Evangelii nuntiandi ES 28

Bajo el signo de la esperanza

28 Por consiguiente, la evangelización no puede por menos de incluir el anuncio profético de un mas alla, vocación profunda y definitiva del hombre, en continuidad y discontinuidad a la vez con la situación presente: mas alla del tiempo y de la historia, mas alla de la realidad de ese mundo, cuya dimensión oculta se manifestara un dia; mas alla del hombre mismo, cuyo verdadero destino no se agota en su dimensión temporal sino que nos sera revelado en la vida futura (58). La evangelización comprende además la predicación de la esperanza en las promesas hechas por Dios mediante la nueva alianza en Jesucristo; la predicación del amor de Dios para con nosotros y de nuestro amor hacia Dios, la predicación del amor fraterno para con todos los hombres -capacidad de donación y de perdon, de renuncia, de ayuda al hermano- que por descender del amor de Dios, es el nucleo del Evangelio; la predicación del misterio del mal y de la busqueda activa del bien. Predicacion, asimismo, y ésta se hace cada vez mas urgente, de la busqueda del mismo Dios a través de la oracion, sobre todo de adoración y de acción de gracias, y también a través de la comúnión con ese signo visible del encuentro con Dios que es la Iglesia de Jesucristo; comúnión que a su vez se expresa mediante la participación en esos otros signos de Cristo, viviente y operante en la Iglesia, que són los sacramentos. Vivir de tal suerte los sacramentos hasta conseguir en su celebración una verdadera plenitud, no es, como algunos pretenden, poner un obstaculo o aceptar una desviación de la evangelizacion: es darle toda su integridad. Porque la totalidad de la evangelizacion, aparte de la predicación del mensaje, consiste en implantar la Iglesia, la cual no existe sin este respiro de la vida sacramental culminante en la Eucaristia (59).

58.
1Jn 3,2 Rm 8,29 Ph 3,20-21, Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, LG 48-51: AAS 57, pp. 55-58.
59. Cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaratio circa Catholicam Doctrinam de Ecclesia contra nonnullos errores hodiernos tuendam (24 de junio de 1973): AAS 65 (1973), pp. 396-408.


Un mensaje que afecta a toda la vida

29 La evangelización no seria completa si no tuviera en cuenta la interpelación reciproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social, del hombre. Precisamente por esto la evangelización lleva consigo un mensaje explicito, adaptado a las diversas situaciones y constantemente actualizado, sobre los derechos y deberes de toda persona humana, sobre la vida familiar sin la cual apenas es posible el progreso personal (60), sobre la vida comúnitaria de la sociedad, sobre la vida internacional, la paz, la justicia, el desarrollo; un mensaje, especialmente vigoroso en nuestros dias, sobre la liberacion.

60. Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes,
GS 47-52: AAS 58 (1966), pp. 1067-1074; Pablo VI, Encicl. Humanae vitae: AAS 60 (1968), pp. 481-503.


Un mensaje de liberacion

30 Es bien sabido en qué términos hablarón durante el reciente Sinodo numerosos obispos de todos los continentes y, sobre todo, los obispos del Tercer Mundo, con un acento pastoral en el que vibraban las voces de millones de hijos de la Iglesia que forman tales pueblos. Pueblos, ya lo sabemos, empenados con todas sus energias en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades cronicas, analfabetismo, depauperacion, injusticia en las relaciones internacionales y, especialmente, en los intercambios comerciales, situaciones de neocolonialismo economico y cultural, a veces tan cruel como el politico, etc. La Iglesia, repiten los obispos, tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar a que nazca esta liberacion, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extrano a la evangelizacion.


En conexión necesaria con la promoción humana

31 Entre evangelización y promoción humana (desarrollo, liberacion) existen efectivamente lazos muy fuertes. Vinculos de orden antropologico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y economicos. Lazos de orden teologico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a la que hay que combatir y de justicia que hay que restaurar. Vinculos de orden eminentemente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿como proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre? Nos mismos lo indicamos, al recordar que no es posible aceptar "que la obra de evangelización pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy dia, que atanen a la justicia, a la liberacion, al desarrollo y a la paz en el mundo. Si esto ocurriera, seria ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor hacia el projimo que sufre o padece necesidad" (61).

Pues bien, las mismas voces que con celo, inteligencia y valentia abordarón durante el Sinodo este tema acuciante, adelantaron, con gran complacencia por nuestra parte, los principios iluminadores para comprender mejor la importancia y el sentido profundo de la liberación tal y como la ha anunciado y realizado Jesús de Nazaret y la predica la Iglesia.

61. Pablo VI, Discurso en la apertura de la III Asamblea General del Sinodo de los Obispos (27 setiembre 1974): AAS 66 (1974), p. 562.



Sin reducciones ni ambigüedades

32 No hay por qué ocultar, en efecto, que muchos cristianos generosos, sensibles a las cuestiones dramaticas que lleva consigo el problema de la liberacion, al querer comprometer a la Iglesia en el esfuerzo de liberación han sentido con frecuencia la tentación de reducir su misión a las dimensiones de un proyecto puramente temporal; de reducir sus objetivos, a una perspectiva antropocéntrica; la salvacion, de la cual ella es mensajera y sacramento, a un bienestar material; su actividad -olvidando toda preocupación espiritual y religiosa- a iniciativas de orden politico o social. Si esto fuera asi, la Iglesia perderia su significación mas profunda. Su mensaje de liberación no tendria ninguna originalidad y se prestaria a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideologicos y los partidos politicos. No tendria autoridad para anunciar, de parte de Dios, la liberacion. Por eso quísimos subrayar en la misma alocución de la apertur del Sinodo "la necesidad de reafirmar claramente la finalidad especificamente religiosa de la evangelizacion. Esta ultima perderia su razón de ser si se desviara del eje religioso que la dirige: ante todo el reino de Dios, en su sentido plenamente teologico" (62).

62. Pablo VI, Discurso en la apertura de la III Asamblea General del Sinodo de los Obispos (27 setiembre 1974): AAS 66 (1974), p. 562.



La liberación evangélica...

33 Acerca de la liberación que la evangelización anuncia y se esfuerza por poner en practica, mas bien hay que decir:

-no puede reducirse a la simple y estrecha dimensión económica, politica, social o cultural, sino que debe abarcar al hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida su apertura al Absoluto, que es Dios;

-va por tanto unida a una cierta concepción del hombre, a un antropologia que no puede nunca sacrificarse a las exigencias de una estrategia cualquiera, de una praxis o de un éxito a corto plazo.



... centrada en el reino de Dios...

34 Por eso, al predicar la liberación y al asociarse a aquellos que actuan y sufren por ella, la Iglesia no admite el circunscribir su misión al solo terreno religioso, desinteresandose de los problemas temporales del hombre; sino que reafirma la primacia de su vocación espiritual, rechaza la substitución del anuncio del reino por la proclamación de las liberaciones humanas, y proclama también que su contribución a la liberación no seria completa si descuidara anunciar la salvación en Jesucristo.


... en una visión evangélica del hombre...

35 La Iglesia asocia, pero no identifica nunca, liberación humana y salvación en Jesucristo, porque sabe por revelacion, por experiencia historica y por reflexión de fe, que no toda noción de liberación es necesariamente coherente y compatible con una visión evangélica del hombre, de las cosas y de los acontecimientos; que no es suficiente instaurar la liberacion, crear el bienestar y el desarrollo para que llegue el reino de Dios.

Es mas, la Iglesia esta plenamente convencida de que toda liberación temporal, toda liberación politica -por mas que ésta se esfuerce en encontrar su justificación en tal o cual pagina del Antiguo o del Nuevo Testamento; por mas que acuda, para sus postulados ideologicos y sus normas de accion, a la autoridad de los datos y conclusiones teologicas; por mas que pretenda ser la teologia de hoy- lleva dentro de si misma el germen de su propia negación y decae del ideal que ella misma se propone, desde el momento en que sus motivaciones profundas no són las de la justicia en la caridad, la fuerza interior que la mueve no entrana una dimensión verdaderamente espiritual y su objetivo final no es la salvación y la felicidad en Dios.



... que exige una necesaria conversion

36 La Iglesia considera ciertamente importante y urgente la edificación de estructuras mas humanas, mas justas, mas respetuosas de los derechos de la persona, menos opresivas y menos avasalladoras; pero es consciente de que aun las mejores estructuras, los sistemas mas idealizados se convierten pronto en inhumanos si las inclinaciones inhumanas del hombre no són saneadas si no hay una conversión de corazón y de mente por parte de quienes viven en esas estructuras o las rigen.


Exclusión de la violencia

37 La Iglesia no puede aceptar la violencia, sobre todo la fuerza de las armas -incontrolable cuando se desata- ni la muerte de quienquiera que sea, como camino de liberacion, porque sabe que la violencia engendra inexorablemente nuevas formas de opresión y de esclavitud, a veces mas graves que aquellas de las que se pretende liberar. "Os exhortamos -deciamos ya durante nuestro viaje a Colombia- a no poner vuestra confianza en la violencia ni en la revolucion; esta actitud es contraria al espiritu cristiano e incluso puede retardar, en vez de favorecer, la elevación social a la que legitimamente aspirais" (63). "Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni cristiana ni evangélica, y que los cambios bruscos o violentos de las estructuras seran enganosos, ineficaces en si mismos y ciertamente no conformes con la dignidad del pueblo" (64).

63. Pablo VI, Discurso en los campesinos de Colombia (23 agosto 1968): AAS 60 (1968), p. 623.
64. Pablo VI, Discurso en la "Jornada del Desarrollo" en Bogota (23 agosto 1968): AAS 60 (1968), p. 627; cf. S. Agustin, Epistola 229,2: PL 33,1020.



Contribución especifica de la Iglesia

38 Dicho esto, nos alegramos de que la Iglesia tome una conciencia cada vez mas viva de la propia forma, esencialmente evangélica, de colaborar a la liberación de los hombres. Y ¿qué hace? Trata de suscitar cada vez mas numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demas. A estos cristianos "liberadores" les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doctrina social a la que el verdadero cristiano no solo debe prestar atencion, sino que debe ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorias de accion, de participación y de compromiso. Todo ello, sin que se confunda con actitudes tacticas ni con el servicio a un sistema politico, debe caracterizar la acción del cristiano comprometido. La Iglesia se esfuerza por inserir siempre la lucha cristiana por la liberación en el designio global de salvación que ella misma anuncia.

Todo lo que acabamos de recordar aqui se trato mas de una vez en los debates del Sinodo. También Nos quísimos consagrar a este tema algunas palabras de esclarecimiento en la alocución que dirigimos a los padres al final de la Asamblea (65).

Esperamos que todas estas consideraciones puedan ayudar a evitar la ambigüedad que reviste frecuentemente la palabra "liberacion" en las ideologias, los sistemas o los grupos politicos. La liberación que proclama y prepara la evangelización es la que Cristo mismo ha anunciado y dado al hombre con su sacrificio.

65. Pablo VI, Discurso en la clausura de la III Asamblea General del Sinodo de los Obispos (26 octubre 1974): AAS 66 (1974), p. 637.



Libertad religiosa

39 De esta justa liberacion, vinculada a la evangelizacion, que trata de lograr estructuras que salvaguarden la libertad humana, no se puede separar la necesidad de asegurar todos los derechos fundamentales del hombre, entre los cuales la libertad religiosa ocupa un puesto de primera importancia. Recientemente hemos hablado acerca de la actualidad de un importante aspecto de esta cuestion, poniendo de relieve como "muchos cristianos, todavia hoy, precisamente porque són cristianos o católicos, viven sofocados por una sistematica opresion. El drama de la fidelidad a Cristo y de la libertad de religion, si bien paliado por declaraciones categoricas en favor de los derechos de la persona y de la sociabilidad humana, continua" (66).

66. Catequesis del 15 octubre 1975, L'Osservatore Romano, Edición en lengua espanola,19 octubre, pag. 3.



IV. MEDIOS DE EVANGELIZACION


A la busqueda de los medios adecuados

40 La evidente importancia del contenido no debe hacer olvidar la importancia de los métodos y medios de la evangelizacion.

Este problema de como evangelizar es siempre actual, porque las maneras de evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura; por eso plantean casi un desafio a nuestra capacidad de descubrir y adaptar.

A nosotros, Pastores de la Iglesia, incumbe especialmente el deber de descubrir con audacia y prudencia, conservando la fidelidad al contenido, las formas mas adecuadas y eficaces de comúnicar el mensaje evangélico a los hombres de nuestro tiempo.

Bastenos aqui recordar algunos sistemas de evangelizacion, que por un motivo u otro, tienen una importancia fundamental.



El testimonio de vida

41 Ante todo, y sin necesidad de repetir lo que ya hemos recordado antes, hay que subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comúnión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al projimo con un celo sin limites. "El hombre contemporaneo escucha mas a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan -deciamos recientemente a un grupo de seglares-, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio" (67). San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la palabra, sea ganado por la conducta (68). Sera sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizara al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra de santidad.

67. Pablo VI, Discurso a los miembros del Consilium de Laicis (2 octubre 1974): AAS 66 (1974), p. 568.
68.
1P 3,1,


Una predicación viva

42 No es superfluo subrayar a continuación la importancia y necesidad de la predicacion: "Pero ¿como invocaran a Aquel en quien no han creido? Y, ¿como creeran sin haber oido de El? Y ¿como oiran si nadie les predica?... Luego, la fe viene de la audicion, y la audicion, por la palabra de Cristo" (69). Esta ley enunciada un dia por San Pablo conserva hoy todo su vigor.

Si, es siempre indispensable la predicacion, la proclamación verbal de un mensaje. Sabemos bien que el hombre moderno, hastiado de discursos, se muestra con frecuencia cansado de escuchar y, lo que es peor, inmunizado contra las palabras. Conocemos también las ideas de numerosos psicologos y sociologos, que afirman que el hombre moderno ha rebasado la civilización de la palabra, ineficaz e inutil en estos tiempos, para vivir hoy en la civilización de la imagen. Estos hechos deberian ciertamente impulsarnos a utilizar, en la transmisión del mensaje evangélico, los medios modernos puestos a disposición por esta civilizacion. Es verdad que se han realizado esfuerzos muy validos en este campo. Nos no podemos menos de alabarlos y alentarlos, a fin de que se desarrollen todavia mas. El tedio que provocan hoy tantos discursos vacios, y la actualidad de muchas otras formas de comúnicacion, no deben sin embargo disminuir el valor permanente de la palabra, ni hacer prender la confianza en ella. La palabra permanece siempre actual, sobre todo cuando va acompanada del poder de Dios (70). Por esto conserva también su actualidad el axioma de San Pablo: "la fe viene de la audicion" (71), es decir, es la Palabra oida la que invita a creer.

69.
Rm 10,14 Rm 10,17,
70. 1Co 2,1-5,
71. Rm 10,17,


Liturgia de la Palabra

43 Esta predicación evangelizadora toma formas muy diversas, que el celo sugeriria como renovar constantemente. En efecto, són innumerables los acontecimientos de la vida y las situaciones humanas que ofrecen la ocasión de anunciar, de modo discreto pero eficaz, lo que el Señor desea decir en una determinada circunstancia. Basta una verdadera sensibilidad espiritual para leer en los acontecimientos el mensaje de Dios. Ademas en un momento en que la liturgia renovada por el Concilio ha valorizado mucho la "liturgia de la Palabra", seria un error no ver en la homilia un instrumento valido y muy apto para la evangelizacion. Cierto que hay que conocer y poner en practica las exigencias y posibilidades de la homilia para que ésta adquiera toda su eficacia pastoral. Pero sobre todo hay que estar convencido de ello y entregarse a la tarea con amor. Esta predicacion, inserida de manera singular en la celebración eucaristica, de la que recibe una fuerza y vigor particular, tiene ciertamente un puesto especial en la evangelizacion, en la medida en que expresa la fe profunda del ministro sagrado que predica y esta impregnada de amor. Los fieles, congregados para formar una Iglesia pascual que celebra la fiesta del Señor presente en medio de ellos, esperan mucho de esta predicación y sacan fruto de ella con tal que sea sencilla, clara, directa, acomodada, profundamente enraizada en la enseñanza evangélica y fiel al Magisterio de la Iglesia, animada por un ardor apostolico equilibrado que le viene de su caracter propio, llena de esperanza, fortificadora de la fe y fuente de paz y de unidad. Muchas comúnidades, parroquiales o de otro tipo, viven y se consolidan gracias a la homilia de cada domingo, cuando ésta reune dichas cualidades.

Anadamos que, gracias a la renovación de la liturgia, la celebración eucaristica no es el unico momento apropiado para la homilia. Esta tiene también un lugar propio, y no debe ser olvidada, en la celebración de todos los sacramentos, en las paraliturgias, con ocasión de otras reuniones de fieles. La homilia sera siempre una ocasión privilegiada para comúnicar la Palabra del Señor.



La catequesis

44 A proposito de la evangelizacion, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza catequética. La inteligencia, sobre todo tratandose de ninos y adolescentes, necesita aprender mediante una enseñanza religiosa sistematica los datos fundamentales, el contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha procurado expresar de manera cada vez mas pérfecta a lo largo de la historia. A nadie se le ocurrira poner en duda que esta enseñanza se ha de impartir con el objeto de educar las costumbres, no de estacionarse en un plano meramente intelectual. Con toda seguridad, el esfuerzo de evangelización sera grandemente provechoso, a nivel de la enseñanza catequética dada en la iglesia, en las escuelas donde sea posible o en todo caso en los hogares cristianos, si los catequistas disponen de textos apropiados, puestos al dia sabia y competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los métodos deberan ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fijar siempre en la memoria, la inteligencia y el corazón las verdades esenciales que deberan impregnar la vida entera. Ante todo, es menester preparar buenos catequistas -catequistas parroquiales, instructores, padres- deseosos de perfeccionarse en este arte superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religiosa. Por lo demas, sin necesidad de descuidar de ninguna manera la formación de los ninos, se viene observando que las condiciones actuales hacen cada dia mas urgente la enseñanza catequética bajo la modalidad de un catecumenado para un gran número de jóvenes y adultos que, tocados por la gracia, descubren poco a poco la figura de Cristo y sienten la necesidad de entregarse a El.


Utilización de los medios de comúnicación social

45 En nuestro siglo influenciado por los medios de comúnicación social, el primer anuncio, la catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos medios, como hemos dicho antes.

Puestos al servicio del Evangelio, ellos ofrecen la posibilidad de extender casi sin limites el campo de audición de la Palabra de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas. La Iglesia se sentiria culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez mas. Con ellos la Iglesia "pregona sobre los terrados" (72) el mensaje del que es depositaria. En ellos encuentra una versión moderna y eficaz del "pulpito". Gracias a ellos puede hablar a las masas.

Sin embargo, el empleo de los medios de comúnicación social en la evangelización supone casi un desafio: el mensaje evangélico debera, si, llegar, a través de ellos, a las muchedumbres, pero con capacidad para penetrar en las conciencias, para posarse en el corazón de cada hombre en particular, con todo lo que éste tiene de singular y personal, y con capacidad para suscitar en favor suyo una adhesión y un compromiso verdaderamente personal.

72.
Mt 10,27 Lc 12,3,


Contacto personal indispensable

46 Por estos motivos, además de la proclamación que podriamos llamar colectiva del Evangelio, conserva toda su validez e importancia esa otra transmisión de persona a persona. El Señor la ha practicado frecuentemente -como lo prueban, por ejemplo, las conversaciones con Nicodemos, Zaqueo, la Samaritana, Simón el fariseo- y lo mismo han hecho los Apostoles. En el fondo, ¿hay otra forma de comúnicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe? La urgencia de comúnicar la Buena Nueva a las masas de hombres no deberia hacer olvidar esa forma de anunciar mediante la cual se llega a la conciencia personal del hombre y se deja en ella el influjo de una palabra verdaderamente extraordinaria que recibe de otro hombre. Nunca alabaremos suficientemente a los sacerdotes que, a través del sacramento de la penitencia o a través del dialogo pastoral, se muestran dispuestos a guiar a las personas por el camino del Evangelio, a alentarlas en sus esfuerzos, a levantarlas si han caido, a asistirlas siempre con discreción y disponibilidad.


La función de los sacramentos

47 Sin embargo, nunca se insistira bastante en el hecho de que la evangelización no se agota con la predicación y la enseñanza de una doctrina. Porque aquella debe conducir a la vida: a la vida natural a la que da un sentido nuevo gracias a las perspectivas evangélicas que le abre; a la vida sobrenatural, que no es una negacion, sino purificación y elevación de la vida natural. Esta vida sobrenatural encuentra su expresión viva en los siete sacramentos y en la admirable fecundidad de gracia y santidad que contienen.

La evangelización despliega de este modo toda su riqueza cuando realiza la unión mas intima, o mejor, una intercomúnicación jamas interrumpida, entre la Palabra y los sacramentos. En un cierto sentido es un equivoco oponer, como se hace a veces, la evangelización a la sacramentalizacion. Porque es seguro que si los sacramentos se administran sin darles un solido apoyo de catequesis sacramental y de catequesis global, se acabaria por quitarles gran parte de su eficacia. La finalidad de la evangelización es precisamente la de educar en la fe, de tal manera, que conduzca a cada cristiano a vivir -y no a recibir de modo pasivo o apatico- los sacramentos como verdaderos sacramentos de la fe.



Piedad popular

48 Con ello estamos tocando un aspecto de la evangelización que no puede dejarnos insensibles. Queremos referirnos ahora a esa realidad que suele ser designada en nuestros dias con el término de religiosidad popular.

Tanto en las regiones donde la Iglesia esta establecida desde hace siglos, como en aquellas donde se esta implantando, se descubren en el pueblo expresiones particulares de busqueda de Dios y de la fe. Consideradas durante largo tiempo como menos puras, y a veces despreciadas, estas expresiones constituyen hoy el objeto de un nuevo descubrimiento casi generalizado. Durante el Sinodo, los obispos estudiarón a fondo el significado de las mismas, con un realismo pastoral y un celo admirable.

La religiosidad popular, hay que confesarlo, tiene ciertamente sus limites. Esta expuesta frecuentemente a muchas deformaciones de la religion, es decir, a las supersticiones. Se queda frecuentemente a un nivel de manifestaciones culturales, sin llegar a una verdadera adhesión de fe. Puede incluso conducir a la formación de sectas y poner en peligro la verdadera comúnidad eclesial.

Pero cuando esta bien orientada, sobre todo mediante una pedagogia de evangelizacion, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroismo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demas, devocion. Teniendo en cuenta esos aspectos, la llamamos gustosamente "piedad popular", es decir, religión del pueblo, mas bien que religiosidad.

La caridad pastoral debe dictar, a cuantos el Señor ha colocado como jefes de las comúnidades eclesiales, las normas de conducta con respecto a esta realidad, a la vez tan rica y tan amenazada. Ante todo, hay que ser sensible a ella, saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables, estar dispuesto a ayudarla a superar sus riesgos de desviacion. Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez mas, para nuestras masas populares, un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo.




V. LOS DESTINATARIOS DE LA EVANGELIZACION


Destino universal

49 Las ultimas palabras de Jesús en el Evangelio de Marcos confieren a la evangelizacion, que el Señor confia a los Apostoles, una universalidad sin fronteras: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (73).

Los Doce y la primera generación de cristianos han comprendido bien la lección de este texto y de otros parecidos; han hecho de ellos su programa de accion. La misma persecucion, al dispersar a los Apostoles, contribuyo a diseminar la Palabra y a implantar la Iglesia hasta en las regiones mas remotas. La admisión de Pablo entre los Apostoles y su carisma de predicador de la venida de Jesucristo a los paganos -no judios- subrayo todavia mas esta universalidad.

73.
Mc 16,15,


A pesar de los obstaculos

50 A lo largo de veinte siglos de historia, las generaciones cristianas han afrontado periodicamente diversos obstaculos a esta misión de universalidad. Por una parte, la tentación de los mismos evangelizadores de estrechar bajo distintos pretextos su campo de acción misionera. Por otra, las resistencias, muchas veces humanamente insuperables de aquellos a quienes el evangelizador se dirige. Ademas, debemos constatar con tristeza que la obra evangelizadora de la Iglesia es gravemente dificultada, si no impedida, por los poderes publicos. Sucede, incluso en nuestros dias, que a los anunciadores de la palabra de Dios se les priva de sus derechos, són perseguido, amenazados, eliminados solo por el hecho de predicar a Jesucristo y su Evangelio. Pero abrigamos la confianza de que finalmente, a pesar de estas pruebas dolorosas, la obra de estos apostoles no faltara en ninguna región del mundo.

No obstante estas adversidades, la Iglesia reaviva siempre su inspiración mas profunda, la que le viene directamente del Maestro: ¡A todo el mundo! ¡A toda criatura! ¡Hasta los confines de la tierra! Lo ha hecho nuevamente en el Sinodo, como una llamada a no encadenar el anuncio evangélico limitandolo a un sector de la humanidad o a una clase de hombres o a un solo tipo de cultura. Algunos ejemplos podrian ser reveladores.



Primer anuncio a los que estan lejos

51 Revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no los conocen: he ahi el programa fundamental que la Iglesia, desde la manana de Pentecostés, ha asumido, como recibido de su Fundador. Todo el Nuevo Testamento, y de manera especial los Hechos de los Apostoles, testimonian el momento privilegiado, y en cierta manera ejemplar, de este esfuerzo misionero que jalonara después toda la historia de la Iglesia.

La Iglesia lleva a efecto este primer anuncio de Jesucristo mediante una actividad compleja y diversificada, que a veces se designa con el nombre de "pre-evangelizacion", pero que muy bien podria llamarse evangelizacion, aunque en un estadio de inicio y ciertamente incompleto. Cuenta con una gama casi infinita de medios: la predicación explicita, por supuesto, pero también el arte, los intentos cientificos, la investigación filosofica, el recurso legitimo a los sentimientos del corazón del hombre podrian colocarse en el ambito de esta finalidad.



Anuncio al mundo descristianizado

52 Aunque este primer anuncio va dirigido de modo especifico a quienes nunca han escuchado la Buena Nueva de Jesús o a los ninos, se esta volviendo cada vez mas necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros dias, para gran número de personas que recibierón el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibierón en su infancia, y para otros muchos.


Religiones no cristianas

53 Asimismo se dirige a inmensos sectores de la humanidad que practican religiones no cristianas. La Iglesia respeta y estima estas religiones no cristianas, por ser la expresión viviente del alma de vastos grupos humanos. Llevan en si mismas el eco de milenios a la busqueda de Dios; busqueda incompleta pero hecha frecuentemente con sinceridad y rectitud de corazon. Poseen un impresionante patrimonio de textos profundamente religiosos. Han ensenado a generaciones de personas a orar. Todas estan llenas de innumerables "semillas del Verbo" (74) y constituyen una auténtica "preparación evangélica" (75), por citar una feliz expresión del Concilio Vaticano II tomada de Eusebio de Cesarea.

Ciertamente, tal situación suscita cuestiones complejas y delicadas, que conviene estudiar a la luz de la Tradición cristiana y del Magisterio de la Iglesia, con el fin de ofrecer a los misioneros de hoy y de manana nuevos horizontes en sus contactos con las religiones no cristianas. Ante todo, queremos poner ahora de relieve que ni el respeto ni la estima hacia estas religiones, ni la complejidad de las cuestiones planteadas implican para la Iglesia una invitación a silenciar ante los no cristianos el anuncio de Jesucristo. Al contrario, la Iglesia piensa que estas multitudes tienen derecho a conocer la riqueza del misterio de Cristo (76), dentro del cual creemos que toda la humanidad puede encontrar, con insospechada plenitud, todo lo que busca a tientas acerca de Dios, del hombre y de su destino, de la vida y de la muerte, de la verdad. De ahi que, aun frente a las expresiones religiosas naturales mas dignas de estima, la Iglesia se funde en el hecho de que la religión de Jesús, la misma que Ella anuncia por medio de la evangelizacion, situa objetivamente al hombre en relación con el plan de Dios, con su presencia viva, con su accion; hace hallar de nuevo el misterio de la Paternidad divina que sale al encuentro de la humanidad. En otras palabras, nuestra religión instaura efectivamente una relación auténtica y viviente con Dios, cosa que las otras religiones no lograrón establecer, por mas que tienen, por decirlo asi, extendidos sus brazos hacia el cielo.

Por eso la Iglesia mantiene vivo su empuje misionero e incluso desea intensificarlo en un momento historico como el nuestro. La Iglesia se siente responsable ante todos los pueblos. No descansara hasta que no haya puesto de su parte todo lo necesario para proclamar la Buena Nueva de Jesús Salvador. Prepara siempre nuevas generaciones de apostoles. Lo constatamos con gozo en unos momentos en que no faltan quienes piensan, e incluso dicen, que el ardor y el empuje misionero són cosa del pasado. El Sinodo acaba de responder que el anuncio misionero no se agota y que la Iglesia se esforzara siempre en conseguir su perfeccionamiento.

74. Cf. S. Justino, I Apologia,46,1-4; II Apologia 7 (8) 1-4; 10,1-3; 13,3-4: Florilegium Patristicum II, Bonn 1911, pp. 81,125,129,133; Clemente Alejandrino, Stromata I,19,91,94: S. Ch. 30, pp. 117-118,119-120; Conc. Ecum. Vat. II, Decr.
AGD 11: AAS 58 (1966), p. 960; Const. dogm. LG 17: AAS 57 (1965), p. 21.
75. Cf. Eusebio de Cesarea, Praeparatio Evangelica, I,1: PG 21,26-28; cf. Const. dogm. LG 16: AAS 57 (1965), p. 20.
76. Ep 3,8,



Evangelii nuntiandi ES 28