Congregacion para la Doctrina de la Fe - IV. UNICIDAD Y UNIDAD DE LA IGLESIA

IV. UNICIDAD Y UNIDAD DE LA IGLESIA


16. El Senor Jesús, unico salvador, no establecio una simple comunidad de discipulos, sino que constituyo a la Iglesia como misterio salvifico: l mismo esta en la Iglesia y la Iglesia esta en l (cf. Jn 15,1ss; Ga 3,28 Ep 4,15-16 Ac 9,5); por eso, la plenitud del misterio salvifico de Cristo pertenece también a la Iglesia, inseparablemente unida a su Senor. Jesucristo, en efecto, continua su presencia y su obra de salvacion en la Iglesia y a través de la Iglesia (Col 1,24-27),47 que es su cuerpo (1Co 12,12-13 1Co 12,27 Col 1,18).48 Y asi como la cabeza y los miembros de un cuerpo vivo aunque no se identifiquen son inseparables, Cristo y la Iglesia no se pueden confundir pero tampoco separar, y constituyen un unico " Cristo total ".49 Esta misma inseparabilidad se expresa también en el Nuevo Testamento mediante la analogia de la Iglesia como Esposa de Cristo (2Co 11,2 Ep 5,25-29 Ap 21,2 Ap 21,9).50

Por eso, en conexion con la unicidad y la universalidad de la mediacion salvifica de Jesucristo, debe ser firmemente creida como verdad de fe catolica la unicidad de la Iglesia por él fundada. Asi como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: " una sola Iglesia catolica y apostolica ".51 Ademas, las promesas del Senor de no abandonar jamas a su Iglesia (Mt 16,18 Mt 28,20) y de guiarla con su Espiritu (Jn 16,13) implican que, segun la fe catolica, la unicidad y la unidad, como todo lo que pertenece a la integridad de la Iglesia, nunca faltaran.52

Los fieles estan obligados a profesar que existe una continuidad historica -radicada en la sucesion apostolica-53 entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia catolica: " Esta es la unica Iglesia de Cristo [...] que nuestro Salvador confio después de su resurreccion a Pedro para que la apacentara (Jn 24,17), confiandole a él y a los demas Apostoles su difusion y gobierno (cf. Mt 28,18ss.), y la erigio para siempre como " columna y fundamento de la verdad " (1Tm 3,15). Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesia catolica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunion con él ".54 Con la expresion " subsitit in ", el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente solo en la Iglesia catolica, y por otro lado que " fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificacion y de verdad ",55 ya sea en las Iglesias que en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia catolica.56 Sin embargo, respecto a estas ultimas, es necesario afirmar que su eficacia " deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia catolica ".57


17. Existe, por lo tanto, una unica Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia catolica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunion con él.58 Las Iglesias que no estan en perfecta comunion con la Iglesia catolica pero se mantienen unidas a ella por medio de vinculos estrechisimos como la sucesion apostolica y la Eucaristia validamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares.59 Por eso, también en estas Iglesias esta presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunion con la Iglesia catolica al rehusar la doctrina catolica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma.60

Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado valido y la genuina e integra sustancia del misterio eucaristico,61 no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, estan en una cierta comunion, si bien imperfecta, con la Iglesia.62 En efecto, el Bautismo en si tiende al completo desarrollo de la vida en Cristo mediante la integra profesion de fe, la Eucaristia y la plena comunion en la Iglesia.63

" Por lo tanto, los fieles no pueden imaginarse la Iglesia de Cristo como la suma -diferenciada y de alguna manera unitaria al mismo tiempo- de las Iglesias y Comunidades eclesiales; ni tienen la facultad de pensar que la Iglesia de Cristo hoy no existe en ningun lugar y que, por lo tanto, deba ser objeto de busqueda por parte de todas las Iglesias y Comunidades ".64 En efecto, " los elementos de esta Iglesia ya dada existen juntos y en plenitud en la Iglesia catolica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades ".65 " Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus defectos, no estan desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvacion, porque el Espiritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvacion, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confio a la Iglesia ".66

La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesiad; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino " en cuanto obstaculo para la realizacion plena de su universalidad en la historia ".67

V. IGLESIA, REINO DE DIOS Y REINO DE CRISTO


18. La mision de la Iglesia es " anunciar el Reino de Cristo y de Dios, establecerlo en medio de todas las gentes; [la Iglesia] constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino ".68 Por un lado la Iglesia es " sacramento, esto es, signo e instrumento de la intima union con Dios y de la unidad de todo el género humano ";69 ella es, por lo tanto, signo e instrumento del Reino: llamada a anunciarlo y a instaurarlo. Por otro lado, la Iglesia es el " pueblo reunido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo ";70 ella es, por lo tanto, el " reino de Cristo, presente ya en el misterio ",71 constituyendo, asi, su germen e inicio. El Reino de Dios tiene, en efecto, una dimension escatologica: Es una realidad presente en el tiempo, pero su definitiva realizacion llegara con el fin y el cumplimiento de la historia.72

De los textos biblicos y de los testimonios patristicos, asi como de los documentos del Magisterio de la Iglesia no se deducen significados univocos para las expresiones Reino de los Cielos, Reino de Dios y Reino de Cristo, ni de la relacion de los mismos con la Iglesia, ella misma misterio que no puede ser totalmente encerrado en un concepto humano. Pueden existir, por lo tanto, diversas explicaciones teologicas sobre estos argumentos. Sin embargo, ninguna de estas posibles explicaciones puede negar o vaciar de contenido en modo alguno la intima conexion entre Cristo, el Reino y la Iglesia. En efecto, " el Reino de Dios que conocemos por la Revelacion, no puede ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia... Si se separa el Reino de la persona de Jesús, no es éste ya el Reino de Dios revelado por él, y se termina por distorsionar tanto el significado del Reino -que corre el riesgo de transformarse en un objetivo puramente humano e ideologico- como la identidad de Cristo, que no aparece como el Senor, al cual debe someterse todo (1Co 15,27); asimismo, el Reino no puede ser separado de la Iglesia. Ciertamente, ésta no es un fin en si misma, ya que esta ordenada al Reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento. Sin embargo, a la vez que se distingue de Cristo y del Reino, esta indisolublemente unida a ambos ".73


19. Afirmar la relacion indivisible que existe entre la Iglesia y el Reino no implica olvidar que el Reino de Dios -si bien considerado en su fase historica- no se identifica con la Iglesia en su realidad visible y social. En efecto, no se debe excluir " la obra de Cristo y del Espiritu Santo fuera de los confines visibles de la Iglesia ".74 Por lo tanto, se debe también tener en cuenta que " el Reino interesa a todos: a las personas, a la sociedad, al mundo entero. Trabajar por el Reino quiere decir reconocer y favorecer el dinamismo divino, que esta presente en la historia humana y la transforma. Construir el Reino significa trabajar por la liberacion del mal en todas sus formas. En resumen, el Reino de Dios es la manifestacion y la realizacion de su designio de salvacion en toda su plenitud ".75

Al considerar la relacion entre Reino de Dios, Reino de Cristo e Iglesia es necesario, de todas maneras, evitar acentuaciones unilaterales, como en el caso de " determinadas concepciones que intencionadamente ponen el acento sobre el Reino y se presentan como "reinocéntricas", las cuales dan relieve a la imagen de una Iglesia que no piensa en si misma, sino que se dedica a testimoniar y servir al Reino. Es una "Iglesia para los demas" -se dice- como "Cristo es el hombre para los demas"... Junto a unos aspectos positivos, estas concepciones manifiestan a menudo otros negativos. Ante todo, dejan en silencio a Cristo: El Reino, del que hablan, se basa en un "teocentrismo", porque Cristo -dicen- no puede ser comprendido por quien no profesa la fe cristiana, mientras que pueblos, culturas y religiones diversas pueden coincidir en la unica realidad divina, cualquiera que sea su nombre. Por el mismo motivo, conceden privilegio al misterio de la creacion, que se refleja en la diversidad de culturas y creencias, pero no dicen nada sobre el misterio de la redencion. Ademas el Reino, tal como lo entienden, termina por marginar o menospreciar a la Iglesia, como reaccion a un supuesto "eclesiocentrismo" del pasado y porque consideran a la Iglesia misma solo un signo, por lo demas no exento de ambigüedad ".76 Estas tesis son contrarias a la fe catolica porque niegan la unicidad de la relacion que Cristo y la Iglesia tienen con el Reino de Dios.

VI. LA IGLESIA Y LAS RELIGIONES EN RELACION CON LA SALVACION


20. De todo lo que ha sido antes recordado, derivan también algunos puntos necesarios para el curso que debe seguir la reflexion teologica en la profundizacion de la relacion de la Iglesia y de las religiones con la salvacion.

Ante todo, debe ser firmemente creido que la " Iglesia peregrinante es necesaria para la salvacion, pues Cristo es el unico Mediador y el camino de salvacion, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y l, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (Mt 16,16 Jn 3,5), confirmo a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta ".77 Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvifica universal de Dios (1Tm 2,4); por lo tanto, " es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvacion en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvacion ".78

La Iglesia es " sacramento universal de salvacion "79 porque, siempre unida de modo misterioso y subordinada a Jesucristo el Salvador, su Cabeza, en el diseno de Dios, tiene una relacion indispensable con la salvacion de cada hombre.80 Para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, " la salvacion de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relacion con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situacion interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espiritu Santo ".81 Ella esta relacionada con la Iglesia, la cual " procede de la mision del Hijo y la mision del Espiritu Santo ",82 segun el diseno de Dios Padre.


21. Acerca del modo en el cual la gracia salvifica de Dios, que es donada siempre por medio de Cristo en el Espiritu y tiene una misteriosa relacion con la Iglesia, llega a los individuos no cristianos, el Concilio Vaticano II se limito a afirmar que Dios la dona " por caminos que l sabe ".83 La Teologia esta tratando de profundizar este argumento, ya que es sin duda util para el crecimiento de la compresion de los designios salvificos de Dios y de los caminos de su realizacion. Sin embargo, de todo lo que hasta ahora ha sido recordado sobre la mediacion de Jesucristo y sobre las " relaciones singulares y unicas "84 que la Iglesia tiene con el Reino de Dios entre los hombres -que substancialmente es el Reino de Cristo, salvador universal-, queda claro que seria contrario a la fe catolica considerar la Iglesia como un camino de salvacion al lado de aquellos constituidos por las otras religiones. stas serian complementarias a la Iglesia, o incluso substancialmente equivalentes a ella, aunque en convergencia con ella en pos del Reino escatologico de Dios.

Ciertamente, las diferentes tradiciones religiosas contienen y ofrecen elementos de religiosidad, que proceden de Dios,85 y que forman parte de " todo lo que el Espiritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, asi como en las culturas y religiones ".86 De hecho algunas oraciones y ritos pueden asumir un papel de preparacion evangélica, en cuanto son ocasiones o pedagogias en las cuales los corazones de los hombres son estimulados a abrirse a la accion de Dios.87 A ellas, sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una eficacia salvifica ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos.88 Por otro lado, no se puede ignorar que otros ritos no cristianos, en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (1Co 10,20-21), constituyen mas bien un obstaculo para la salvacion.89


22. Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvacion de todos los hombres (Ac 17,30-31).90 Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista " marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que "una religion es tan buena como otra" ".91 Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situacion gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvificos.92 Sin embargo es necesario recordar a " los hijos de la Iglesia que su excelsa condicion no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, seran juzgados con mayor severidad ".93 Se entiende, por lo tanto, que, siguiendo el mandamiento de Senor (Mt 28,19-20) y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia " anuncia y tiene la obligacion de anunciar constantemente a Cristo, que es " el Camino, la Verdad y la Vida " (Jn 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilio consigo todas las cosas ".94

La mision ad gentes, también en el dialogo interreligioso, " conserva integra, hoy como siempre, su fuerza y su necesidad ".95 " En efecto, " Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad " (1Tm 2,4). Dios quiere la salvacion de todos por el conocimiento de la verdad. La salvacion se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la mocion del Espiritu de verdad estan ya en el camino de la salvacion; pero la Iglesia, a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvacion, la Iglesia debe ser misionera ".96 Por ello el dialogo, no obstante forme parte de la mision evangelizadora, constituye solo una de las acciones de la Iglesia en su mision ad gentes.97 La paridad, que es presupuesto del dialogo, se refiere a la igualdad de la dignidad personal de las partes, no a los contenidos doctrinales, ni mucho menos a Jesucristo -que es el mismo Dios hecho hombre- comparado con los fundadores de las otras religiones. De hecho, la Iglesia, guiada por la caridad y el respeto de la libertad,98 debe empenarse primariamente en anunciar a todos los hombres la verdad definitivamente revelada por el Senor, y a proclamar la necesidad de la conversion a Jesucristo y la adhesion a la Iglesia a través del bautismo y los otros sacramentos, para participar plenamente de la comunion con Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo. Por otra parte, la certeza de la voluntad salvifica universal de Dios no disminuye sino aumenta el deber y la urgencia del anuncio de la salvacion y la conversion al Senor Jesucristo.

CONCLUSION


23. La presente Declaracion, reproponiendo y clarificando algunas verdades de fe, ha querido seguir el ejemplo del Apostol Pablo a los fieles de Corinto: " Os transmiti, en primer lugar, lo que a mi vez recibi " (1Co 15,3). Frente a propuestas problematicas o incluso erroneas, la reflexion teologica esta llamada a confirmar de nuevo la fe de la Iglesia y a dar razon de su esperanza en modo convincente y eficaz.

Los Padres del Concilio Vaticano II, al tratar el tema de la verdadera religion, han afirmado: " Creemos que esta unica religion verdadera subsiste en la Iglesia catolica y apostolica, a la cual el Senor Jesús confio la obligacion de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apostoles: "Id, pues, y ensenad a todas las gentes, bautizandolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo, ensenandoles a observar todo cuanto yo os he mandado" (Mt 28,19-20). Por su parte todos los hombres estan obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla ".99

La revelacion de Cristo continuara a ser en la historia la verdadera estrella que orienta a toda la humanidad: 100 " La verdad, que es Cristo, se impone como autoridad universal ". 101 El misterio cristiano supera de hecho las barreras del tiempo y del espacio, y realiza la unidad de la familia humana: " Desde lugares y tradiciones diferentes todos estan llamados en Cristo a participar en la unidad de la familia de los hijos de Dios [...]. Jesús derriba los muros de la division y realiza la unificacion de forma original y suprema mediante la participacion en su misterio. Esta unidad es tan profunda que la Iglesia puede decir con san Pablo: " Ya no sois extranos ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios " (Ep 2,19) ". 102

El Sumo Pontifice Juan Pablo II, en la Audiencia del dia 16 de junio de 2000, concedida al infrascrito Cardenal Prefecto de la Congregacion para la Doctrina de la Fe, con ciencia cierta y con su autoridad apostolica, ha ratificado y confirmado esta Declaracion decidida en la Sesion Plenaria, y ha ordenado su publicacion.

Dado en Roma, en la sede de la Congregacion para la Doctrina de la Fe, el 6 de agosto de 2000, Fiesta de la Transfiguracion del Senor.

Joseph Card. Ratzinger

Prefecto

Tarcisio Bertone, S.D.B.

Arzobispo emérito de Vercelli

Secretario

Notas

(1) Conc. de Constantinopla I, Symbolum Costantinopolitanum: DS 150.

(2) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,1: AAS 83 (1991) 249-340.

(3) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes y Decl. Nostra aetate; cf. también Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi: AAS 68 (1976) 5-76; Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio.

(4) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetate,2.

(5) Pont. Cons. para el Dialogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelizacion de los Pueblos, Instr. Dialogo y anuncio,29; cf. Conc.Ecum. Vat II, Const. past. Gaudium et spes,22.

(6) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,55.

(7) Cf. Pont.Cons. para el Dialogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelizacion de los Pueblos, Instr. Dialogo y anuncio,9: AAS 84 (1992) 414-446.

(8) Juan Pablo II,Enc. Fides et ratio,5: AAS 91 (1999) 5?88.

(9) Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm.Dei verbum,2.

(10) Ibid.,4.

(11) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,5.

(12) Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio,14.

(13) Conc. Ecum. de Calcedonia, DS 301. Cf. S. Atanasio de Alejandria, De Incarnatione,54,3: SC 199,458.

(14) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum,4

(15) Ibid.,5.

(16) Ibid.

(17) 3 Cf. Catecismo de la Iglesia Catolica,144.

(18) Ibid.,150.

(19) Ibid.,153.

(20) Ibid.,178.

(21) Juan Pablo II, Enc. Fides et Ratio,13.

(22) Cf. ibid.,31-32.

(23) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetae,2. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes,9, donde se habla de todo lo bueno presente " en los ritos y en las culturas de los pueblos "; Const. dogm. Lumen gentium,16, donde se indica todo lo bueno y lo verdadero presente entre los no cristianos, que pueden ser considerados como una preparacion a la acogida del Evangelio.

(24) Cf. Conc. de Trento, Decr. de libris sacris et de traditionibus recipiendis: DS 1501; Conc. Ecum. Vat. I, Const. dogm.Dei Filius, cap. 2: DS 3006.

(25) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum,11.

(26) Ibid.

(27) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,55; cf. también 56. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi,53.

(28) Conc. Ecum. de Nicea I, DS 125.

(29) Conc. Ecum de Calcedonia, DS 301.

(30) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Gaudium et spes,22.

(31) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,6.

(32) Cf. San Leon Magno, Tomus ad Flavianum: DS 269.

(33) Cf. San Leon Magno, Carta " Promisisse me memini " ad Leonem I imp: DS 318: " In tantam unitatem ab ipso conceptu Virginis deitate et humanitate conserta, ut nec sine homine divina, nec sine Dio agerentur humana ". Cf. también ibid.: DS 317.

(34) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes,45. Cf. también Conc. de Trento, Decr. De peccato originali,3: DS 1513.

(35) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,3-4.

(36) Cf. ibid.,7.Cf. San Ireneo, el cual afirmaba que en la Iglesia " ha sido depositada la comunion con Cristo, o sea, el Espiritu Santo " (Adversus Haereses III,24,1: SC 211,216).

(37) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes,22.

(38) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,28.Acerca de " las semillas del Verbo " cf. también San Justino,2 Apologia,8,1-2,1-3; 13,3-6: ed. E. J. Goodspeed,84; 85; 88-89.

(39) Cf. ibid.,28-29.

(40) Ibid.,29.

(41) 3 Ibid.,5.

(42) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past.Gaudium et spes,10; cf. San Agustin, cuando afirma que fuera de Cristo, " camino universal de salvacion que nunca ha faltado al género humano, nadie ha sido liberado, nadie es liberado, nadie sera liberado ": De Civitate Dei 10,32,2: CCSL 47,312.

(43) Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm. Lumen gentium,62.

(44) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,5.

(45) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes,45. La necesidad y absoluta singularidad de Cristo en la historia humana esta bien expresada por San Ireneo cuando contempla la preeminencia de Jesús como Primogénito: " En los cielos como primogénito del pensamiento del Padre, el Verbo perfecto dirige personalmente todas las cosas y legisla; sobre la tierra como primogénito de la Virgen, hombre justo y santo, siervo de Dios, bueno, aceptable a Dios, perfecto en todo; finalmente salvando de los infiernos a todos aquellos que lo siguen, como primogénito de los muertos es cabeza y fuente de la vida divina " (Demostratio,39: SC 406,138).

(46) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,6.

(47) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm. Lumen gentium,14.

(48) Cf. ibid.,7.

(49) Cf. San Agustin, Enarrat.In Psalmos, Ps 90, Sermo 2,1: CCSL 39,1266; San Gregorio Magno, Moralia in Iob, Praefatio,6,14: PL 75,525; Santo Tomas de Aquino, Summa Theologicae, III, q. 48, a. 2 ad 1.

(50) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium,6.

(51) Simbolo de la fe: DS 48.Cf. Bonifacio VIII, Bula Unam Sanctam: DS 870-872; Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,8.

(52) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio,4; Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint,11: AAS 87 (1995) 921-982.

(53) 3 Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,20; cf. también San Ireneo, Adversus Haereses, III,3,1-3: SC 211,20-44; San Cipriano, Epist. 33,1: CCSL 3B,164-165; San Agustin, Contra advers. legis et prophet.,1,20,39: CCSL 49,70.

(54) Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,8.

(55) Ibid., Cf. Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint,13. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,15, y Decr.Unitatis redintegratio,3.

(56) Es, por lo tanto, contraria al significado auténtico del texto conciliar la interpretacion de quienes deducen de la formula subsistit in la tesis segun la cual la unica Iglesia de Cristo podria también subsistir en otras iglesias cristianas. " El Concilio habia escogido la palabra "subsistit" precisamente para aclarar que existe una sola "subsistencia" de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen solo "elementa Ecclesiae", los cuales -siendo elementos de la misma Iglesia- tienden y conducen a la Iglesia catolica " (Congr. para la Doctrina de la Fe, Notificacion sobre el volumen " Iglesia: carisma y poder " del P. Leonardo Boff,11-III-1985: AAS 77 (1985) 756-762).

(57) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio,3.

(58) Cf. Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl. Mysterium ecclesiae, n. 1: AAS 65 (1973) 396-408.

(59) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio,14 y 15; Congr. para Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio,17 AAS 85 (1993) 838-850.

(60) Cf. Conc. Ecum Vat. I, Const. Pastor aeternus: DS 3053-3064; Conc. Ecum. Vat. II, Const dogm. Lumen gentium,22.

(61) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio,22.

(62) Cf. ibid.,3.

(63) Cf. ibid.,22.

(64) Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl. Mysterium ecclesiae,1.

(65) Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint,14.

(66) Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio,3.

(67) Congr. para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio,17.Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio, n. 4.

(68) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,5.

(69) 3 Ibid.,1.

(70) 3 Ibid.,4. Cf. San Cipriano, De Dominica oratione 23: CCSL 3A,105.

(71) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,3.

(72) Cf. ibid.,9. Cf. También la oracion dirigida a Dios, que se encuentra en la Didaché 9,4: SC 248,176: " Se reuna tu Iglesia desde los confines de la tierra en tu reino ", e ibid.,10,5: SC 248,180: " Acuérdate, Senor, de tu Iglesia... y, santificada, reunela desde los cuatro vientos en tu reino que para ella has preparado ".

(73) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,18; cf. Exhort. ap. Ecclesia in Asia,6-XI-1999,17: L'Osservatore Romano,7-XI-1999. El Reino es tan inseparable de Cristo que, en cierta forma, se identifica con él (cf. Origenes, In Mt. Hom.,14,7: PG 13,1197; Tertuliano, Adversus Marcionem, IV,33,8: CCSL 1,634.

(74) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,18.

(75) Ibid.,15.

(76) Ibid.,17.

(77) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,14. Cf. Decr. Ad gentes,7; Decr. Unitatis redintegratio,3.

(78) Juan Pablo II,Enc. Redemptoris missio,9. Cf. Catecismo de la Iglesia Catolica,846?847.

(79) 3 Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm., Lumen gentium,48.

(80) Cf. San Cipriano, De catholicae ecclesiae unitate,6: CCSL 3,253-254; San Ireneo, Adversus Haereses, III,24,1: SC 211,472-474.

(81) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,10.

(82) Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes,2. La conocida formula extra Ecclesiam nullus omnino salvatur debe ser interpretada en el sentido aqui explicado (cf. Conc.Ecum. Lateranense IV, Cap. 1. De fide catholica: DS 802). Cf. también la Carta del Santo Oficio al Arzobispo de Boston: DS 3866-3872.

(83) Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Ad gentes,7.

(84) 3 Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio,18.

(85) Son las semillas del Verbo divino (semina Verbi), que la Iglesia reconoce con gozo y respeto (cf. Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes,11, Decl. Nostra aetate,2).

(86) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,29.

(87) Cf. Ibid.; Catecismo de la Iglesia Catolica,843.

(88) Cf. Conc. de Trento, Decr. De sacramentis, can. 8 de sacramentis in genere: DS 1608.

(89) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,55.

(90) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,17; Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,11.

(91) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,36.

(92) Cf. Pio XII, Enc. Myisticis corporis, DS 3821.

(93) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium,14.

(94) Conc. Ecum. Vat. II, Decl. Nostra aetate,2.

(95) Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes,7.

(96) Catecismo de la Iglesia Catolica,851; cf. también,849-856.

(97) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio,55; Exhort. ap. Ecclesia in Asia,31,6-XI-1999.

(98) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decl. Dignitatis humanae,1.

(99) Ibid.

(100) Cf. Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio,15.

(101) Ibid.,92.

(102) Ibid.,70.







CONSIDERACIONES DE LA CONGREGACION

PARA LA DOCTRINA DE LA FE

EN RELACION CON LAS ACTAS DEL SIMPOSIO SOBRE

EL PRIMADO DEL SUCESOR DE PEDRO EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA

La Congregacion para la Doctrina de la Fe, continuando con la profundizacion de la tematica relacionada con El Primado del Sucesor de Pedro en el misterio de la Iglesia, tema del Simposio desarrollado en el Vaticano del 2 al 4 de diciembre de 1996, del cual han sido recientemente publicadas las Actas bajo el cuidado de la Libreria Editrice Vaticana, propone las consideraciones que referimos a continuacion:


1. En el actual momento de la vida de la Iglesia, la cuestion del primado de Pedro y de Sus Sucesores presenta una singular relevancia, incluso ecuménica. En este sentido se ha expresado con frecuencia Juan Pablo II, de modo particular en la Enciclica Ut unum sint, en la cual ha querido dirigir especialmente a los pastores y a los teologos la invitacion a "encontrar una forma de ejercicio del Primado que, sin renunciar de modo alguno a lo esencial de su mision, se abra a una situacion nueva".

La Congregacion para la Doctrina de la Fe, acogiendo la invitacion del Santo Padre, a decidido proseguir la profundizacion de la tematica convocando un simposio de naturaleza puramente doctrinal sobre El Primado del Sucesor de Pedro, que se ha desarrollado en el Vaticano del 2 al 4 de diciembre de 1996, y del cual han sido publicadas las Actas.


2. En el Mensaje dirigido a los participantes del simposio, el Santo Padre ha escrito:

"La Iglesia Catolica es consciente de haber conservado, con fidelidad a la Tradicion Apostolica y a la fe de los Padres el ministerio del Sucesor de Pedro". Existe efectivamente una continuidad a lo largo de la historia de la Iglesia del desarrollo doctrinal sobre el Primado. Al redactar el presente texto, que aparece como apéndice al mencionado volumen de las Actas, la Congregacion para la Doctrina de la Fe se ha valido de los aportes de los estudiosos que tomaron parte en el simposio, sin pretender ofrecer por otro lado, una sintesis ni adentrarse en cuestiones abiertas a nuevos estudios. Estas "Consideraciones" - al margen del Simposio - quieren solo recordar los puntos esenciales de la doctrina catolica sobre el Primado, gran don de Cristo a su Iglesia en cuanto servicio necesario para la unidad y que ha sido ademas con frecuencia, como demuestra la historia, una defensa de la libertad de los Obispos y de las Iglesias particulares de frente a las injerencias del poder politico.

I.- ORIGEN, FINALIDAD Y NATURALEZA DEL PRIMADO


3. "Primero Simon, llamado Pedro". Con este significativo acento de la primacia de Simon Pedro, San Mateo introduce en su Evangelio la lista de los Doce Apostoles que también en los otros dos Evangelios sinopticos y en los Hechos se inicia con el nombre de Simon. Esta lista, dotada de gran fuerza testimonial, y otros pasajes evangélicos muestran con claridad y simplicidad que el canon neotestamentario ha recibido las palabras de Cristo relativas a Pedro y a su rol en el grupo de los Doce. Por ello, ya en las primeras comunidades cristianas, y como mas tarde en la toda la Iglesia, la imagen de Pedro ha permanecido fijada como aquella del Apostol que, a pesar de su debilidad humana, fue constituido expresamente por Cristo en el primer lugar entre los Doce y llamado a desarrollar en la Iglesia una propia y especifica funcion. l es la roca sobre la cual Cristo edificara su Iglesia; es aquel que, una vez convertido, permanecera firme en la fe y confirmara a los hermanos; es, en fin, el Pastor que guiara a la entera comunidad de los discipulos del Senor.

En la figura, en la mision y en el ministerio de Pedro, en su presencia y en su muerte en Roma - testimoniada por la mas antigua tradicion literaria y arqueologica - la Iglesia contempla una profunda realidad, que esta en relacion esencial con su mismo misterio de comunion y salvacion: "Ubi Petrus, ibi ergo Ecclesia". La Iglesia, desde los inicios y con creciente claridad, ha entendido que como existe la sucesion de los Apostoles en el ministerio de los Obispos del mismo modo también el ministerio de la unidad, confiado a Pedro, pertenece a la perenne estructura de la Iglesia de Cristo y que esta sucesion esta fijada en la sede de su martirio.


4. Basandose en el testimonio del Nuevo Testamento, la Iglesia Catolica ensena, como doctrina de fe, que el Obispo de Roma es el Sucesor de Pedro en su servicio primacial en la Iglesia universal; esta sucesion explica la preeminencia de la Iglesia de Roma, enriquecida también por la predicacion y por el martirio de San Pablo.

En el plan divino sobre el Primado como "oficio concedido por el Senor a Pedro de modo singular, el primero de los Apostoles y para transmitirse a sus sucesores", se manifiesta ya la finalidad del carisma petrino, o bien "unidad de fe y de comunion" de todos los creyentes. El Romano Pontifice de hecho como Sucesor de Pedro, es "perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad tanto de los Obispos como de la multitud de los fieles", y por ello él tiene una gracia ministerial especifica para servir esa unidad de fe y de comunion que es necesaria para el cumplimiento de la mision salvifica de la Iglesia.


5. La Constitucion Pastor aeternus del Concilio Vaticano I indico en el prologo la finalidad del Primado, dedicando luego el nucleo del texto a exponer el contenido o ambito de su potestad propia. El Concilio Vaticano II, por su parte, reafirmando y completando las ensenanzas del Vaticano I ha tratado principalmente el tema de la finalidad, dando particular atencion al misterio de la Iglesia como Corpus Ecclesiarum. Tal consideracion permitio acentuar en modo relevante y con mayor claridad que la funcion primacial del Obispo de Roma y la funcion de los otros Obispos no se encuentran enfrentadas sino en una originaria y esencial armonia.

Por ello, "cuando la Iglesia Catolica afirma que la funcion del Obispo de Roma responde al la voluntad de Cristo, ella no separa esta funcion de la mision confiada al conjunto de los Obispos, también ellos "vicarios y legados de Cristo" (Lumen gentium, LG 27). El Obispo de Roma pertenece a su colegio y ellos son sus hermanos en el ministerio. Se debe también afirmar, reciprocamente, que la colegialidad episcopal no se contrapone al ejercicio personal del Primado ni lo debe relativizar.


6. Todos los Obispos son sujetos de la sollicitudo omnium Ecclesiarum en cuanto miembros del Colegio episcopal que sucede al Colegio de los Apostoles del cual a formado parte también la extraordinaria figura de San Pablo. Esta dimension universal de su episkopè (vigilancia) es inseparable de la dimension particular relativa a los oficios que les han sido confiados . En el caso del Obispo de Roma -Vicario de Cristo segun el modo propio de Pedro como Cabeza del Colegio de los Obispos- la sollicitudo omniuni Ecclesiarum adquiere una fuerza particular por que es acompanada de la plena y suprema potestad en la Iglesia: una potestad realmente episcopal, no solo suprema, plena y universal, sino también inmediata, sobre todos, tanto sobre los pastores como los otros fieles.. El ministerio del Sucesor de Pedro, por lo tanto, no es un servicio que alcance solamente a toda Iglesia particular desde fuera, sino que esta inscrito en el corazon de cada Iglesia particular, en la cual "esta realmente presente y actua la Iglesia de Cristo", y por esto lleva en si la apertura al ministerio de la unidad. Esta interioridad del ministerio del Obispo de Roma en relacion con cada Iglesia particular es también expresion de la mutua interioridad entre Iglesia universal e Iglesia particular.

El Episcopado y el Primado, reciprocamente enlazados e inseparables son de institucion divina. Historicamente han surgido, instituidas por la Iglesia, formas de organizacion eclesiastica en las cuales se ejercita también un principio de primacia. En particular, la Iglesia Catolica es bien consciente de la funcion de las sedes apostolicas en la Iglesia antigua, especialmente de aquellas consideradas -Antioquia y Alejandria- como puntos de referencia de la Tradicion Apostolica, alrededor de las cuales se ha desarrollado el sistema patriarcal; este sistema pertenece a la guia de la Providencia ordinaria de Dios sobre la Iglesia, y lleva en si, desde los inicios, el nexo con la tradicion petrina.


Congregacion para la Doctrina de la Fe - IV. UNICIDAD Y UNIDAD DE LA IGLESIA