Congregación para el Clero 582


CONGREGACION PARA EL CLERO

EL PRESBITERO, MAESTRO DE LA PALABRA, MINISTRO DE LOS SACRAMENTOS Y GUIA DE LA COMUNIDAD,

ANTE EL TERCER MILENIO CRISTIANO

Vaticano a 19 de Marzo de 1999

Solemnidad de San José

patron de la Iglesia Universal

A los Emmos. y Excmos. Ordinarios:

La Iglesia entera se prepara en espiritu de penitencia al inminente ingreso en el Tercer Milenio de la Encarnacion del Verbo, estimulada por la continua solicitud apostolica del Sucesor de Pedro hacia una siempre mas viva memoria de la voluntad de su divino Fundador.

En intima comunion de intenciones, la Congregacion para el Clero, en su Asamblea Plenaria, reunida en los dias 13-15 octubre 1998, ha decidido confiar a todos los Obispos esta Carta Circular dirigida, a través de ellos, a todos los sacerdotes. El Santo Padre, en el discurso pronunciado en tal ocasion, decia: " La prospectiva de la nueva evangelizacion encuentra un momento fuerte en el compromiso del Grande Jubileo. Aqui se cruzan en modo providencial las vias trazadas por la Carta Apostolica Tertio Millennio adveniente y aquellas indicadas por los Directorios para los Presbiteros y para los Diaconos permanentes, por la Instruccion sobre algunas cuestiones acerca de la colaboracion de los fieles laicos en el ministerio pastoral de los sacerdotes y por cuanto sera fruto de la presente Plenaria. Gracias a la universal aplicacion de estos documentos, la ya familiar expresion nueva evangelizacion se podra traducir mas eficazmente en operante realidad ".

Se trata de un instrumento que - atento a las actuales circunstancias, es destinado a provocar un examen de conciencia de cada uno de los Sacerdotes y de los presbiterios, sabiendo que el nombre del amor, en el tiempo, es fidelidad. En el texto se subrayan en modo especial las ensenanzas del concilio, de los papas y se remite a otros documentos recordados por el mismo Sumo Pontifice. Se trata, en efecto, de documentos fundamentales para responder a las auténticas exigencias de los tiempos y no correr en vano en la mision evangelizadora.

Los puntos que se presentan al final de cada uno de los capitulos no tienen como finalidad una respuesta a la Congregacion; los mismos constituyen, sobre todo, una ayuda, en cuanto buscan interpelar la realidad cotidiana a la luz de las mencionadas ensenanzas. Los destinatarios se pueden servir de los mismos en las modalidades que estimen mas convenientes.

Conscientes de que ninguna empresa misionera podria ser realisticamente lleva a término sin el compromiso motivado y el entusiasmo de los Sacerdotes, primeros y preciosos colaboradores del Orden Episcopal, con esta Carta Circular se pretende, entre otras cosas, ofrecer una ayuda también para las jornadas sacerdotales, los retiros, los ejercicios espirituales y las reuniones presbiterales, promovidas en las diferentes circunscripciones, en este periodo propedéutico al Grande Jubileo y, sobre todo, durante la celebracion del mismo.

Con el augurio que la Reina de los Apostoles, estrella luminosa, guie los pasos de sus dilectos Sacerdotes, hijos en su Hijo, por los caminos de la comunion efectiva, de la fidelidad, del ejercicio generoso e integral de su indispensable ministerio, deseo todo bien en el Senor y manifiesto mis sentimientos con mi cordial vinculo de afecto colegial.

Dario Card. Castrillon Hoyos

Prefecto

Csaba Ternyak

Secretario


INTRODUCCION

Nacida y desarrollada en el fértil terreno de la gran tradicion catolica, la doctrina que describe al presbitero como maestro de la Palabra, ministro de los sacramentos y guia de la comunidad cristiana que le ha sido encomendada, constituye un camino de reflexion sobre su identidad y su mision en la Iglesia. Siempre la misma y, al mismo tiempo, siempre nueva, tal doctrina necesita ser meditada, también hoy, con fe y esperanza de cara a la nueva evangelizacion a la que el Espiritu Santo esta llamando a todos los fieles por medio de la persona y la autoridad del Santo Padre.

Es necesario un creciente empeno apostolico de todos en la Iglesia, renovado y generoso, personal y al mismo tiempo comunitario. Pastores y fieles, animados especialmente por el testimonio y las ensenanzas luminosas de Juan Pablo II, deben comprender siempre con mayor profundidad que es el momento de acelerar el paso, de mirar hacia adelante con ardiente espiritu apostolico, de prepararse a atravesar los umbrales del siglo XXI con una actitud decidida a abrir de par en par las puertas de la historia a Jesucristo, nuestro Dios y unico Salvador. Pastores y fieles han de sentirse llamados a hacer que en el 2000 resuene con renovado vigor la proclamacion de la verdad: " Ecce natus est nobis Salvator mundi ".(1)

" En los paises de antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias mas jovenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso es necesaria una "nueva evangelizacion" o "reevangelizacion" ".(2) La nueva evangelizacion representa, pues, ante todo una reaccion maternal de la Iglesia ante el debilitamiento de la fe y el oscurecimiento de las exigencias morales de la vida cristiana en la conciencia de tantos hijos suyos. Son muchos, en efecto, los bautizados que, ciudadanos de un mundo religiosamente indiferente, aun manteniendo quizas una cierta fe, viven sin embargo en el indiferentismo religioso y moral, alejados de la Palabra y de los sacramentos, fuentes esenciales de la vida cristiana. Existen también otras muchas personas, nacidas de padres cristianos y quizas también ellas bautizadas, que no han recibido sin embargo los fundamentos de la fe y llevan una vida practicamente atea. A todos ellos mira la Iglesia con amor sintiendo de modo particular el urgente deber de atraerlos a la comunion eclesial donde, con la gracia del Espiritu Santo, podran reencontrar a Jesucristo y al Padre.

Junto a este empeno de una nueva evangelizacion, que vuelva a encender en muchas conciencias cristianas la luz de la fe y haga resonar en la sociedad el alegre anuncio de la salvacion, la Iglesia siente fuertemente la responsabilidad de su perenne mision ad gentes, es decir, el derecho-deber de llevar el Evangelio a cuantos no conocen todavia a Cristo y no participan de sus dones salvificos. Para la Iglesia, Madre y Maestra, la mision ad gentes y la nueva evangelizacion constituyen, hoy mas que nunca, aspectos inseparables del mandato de ensenar, santificar y guiar a todos los hombres hacia el Padre. También los cristianos fervientes, que son tantos, tienen necesidad de que se les anime amable y continuamente a buscar la propia santidad, a la que son llamados por Dios y por la Iglesia. Aqui esta el verdadero motor de la nueva evangelizacion.

Todo fiel cristiano, todo hijo de la Iglesia deberia sentirse interpelado por esta comun y urgente responsabilidad, pero de un modo muy particular los sacerdotes, especialmente elegidos, consagrados y enviados para hacer presente a Cristo como auténticos representantes y mensajeros suyos.(3) Se impone, pues, la necesidad de ayudar a todos los presbiteros seculares y religiosos a asumir en primera persona " la tarea pastoral prioritaria de la nueva evangelizacion "(4) y a redescubrir, a la luz de tal empeno, la llamada divina a servir a la porcion del pueblo de Dios que les ha sido encomendada, como maestros de la Palabra, ministros de los sacramentos y pastores del rebano.

Capitulo I


AL SERVICIO DE LA NUEVA EVANGELIZACION

" Yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayais " (Jn 15,16)

583
1. La nueva evangelizacion tarea de toda la Iglesia

La llamada y el invitacion por parte del Senor son siempre presentes, pero en las actuales circunstancias historicas, adquieren un relieve particular. El final del siglo XX manifiesta, en efecto, fenomenos contrastantes desde el punto de vista religioso. Si de una parte, se constata un alto grado de secularizacion en la sociedad, que vuelve la espalda a Dios y se cierra a toda referencia trascendente, emerge por otra parte, cada vez con mas fuerza una religiosidad que trata de saciar la innata aspiracion de Dios presente en el corazon de todos los hombres, pero que no siempre logra encontrar un desahogo satisfactorio. " La mision de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, esta aun lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta mision se halla todavia en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energias en su servicio ".(5) Este urgente empeno misionero se desarrolla hoy, en gran medida, en el cuadro de la nueva evangelizacion de tantos paises de antigua tradicion cristiana en los que ha decaido sin embargo en gran medida, el sentido cristiano de la vida. Pero también se dirige hacia el ambito mas amplio de toda la humanidad, hacia donde los hombres aun no han oido o no han comprendido todavia bien el anuncio de la salvacion traida por Cristo.

Es un hecho dolorosamente real la presencia, en muchos lugares y ambientes, de personas que han oido hablar de Jesucristo pero que parecen conocer y aceptar su doctrina mas como un conjunto de valores éticos generales que como compromisos de vida real. Es elevado el numero de bautizados que se alejan del seguimiento de Cristo y que viven un estilo de vida marcado por el relativismo. El papel de fe cristiana se ha reducido, en muchos casos, a un factor puramente cultural, a una dimension meramente privada, sin ninguna relevancia en la vida social de los hombres y de los pueblos.(6)

Después de veinte siglos de cristianismo no son pocos ni pequenos los campos abiertos a la mision apostolica. Todos los cristianos, por razon de su sacerdocio bautismal (cfr. 1P
1P 2,4-5 1P 1P 2,9 Ap 1, 5-6, Ap 9-10 Ap 20,6), deben saberse llamados a colaborar segun sus circunstancias personales en la nueva mision evangelizadora, que se configura como una responsabilidad eclesial comun.(7) La responsabilidad de la actividad misionera " incumbe ante todo al Colegio episcopal encabezado por el Sucesor de Pedro ".(8) Como " colaboradores del Obispo, los presbiteros, en virtud del sacramento del Orden, estan llamados a compartir la solicitud por la mision ".(9) Se puede por tanto decir que, en un cierto sentido, los presbiteros son " los primeros responsables de esta nueva evangelizacion del tercer milenio ".(10)

La sociedad contemporanea, animada por las muchas conquistas técnicas y cientificas, ha desarrollado un profundo sentido de independencia critica ante cualquier autoridad o doctrina, ya sea secular o religiosa. Esto exige que el mensaje cristiano de salvacion, aunque siempre permanecera su condicion de misterio, sea explicado a fondo y presentado con la amabilidad, la fuerza y la capacidad de atraer que poseia en la primera evangelizacion, sirviéndose con prudencia de todos los medios idoneos que ofrecen las técnicas modernas, pero sin olvidar que los instrumentos nunca podran llegar a sustituir el testimonio directo de una vida de santidad. La Iglesia tiene necesidad de verdaderos testigos, comunicadores del Evangelio en todos los sectores de la vida social. De ahi que los fieles cristianos en general, y los sacerdotes en particular, deban adquirir una profunda y recta formacion filosofico-teologica(11) que les permita dar razon de su fe y de su esperanza y, al mismo tiempo, advertir la imperiosa necesidad de presentarla siempre de un modo constructivo, con una disposicion personal de dialogo y comprension. El anuncio del Evangelio no puede, sin embargo, agotarse en el dialogo; la audacia de la verdad es, en efecto, un reto ineludible ante la tentacion de buscar una facil popularidad o ante la propia comodidad.

En la realizacion de la obra evangelizadora tampoco conviene olvidar que algunos conceptos y palabras, con los que tradicionalmente ha sido realizada, han llegado a ser casi incomprensibles en la mayor parte de las culturas contemporaneas. Conceptos como el de pecado original y sus consecuencias, redencion, cruz, necesidad de la oracion, sacrificio voluntario, castidad, sobriedad, obediencia, humildad, penitencia, pobreza, etc., han perdido en algunos contextos su original sentido positivo cristiano. Por eso la nueva evangelizacion, con extrema fidelidad a la doctrina de fe ensenada constantemente por la Iglesia y con un fuerte sentido de responsabilidad respecto del vocabulario doctrinal cristiano, debe ser capaz también de encontrar modos idoneos de expresarse hoy en dia, ayudando a recuperar el sentido profundo de estas realidades humanas y cristianas fundamentales, sin que por ello deba renunciar a la formulacion de la fe, ya fijada y adquirida, que se contiene de modo sintético en el Credo.(12)

584
2. La necesaria e insustituible funcion de los sacerdotes

Aunque los pastores " no fueron constituidos por Cristo para asumir por si solos toda la mision salvifica de la Iglesia acerca del mundo ",(13) desempenan, sin embargo, una funcion evangelizadora insustituible. La exigencia de una nueva evangelizacion hace apremiante la necesidad de encontrar un modo de ejercitar el ministerio sacerdotal que esté realmente en consonancia con la situacion actual, que lo impregne de incisividad y lo haga apto para responder adecuadamente a las circunstancias en las que debe desarrollarse. Todo esto, sin embargo, debe ser realizado dirigiéndose siempre a Cristo, nuestro unico modelo, sin que las circunstancias del tiempo presente aparten nuestra mirada de la meta final. No son unicamente, en efecto, las circunstancias socio-culturales las que nos deben empujar a una renovacion espiritual valida sino, sobre todo, el amor a Cristo y a su Iglesia.

La meta de nuestros esfuerzos es el Reino definitivo de Cristo, la recapitulacion en l de todas las cosas creadas. Y aunque esa meta solo sera plenamente alcanzada al final de los tiempos, ya ahora esta sin embargo presente a través del Espiritu Santo vivificador, por medio del cual Jesucristo ha constituido su Cuerpo, que es la Iglesia, como sacramento universal de salvacion.(14)

Cristo, Cabeza de la Iglesia y Senor de la entera creacion, continua actuando salvificamente entre los hombres, y precisamente en este marco operativo encuentra su lugar propio el sacerdocio ministerial. Cristo quiere implicar de modo especial a sus sacerdotes en ese atraer hacia si a todos (cfr.
Jn 12,32). Nos hallamos ante un designio divino (la voluntad de Dios de implicar a toda la Iglesia con sus ministros en la obra de la redencion), que si bien esta claramente atestiguado en la doctrina de la fe y por la teologia, encuentra todavia no pocas dificultades para ser aceptado por los hombres de nuestro tiempo. Hoy en dia, de hecho, muchos discuten la mediacion sacramental y la estructura jerarquica de la Iglesia; se cuestiona su necesidad y su fundamento.

Como la vida de Cristo también la del presbitero ha de ser una vida consagrada, en Su nombre, a anunciar con autoridad la amorosa voluntad del Padre (cfr. Jn 17,4 Eb Jn 10,7-10). Este fue el comportamiento del Mesias: sus anos de vida publica estuvieron dedicados " a hacer y a ensenar " (Hech 1, 1), por medio de una predicacion llena de autoridad (cfr. Mt 7,29). Ciertamente tal autoridad le correspondia ante todo por su condicion divina, pero también, a los ojos de la gente, por su modo de actuar sincero, santo, perfecto. De igual manera el presbitero debe unir a la autoridad espiritual objetiva, que posee por fuerza de la sagrada ordenacion,(15) una autoridad subjetiva que proceda de su vida sincera y santificada,(16) de su caridad pastoral, que es manifestacion de la caridad de Cristo.(17) No ha perdido actualidad la exhortacion que San Gregorio Magno dirigia a los sacerdotes: " Es necesario que él (el pastor) sea puro en el pensamiento, ejemplar en el obrar, discreto en su silencio, util con su palabra; esté cerca de cada uno con su compasion y dedicado mas que nadie a la contemplacion; sea un aliado humilde de quien hace el bien, pero por su celo por la justicia, sea inflexible contra los vicios de los pecadores; no atenue el cuidado de la vida interior en las ocupaciones externas, ni deje de proveer a las necesidades externas por la solicitud del bien interior ".(18)

En nuestros dias, como en toda época, en la Iglesia -afirmaba el Santo Padre, refiriéndose concretamente a la recristianizacion de Europa pero con palabras que tienen validez universal- " se necesitan heraldos del Evangelio expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazon del hombre de hoy, participen de sus gozos y esperanzas, de sus angustias y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos, enamorados de Dios. Para esto se necesitan nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa han sido los santos. Debemos suplicar al Senor que aumente el espiritu de santidad en la Iglesia y nos mande nuevos santos para evangelizar al mundo de hoy ".(19) Se debe tener presente que no pocos de nuestros contemporaneos se forman una cierta idea de Cristo y de la Iglesia, ante todo, a través de los sagrados ministros, por lo que resulta todavia mas urgente su testimonio genuinamente evangélico, de ser una " imagen viva y transparente de Cristo Sacerdote ".(20)

En el ambito de la accion salvifica de Cristo, se pueden distinguir dos objetivos inseparables. De un lado, una finalidad que podria ser definida como de caracter intelectual: ensenar, instruir a las muchedumbres que estaban como ovejas sin pastor (cfr. Mt 9,36), encaminar las inteligencias hacia la conversion (cfr. Mt 4,17). Y por otra parte mover los corazones de quienes le escuchaban hacia el arrepentimiento y la penitencia por los propios pecados, abriendo de esta manera camino a la recepcion del perdon divino. Asi es también hoy: " la llamada a la nueva evangelizacion es antes de nada una llamada a la conversion ",(21) y una vez que la Palabra de Dios ha instruido el entendimiento del hombre y ha movido su voluntad, alejandola del pecado, es entonces cuando la actividad evangelizadora alcanza su culmen a través de la participacion fructuosa en los sacramentos y, sobre todo, en la celebracion eucaristica. Como ensenaba Pablo VI, " la tarea de evangelizacion es propiamente la de educar en la fe de manera tal que ella conduzca a cada cristiano a vivir los sacramentos como verdaderos sacramentos de la fe, y no a recibirlos pasivamente, o a tolerarlos ".(22)

La evangelizacion incluye: anuncio, testimonio, dialogo y servicio, y se fundamenta en la union de tres elementos inseparables: la predicacion de la Palabra, el ministerio sacramental y la guia de los fieles.(23) No tendria sentido una predicacion que no formase continuamente a los fieles y no desembocase en la practica sacramental, ni tampoco lo tendria una participacion en los sacramentos separada de la plena aceptacion de la fe y los principios morales, o en la que faltase la conversion sincera del corazon. Si desde un punto de vista pastoral el primer lugar en orden a la accion le corresponde, logicamente, a la funcion de predicacacion,(24) en el orden de la intencion o finalidad el primer puesto debe ser asignado a la celebracion de los sacramentos y, en particular, de la Penitencia y de la Eucaristia.(25) Conjugar de manera armonica estas dos funciones es precisamente el modo de manifestar la integridad del ministerio pastoral del sacerdote al servicio de la nueva evangelizacion.

Un aspecto de esta nueva evangelizacion, que esta adquiriendo una importancia siempre mayor, es la formacion del sentido ecuménico de los fieles. El Concilio Vaticano II ha exhortado a todos los catolicos a que " participen con decision en la obra del ecumenismo " y " estimen los bienes verdaderamente cristianos, provenientes del patrimonio comun, que se encuentran entre nuestros hermanos separados ".(26) Al mismo tiempo también se debe tener en cuenta que " nada hay tan ajeno al ecumenismo como el falso irenismo que atenta contra la pureza de la doctrina catolica y oscurece su sentido genuino y cierto ".(27) En consecuencia, los presbiteros deberan vigilar para que el ecumenismo se desarrolle en el respeto fiel a los principios senalados por el Magisterio de la Iglesia, en los que no hay fractura sino armonica continuidad.


PUNTOS DE REFLEXION

585
1. ¿Se siente realmente en nuestras comunidades eclesiales y, especialmente entre nuestros sacerdotes, la necesidad y urgencia de la nueva evangelizacion?

2. ¿Se predica abundantemente sobre ella? ¿Se tiene presente en las reuniones de los presbiteros, en los programas pastorales, en los medios de formacion permanente?

586
3. ¿Estan los sacerdotes especialmente empenados en la promocion audaz de una mision evangelizadora nueva; -nueva sobre todo " en su ardor, en sus métodos, en su expresion "(28) -ad intra y ad extra de la Iglesia?

587
4. ¿Consideran los fieles al sacerdocio como un don divino, tanto para quién lo recibe, como para la misma comunidad, o lo ven en clave de pura funcionalidad organizativa? ¿Se ensena a rezar para que el Senor conceda vocaciones sacerdotales y para que no falte la generosidad necesaria para responder afirmativamente?

588
5. ¿Se mantiene en la predicacion de la Palabra de Dios y en la catequesis la debida proporcion entre el aspecto de instruccion en la fe y practica de los sacramentos? ¿Se caracteriza la actividad evangelizadora de los presbiteros por la complementariedad entre predicacion y sacramentalidad, entre " munus docendi " y " munus sanctificandi "?

Capitulo II


MAESTROS DE LA PALABRA

" Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creacion " (Mc 16,15)

589
1. Los presbiteros, maestros de la Palabra " nomine Christi et nomine Ecclesiae "

Un punto de partida adecuado para la correcta comprension del ministerio pastoral de la Palabra es la consideracion de la revelacion de Dios en si misma. " Por esta revelacion, Dios invisible (cfr.
Col 1,15 1Tm 1,17), movido por su gran amor, habla a los hombres como amigos (cfr. Ex 33,11 Jn 15,14-15) y mora con ellos (cfr. Ba 3,38), para invitarlos a la comunicacion consigo y recibirlos en su compania ".(29) En la Escritura el anuncio del Reino no habla solo de la gloria de Dios, sino que la hace brotar de su mismo anuncio. El Evangelio predicado en la Iglesia no es solamente mensaje, sino una divina y salutifera accion experimentada por aquellos que creen, que sienten, que obedecen al mensaje y lo acogen.

Por tanto, la Revelacion no se limita a instruirnos sobre la naturaleza de un Dios que vive en una luz inaccesible, sino que al mismo tiempo nos muestra cuanto hace Dios por nosotros con la gracia. La Palabra revelada, al ser presentada y actualizada " en " y " por medio " de la Iglesia, es un instrumento mediante el cual Cristo actua en nosotros con su Espiritu. La Palabra es, al mismo tiempo, juicio y gracia. Al escucharla, el contacto con Dios mismo interpela los corazones de los hombres y pide una decision que no se resuelve en un simple conocimiento intelectual sino que exige la conversion del corazon.

" Los presbiteros, como cooperadores de los Obispos, tienen como primer cometido predicar el Evangelio de Dios a todos; para (...) constituir e incrementar el Pueblo de Dios ".(30) Precisamente porque la predicacion de la Palabra no es la mera transmision intelectual de un mensaje, sino " poder de Dios para la salvacion de todo el que cree " (cfr. Rm 1,16), realizada de una vez para siempre en Cristo, su anuncio en la Iglesia exige, en quienes anuncian, un fundamento sobrenatural que garantice su autenticidad y su eficacia. La predicacion de la Palabra por parte de los ministros sagrados participa, en cierto sentido, del caracter salvifico de la Palabra misma, y ello no por el simple hecho de que hablen de Cristo, sino porque anuncian a sus oyentes el Evangelio con el poder de interpelar que procede de su participacion en la consagracion y mision del mismo Verbo de Dios encarnado. En los oidos de los ministros resuenan siempre aquellas palabras del Senor: " Quien a vosotros oye, a mi me oye; quien a vosotros desprecia, a mi me desprecia " (Lc 10,16), y pueden decir con Pablo: " nosotros no hemos recibido el espiritu del mundo, sino el Espiritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido; y ensenamos estas cosas no con palabras aprendidas por sabiduria humana, sino con palabras aprendidas del Espiritu, expresando las cosas espirituales con palabras espirituales " (1Co 2,12-13). La predicacion queda asi configurada como un ministerio que surge del sacramento del Orden y que se ejercita con la autoridad de Cristo.

Sin embargo, la gracia del Espiritu Santo no garantiza de igual manera todas las acciones de los ministros. Mientras que en la administracion de los sacramentos existe esa garantia, de modo que ni siquiera el pecado del ministro puede llegar a impedir el fruto de la gracia, existen también otras muchas acciones en las cuales la componente humana del ministro adquiere una notable importancia. Y su impronta puede tanto beneficiar como perjudicar a la fecundidad apostolica de la Iglesia.(31) Si bien el entero munus pastorale debe estar impregnado de sentido de servicio, tal cualidad resulta especialmente necesaria en el ministerio de la predicacion, pues cuanto mas siervo de la Palabra, y no su dueno, es el ministro, tanto mas la Palabra puede comunicar su eficacia salvifica.

Este servicio exige la entrega personal del ministro a la Palabra predicada, una entrega que, en ultimo término, mira a Dios mismo, " al Dios, a quien sirvo con todo mi espiritu en la predicacion del Evangelio de su Hijo " (Rm 1,9). El ministro no debe ponerle obstaculos, ni persiguiendo fines ajenos a su mision, ni apoyandose en sabiduria humana o en experiencias subjetivas que podrian oscurecer el mismo Evangelio. ¡La Palabra de Dios no puede ser instrumentalizada! Antes al contrario, el predicador " debe ser el primero en tener una gran familiaridad personal con la Palabra de Dios (...), debe ser el primer "creyente" de la Palabra, con la plena conciencia de que las palabras de su ministerio no son "suyas", sino de Aquél que lo ha enviado ".(32)

Existe, por tanto, una especial relacion entre oracion personal y predicacion. Al meditar la Palabra de Dios en la oracion personal debe también manifestarse de modo espontaneo " la primacia de un testimonio de vida, que hace descubrir la potencia del amor de Dios y hace persuasiva la palabra del predicador ".(33) Fruto de la oracion personal es también una predicacion que resulta incisiva no solo por su coherencia especulativa, sino porque nace de un corazon sincero y orante, consciente de que la tarea del ministro " no es la de ensenar la propia sabiduria, sino la Palabra de Dios e invitar con insistencia a todos a la conversion y a la santidad ".(34) Para ser eficaz, la predicacion de los ministros requiere estar firmemente fundada sobre su espiritu de oracion filial: " sit orator, antequam dictor ".(35)

En la vida personal de oracion de los sacerdotes encuentran apoyo e impulso la conciencia de su ministerialidad, el sentido vocacional de su vida, su fe viva y apostolica. Aqui se alcanza también, un dia tras otro, el celo por la evangelizacion. Y ésta, convertida en conviccion personal, se traduce en una predicacion persuasiva, coherente y convincente. En este sentido, el rezo de la Liturgia de las Horas no mira solo a la piedad personal, ni se agota en ser oracion publica de la Iglesia, sino que posee también una gran utilidad pastoral(36) en cuanto ocasion privilegiada para familiarizarse con la doctrina biblica, patristica, teologica y magisterial, que después de interiorizada es derramada sobre el Pueblo de Dios a través de la predicacion.

590
2. Para un anuncio eficaz de la Palabra

En la perspectiva de la nueva evangelizacion se debe subrayar la importancia de hacer madurar en los fieles el significado de la vocacion bautismal, es decir, la conviccion de estar llamados por Dios para seguir a Cristo de cerca y para colaborar personalmente en la mision de la Iglesia. " Trasmitir la fe es revelar, anunciar y profundizar en la vocacion cristiana, esa llamada que Dios dirige a cada hombre al manifestarle el misterio de la salvacion ".(37) Es, pues, funcion de la obra de evangelizacion manifestar a Cristo delante de los hombres, porque solo l, " el nuevo Adan, en la revelacion misma del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacion ".(38)

Nueva evangelizacion y sentido vocacional de la existencia del cristiano caminan en unidad. Y es ésta la " buena nueva " que debe ser anunciada a los fieles sin reduccionismos ni respecto a su bondad ni a la exigencia de alcanzarla, recordando al mismo tiempo que " ciertamente apremia al cristiano la necesidad y el deber de luchar con muchas tribulaciones contra el mal, e incluso de sufrir la muerte; pero, asociado al misterio pascual y configurado con la muerte de Cristo, podra ir al encuentro de la resurreccion robustecido por la esperanza ".(39)

La nueva evangelizacion pide un ardiente ministerio de la Palabra, integral y bien fundado, con un claro contenido teologico, espiritual, liturgico y moral, atento a satisfacer las concretas necesidades de los hombres. No se trata, evidentemente, de caer en la tentacion del intelectualismo que, mas que iluminar, podria llegar a oscurecer las conciencias cristianas; sino de desarrollar una verdadera " caridad intelectual " mediante una permanente y paciente catequesis sobre las verdades fundamentales de la fe y la moral catolicas y su influjo en la vida espiritual. Entre las obras de misericordia espirituales destaca la instruccion cristiana, pues la salvacion tiene lugar en el conocimiento de Cristo, ya que " no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos " (Hch 4, 12).

Este anuncio catequético no se puede desarrollar sin el vehiculo de la sana teologia, pues, evidentemente, no se trata solo de repetir la doctrina revelada, sino de formar la inteligencia y la conciencia de los creyentes sirviéndose de dicha doctrina, para que puedan vivir de forma coherente las exigencias de la vocacion bautismal. La nueva evangelizacion se llevara a cabo en la medida en que, no solo la Iglesia en su conjunto y cada una de sus instituciones, sino también cada cristiano, sean puestos en condiciones de vivir la fe y de hacer de la propia existencia un motivo viviente de credibilidad y una creible apologia de la fe.

Evangelizar significa, en efecto, anunciar y propagar, con todos los medios honestos y adecuados disponibles, los contenidos de la verdades reveladas (la fe trinitaria y cristologica, el sentido del dogma de la creacion, las verdades escatologicas, la doctrina sobre la Iglesia, sobre el hombre, la ensenanza de fe sobre los sacramentos y los demas medios de salvacion, etc.) Y significa también, al mismo tiempo, ensenar a traducir esas verdades en vida concreta, en testimonio y compromiso misionero.

El empeno en la formacion teologica y espiritual (en la formacion permanente de los sacerdotes y diaconos y en la formacion de todos los fieles) es ineludible y, al mismo tiempo, enorme. Es necesario, pues, que el ejercicio del ministerio de la Palabra y quienes lo realizan estén a la altura de las circunstancias. Su eficacia, basada antes que nada en la ayuda divina, dependera de que se lleve a cabo también con la maxima perfeccion humana posible. Un anuncio doctrinal, teologico y espiritual renovado del mensaje cristiano -anuncio que debe encender y purificar en primer lugar las conciencias de los bautizados- no puede ser improvisado perezosa o irresponsablemente. Ni puede tampoco decaer entre los presbiteros la responsabilidad de asumir en primera persona esa tarea de anunciar, especialmente en lo que se refiere al ministerio homilético, que no puede ser confiado a quien no haya sido ordenado,(40) ni facilmente delegado en quien no esté bien preparado.

Pensando en la predicacion sacerdotal es necesario insistir, como siempre se ha hecho, en la importancia de la preparacion remota que puede concretarse, por ejemplo, en una orientacion adecuada de las propias lecturas, e incluso de los propios intereses, hacia aspectos que puedan mejorar la preparacion de los sagrados ministros. La sensibilidad pastoral de los predicadores debe estar continuamente pendiente de individuar los problemas que preocupan a los hombres y sus posibles soluciones. " Ademas, para responder convenientemente a los problemas propuestos por los hombres de nuestro tiempo, es menester que los presbiteros conozcan los documentos del Magisterio, y sobre todo, de los Concilios y Romanos Pontifices, y consulten los mejores y mas probados autores de teologia ",(41) sin olvidarse de consultar el Catecismo de la Iglesia Catolica. En este sentido convendria insistir sin cansancio en la importancia de la formacion permanente del clero, teniendo como referencia el Directorio para el ministerio y la vida de los presbiteros.(42) Todo esfuerzo en este campo sera recompensado con abundantes frutos. Junto a lo dicho, es también importante una preparacion proxima de la predicacion de la Palabra de Dios. Salvo en casos excepcionales en los que no cabra hacerlo de otro modo, la humildad y la laboriosidad deben llevar a preparar con atencion al menos un esquema de lo que se debe decir.

La fuente principal de la predicacion debe ser, logicamente, la Sagrada Escritura, profundamente meditada en la oracion personal y conocida a través del estudio y la lectura de libros adecuados.(43) La experiencia pastoral pone de manifiesto que la fuerza y la elocuencia del Texto sagrado mueven profundamente a los oyentes. Asi mismo, los escritos de los Padres de la Iglesia y de otros grandes autores de la Tradicion ensenan a penetrar y a hacer comprender a otros el sentido de la Palabra revelada,(44) lejos de cualquier forma de " fundamentalismo biblico " o de mutilacion del mensaje divino. Deberia constituir igualmente un punto de referencia para la preparacion de la predicacion la pedagogia con que la liturgia de la Iglesia lee, interpreta y aplica la Palabra de Dios en los diversos tiempos del ano liturgico. La consideracion, ademas, de la vida de los santos -con sus luchas y heroismos- ha producido en todo tiempo grandes frutos en las almas cristianas. También hoy, amenazados por comportamientos y doctrinas equivocas, los creyentes tienen especial necesidad del ejemplo de estas vidas heroicamente entregadas al amor de Dios y, por Dios, a los demas hombres. Todo esto es util para la evangelizacion, como lo es también el promover en los fieles, por amor de Dios, el sentido de solidaridad con todos, el espiritu de servicio, la generosa donacion a los demas. La conciencia cristiana madura precisamentea través de una referencia cada vez mas estrecha con la caridad.

Tiene también notable importancia para el sacerdote el cuidado de los aspectos formales de la predicacion. Vivimos en una época de informacion y de comunicacion rapida, en la que estamos habituados a escuchar y a ver profesionales valiosos de la television y de la radio. En cierto modo, el sacerdote, que es también un comunicador social singular, al transmitir su mensaje delante de los fieles entra en pacifica concurrencia con esos profesionales, y en consecuencia el mensaje ha de ser presentado de modo decididamente atractivo. Junto al saber aprovechar con competencia y espiritu apostolico los " nuevos pulpitos " que son los medios de comunicacion, el sacerdote debe, sobre todo, cuidar que su mensaje esté a la altura de la Palabra que predica. Los profesionales de los medios audiovisuales se preparan bien para cumplir su trabajo; no seria ciertamente exagerado que los maestros de la Palabra que se ocuparan de mejorar, con inteligente y paciente estudio, la calidad " profesional " de este aspecto de su ministerio. Hoy en dia, por ejemplo, esta volviendo con fuerza en diversos ambientes universitarios y culturales el interés por la retorica; quizas sea necesario despertarlo también entre los sacerdotes, sin separarlo de una actitud humilde y noblemente digna de presentarse y de conducirse.

La predicacion sacerdotal debe ser llevada a cabo, como la de Jesucristo, de modo positivo y estimulante, que arrastre a los hombres hacia la Bondad, la Belleza y la Verdad de Dios. Los cristianos deben hacer " irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que esta en el rostro de Cristo " (
2Co 4,6) y deben presentar la verdad recibida de modo interesante. ¿Como no encontrar en la Iglesia el atractivo de la exigencia, fuerte y serena a la vez, de la existencia cristiana? No hay nada que temer. " Desde que (la Iglesia) ha recibido como don, en el Misterio Pascual, la verdad ultima sobre la vida del hombre, se ha hecho peregrina por los caminos del mundo para anunciar que Jesucristo es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Entre los diversos servicios que la Iglesia ha de ofrecer a la humanidad, hay uno del cual es responsable de un modo muy particular: la diaconia de la verdad ".(45)

Resulta también de utilidad, logicamente, usar en la predicacion un lenguaje correcto y elegante, comprensible para todos nuestros contemporaneos, evitando banalidades y generalidades.(46) Es necesario hablar con auténtica vision de fe, pero con palabras comprensibles en los diversos ambientes y nunca con una terminologia propia de especialistas ni con concesiones al espiritu mundano. El " secreto " humano de una fructuosa predicacion de la Palabra consiste, en buena medida, en la " profesionalidad " del predicador, que sabe lo que quiere decir y como decirlo, y ha realizado una seria preparacion proxima y remota, sin improvisaciones de aficionado. Seria un danoso irenismo ocultar la fuerza de la plena verdad. Debe, pues, cuidarse con atencion el contenido de las palabras, el estilo y la diccion; debe ser bien pensado lo que se quiere acentuar con mayor fuerza y, en la medida de lo posible, sin caer en exagerada ostentacion, ha de ser cuidado el tono mismo de la voz. Hay que saber donde se quiere llegar y conocer bien la realidad existencial y cultural de los oyentes habituales; de este modo, conociendo la propia grey, no se incurre en teorias o generalizaciones abstractas. Conviene usar un estilo amable, positivo, que sabe no herir a las personas aun " hiriendo " las conciencias..., sin tener miedo de llamar a las cosas por su nombre.

Es muy util que los sacerdotes que colaboran en los diversos encargos pastorales se ayuden entre si mediante consejos fraternos sobre éstos y otros aspectos del ministerio de la Palabra. Por ejemplo, sobre el contenido de la predicacion, su calidad teologica y lingüistica, el estilo, la duracion -que debe ser siempre sobria-, los modos de decir y de moverse en el ambon, sobre el tono de voz -que debe ser normal, sin afectacion, aunque varie segun los momentos de la predicacion-, etc. De nuevo resulta necesaria la humildad al sacerdote para que se deje ayudar por sus hermanos, e incluso, quizas indirectamente, por los fieles que participan en sus actividades pastorales.


Congregación para el Clero 582