DICCIONARIO DE PATRÍSTICA- César Vidal Manzanares - Evangelios apócrifos


F

Fabiano

Papa (236-250), desarrolló una ingente actividad en la reestructuración de la Iglesia en Roma. Por Cipriano (Epist LIX, 10) sabemos que apoyó en una carta la condena del obispo Priato de Lámbese, pronunciada en un concilio númida.

Faustino

Vida: Poseemos pocos datos acerca de él si bien sabemos que en torno al 380 estaba en Roma donde era sacerdote luciferiano, manteniendo algún tipo de relación con la esposa de Teodosio, Flacila.

Obra: Fue autor de un tratado Acerca de la Trinidad en el que expone la postura ortodoxa enfrentada al arrianismo, de una profesión dirigida a Teodosio y de un Libelo de preces, también dirigido al emperador, que constituye fuente importante para la historia del luciferianismo. Ver Lucifer de Cagliari.

Febadio de Agen

Vida: Obispo de Agen en las Galias, participó en el sínodo de Rímini (359) manteniendo una postura contraria a las tesis arrianas y siendo el último en ceder ante las presiones de los legados imperiales si bien exigió antes la redacción de un conjunto de aclaraciones que suavizaban el contenido arriano de la fórmula de Rímini. No sabemos nada más de él tras aquel hecho.

Obra: Sólo ha llegado hasta nosotros un tratado Contra Arríanos. Ver Arrio

Felipe de Sido

Vida: Nacido en Sido, Panfilia, fue ordenado diácono en Constantinopla por Juan Crisóstomo. Ordenado sacerdote, en los años 426, 428 y 431 estuvo a punto de ser elegido patriarca.

Obra: Compuso muchas obras y entre ellas una refutación de los escritos de Juliano el apóstata que no ha llegado hasta nosotros (HE VII, 27). Entre los años 434 y 439 publicó una Historia cristiana en 26 libros que iba desde la Creación hasta el año 426. La obra no ha llegado hasta nosotros salvo en pequeños fragmentos, lo que es lamentable si tenemos en cuenta que, presumiblemente, contenía mucha de la información ausente en Eusebio de Cesárea.

Felipe el Presbítero

Vida: Comentarista latino del que prácticamente no nos han llegado datos aunque sabemos que fue discípulo de Jerónimo.

Obras: Escribió un comentario al libro de Job y algunas cartas.

Filastrio de Brescia

Vida: Su actividad se centró en la segunda mitad del s. IV. Al parecer, fue un predicador itinerante cuya tarea era el fustigamiento de los paganos, los judíos y los herejes. En Milán se opuso a Auxencio, pero sólo consiguió ser apaleado. Participó en el concilio de Aquileya (381) donde se depuso a los obispos arríanos Paladio de Ratiaria y Secundiano de Singidunum.

Obras: Fue autor de un libro de diversas herejías donde describía 156 herejías ceñidas al ambiente judío y cristiano.

Filocalia

I. Obra de espiritualidad redactada por Basilio el Grande y Gregorio de Nacianzo con ocasión de la visita que este último hizo al primero en el 358. 2. Obra de Macario de Corinto (1731-1805) y Nicodemo el Hagiorita (1749-1809) en la que se reúne una recopilación de textos que van desde Antonio y Evagrio hasta Simeón de Tesalónica (1410-1429).

Filostorgio

Vida: Nació hacia el 368 en Boriso. A los veinte años se trasladó a Constantinopla donde pasó la mayor parte de su vida. Fue un encarnizado seguidor de Eunomio.

Obras: Escribió una Historia eclesiástica en doce libros que cubre el período de los años 300 al 425 y que, en realidad, era un intento de defender histórica y teológicamente el arrianismo. La obra no ha llegado a nosotros pero sí un epítome de la misma formado por fragmentos. Conocemos también el título de otras dos obras suyas, a saber, la Refutación de Porfirio y el Encomio de Eunomio. Ver Eunomio.

Firmico Materno

Vida: Nació en la isla de Sicilia en una familia de rango senatorial. Convertido al cristianismo ya en la edad adulta, se manifestó como feroz enemigo del paganismo para erradicar el cual solicitaba el apoyo imperial.

Obras: Escribió antes de su conversión un manual de astrología (Mathesis) y con posterioridad a aquélla un tratado Acerca del error de las religiones profanas.

Firmiliano

Obispo de Cesárea de Capadocia (m. 268). De sus escritos sólo ha llegado hasta nosotros una carta dirigida a Cipriano de Cartago, donde se discute la cuestión del bautismo de los herejes. En ella apoya la tesis de éste y critica con dureza al papa Esteban. Ver Cipriano de Cartago; Esteban.

Flavinio Dinamio

Vida: Encuadrado generalmente a finales del s. IV e inicios del s.V, sabemos de él que nació en Burdeos y enseñó en su ciudad natal hasta que una grave acusación lo forzó a emigrar a España donde murió.

Obras: Ha llegado hasta nosotros una Alocución a un discípulo.

Fragmento Muratoriano

Atribuido a Hipólito de Roma (J. B. Lightfoot, T. H. Robinson, T. Zahn, N. Bonwetsch, M. J. Lagrange) y datable hacia la mitad del s. II, contiene la lista más antigua de escritos canónicos del Nuevo Testamento. Descubierto y publicado por L. A. Muratori en 1740 de un manuscrito del s. VIII de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, se han hallado cuatro fragmentos del mismo texto en códices de los s. XI y XII de Montecassino. La lista enumera los cuatro evangelios canónicos, el libro de los Hechos, trece epístolas del apóstol Pablo, las epístolas de Juan (sólo dos pero sin precisar más), la de Judas, el Apocalipsis de Juan y el Apocalipsis de Pedro. No se incluye la carta a los Hebreos ni la de Santiago ni las dos de Pedro. Se consideran heréticas las epístolas apócrifas a los laodicenses y a los alejandrinos, atribuidas a Pablo. Se señalan las dudas acerca del Apocalipsis de Pedro que no es aceptado por todos. Se cita el libro de Sabiduría. Se recomienda la lectura del Pastor de Hermas (si bien se rechaza su inspiración por no ser de autor apóstol) y, finalmente, se rechazan obras heréticas como las de Valentín, Milcíades, Basílides y Marción. Ver Apócrifos; Basílides; Gnosticismo; Hipólito de Roma; Marción; Milcíades; Valentín.



G

Gaudencio de Brescia

Vida: Sabemos poco acerca de la existencia de Gaudencio. En el 390 fue designado como obispo de Brescia. En el 405 solicitó de Arcadio una revisión de la condena de Juan Crisóstomo, pero sólo consiguió ser encarcelado y verse devuelto a su sede en una nave que a punto estuvo de naufragar.

Obras: Nos han llegado diez homilías pascuales suyas, a las que la crítica moderna ha añadido otras seis. Ver Juan Crisóstomo.

Gelasio I

Vida: Papa (492-496), nació en Roma de origen africano. Al acceder a la sede romana se encontró con que los bárbaros, de confesión arriana, controlaban Occidente. A esto se unía el cisma con Oriente producido por la imposición allí del Henoticon y que se agravó a causa de la excomunión — pronunciada ya por Félix III — del patriarca Acacio de Constantinopla. Gelasio consiguió establecer buenas relaciones con el rey Teodorico pese al arrianismo de éste, pero fue más intransigente que Félix en relación con la excomunión de Acacio, que era juzgada en Oriente como contraria a los cánones. Primer obispo romano en utilizar el título de "vicario de Cristo" — en el sínodo romano del 495 —, se vio obligado finalmente a dar algunos pasos en favor de la reconciliación con Oriente debido a las presiones imperiales ejercidas sobre él.

Obras: Autor prolífico, dejó más de un centenar de cartas — muchas en forma fragmentaria — así como media docena de tratados. Se discute si el Decreto Gelasiano, en el que se contiene el canon de la Escritura, y el Sacramental Gelasiano están relacionados con él.

Teología: Defensor a ultranza de la supremacía romana, manifestó su desagrado ante la concesión del rango de Constantinopla en el concilio de Calcedonia (451) como diócesis sólo segunda a Roma. Aunque ha sido calificado duramente por autores como J. D. N. Kelly ("arrogante, estrecho de mente y áspero"), el testimonio de sus contemporáneos occidentales resulta mucho más favorable.

Gelasio de Cesárea

Vida: Segundo sucesor de Eusebio como obispo de Cesárea y sobrino de Cirilo de Jerusalén. Consagrado obispo de Cesárea el 367, fue depuesto durante el reinado de Valente pero regresó en el 379.

Obras: Escribió una Historia eclesiástica, una Exposición del símbolo y un tratado Contra los anomeos.

Genadio de Constantinopla

Vida: Patriarca de Constantinopla (458-471), murió el 471 y fue sucedido por Acacio.

Obras: Sólo nos ha llegado completa su Epístola encíclica, pero fue autor asimismo de diversos comentarios bíblicos, homilías y algunos escritos dogmáticos.

Gnosticismo

La definición del gnosticismo continúa siendo hoy en día caballo de batalla entre los estudiosos. No es de extrañar por ello que el Congreso de Mesina sobre el gnosticismo o el I Seminario de Trabajo sobre Gnosticismo y Cristianismo primitivo de Springfield (1983) no llegaran a una definición universal. C. Vidal Manzanares ha propuesto las siguientes características del pensamiento gnóstico: 1. El mundo material se considera un lugar inadecuado para el ser humano, 2. La exclusión de la idea del pecado en un sentido judeo-cristiano, 3. La gnosis — o conocimiento oculto y presuntamente antiguo — como única salida del estado actual, 4. La sustitución de la moral por la realización de ritos mágicos y la captación de adeptos y 5. La sensación de formar parte de una élite sentida por el adepto. Estos aspectos predestinaban a la gnosis por más que se cubriera con un barniz cristiano a enfrentarse con el cristianismo, ya que negaba la encarnación divina (la materia es mala), la muerte de Cristo en la cruz (grosera materialización para los gnósticos cuya salvación se producía en virtud de la gnosis y no del sacrificio de Cristo en el Calvario), su resurrección (era intolerable la idea de que el alma tomara de nuevo un cuerpo al que se veía como encierro insoportable), su llamado universal (la gnosis lo restringía a algunos iniciados) y su ética. Tema aún más discutido es el del origen de la gnosis. J. Doresse ha abogado por un origen griego, B. A. Pearson ha señalado un origen judío, al menos para algunas de las obras gnósticas, y Reitzenstein se ha inclinado por un origen iranio. Finalmente C. Vidal Manzanares apunta hacia un origen mesopotámico, si bien reconoce las influencias iranias así como una penetración del gnosticismo en el judaísmo en un estadio incluso pre-cristiano. Con todo, nociones como las del Salvador que desciende del cielo no aparecen hasta el s. II d. C. y es muy posible que su origen sea cristiano. Así, y contra algunos conceptos elaborados durante el s. XIX, hoy en día se tiende a rechazar la posibilidad de un influjo gnóstico en el cristianismo neotestamentario, siendo mucho más posible que la influencia se produjera en la dirección inversa. Como ya hemos indicado, el abismo entre gnosis y cristianismo era demasiado profundo como para poder llegarse a una síntesis de ambos pensamientos. No obstante, los gnósticos captaron el atractivo potencial de la figura de Jesús e intentaron capitalizarla como estandarte de sus tesis. No es de extrañar que el choque resultara inmediato. El Nuevo Testamento recoge huellas del enfrentamiento entre el cristianismo y la gnosis en los escritos paulinos (I Corintios, Efesios, Colosenses, I Timoteo, Tito) y joaninos (la I de Juan es casi con toda seguridad un intento de proveer de una clave ortodoxa de interpretación del Evangelio de Juan opuesta a la de los gnósticos). Este gran combate contra la gnosis no concluiría tras la muerte de los apóstoles. Personajes como Basílides, Isidoro, Valentín, Ptolomeo, Heracleón, Florino, Bardesano, Harmonio, Teodoto, Marco o Carpócrates fueron difusores de un intento de penetración del cristianismo por diversas tesis gnósticas que, de haber tenido éxito, hubiera significado el final de aquél. Reacciones como las de Ireneo o Tertuliano ponen de manifiesto el estado de preocupación con el que el cristianismo vivió aquella pugna. No obstante, puede decirse que ésta comenzó a mostrarse favorable al mismo ya en el s. III y concluyó en el s. IV con la promulgación de una serie de normas imperiales — como las contenidas en el I. XVI del Codex Theodosianus — contrarias a los herejes. Paradójicamente esta política de fuerza iba a motivar la preservación de una biblioteca gnóstica de importancia incomparable hasta la fecha. En el 367, Atanasio de Alejandría ordenó en una carta festal, la 39, la eliminación de una serie de obras heréticas. Teodoro, abad de Tabinnisi, recibió la misiva pero optó — o al menos así lo hizo alguno de sus monjes — por no quemar las obras sino enterrarlas. En 1945, tres árabes descubrían cerca de Nag Hammadi o Chenoboskion las mismas. Aunque algunos de los escritos desaparecieron por la desidia de los familiares de los descubridores, lo cierto es que, en su conjunto, constituyen — quizá con la excepción de los hallazgos del Mar Muerto — el descubrimiento documental más grandioso del s. XX y han permitido acceder al pensamiento de una fuerza espiritual que mantuvo un combate encarnizado con el cristianismo por espacio de más de tres siglos. Ver Bardesano; Basüides; Carpócrates; Marco; Valentín.

Gregorio de Elvira

Vida: Nacido presumiblemente a inicios del s. IV o finales del s. III, fue obispo de Elvira en la Bética. Resistió al arrianismo, lo que hace pensar que no asistió al sínodo de Rímini. Entre el 380 y el 385 fue mentor de los luciferianos.

Obras: Los descubrimientos realizados por A. C. Vega han permitido ver en Gregorio al autor español más importante con anterioridad a Isidoro de Sevilla. Su interés fundamental fue la exégesis y de él nos han llegado los tratados acerca de los libros de las santas escrituras, un Tratado acerca del Arca de Noé, unos Tratados sobre el cantar de los cantares, etc.

Gregorio Nacianceno

Vida: Miembro de una familia acomodada y noble, nació el 330 en Arianzo. Asistió a la escuela retórica de Cesárea de Capadocia y visitó las de Cesárea de Palestina y Alejandría de Egipto. Tras un breve paso por Atenas, regresó a su tierra el 357 recibiendo entonces el bautismo. Como un año después, ayudó a Basilio en la compilación de la Filocalia. En el 362 fue ordenado sacerdote. Consagrado obispo de Sásima, nunca llegó a tomar posesión de esta sede y no mucho después se retiró a Seleucia para dedicarse a la contemplación. El 379 la minoría nicena — realmente reducida — de Constantinopla le rogó que les ayudara a reestructurar la Iglesia. En aquel entonces todos los edificios estaban en manos de los arrianos pero, en el 380. la entrada de Teodosio en la ciudad provocó la devolución de los edificios a los ortodoxos. Tras renunciar a la sede de Constantinopla, Gregorio se hizo cargo provisionalmente de la diócesis de Nacianzo. Retirado a su finca familiar en Arianzo, falleció el 390.

Obras: Han llegado hasta nosotros 45 discursos, un conjunto de poemas y algunas cartas.

Teología: Gregorio se destacó por su defensa del dogma de la Trinidad. Llama Dios al Espíritu Santo, y elaboró una cristología aprobada en Efeso (431) y Calcedonia (451). Mariológicamente se adelantó a Efeso en la utilización del término "Zeotokos" referido a María. El dogma de la maternidad divina de María — si bien con un enfoque aún mayormente cris-tológico — es clave para definir la ortodoxia de una persona. Concibió la Eucaristía como sacrificio incruento relacionado con los sacrificios de alabanza y de su propia vida ofrecidos por el creyente.

Gregorio de Nisa

Vida: Nació en torno al 335 en la familia de Basilio. Tras ejercer algún tiempo como profesor de retórica, optó por la vida monástica, retirándose a un monasterio del Ponto. En el 371 fue consagrado obispo de Nisa. Fracasó en su cometido, si hemos de creer a Basilio, a causa de su poca firmeza en el trato con la gente y de su escasa habilidad para la política. Por si esto fuera poco, su impericia administrativa se vio complicada por las acusaciones de malversación lanzadas contra él por herejes. En el 376 fue depuesto mientras se hallaba ausente. Dos años después regresó a la diócesis, y en el 379 asistió al sínodo de Antioquía. En el 380 fue elegido obispo de Sebaste, función que sólo desempeñó unos meses. En el 381 participó en el concilio de Constantinopla. Murió el 385.

Obras: La mayoría de las obras de Gregorio de Nisa están dirigidas contra los herejes (Eunomio, Apolinar, Ablabio, los macedonianos, los astrólogos, etc.) pero también redactó obras exegéticas, homiléticas y ascéticas, así como discursos, sermones y cartas.

Teología: Cristológicamente, Gregorio diferencia con claridad las dos naturalezas de Cristo si bien admite la comunicación de idiomas. Mariológicamente, Gregorio emplea el título de Zeotokos para referirse a María a la vez que afirma su virginidad también durante el parto. Escatológicamente, acusa la huella origenista en su afinación de que las penas del infierno no son eternas sino temporales con una finalidad correctora. Cree asimismo en la restauración universal de todo al fin de los tiempos. De no menor importancia es la aportación de Gregorio a la literatura mística.

Gregorio I el Grande

Papa (590-604). Vida: Nacido en una familia aristocrática romana, su tatarabuelo fue el papa Félix II (483-492) y entre sus antepasados estuvo también el papa Agapito I (535-536). En el 537 Gregorio era prefecto de Roma pero abandonó el funcionariado para convertirse en monje. Fundó así el monasterio de san Andrés, en Roma, y otros seis en Sicilia. Llamado por Pelagio II, regresó a Roma donde se le ordenó diácono siendo, posteriormente, enviado a Constantinopla como representante episcopal. Allí se mezclaría en una fuerte controversia con Eutiques. A la muerte de Pelagio II, en 590, Gregorio fue elegido para sucederlo. Se convirtió así, muy a su pesar, en el primer monje papa. Aunque unificó la administración eclesial, se negó a usar el título de patriarca ecuménico. Su labor pacificadora con los lombardos, ocasionado por el deseo de evitar las penalidades de la población, le enfrentó con Constantinopla.

Obras: Gregorio fue primeramente un exegeta. Sólo han llegado completos sus comentarios a Job y I Reyes, pero fue autor de otras de Proverbio, el Cantar, etc. Los Diálogos narran la vida de diversos santos italianos y la Regla pastoral se ocupa del tratamiento del ministerio episcopal, especialmente en lo que a predicación se refiere. Su influencia en la liturgia, contra lo que se pensó en otras épocas, se limitó prácticamente a la redacción de oraciones.

Teología: Gregorio fue un gran difusor del pensamiento agustiniano. Del Padre africano tomó su insistencia en el estado caído del hombre, la primacía de la gracia de Dios en la salvación y la doctrina de la predestinación. Contribuyó asimismo a la elaboración gradual de la doctrina del purgatorio.

Gregorio Taumaturgo

Vida: Nació hacia el 213 en Neocesarea del Ponto de una familia noble. Estudió retórica y derecho en su ciudad natal. Invitado por su hermana a Cesárea de Palestina, siguió algunos cursos de Orígenes, y abrazó allí el cristianismo. Algunos años después fue consagrado como primer obispo de Neocesarea. Asistió al concilio de Antioquía (265) y murió durante el reinado de Aureliano (270-275).

Obras: Gregorio fue fundamentalmente un autor de miras prácticas. Escribió un Panegírico de Orígenes, un Credo, una Metáfrasis del Eclesiastés y un tratado Acerca de la pasibilidad e impasibilidad de Dios.



H

Hechos apócrifos

Al igual que sucedió con los Evangelios apócrifos, los Hechos de este tipo pretendían de alguna manera colmar las lagunas existentes en el Nuevo Testamento pero, finalmente, sirvieron para difundir las tesis de grupos heréticos bajo capa de autoridad apostólica. Entre ellos destacan: I. Los Hechos de Pablo, que se escribieron a finales del s. II y llegaron a dividirse en tres obras conocidas como los Hechos de Pablo y Tecla, la Correspondencia de san Pablo con los Corintios y el Martirio de san Pablo. La primera tuvo una enorme influencia en la literatura y el arte cristiano; II. Los Hechos de Pedro. Compuestos hacia finales del s. II, nos han llegado en fragmentos (Hechos Vercellenses o de Pedro con Simón — de influencia docética —, Martirio de san Pedro — de influencia gnóstica — y Martirio del santo apóstol Pedro, escrito por Lino, cuya redacción final es del s. VI; III. Los Hechos de Pedro y Pablo, escritos hacia el s. III; IV. Los Hechos de Juan, redactados hacia el 150, manifiestan influjos docetistas; V. Los Hechos de Andrés, escritos en la segunda mitad del s. III y atribuidos a Leukios Cariños, que presentan impregnaciones heréticas; VI. Los Hechos de Tomás, los únicos de los que tenemos el texto completo y que fueron redactados en la primera mitad del s. III. Son claras las influencias gnósticas de los mismos; VII. Los Hechos de Tadeo, basados en la supuesta correspondencia entre Jesús y Abgar o Abgaro, rey de Edesa, se escribieron durante el s. III. Aparte de los mencionados aparece durante los siglos IV y V una profusión de Hechos apócrifos referidos a los apóstoles (Mateo, Felipe, Bartolomé, etc.) y a sus discípulos directos (Bernabé, Timoteo, Marcos, etc.).

Hegemonio

Vida: No tenemos datos sobre la vida de Hegemonio.

Obras: Se le ha atribuido la redacción de los Hechos de Arquelao, fuente de especial importancia para el estudio del maniqueísmo, aunque carezca de valor histórico.

Hegesipo

Vida: Nació en Oriente de familia muy posiblemente judía. Convertido al cristianismo, preocupado por la difusión del gnosticismo visitó Roma durante el episcopado de Aniceto (154-165) y siguió allí hasta el de Eleuterio (174-189). Aprovechó asimismo aquella visita para compilar información sobre la enseñanza de las iglesias principales y de manera destacada la de Roma.

Obras: Sus escritos sólo nos han llegado de manera fragmentaria, lo que resulta lamentable porque iban referidos muy especialmente a la iglesia primitiva y, sobre todo, a la judeo-cristiana. Redactó cinco libros de Memorias especialmente dirigidas contra los gnósticos pero en los que asimismo hacía referencia a la doctrina de las Iglesias de la época.

Teología: Hegesipo contiene — en la forma que nos ha sido conservada por Eusebio — uno de los primeros testimonios no-bíblicos acerca de una tradición apostólica transmitida a las Iglesias. Asimismo suscribía la tesis de una sucesión episcopal en la que los obispos eran los sucesores en línea directa de los apóstoles (no obstante C. H. Turner y E. Caspar han discutido, a nuestro juicio no muy fundadamente, que Hegesipo mantuviera esta última tesis). Mariológicamente, empero, los datos proporcionados por Hegesipo colisionan con la enseñanza católica posterior acerca de María, pues consideraba a Santiago "hermano en la carne de Jesús," no pariente ni primo, y asimismo daba los nombres de sus dos hermanas, a tenor de lo indicado en Marcos 6:3 y Mateo 13:55. Ver Judeo-cristianismo.

Hermas

Ver Pastor de Hermas.

Hesiquio de Jerusalén

Vida: Apenas tenemos datos sobre su existencia con excepción de que optó por el estado monacal y de que en torno al 412 era sacerdote y predicador de la Iglesia de Jerusalén. Murió en torno al 450.

Obras: Siguiendo el método alejandrino de exégesis alegórica, parece ser que compuso comentarios a la práctica totalidad de los libros de la Biblia si bien sólo nos han llegado fragmentos. Escribió además Glosas sobre cánticos bíblicos, un conjunto de sermones, una Historia eclesiástica y una Colección de objeciones y soluciones.

Hilario de Arles

Vida: Nació en 401. Pariente y discípulo del obispo Honorato de Lérins, fue monje desde muy joven. Aquél quiso designarlo como sucesor suyo pero Hilario huyó, aunque finalmente aceptó la sede, que gobernó por una veintena de años. Murió en 449.

Obras: Nos ha llegado una Epístola a Euquerio de Lugdunum, el sermón Acerca de la vida de san Honorato de Lérins y algunos versos conservados por Gregorio de Tours.

Hilario de Poitiers

Vida: Debió de nacer a inicios del s. IV en una familia pagana y convertirse al cristianismo a edad adulta. Ocupó la sede de Poitiers hacia el 350. En el 356 asiste al concilio de Béziers, siendo depuesto y desterrado a Frigia en el mismo por su antiarrianismo. Fue allí donde se familiarizó con la teología de Orígenes y donde captó en toda su profundidad la complejidad teológica de la herejía arriana. Intervino en el concilio de Seleucia (359) en el grupo ortodoxo. Estando en Constantinopla se enteró del sínodo de Rímini y pidió al emperador licencia para contender en público con Saturnino de Arles, pero, al parecer, no se le concedió, si bien, poco después, pudo regresar a su patria sin verse obligado a suscribir el símbolo filoarriano. Alma del concilio de París del 361, optó por una postura conciliadora que eliminó la influencia del arrianismo. Debió de fallecer hacia el 367.

Obras: Buena parte de los escritos de Hilario han llegado hasta nosotros. Entre ellos se encuentran obras dogmáticas (Acerca de la Trinidad, Acerca de los sínodos), históricas (los dos libros A Constancio, el libro Contra Constancio, Contra Auxencio, etc.), exegéticas (Comentario de Mateo, Comentario de los salmos, etc.) e himnos. Ver Arrio; Orígenes.

Hipólito de Roma

Vida: De origen desconocido, si bien probablemente ni latino ni romano, afirmó haber sido discípulo de Ireneo. Se enfrentó con el papa Calixto al dulcificar éste la disciplina de los penitentes culpables de pecado mortal e incluso llegó a acusarlo de hereje sabelianista. Elegido papa por un grupo pequeño pero influyente, se convirtió en el primer antipapa de la historia. De hecho, siguió siéndolo bajo los pontificados de Urbano (223-230) y de Ponciano (230-235). Cuando finalmente Maximino el tracio desterró a este último y a Hipólito a Cerdefla, los dos renunciaron a la sede romana, se reconciliaron e Hipólito murió mártir (235), al parecer, tras haber vuelto al seno de la Iglesia romana. La Iglesia católica lo ha canonizado.

Obras: De pésima fortuna han disfrutado las obras de Hipólito. Por un lado, muchas debieron de ser destruidas dada su fama de hereje y cismático; por otro, otras no se conservaron al irse perdiendo el saber griego en el ámbito romano. Por si esto fuera poco, aún hoy en día prosigue un encendido debate sobre la autoría de algunos de sus escritos. Entre ellos destacan los Filosofumena, el Sintagma, un tratado Acerca del Anticristo, algunos tratados exegéticos, la Crónica, el Cómputo pascual, algunas homilías y, especialmente, la Tradición apostólica que, con la excepción de la Didajé, es la constitución eclesiástica más antigua que poseemos.

Teología: Cristológicamente, se opuso tanto al modalismo como al patripasianismo pero derivó en el subordinacionismo. Eclesialmente, el obispo ya es contemplado como un sacerdote, dotado de un poder de perdonar los pecados y en el que se manifiesta la sucesión apostólica (TA, III). Con todo, sabemos del enfrentamiento con Calixto en relación con la suavización de penas para los culpables de pecado mortal. Aparte de esto, Hipólito nos ha transmitido noticias sobre diversos órdenes de la época como los sacerdotes y diáconos, los confesores, las viudas, los lectores, las vírgenes, los subdiáconos y los que tenían el carisma de curaciones, lo que señala un papel importante del carismatismo aún en esa época. Sacramentalmente, el bautismo conocido por Hipólito es por inmersión y de adultos (aunque hace alguna referencia a niños pero parece ser que ya de cierta edad ) y eso hace que sea muy minucioso a la hora de señalar los oficios incompatibles con la recepción del bautismo (poseedor de burdeles, militar, gladiador, guardián de ídolos, mago, astrólogo, adivino, etc.) y al exigir que la instrucción catecumenal dure tres años. No parece tampoco claro si Hipólito creía en la presencia real en la Eucaristía y más bien da la impresión de que la contempla sólo como conmemoración (IV). De la misma forma Hipólito nos informa de que seguía celebrándose la comida comunitaria o ágape entre los fieles.

Honorato de Arles

Vida: Nació en la Galia belga, presumiblemente de familia consular. Convertido al cristianismo en la adolescencia, se retiró a una cueva de Estérel y luego a la isla de Lérins donde fundó un monasterio. El 428 fue nombrado obispo de Arles. Murió el 430.

Obras: No se han conservado ni sus cartas ni su regla.

Ignacio de Antioquía

Vida: Clasificado dentro de los Padres apostólicos, Ignacio fue obispo de Antioquía, siendo condenado durante el reinado de Trajano (98-117) al suplicio de las fieras.

Obras: De camino a Roma desde Siria redactó siete epístolas dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia, Esmirna, Roma y a Policarpo de Esmirna. Aunque se ha cuestionado en alguna ocasión su autenticidad, la defensa de las mismas realizada por J. B. Lightfoot, A. von Harnack, T. Zahn y F. X. Funk parece haber zanjado la cuestión en favor de la misma.

Teología: Eclesialmente, Ignacio desconoce ya el papel de los profetas en la Iglesia y se manifiesta partidario de un episcopado monárquico. Estar en la debida comunión con el obispo — sin el cual no se pueden celebrar ni el ágape ni el bautismo ni la Eucaristía — equivale a verse a salvo del error y de la herejía. Parece evidente que dentro de la comunión de las Iglesias, la de Roma tiene para Ignacio un valor especial, pero es discutible — como sostiene Quasten — que en sus escritos esté ya presente la idea de primado, y así lo han apuntado entre otros A. von Harnack, J. Thiele y A. Ehrhard. No es fácil discernir cuál es el punto de vista exacto que Ignacio tiene acerca de la Eucaristía. Si bien en algunos pasajes parece pronunciarse por la presencia real (Esmirn, VII), en otros parece entenderse más bien que sólo es vehículo de unión espiritual con la sangre de Cristo (Fil IV).



I

Inocencio I

Vida: Papa (401-417), su capacidad para proclamar el primado romano en una época de dificultades notables — en el 410 Roma fue saqueada por Aladeóle ha merecido el calificativo — inexacto pero revelador — de "primer papa." Sí es indiscutible, como ha señalado B. Studer, que fue el primero en dar una formulación precisa a las pretensiones de primado de la sede romana. Exigió, desde luego, la conformidad de todas las iglesias occidentales con la "consuetudo" romana y que las causas mayores fueran referidas a Roma como última instancia (Ep. II, 5-6). Con la finalidad de evitar el control oriental sobre Iliria, fundó el vicariato apostólico de Tesalónica. Guiado por ese principio de intervención, con ocasión de apoyar la condena de Pelagio, insistió ante los obispos africanos — con disgusto de éstos — en el papel supremo en materia doctrinal que le correspondía a Roma. Asimismo rompió la comunión con Alejandría y Antioquía, cuando estas diócesis no aceptaron su punto de vista en relación con la deposición de Juan Crisóstomo.

Obras: Han llegado hasta nosotros treinta y seis cartas suyas.

Teología: Como ya queda indicado, Inocencio fue un defensor a ultranza del primado romano. Para ello se apoya en la tradición que hace al obispo romano sucesor de Pedro, el príncipe de los apóstoles. Con todo, también recurre en sostén de su tesis a la legislación de Nicea, tal y como se interpretaba en Roma, e incluso Wermenlinger ha hablado de una posible influencia en Inocencio de la ideología de la "Roma Eterna." Ver Juan Crisóstomo; Pelagio.

Interpolaciones en los Apócrifos

Durante el período intertestamentario y, en parte, después de la aparición del cristianismo, se produce en el seno de la religión judía un fenómeno teológico-literario entre cuyos frutos se encuentra la literatura apócrifa. Consiste esta en un conjunto de escritos que pretenden proporcionar autoridad a diversas ideas atribuyéndolas a personajes históricos de relevancia como Esdras, Moisés, Isaías, etc. El hecho de que tales obras gozaran de un claro predicamento llevó a las mismas a ser objeto de interpolaciones cristianas. Experimentaron las mismas el Cuarto libro de Esdras, el Libro de Enoc, la Ascensión de Isaías, etc. Con todo, no resulta fácil en muchos casos determinar si el texto en concreto es una interpolación o si refleja el punto de vista del judaismo anterior al concilio de Jamnia.

Ireneo

Vida: Nació entre el 140 y el 160 en Asia Menor, quizá en Esmirna. Discípulo de Policarpo, a través de él conectaba con la Era apostólica. El 177-178 fue enviado, siendo presbítero de la iglesia de Lyón — sigue existiendo controversia acerca de la ubicación de esta ciudad —, al papa Eleuterio para mediar en una controversia relacionada con el montañismo. Consagrado obispo con posterioridad, medió en la polémica pascual entre los obispos orientales y el papa Víctor. Tuvo éxito en su intervención si bien no sabemos nada de su vida ulterior.

Obras: Posiblemente sea Ireneo el teólogo más importante del s. II. Su obra Contra los herejes es una enciclopedia de heterodoxias y, sobre todo, un auténtico fondo de datos acerca del gnosticismo. Escribió asimismo una Demostración de la enseñanza apostólica y una serie de obras de las que sólo nos han llegado fragmentos o el título a secas (Acerca de la monarquía, Acerca de la ogdoada, Acerca del conocimiento, etc.).

Teología: Posiblemente quepa a Ireneo el honor de haber sido el primero en formular en términos dogmáticos la enseñanza cristiana. Cristológicamente, Ireneo considera al Hijo engendrado pero no creado, renunciando a explicar el misterio. Su tesis de la recapitulación de todas las cosas en Cristo constituye el eje de su teología. Mariológicamente, Ireneo continúa el paralelismo formulado por Justino entre Eva y María. Esta última se convierte en la abogada de Eva. Eclesiológicamente, Ireneo confía en el hecho de que la Iglesia recibió de los apóstoles y de sus discípulos la verdadera fe que se identifica, "grosso modo," con el credo de los apóstoles. Esa tradición apostólica se manifiesta de manera especial en la sucesión episcopal que puede, a diferencia de lo que sucede con los herejes, rastrearse hasta los mismos apóstoles. Es por ello que hay que obedecer la "sucesión del episcopado." De entre las Iglesias, la más grande, la más antigua y la mejor fundada es la de Roma, que fue establecida por Pedro y Pablo. Con todo, posiblemente Ireneo no esté hablando de un primado romano sino de un origen más elevado — derivado de sus fundadores — de esta Iglesia. Sacramentalmente, creía que la oración pronunciada sobre el pan y el vino en la Eucaristía los transformaba en carne y sangre de Cristo. No obstante, el carácter sacrificial de la Eucaristía se ve limitado al sentido ya señalado en la Didajé y en otros escritos paleo-cristianos, a saber, un sacrificio simbólico de alabanza, algo que deriva indiscutiblemente de la tradición judía de la berajá. En relación con el canon de las Escrituras, Ireneo no incluye en el canon la carta a los Hebreos ni la segunda de Pedro ni Santiago ni Judas. Por el contrario, sí considera canónico el Pastor de Hermas. Escatológicamente, Ireneo creía en el milenarismo y prestó especial atención a la figura del anticristo.

Isidoro de Pelusio

Vida: Nació en Alejandría hacia el 360. Se le ha supuesto abad de un monasterio de las montañas de Pelusio, en Egipto, aunque investigaciones recientes han desmentido esta posibilidad. Murió hacia el 435.

Obras: Se han conservado unas dos mil cartas suyas. Parece ser que escribió también un tratado Contra los griegos y otro Acerca de la no-existencia del Destino.

Isidoro de Sevilla

Vida: (c. 560-636). El último de los Padres occidentales. Nació, probablemente, en Cartagena, controlada entonces por Bizancio. Su familia se trasladó a Sevilla, y en el 600 sucedió a su hermano Leandro como metropolitano. Participó en el IV concilio de Toledo (633) dedicado a uniformar la liturgia mozárabe.

Obras: La más conocida es las Etimologías u Orígenes, auténtica enciclopedia del saber de la época, que fue editada y concluida por Braulio de Zaragoza. Su Acerca de la costumbre de las cosas es un tratado científico y redactó asimismo diversas obras históricas como la Crónica mayor; la Historia de los godos, vándalos y suevos y Acerca de los hombres ilustres. Escribió varias obras dogmáticas (Tres libros de Sentencias; Acerca de la fe católica; dos libros De Sinónimos) y eclesiológicas (Acerca de los oficios eclesiásticos). Se deben asimismo a Isidoro diversas obras exegéticas.

Isidoro es un auténtico vínculo de unión entre los Padres y la Edad Media, época ésta en la que influyó considerablemente.



DICCIONARIO DE PATRÍSTICA- César Vidal Manzanares - Evangelios apócrifos