Catena aurea ES 10901

LUCAS 19,1-10


10901 (Lc 19,1)

Y habiendo entrado Jesús, paseaba por Jericó. Y he aquí un hombre, llamado Zaqueo; y éste era uno de los principales entre los publicanos, y rico. Y procuraba ver a Jesús quién fuese; y no podía por la mucha gente, porque era pequeño de estatura. Y corriendo delante, se subió en un árbol cabrahigo para verle, porque por allí había de pasar. Y cuando llegó Jesús a aquel lugar, alzando los ojos le vio, y le dijo: "Zaqueo, desciende presto, porque es menester hoy hospedarme en tu casa". Y él descendió apresurado y le recibió gozoso. Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había ido a posar a casa de un pecador. Mas Zaqueo, presentándose al Señor, le dijo: "Señor, la mitad de cuanto tengo doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, le vuelvo cuatro tantos más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha venido la salud a esta casa; porque él también es hijo de Abraham. Pues el Hijo del hombre vino a buscar, y a salvar lo que había perecido". (vv. 1-10)

San Ambrosio. Zaqueo se encuentra sobre un sicómoro y el ciego en el camino; el Señor espera a uno de ellos para curarle y honra al otro penetrando en su casa. Acerca de esto se dice: "Y habiendo entrado Jesús, pasaba por Jericó", etc. Y con razón elige a un jefe de los publicanos, porque ¿quién desesperará de sí cuando éste alcanzó la gracia, siendo así que recaudaba los tributos con engaño? Y en verdad que era rico, para que conozcas que no todos los ricos son avaros.

San Cirilo.Pero Zaqueo no se detuvo por este obstáculo (su riqueza), por lo que se hizo acreedor a la gracia de Dios que ilumina a los ciegos y llama a los que están lejos.

Tito Bostrense. Había germinado en él la semilla de la salvación, porque deseaba ver al Salvador. Por esto sigue: "Y procuraba ver a Jesús, quien quiera que fuese" a pesar de que nunca le había visto, porque si le hubiera visto sin duda se hubiese apartado de la mala vida de publicano. Por tanto, si alguno ve a Jesús ya no puede continuar con mala vida. Dos obstáculos le habían impedido verle: la muchedumbre, no tanto de los hombres como de sus pecados (o crímenes) y el ser pequeño de estatura; por eso sigue: "Y no podía por la mucha gente, porque era pequeño de estatura".

San Ambrosio. ¿Qué significa que no se hable de la estatura de ningún otro? Véase si es que era pequeño por su malicia, o pequeño por su fe, porque aún no estaba dispuesto cuando subió al árbol y todavía no había visto al Salvador.

Tito Bostrense. Pero se le ocurrió una buena idea. Porque apresurándose subió a un sicómoro, y entonces pudo ver, como deseaba, a Jesús que pasaba. Por esto sigue: "Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque había de pasar por allí". El solamente deseaba verlo; pero el que hace por nosotros más de lo que pedimos, le concedió más de lo que esperaba. Continúa, pues: "Y cuando Jesús llegó a aquel lugar, le vio".

San Cirilo.Vio, en verdad, que aquel hombre hacía los mayores esfuerzos por vivir santamente y lo convirtió a la piedad.

San Ambrosio. No habiendo sido invitado por él, se invita a sí mismo. Por esto dice: "Y le dijo: Zaqueo, desciende pronto, porque", etc. Sabía, pues, que su hospitalidad obtendría una gran recompensa, aun cuando no había oído todavía la voz del que le había de convidar; pero ya conocía su deseo.

Beda. He aquí cómo el camello, dejando la carga de su jiba, pasa por el ojo de la aguja; esto es, el publicano siendo rico, habiendo dejado el amor de las riquezas y menospreciando el fraude, recibe la bendición de hospedar al Señor en su casa. Sigue pues: "Y él descendió apresurado, y le recibió gozoso", etc.

San Ambrosio. Aprendan los ricos que no consiste el crimen en las riquezas, sino en no saber usar de ellas; porque así como las riquezas son impedimentos para los malos, son también un medio de virtud para los buenos.

Crisóstomo. Pero considera la excesiva bondad del Salvador. El inocente trata con los culpables, la fuente de la justicia con la avaricia, que es fundamento de perversidad; cuando ha entrado en la casa del publicano, no sufre ofensa alguna por la nebulosidad de la avaricia; antes al contrario hace desaparecer la avaricia con el brillo de su justicia. Pero los murmuradores y los amantes de censurar, empiezan a tentarle acerca de lo que hacía. Sigue, pues: "Y como todos vieron esto, murmuraban diciendo que había ido a hospedarse a la casa de un pecador", etc. Pero El, acusado como convidado y amigo de los publicanos, despreciaba todas estas cosas, con el fin de llevar adelante su propósito; porque no cura el médico si no soporta la hediondez de las llagas de los enfermos y sigue adelante en su propósito de curarle. Esto mismo sucedió entonces: el publicano se había convertido y se hizo mejor que antes. Prosigue: "Mas Zaqueo, presentándose al Señor, le dijo: Señor, la mitad de cuanto tengo doy a los pobres", etc. Cosa admirable. Todavía no se le habla y ya obedece. Y como el sol no ilumina una casa con palabras, sino con hechos, así el Salvador con los rayos de su justicia hace huir la niebla de la torpeza; porque la luz brilla en las tinieblas. Todo lo que está unido es fuerte, pero lo que está dividido es débil, por eso Zaqueo dividió su fortuna. Debe considerarse con atención que no todas las riquezas de Zaqueo eran injustas, sino que también las había reunido por lo que había heredado de sus padres. De otro modo, ¿cómo hubiera podido restituir el cuádruplo de lo que se había adquirido mal? Sabía muy bien que la ley mandaba restituir el cuádruplo de lo que se había adquirido mal para que se mitiguen los castigos por no haber temido la ley. Pero Zaqueo no espera el castigo de la ley y se constituye en juez de sí mismo.

Teofiactus. Pero si se examina con más atención, nada le quedaba de su propia fortuna. Si daba la mitad de sus bienes a los pobres, con lo que quedaba cedía a los perjudicados el cuádruplo, y no sólo prometía esto sino que también lo hacía, porque no dice: "daré la mitad y restituiré el cuádruplo", sino: doy y restituyo. Entonces el Salvador le ofrece la salvación. Sigue pues: "Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa" dando a conocer que el mismo Zaqueo había recibido la salvación, significando por casa al que la habita. Sigue pues: "Porque él también es hijo de Abraham". Y no habría llamado hijo de Abraham a una cosa inanimada.

Beda. Se dice que Zaqueo es hijo de Abraham, no porque hubiese nacido de su estirpe, sino porque le imitó en su fe, y así como aquél abandonó su país y la casa de su padre, así éste abandonaba también sus bienes distribuyéndolos a los pobres. Muy oportunamente dice: "Porque él también", por cuanto declara que no sólo aquellos que viven bien, sino aquellos que dejan la mala vida, pertenecen a los hijos de la promesa.

Teofiactus. No dijo tampoco que era hijo de Abraham sino que ahora lo es; porque primeramente cuando era jefe de publicanos, como no tenía semejanza alguna con el justo Abraham, no era hijo de Abraham; pero como murmuraban algunos porque habitaba con un hombre pecador, añadió para hacerles callar: "Pues el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar", etc.

Crisóstomo. ¿Por qué me recrimináis si encamino bien a los pecadores? Tan distante está de mí el odio a los pecadores, que si he venido al mundo ha sido por ellos; porque he venido como médico y no como juez; por esto me convido en casa de los enfermos, sufro el mal olor que despiden y les aplico los remedios. Dirá alguno: ¿cómo es que San Pablo manda que si uno de nuestros hermanos es lascivo o avaro no comamos siquiera con él, y Jesucristo se convida en casa de los publicanos? (1Co 5,11) Pero éstos todavía no habían llegado a ser hermanos, y San Pablo mandó que no se tratase con los hermanos cuando obran mal; pero ahora todos habían cambiado.

Beda. En sentido espiritual puede decirse que Zaqueo, cuya palabra quiere decir justificado, significa al pueblo creyente que nacería de los gentiles, a pesar de que por las preocupaciones que tenía por las cosas temporales vivía como oprimido y empequeñecido, pero fue santificado por Dios; deseó ver al Salvador cuando entró en Jericó queriendo participar de la fe que trajo al mundo.

San Cirilo.La turba es la confusión de la multitud ignorante, que no pudo alcanzar la altura de la sabiduría; por esto Zaqueo no vio al Señor mientras andaba entre las turbas; pero sobreponiéndose a la ignorancia de la plebe mereció tener a su mesa a quien había deseado ver.

Beda. La turba, esto es, la costumbre de los vicios, que era la que increpaba al ciego para que no pidiese la luz, es también la que impide que éste vea a Jesús; pero así como el ciego gritando más venció a la turba, así este pequeño, dejando las cosas de la tierra y subiendo al árbol de la cruz, se levanta sobre la turba. El sicómoro, pues, que es un árbol de hojas semejantes al moral, pero de más altura (por lo que los latinos le llaman celsa), se llama higuera salvaje o sin fruto; también la cruz del Salvador alimenta, como la higuera, a los que creen en El; pero los incrédulos se burlan de la cruz creyéndola estéril. A este árbol (de la cruz) se sube el pequeño Zaqueo para elevarse; y dice, como todo humilde y que conoce su propia debilidad: "No quiero gloriarme en otra cosa más que en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo" (Ga 6,14)

San Ambrosio. Muy oportunamente añade que el Señor había de pasar por donde estaba el sicómoro, o cerca de Zaqueo, para que conociese el misterio y difundiese la gracia; porque había venido así para venir a los gentiles por medio de los judíos. Así vio a Zaqueo en lo alto; porque brillaba ya la sublimidad de su fe entre los frutos de las buenas obras, y en la altura de la fecundidad del árbol. Zaqueo está sobre el árbol porque se sobrepone a la ley.

Beda. Adelantándose el Señor, llegó al sitio en donde Zaqueo se encontraba subido al sicómoro; porque enviando sus predicadores por todo el mundo, por los cuales hablaba y marchaba El, vino al pueblo gentil que se había elevado ya por la fe de su pasión; a quien levantando la vista vio, porque le eligió por la gracia. Alguna vez se detenía el Señor en la casa del principal de los fariseos, pero mientras El hacía cosas dignas de Dios ellos le mortificaban con su lengua. Por lo que el Salvador, detestando su proceder, se salió diciendo: "Quedará vuestra casa desierta" (Mt 23,38) Pero hoy conviene que permanezca en la casa del pequeño Zaqueo, esto es, que descanse en el corazón de las naciones humildes, resplandeciendo la gracia de la ley nueva. Respecto a que se le manda bajar del árbol y preparar un lugar en su casa, ya lo explica el Apóstol cuando dice: "Y si hemos visto a Jesucristo según la carne, ahora ya no le vemos" (2Co 5,16); y otra vez dice en otro lugar: "Y si ha muerto según la debilidad (de la carne), vive según la fuerza de Dios". Con esto se da a entender que los judíos habían detestado siempre la salud de los gentiles; pero la salud que en otros tiempos llenaba las casas de los judíos, hoy brilla en el pueblo pagano, porque El también era hijo de Abraham, creyendo en Dios.

Teofiactus. Es fácil traducir todo esto en una enseñanza moral: todo el que aventaja a los demás en malicia es pequeño en su estatura espiritual, y no puede ver a Jesús en medio de la turba; porque, aturdido por las pasiones y por los cuidados del siglo, no ve a Jesús cuando pasa, esto es, cuando obra sobre nosotros, no conociendo su proceder. Subió sobre un sicómoro, esto es, la dulzura de la voluptuosidad representada por el higo, y abatiéndole, es elevado, ve y es visto por Jesucristo.

San Gregorio Moraluim 27,26. Pero como el sicómoro es una higuera que no produce higos, el pequeño Zaqueo subió a él y vio al Señor; porque los que eligen humildemente la necedad del mundo contemplan el brillo de la sabiduría del Señor. ¿Qué cosa hay más necia en este mundo que no buscar lo que se ha perdido, dejar lo que se tiene para que lo roben y no pagar injurias con injurias? Por esta sabia necedad, aun cuando todavía no se haya adquirido de una manera sólida tal y como es, llegamos a ver la sabiduría de Dios por la luz de la contemplación.

Teofiactus. Y el Señor le dice: "Desciende presto"; esto es, has subido por la penitencia a ese elevado lugar, baja por la humildad para que no te sorprenda el orgullo, porque me conviene descansar en la casa del humilde. En nosotros existen dos especies de bienes (a saber: los corporales y los espirituales); el justo deja todo lo corporal para los pobres, pero no abandona los bienes espirituales; mas si tomó algo de alguno le devuelve cuatro veces más; dando a conocer por esto que si alguno por la penitencia marcha por el camino contrario al de su maldad primitiva, enmienda por sus muchas virtudes todas sus antiguas faltas; y así es como merece la salvación y ser llamado hijo de Abraham, porque renuncia a su propia estirpe, es decir, a la antigua maldad.

LUCAS 19,11-27


10911 (Lc 19,11-27)

Oyendo ellos esto, prosiguió diciéndoles una parábola, con ocasión de estar cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego se manifestaría el reino de Dios. Dijo pues: "Un hombre noble fue a una tierra distante para recibir allí un reino, y después volverse. Y habiendo llamado a diez de sus siervos les dio diez minas, y les dijo: traficad entre tanto que vengo: Mas los de su ciudad le aborrecían: y enviando en pos de él una embajada, le dijeron: No queremos que reine éste sobre nosotros. Y cuando volvió, después de haber recibido el reino, mandó llamar a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Llegó, pues, el primero, y dijo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. Y le dijo: Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades. Y vino otro y dijo: Señor, tu mina ha ganado cinco minas. Y dijo a éste. Tú tenla sobre cinco ciudades. Y vino el tercero, y dijo: Señor, aquí tienes tu mina, la cual he tenido guardada en un lienzo: Porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio de condición, llevas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te condeno: sabías que yo era hombre recio de condición, que llevo lo que no puse y siego lo que no sembré. ¿Pues por qué no diste mi dinero al banco, para que cuando volviese lo tomara con las ganancias? Y dijo a los que estaban allí: Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas. Y ellos le dijeron: Señor, que tiene diez minas. Pues yo os digo que a todo aquel que tuviere, se le dará y tendrá más: mas al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Y en cuanto a aquéllos mis enemigos, que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traédmelos acá y matadlos delante de mí". (vv. 11-27)

San Eusebio . Creían algunos que vendría el reino del Salvador en su primera venida y creían que esto se verificaría cuando subiese a Jerusalén; tanto les habían admirado los milagros divinos que hacía. Por esto les da a conocer que no se recibirá el Reino dado por el Padre antes de ir al Padre por los hombres. Y así dice: "Oyendo ellos esto, prosiguió diciéndoles una parábola con ocasión de estar cerca de Jerusalén".

Teofiactus. Pero el Señor les desvanece la ilusión de sus pensamientos; porque el reino de Dios no es sensible. Manifiesta también que, como Dios, conoce sus pensamientos, proponiéndoles la siguiente parábola. Prosigue: "Dijo, pues: Un hombre noble fue a una tierra distante a recibir allí un reino y después volverse".

San Cirilo.El espíritu de esta parábola describe todos los misterios de Jesucristo desde el primero hasta el último, porque Dios se ha hecho hombre existiendo como Verbo, y aun cuando se ha convertido en siervo, es, sin embargo, noble, según su inefable nacimiento del Padre.

San Basilio, in Isaiae, cap. 13 visione 13. El Señor no sólo es noble según la Divinidad sino también según su naturaleza humana, puesto que descendía de David según la carne. Se había marchado a una región muy distante, no tanto por la distancia local como por sus condiciones naturales. Porque el mismo Dios está cerca de nosotros cuando nos aproximan a El nuestras buenas obras, y está distante siempre que, esforzándonos por perdernos, nos colocamos a distancia de El. Vino, por lo tanto, a esta región terrena muy distante de Dios para recibir el reino de los gentiles, según las palabras del Salmo: "Pídeme y te daré todas las gentes como heredad tuya" (Ps 2,8)

San Agustín, De quaest. evang. 2,46. O bien la región distante es la Iglesia de los gentiles, que llega hasta los confines de la tierra, porque se marchó para que pudiese entrar la plenitud de las naciones y volverá para que pueda salvarse todo Israel.

San Eusebio . Esta marcha a una región distante significa su ascensión desde la tierra al cielo. Y cuando añade: "Para recibir un reino y volverse después" da a conocer su segunda venida gloriosa y regia. Y así en primer lugar se llama hombre por su nacimiento según la carne; después se llama noble. Y no se llama todavía rey porque no ostentaba aún la majestad real en su primera venida. Por esto dice muy oportunamente: "a recibir un reino" porque dándoselo el Padre, lo obtuvo según las palabras de Daniel: "He aquí que el Hijo del hombre venía sobre las nubes, y se le dio un reino" (Da 7,13)

San Cirilo.Subiendo, pues, a los cielos, está sentado a la diestra de la majestad en lo Alto (He 1); y antes de subir dispensa a los creyentes diferentes gracias divinas, así como las facultades del amo pueden trasmitirse a los siervos para que las hagan fructificar, haciéndolos dignos de recompensa. Prosigue: "Y habiendo llamado a diez de sus siervos, les dio diez minas".

Crisóstomo. Acostumbra la Sagrada Escritura a usar como señal de perfección el número diez, para pasar del cual es preciso empezar otra vez por la unidad, como si la decena tuviese un término, y por eso se dice en la distribución de los talentos que ha llegado hasta la perfección del divino servicio el que ha recibido diez minas.

San Agustín, ut sup. O bien por diez minas significa la ley a causa del Decálogo, y los diez siervos son aquellos que estaban sometidos a la ley y a los que se anunció la gracia. Así debe entenderse que se les han concedido las diez minas para su uso, después que han entendido que la ley representaba al Evangelio, aunque encubierta por un velo.

Beda. La mina, pues, que los griegos llaman mna, tiene cien dracmas y toda la Sagrada Escritura resplandece con el valor del número ciento, porque figura la perfección de la vida eterna.

San Eusebio . Por medio de aquellos que reciben las minas significa a sus discípulos, a los que dando minas les encarga que hagan igual dispensación a todos, y les manda negociar. Sigue, pues: "Y les dijo: Negociad mientras vengo". Este negocio no era otro que la doctrina del Reino de los Cielos que habían de predicar sus discípulos a los hombres. Una misma había de ser la doctrina para todos, una misma fe y un solo bautismo. Por esto se da una mina a cada uno.

San Cirilo.Hay mucha diferencia, sin embargo, entre éstos y aquellos que han combatido el reino de Dios, de los cuales dice: "Mas los de su ciudad le aborrecían", etc. Esto es lo que Jesucristo reprochó a los judíos diciéndoles: "Ahora me han visto, y me aborrecen a mí y a mi Padre" (Jn 15,24) Renunciaron a su reino, diciendo a Pilato: "No tenemos otro rey que el César" (Jn 19,15) San Eusebio , ut sup. Cuando dice "sus ciudadanos", se refiere a los judíos nacidos de la misma progenie según la carne, y también porque cumplía como ellos con los preceptos de la ley.

San Agustín, De quaest. evang. 2,61. Enviaron también legados después de El, porque aun después de su resurrección persiguieron a los apóstoles y despreciaron la predicación del Evangelio.

San Eusebio , ut sup. Después que el Salvador dijo que esto se refería a su primera venida, anuncia a continuación su vuelta majestuosa y gloriosa diciendo: "Y cuando volvió después de haber recibido el reino", etc.

Crisóstomo, hom. 39, in 1 ad Cor. La Sagrada Escritura hace mención de dos reinos de Dios: el uno de la creación, en virtud del cual es considerado como el rey del Universo por derecho de la creación, y el otro de la sumisión, según el cual domina sobre los justos sometidos a El voluntariamente, y éste es el reino que se dice recibió.

San Agustín, De quaest. evang. 2,41. Vuelve después de recibido el reino, porque habrá de venir con un brillo clarísimo quien antes apareció humilde entre los hombres cuando dijo, según San Juan: "Mi reino no es de este mundo" (Jn 18,36)

San Cirilo.Cuando vuelva Jesucristo después de recibido su reino, merecerán alabanzas los ministros de la palabra, y tendrán suma complacencia en los honores celestiales, porque multiplicaron el talento habiendo adquirido otros muchos. Por esto añade: "Llegó, pues, el primero y dijo: Señor, tu mina ha ganado diez minas".

Beda. El primer siervo es el orden de los doctores enviados al pueblo de la circuncisión, que recibió una mina para que fructificase, porque se le mandó predicase una sola fe; pero esta mina produjo diez, porque su enseñanza asoció con ellos al pueblo que vivía bajo el yugo de la ley. Le dijo, pues: "Está bien, siervo bueno: pues que en lo poco has sido fiel", etc. El siervo es fiel en lo poco, porque no adultera las palabras de Dios. Todos los dones que recibimos en la vida presente son pocos en comparación con los de la otra vida.

Grieg. Pero como recibió la gracia de los propios bienes se le dice que mande en diez ciudades. Acerca de estas promesas, juzgando algunos de una manera baja, creen que se habrán de conceder dignidades y prefecturas en la Jerusalén de la tierra reparada con piedras preciosas si cumplen bien con Jesucristo, dominada su alma por la ambición del poder y de las preferencias.

San Ambrosio. Las diez ciudades son las almas, a las que preside con derecho el que haya depositado en el corazón de los hombres el tesoro del Señor y su santa palabra como plata acrisolada (Ps 11) Porque así como se dice que Jerusalén ha sido edificada como una ciudad (Ps 120), así sucede con las almas pacíficas; y del mismo modo que los ángeles gobiernan, así gobernarán también los que merezcan la vida de los ángeles.

Prosigue: "Y vino otro, y dijo: Señor, tu mina ha ganado cinco minas".

Beda. Aquel siervo figura a los que han sido enviados a predicar a los gentiles, cuya mina (esto es, la fe evangélica) había producido cinco minas; porque convirtió a la gracia de la fe evangélica a las naciones esclavas de los sentidos del cuerpo. Prosigue: "Y a éste le dice: Y tú gobierna sobre cinco ciudades". Esto es, brille tu justicia sobre las almas en que has imbuido la fe.

San Ambrosio. O bien, adquirió cinco minas el que enseña la moral, porque son cinco los sentidos corporales; el que adquirió diez, el duplo, representa a aquellos que enseñan los preceptos místicos de la ley y la santidad de la moral. También podemos entender aquí por diez minas las diez palabras (esto es, la doctrina de la ley), y las cinco minas son las enseñanzas de la doctrina, pero el legisperito debe ser perfecto en todas las cosas. Y con razón dice, hablando de los judíos, que sólo dos habían devuelto el dinero multiplicado, no ciertamente por el dinero, sino por su buena administración. Porque una cosa es la usura del dinero, y otra la de la doctrina celestial.

Crisóstomo. En efecto; porque con los bienes de la tierra no se enriquece uno si no se empobrece otro; pero respecto de las cosas espirituales no puede enriquecerse uno sin enriquecer a los demás. En las cosas corporales, pues, disminuye esta participación; en las espirituales aumenta.

San Agustín, De quaest. evang. 2,46. Cuando dice que uno de aquellos que agenciaron bien las minas adquirió diez y el otro cinco, da a conocer que éstos son los que entran en el rebaño del Señor, porque ya conocen la ley en virtud de la gracia, por los diez mandamientos de la ley, o porque el que la dictó escribió cinco libros. A esto se refieren también las diez y las cinco ciudades que pone bajo sus órdenes, porque la variedad o diversidad de cada precepto o de cada libro multiplica su inteligencia, y reducida o convertida en un sentido, forman como una ciudad de los que viven de pensamientos eternos, porque una ciudad no es una reunión de animales cualesquiera, sino de racionales que viven unidos por una misma ley. Que los siervos que dan cuenta de lo que han recibido sean alabados por el fruto que han hecho, significa que dan buena cuenta los que emplean bien lo que han recibido para aumentar las riquezas del Señor, por aquellos que creerán en El; pero los que no quieren obrar así, son retratados en aquel que guarda su mina en un lienzo. Por esto dice: "Y vino el tercero diciendo: Señor, he aquí la mina que me entregaste, y que he guardado en un lienzo". Hay algunos hombres que, haciendo alarde de su maldad, dicen: es suficiente que cada uno dé cuenta de lo que ha recibido. ¿Qué necesidad hay de predicar a otros y de ayudarles para tener que dar cuenta también de ellos? Pues no tendrán excusa delante de Dios aquellos a quienes no se les halle anunciando la ley, ni tampoco aquéllos que no hayan obedecido al Evangelio después de haberle oído, puesto que por la criatura pudieron conocer al Creador. Por esto sigue: "Porque tuve miedo de ti que eres hombre severo", etc. Esto es tanto como segar donde no se ha sembrado; esto es considerar como reos de impiedad a aquéllos por quienes no ha sido anunciada la ley ni el Evangelio. Por esto, queriendo evitar el peligro de la cuenta que habrán de dar, se abstienen del trabajo de predicar la divina palabra, y esto equivale a esconder la mina en un lienzo.


Teofiactus. Con el lienzo o sudario se vela la cara de los muertos. Con razón, pues, se dice que este perezoso había envuelto la mina en un lienzo, porque ocultándola y no usando de ella, no mejoró su condición ni aumentó su valor.

Beda. El colocar la moneda en un sudario, es tanto como sepultar los dones recibidos bajo el ocio de una muelle pereza. Pero lo mismo que dijo para excusarse se convirtió en su acusación. Por esto sigue: "Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te condeno". Es llamado mal siervo, porque fue perezoso en el cumplimiento de su deber, y soberbio en acusar el juicio del Señor. "Sabías que yo era hombre severo, que llevo lo que no puse, y siego lo que no he sembrado, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?". Como diciendo: Si sabías que yo era duro y que me gusta utilizar lo ajeno, ¿por qué este pensamiento no te ha llenado de premura, previendo que yo había de buscar lo mío con mayor solicitud? El dinero o la plata es la predicación del Evangelio y la palabra divina, porque la palabra de Dios es santa y pura como el oro probado por el fuego (Ps 11) Esta palabra del Señor debía ponerse en el banco, o lo que es lo mismo, inculcarla en los corazones que están dispuestos y preparados.

San Agustín, ut sup. O bien, el banco en que debe colocarse el dinero es la profesión de la religión que públicamente se propone como medio necesario a la salvación.

Crisóstomo. En las riquezas materiales, los que deben no están obligados más que a conservarlas, porque han de entregar tanto cuanto reciben, y nada más se les exige. Mas en las cosas divinas, no solamente tenemos obligación de conservarlas, sino que se nos amonesta para que las aumentemos. Por esto sigue: "Para que cuando volviese lo tomara con las ganancias".

Beda. El que recibe el dinero de la palabra creyendo en lo que se le enseña, queda obligado a devolverlo con ganancias trabajando; o bien que, según lo que ha oído, procure entender lo que aún no ha aprendido por boca de los predicadores.

San Cirilo.Es obligación de los doctores inculcar en los oyentes la doctrina santa y provechosa; pero corresponde a la gracia divina el atraer obedientes a los que la oyen, haciendo fecundo su entendimiento. No merece, por tanto, alabanza este siervo ni se hizo acreedor a que se le honre, sino que más bien debe condenársele por perezoso. Por esto sigue: "Y dijo a los que estaban allí: quitadle la mina y dádsela al que tiene diez".

San Agustín, ut sup. Por esto da a entender que este siervo podía perder la gracia de Dios, porque teniéndola obraba como si no la tuviese; esto es, que no la utilizaba, y por esto debía aumentarse a aquél que teniéndola, la tiene; esto es, usa bien de ella.

Beda. En sentido espiritual esto quiere decir (según yo creo), que cuando entrase la plenitud de las gentes se salvaría todo Israel (Rm 11) y que entonces se concedería la abundancia de la gracia espiritual a los doctores.

Crisóstomo, hom, 43 in Acta versus finem. Por tanto, dice a los que estaban presentes: "quitadle la mina", porque no es propio del prudente el castigar por sí mismo, sino que necesita de otro cualquiera (esto es, de un ministro), para que ejecute lo que el juez le ordene; porque no es Dios mismo quien aplica los castigos, sino que lo hace por medio de sus ángeles.

San Ambrosio. Nada dice de los demás siervos, que pródigos han perdido como deudores lo que habían recibido. En los dos siervos que ganaron se designa a los pocos que son destinados dos veces al cultivo de la viña; en los demás a todos los judíos. Prosigue: "Y ellos le dijeron: Señor, que tiene diez minas"; y para que no se crea que esto no es justo, añade: "Que a todo aquél que tuviere se le dará".

Teofiactus. Porque como ha aumentado las diez, duplicándolas, es evidente que duplicando un número mayor dará un beneficio más importante a su Señor. Se le quitará aun lo que tiene al desidioso y ocioso que no se esfuerza en aumentar lo que tiene. Por esto sigue: "Mas al que no tiene se le quitará aun lo que tiene", para que no sea infructuoso el dinero del Señor, siendo así que puede darle a otros que lo aumenten. Esto no se refiere sólo a la predicación y a la enseñanza, sino también a las virtudes morales; porque el Señor nos da por ellas sus gracias, dotando a uno del ayuno, a otro de la oración, a otro de la mansedumbre y de la humildad, cuyas virtudes multiplicaremos si vigilamos; pero si nos damos a la ociosidad, las perderemos. Después añade hablando de los contrarios: "Y en cuanto a aquellos mis enemigos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, matadlos", etc.

San Agustín, ut sup. En esto da a conocer la perfidia de los judíos, que no quisieron convertirse a El.

Teofiactus. A quienes entregará a la muerte arrojándolos al fuego exterior, pero en este mundo fueron inmolados de una manera lamentable por el ejército romano.

Crisóstomo. Esto es contra los marcionitas1; porque Jesucristo dice: "Traed a mis enemigos y matadlos en mi presencia"; no obstante, éstos dicen que Jesucristo es bueno pero que es malo el Dios del Antiguo Testamento. Pero es evidente que el Padre y el Hijo hacen una misma cosa; porque el Padre envía un ejército a su viña (Mt 21), y el Hijo hace matar en su presencia a los enemigos.

Crisóstomo, hom. 79 in Math. Esta parábola de San Lucas se diferencia de la que refiere San Mateo hablando de los talentos. En la primera el mismo capital recibido da diferentes productos porque con una mina uno ganó diez talentos y el otro ganó cinco; y en la de San Mateo dice lo contrario, porque el que recibió dos ganó otros dos, y el que recibió cinco ganó otros cinco; por tanto los premios no son iguales.

LUCAS 19,28-36


10928 (Lc 19,28)

Y dicho esto iba delante subiendo a Jerusalén. Y aconteció, que cuando llegó cerca de Betfagé y de Betania al monte que se llama del Olivar, envió dos de sus discípulos. Diciendo: "Id a esa aldea que está enfrente, y luego que entrareis hallaréis un pollino de asna atado, sobre el cual nunca se sentó hombre alguno; desatadlo y traedlo. Y si alguno os preguntare: ¿Por qué lo desatáis?, le responderéis así: Porque el Señor lo ha menester". Fueron, pues, los que habían sido enviados, y hallaron al pollino que estaba como les había dicho. Y cuando desataban al pollino les dijeron sus dueños: "¿Por qué desatáis al pollino?" Y ellos respondieron: "Porque el Señor lo ha menester". Y lo trajeron a Jesús. Y echando sobre el pollino sus ropas, pusieron encima a Jesús. Y yendo El así, tendían sus vestidos por el camino. (vv. 28-36)

Tito Bostrense. Como el Señor había dicho: "El reino de Dios se acerca", viendo que subía a Jerusalén, creían que se encaminaba allí para empezar el reino de Dios. Una vez terminada la parábola en la que enmendó el error predicho, y habiendo manifestado que todavía no había vencido a la muerte que se le preparaba, se encamina hacia su pasión subiendo a Jerusalén. Por esto dice: "Y dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén".

Beda. Manifestando también que la parábola anterior se refería al destino de esta ciudad, que lo había de matar, y perecería ella a manos de sus enemigos. Prosigue: "Y aconteció que cuando llegó cerca de Bethphage", etc. Bethphage era un lugar de los sacerdotes, que estaba en el monte de los Olivos; también Betania era una ciudad o una villa que se encontraba a la falda del mismo monte, y distaba de Jerusalén unos quince estadios.

Crisóstomo, in Mat. hom. 67. Al principio el Señor se mostraba sencillamente a los judíos; pero cuando les hubo dado pruebas evidentes de su poder los trató con mucha autoridad. Hace muchos milagros; predice que habrían de encontrar un pollino que nadie había montado, y esto es lo que les da a conocer cuando les dice: "Id a esa aldea que está enfrente", etc. Les predice también que nadie les impedirá traer al pollino, antes bien que cuando los oigan, callarán; por esto sigue: "Desatadle y traedle".

Tito. En esto da a conocer la divinidad de su palabra, porque nadie puede resistir a Dios cuando pide lo que le pertenece. Así, pues, los discípulos encargados de llevar al pollino no se opusieron a pesar de lo humilde de la misión, sino que fueron a traerle. Por esto sigue: "Fueron, pues, los que habían sido enviados", etc.

San Basilio. Así también debemos hacer nosotros, que debemos acometer con mucho afecto y gran solicitud cuanto se nos mande, por bajo que sea, sabiendo que todo lo que se hace por Dios no es pequeño, sino digno del Reino de los Cielos.

Tito. Enmudecieron ante la excelencia del poder divino, no oponiendo dificultad alguna a las palabras del Salvador, aquellos que habían atado al pollino. Sigue, pues: "Y cuando desataban al pollino, les dijeron sus dueños: ¿Por qué desatáis al pollino? Y ellos respondieron: Porque el Señor lo ha menester", etc. El nombre del Señor está lleno de majestad, porque debía venir como rey a la vista de la muchedumbre.

San Agustín, De cons. Evang. 2,66. No hay para qué llame la atención que San Mateo diga que trajeron una burra con su pollino, y que los demás evangelistas nada digan de la burra; puesto que, pudiendo entenderse uno y otro, no hay contradicción en que uno lo refiriera de un modo y otros de otro y mucho menos debe haber en que un evangelista hable de la burra y de su pollino y los otros hablen sólo del pollino.

Glosa. No solamente obedecieron al Salvador sus discípulos llevando un pollino que no era suyo, sino también pusieron sus propios vestidos, parte sobre el pollino y parte extendidos en el camino; por lo que sigue: "Y le condujeron a Jesús", etc.

Beda. Según los demás evangelistas, no fueron sólo los discípulos los que extendieron sus ropas en el camino, sino también muchos de los de la multitud.

San Ambrosio, in Lucam l. 9. En sentido espiritual puede decirse que el Señor vino al monte de los Olivos para plantar nuevos olivos de sublime virtud, y también puede decirse que ese monte es Cristo; porque ¿quién otro produciría tales frutos de olivas, fecundadas por la plenitud del Espíritu?

Beda. Bellamente se habla de las ciudades colocadas en el monte de los Olivos, esto es, en el mismo Dios, el cual fomenta más la unción de las gracias espirituales por la luz de la ciencia y la piedad.

Orígenes, hom. 37 in Lucam. Betania, pues, quiere decir casa de obediencia, y Bethphage casa de las quijadas, cierto lugar sacerdotal, porque se les debían ofrecer las quijadas según estaba mandado en la ley. Allí, pues, a la casa de la obediencia y de los sacerdotes fue donde el Salvador mandó a sus discípulos para que soltasen al pollino de la burra.

San Ambrosio. Estaba en la aldea, y el pollino, como estaba atado con su madre, no podía ser desatado sino por mandato del Señor, y la mano de los apóstoles lo desató. Tal era aquel acto, tal aquella vida y tal aquella gracia. Sé tú de tal modo que puedas soltar a los que están atados. En la burra quiso representar San Mateo a la madre del error; en el pollino representó la generalidad del pueblo gentil. Y con razón dice: "En el que nadie se ha sentado"; porque ninguno antes de Jesucristo llamó a los pueblos a su Iglesia. Estaba detenido por los vínculos de la maldad; sujeto a un amo inicuo y esclavo del error, y no podía reivindicar su libertad como reo que era, no por naturaleza, sino por su propia culpa; por tanto, cuando se dice "Señor" se reconoce a Jesús como al único dueño. Desgraciada es aquella esclavitud cuyo derecho es vago, porque tiene muchos dueños el que no tiene ninguno. Los extraños atan para poseer; pero el Señor suelta para tener. Conoce, pues, que los beneficios pueden más que los lazos.

Orígenes, ut sup. Muchos eran los dueños de este pollino antes que el Salvador lo tomara por necesidad. Pero después que El empezó a ser su dueño, cesaron los demás. Porque ninguno puede servir a Dios y a las riquezas. Cuando servimos a la maldad nos vemos esclavizados por muchas pasiones y vicios (Mt 12) El Señor necesita el pollino, porque desea soltar los vínculos de nuestros pecados.

Orígenes, sup. Ioan tomo sive tract. 11. Yo opino, sin temor a equivocarme, que la aldea donde se encontraba la burra atada con el pollino es este mundo (esto es, la tierra); porque toda la tierra, vista desde arriba, es como una aldea respecto del universo, y por tanto se la designa así, sin añadirle otro nombre.

San Ambrosio. Tampoco es indiferente que sean dos discípulos los que se encaminan a aquel sitio. Pedro fue enviado a Cornelio, y Pablo a los demás; por tanto, no designó a las personas, sino estableció el número de ellas. Con todo, si alguno desea conocer sus nombres, puede creer que uno fue Felipe, a quien el Espíritu Santo envió a Gaza, cuando bautizó al eunuco de la reina Candace (Ac 8) Teofiactus, super misit. duos discípulos. También da a conocer la circunstancia de que envió dos que al entrar el pueblo gentil y sujetarse al yugo del Señor constituyen dos jerarquías: la de los profetas y la de los apóstoles. Le llevan a cierta aldea para darnos a conocer que este pueblo era rústico e ignorante.

San Ambrosio. Habiendo ido, pues, para desatar al pollino, no hablaron por cuenta propia sino que dijeron las mismas palabras que Jesús; para que conozcamos que infundieron la fe en los pueblos gentiles, no por su palabra, sino por la de Dios, y no en su propio nombre, sino en el de Cristo y que las potestades enemigas, que dominaban a los gentiles, cesaron en virtud del mandato divino.

Orígenes, ut sup. Los discípulos ponen sus vestidos sobre el pollino y hacen subir sobre él al Salvador cuando toman la palabra de Dios y la ponen sobre las almas de los que la oyen. También se quitaban sus vestidos y los tendían sobre el camino, porque los vestidos de los apóstoles no eran otra cosa que las buenas acciones; y en verdad que una vez soltado el pollino por los discípulos, y llevando sobre sí a Jesús, marcha por encima de los vestidos de los apóstoles cuando se imita su doctrina y su vida. ¡Quién de nosotros tan dichoso que lleve sobre sí a Jesús!

San Ambrosio. No se complacía el Señor del mundo en ir sobre el lomo de un pollino; pero era éste un misterio latente de su presencia invisible en lo interior de las almas, en que se asienta como místico guía, dirige los pasos de la inteligencia y refrena la concupiscencia de la carne, siendo su palabra la rienda y el aguijón.


Catena aurea ES 10901