Suma Teológica I Qu.38 a.2

ARTíCULO 2 Don, ¿es o no es nombre propio del Espíritu Santo?

 Objeciones por las que parece que Don no es nombre propio del Espíritu Santo:
£Objeciones: 1£. Algo es llamado don porque se da. Pero, como se dice en Is 9,6: El Hijo nos ha sido dado. Por lo tanto, ser Don le corresponde al Hijo como le corresponde al Espíritu Santo.
£2£. Todo nombre propio de alguna de las Personas indica alguna propiedad suya.
 Pero el nombre Don no indica ninguna propiedad del Espíritu Santo. Luego Don no es nombre propio del Espíritu Santo.
£3£. Como se dijo anteriormente (q.36 a.1 obi.3), el Espíritu Santo puede ser llamado aliento de algún hombre. Pero no puede ser llamado don de algún hombre, sino sólo Don de Dios. Luego Don no es nombre propio del Espíritu Santo.
Contra esto: está lo que dice Agustín en IV De Trin.: A.sí como para el Hijo proceder del Padre es ser nacido, así también para el Espíritu Santo proceder del Padre y del Hijo es ser Don de Dios. Pero el Espíritu Santo toma el nombre propio en cuanto que procede del Padre y del Hijo. Luego Don es nombre propio del Espíritu Santo.
Respondo: En Dios, Don, tomado en sentido personal, es el nombre propio del Espíritu Santo. Para demostrarlo, hay que tener presente que, según el Filósofo, don es propiamente entrega sin deber de devolución; esto es, que no se da con intención de recibir algo a cambio; esto implica donación gratuita. La razón de la gratuidad en la entrega es el amor, pues hacemos regalos a quien deseamos el bien. Por lo tanto, lo primero que le damos es el amor con el que le deseamos el bien. Por eso es evidente que el amor es el primer don por el que todos los dones son dados gratuitamente. De ahí que, como el Espíritu Santo procede como Amor, según se dijo (q.27 a.4; q.37 a.1), procede como primer don. Por eso dice Agustín en XV De Trin.: Por el Don que es el Espíritu Santo se distribuyen muchos dones particulares entre los miembros de Cristo.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Así como el Hijo, por proceder como Palabra en la que está contenida la razón de semejanza con el principio, es llamado propiamente Imagen, aun cuando el Espíritu Santo sea también semejante al Padre; así también el Espíritu Santo, por proceder del Padre como Amor, es llamado propiamente Don, aun cuando el Hijo también sea dado. Pues el hecho mismo de que el Hijo se dé, se debe al amor del Padre, según aquello de (Jn 3,16): ¡Cuánto amó Dios al mundo para darle a su Hijo único!
£2£. El nombre don implica que, por su origen, sea del dador. Y así es como está implicada la propiedad del origen del Espíritu Santo, que es la procesión.
£3£. El don, antes de ser dado, es sólo del dador; una vez dado, es del receptor.
 Así, pues, porque Don no implica hecho de dar, no puede decirse que sea don del hombre, sino Don del dador, de Dios. Cuando ya se ha dado, entonces es don del hombre.

CUESTIÓN 39 Sobre las relación Personas-Esencia

 Después de haber estudiado lo referente a las personas divinas en absoluto, hay que introducirse ahora en la relación personas-esencia, personaspropiedades, personas-actos nocionales y personas entre sí.
La cuestión sobre la relación Personas-Esencia, plantea y exige respuesta a ocho problemas: 1. En Dios, ¿esencia y persona son o no son lo mismo? 2. ¿Hay o no hay que decir que las tres personas son de una esencia? 3. Los nombres esenciales, ¿hay que atribuirlos a las personas en plural o en singular?-- 4. Los adjetivos nocionales, verbos y participios, ¿pueden o no pueden atribuirse a los nombres esenciales concretos? 5. ¿Y en abstracto? 6. Los nombres de las personas, ¿pueden o no pueden atribuirse a los nombres esenciales concretos? 7. Los atributos esenciales, ¿son o no son atribuibles a las personas? 8. ¿Qué atributo debe atribuirse a cada Persona?

ARTíCULO 1 En Dios, ¿esencia y persona son o no son lo mismo?

 Objeciones por las que parece que en Dios esencia no es lo mismo que Persona:
£Objeciones: 1£. En aquellos seres en los que la esencia es lo mismo que persona o supuesto, es necesario que haya sólo un supuesto de una naturaleza, como resulta claro en todas las sustancias separadas; pues aquellas cosas que son idénticas, una no se multiplica sin que se multiplique el resto. Pero en Dios, según se dijo (q.28 a.3; q.30 a.2), hay una esencia y tres Personas. Luego esencia y persona no son lo mismo.
£2£. La afirmación y la negación no pueden sostenerse sobre lo mismo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Pero la afirmación y la negación pueden sostenerse con respecto a la esencia y a la persona; pues la persona es distinta, y la esencia, en cambio, no lo es. Luego persona y esencia no son lo mismo.
£3£. Nada está sometido a sí mismo. Pero la persona está sometida a la esencia.
 Por eso se la denomina supuesto o hipóstasis. Luego esencia y persona no son lo mismo.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el VII De Trin.: Cuando decimos persona del Padre, no estamos diciendo más que sustancia del Padre.
Respondo: Para quienes contemplan la simplicidad divina, esta cuestión no entraña dificultad. Pues ya se demostró (q.3 a.3) que la simplicidad divina
requiere que en Dios esencia y supuesto sean lo mismo; que en las sustancias intelectuales no es más que la persona.
La dificultad surge porque la multiplicidad de personas divinas conserva la unidad de la esencia. Como dice Boecio: Porque la relación multiplica la trinidad de personas, algunos sostuvieron que. ahí residía la diferencia entre esencia y persona, estimando que las relaciones eran tangenciales, viendo en ellas sólo lo que dice referencia a otro, pero no lo que son realmente.
 Pero, como se demostró anteriormente (q.28 a.2), así como en las cosas creadas las relaciones son accidentales, en Dios son la misma esencia divina. De esto se deduce que en Dios no son distintas realmente la esencia y la persona; y, sin embargo, las personas se distinguen entre sí realmente. Pues la persona, como se dijo (q.29 a.4), indica la relación en cuanto que subsiste en la naturaleza divina. Asi, la relación, con respecto a la esencia, no se distingue realmente, sino que mantiene sólo distinción de razón; pero con respecto a la relación opuesta y en virtud de la misma oposición, mantiene distinción real. Por lo tanto, permanece una esencia y tres personas.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. En las criaturas no puede haber distinción de supuestos por las relaciones, pero sí es necesario que la haya por los principios esenciales, porque en las criaturas las relaciones no son subsistentes. Pero en Dios las relaciones son subsistentes; de este modo, por haber oposición entre ellos, los supuestos pueden distinguirse. Sin embargo, no se distingue la esencia, porque las mismas relaciones no se distinguen entre sí en cuanto se identifican realmente con la esencia.
£2£. En cuanto que la esencia y la persona en Dios se distinguen por razón
conceptual, se sigue que lo afirmado de uno puede ser negado de otro, y, consecuentemente, lo afirmado de uno, puede no serlo del otro.
£3£. Como se dijo anteriormente (q.13 a.1 ad 2; a.3), a las cosas divinas les damos nombres partiendo de las criaturas. Y porque las naturalezas de las cosas criadas se individualizan por la materia, sometida a la especie, los individuos son llamados sujetos, o supuestos, o hipóstasis. Por eso también las personas divinas son llamadas supuestos o hipóstasis; no porque en ellas haya alguna suposición o dependencia real.

ARTíCULO 2 ¿Hay o no hay que decir que las tres personas son de una esencia?

 Objeciones por las que parece que no hay que decir que las tres Personas son de una esencia:
£Objeciones: 1£. Hilario, en el libro De Synod., dice: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, por la sustancia son tres, pero por la consonancia son uno. Pero la sustancia de Dios es su esencia. Luego las tres personas no son de una esencia.
£2£. Como nos consta por Dionisio, en el c. 11 De Div. Nom., de Dios no hay que afirmar algo que no haya sido expresado por la autoridad de la Sagrada Escritura. Pero nunca se dice en la Sagrada Escritura que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean de una esencia. Luego no hay que sostenerlo.
£3£. La naturaleza divina es lo mismo que la esencia. Por lo tanto, sería suficiente decir que las tres personas son de una naturaleza.
£4£. No se acostumbra decir que la persona sea de la esencia; sino, más bien, que la esencia es de la persona. Luego tampoco parece conveniente decir que las tres personas son de una esencia.
£5£. Agustín dice que no afirmamos que las tres personas sean a partir de una esencia, no sea que se entienda que en Dios esencia y persona sean distintas.
 Pero así como las preposiciones son transitivas, también lo son los genitivos.
Luego, por la misma razón, no hay que decir que las tres personas son de una esencia .
£6£. Lo que puede inducir a error no hay que aplicarlo a Dios. Pero decir tres personas de una esencia o sustancia, es dar pie al error. Porque, como dice Hilario en el libro De Synod.: Afirmar una sustancia del Padre y del Hijo, o significa algo subsistente que tiene dos nombres o una sustancia que, dividiéndose, produce dos sustancias imperfectas, o una tercera y anterior sustancia que ha sido usurpada y asumida por dos. Por lo tanto, no hay que decir que las tres personas son de una sustancia.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro II Contra Maximinum: El nombre homousion, confirmado en el concilio de Nicea contra los arríanos, significa que las tres personas son de una esencia.
Respondo: Como ya se afirmó anteriormente (q.13 a.1 ad.2; a.3), nuestro entendimiento da nombre a las cosas divinas, no tal como son en sí mismas, pues no puede conocerlas, sino tal como las encuentra en las cosas creadas. Y porque en las cosas sensibles, de las cuales nuestro entendimiento toma su ciencia, la naturaleza de alguna especie se individualiza por la materia, y, así, la naturaleza se considera como forma y el individuo como supuesto de la forma; por esto mismo también en Dios, y para indicarlo, la esencia se considera como la forma de las tres personas.
 Nosotros decimos que, en las cosas creadas, la forma de un ser es de aquel ser en el que está. Ejemplo: La salud o la belleza de un ser humano. Pero no decimos que la realidad que tiene forma sea de la forma, a no ser cuando le aña- dimos algún adjetivo que indique aquella forma. Ejemplo: Esta mujer es de gran belleza; este hombre es de probada virtud. Así, porque en Dios al multiplicar las personas no se multiplica la esencia, decimos que una es la esencia de las tres personas; y decimos también tres personas de una esencia para que se entienda que con estos genitivos se está indicando la forma.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Sustancia se toma por hipóstasis, no por esencia.
£2£. Aun cuando en la Sagrada Escritura no se encuentre textualmente que las tres personas sean de una esencia, sí se encuentra, sin embargo, su sentido.
 Como en (Jn 10,30): Yo y el Padre somos uno; o en el v.38: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Lo mismo puede decirse de otros muchos textos.
£3£. Porque naturaleza indica principio de operación, en cambio esencia viene de ser, algunas cosas que coinciden en alguna operación pueden ser llamadas de una naturaleza, como, por ejemplo, todo lo que produce calor; pero no pueden ser llamadas de una esencia, a no ser que tengan un solo ser. Por eso, la unidad divina queda mucho más expresada diciendo que las tres personas son de una esencia que diciendo de una naturaleza.
£4£. La forma, en sentido absoluto, suele ser indicada como de aquel de quien es.
 Ejemplo: La fuerza de Pedro. Y, al revés, aquello que tiene alguna forma no suele indicarse como suya, a no ser cuando queremos indicar o designar la forma. Si es así, entonces se precisan dos genitivos: Uno, para indicar la forma, y otro, para determinar la forma. Ejemplo: Pedro es de una gran fuerza. O también se requiere un genitivo que tenga el valor de dos. Ejemplo: Hombre de sangre es éste, es decir, derramador de mucha sangre. Así, pues, porque la esencia divina es indicada como la forma respecto de la persona, es conveniente que se diga la esencia de la persona. Pero no al revés, a no ser que se añada algo a la designación de la esencia. Como si se dice que el Padre es persona de la esencia divina o que las tres personas son de una esencia.
£5£. La preposición a partir de o de no indica relación de causa formal, sino más bien de causa eficiente o material. En todos los seres estas causas se distinguen de aquello de lo que son causa, pues nada es su materia, ni algo es su principio activo. Sin embargo, algo es su forma, como resulta evidente en todos los seres inmateriales. Por eso, al decir tres personas de una esencia, indicando la esencia en relación a la forma, no se está demostrando que la esencia sea distinta a la persona; en cambio, sí quedaría demostrado si dijéramos tres personas a partir de la misma esencia.
£6£. Dice Hilario en el libro De Synod.: Se perjudicaría inmensamente a las cosas santas si, porque algunos no las admiten, ya no deberían existir. Así, si se comprende mal homousion, en qué me afecta si yo lo entiendo bien. Por lo tanto, hay una sustancia a partir de la propiedad de la naturaleza engendrada, no a partir de una división, o unión o comunión.

ARTíCULO 3 Los nombre esenciales, ¿Hay que atribuirlos a las tres Personas en singular o en plural?

 Objeciones por las que parece que los nombres esenciales, como el de Dios, no hay que atribuirlos a las tres Personas en singular sino en plural:
£Objeciones: 1£. Como hombre indica el que tiene humanidad, así Dios indica el que tiene divinidad. Pero las tres personas son tres que tienen divinidad. Luego las tres personas son tres dioses.
£2£. En (Gn 1,1), donde se dice: En el principio creó Dios el cielo y la tierra, el texto hebreo pone Elohim, que puede ser interpretado como dioses o jueces. Y esto se dice por la pluralidad de personas. Luego las tres personas son varios dioses y no un solo Dios.
£3£. La palabra cosa, en sentido absoluto parece referirse a la sustancia. Pero dicha palabra se dice en plural de las tres personas; pues dice Agustín en el libro De Doctr. Christ.: Las cosas de las que se disfrutará son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Luego otros nombres esenciales pueden ser atribuidos en plural a las tres personas.
£4£. Así como la palabra Dios indica el que tiene divinidad, así la palabra persona el que subsiste en alguna naturaleza intelectual. Pero decimos tres personas.
 Por lo tanto, y por la misma razón, podemos decir tres dioses.
Contra esto: está lo que se dice en (Dt 6,4): Escucha, Israel, el Señor tu Dios es un solo Dios.
Respondo: Los nombres esenciales indican la esencia, unos sustantivamente, y otros adjetivadamente. Los que la indican sustantivamente son atribuidos a las tres personas sólo en singular, no en plural; los que la indican adjetivadamente, son atribuidos a las tres personas en plural. El porqué de esto se encuentra en que los sustantivos indican algo sustancial, mientras que los adjetivos indican algo accidental presente en el sujeto. Y la sustancia, así como en cuanto tal tiene ser, así también en cuanto tal tiene unidad o pluralidad. Por eso, la singularidad o pluralidad de los sustantivos responde a la forma indicada con el nombre. Por su parte, los accidentes, así como tienen su ser en el sujeto, así también de él toman la unidad o la pluralidad. Por eso, la singularidad o pluralidad de los adjetivos responde a los supuestos.
 En las criaturas no se encuentra una forma en muchos supuestos a no ser en unidad de orden, que es la forma de una organizada pluralidad. Por eso, los
nombres que indican dicha forma, si son sustantivos, se atribuyen a muchos en singular; pero no si son adjetivos. Pues decimos que muchos hombres son un colegio, o un ejército, o un pueblo; y sin embargo, decimos que muchos hombres están colegiados.
 En cambio, en Dios, como ya se dijo (a.2), la esencia divina se indica por la forma, la cual, como quedó demostrado (q.3 a.7; q.11 a.4), es una y simple en grado sumo. Por eso, los nombres que indican la esencia divina sustantivamente, se atribuyen a las tres personas en singular y no en plural.
 Así, pues, el por qué decimos que Sócrates, Platón y Cicerón son tres hombres; y por la que decimos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres dioses, sino uno solo, radica en lo siguiente: Porque en los tres supuestos de la naturaleza humana hay tres humanidades, mientras que en las tres Personas hay una esencia divina.
 Por otra parte, aquellos nombres que indican la esencia adjetivadamente, se atribuyen a las tres en plural por la pluralidad de supuestos. Pues decimos tres vivientes, o tres sabios, o tres eternos, increados e inmensos si se toman adjetivadamente. Pero si estos nombres se toman sustantivamente, decimos un increado, inmenso y eterno, como hace Atanasio .
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Aun cuando Dios indique el que tiene divinidad, sin embargo, tiene otra significación: Pues Dios se dice sustantivamente; que tiene divinidad, adjetivadamente. Por eso, aun cuando sean tres los que tienen divinidad, no se concluye, sin embargo, que sean tres dioses.
£2£. Distintas lenguas, distintos modos de hablar. De ahí que, así como los Griegos para indicar la pluralidad de supuestos dicen tres hipóstasis, así también en hebreo se usa el plural Elohim. Y nosotros no decimos en plural ni dioses ni sustancias para que la pluralidad no se atribuya a la sustancia.
£3£. La palabra cosa pertenece a los transcendentales. Por eso, si pertenece a la relación, se atribuye a Dios en plural; si pertenece a la sustancia, en singular.
 Por eso Agustín allí mismo dice: La misma Trinidad es cierta cosa suprema.
£4£. La forma indicada con la palabra persona no es la esencia o la naturaleza, sino la personalidad. De ahí que, al haber en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tres personalidades, esto es, tres propiedades personales, no se atribuyan en singular, sino en plural.

ARTíCULO 4 Los nombres esenciales concretos, ¿pueden o no pueden sustituir al de persona?

 Objeciones por las que parece que los nombres esenciales concretos no pueden sustituir al de persona, de modo que sea verdadera la expresión Dios engendró a Dios:
£Objeciones: 1£. Como dicen los sofistas, el término singular significa lo mismo que el término sustituido. Pero la palabra Dios parece que es término singular, puesto que no puede ser aplicado en plural, como dijimos (a.3). Por lo tanto, cuando significa la esencia, parece que sustituye a esencia y no a persona.
£2£. El término puesto en un sujeto no se restringe, en cuanto al significado, por el término puesto en el predicado; sino únicamente se restringe en cuanto al tiempo que indica. Pero cuando digo Dios crea, la palabra Dios sustituye a la esencia. Por lo tanto, al decir Dios engendró, el término Dios no puede, como predicado nocional, sustituir al de persona.
£3£. Si la expresión Dios engendró es verdadera porque el Padre engendra, por la misma razón será verdadera la de Dios no engendra porque el Hijo no engendra. Por lo tanto, está el Dios que engendra y el Dios que no engendra.
 De este modo parece que hay que concluir que estamos ante dos dioses.
£4£. Si Dios engendró a Dios, o se engendró a sí mismo o a otro Dios. Pero no se engendró a sí mismo, porque como dice Agustín en I De Trin.: Nada se engendra a sí mismo. Y tampoco engendró a otro Dios, porque no hay más que un Dios. Por lo tanto, la expresión Dios engendró a Dios es falsa.
£5£. Si Dios engendró a Dios, o engendró al Dios que es Dios Padre o al Dios que no es Dios Padre. Si engendró al Dios que es Dios Padre, Dios Padre es
engendrado. Si engendró al Dios que no es Dios Padre, Dios es el que no es Dios Padre. Esto es falso. Por lo tanto, no se puede decir que Dios engendró a Dios.
Contra esto: está lo que se dice en el símbolo (Niceno): Dios de Dios.
Respondo: Algunos dijeron que la palabra Dios, y similares, por su propia naturaleza, sustituyen a la palabra esencia. Pero cuando llevan adjunto un término nocional, pasan a sus- tituir al de persona. Esta opinión parece fundamentarse en aquella consideración sobre la divina simplicidad que precisa que en Dios sea lo mismo el que tiene y lo que se tiene. Así, tener deidad, que es lo que significa la palabra Dios, es lo mismo que deidad.
 Pero en las características de las expresiones, no sólo hay que tener presente el significado, sino también el modo de significar. Y así, porque la palabra Dios significa la divina esencia que se tiene a sí misma, como la palabra hombre indica la presencia de humanidad en el supuesto, otros dijeron, mejor, que la palabra Dios, en cuanto al modo de significar, tiene la propiedad de poder sustituir al de persona, como ocurre con la palabra hombre.
 Por lo tanto, algunas veces la palabra Dios sustituye a la esencia, como cuando se dice Dios crea; porque este predicado le corresponde al sujeto en razón de la forma significada, que es la deidad. En cambio, otras veces sustituye a la persona; bien sólo a una, como cuando se dice Dios engendra, bien a dos, como cuando se dice Dios espira, bien a tres, como cuando se dice: Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, etc. (1Tm 1,17).
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. La palabra Dios, aun cuando coincide con los términos singulares en el hecho de que la forma significada no se multiplica, sin embargo, coincide con los términos comunes en el hecho que la forma significada se encuentra en muchos supuestos. Por eso, no es necesario que sustituya a la esencia significada.
£2£. Aquella objeción es viable contra aquellos que sostenían que la palabra Dios, por propia naturaleza, no puede sustituir a la de persona.
£3£. Es distinta la razón por la cual la palabra Dios sustituye al de persona, de la razón por la que se utiliza la palabra hombre. Porque la forma significada por la palabra hombre, esto es, humanidad, realmente está dividida en diversos supuestos, y, en cuanto tal, sustituye a la persona. Incluso aunque no se añada nada que determine a la persona, que es un supuesto distinto. No obstante la unidad o la comunidad de la naturaleza humana no es real, sino sólo conceptual. Por eso, la palabra hombre no sustituye la naturaleza común, a no ser por la exigencia de algún añadido, como cuando se dice: El hombre es especie. Pero la forma significada por la palabra Dios, es decir, la esencia divina, es una y común realmente. Por eso, en cuanto tal sustituye la naturaleza común. Pero, en virtud de algo que se le añade, puede sustituir a la persona.
 Por eso, cuando se dice Dios engendra, por razón del acto nocional la palabra Dios sustituye a la persona del Padre. Pero cuando se dice, Dios no engendra, nada se añade que determine este nombre como sustitutivo de la persona del Hijo, pues, más bien, se da a entender que la generación va contra la misma naturaleza divina. Pero si se añade algo que corresponda a la persona del Hijo, entonces la expresión será verdadera; como si se dice: El Dios engendrado no engendra. Por eso, no se puede concluir está el Dios que engendra y el Dios que no engendra, a no ser que se añada algo relativo a las personas; como si se dice, por ejemplo, el Padre es el Dios que engendra, y el Hijo es el Dios que no engendra. De este modo no se sigue que haya varios dioses, porque el Padre y el Hijo son un solo Dios, como dijimos (a.4).
£4£. La expre-sión el Padre se engendra a sí Dios es falsa. Porque el se, por ser recíproco, repercute sobre el mismo sujeto. Y esto no contradice lo que Agustín escribe Ad Máximum: Dios Padre engendró otro El. Porque aquí este El o es acusativo, y, de ser así, significaría que engendró otro distinto a El; o significa simple relación, y, así, iría referido a la identidad de naturaleza; pero se trata de una expresión impropia o enfática, cuyo sentido sería: Engendró otro muy semejante a sí mismo. Igualmente, la expresión engendró otro Dios, es falsa.
 Porque, aun cuando el Hijo sea distinto del Padre, como dijimos anteriormente (q.31 a.2), sin embargo, no hay que decir que sea otro Dios. Porque se entendería que el adjetivo otro pondría algo sustancial a Dios. De ser así, significaría distinción de deidad. Algunos, sin embargo, admiten la expresión: Engendró otro Dios, siempre que el otro sea sustantivo, y que Dios entre en la expresión como aposición. Pero éste es un modo impropio de hablar y que hay
que evitar a fin de no inducir a error.
£5£. La expresión Dios engendró a Dios que es Dios Padre, es falsa. Porque cuando Padre se utiliza en aposición con Dios, lo restringe a la simple sustitución de persona del Padre. De este modo, el sentido de la frase sería engendró a Dios que es el mismo Padre. De ser así, el Padre sería engendrado.
Y esto es falso. Por eso, la expresión engendró a Dios que no es Dios Padre, se trata de una expresión negativa que es verdadera. Sin embargo, si se entiende
que en dicha expresión no hay una simple aposición, sino que entre las dos hay que poner algo, entonces sucedería al revés, es decir, que la expresión afirmativa sería verdadera y la negativa falsa. Su sentido sería: Engendró a Dios que es el Dios que es Padre. Pero es ésta una explicación muy forzada. Por lo tanto, es mucho mejor que se niegue totalmente la expresión afirmativa y que se use la negativa.
 No obstante, Prepositino dijo que tanto la negativa como la afirmativa son falsas. Porque el relativo que, en la expresión afirmativa, puede referirse al supuesto, pero en la expresión negativa se refiere al significado y al supuesto.
 Por eso, el sentido de la expresión afirmativa sería: El ser Dios Padre le corresponde a la persona del Hijo. El sentido de la expresión negativa, por su parte, sería: Ser Dios Padre no sólo se niega de la persona del Hijo, sino también de su divinidad. Pero esto parece poco razonable, pues, según el Filósofo, de quien se afirma algo también se puede negar algo.

ARTíCULO 5 Los nombres esenciales abstractos, ¿pueden o no pueden sustituir al de persona?

 Objeciones por las que parece que los nombres esenciales abstractos pueden sustituir al de persona, de modo que sea verdadera la expresión la esencia
engendra la esencia:
£Objeciones: 1£. . Dice Agustín en VII De Trin.: El Padre y el Hijo son una sabiduría porque son una esencia; y de modo especial, sabiduría de sabiduría, esencia de esencia.
£2£. Más aún. Cuando nosotros somos engendrados o destruidos, en nosotros se engendra o destruye lo que hay. Pero el Hijo es engendrado. Por lo tanto, como la esencia divina está en el Hijo, parece que la esencia divina es engendrada.
£3£. Como se demostró anteriormente (q.3 a.3), Dios y la esencia divina es lo mismo. Pero, como dijimos también (a.4), la expresión Dios engendra a Dios, es verdadera. Por lo tanto, la expresión la esencia engendra la esencia, es verdadera.
£4£. Lo que se atribuye propiamente a alguien, puede sustituirlo. Pero la esencia
divina es Padre. Por lo tanto, la esencia puede sustituir la persona del Padre.
 Así, la esencia engendra.
£5£. La esencia es algo que engendra, porque es Padre, que es el que engendra.
 Así, pues, si la esencia no es la que engendra, la esencia será algo que engendra y que no engendra. Esto es imposible.
£6£. Dice Agustín en IV De Trin.: El Padre es el principio de toda la deidad. Pero no es principio más que en cuanto que engendra o espira. Por lo tanto, el Padre engendra o espira la deidad.
Contra esto: está lo que dice Agustín en I De Trin.: Nada se engendra a sí mismo. Pero si la esencia engendra la esen- cia, no se engendra más que a sí misma, puesto que en Dios no hay nada distinto a la divina esencia. Por lo tanto, la esencia no engendra la esencia.
Respondo: Sobre este problema, se equivocó el abad Joaquín al sostener que, así como se dice Dios engendró a Dios, así también puede decirse que la esencia engendró la esencia. Su fundamento era: La simplicidad divina hace que Dios no sea distinto de la divina esencia. Pero se equivocaba. Porque para que una expresión sea verdadera, no sólo hay que tener presente lo significado, sino también el modo de significar, como ya dijimos (a.4). Pues, aun cuando realmente Dios y deidad sean lo mismo, sin embargo, el modo de significarlo no es el mismo. Pues la palabra Dios, por significar la esencia divina en cuanto que está en el sujeto, en su modo de significar exige, por naturaleza, que pueda sustituir a la persona. Por eso, lo que es propio de las personas, puede decirse de la palabra Dios. Ejemplo: Dios es engendrado o engendra, como dijimos anteriormente (a.4). Pero la palabra esencia, por su mismo modo de significar, no precisa que sustituya a la persona, puesto que significa la esencia como forma abstracta. De este modo, lo que es propio de las personas, por lo que las personas se distinguen entre sí, no puede ser atribuido a la esencia, pues significaría que en la esencia divina hay distinción como hay distinción en los supuestos.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Para resaltar más la unidad de la esencia y de la persona, los Santos Doctores algunas veces usaron expresiones más rotundas de lo que admite el mismo lenguaje empleado. Por eso, este tipo de expresiones no hay que propagarlas, sino explicarlas. Esto es, los nombres abstractos tienen que ser explicados con nombres concretos, o también con nombres personales.
 Ejemplo: Al decir esencia de esencia, o sabiduría de sabiduría, el sentido es: El Hijo, que es esencia y sabiduría, es del Padre, que es esencia y sabiduría. Sin embargo, en los términos abstractos hay que conservar un cierto orden, porque lo que se refiere al acto es lo que está más cercano a las personas, porque los actos pertenecen a los supuestos. Por eso, las expresiones: Naturaleza de naturaleza, sabiduría de sabiduría, son menos impropias que la expresión: Esencia de esencia.
£2£. En las criaturas lo engendrado no recibe una naturaleza numéricamente idéntica a la que tiene el que genera, sino otra distinta en número que nuevamente empieza a existir en él por generación, y deja de existir por destrucción. De este modo se engendra y se destruye por accidente. Pero el Dios engendrado recibe la naturaleza numéricamente idéntica a la del que engendra. De este modo, en el Hijo la naturaleza divina no es engendrada, ni directa ni accidentalmente.
£3£. Aun cuando Dios y la divina esencia sean realmente lo mismo, sin embargo, y atendiendo al modo de significar, es necesario que se hable de distinta manera de cada uno.
£4£. La esencia divina se atribuye al Padre por modo de identidad, en razón de la simplicidad divina. Pero, en razón del diverso modo de significar, no puede sustituir al Padre. Aquella objeción sería viable siempre que se tratase de seres en los cuales algo de uno es atribuible a otro, como lo universal de lo particular.
£5£. La diferencia entre los sustantivos y los adjetivos, es la siguiente: Los sustantivos indican sujeto; en cambio, los adjetivos no, sino que ponen un significado al sustantivo. Por eso, los sofistas dicen que los nombres sustantivos sustituyen; por contra, los adjetivos no sustituyen, sino que unen. Así, pues, los nombres sustantivos personales, por la identidad real, pueden ser dichos de la esencia. Sin embargo, no se sigue que la propiedad personal determine una esencia distinta, puesto que lo que hace es aplicarla al supuesto indicado con el sustantivo. Pero los adjetivos nocionales y personales no pueden ser atribuidos a la esencia si no van unidos a algún sustantivo. Por eso no podemos decir: La esencia es la que engendra. Sin embargo, podemos decir que la esencia es algo que engendra, o Dios que en- gendra, si algo y Dios sustituyen a persona; pero no si sustituyen a esencia. De ahí que no haya contradicción en las frases: La esencia es algo que engendra, y algo que no engendra; porque en el primer caso algo sustituye a persona; en el segundo, a esencia.
£6£. La deidad, en cuanto que es idéntica en varios supuestos, tiene cierto parecido con la forma del nombre colectivo. Por eso, cuando se dice: El Padre es principio de toda deidad, puede ser tomado en el sentido de la totalidad de las personas; esto es, en cuanto que en todas las personas divinas el principio es el mismo. Tampoco es necesario que sea principio de sí mismo. Como cuando se
dice que alguien del pueblo es rector de todo el pueblo, y, sin embargo, no lo es de sí mismo. Puede decirse también que es principio de toda la deidad, no porque la engendre o espire, sino porque, al generarla y espirarla, la comunica.

Suma Teológica I Qu.38 a.2