DICCIONARIO DE PATRÍSTICA- César Vidal Manzanares - Isidoro de Sevilla


J

Jerónimo

Vida: Nació en Estridón, entre Dalmacia y Panonia, en torno al 331 según Agustín de Hipona y al 347 según F. Cavallera. Cursó estudios en Roma, en torno al 360-367, y allí fue bautizado. En el 373 estaba de vuelta en su patria, marchando luego al desierto de Calcis donde un judío converso le enseñó el hebreo (375-377). En Antioquía es ordenado sacerdote por Paulino, seguidor de la ortodoxia nicena. En el 380 marcha con éste a Roma y comienza a traducir a Orígenes. El papa Dámaso lo tomó como confidente y él aprovechó para perfeccionar su hebreo con un rabino. Parece ser que confiaba en ser elegido papa, y el nombramiento de Siricio en el 384, unido a ciertas hablillas sobre algunas amistades femeninas suyas, lo llevaron a abandonar la ciudad. Emprende entonces, en compañía de otras personas, una peregrinación a los santos lugares en el curso de la cual Jerónimo irá desechando el método alegórico y pidiendo progresivamente aclaraciones de los eruditos judíos. En el 396 el grupo se instala en Belén fundando una erudita comunidad monástica. Enzarzado en una disputa con Rufino, cuyo telón de fondo es la heterodoxia origenista, Jerónimo optó externamente por llegar a una solución pacífica influido, al menos en parte, por el temor a ser expulsado de Palestina, pero, alistado luego en el bando de Teófilo de Antioquía, atacará con su pluma a todos los enemigos de éste: Rufino, Juan Crisóstomo, los "altos hermanos" de Escete, etc. Hacia el 397 recibe una carta de Agustín de Hipona a la que no se molestó en contestar, respondiendo finalmente a otra misiva del 402. El africano no se desanimaría por aquella altivez y lograría, humildemente, formar un frente con Jerónimo contra Pelagio al que denuncia aquél el 414. Dos años después una partida de pelagianos quema los monasterios de Jerónimo. Este fallece en el 419 cuando estaba redactando un comentario a Jeremías.

Obras: La importancia fundamental de Jerónimo reside en su traducción de la Biblia, que, no obstante, en su época fue muy criticada pues existía el temor de caer en una versión judaizada de las Escrituras. Descartó como no inspirados los libros de Eclesiástico, Sabiduría, Ester, Tobías y Macabeos — quizá por influencia del canon rabínico — y calificó al III y IV de Esdras de fantasías. Asimismo no incluyó Ba-ruc entre los libros inspirados. Tobías y Judit no los descartó, aunque los tradujo con suma libertad, y tampoco lo hizo con las adiciones griegas a Daniel. Tradujo asimismo obras como la Crónica de Eusebio, las Homilías de Orígenes sobre los profetas, los textos de Pacomio, etc. Nos han llegado asimismo homilías suyas, diversas biografías de ermitaños, cartas y obras polémicas. Ver Agustín; Dámaso; Juan Crisóstomo; Rufino.

Juan Casiano

Vida: Nació en las Galias durante el s. V. En el 380 marchó a Palestina, residiendo después mucho tiempo en el desierto de Escete. En el 399 abandona Egipto y es ordenado en Constantinopla diácono por Juan Crisóstomo. En el 404 visitó a Inocencio I con una carta pidiendo su favor para Juan Crisóstomo. Hacia el 415 reside en Marsella donde funda dos monasterios. Falleció en torno al 435.

Obras: Nos ha dejado un tratado Acerca de los institutos de los cenobios, las Consolaciones y un tratado Acerca de la encarnación.

Juan Clímaco

Vida: (579-649). Abad en el Sinaí.

Obras: Fue autor de La escalera del ascenso divino (o del Paraíso), obra de carácter ascético muy influyente en las Iglesias orientales.

Juan Crisóstomo

Vida: Nació entre el 344 y el 354 en Antioquía de familia noble y rica. Convertido al cristianismo, fue bautizado por Melecio el Confesor. Tras ser instruido por Diodoro de Tarso, se retiró con un ermitaño, por un período de cuatro años, alterándose penosamente su estado de salud. De regreso a Antioquía, fue ordenado diácono en el 381 y sacerdote en el 386. Desde ese año hasta el 397 fue predicador de la iglesia principal. Muerto en esa última fecha Nectario, patriarca de Constantinopla, fue elegido para sucederlo, aunque él no lo deseaba, y hubo que recurrir a la fuerza y al engaño para trasladarlo a aquella ciudad. Desprovisto de las dotes diplomáticas elementales para moverse en los círculos cortesanos y deseoso de reformar al relajado clero, sólo encontró una encarnizada oposición pese a que dedicó cuantiosos fondos a obras de beneficencia como hospitales y auxilio de los necesitados. En el 401 procedió, en el sínodo de Efeso, a deponer a seis obispos por simonía. La enemistad de la emperatriz Eudoxia — a la que Juan había criticado ásperamente por su vida lujosa y por la comisión de diversas injusticias — unida al rencor de Teófilo de Alejandría — que en el 402 había tenido que responder ante un sínodo, presidido por Juan, de las acusaciones levantadas contra él por los monjes de Nitria — y a las intrigas de sus compañeros de episcopado, cristalizó en el conocido sínodo de la Encina, suburbio de Calcedonia. Fue allí donde Teófilo convocó a treinta y seis obispos, de los que siete eran egipcios y todos enemigos de Juan. Tras negarse éste por tres veces a comparecer ante aquel sínodo, fue depuesto en el 403. El emperador Arcadio lo desterró inmediatamente a Bitinia pero la emperatriz lo hizo volver al día siguiente, lo que pareció reconciliar a ambas personalidades. Dos meses después, sin embargo, Crisóstomo denunció las diversiones públicas y la erección de una estatua de Eudoxia cerca de la iglesia. Aquello sólo sirvió para enconar nuevamente los ánimos que llegaron al máximo de tensión cuando Juan acusó a la emperatriz de ser una nueva Herodías ansiosa de la cabeza de Juan. Desterrado a Cúcuso el 404 — no sin incidentes previos en los que se produjo incluso derramamiento de sangre — estuvo allí tres años, pero el temor de sus enemigos a que su destierro se convirtiera en lugar de peregrinación les llevó a lograr del emperador un nuevo exilio, esta vez a Pitio, en el extremo oriental del mar Negro. La quebrantada salud de Juan no lo soportó y murió en el viaje en el 407.

Obras: Juan Crisóstomo es el autor más fecundo de entre los Padres griegos. Con todo, la mayor parte de sus obras son sermones de tipo exegético (sobre los Salmos, Isaías, Mateo, Juan, Hechos, Romanos, etc.), dogmático (Acerca de la incomprensible naturaleza de Dios, Contra los judíos, etc.), de circunstancias (Homilía sobre las estatuas, las dos homilías Acerca de Eutropio, etc.). Escribió asimismo catequesis bautismales, una serie de tratados (Acerca del sacerdocio, Acerca de la vida monástica, Contra paganos y judíos, etc.) y cartas.

Teología: Cristológicamente, Juan afirma que el Hijo tiene la misma esencia (homoousia) que el Padre, aunque algunos autores han percibido en él expresiones que después serían desarrolladas de manera herética por Nestorio. Mariológicamente, Juan no aplica a María el título de madre de Dios (Zeotokos). Creía en la virginidad de María antes y durante el parto. Sacramentalmente, P. Martain y P. Galtier han intentado aducir a Crisóstomo como prueba de que en su época ya se practicaba la confesión auricular al sacerdote. Como ha señalado Quasten, ciertamente Crisóstomo habla en repetidas ocasiones de la confesión de los pecados pero siempre es o pública o privada ante Dios y, de hecho, desestima la posibilidad de la confesión ante un sacerdote (Hom. contra Anomeos V, 7), omitiendo en su libro Acerca del sacerdocio cualquier mención a esta práctica. En relación con la Eucaristía, Juan enseña la presencia real en la misma, si bien parece inclinarse porque el sacrificio que se ofrece es en realidad conmemoración del ofrecido en el Calvario (Hom. XVII sobre Hebreos 3).

Juan de Efeso

Vida: (c. 507-589): Monje monofísita, misionero, obispo e historiador. Pasó buena parte de su vida en el exilio. Justiniano lo eligió para dirigir la evangelización de Asia Menor.

Obras: Fue autor de las Vidas de los santos orientales (58 biografías) y de una Historia eclesiástica.

Juan Majencio

Sacerdote y monje del s. VI opuesto al nestorianismo y al pelagianismo, que apoyó la fórmula teopasquita de fe. Ver Nestorio; Pelagio.

Juan Malalas

Historiador del s. VI, autor de la Chronographia.

Juan Mosco

Vida: (c. 550-619). Pasó la mayor parte de sus años adultos en el monasterio de san Teodosio, en Jerusalén, pero visitó también centros monásticos en Alejandría, Roma, etc.

Obra: Es autor del Prado espiritual.

Judeo-cristianismo

La definición exacta del judeo-cristianismo sigue siendo hasta la fecha motivo de controversia. Para H. Schoeps, podría hablarse de tres tipos de judeo-cristianismo: el del judío converso gentilizado (Pablo), el del judío converso orgulloso de su raza y el del judío converso que se apartó de la Gran Iglesia cuando ésta se centró en los gentiles. R. N. Longenecker propone ceñirlo a los cristianos cuyo arraigo era judío y que consideraban a Jerusalén como iglesia madre pretendiendo mantener o continuar su ministerio. En un sentido similar se ha manifestado J. Jocz. Para otros autores (J. Danielou, H. Schonfield, etc.), el judeo-cristianismo se identificaría con grupos que negaban la deidad de Cristo y que, a la vez, seguían fielmente apegados al judaismo aunque matizándolo con la confesión de Jesús como Mesías. El conjunto de estudiosos al que podríamos denominar como "Escuela franciscana de Jerusalén" ve en los judeo-cristianos un grupo totalmente ortodoxo en lo relativo a los dogmas cristológicos si bien reconoce que entre ellos seguía practicándose fielmente la Ley de Moisés. Otros autores, como R. E. Brown o C. Vidal Manzanares, han sugerido soluciones más amplias. Para R. E. Brown hubo cuatro tipos de judeo-cristianismo en el primer siglo, pero éste fue ortodoxo, pudiendo dividirse los mismos según su postura, más o menos cerrada en relación con el tema de la Ley. C. Vidal Manzanares aboga por la existencia de un núcleo judeo-cristiano en Jerusalén de composición mixta palestina-helenista que, aunque cumplidor de la Ley, se fue mostrando progresivamente (Cornelio y Pedro, Antioquía, concilio de Jerusalén, etc.) favorable a la expansión del cristianismo entre los gentiles a los que no se obligaba a cumplir la Ley de Moisés sino los siete principios noéticos (Hechos 15) desde una perspectiva cristiana. Este núcleo, claramente ortodoxo en su planteamiento de la divinidad de Cristo o de su mesianidad, comenzaría a sufrir fuertes escisiones en las cercanías de la guerra del Templo contra Roma. Algunos optarían por el regreso al judaismo (carta a los Hebreos), otros se dejarían llevar por la negativa a creer en Cristo como Dios o incluso por el gnosticismo (carta a los Colosenses, Evangelio de Juan y I de Juan) y, finalmente, otros se mantendrían en su ortodoxia judeocristiana diferenciándose de la iglesia gentil sólo en lo relativo a la Ley y teniendo una influencia sobresaliente en el nacimiento del cristianismo en Asia Menor, Egipto y Roma. La ruptura con la Gran Iglesia se habría producido ya durante el s. II pero, no obstante, las influencias mutuas seguirían existiendo ya que buena parte de la mariología posterior tiene su origen precisamente en escritos judeocristianos de los siglos II y III.

Julio Africano

Vida: Sexto Julio Africano nació en Jerusalén. Desempeñó el cargo de oficial en el ejército de Septimio Severo y combatió en la agresión a Edesa del 195. En Alejandría de Egipto trabó amistad con Orígenes, viviendo después en Emaús. Murió después del 240.

Obras: Fue autor de las Crónicas (un intento de escribir la historia del mundo desde la creación), de los Encajes (enciclopedia heterogénea del saber de la época aunque desprovista de sentido crítico) y de dos cartas.

Teología: Posiblemente la aportación más interesante a la teología realizada por este autor descanse en el terreno de la escatología. De tendencia claramente milenarista, señalaba que el espacio temporal entre la creación y el nacimiento de Cristo era 5.500 años debiendo concluir el mundo y comenzar el milenio en el año 6.000 desde la creación.

Justino

Vida: El más importante apologista griego del s. II nació en Siquem de familia pagana. Desencantado de diversas escuelas filosóficas, se convirtió al cristianismo influido, al menos en parte, por el arrojo de los cristianos ante el martirio. Tras su conversión viajó como predicador por diversas ciudades, estableciéndose finalmente en Roma donde murió decapitado con otros seis cristianos el año 165.

Obras: Aunque autor muy prolífico sólo han llegado hasta nosotros sus dos Apologías y el Diálogo con el judío Trifón.

Teología: Cristológicamente, Justino estaba absolutamente convencido de que Cristo es Dios y que por ello merece la adoración, si bien algunos autores (Quasten) entienden que se inclinaba hacia el subordinacionismo. Filosóficamente aprovecha la tesis joanina de que el Logos ilumina a todos los seres humanos (Juan 1,9) para tender, por primera vez, un puente hacia la filosofía. Mariológicamente, Justino fue el primer autor cristiano que trazó un paralelismo Eva-María similar al bíblico de Adán-Cristo (Dial C). Sacramentalmente, Justino no conoció sino el bautismo de adultos — presumiblemente por inmersión — precedido de una instrucción catequética (Apol I, LXI). La Eucaristía es para Justino carne y sangre del mismo Jesús encarnado. En virtud de la oración el pan y el vino se transforman en cuerpo y sangre de Cristo (Apol I, LXV-VI). La Eucaristía, por otro lado, se celebra los domingos no siendo lícito para un cristiano guardar el sábado. Se ha discutido si Justino consideró a la Eucaristía un sacrificio. La respuesta sólo puede ser afirmativa en un sentido simbólico. Justino, y toma este aspecto de la espiritualidad judía, considera que las oraciones y acciones de gracias de los hombres son sacrificios (Diálogo CXVII, 2). En ese sentido estricto sí parece que consideró sacrificio a la Eucaristía, lo que es muy similar por no decir idéntico al concepto que aparece en la Didajé. Escatológicamente, Justino es milenarista aunque reconoce que no todos sus correligionarios comparten su punto de vista (Diálogo LXXX). Cree en el infierno como lugar de castigo eterno para los demonios y los condenados (Diálogo V, 80). En relación a los demonios insiste en que su pecado fue el mantener relaciones sexuales con mujeres (Apol II, 5), lo que es un eco de Génesis 6. Pese a que pueden extraviar a los seres humanos ahora, lo cierto es que el nombre de Jesús tiene poder suficiente para someterlos (Dial XXX, 3).

Juvenco

Vida: Los datos que tenemos de él se deben a Jerónimo quien indica que vivió en la época del emperador Constantino, que era español, de noble ascendencia y sacerdote.

Obras: compuso cuatro libros transcribiendo los cuatro evangelios en versos hexámetros.

 



L

Lactancio

Vida: Lucio Celio Firmiano Lactancio nació en África donde se educó también. A petición de Diocleciano se desplazó a enseñar retórica latina a Nicomedia dé Bitinia, la capital de Oriente. Hacia el 303 se vio obligado a renunciar a su cátedra pues ya se había convertido al cristianismo y había estallado la persecución. Sobre el 306 debió abandonar Bitinia. En el 317 Constantino lo llamó a las Galias para que fuera tutor de su hijo mayor. Desconocemos la fecha de su muerte.

Obras: El estilo de Lactancio es posiblemente el más elegante de su época. Escribió un tratado Acerca de la obra de Dios, siete libros de Instituciones divinas, un Epítome a esta obra, un tratado Acerca de la cólera de Dios, otro Acerca de la muerte de los perseguidores y un poema Acerca del ave Fénix. Se han perdido además otras cinco obras suyas.

Teología: En relación con el Espíritu Santo, parece ser que Lactancio negaba su existencia individual como persona y lo identificaba unas veces con el Padre y otras con el Hijo. Escatológicamente, Lactancio defiende la creencia en la inmortalidad del alma. Creía asimismo que los condenados no serían aniquilados, sino que se verían sometidos a un castigo eterno (Div. Inst II, 12, 7-9). Defendía el milenarismo e incluso afirmó que sólo faltaban doscientos años para la llegada del milenio.

Leandro de Sevilla

Vida: (c. 540-c. 600). Arzobispo y escritor. Hermano mayor de Isidoro de Sevilla. En el 582 viajó a Constantinopla donde trabó amistad con Gregorio el Grande. Este, en el 595 le dedicaría su Comentario sobre Job. Como arzobispo de Sevilla, fue artífice de la conversión del rey visigodo Recaredo (587) y en el III concilio de Toledo (589) contribuyó a estructurar la iglesia visigoda.

Obras: Han llegado a nosotros una obra Acerca de la educación de las monjas y un sermón titulado El triunfo de la Iglesia.

León de Bourges

Autor junto con Victorio de Le Mans y Eustoquio de Tours de una Epístola a los obispos y presbíteros de la tercera provincia. La obra, motivada por el concilio de Angers (453), manifestaba la decisión de los tres obispos de excomulgar a los clérigos que recurriesen a los tribunales civiles en lugar de a los eclesiales. Atribuida por J. Merlin a León Magno, fue J. Simond el primero que optó por señalar la autoría de León de Bourges. Tillemont y E. Griffe han dudado de su autenticidad.

León Magno

Papa (440-461). Vida: Poseemos pocos datos sobre la vida de León antes de ascender al pontificado. Nació seguramente en Roma a finales del s. IV, si bien se ha apuntado asimismo un posible origen toscano. Estando en las Galias en misión de reconciliación de Ecio y Albino le llegó la noticia de su elección. Combatió con firmeza el maniqueísmo y el pelagianismo, a la vez que reestructuraba el funcionamiento de las iglesias de Roma y resto de Italia. Apoyó la condena del priscilianismo en España y confinó a Hilario de Arles a su diócesis cuando éste intentó actuar en su sede como patriarcado independiente de Roma. Este deseo de mantener el control sobre las diversas diócesis le llevó a pedir — y obtener — de Valentiniano III un rescripto en el que se reconocía su jurisdicción sobre las mismas. Las relaciones con Oriente fueron tensas. Envió (449) una carta a Flaviano, el Tomo, en la que le advertía del peligro de la herejía de Eutiques, pero en el concilio de Efeso de aquel mismo año — el denominado latrocinio de Efeso — no sólo no fue leída aquélla sino que Eutiques fue rehabilitado. León se colocó inmediatamente a la cabeza de la oposición a Eutiques, reacción que cristalizó en el concilio de Calcedonia (451) donde se revirtió el efecto del latrocinio de Efeso y se confirmó la doctrina de las dos naturalezas de Cristo. Con ello se lograba una victoria de la ortodoxia aunque los legados de León no fueron sentados en la presidencia ni el concilio se celebró en Italia. El canon 28 de este concilio concedía a Constantinopla el mismo rango que a Roma, lo que fue considerado inaceptable por León provocando que retrasara su adhesión a las decisiones finales del concilio y que negara legitimidad al mencionado canon. En el 452 se enfrentó en Mantua con Atila consiguiendo la retirada del mismo. En el 455 logró que los vándalos no arrasaran Roma aunque no pudo impedir su toma por los mismos.

Obras: Nos han llegado 96 sermones y 143 cartas.

Teología: León fue más un pragmático que un teórico, y en época de especial turbulencia optó por una política de unión de la Iglesia universal a cualquier costo. Indudablemente su enfrentamiento con el eutiquianismo presente en el Tomo a Flaviano reviste una importancia cristológica notable pero, sin duda, su mayor aportación va ligada a los intentos de establecer de manera indiscutida la supremacía de la sede de Roma. Esta se basa en dos columnas. La primera es la vinculación especial de Cristo con Pedro y la segunda, la sucesión de Pedro en los obispos romanos. Esta tesis se sustenta en los pasajes bíblicos de la primacía petrina (Mt 16:16-19; Lc 22:3lss. y Juan 21:15-19). Con todo, León ha ligado a los conceptos bíblicos categorías de tipo jurídico.

Leporio

Vida: Monje y sacerdote, natural de Tréveris, abandonó esta ciudad a causa de las invasiones bárbaras y se estableció en el sur. Hacia el 418 comenzó a esparcir una doctrina acerca de la reencarnación que implicó su condena por Próculo, obispo de Marsella. Leporio huyó a África y se refugió al lado de Agustín de Hipona. Bajo la influencia de éste abandonó su error y suscribió una retractación.

Obras: Su retractación o Libelo de enmienda o satisfacción para los obispos de la Galia es sin duda su mayor aportación teológica. En él se recoge la esencia de la cristología latina de inicios del s. V y, en calidad de tal, sería citada por León Magno, Arnobio, Juan II y otros.

Liberio

Papa (352-366). Vida: Nacido en Roma, fue elegido obispo de esta ciudad en la época en que el arrianismo controlaba Oriente y Constancio II estaba forzando al episcopado occidental a seguir la misma corriente. Para hacer frente a las presiones imperiales, Liberio convocó un concilio general en Milán (355), pero el emperador logró que los obispos — con sólo tres excepciones — suscribieran la condena de Atanasio, y el papa, llevado por la fuerza a Milán y negándose a ceder, fue desterrado a Berea. Allí se produjo un episodio que ha hecho correr ríos de tinta, pues Liberio, solo y presionado por el obispo local, se desmoronó totalmente aceptando la condena de Atanasio así como el Primer Credo de Sirmio, de contenido ambiguo, y manifestando su sumisión al emperador. En cuatro cartas escritas en el 357 a obispos arríanos reconoce que estaba dispuesto a todo con tal de que se le permitiera volver a casa. Al año siguiente fue llevado a Sirmio donde firmó una fórmula que negaba el símbolo de Nicea si bien declaraba que el Hijo era como el Padre en ser y en todo. En su ausencia Félix había sido elegido papa y ambos llegaron a un "modus vivendi" que contemplaba una sede bicéfala. Esto, unido a su debilidad anterior, hizo que su influencia recayera lo bastante como para no ser invitado al sínodo de Rímini (359). A la muerte de Constancio (361), volvió a defender la fe nicena con lo que, al menos en parte, corrigió los nefastos efectos de su postura inicial. Ver Arrio; Atanasio.

Licencio

Vida: Nació en Tagaste y fue discípulo de Agustín de Hipona quien lo amonestó, estando el primero en Roma, por ocuparse solamente del cultivo de la poesía. Agustín envió una misiva a Paulino de Nola quien se preocupó del estado espiritual de Licencio si bien, tras recibir éste una carta de aquél, no sabemos el resultado final del episodio.

Obras: Escribió un poema — que envió a Agustín — de 154 hexámetros. A. K. Clarke cree que esta obra pudo influir en Claudiano. Ver Agustín de Hipona; Claudiano; Paulino de Nola.

Luciano de Antioquía

Vida: Nació en Samosata y fue fundador de la escuela de Antioquía. Fue martirizado bajo el emperador Maximino Daia en el 312.

Obras: Compuso un breve tratado Acerca de la fe, que no ha llegado hasta nosotros, pero su mayor importancia radica en su labor de traductor y revisor del texto bíblico.

Teología: Desde un punto de vista exegético, Luciano tuvo un enorme valor porque opuso un método histórico y literal a la hora de estudiar las Escrituras al alegórico de los alejandrinos. Con todo, su gran aporte viene manchado por la acusación, formulada diez años después de su muerte por Alejandro de Alejandría, de ser el padre del arrianismo. Ciertamente Arrio fue alumno suyo en Antioquía, pero cuesta creer — en contra de lo expuesto por algunos autores — que el origen de su herejía se hallara en las enseñanzas de Luciano, quien ya fallecido, no tenía posibilidad de desmentir aquellas afirmaciones. Ver Arrio.

Lucifer de Cagliari

Vida: Lucifer o Lucifero fue obispo y sólo nos han llegado los datos de su vida relativos a su participación en la controversia arriana. En el 355 fue representante del papa Liberio en el concilio de Milán; al no doblegarse a condenar a Atanasio fue depuesto y exilado primero a Germanicia, en Siria, después a Eleuterópolis, en Palestina, y finalmente a la Tebaida. Llegado a Antioquía en virtud del decreto de Juliano que permitía regresar a los exilados, allí optó por apoyar a la facción ultranicena contra la nicena moderada de Melecio. Este cisma antioqueno resultaría luego fatal para luchar unidamente frente al arrianismo. Irritado por lo que consideraba excesiva blandura en el trato de los obispos que habían adoptado en el pasado una actitud de compromiso hacia el arrianismo y ahora deseaban militar de nuevo en la ortodoxia, Lucifero regresó a Occidente, donde ya se pierde su rastro si bien parece ser que murió durante el reinado de Valentiniano (364-375).

Obras: Dirigió cinco opúsculos, cargados de agresividad, al emperador Constancio quien, al parecer, no podía dar crédito a aquel encarnizamiento del obispo contra él. Ver Arrio; Atanasio.

Luciferinos o luciferianos

Partidarios de una línea intransigente contra los obispos que, cediendo ante el arrianismo, deseaban ahora volver a la plena comunión con la Iglesia. Su postura durísima les llevó incluso a romper la comunión con Dámaso, obispo de Roma. Comunidades de este tipo se formaron en España, Italia, Alemania y Oriente dando lugar al denominado cisma luciferino o luciferiano. El nombre derivaba de que su postura se decía originada en la de Lucifer de Cagliari, pero es más que dudoso que él capitaneara estos grupos aunque sí los precedió ideológicamente. Ver Arrio; Dámaso; Lucifer de Cagliari.

Lupo de Troyes

Vida: Nació en Toul en el 395, de familia noble. Hacia el 418 casó con Pinieniola, hermana de Hilario de Arles. Parece ser que por influencia de Honorato marchó a Lérins a vivir con éste. En Troyes, ciudad que atravesaba de manera casual, fue requerido para ser obispo y consagrado, si bien no por ello abandonó el estilo de vida monástico. Su intervención ante Atila salvó a esta ciudad de las hordas hunas. Se opuso con firmeza al pelagianismo. Falleció en el 479.

Obras: Nos ha llegado una carta escrita por él a Talasio, obispo de Angers, relativa a asuntos de disciplina eclesiástica. Ver Hilario de Arles; Honorato de Arles; Pelagio.



M

Macario el Alejandrino

Vida: Nació en el s. IV en el Egipto superior. Parece que poseyó los carismas de profecía, curación y poder sobre los demonios en grado sobresaliente, aunque nos quedan pocas sentencias de él en los Apotegmas. En torno al 335 se estableció en el desierto de Celia y parece que estuvo al frente de una colonia monástica en el desierto de Nitria. Murió en torno al 394.

Obras: No parece que escribiera ninguna obra.

Macario el Egipcio

Vida: También conocido como el Viejo o el Grande, nació hacia el 300 en una aldea del Egipto superior, retirándose a los treinta años al desierto de Escete. Contaba de manera sobresaliente con los carismas de profecía y de curaciones. Siendo anciano fue desterrado a una isla del Nilo por el obispo arriano de Alejandría, Lucio. Volvió pronto al desierto donde murió antes del 390.

Obras: Ni Paladio ni Rufino parecen haber conocido obras suyas pero se le han atribuido diversas sentencias, cartas, oraciones, homilías y tratados.

Macario de Magnesia

Vida: Apologista y autor cristiano del s. V.

Obras: Escribió en forma de diálogo una refutación del paganismo en cinco libros titulada el Apocrítico. El hecho de que en la misma se atacara con vehemencia el culto a las imágenes propició su utilización por parte de los iconoclastas durante el s. IX.

Malquión de Antioquía

Presbítero del s. III que demostró el carácter herético de las tesis de Pablo de Samosata. Ver Arrio; Pablo de Samosata.

Maniqueísmo

Movimiento religioso de salvación fundado por Mani en el s. III d. C. Su religiosidad era típicamente gnóstica, insistiendo en aspectos como el nacimiento del alma en un mundo puro y luminoso, su caída en la prisión del cuerpo y del mundo material y su posibilidad de ascenso al mundo original mediante la gnosis. Con todo, el maniqueísmo disfruta de elementos claramente originales. Así, el maniqueísmo toma muy en serio el pecado e insiste enormemente en la necesidad de ser vigilantes éticamente para evitar caer y, con ello, ser castigados con la excomunión. La gnosis no es así un medio seguro de redención sino sólo el paso previo. Por ello, lo más importante para el maniqueo era la salvación del alma y a ello debía encaminarse todo. Consciente de la posibilidad de manipulaciones posteriores que podía experimentar el movimiento, se hizo un énfasis especial en guardar una absoluta fidelidad a sus libros canónicos como única regla de fe y conducta, ninguno de los cuales nos ha llegado completo. Prescindiendo de su teología, combatida eficazmente entre otros por su antiguo correligionario Agustín de Hipona, lo cierto es que el maniqueísmo tuvo una enorme influencia posterior en la literatura oriental y, a través de ésta, en la europea. En los últimos años, se ha producido un vivo interés por el maniqueísmo, que ha llegado hasta el extremo de la creación de grupos con esta misma teología. Ver Agustín de Hipona; Gnosticismo.

Marcelo de Ancira

Vida: Obispo de Ancira, Galacia, fue uno de los más ardientes defensores de la fe de Nicea (325) contra los arríanos. En el 336 un sínodo de Constantinopla lo depuso y condenó al destierro. En el 340 asistió al sínodo romano convocado por el papa Julio. Este le rogó que hiciera una exposición por escrito de su fe, que al ser ortodoxa motivó que no se confirmara su deposición. De la misma manera lo declaró inocente el concilio de Sárdica (344), tras lo que fue repuesto en su sede. En el 347 fue de nuevo depuesto y desterrado por el emperador Constancio. Murió hacia el 374. El concilio de Constantinopla (381) lo condenó como hereje.

Obras: Escribió un tratado Contra Asterio de Capadocia, una Profesión de fe para el papa Julio y parece ser que fue autor de diversos volúmenes fundamentalmente dirigidos contra los arríanos.

Marción

Vida: Nació en Sinope, hijo de un obispo que lo excomulgó por sus tesis heréticas. Viajó a Roma hacia el 140 y allí acudió regularmente a las reuniones de los cristianos. Conmocionada la comunidad romana por sus ideas, se le exigió que diera cuenta de su fe, hecho que se saldó en el 144 con la excomunión de Marción. A diferencia de otros gnósticos, Marción no se limitó a crear una escuela sino que constituyó una iglesia jerarquizada cuya liturgia era muy similar a la romana. Hacia el 154 su iglesia tenía sucursales en todo el mundo conocido, y de hecho contó con seguidores hasta la Edad Media.

Obras: Sólo escribió la Antítesis, pero la obra no ha llegado hasta nosotros como tampoco lo ha hecho la carta a los dirigentes de la iglesia de Roma en que exponía su fe.

Teología: Según Ireneo, Marción mantenía vínculos con el pensamiento de Cerdón, lo que le llevaba a vilipendiar al Dios del Antiguo Testamento y a colocar sobre éste — un dios perverso e inferior — a Cristo, que procede del Padre. Es posible que esto explique el hecho de que Policarpo lo denominara "primogénito de Satanás." Admitía sólo como canónicos el evangelio de Lucas y algunas cartas de Pablo, si bien en una versión mutilada. A. von Harnack no lo consideró propiamente gnóstico, y en el mismo sentido se ha expresado C. Vidal Manzanares al excluirlo de la enumeración de los maestros gnósticos. Desde luego, existen algunas diferencias importantes entre la gnosis y el marcionismo. Con todo, algunos autores creen que la amalgama de paganismo y cristianismo de Marción es sustancialmente similar a la de los gnósticos.

Teología: Cristológicamente, para Marción Jesús no es ni el Mesías del AT ni nació de la virgen María. Se limitó a manifestarse en el año 15 de Tiberio en la sinagoga de Cafarnaum. Al derramar su sangre en la cruz redimió a las almas que yacían en poder del demiurgo. La salvación quedaba limitada al alma — posible influencia gnóstica — y sólo tenía efecto en los que conocían la doctrina de Marción. Ver Cerdón; Gnosticismo.

Marco

Miembro de la escuela gnóstica de Valentín. Parece ser que celebraba la Eucaristía mezclándola con ritos mágicos y que parecía tener un extraño poder de seducción sobre las mujeres. Ver Gnosticismo; Valentín.

Marco el Ermitaño

Vida: Discípulo de Juan Crisóstomo, fue abad de un monasterio en Ancira, Galacia, durante la primera mitad del s. V. Tomó parte en la controversia nestoriana y vivió, ya anciano, en el desierto de Judá. Murió con posterioridad al 430.

Obras: Escribió al menos cuarenta tratados ascéticos. Se conservan nueve que han sido mencionados por Focio.

Mario Mercator

Vida: Italiano, amigo de Agustín de Hipona y feroz enemigo del pelagianismo. En el 429 vivía en un monasterio latino de Tracia donde redactó algunas obras de controversia anti-pelagiana. No se tienen noticias suyas posteriores al concilio de Efeso del 431.

Obras: Fue autor de un Commonitorio sobre el nombre de Celestio y de otro Contra la herejía de Pelagio y de Celestio. Ver Agustín de Hipona; Pelagio.

Martín de Tours

Nacido en el s. IV, Martín de Tours experimentó una conversión al cristianismo que le llevó a abandonar la carrera militar hacia el 356. Tras entablar relación con Hilario de Poitiers, pasó a Italia donde se enfrentó al arrianismo y fundó un monasterio en Ligugé. Elegido obispo de Tours — no sin una viva controversia — se dedicó a la evangelización de las zonas rurales. Parece ser que estaba dotado de un claro carisma de sanidades y de liberación. Opuesto a la condena y — mucho más — a la ejecución de Prisciliano, él mismo comentaba con amargura cómo sus carismas lo abandonaron después de aquel episodio. Su Vita, escrita por Sulpicio Severo, tuvo una considerable influencia en la hagiografía medieval y disfrutó de continuadores en Paulino de Périguex, Venancio Fortunato y Gregorio de Tours. E. C. Babut acusó la obra de falsedad, pero su juicio contrario ha sido matizado convenientemente por las opiniones contrarias de Jullian y Delehaye que han contextuado la obra en su incardinación hagiográfica. Ver Prisciliano; Sulpicio Severo.

Máximo el Confesor

Vida: (582-662). Teólogo y asceta bizantino. Nació en Constantinopla o en Palestina. Impulsado por la invasión persa, se trasladó a Cartago, Creta y, quizás, Chipre. En Cartago, se opuso a los monofisitas. Es posible que las actas del sínodo laterano del 649 fueran redactadas por Máximo. En cualquier caso, su ortodoxia tuvo como consecuencias el exilio (653). En el 658 volvió a Constantinopla, pero para regresar enseguida al exilio. En el 662 volvió a sufrir de nuevo esta pena además de la de mutilación de la lengua y la mano derecha. Deportado a Lazica en Georgia, murió allí.

Obras: Cuestiones a Talasio; Ambigua; Centurias sobre el amor; Centurias sobre la Teología y la Economía, etc.

Teología: Fue un claro defensor de la histología de Calcedonia y como tal fue vindicado por el sexto concilio ecuménico del 680.

Máximo de Turín

El primer obispo de Turín del que tenemos noticia. Falleció entre el 408 y el 423. Gracias a los estudios de A. Mutzenbecher y, posteriormente, de M. Pellegrino, se ha logrado establecer la lista auténtica de sus sermones auténticos, en número de 89.

Melitón de Sardes

Vida: Muy poco sabemos de la vida de Melitón salvo el hecho de que fue obispo de Sardes durante el s. II.

Obras: Aunque parece haber redactado una veintena de obras, sólo nos han llegado, en forma fragmentaria, una apología que hacia el 170 escribió dirigida al emperador Marco Aurelio así como una Homilía pascual.

Merobaudes

Vida: Nacido en la Bética, se trasladó a Ravena donde fue poeta y orador de corte del emperador Valentiniano y de Aecio.

Obras: Nos han llegado dos panegíricos y cuatro fragmentos de poemas breves (descubiertos por Niehbur) así como un poema Acerca de Cristo o Alabanza de Cristo, que fue atribuido por Camers a Claudiano en un primer momento pero que, sobre todo tras los estudios de S. Gennaro, nadie duda ya en atribuir a la pluma de Merobaudes.

Mesalianos

Herejes — cuyo apelativo deriva del siriaco “mesallein” (orar) — que surgieron en la segunda mitad del s. IV en Edesa y regiones vecinas de Mesopotamia. Condenados en el 431 en el concilio de Efeso, buena parte de sus proposiciones heréticas sobrevivieron, al amparo de su fama de ortodoxia, bajo el nombre de Macario el Egipcio. Fue dom L. Villecourt el primero en descubrir tal circustancia que ha sido confirmada por H. Domes, A. Wilmart, A. Jülicher y G. L. Marriott. H. Dorries ha creído incluso identificar a Simeón el Mesaliano con el autor de las Homilías espirituales atribuidas a Macario. Ver Macario el Egipcio; Simeón el Mesaliano.

Metodio

Vida: Apenas sabemos nada de la misma ya que Eusebio no lo menciona en su HE. F. Diekamp ha considerado que fue probablemente obispo de Filipos, aunque buena parte de su vida la pasara en Licia. Murió mártir en el 311 en Cálcide de Eubea.

Obras: Es autor de un diálogo Acerca de la Virginidad también conocido como el Banquete, un tratado Acerca del libre albedrío, un tratado Acerca de la resurrección, una serie de libros Contra Porfirio y algunas obras de exégesis. Con todo, la mayor parte de la obra que ha sobrevivido se encuentra en estado fragmentario.

Teología: Metodio tuvo una relevancia singular a la hora de combatir las tesis origenistas sobre la preexistencia del alma así como sobre su concepto espiritualista de la resurrección del cuerpo. Ver Orígenes.

Milcíades

Vida: Retórico nacido en Asia Menor y contemporáneo de Taciano, pudo ser discípulo de Justino. Forma parte de los apologistas griegos.

Obras: Se han perdido todas. Al parecer escribió una apología del cristianismo presumiblemente dirigida a Marco Aurelio y Lucio Vero. Se opuso asimismo a los éxtasis de los montañistas y a los gnósticos valentinianos. Ver Montano; Valentín.

Minucio Félix

Abogado romano y autor del diálogo Octavio que es la única apología del cristianismo escrita en latín durante el período de las persecuciones. En la obra se manifiesta una notable imparcialidad en relación con los puntos de vista paganos aunque sean refutados con claridad y firmeza. Son evidentes las influencias de Cicerón y Séneca, así como las citas de otros autores clásicos. Por el contrario, la Escritura no es mencionada una sola vez quizá por el deseo de llegar con más facilidad a los paganos que no la conocían. El Octavio se escribió en torno al 197, fecha de la Apología de Tertuliano, e incluso puede ser anterior a ésta.

Montano

Dirigente e inspirador de una corriente cismática surgida a finales del s. II d. C. en Frigia. Al parecer, poco después de su conversión al cristianismo, fue presa de éxtasis que él interpretó como procedentes del Espíritu Santo pero que sus adversarios atribuyeron a diabólica posesión. Insistiendo en el papel del Espíritu Santo en la Iglesia, Montano relativizó peligrosamente el papel de los obispos insistiendo en el superior de los profetas propios. Muy pronto se encontró con numerosos seguidores que hallaban más alicientes espirituales en la práctica de los carismas que en una tibieza eclesial y que veían más ajustado el mensaje de exigencia ética de Montano a los evangelios que las posturas más relajadas de sus obispos. Se producía así un fenómeno que luego se repetiría, salvando las distancias necesarias, con el donatismo y el priscilianismo. Esto puede ayudar a entender también por qué el montañismo llegó a extenderse a regiones tan lejanas de su origen como Galia o cómo fue aceptado por personajes de la talla de Tertuliano. Realmente, no puede decirse que Montano mantuviera posturas heréticas, pero su falta de tacto y discernimiento al analizar sus experiencias personales — quizá fruto de algún desarreglo emocional — y su desprecio por los que no compartían su punto de vista, ligados a los extremismos de algunos seguidores, ocasionaron la ruptura de la comunión con el cuerpo mayoritario del cristianismo de manera penosa e injustificada.

Museo de Marsella

Vida: Sacerdote que por inspiración del obispo Veneno y luego de Eustasio compiló durante el s. V un leccionario, un responsorío, un sacramentario y un homiliario.



DICCIONARIO DE PATRÍSTICA- César Vidal Manzanares - Isidoro de Sevilla