Ireneo- Epideixis 55

Admirable Consejero

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55. Le llama «Admirable Consejero» sea del Padre sea nuestro. Del Padre, lo indica el hecho de que el Padre hizo con él todas las cosas, según se dice en el primer libro de Moisés, titulado «Génesis»: Y dijo Dios: hagamos al hombre a imagen nuestra y a semejanza (
Gn 1,26). Aquí visiblemente habla el Padre al Hijo, como a Admirable Consejero del Padre... . Él es también consejero nuestro; habla y no obliga, como Dios, aunque sea igualmente como el Padre «Dios fuerte». Nos aconseja renunciar a la ignorancia y recibir la gnosis, apartarnos del error para encaminar hacia la verdad, rechazar la corrupción para poseer la incorruptibilidad.

La paz y su dominio no tendrán límites

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56. E Isaías dice de nuevo: Querrán haber sido consumidos por el fuego, porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; en cuyos hombros estuvo el poder y es llamado con el nombre del Ángel del gran consejo. Y traerá la paz entre los príncipes y aun paz y salvación para Él. Grande es su dominio y la paz no tendrá límites sobre el trono de David y su reino, para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre (
Is 9,5-7 LXX). En estos términos es anunciado el nacimiento del Hijo de Dios y la eternidad de su reino. Pero las palabras, querrán haber sido consumidos por el fuego (Is 9,5 LXX),están dichas dirigiéndose a quienes no creen en el Emmanuel e hicieron contra Él todo lo que hicieron. Pues dirán en el día del juicio: «¡Ojalá hubiésemos sido abrasados antes del nacimiento del Hijo de Dios que no haber creído en Él luego que nació!». Porque aquellos que han muerto antes de la manifestación de Cristo tienen esperanza de obtener la salvación en el Juicio del Resucitado. A esta categoría pertenecen los que temieron a Dios y han muerto en la justicia y han poseído el Espíritu de Dios, como los patriarcas, los profetas y los justos. Mas para aquellos que después de la manifestación de Cristo no han creído en Él será inexorable la vindicación en el juicio. En cuanto a aquello, En cuyos hombros estuvo el poder (Is 9,6), se designa alegóricamente la cruz, en la que tenía clavados los brazos; porque la cruz que era y es oprobio para Él -y para nosotros, a causa de Él- esa misma cruz es, dice, su poder, a saber, el signo de su realeza. Lo llama Ángel del gran consejo de aquel Padre que Él nos ha revelado.

El esperado de las naciones

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57. Por todo lo que fue dicho y expuesto con la ayuda de los profetas está claro que el Hijo de Dios debía nacer, de qué manera había de nacer y que se daría a conocer como Cristo. Incluso fue predicho en qué país y entre qué hombres debía nacer y darse a conocer. Así lo dio a entender Moisés en el Génesis: No le faltará un príncipe a Judá, ni un jefe de su estirpe, hasta que venga aquel a quien le está reservado; y El será el esperado de las gentes; lavará en el vino su vestimenta y en la sangre de la uva su manto (
Gn 49,10-11). Pero Judá, hijo de Jacob, es el antepasado de los Judíos, de quien éstos han tomado su nombres. Hasta la venida de Cristo no les faltó ni príncipe, ni jefe. Pero después de su venida, le fueron quitadas las flechas de la aljaba, el país de los Judíos fue sometido por los Romanos y no volvió a tener un príncipe o un rey propio. Ya que había venido aquel a quien está reservado el reino del cielo; aquel que lavó su vestimenta en el vino y con sangre de la uva su manto. Su vestimenta igual que el manto, son quienes creen en Él, a los cuales también Él purificó, con su sangre; y su sangre dícese sangre de la uva, porque así como no es producto del hombre la sangre de la uva, sino de Dios que hace que se alegren aquellos que la beben, de igual forma su cuerpo y su sangre no son obra del hombre sino de Dios. El Señor mismo dio el signo de la Virgen, es decir, el Emmanuel, nacido de la Virgen y alegra los ánimos de aquellos que lo beben, es decir, de aquellos que reciben su Espíritu, alegría eterna. Por eso es también el esperado de las gentes, para aquellos que esperan en Él. También nosotros esperamos de Él la restauración del reino.

La estrella de Jacob

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58. Y Moisés cuando escribe de nuevo: Se levantará una estrella de Jacob y un jefe surgirá de Israel (
NM 24,17), anuncia explícitamente que la economía de su encarnación se realizará entre los hebreos y que Aquel que descendiendo del cielo nacerá de Jacob y de la estirpe judía se ha sometido a esta economía. Porque una estrella apareció en el cielo y si se llama jefe a un rey es porque éste es el rey de todos los salvados. Por otra parte esta estrella apareció, cuando su nacimiento, a los Magos, que habitan en Oriente y por su medio tuvieron conocimiento del nacimiento de Cristo. Guiados por la estrella vinieron a Judea, hasta que la estrella llegó a Belén, donde había nacido Cristo, y entrada en la casa donde estaba acostado el niño envuelto en pañales, se detuvo encima de su cabeza, indicándoles a los Magos al Hijo de Dios, Cristo.

El vástago de Jesé

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59. Y el mismo Isaías dice aún más: Saldrá un vástago del tronco de Jesé y de su raíz brotará una flor. Sobre Él se posará el Espíritu de Dios, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de piedad. Lo llenará el espíritu de temor de Dios. No juzgará por sola opinión ni acusará por solos rumores, sino que juzgará la causa del humilde y tendrá piedad de los humildes de la tierra. Castigará a la tierra con la palabra de su boca, ejecutará al impío con el soplo de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad cinturón de sus flancos. Pacerá el lobo con el cordero, el leopardo con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos... El niño meterá la mano en la boca del áspid y en el escondrijo de los viboreznos y no le harán daño. En aquel día sucederá...; la raíz de Jesé es aquel que se yergue para ejercer el poder sobre las naciones, y éstas a Él le buscarán; y su resurrección será gloriosa (
Is 11,1-10).Con estas palabras quiere decir que nacerá de aquella que desciende de David y de Abrahán. Efectivamente, Jesé descendía de Abrahán y era padre de David. De este modo la Virgen, que concibió a Cristo, era el vástago. Por esto Moisés hacía sus prodigios ante el Faraón, sirviéndose de un bastón. Entre los hombres el bastón es signo de poder. Llama flor a su cuerpo, que floreció bajo la acción del Espíritu, como antes hemos indicado.

Justo juez

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60. En cuanto a: No juzgará por sola opinión, ni acusará por solos rumores, sino que juzgará la causa del humilde y tendrá piedad del humilde de la tierra (
Is 11,3-4), da a entender con mayor firmeza su divinidad. Pues juzgar imparcialmente y sin acepción de personas, sin honrar al ilustre y otorgando al pobre lo que merece en equidad e igualdad es conforme a la suprema y celeste justicia de Dios. Dios, en efecto, no se deja influir por nadie, y sólo compadece al justo. Y el hacer misericordia es propio y peculiar de aquel Dios que puede asimismo salvar en virtud de su misericordia. Y herirá la tierra con una palabra y destruirá al impío con la sola palabra (Is 11,4) es propio de Dios que hace todas las cosas con su Verbo. Cuando dice: La justicia será el cinturón de sus lomos y la verdad cinturón de sus flancos (Is 11,5), anuncia su forma externa humana y su verdadera y suprema justicia.

La concordancia y la paz universal

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61. En cuanto al entendimiento, la concordia y la paz entre los animales de especies diferentes y que por naturaleza son contrarios y hostiles unos a otros, enseñan los Presbíteros que así será en verdad a la venida de Cristo, al tiempo en que debe personalmente reinar sobre todas las cosas. Pues ya (aquí) en símbolo da a conocer que los hombres de razas diferentes, pero de costumbres semejantes, se juntarán en la concordia y la paz, gracias al nombre de Cristo; porque los justos (unidos) a la vez, que han sido parangonados a los novillos y a los corderos y a los cabritos y a los niños tiernos, no recibirán daño por parte de ninguno de cuantos, en época anterior, se habían convertido -hombres y mujeres- a causa de su codicia, por forma y costumbres, en bestias feroces, hasta el punto que algunos de ellos se asemejaban a lobos o a leones, y despojaban los bienes de los más débiles y hacían guerra a sus semejantes; y las mujeres eran como leopardos y víboras, cuando recurriendo a venenos mortales llegaban a dar muerte a los propios amantes, o arrastrados por su pasión... Reunidos en un solo nombre, lograrán tener costumbres de justos, por la gracia de Dios, cambiando su naturaleza salvaje y feroz. Esto es lo que ha ocurrido ya, pues los que antes eran crudelísimos hasta no retroceder ante ningún acto impío, una vez instruidos sobre Cristo y creído en Él, han dado fe todo a una y han cambiado hasta no retroceder ante ningún exceso de justicia. Tanta es la mudanza que la fe en Cristo, Hijo de Dios, opera entre cuantos en Él creen. Y si dice: Se levantó para enseñorear sobre los gentiles (
Is 11,10), es porque, una vez muerto, resucitará y será confesado y creído Hijo de Dios, rey. Por eso dice: Y su resurrección será gloriosa (Is 11,10), esto es, magnificencia, porque en el momento en que fue glorificado como Dios, es cuando resucitó.

La tienda de David y el cuerpo de Cristo

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62. Por eso el profeta cuando dice: En aquel día levantaré la tienda de David, caída en tierra (
Am 9,11), afirma claramente que el cuerpo de Cristo, nacido de David, como hemos dicho, después de la muerte es resucitado de entre los muertos. Llama tienda a su cuerpo. Y, en efecto, por estas palabras dijo también que Cristo -el cual según la carne desciende de David- será Hijo de Dios y después de su muerte resucitará y será hombre por el aspecto externo, pero Dios por el poder será juez del universo y el único justo y Redentor. Todo ello se encuentra en la Escritura.

Belén: patria de David

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63. A su vez el profeta Miqueas indicó también el lugar del nacimiento de Cristo, a saber en Belén de Judá. Se expresa así: Y tú, Belén de Judá, no eres insignificante entre los jefes de Judá, pues de tí saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel (
Mi 5,1). Pero Belén es también el pueblo de David, de suerte que Cristo es de la posteridad de David, no sólo por la Virgen que le dio a luz, sino también por ser nacido en Belén, patria de David.

Rey para siempre

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64. A su vez dice David que Cristo nacerá de su posteridad: Por causa de David, tu siervo, no apartes el rostro de tu Cristo. El Señor juró a David la verdad y no la mentira: del fruto de tu seno pondré sobre tu trono, si tus hijos guardan mi alianza y mis testimonios, objeto de mi pacto con ellos, y el hijo de ellos será hasta la eternidad (
Ps 131,10-12). Mas no hay ninguno, entre los hijos de David, que haya reinado hasta la eternidad, ni su reino permaneció para siempre, pues ha sido destruido; (indica) en efecto al rey que ha nacido de David, a saber Cristo. Todos estos testimonios dan a entender clarísimamente, sobre su descendiente según la carne, tanto el linaje como el lugar donde iba a nacer. Los hombres no tienen por qué buscar el nacimiento del Hijo de Dios entre los Gentiles o en cualquier otro lugar, sino en Belén de Judá, entre la descendencia de Abrahán y David.

La entrada en Jerusalén

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65. Cómo hizo su entrada en Jerusalén, la capital de Palestina, donde estaba su residencia y el Templo de Dios, díjolo Isaías: Decid a la Hija de Sión: he aquí viene a ti tu rey, dulce, sentado en un asno, sobre un borrico, hijo de asna (
Is 62,11). Entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de asna, y la muchedumbre alfombraba el camino con sus mantos para que pasase por encima. Hija de Sión es el nombre dado a Jerusalén .

El anuncio de los profetas

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66. Los profetas anunciaban entonces que el Hijo de Dios había de nacer, cómo y dónde había de nacer y quién es Cristo, el único rey eterno. Han predicho también, que una vez hecho hombre, había de curar a los que curó, de resucitar a los muertos que ha resucitado, que había de ser odiado, despreciado, torturado, matado y crucificado, tal como fue odiado, despreciado y matado.

Los milagros de Jesús

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67. Trataremos ahora de las curaciones. Dice Isaías: El soportó nuestras dolencias y aguantó nuestros dolores (
Is 53,4 Mt 8,17), es decir, soportará y aguantará. A veces el Espíritu de Dios narra en los profetas como pasados, acontecimientos que han de suceder en el futuro. Esto acontece porque en Dios lo que es establecido, determinado y destinado a existir ya es considerado como existente y el Espíritu se expresa teniendo en cuenta el tiempo en que se realiza la profecía. En estos términos recuerda los distintos modos de curaciones: En aquel día oirán los sordos las palabras del libro; y en las tinieblas y oscuridad verán los ojos de los ciegos (Is 29,18). Y todavía: Fortaleceos, manos débiles, rodillas vacilantes y débiles; animaos, pusilánimes, tomad fuerzas, no temáis; mirad, nuestro Dios hace justicia, vendrá a salvarnos. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y oirán los oídos de los sordos; entonces el cojo saltará como un ciervo y se soltará la lengua del mudo (Is 35,3-6). Y acerca de la resurrección de los muertos dice: Así resucitarán los muertos y se levantarán los que están en los sepulcros (Is 26,19). Cuando esto se cumpla se creerá que es Hijo de Dios.

La Pasión de Cristo

68
68. Isaías dice que había de ser despreciado, torturado y finalmente matado: He aquí que mi Hijo comprenderá: será exaltado y glorificado sobremanera. Como muchos se espantarán de ti, así sin gloria será tu rostro a los ojos de los hombres; muchos pueblos se asombrarán y los reyes cerrarán la boca porque contemplarán algo inenarrable y comprenderán algo inaudito. Señor ¿quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Lo hemos narrado ante Él, como a un niño, como a una raíz en tierra árida; no tenía figura ni gloria. Lo hemos visto sin aspecto y sin belleza. Su aspecto era despreciable, más abatido que los demás hombres. Hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos; porque volvía su rostro hacia otra parte era despreciado y tenido a menos. El cargó con nuestros pecados y sufre por amor a nosotros; lo hemos creído víctima del dolor, de los golpes y torturas. Fue traspasado por nuestros delitos, maltratado por nuestros pecados. El castigo que nos da la paz cayó sobre él y sus cicatrices nos curaron (
Is 52,13-53,5). David anunció con estas palabras sus torturas: Yo fui torturado (Ps 38,9). Sin embargo David nunca fue torturado sino Cristo cuando ordenaron que fuese crucificado. Una vez más el Verbo dice en Isaías: Ofrecí la espalda a los golpes y las mejillas a las bofetadas; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos (Is 50,6). El profeta Jeremías repite lo mismo en estos términos: Presentará la mejilla al que lo hiere y será colmado de oprobios (Lm 3,30). Todo esto lo sufrió Cristo.

La Pasión y su sentencia

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69. Isaías continúa así: Merced a sus llagas hemos sido curados todos. Errábamos como un rebaño, cada uno iba por su camino y el Señor lo consignó por nuestros pecados (
Is 53,5-6 Is 7). Está claro que por voluntad del Padre le han sucedido estas cosas en favor de nuestra salvación. Y luego prosigue: A pesar de sus padecimientos no abrió la boca; como oveja fue llevado al matadero; como un cordero ante el esquilador está sin voz (Is 53,7). De esta forma anuncia que acepta libremente la muerte. Mas al decir el profeta: En la humillación fue eliminado su juicio (Is 53,8), se refiere a su humilde aspecto exterior. Según su aspecto sin honra fue pronunciada la sentencia; y proferida la sentencia conduce a algunos a la salvación, a otros a las penas de la perdición. Hay efectivamente lo tomado por uno a cuestas, y lo que quitan a otro. Así es la sentencia: por algunos ha sido sufrida y estos la toman sobre sí mismo como propia condena; para otros ha sido eliminada y se salvan. Han cargado sobre sí la sentencia quienes lo crucificaron, y habiéndose portado así no creen en Él; de tal suerte, la sentencia recibida por ellos los condenará a la perdición entre los tormentos. La sentencia ha sido eliminada para quienes en Él creen, y no están ya sujetos a ella, es decir a la sentencia de condenación. La sentencia de condenación, acompañada de fuego, será de exterminio para los incrédulos, al fin de este mundo.

La generación inenarrable

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70. A continuación dice: ¿Quién narrará su nacimiento? (
Is 53,8).Esto se dijo para ponernos en guardia con el fin de que no le tengamos como a un hombre insignificante y de poca importancia por razón de sus adversarios y de los dolores de su pasión. Aquel que ha sufrido todo esto cuenta en su haber con un origen inefable. Porque por nacimiento se entiende su origen, o sea, su Padre inefable e indescriptible. Reconoce, pues, que este es el origen de Aquel que ha soportado esta pasión y no lo tengas a menos por la pasión que ha sufrido por ti intencionadamente. Mas, por su origen, guárdale temor.

La vida a la sombra de su cuerpo

71
71. Dice en otra parte Jeremías: El Espíritu de nuestro rostro es el Señor Cristo; cómo fue apresado en sus redes, aquel de quien hemos dicho: A su sombra viviremos entre las naciones (
Lm 4,20). La Escritura dice que Cristo, aun siendo Espíritu de Dios, debía hacerse hombre sometido al sufrimiento, y revela en cierto modo sorpresa y sobresalto ante la Pasión que debía sufrir Aquel a cuya sombra hemos dicho que íbamos a vivir. Sombra significa su cuerpo, pues así como la sombra viene producida por un cuerpo, así el cuerpo de Cristo fue producido por su Espíritu. Mas la voz sombra significa asimismo la humillación de su cuerpo y la facilidad de ser humillado. En efecto, como la sombra de los cuerpos erguidos se proyecta al suelo y es hollada bajo los pies, así el cuerpo de Cristo, echado a tierra en la Pasión, fue, por así decirlo, hollado bajo los pies. Llama sombra al cuerpo de Cristo por haber venido a ser sombra de la gloria del Espíritu que velaba. Con frecuencia, al paso del Señor, venían colocadas a lo largo de su camino personas afectadas de enfermedades varias; y todos aquellos a quienes alcanzaba su sombra eran salvos.

La muerte del justo

72
72. Y el mismo profeta, a propósito de la Pasión de Cristo, dice lo siguiente: He aquí como el justo ha perecido y nadie hace caso; los hombres justos son quitados de en medio y nadie se entera, pues el justo es llevado en presencia de la injusticia. Su sepultura será paz: él ha sido preservado (
Is 57,1-4). ¿Qué otro hay perfectamente justo fuera del Hijo de Dios, que hace del todo justos a quienes en Él creen, los cuales, a semejanza de Él, son perseguidos y muertos? Cuando dice: Su sepultura será paz, da a conocer cómo murió por nuestra salvación, que está en la paz de la salvación; y (anuncia) que por su muerte quienes antes eran enemigos y adversarios unos de otros, no bien crean juntos en Él, tendrán paz entre sí, dando y recibiendo señales de amistad por su común fe en Él. Es exactamente lo que ocurre. Las palabras ha sido preservado se refieren a la resurrección de entre los muertos, porque después de la sepultura nadie le vio muerto. Que una vez muerto y resucitado Cristo, debía permanecer inmortal, dícelo el profeta en estos términos: Pidió la vida y tú le has concedido además la longevidad por los siglos de los siglos (Ps 21,5). ¿Por qué dijo pidió la vida, cuando debía morir? En efecto, anuncia su resurrección de entre los muertos, y que resucitado de entre los muertos es inmortal. Ya que recibió la vida para resucitar, y la longevidad por los siglos de los siglos para ser incorruptible.

La muerte (@sueño@) y resurrección según David

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73. Y dice de nuevo David a propósito de la muerte y de la resurrección de Cristo: Yo me acosté y me dormí; me desperté porque el Señor me acogió (
Ps 3,6). David no decía esto de sí mismo, porque muerto él no resucitó. Sino el Espíritu de Cristo, que habló también de Él en otros profetas, dice también ahora por medio de David: Yo me acosté y dormí; me desperté porque el Señor me acogió. Llama sueño a la muerte, porque resucitó.

Herodes y Pilato

74
74. Sobre la Pasión de Cristo, David dice: ¿Por qué se agitan los gentiles y los pueblos planean fracasos? Se alían los reyes de la tierra y los príncipes conspiran contra el Señor y su Ungido (
Ps 2,1-2 Ac 4,24-28). De hecho, Herodes, rey de los Judíos, y Poncio Pilato, procurador de Claudio César, se reunieron y lo condenaron a ser crucificado. Porque Herodes temía perder el reinado, como si Él fuese a ser un rey terreno, y Pilato fue obligado, contra su voluntad, por Herodes y por los judíos que lo rodeaban, a condenarlo a muerte, por el hecho de que no hacerlo se interpretaría como ir en contra del César dejando en libertad a un hombre al que se dio el título de Rey.

El anuncio de la Pasión

75
75. Y, a propósito de la Pasión, dice todavía el mismo profeta: Tú nos has rechazado y despreciado; has repudiado a tu Ungido; has roto la alianza de mi siervo; has echado a tierra tu santuario; has derrumbado su cerca; has hecho temblar sus fortalezas; cuantos pasan de largo la han saqueado; se ha convertido en el oprobio de sus vecinos; has robustecido la derecha de sus opresores, has alegrado a sus enemigos; le has torcido la hoja de su espada y no lo has sostenido en el combate; lo has excluido de la purificación, echando por tierra su trono; le has acortado los días de su tiempo y lo has cubierto de ignominia (
Ps 88,39-46). El profeta afirma abiertamente que debía sufrir todo esto y que ésta era la voluntad del Padre, puesto que por voluntad del Padre sufrió la Pasión.

La captura de Jesús

76
76. Zacarías se expresa así: Álzate, espada, contra mi pastor, contra el hombre, mi compañero; hiere al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño (
Za 13,7 Mt 26,31 Lc 14,27). Y esto sucedió cuando fue capturado por los Judíos. Entonces todos los discípulos lo abandonaron por miedo a perecer con Él, porque ellos no creyeron firmemente en Él hasta que no le vieron resucitado de entre los muertos.

Jesús motivo de reconciliación entre Pilato y Herodes

77
77. Y se dice también en los doce profetas: Prisionero le presentaron al rey como tributo(
Os 10,6 LXX). Poncio Pilato era procurador de Judea y alimentaba entonces un profundo rencor en contra de Herodes, rey de los Judíos. Precisamente en esta situación Pilato remitió a Cristo, a quien se lo había enviado, atado a Herodes con el ruego de que le interrogase para confirmar lo que quería hacer con Él. De este modo Cristo se convirtió en un buen pretexto para reconciliarse con el rey.

La bajada a los infiernos

78
78. Y en Jeremías, ve con qué términos se expresa para dar a conocer su muerte y su descenso a los infiernos: Y el Señor, el Santo de Israel, acordóse de sus muertos, de los que estaban ya dormidos en el polvo de la tierra, y descendió a ellos para llevarles el Evangelio de su salvación y salvarles. Aquí se revelan también las razones de su muerte, porque su descenso a los infiernos era para la salvación de los difuntos.

Profecías sobre la Cruz

79
79. Y de nuevo en torno a su cruz Isaías dice: Extendí las manos todo el día hacia un pueblo indócil y rebelde (
Is 65,2). Así prefiguraba la cruz. Y todavía más claramente David: Perros de caza me rodearon, una multitud de malvados me ha cercado; me han taladrado mis manos y mis pies (Ps 21,17). Y nuevamente: Mi corazón se hizo como cera líquida en medio de mis entrañas; han descoyuntado mis huesos (Ps 21,15). Y sigue diciendo: Perdona a mi alma la espada y enclava mis carnes, pues una muchedumbre de malvados se levantó contra mí. En estos pasajes, muestra e indica en modo luminoso su crucifixión. Moisés dice la misma cosa a su pueblo: Y tu vida colgará delante de tus ojos, y temerás día y noche, y no creerás en tu vida (Dt 28,66).

Profecías sobre los vestidos

80
80. Nuevamente dijo David: Ellos me miraron fijamente. Se dividieron mi vestido y echaron a suertes mi túnica (
Ps 21,19). En efecto, cuando le crucificaron, repartieron los soldados sus vestidos según su costumbre; el vestido se lo dividieron luego de haberlo desgarrado; mas en cuanto a la túnica, como estaba tejida desde arriba y sin costura, la echaron a suertes para ver quién se la llevaba (Jn 19,23-24).

Judas, la venta de Cristo y la compra del campo a un alfarero

81
81. El profeta Jeremías añade: Tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había mandado el Señor (
Mt 27,9). En efecto, Judas, uno de los discípulos de Jesús, habiéndose comprometido con los Judíos y habiendo sellado con ellos un pacto -de hecho sabía que le querían matar- y porque había sido reprendido por Él, aceptó los treinta denarios del país y le entregó a Cristo. A continuación, movido por los remordimientos de lo que había hecho, tiró el dinero a los pies de los jefes de los Judíos y se ahorcó. Pero éstos no consideraron conveniente devolver el dinero al Tesoro, porque era precio de sangre, y con él compraron el campo perteneciente a un alfarero para enterrar allí a los extranjeros.

Profecía sobre el vinagre mezclado con hiel

82
82. Y una vez crucificado, al pedir de beber, le dieron vinagre mezclado con hiel. Y esto mismo lo había dicho David: Me dieron por alimento hiel, y en mi sed me dieron a beber vinagre (
Ps 69,22 Mt 27,34 Jn 19,28).

La Ascensión

83
83. He aquí lo que dice David de la Ascensión al cielo, después de la resurrección de entre los muertos: Los carros de Dios a decenas de millares, y millares los cocheros. El Señor está entre ellos, en Sión, en el Santuario; subió a lo alto, cautivó al cautiverio; ha recibido y entregado dones a los hombres (
Ps 67,18-19). Por cautivar entiende la destrucción de poder de los ángeles rebeldes. Dio a conocer el lugar donde habría de subir de la tierra al cielo al decir: El Señor en Sión subió a lo alto (Ps 67,18). En efecto, en el monte de los Olivos, frente a Jerusalén, después de resucitado de entre los muertos, reunió a sus discípulos y habiéndoles recordado lo concerniente al reino de los cielos, fue levantado ante sus ojos y vieron ellos cómo lo acogían, abiertos, los cielos.

El triunfo del Rey de la gloria

84
84. La misma cosa dice nuevamente David: Alzad, oh príncipes, vuestras puertas; levantaos, puertas eternas, y entrará el rey de la gloria (
Ps 23,7). Las puertas eternas son, efectivamente, los cielos. Mas como el Verbo descendió invisible para los seres creados, no fue reconocido, a su descenso, por ellos. Pero como se había encarnado, se hizo visible cuando ascendió al cielo. Al verle los principados de los ángeles inferiores, gritaron a los que estaban en el firmamento: Alzad vuestras puertas; alzaos, puertas eternas, para que entre el rey de la gloria. Éstos, asombrados, se preguntaban: ¿Quién es éste?, y los que le habían visto, atestiguan por segunda vez: El Señor poderoso y fuerte es el rey de la gloria (Ps 23,10).

El Juicio

85
85. Resucitado y subido al cielo, aguarda a la diestra del Padre el momento por Él fijado para juzgar a todos sus enemigos que a Él habían de ser sometidos. Los enemigos son todos los que fueron hallados en rebelión: ángeles, arcángeles, principados, tronos, que menosprecian la Verdad. David afirma aún: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos a tus pies (
Ps 109,1). Aún más, David dice que subió al lugar de donde había bajado: Él sube de los últimos confines del cielo y su reposo alcanza el otro extremo del cielo. Señala después el juicio al decir: Ninguno se sustraerá a su ardor (Ps 18,7).

LA BUENA NOTICIA (@cc. 86-97@)

El testimonio de los Apóstoles

86
86. Ahora bien, si los profetas han vaticinado que el Hijo de Dios debía manifestarse sobre la tierra y han predicho el lugar, la manera y la forma de su manifestación sobre la tierra, y si en el Señor se han cumplido todas estas predicciones, nuestra fe en Él está bien fundada, es auténtica la tradición de la predicación, es decir, el testimonio de los Apóstoles. Éstos, enviados por el Señor, han predicado por el mundo entero que el Hijo de Dios había venido para sufrir la Pasión, la había soportado para destruir la muerte y dar vida al cuerpo, y que dando fin a la hostilidad hacia Dios, es decir, a la iniquidad, hemos de obtener su paz cumpliendo lo que es de su agrado. Así nos ha sido dado a conocer por los profetas cuando dicen: ¡Qué hermosos son los pies de los mensajeros que anuncian la buena nueva de la paz, que pregonan la alegre noticia del bien! (
Is 52,7 Rm 10,15). Isaías dice que estos mensajeros vendrían de Judea y de Jerusalén para anunciarnos la palabra de Dios, que para nosotros es también ley: Pues de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor (Is 2,3). David afirma que habían de predicar por toda la tierra: A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su palabra (Ps 18,5).

El primado del amor

87
87. Pero no es con la locuacidad de la ley como se salva el género humano sino con la brevedad y precisión de la fe y de la caridad. Isaías dice: Una palabra concisa y breve en la justicia, porque Dios enviará una palabra concisa, con eficacia, sobre toda la tierra (
Is 10,23 LXX); Rm 9,28). De ahí que Pablo afirme: El amor es la plenitud de la ley (Rm 13,10).Pues el que ama a Dios cumple la ley. Cuando le preguntaron al Señor: ¿Qué mandamiento es el primero de todos?, respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu fuerza; y el segundo es similar a éste: Amarás al prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden la ley y los profetas (Mc 12,30 Mt 22,37). Así pues, con la fe en Él ha crecido nuestro amor por Dios y por el prójimo, haciéndonos piadosos, justos y buenos. Es por esto por lo que ha enviado con eficacia una palabra concisa sobre la tierra, en el mundo.

Salvados por un hombre-Dios

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88. Y que después de la Ascensión había de ser elevado sobre todas las creaturas y que nadie había de ser parangonado o comparado a Él, lo dice Isaías: ¿Quién es juzgado? Que comparezca. ¿Quién es justificado? Que se acerque al Hijo del Señor. Ay de vosotros que os consumís como un vestido y la polilla os roerá. El hombre será humillado y abatido. Sólo el Señor será exaltado con aquellos que serán enaltecidos (
Is 50,8-10 Is 2,17). Isaías afirma que los que le sirvieron a Dios serán, al final, salvados por medio de su nombre: Los que me sirven recibirán un nombre nuevo que será bendito en toda la tierra y ellos bendecirán al Dios verdadero (Is 65,15-16). Esta bendición debía Él realizarla personalmente y Él mismo debía salvarnos por su propia sangre, según lo dio a conocer Isaías cuando dijo: No un intercesor ni un ángel, sino el Señor en persona los salvó, porque los ama y tiene cuidado de ellos. Él mismo los redimió (Is 63,9).

El Espíritu sobre la faz de la Tierra

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89. A los que fueron así liberados (Dios) no quiere llevarlos de nuevo a la legislación de Moisés -pues la ley se cumplió en Cristo-, sino salvarlos mediante la fe y el amor hacia el Hijo de Dios en la renovación de la Palabra, como lo dio a entender Isaías cuando exclamó: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que renuevo a quien va a germinar ahora, y vosotros le conoceréis. Abriré un camino en el desierto, y en la región árida ríos para dar de beber a mi nación y a mi pueblo elegido, que adquirí para contar mis hazañas (
Is 43,18-20). Desierto y yermo era antes la vocación de los gentiles, pues el Verbo no había pasado entre ellos, ni les había dado a beber el Espíritu Santo. El (Verbo) dispuso el nuevo camino de la piedad y de la justicia, e hizo brotar ríos en abundancia, diseminando el Espíritu Santo sobre la tierra, según había prometido mediante los profetas, que extendería al fin (en los últimos tiempos) el Espíritu sobre la faz de la tierra.


Ireneo- Epideixis 55