DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS - La catequesis en relación a la religiosidad popular (7)

La catequesis en relación a la religiosidad popular (7)


195. En las comunidades cristianas existen, como dimensión vital de la realidad católica, expresiones particulares de búsqueda de Dios y de vida religiosa, cargadas de fervor y de pureza de intenciones a veces conmovedoras, que bien cabe llamar "piedad popular". Esta piedad popular "refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción". (8) Es una realidad rica y a la vez muy expuesta a deformaciones, en la que la fe, que es su fundamento, necesita purificación y robustecimiento.

Se requiere, pues, una catequesis que, asumiendo tal riqueza religiosa, sea capaz de percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables, ayudándola a superar los riesgos de fanatismo, de superstición, de sincretismo y de ignorancia religiosa. "Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez más, para nuestras masas populares, un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo". (9)


(7) Cfr. DCG (1971) 6; EN 48 CTR 54.

(8) EN 48.

(9) EN 48.



196. También la veneración de los fieles a la Madre de Dios ha asumido formas múltiples, según las circunstancias de lugar y de tiempo, la diversa sensibilidad de los pueblos y sus diferentes tradiciones culturales. Las formas en las que esta piedad mariana se ha expresado, sujetas al desgaste del tiempo, se muestran necesitadas de una catequesis renovada que permita que los elementos caducos sean sustituidos, que se subrayen los valores perennes y que se incorporen aquellos datos doctrinales que son fruto de la reflexión teológica y son enseñados por el Magisterio de la Iglesia.

Tal catequesis es sumamente necesaria. Y se caracterizará claramente por su dimensión trinitaria, cristológica y eclesial, intrínseca a la mariología. Además, en el discernimiento sobre los ejercicios de piedad mariana, como en la creación de nuevas prácticas, habrá que tener presentes las orientaciones eclesiales de tipo bíblico, litúrgico, ecuménico y antropológico. (10)


(10) Cfr. Pablo VI, Exho. apos. Marialis cultus (2 febrero 1974) 24.25.29: AAS 66 (1974), pp. 134-136.141.


La catequesis en un contexto ecuménico (11)


197. Toda comunidad cristiana, por el hecho de serlo, es movida por el Espíritu Santo a reconocer su vocación ecuménica en la situación concreta en que se encuentra, participando en el diálogo ecuménico y en las iniciativas destinadas a realizar la unidad de los cristianos. Por ello, la catequesis está llamada a asumir siempre y en todas partes una "dimensión ecuménica". (12) Ésta se lleva a cabo, en primer lugar, mediante la exposición de toda la Revelación, cuyo depósito custodia la Iglesia Católica, respetando la jerarquía de las verdades; (13) en segundo lugar, la catequesis ha de poner de manifiesto la unidad de fe que existe entre los cristianos y, al mismo tiempo, explicar las divisiones que aún perduran y los pasos a dar para superarlas; (14) además, la catequesis ha de suscitar y alimentar un deseo sincero de unidad, en particular mediante el amor a la Sagrada Escritura; finalmente se ha de esforzar en preparar a niños, jóvenes y adultos, a vivir en contacto con hermanos y hermanas de otras confesiones, cultivando la propia identidad católica en el respeto a la fe de los demás.


(11) Cfr. DCG (1971) 27; MPD 15; EN 54 CTR 32-34; Pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, Directorio para la aplicación de los principios y de las normas sobre el ecumenismo (25 marzo 1993) 61: AAS 85 (1993), pp. 1063-1064; TMA 34; Juan Pablo II, Carta encíclica Ut unum sint (25 mayo 1995) 18: AAS 87 (1995), p. 932.

(12) CTR 32.

(13) Cfr. UR 11.

(14) Cfr. Directorio para el ecumenismo, n. 190, l. c., p. 1107.



198. En una situación de presencia de diferentes confesiones cristianas, los Obispos pueden juzgar oportunas, y hasta necesarias, determinadas actividades de colaboración en el campo de enseñanza religiosa. En cualquier caso debe asegurarse a los católicos, por otras vías y con el máximo cuidado, una catequesis específicamente católica. (15)

También la enseñanza de la religión impartida en escuelas en las que hay miembros de diversas confesiones cristianas, reviste un valor ecuménico, cuando se presenta de modo auténtico la doctrina cristiana. De hecho, esto ofrece ocasiones para el diálogo, gracias al cual se pueden superar desconocimientos y prejuicios y abrirse a un mejor entendimiento mutuo.


(15) Cfr. CTR 33.


La catequesis en relación con el hebraísmo


199. Atención especial ha de darse a la catequesis en relación con la religión hebraica. (16)

En efecto, "la Iglesia, Pueblo de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su vinculación con el pueblo judío a quien Dios ha hablado primero", (17) antes que a otros pueblos.
"La enseñanza religiosa, la catequesis y la predicación han de formar no sólo para la objetividad, la justicia y la tolerancia, sino también para la comprensión y el diálogo. Nuestras dos tradiciones están demasiado emparentadas como para ignorarse. Es necesario fomentar un conocimiento recíproco en todos los niveles". (18) En particular, un objetivo de la catequesis ha de ser la superación de toda forma de antisemitismo. (19)


(16) Cfr. NAE 4; Secretariado para la Unión de los Cristianos (Comisión para las relaciones religiosas con el hebraísmo), Hebreos y hebraísmo en la predicación y en la catequesis católica (24 junio 1985).

(17) CEC 839.

(18) Hebreos y hebraísmo, cit., VII.

(19) Cfr. NAE 4.


La catequesis en el contexto de otras religiones (20)


200. Los cristianos viven hoy con frecuencia en contextos multireligiosos y no pocos están en ellos en minoría. En tal situación, especialmente en relación con el Islam, la catequesis reviste una importancia particular, y está llamada a asumir una delicada responsabilidad que requiere diversas tareas.

Ante todo, la catequesis ha de ayudar a profundizar y robustecer la identidad de los bautizados, en especial donde están en minoría, mediante una adaptación o inculturación conveniente, en una confrontación necesaria entre el Evangelio de Jesucristo y el mensaje de las otras religiones. Para esta tarea son indispensables comunidades cristianas sólidas y fervorosas, y catequistas oriundos bien preparados.
En segundo lugar, la catequesis ha de ayudar a tomar conciencia de la presencia de otras religiones. A la vez de capacitar a los fieles a discernir en ellas los elementos que entran en confrontación con el mensaje cristiano, la catequesis ha de educar también para descubrir las semillas del Evangelio (semina Verbi) que hay en estas religiones y que pueden constituir una auténtica "preparación evangélica" al mismo.
En tercer lugar, la catequesis ha de promover en todos los creyentes un vivo sentido misionero. Éste se manifiesta en el testimonio diáfano de la fe, en la actitud de respeto y de comprensión mutuas, en el diálogo y la colaboración en defensa de los derechos de la persona y en favor de los pobres y, donde es posible, con el anuncio explícito del Evangelio.


(20) Cfr. EN 53; MPD 15; CL 35 RMi 55-57 CEC 839-845 TMA 53; Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Inst. Diálogo y anuncio (19 mayo 991): AAS 84 (1992), pp. 414-446; 1263.


La catequesis en relación con los "nuevos movimientos religiosos" (21)


201. En un clima de relativismo religioso y cultural, y a veces también a causa de la conducta no recta de los cristianos, proliferan hoy "nuevos movimientos religiosos", llamados también sectas o cultos, con multitud de nombres y de tendencias, difíciles de clasificar de modo orgánico y preciso. En la medida que es posible, cabe distinguir movimientos de matriz cristiana, otros derivados de religiones orientales y otros vinculados a tradiciones esotéricas. La razón de la preocupación estriba en que sus doctrinas y prácticas de vida se alejan de los contenidos de la fe cristiana.

Por ello sigue siendo necesario promover, en favor de los cristianos cuya fe está en peligro, el "esfuerzo de una evangelización y una catequesis integral y sistemática, a las que ha de acompañar el testimonio". (22) Se trata, en efecto, de superar el grave peligro de la ignorancia y del prejuicio, de ayudar a los fieles a encontrarse de modo correcto con la Escritura, suscitando en ellos la experiencia viva de la oración, defendiéndoles de los sembradores de errores; educándolos en la responsabilidad de la fe recibida, saliendo al paso, con las armas del amor evangélico, de las dolorosas situaciones de soledad, pobreza, sufrimiento. Por el anhelo religioso que esos movimientos pueden expresar, merecen ser considerados como un "areópago de evangelización", en el que los problemas más importantes pueden encontrar respuesta. En realidad, "la Iglesia tiene un inmenso patrimonio espiritual que ofrecer a la humanidad: Cristo, que se proclama "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,61)". (23)


(21) Cfr. Secretariado para la Unión de los Cristianos – Secretariado para los no Cristianos – Secretariado para los no Creyentes – Pontificio Consejo para la Cultura, El fenómeno de las sectas o nuevos movimientos religiosos: desafío pastoral: "L'Osservatore Romano" del 7 mayo 1986.

(22) El fenómeno de las sectas o nuevos movimentos religiosos: desafío pastoral, cit. 5.4.

(23) RMi 38.




CAPITULO V

Catequesis según el contexto socio-cultural (24)


Catequesis y cultura contemporánea (25)


202. "De la catequesis, como de la evangelización en general, podemos decir que está llamada a llevar la fuerza del Evangelio al corazón de la cultura y de las culturas". (26) Con anterioridad han sido expuestos los criterios referidos a la adaptación e inculturación catequética. (27) Baste ahora afirmar de nuevo que la catequesis tiene como guía necesaria y eminente la "regla de la fe", ilustrada por el Magisterio y profundizada por la teología. Por otra parte, no hay que olvidar que la historia de la catequesis, especialmente en el tiempo de los Santos Padres es, en muchos aspectos, historia de la inculturación de la fe y como tal merece ser estudiada y meditada; historia, además, que nunca se para y que exige períodos amplios de continua asimilación del Evangelio.

En este capítulo se presentan algunas indicaciones metodológicas en relación con una tarea que es tan necesaria como exigente, en modo alguno fácil y expuesta a los riesgos de sincretismo y de otros malos entendidos. Se puede decir que sobre este tema, hoy tan importante, se hace necesaria una mayor reflexión programada y universal para bien de la catequesis.


(24) Cfr. Segunda Parte, cap. 1; DGC (1971) 8; EN 20 EN 63 CTR 53 RMi 52-54; Juan Pablo II, Discurso a los miembros del Consejo Internacional para la Catequesis: "L'Osservatore Romano" del 27 septiembre 1992; Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción La liturgia romana y la inculturación, (25 enero 1995): AAS 87 (1995), pp. 288-319; Comisión Teológica Inernacional Documento Commissio Theologica sobre Fe e inculturación (3-8 octubre 1988); Juan Pablo II, Exhor. apos., Iglesia en África, l.c.; Alocuciones con ocasión de sus viajes pastorales.

(25) Cfr. EN 20 EN 63 CTR 53 RMi 52-54 CEC 172-175.

(26) CTR 53.

(27) Cfr. Segunda Parte, cap. 1.


Tareas de la catequesis respecto a la inculturación de la fe (28)


203. Forman un conjunto orgánico y son en síntesis los siguientes:

– conocer en profundidad la cultura de las personas y el grado de penetración en su vida;
– reconocer la presencia de la dimensión cultural en el mismo Evangelio; afirmando por una parte que éste no es fruto de ningún humus cultural humano, pero admitiendo, por otra parte, que el Evangelio no puede aislarse de las culturas en las que se inscribió al principio y en las que después se ha expresado a lo largo de los siglos;
– anunciar el cambio profundo, la conversión, que el Evangelio, como fuerza "transformadora y regeneradora", (29) opera en las culturas;
– dar testimonio de que el Evangelio transciende toda cultura y no se agota en ella y, a la vez, discernir las semillas del Evangelio que pueden estar presentes en cada una de las culturas;
– promover al interior de cada una de las culturas a evangelizar una nueva expresión del Evangelio, procurando un lenguaje de la fe que sea patrimonio común de los fieles, y por tanto factor fundamental de comunión.
– mantener íntegros los contenidos de la fe de la Iglesia; y procurar que la explicación y la clarificación de las fórmulas doctrinales de la Tradición sean presentadas teniendo en cuenta las situaciones culturales e históricas de los destinatarios y evitando, en todo caso, mutilar o falsificar los contenidos.


(28) Cfr. CTR 53.

(29) CTR 53.


Proceso metodológico


204. La catequesis, a la vez que debe evitar todo tipo de manipulación de una cultura, no puede limitarse a la simple yuxtaposición del Evangelio a ésta y "como con un barniz superficial", sino que debe proponer el Evangelio"de manera vital, en profundidad y hasta las mismas raíces de la cultura y de las culturas". (30)

Esto determina un proceso dinámico integrado por diversos momentos, relacionados entre sí: esforzarse por escuchar, en la cultura de los hombres, el eco (presagio, invocación, señal…) de la Palabra de Dios; discernir cuanto hay de valor evangélico o al menos abierto a él; purificar lo que está bajo el signo del pecado (pasiones, estructuras del mal…) o de la fragilidad humana; suscitar en los catequizandos actitudes de conversión radical a Dios, de diálogo con los demás y de paciente maduración interior.


(30) EN 20.


Necesidad y criterios de valoración


205. Cuando llega el momento de evaluar, tarea tanto más necesaria cuanto más se está en fase inicial o experimental, se ha de procurar verificar si en el proceso de la catequesis se han infiltrado elementos de sincretismo. En tal caso las iniciativas de inculturación serían peligrosas y erróneas y deben ser rectificadas.

Sin embargo, ha de ser considerada como correcta aquella catequesis que no sólo logra la asimilación intelectual del contenido de la fe, sino que alcanza al corazón y transforma la conducta. Si es así, la catequesis genera un modo de vida dinámico y unificado por la fe, establece la unión entre la fe y la vida, entre el mensaje cristiano y el contexto cultural, y produce frutos de santidad.


Responsables del proceso de inculturación


206. "La inculturación debe implicar a todo el pueblo de Dios, no sólo a algunos expertos, ya que se sabe que el pueblo reflexiona sobre el genuino sentido de la fe que nunca conviene perder de vista. Esta inculturación debe ser dirigida y estimulada, pero no forzada, para no suscitar reacciones negativas en los cristianos: debe ser expresión de la vida comunitaria, es decir, debe madurar en el seno de la comunidad y no ser fruto exclusivo de investigaciones eruditas". (31) Ese esfuerzo por la encarnación del Evangelio, tarea específica de la inculturación exige la participación en la catequesis de todos aquéllos que viven en el mismo contexto cultural: pastores, catequistas y laicos.


(31) RMi 54.


Formas y vías privilegiadas


207. La catequesis de jóvenes y la de adultos, por las posibilidades que tiene de interrelacionar de manera más incisiva la fe y la vida, es una de las formas más aptas para la inculturación; sin embargo, no puede desatenderse la inculturación de la fe en la iniciación cristiana de los niños, precisamente por el notable influjo de orden cultural que este proceso lleva consigo: la adquisición de nuevas motivaciones para la vida, la educación de la conciencia, el aprendizaje del lenguaje bíblico y sacramental, así como el conocimiento de la dimensión histórica del cristianismo.

Una vía privilegiada es la catequesis litúrgica, por la riqueza de signos con que se expresa el mensaje y porque a ella tiene acceso una gran parte del pueblo de Dios; también hay que revalorizar los contenidos de los Leccionarios, la estructura del Año litúrgico, la homilía dominical y otras actividades catequéticas de carácter ocasional particularmente significativas (matrimonios, funerales, visitas a enfermos, fiestas patronales, etc.); sigue siendo central el cuidado a la familia, agente primario de una transmisión inculturada de la fe; peculiar interés tiene la catequesis en situaciones pluriétnicas y pluriculturales, ya que ayuda a descubrir y a tomar en consideración, con mayor atención aún, las riquezas de los diversos grupos en la acogida y en la expresión renovada de la fe.


El lenguaje (32)


208. La inculturación de la fe es, en ciertos aspectos, obra de lenguaje Esto conlleva que la catequesis respete y valore el lenguaje propio del mensaje, sobre todo el bíblico, pero también el histórico-tradicional de la Iglesia (Símbolo, liturgia), y el así llamado lenguaje doctrinal (fórmulas dogmáticas); es preciso, además, que la catequesis entre en comunicación con formas y términos propios de la cultura de las personas a las que se dirige; hace falta, finalmente, que la catequesis fomente nuevas expresiones del Evangelio en la cultura en la que se implanta.

En concreto, en el proceso de inculturación del Evangelio, la catequesis no ha de tener miedo a emplear fórmulas tradicionales y términos técnicos del lenguaje de la fe, si bien ha de ofrecer el significado que tienen y mostrar su relevancia existencial; por otra parte, la catequesis "tiene el deber imperioso de encontrar el lenguaje adaptado a los niños y a los jóvenes de nuestro tiempo en general, y a otras muchas categorías de personas: lenguaje de los estudiantes, de los intelectuales, de los hombres de ciencia; lenguaje de los analfabetos y de las personas de cultura elemental; lenguaje de los minusválidos, etc. ". (33)


(32) Cfr. CTR 59.

(33) CTR 59.


Los medios de comunicación


209. Íntimamente vinculados al lenguaje están los distintos modos de comunicación, uno de los más eficaces y persuasivos es el de los "mass-media". "La evangelización misma de la cultura moderna depende en gran parte de su influjo". (34)

Teniendo en cuenta lo que se ha dicho de los medios de comunicación en otro lugar, (35) conviene recordar algunos indicadores relacionados con la inculturación: una mayor valoración de los medios de acuerdo con su específica capacidad comunicativa, sabiendo equilibrar bien el lenguaje de la imagen con el de la palabra; la salvaguardia del genuino sentido religioso en las formas más importantes de expresión; la promoción de la madurez crítica de los usuarios y el estímulo a la profundización personal de lo que reciben de esos medios; la elaboración de materiales catequéticos en relación con los "mass-media"; la colaboración provechosa entre los agentes pastorales. (36)



(34) RMi 37.

(35) Cfr. Tercera Parte, cap. 2.

(36) Cfr. DGC (1971) 123.



210. El catecismo es un instrumento primordial en el proceso de inculturación. Sobre todo lo es el Catecismo de la Iglesia Católica, del que es necesario saber "poner en evidencia la vasta gama de servicios… también para los objetivos de la inculturación, que, para ser eficaz, nunca puede dejar de ser verdadera". (37) El Catecismo de la Iglesia Católica pide expresamente la redacción de catecismos locales apropiados, en los que se pueden realizar las adaptaciones debidas "a las exigencias que dimanan de las diferentes culturas, de edades, de la vida espiritual, de situaciones sociales y eclesiales de aquéllos a quienes se dirige la catequesis". (38)


(37) Juan Pablo II, Alocución a los miembros del Coincat, l.c.

(38) CEC 24; cfr. FD 4.


Ámbitos antropológicos y tendencias culturales


211. El Evangelio reclama una catequesis abierta, generosa y decidida a acercarse a las personas allá donde viven, en particular saliendo a su encuentro en aquellos lugares principales donde tienen lugar los cambios culturales elementales y fundamentales como la familia, la escuela, el ámbito del trabajo y el tiempo libre.

Así mismo es importante para la catequesis saber discernir y estar presente en aquellos ámbitos antropológicos en los que las tendencias culturales generan o difunden modelos de vida y pautas de comportamiento, como la cultura urbana, el turismo y las migraciones, el mundo juvenil y otros fenómenos de relieve social…
Finalmente hay "otros sectores que han de ser iluminados con la luz del Evangelio", (39) como las llamadas áreas culturales "areópagos modernos", tales como el área de la comunicación; el área del compromiso por la paz, el desarrollo, la liberación de los pueblos y la salvaguardia de la creación; el área de la defensa de los derechos humanos, sobre todo los de las minorías, de la mujer y del niño; el área de la investigación científica y de las relaciones internacionales…


(39) RMi 37.


Actuación ante las situaciones concretas


212. El proceso de inculturación realizado por la catequesis está llamado a confrontarse continuamente con múltiples y diferentes situaciones concretas. Entre las más relevantes y frecuentes se pueden señalar:

– En primer lugar, hay que distinguir la inculturación en países en que la presencia cristiana es reciente y donde el primer anuncio misionero aún debe consolidarse, y la inculturación en países de larga tradición cristiana, necesitados de nueva evangelización.
– Se han de tener en cuenta también aquellas situaciones de tensión y de conflicto, ocasionadas por factores como el pluralismo étnico, el pluralismo religioso, las grandes diferencias de desarrollo, las condiciones de vida urbana y extraurbana, los modelos de referencia dominantes en unos países profundamente influidos por la secularización masiva y, en otros, por una fuerte religiosidad.
– Por fin, se deberá tener presente las tendencias culturalmente significativas del propio lugar, representadas por ciertos grupos sociales y profesionales, como los hombres de ciencia y de cultura, el mundo obrero, los jóvenes,los marginados, los extranjeros, los discapacitados…

En términos más generales, "la formación de los cristianos tendrá en cuenta en grado máximo la cultura humana del lugar, que contribuye a la misma formación, y que ayudará a juzgar tanto el valor que se encierra en la cultura tradicional como aquel otro propuesto en la cultura moderna Préstese también la debida atención a las diversas culturas que pueden coexistir en un mismo pueblo y en una misma nación". (40)


(40) CL 63.


Tareas de las Iglesias locales (41)


213. Las Iglesias particulares tienen una competencia propia en la inculturación, y se refiere a todos los ámbitos de la vida cristiana. La catequesis es un aspecto y sector en esta tarea. Precisamente por la propia naturaleza de la inculturación, que tiene lugar en situaciones concretas y específicas, la "legítima atención a las Iglesias particulares no puede menos de enriquecer a la Iglesia. Es indispensable y urgente". (42)

A tal fin, de modo oportuno y un poco por todas partes, las distintas Conferencias Episcopales van elaborando Directorios de catequesis (e instrumentos análogos), catecismos, materiales catequéticos, y establecen centros de estudio y escuelas de formación. A la luz de cuanto se expone en el presente Directorio, es preciso hacer una revisión y una puesta al día de estas orientaciones y directrices locales, estimulando la colaboración de los centros de estudio, recogiendo las experiencia de los catequistas y favoreciendo la participación del pueblo de Dios.


(41) Cfr. Quinta Parte, cap. 4.

(42) EN 63.


Iniciativas bajo la guía de los pastores


214. La importancia de cuanto se ha dicho y la indispensable fase de investigación y experimentación exigen que los legítimos pastores tomen iniciativas a este efecto y las orienten. Estas iniciativas pueden consistir en:

– Promover una catequesis amplia y capilar que ayude a superar el grave obstáculo de toda inculturación que es la ignorancia o la desinformación. Así se hace posible el diálogo y la participación activa de las personas, que señalan mejor vías eficaces para el anuncio.
– Llevar a cabo experiencias-piloto de inculturación de la fe al interior de un programa establecido por la Iglesia. Un papel importante en particular, asume la práctica del catecumenado de adultos conforme a lo establecido en el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos.
– Disponer, si en el mismo territorio eclesial existieran diversos grupos étnico-lingüísticos, de guías y directorios traducidos a las diversas lenguas, promoviendo un servicio catequético homogéneo a todos los grupos a través de centros apropiados.
– Establecer relaciones de reciprocidad y comunión entre las Iglesias locales, y entre éstas y la Santa Sede. Eso permitirá valorar las experiencias, criterios, itinerarios e instrumentos de trabajo más valiosos y actualizados en orden a la inculturación.




QUINTA PARTE

LA CATEQUESIS EN LA IGLESIA PARTICULAR


La catequesis en la Iglesia particular


"Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios" (Mc 3, 13-15).

"Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16,17-18).

La Iglesia de Pentecostés, impulsada por el Espíritu Santo, va engendrando las Iglesias:"Iglesia de Jerusalén" (Hch 8,1); "La Iglesia de Dios que está en Corinto" (1 Co 1,2); "Las Iglesias de Asia" (1 Co 16,19); "Las Iglesias de Judea" (Ga 1,22); "Las siete Iglesias: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia, Laodicea" (cfr. Ap 1,20-3,14).


Significado y finalidad de esta parte


215. De cuanto queda expuesto en las partes precedentes acerca de la naturaleza de la catequesis, su contenido, su pedagogía y sus destinatarios, nace la pastoral catequética que, de hecho, se realiza en la Iglesia particular.

Esta quinta parte expone los elementos más importantes.


216. El primer capítulo trata del ministerio catequético y sus agentes La catequesis es una responsabilidad común pero diferenciada. Los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y fieles laicos actúan en ella según su respectiva responsabilidad y carismas.

La formación de los catequistas, analizada en el segundo capítulo, es elemento decisivo en la acción catequizadora. Si es importante dotar a la catequesis de buenos instrumentos de trabajo, más importante es aún preparar buenos catequistas.
En el tercer capítulo se estudian los ‘lugares’ donde, de hecho, se realiza la catequesis.
En el cuarto capítulo se analizan los aspectos más directamente organizativos de la catequesis: los organismos responsables, la coordinación de la catequesis y algunas tareas propias del servicio catequético.
Las indicaciones y sugerencias aquí propuestas no pueden llevarse a cabo de modo inmediato y a la vez en todos los lugares de la Iglesia. En las naciones o regiones donde la acción catequética no ha podido alcanzar un suficiente nivel de desarrollo, estas orientaciones y sugerencias señalan una serie de metas a alcanzar gradualmente.




CAPITULO I

El ministerio de la catequesis en la Iglesia particular y sus agentes


La Iglesia particular (43)




217. El anuncio, la transmisión y la vivencia del Evangelio se realizan en el seno de una Iglesia particular (44) o diócesis. (45) La Iglesia particular está constituida por la comunidad de los discípulos de Jesucristo (46) que viven en un espacio socio-cultural determinado. En cada Iglesia particular "se hace presente la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales". (47) Realmente, la Iglesia universal, fecundada como primera célula el día de Pentecostés por el Espíritu Santo, "da a luz a las Iglesias particulares como hijas y se expresa en ellas". (48) La Iglesia universal, como Cuerpo de Cristo, se manifiesta así como "Cuerpo de las Iglesias". (49)


(43) En esta Quinta Parte, como en el resto del presente documento, la expresión Iglesia particular se refiere a la diócesis y a las circunscripciones eclesiásticas asimiladas (CIC 368). La expresión Iglesia local se refiere a la agrupación de Iglesias particulares, bien establecidas en una región o nación, o bien en un conjunto de naciones vinculadas entre sí por lazos particulares. cfr. Primera Parte, cap 3: "La catequesis: acción de naturaleza eclesial" y Segunda Parte, cap 1: "La eclesialidad del mensaje evangélico".

(44) Como indica LG 26a, las legítimas congregaciones de fieles reciben el nombre de "Iglesias" en el Nuevo Testamento; cfr. los textos bíblicos con que se abre esta parte.

(45) Cfr. CD 11.

(46) La Iglesia particular, en CD 11, se describe, antes que nada, como "porción del Pueblo de Dios" (Populi Dei portio).

(47) Congregación para la Doctrina de la Fe, Communionis Notio 7 (AAS 851993, 838-850).

(48) Communionis notio 9b.

(49) LG 23b recoge el testimonio de S. Hilario Poitiers In Ps 14,3 (PL 9, 206) y de S. Gregorio Magno Moral IV, 7. 12 (PL, 75, 643).



218. El anuncio del Evangelio y la Eucaristía son los dos pilares sobre los que se edifica y en torno a los cuales se congrega la Iglesia particular. Al igual que la Iglesia universal, también "ella existe para evangelizar". (50)

La catequesis es una acción evangelizadora básica de toda Iglesia particular. Mediante ella, la diócesis ofrece a todos sus miembros y a todos los que se acercan con el deseo de entregarse a Jesucristo, un proceso formativo que les permita conocer, celebrar, vivir y anunciar el Evangelio dentro de su propio horizonte cultural. De esta manera, la confesión de fe, meta de la catequesis, puede ser proclamada por los discípulos de Cristo "en su propia lengua". (51) Como en Pentecostés, hoy también la Iglesia de Cristo, "presente y operante" (52) en las Iglesias particulares, "habla todas las lenguas", (53) ya que, cual árbol que crece, echa sus raíces en todas las culturas.


(50) EN 14.

(51) Ac 2,11.

(52) Communionis Notio 7 l. c. 842.

(53) Communionis Notio 9b l. c., p. 843; cfr. .


El ministerio de la catequesis en la Iglesia particular


219. En el conjunto de ministerios y servicios, con los que la Iglesia particular realiza su misión evangelizadora, ocupa un lugar destacado el ministerio de la catequesis. (54) En él cabe señalar los rasgos siguientes:

a) En la Diócesis la catequesis es un servicio único, (55) realizado de modo conjunto por presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, en comunión con el obispo. Toda la comunidad cristiana debe sentirse responsable de este servicio. Aunque los sacerdotes, religiosos y laicos realizan en común la catequesis, lo hacen de manera diferenciada, cada uno según su particular condición en la Iglesia (ministros sagrados, personas consagradas, fieles cristianos). (56) A través de ellos, en la diversidad de sus funciones, el ministerio catequético ofrece de modo pleno la palabra y el testimonio completos de la realidad eclesial. Si faltase alguna de estas formas de presencia la catequesis perdería parte de su riqueza y significación.
b) Se trata, por otra parte, un servicio eclesial, indispensable para el crecimiento de la Iglesia. No es una acción que pueda realizarse en la comunidad a título privado o por iniciativa puramente personal. Se actúa en nombre de la Iglesia, en virtud de la misión confiada por ella.
c) El ministerio catequético tiene, en el conjunto de los ministerios y servicios eclesiales, un carácter propio, que deriva de la especificidad de la acción catequética dentro del proceso de la evangelización. La tarea del catequista, como educador de la fe, difiere de la de otros agentes de la pastoral (litúrgica, caritativa, social…) aunque, obviamente, ha de actuar en coordinación con ellos.
d) Para que el ministerio catequético en una Diócesis sea fructífero, necesita contar con otros agentes, no necesariamente catequistas directos, que apoyen y respalden la actividad catequética realizando tareas que son imprescindibles, como: la formación de catequistas, la elaboración de materiales, la reflexión, la organización y planificación. Estos agentes, junto con los catequistas, están al servicio de un único ministerio catequético diocesano, aunque no todos realicen las mismas funciones, ni por el mismo título.


(54) La expresión "ministerio de la catequesis" es utilizada en CTR 13.

(55) Es importante subrayar el carácter de servicio único que tiene la catequesis en la Iglesia particular. El "sujeto" de las grandes acciones evangelizadoras es la Iglesia particular. Es ella la que anuncia, la que transmite el Evangelio, la que celebra,... Los agentes "sirven" a ese ministerio y actúan "en nombre de la Iglesia". Las implicaciones teológicas, espirituales y pastorales de esta "eclesialidad" de la catequesis son grandes.

(56) CTR 16: "Es una responsabilidad diferenciada pero común". Cfr. también la nota 55, del n. 50, como clarificación del término "ministerio de la Palabra".



DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS - La catequesis en relación a la religiosidad popular (7)