Evangelii nuntiandi ES



"EVANGELII NUNTIANDI": ACERCA DE LA EVANGELIZACION EN EL MUNDO CONTEMPORANEO

EXHORTACION APOSTOLICA DE SU SANTIDAD PABLO VI AL EPISCOPADO, AL CLERO Y A LOS FIELES DE TODA LA IGLESIA


INTRODUCCION

Venerables hermanos y amados hijos:

Salud y Bendición Apostolica

Compromiso evangelizador

1 El esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo, exaltados por la esperanza pero a la vez perturbados con frecuencia por el temor y la angustia, es sin duda alguna un servicio que se presenta a la comúnidad cristiana e incluso a toda la humanidad.

De ahi que el deber de confirmar a los hermanos, que hemos recibido del Señor al confiarsenos la misión del Sucesor de Pedro (1), y que constituye para Nos un cuidado de cada dia (2), un programa de vida y de accion, a la vez que un empeno fundamental de nuestro pontificado, ese deber, decimos, nos parece todavia mas noble y necesario cuando se trata de alentar a nuestros hermanos en su tarea de evangelizadores, a fin de que en estos tiempos de incertidumbre y malestar la cumplan con creciente amor, celo y alegria.

1.Cf.
Lc 22,32.
2. Cf. 2Co 11,28.


Conmemorando tres acontecimientos

2 Esto es lo que deseamos hacer ahora, al final del Ano Santo, durante el cual la Iglesia se ha esforzado en anunciar el Evangelio a todos los hombres (3), sin embargo otro objetivo que el de cumplir su deber de mensajera de la Buena Nueva de Jesucristo proclamada a partir de dos consignas fundamentales: "vestios del hombre nuevo" (4) y "reconciliaos con Dios" (5).

Tales són nuestros propositos en este décimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, cuyos objetivos se resumen, en definitiva, en uno solo: hacer a la Iglesia del Siglo XX cada vez mas apta para anunciar el Evangelio a la humanidad del siglo XX.

Nos queremos hacer ésto un ano después de la III Asamblea General del Sinodo de los Obispos -consagrada, como es bien sabido, a la evangelizacion-; tanto mas cuanto que esto nos lo han pedido los mismos padres sinodales. En efecto, al final de aquella memorable Asamblea, decidierón ellos confiar al Pastor de la Iglesia universal, con gran confianza y sencillez, el fruto de sus trabajos, declarando que esperaban del Papa un impulso nuevo, capaz de crear tiempos nuevos de evangelización (6) en una Iglesia todavia mas arraigada en la fuerza y poder perennes de Pentecostés.

3. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr.
AGD 1: AAS 58 (1966), p. 947.
4. Ep 4,24 Ep 2,15 Col 3,10 Ga 3,27 Rm 13,14 2Co 5,17,
5. 2Co 5,20,
6. Cf. Pablo VI, Discurso en la clausura de la III Asamblea General del Sinodo de los Obispos (26 de octubrede 1974): AAS 66 (1974), pp. 634-635.


Tema frecuente de nuestro pontificado

3 En diversas ocasiones, ya antes del Sinodo, Nos pusimos de relieve la importancia de este tema de la evangelizacion. "Las condiciones de la sociedad -deciamos al Sacro Colegio Cardenalicio del 22 de junio de 1973- nos obligan, por tanto, a revisar métodos, a buscar por todos los medios el modo de llevar al hombre moderno el mensaje cristiano, en el cual unicamente podra hallar la respuesta a sus interrogantes y la fuerza para su empeno de solidaridad humana" (7). Y anadiamos que, para dar una respuesta valida a las exigencias del Concilio que nos estan acuciando, necesitamos absolutamente ponernos en contacto con el patrimonio de fe que la Iglesia tiene el deber de preservar en toda su pureza, y a la vez el deber de presentarlo a los hombres de nuestro tiempo, con los medios a nuestro alcance, de una manera comprensible y persuasiva.

7. Pablo VI, Discurso al Sacro Colegio Cardenalicio (22 de junio de 1973): AAS 65 (1973), p. 383.



En la linea del Sinodo de 1974

4 Esta fidelidad a un mensaje del que somos servidores, y a las personas a las que hemos de transmitirlo intacto y vivo, es el eje central de la evangelizacion. Esta plantea tres preguntas acuciantes, que el Sinodo de 1974 ha tenido constantemente presentes:

-¿Qué eficacia tiene en nuestros dias la energia escondida de la Buena Nueva, capaz de sacudir profundamente la conciencia del hombre?

-¿Hasta donde y como esta fuerza evangélica puede transformar verdaderamente al hombre de hoy?

-¿Con qué métodos hay que proclamar el Evangelio para que su poder sea eficaz?

Estas preguntas desarrollan, en el fondo, la cuestión fundamental que la Iglesia se propone hoy dia y que podria enunciarse asi: después del Concilio y gracias al Concilio que ha constituido para ella una hora de Dios en este ciclo de la historia, la Iglesia ¿es mas o menos apta para anunciar el Evangelio y para inserirlo en el corazón del hombre con convicción libertad de espiritu y eficacia?



Invitación a la reflexión y exhortacion

5 Todos vemos la necesidad urgente de dar a tal pregunta una respuesta, leal, humilde, valiente, y de obrar en consecuencia.

En nuestra "preocupación por todas las Iglesias" (8), Nos quisiéramos ayudar a nuestros hermanos e hijos a responder a estas preguntas. Ojala que nuestras palabras, que quisieran ser, partiendo de las riquezas del Sinodo, una reflexión acerca de la evangelizacion, puedan invitar a la misma reflexión a todo el pueblo de Dios congregado en la Iglesia, y servir de renovado aliento a todos, especialmente a quienes "trabajan en la predicación y en la enseñanza" (9), para que cada uno de ellos sepa distribuir "rectamente la palabra de la verdad" (10), se dedique a la predicación del Evangelio y desempene su ministerio con toda perfeccion.

Una exhortación en este sentido nos ha parecido de importancia capital, ya que la presentación del mensaje evangélico no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo: esta de por medio el deber que le incumbre, por mandato del Señor, con vista a que los hombres crean y se salven. Si, este mensaje es necesario. Es unico. De ningun modo podria ser reemplazado. No admite indiferencia, ni sincretismo, ni acomodos. Representa la belleza de la Revelacion. Lleva consigo una sabiduria que no es de este mundo. Es capaz de suscitar por si mismo la fe, una fe que tiene su fundamento en la potencia de Dios (11). Es la Verdad. Merece que el apóstol le dedique todo su tiempo, todas sus energias y que, si es necesario, le consagre su propia vida.

8.
2Co 11,28,
9. 1Tm 5,17,
10. 2Tm 2,15,
11. 1Co 2,5,


I. DEL CRISTO EVANGELIZADOR A LA IGLESIA EVANGELIZADORA


Testimonio y misión de Jesús

6 El testimonio que el Señor da de Si mismo y que San Lucas ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (12), tiene sin duda un gran alcance, ya que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido enviado" (13). Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a la luz de los versiculos anteriores en los que Cristo se aplica a Si mismo las palabras del Profeta Isaias: "El Espiritu del Señor esta sobre mi, porque me ungio para evangelizar a los pobres" (14).

Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los mas pobres, con frecuencia los mas dispuestos, el gozoso anuncio del cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su Misterio -la misma Encarnacion, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discipulos, el envio de los Doce, la cruz y la resurreccion, la continuidad de su presencia en medio de los suyos- forman parte de su actividad evangelizadora.

12.
Lc 4,43,
13. Ibidem.
14. Lc 4,18 Is 61,1,


Jesús primer evangelizador

7 Durante el Sinodo, los obispos han recordado con frecuencia esta verdad: Jesús mismo, Evangelio de Dios (15), ha sido el primero y el mas grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfeccion, hasta el sacrificio de su existencia terrena.

Evangelizar: ¿Qué significado ha tenido esta palabra para Cristo? Ciertamente no es facil expresar en una sintesis completa el sentido, el contenido, las formas de evangelización tal como Jesús lo concibio y lo puso en practica. Por otra parte, esta sintesis nunca podra ser concluida. Bastenos, aqui recordar algunos aspectos esenciales.

15.
Mc 1,1 Rm 1-3


El anuncio del reino de Dios

8 Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demas", que es dado por anadidura (16). Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacera en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradojica hecha de cosas que el mundo rechaza (17), las exigencias del reino y su carta magna (18), los heraldos del reino (19), los misterios del mismo (20), sus hijos (21), la vigilancia y fidelidad requeridas a quien espera su llegada definitiva (22).

16.
Mt 6,33,
17. Mt 5,3-12,
18. Mt 5-7
19. Mt 10
20. Mt 13
21. Mt 18
22. Mt 24-25


El anuncio de la salvación liberadora

9 Como nucleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvacion, ese gran dón de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegria de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El. Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo, y se logra de manea definitiva por su muerte y resurreccion; pero debe ser continuado pacientemente a través de la historia hasta ser plenamente realizado el dia de la venida final del mismo Cristo, cosa que nadie sabe cuando tendra lugar, a excepción del Padre (23).

23.
Mt 24,36 Ac 1,7 1Th 5,1-2,


A costa de grandes sacrificios

10 Este reino y esta salvación -palabras clave en la evangelización de Jesucristo- pueden ser recibidos por todo hombre, como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza, "el reino de los cielos esta en tensión y los esforzados lo arrebatan", dice el Señor (24), con la fatiga y el sufrimiento, con una vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espiritu de las bienaventuranzas. Pero, ante todo, cada uno los consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metanoia, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón (25).

24.
Mt 11,12 Lc 16,16,
25. Mt 4,17,


Predicación infatigable

11 Cristo llevo a cabo esta proclamación del reino de Dios, mediante la predicación infatigable de una palabra, de la que se dira que no admite parangón con ninguna otra: "¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad" (26); "Todos le aprobaron, maravillados de las palabras llenas de gracia, que salian de su boca..." (27); "Jamas hombre alguno hablo como éste" (28). Sus palabras desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa, y por eso cambian el corazón del hombre y su destino.

26.
Mc 1,27,
27. Lc 4,22,
28. Jn 7,46,


Signos evangélicos

12 Pero El realiza también esta proclamación de la salvación por medio de innumerables signos que provocan estupor en las muchedumbres y que al mismo tiempo las arrastran hacia El para verlo, escucharlo y dejarse transformar por El: enfermos curados, agua convertida en vino, pan multiplicado, muertos que vuelven a la vida y, sobre todo, su propia resurreccion. Y al centro de todo, el signo al que El atribuye una gran importancia: los pequenos, los pobres són evangelizados, se convierten en discipulos suyos, se reunen "en su nombre" en la gran comúnidad de los que creen en El. Porque el Jesús que declara: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para eso he sido enviado" (29), es el mismo Jesús de quien Juan el Evangelista decia que habia venido y debia morir "para reunir en uno todos los hijos de Dios, que estan dispersos" (30). Asi termina su revelacion, completandola y confirmandola, con la manifestación hecha de Si mismo, con palabras y obras, con señales y milagros, y de manera particular con su muerte, su resurrección y el envio del Espiritu de Verdad (31).

29.
Lc 4,43,
30. Jn 11,52,
31. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dog. Dei Verbum, DV 4: AAS 58 (1966), pp. 818-819.


Hacia una comúnidad evangelizada y evangelizadora

13 Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reunen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comúnidad que es a la vez evangelizadora. La orden dada a los Doce: "Id y proclamad la Buena Nueva", vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. Por esto Pedro los define "pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamo de la tinieblas a su luz admirable" (32). Estas són las maravillas que cada uno ha podido escuchar en su propia lengua (33). Por lo demas, la Buena Nueva del reino que llega y que ya ha comenzado, es para todos los hombres de todos los tiempos. Aquellos que ya la han recibido y que estan reunidos en la comúnidad de salvacion, pueden y deben comúnicarla y difundirla.

32.
1P 2,9,
33. Ac 2,11,


La evangelizacion, vocación propia de la Iglesia

14 La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (34), se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mi motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mi, si no evangelizara!" (35). Con gran gozo y consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: "Nosotros queremos confirmar una vez mas que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia" (36); una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez mas urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad mas profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del dón de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa.

34.
Lc 4,43,
35. 1Co 9,16,
36. Cf. Declaración de los Padres sinodales, n. 4: L'Oservatore Romano, Edición en Lengua Espanola,3 de noviembre de 1974, pag. 8.


Vinculos reciprocos entre la Iglesia y la evangelizacion

15 Quien lee en el Nuevo Testamento los origenes de la Iglesia y sigue paso a paso su historia, quien la ve vivir y actuar, se da cuenta de que ella esta vinculada a la evangelización de la manera mas intima:

--La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los Doce. Es un fruto normal, deseado, el mas inmediato y el mas visible "Id pues, ensenad a todas las gentes" (37). "Ellos recibierón la gracia y se bautizaron, siendo incorporadas (a la Iglesia) aquel dia unas tres mil personas... Cada dia el Señor iba incorporando a los que habian de ser salvos" (38).

-Nacida, por consiguiente, de la misión de Jesucristo, la Iglesia es a su vez enviada por El. La Iglesia permanece en el mundo hasta que el Señor de la gloria vuelva al Padre. Permanece como un signo, opaco y luminoso al mismo tiempo, de una nueva presencia de Jesucristo, de su partida y de su permanencia. Ella lo prolonga y lo continua. Ahora bien, es ante todo su misión y su condición de evangelizador lo que ella esta llamada a continuar (39). Porque la comúnidad de los cristianos no esta nunca cerrada en si misma.

En ella, la vida intima -la vida de oracion, la escucha de la Palabra y de las enseñanzas de los Apostoles, la caridad fraterna vivida, el pan compartido (40)- no tiene pleno sentido mas que cuando se convierte en testimonio, provoca la admiración y la conversion, se hace predicación y anuncio de la Buena Nueva. Es asi como la Iglesia recibe la misión de evangelizar y como la actividad de cada miembro constituye algo importante para el conjunto.

-Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a si misma. Comúnidad de creyentes, comúnidad de esperanza vivida y comúnicada, comúnidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor. Pueblo de Dios inmenso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los idolos, necesita saber proclamar "las grandezas de Dios" (41), que la han convertido al Señor, y ser nuevamente convocada y reunida por El. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el Evangelio. El Concilio Vaticano II ha recordado (42), y el Sinodo de 1974 ha vuelto a tocar insistentemente este tema de la Iglesia que se evangeliza a través de una conversión y una renovación constante, para evangelizar al mundo de manera creible.

-La Iglesia es depositaria de la Buena Nueva que debe ser anunciada. Las promesas de la Nueva Alianza en Cristo, las enseñanzas del Señor y de los Apostoles, la Palabra de vida, las fuentes de la gracia y de la benignidad divina, el camino de salvacion, todo esto le ha sido confiado. Es ni mas ni menos que el contenido del Evangelio y, por consiguiente, de la evangelización que ella conserva como un deposito viviente y precioso, no para tenerlo escondido, sino para comúnicarlo.

-Enviada y evangelizada, la Iglesia misma envia a los evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra que salva, les explica el mensaje del que ella misma es depositaria, les da el mandato que ella misma ha recibido y les envia a predicar. A predicar no a si mismos o sus ideas personales (43), sino un Evangelio del que ni ellos ni ella són duenos y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad.

37.
Mt 28,19.
38. Ac 2,41-47,
39. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, LG 8: AAS 57 (1965), p. 11; Decr. AGD 5: AAS 28 (1966), pp. 951-952.
40. Ac 2,42-46 Ac 4,32-35 Ac 5,12-16,
41. Ac 2,11 1P 2,9
42. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. AGD 5 AGD 11 AGD 12. AAS 58 (1966), pp. 951-952,959-961.
43. 2Co 4,5 S. Agustin, Sermo XLVI De Pastoribus: CCL 2Co 41, pp. 529-530.


La Iglesia, inseparable de Cristo

16 Existe, por tanto, un nexo intimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelizacion. Mientras dure este tiempo de la Iglesia, es ella la que tiene a su cargo la tarea de evangelizar. Una tarea que no se cumple sin ella, ni mucho menos contra ella.

En verdad, es conveniente recordar esto en un momento como el actual, en que no sin dolor podemos encontrar personas, que queremos juzgar bien intencionadas pero que en realidad estan desorientadas en su espiritu, las cuales van repitiendo que su aspiración es amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia. Lo absurdo de esta dicotomia se muestra con toda claridad en estas palabras del Evangelio: "el que a vosotros desecha, a mi me desecha" (44). ¿Como va a ser posible amar a Cristo sin amar a la Iglesia, siendo asi que el mas hermoso testimonio dado en favor de Cristo es el de San Pablo: "amo a la Iglesia y se entrego por ella"? (45)

44.
Lc 10,16, S. Cipriano, De unitate Eclessiae,14: PL 4,527. S. Agustin, Enarrat. lc 88, Sermo,2,14. PL 37,1140. S. Juan Crisostomo, Hom. de capto Eutropio,6 PG 52,402.
45. Ep 5,25,



II. ¿QUÉ ES EVANGELIZAR?


Complejidad de la acción evangelizadora

17 En la acción evangelizadora de la Iglesia, entran a formar parte ciertamente algunos elementos y aspectos que hay que tener presentes. Algunos revisten tal importancia que se tiene la tendencia a identificarlos simplemente con la evangelizacion. De ahi que se haya podido definir la evangelización en términos de anuncio de Cristo a aquellos que lo ignoran, de predicacion, de catequesis, de bautismo y de administración de los otros sacramentos.

Ninguna definición parcial y fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinamica que comporta la evangelizacion, si no es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla. Resulta imposible comprenderla si no se trata de abarcar de golpe todos sus elementos esenciales.

Estos elementos insistentemente subrayados a lo largo del reciente Sinodo siguen siendo profundizados con frecuencia, en nuestros dias, bajo la influencia del trabajo sinodal. Nos alegramos de que, en el fondo, sean situados en la misma linea de los que nos ha transmitido el Concilio Vaticano II, sobre todo en Lumen gentium, Gaudium et spes, Ad gentes.



Renovación de la humanidad...

18 Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aqui que hago nuevas todas las cosas" (46). Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos con la novedad del bautismo (47) y de la vida según el Evangelio (48). La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor seria decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama (49), trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos estan comprometidos, su vida y ambiente concretos.

46.
Ap 21,5 2Co 5,17 Ga 6,15,
47. Rm 6,4,
48. Ep 4,23-24 Col 3,9-10,
49. Rm 1,16 1Co 1,18 1Co 2,4,


... y de sectores de la humanidad

19 Sectores de la humanidad que se transforman: para la Iglesia no se trata solamente de predicar el Evangelio en zonas geograficas cada vez mas vastas o poblaciones cada vez mas numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las lineas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que estan en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvacion.


Evangelización de las culturas

20 Posiblemente, podriamos expresar todo esto diciendo: lo que importa es evangelizar -no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raices- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen sus términos en la Gaudium et spes (50), tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre si y con Dios.

El Evangelio y, por consiguiente, la evangelización no se identifican ciertamente con la cultura y són independientes con respecto a todas las culturas. Sin embargo, el reino que anuncia el Evangelio es vivido por hombres profundamente vinculados a una cultura, y la construcción del reino no puede por menos de tomar los elementos de la cultura y de las culturas humanas. Independientes con respecto a las culturas, Evangelio y evangelización no són necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin someterse a ninguna.

La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas. De ahi que hay que hacer todos los esfuerzos con vistas a una generosa evangelización de la cultura, o mas exactamente de las culturas. Estas deben ser regeneradas por el encuentro con la Buena Nueva. Pero este encuentro no se llevara a cabo si la Buena Nueva no es proclamada.

50. Cf.
GS 53: AAS 58 (1966), p. 1075.


Importancia primordial del testimonio

21 La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio.

Supongamos un cristiano o un grupo de cristianos que, dentro de la comúnidad humana donde viven, manifiestan su capacidad de comprensión y de aceptacion, su comúnión de vida y de destino con los demas, su solidaridad en los esfuerzos de todos en cuanto existe de noble y bueno. Supongamos además que irradian de manera sencilla y espontanea su fe en los valores que van mas alla de los valores corrientes, y su esperanza en algo que no se ve ni osarian sonar. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué són asi? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué estan con nosotros? Pues bien, este testimonio constituye ya de por si una proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva. Hay en ello un gesto inicial de evangelizacion. Són posiblemente las primeras preguntas que se plantearan muchos no cristianos, bien se trate de personas a las que Cristo no habia sido nunca anunciado, de bautizados no practicantes, de gentes que viven en una sociedad cristiana pero según principios no cristianos, bien se trate de gentes que buscan, no sin sufrimiento, algo o a Alguien que ellos adivinan pero sin poder darle un nombre. Surgiran otros interrogantes, mas profundos y mas comprometedores, provocados por este testimonio que comporta presencia, participacion, solidaridad y que es un elemento esencial, en general al primero absolutamente en la evangelización (51).

Todos los cristianos estan llamados a este testimonio y, en este sentido, pueden ser verdaderos evangelizadores. Se nos ocurre pensar especialmente en la responsabilidad que recae sobre los emigrantes en los paises que los reciben.

51. Cf. Tertuliano, Apologeticum,39: CCL, I, pp. 150-153; Minucio Félix, Octavius 9 y 31: CSLP, Augustae Taurinorum 1963, pp. 11-13,47-48.



Necesidad de un anuncio explicito

22 Y, sin embargo, esto sigue siendo insuficiente, pues el mas hermoso testimonio se revelara a la larga impotente si no es esclarecido, justificado -lo que Pedro llamaba dar "razón de vuestra esperanza" (52)-, explicitado por un anuncio claro e inequivoco del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida debera ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.

La historia de la Iglesia, a partir del discurso de Pedro en la manana de Pentecostés, se entremezcla y se confunde con la historia de este anuncio. En cada nueva etapa de la historia humana, la Iglesia, impulsada continuamente por el deseo de evangelizar, no tiene mas que una preocupacion: ¿a quién enviar para anunciar este misterio? ¿Como lograr que resuene y llegue a todos aquellos que lo deben escuchar? Este anuncio -kerygma, predicación o catequesis- adquiere un puesto tan importante en la evangelización que con frecuencia es en realidad sinonimo. Sin embargo, no pasa de ser un aspecto.

52.
1P 3,15,


Hacia una adhesión vital y comúnitaria

23 Efectivamente, el anuncio no adquiere toda su dimensión mas que cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido una adhesión de corazon. Adhesión a las verdades que en su misericordia el Señor ha revelado, es cierto. Pero, mas aun, adhesión al programa de vida -vida en realidad ya transformada- que él propone. En una palabra, adhesión al reino, es decir, al "mundo nuevo", al nuevo estado de cosas, a la nueva manera de ser, de vivir juntos, que inaugura el Evangelio. Tal adhesion, que no puede quedarse en algo abstracto y desencarnado, se revela concretamente por medio de una entrada visible, en una comúnidad de fieles. Asi pues, aquellos cuya vida se ha transformado entran en una comúnidad que es en si misma signo de la transformacion, signo de la novedad de vida: la Iglesia, sacramento visible de la salvación (53). Pero a su vez, la entrada en la comúnidad eclesial se expresara a través de muchos otros signos que prolongan y despliegan el signo de la Iglesia. En el dinamismo de la evangelizacion, aquel que acoge el Evangelio como Palabra que salva (54), lo traduce normalmente en estos gestos sacramentales: adhesión a la Iglesia, acogida de los sacramentos que manifiestan y sostienen esta adhesion, por la gracia que confieren.

53. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.
LG 1 LG 9 LG 48: AAS 57 (1965), pp. 5,12-14,53-54; Const. past. GS 42,45; AAS 58 (1966), pp. 1060-1061,1065-1066; Decr. AGD 1 AGD 5; AAS 58 (1966), pp. 947,951-952.
54. Rm 1,16 1Co 1,18,


Impulso nuevo al apostolado

24 Finalmente, el que ha sido evangelizado evangeliza a su vez. He ahi la prueba de la verdad, la piedra de toque de la evangelizacion: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia.

Al terminar estas consideraciones sobre el sentido de la evangelizacion, se debe formular una ultima observación que creemos esclarecedora para las reflexiones siguientes.

La evangelizacion, hemos dicho, es un paso complejo, con elementos variados: renovación de la humanidad, testimonio, anuncio explicito, adhesión del corazon, entrada en la comúnidad, acogida de los signos, iniciativas de apostolado. Estos elementos pueden parecer contrastantes, incluso exclusivos. En realidad són complementarios y mutuamente enriquecedores. Hay que ver siempre cada uno de ellos integrado con los otros. El mérito del reciente Sinodo ha sido el habernos invitado constantemente a componer estos elementos, mas bien que oponerlos entre si, para tener la plena comprensión de la actividad evangelizadora de la Iglesia.

En esta visión global lo que queremos ahora exponer, examinando el contenido de la evangelizacion, los medios de evangelizar, precisando a quién se dirige el anuncio evangélico y quién tiene hoy el encargo de hacerlo.




III. CONTENIDO DE LA EVANGELIZACION


Contenido esencial y elementos secundarios

25 En el mensaje que anuncia la Iglesia hay ciertamente muchos elementos secundarios, cuya presentación depende en gran parte de los cambios de circunstancias. Tales elementos cambian también. Pero hay un contenido esencial, una substancia viva, que no se puede modificar ni pasar por alto sin desnaturalizar gravemente la evangelización misma.


Un testimonio al amor del Padre

26 No es superfluo recordarlo: evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espiritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en su Verbo Encarnado, ha dado a todas las cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida eterna. Para muchos, es posible que este testimonio de Dios desconocido (55), a quien adoran sin darle un nombre concreto, o al que buscar por sentir una llamada secreta en el corazon, al experimentar la vacuidad de todos los idolos. Pero este testimonio resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que para el hombre el Creador no es un poder anonimo y lejano: es Padre. "Nosotros somos llamados hijos de Dios, y en verdad lo somos" (56) y, por tanto, somos hermanos los unos de los otros, en Dios.

55.
Ac 17,22-23,
56. 1Jn 3,1 Rm 8,14-17,


Centro del mensaje: la salvación en Jesucristo

27 La evangelización también debe contener siempre -como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo- una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como dón de la gracia y de la misericordia de Dios (57). No una salvación puramente inmanente, a medida de las necesidades materiales o incluso espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal y se identifican totalmente con los deseos, las esperanzas, los asuntos y las luchas temporales, sino una salvación que desborda todos estos limites para realizarse en una comúnión con el unico Absoluto Dios, salvación trascendente, escatologica, que comienza ciertamente en esta vida, pero que tiene su cumplimiento en la eternidad.

57.
Ep 2,8 Rm 1,16, Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaratio ad fidem tuendam in mysteria Incarnationis et SS. Trinitatis a quibusdam recentibus erroribus, AAS 64, pp. 237-241



Evangelii nuntiandi ES