte. En esto se da a conocer al cristiano, y se le prescribe la forma con que debe orar, cuando prosigue: "Y pasó toda la noche orando a Dios", etc. ¿Cuánto es lo que tú debes hacer por salvar tu alma, cuando Jesucristo pasa toda la noche orando por ti?

Crisóstomo, hom 42 ad prop. Antioch. Levántate tú también durante la noche, porque entonces es cuando el alma está más pura; las mismas tinieblas y el silencio convidan al alma de una manera eficaz al recogimiento. Además si miras al cielo, agujereado de estrellas, como si estuviese alumbrado por infinitas luces, y si consideras que los que de día danzan e injurian en nada se diferencian de los muertos; entonces detestarás todo exceso humano. Todas estas cosas son muy a propósito para elevar el espíritu; entonces no mortifica la vanagloria, ni fastidia la pereza, ni preocupa la envidia; no quita el fuego el color del hierro tan perfectamente como la oración nocturna cambia el proceder de los pecadores. Del mismo modo que aquel que siendo mortificado de día por los rayos del sol se refrigera por la noche, así las lágrimas, que se derraman por la noche, sirven como de rocío, y aprovechan para vencer la concupiscencia y desterrar cualquier temor; pero si el hombre no se refresca con este rocío, se secará durante el día. Por cuya razón, aun cuando no reces mucho de noche, ora siquiera una vez cuando te despiertes, y esto es suficiente; muestra que la noche no es buena solamente para el descanso del cuerpo, sino también para el alma.

San Ambrosio. ¿ Puesto que Jesucristo oró antes de enviar a sus apóstoles, qué es lo que tú debes hacer cuando pretendes acometer alguna empresa buena? Prosigue, pues: "Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos", etc. Esto es, a aquellos a quienes destinaba a propagar entre los hombres los medios de salvación y a difundir la fe sobre la tierra. Advierte también la disposición de Dios: no elige a los sabios, ni a los ricos, ni a los nobles, sino a pescadores y a publicanos, para enviarlos; a fin de que no apareciese que atraía a los hombres a su gracia por medio de las riquezas, o de la autoridad del poder o de la nobleza; para que prevaleciese la razón de la verdad, no la gracia de la discusión.

San Cirilo.Véase cuál fue el primer cuidado del evangelista; no solamente dice que fueron elegidos los apóstoles, sino que hace mención de ellos de una manera nominal, para evitar que alguien se atreva a inscribir a otros en el catálogo de los apóstoles. "Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés".

Beda. No lo ha llamado por primera vez así, sino mucho antes, cuando llevado por Andrés, le dice: "Tú te llamarás Cephas, que quiere decir Pedro" (Jn 1,42) Y queriendo San Lucas referir los nombres de los apóstoles, teniendo que nombrar a San Pedro por necesidad, da a entender de una manera sencilla que antes no se llamaba así, sino que el Señor fue quien le dio este nombre.

Eusebio . La segunda combinación es la de Santiago y de San Juan; de donde prosigue: "A Santiago y Juan", los dos hijos de Zebedeo, que también eran pescadores. Después de estos dos hace mención de San Felipe y San Bartolomé. San Felipe, según dice San Juan, era de Betsaida, conciudadano de San Andrés y de San Pedro; y que el mismo San Bartolomé, era un hombre sencillo, falto de conocimientos, y de trato social. San Mateo, además, era de los que recaudaban las contribuciones cuando fue llamado; de él hace mención cuando dice: "A Mateo y a Tomás".

Beda. San Mateo por humildad se pospone a Santo Tomás, mientras que los otros evangelistas le colocan primero; prosigue: "A Santiago de Alfeo, y a Simón, llamado el Zelador".

Glosa. Porque fue de Caná de Galilea, que quiere decir Zelo, lo cual se añade, para diferenciarle de Simón Pedro. Prosigue: "A Judas, hermano de Santiago, y a Judas Iscariote, que fue el traidor".

San Agustín, de cons. evang. 2, 30. En el nombre de Judas de Santiago, parece que discrepa San Lucas de San Mateo, quien le llama Tadeo. ¿Pero quién ha prohibido jamás que un hombre tenga dos o tres nombres? Fue elegido Judas el traidor no por imprudencia, sino por providencia. Habiendo tomado el Señor sobre sí todas nuestras debilidades, no rehusó este destino de la enfermedad humana, y quiso ser entregado por su apóstol, a fin de que tú mismo, si tu compañero te entrega, soportes con moderación el error de tu juicio y la pérdida de tu beneficio.

Beda. En sentido místico, el monte sobre el que Jesús eligió a sus apóstoles, da a conocer la elevación de la santidad que debía encontrarse en ellos, para que así pudiesen predicarla; por esta razón había sido publicada la ley en la cumbre de un monte.

San Cirilo.Por si conviene conocer la etimología de los nombres de los Apóstoles, sépase que Pedro quiere decir el que desata o el que reconoce; San Andrés poder ilustre o el que responde; Santiago el que suplanta el dolor; San Juan, gracia del Señor; San Mateo donado o concedido; San Felipe boca grande u orificio de lámpara; San Bartolomé hijo del que detiene las aguas; Santo Tomás abismo o gemelo; Santiago de Alfeo, el que suplanta los pasos de la vida; Judas, confesión, y Simón, obediencia.

LUCAS 6,17-19


9617 (Lc 6,17-19)

Y bajando con ellos, se paró en un llano, y la turba de sus discípulos, y un gran gentío de toda la Judea, y de Jerusalén, y de la marina, y de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y a que los sanase de sus enfermedades. Y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados. Y toda la muchedumbre quería tocarle, porque salía de El virtud, y los sanaba a todos. (vv. 17-19)

San Cirilo.Una vez realizada la reunión de los apóstoles, y congregados otros varios de entre los judíos, y de la región marítima de Tiro y de Sidón, -que eran idólatras-, los constituyó en doctores de todo el mundo, para libertar a los judíos de la servidumbre de la ley y apartar a los idólatras del error gentil, llevándolos al conocimiento de la verdad; por lo que dice: "Y bajando con ellos, se paró en un llano, y la turba de discípulos y un gran gentío de toda la Judea, y de Jerusalén, y de la marina", etc.

Beda. No dice marina a causa del mar de la Galilea, que estaba próximo, lo cual no sería extraordinario, sino que quiere hablar del gran mar -en el cual ponían también a Tiro y Sidón-, de quienes se dice: "Y de Tiro, y de Sidón", cuyas ciudades, como estaban ocupadas por gentiles, con razón se las llama por su nombre, para que se vea cuánto se había extendido ya la fama y el poder del Salvador, el cual, como había venido a predicar a todas las ciudades, quería enseñar a todas a recibir y a aceptar su doctrina; y así prosigue: "Que habían venido a oírle".

Teofilacto. Esto es, a curar sus almas, y a sanar de todas sus enfermedades, o sea del cuerpo.

San Cirilo.Después que hubo escogido los apóstoles, hizo muchos y grandes milagros, para que los judíos y los gentiles, que habían venido, conociesen que ellos habían sido distinguidos por Jesucristo con la dignidad del apostolado; y que El no era como los demás hombres, sino más bien Dios, como Verbo encarnado; y prosigue: "Y todas las gentes procuraban tocarle; porque salía de El virtud y los sanaba a todos". Cristo no recibía la virtud de otro, sino que, siendo Dios por naturaleza, curaba a todos los enfermos, derramando sobre ellos su propia virtud.

San Ambrosio. Observese todo diligentemente: de qué manera también asciende con los apóstoles y desciende hacia la muchedumbre, de qué modo lo seguía la muchedumbre hacia lo alto; luego, a donde descendía, llegaban los enfermos: pues, en las alturas no pueden estar los enfermos.

Beda. Rara vez se observará que las turbas hayan seguido a Jesús a las alturas, ni que haya curado algún enfermo en la cumbre de un monte; sino que una vez curada la fiebre de las pasiones, y encendida la luz de la ciencia, ha hecho subir a cada uno hasta la cumbre de la perfección evangélica. Las gentes, que pudieron tocar al Salvador, se curaron por la virtud de Este, como ya hemos visto que el leproso se curó, cuando le tocó el Señor. El tacto del Salvador equivale a la curación, porque el tocarle es tanto como el creer en El, y aquel por quien es tocado se cura en virtud de la gracia del Señor.


Catena aurea ES 9533