Ecclesiam suam ES 42

AUSPICIOS Y ESPERANZAS

42 Con gozo y alegria, Venerables Hermanos, hemos de hacer notar que este tan variado como muy extenso sector de los Cristianos separados esta, todo él, penetrado por fermentos espirituales que parecen preanunciar un futuro y consolador desarrollo para la causa de su reunificación en la unica Iglesia de Cristo.

Queremos implorar el soplo del Espiritu Santo sobre el "movimiento ecuménico". Deseamos repetir Nuestra conmoción y Nuestro gozo por el encuentro -lleno de caridad no menos que de nueva esperanza- que tuvimos en Jerusalén con el Patriarca Atenagoras; queremos saludar con respeto y con reconocimiento la intervención de tantos Representantes de las Iglesias separadas en el Concilio Ecuménico Vaticano II; queremos asegurar una vez mas con cuanta atención y sagrado interés observamos los fenomenos espirituales caracterizados por el problema de la unidad, que mueven a personas, grupos y comúnidades con una viva y noble religiosidad. Con amor y con reverencia saludamos a todos estos Cristianos, esperando que, cada vez mejor, podamos promover con ellos, en el dialogo de la sinceridad y del amor, la causa de Cristo y de la unidad que El quiso para su Iglesia.


DIALOGO INTERIOR EN LA IGLESIA

43 Y, finalmente, Nuestro dialogo se ofrece a los hijos de la Casa de Dios, la Iglesia una, santa, católica y apostolica, de la que ésta, la romana es "mater et caput". ¡Como quisiéramos gozar de este familiar dialogo en plenitud de la fe, de la caridad y de las obras! ¡Cuan intenso y familiar lo deseariamos, sensible a todas las verdades, a todas las virtudes, a todas las realidades de nuestro patrimonio doctrinal y espiritual! ¡Cuan sincero y emocionado, en su genuina espiritualidad, cuan dispuesto a recoger las multiples voces del mundo contemporaneo! ¡Cuan capaz de hacer a los católicos hombres verdaderamente buenos, hombres sensatos, hombres libres, hombres serenos y valientes!.


CARIDAD, OBEDIENCIA

44 Este deseo de moldear las relaciones interiores de la Iglesia en el espiritu propio de un dialogo entre miembros de una comúnidad, cuyo principio constitutivo es la caridad, no suprime el ejercicio de la función propia de la autoridad por un lado, de la sumisión por el otro; es una exigencia tanto del orden conveniente a toda sociedad bien organizada como, sobre todo, de la constitución jerarquica de la Iglesia. La autoridad de la Iglesia es una institución del mismo Cristo; mas aun: le representa a El, es el vehiculo autorizado de su palabra, es un reflejo de su caridad pastoral; de tal modo que la obediencia arranca de motivos de fe, se convierte en escuela de humildad evangélica, hace participar al obediente de la sabiduria, de la unidad, de la edificación y de la caridad, que sostienen al cuerpo eclesial, y confiere a quien la impone y a quien se ajusta a ella el mérito de la imitación de Cristo que se hizo obediente hasta la muerte[66].

Asi, por obediencia enderezada hacia el dialogo, entendemos el ejercicio de la autoridad, todo él impregnado de la conciencia de ser servicio y ministerio de verdad y de caridad; y entendemos también la observancia de las normas canonicas y la reverencia al gobierno del legitimo superior, con prontitud y serenidad, cual conviene a hijos libres y amorosos. El espiritu de independencia, de critica, de rebelion, no va de acuerdo con la caridad animadora de la solidaridad, de la concordia, de la paz en la Iglesia, y transforma facilmente el dialogo en discusion, en altercado, en disidencia: desagradable fenomeno -aunque por desgracia siempre puede producirse- contra el cual la voz del apóstol Pablo nos amonesta: Que no haya entre vosotros divisiones[67].

66.
Ph 2,8,
67. 1Co 1,10,


FERVOR EN SENTIMIENTOS Y EN OBRAS

45 Estemos, pues, ardientemente deseosos de que el dialogo interior, en el seno de la comúnidad eclesiastica, se enriquezca en fervor, en temas, en número de interlocutores, de suerte que se acreciente asi la vitalidad y la santificación del Cuerpo Mistico terrenal de Cristo. Todo lo que pone en circulación las enseñanzas de que la Iglesia es depositaria y dispensadora es bien visto por Nos; ya hemos mencionado ante la vida liturgica e interior y hemos aludido a la predicacion. Podemos todavia anadir la enseñanza, la prensa, el apostolado social, es misiones, el ejercicio de la caridad; temas éstos que también el Concilio nos hara considerar. Que todos cuantos ordenadamente participan, bajo la dirección de la competente autoridad, en el dialogo vitalizante de la Iglesia, se sientan animados y bendecidos por Nos; y de modo especial los sacerdotes, los religiosos, los amadísimos seglares que por Cristo militan en la Acción Catolica y en tantas otras formas de asociación y de actividad.


HOY, MAS QUE NUNCA, VIVE LA IGLESIA

46 Alegres y confortados Nos sentimos al observar como ese dialogo tanto en lo interior de la Iglesia como hacia lo exterior que la rodea ya esta en movimiento: ¡La Iglesia vive hoy mas que nunca! Pero considerandolo bien, parece como si todo estuviera aun por empezar; comienza hoy el trabajo y no acaba nunca. Esta es la ley de nuestro peregrinar por la tierra y por el tiempo. Este es el deber habitual, Venerables Hermanos, de nuestro ministerio, al que hoy todo impulsa para que se haga nuevo, vigilante e intenso.

Cuanto a Nos, mientras os damos estas advertencias, Nos place confiar en vuestra colaboracion, al mismo tiempo que os ofrecemos la Nuestra: esta comúnión de intenciones y de obras la pedimos y la ofrecemos cuando apenas hemos subido con el nombre, y Dios quiera también que con algo del espiritu del Apóstol de las Gentes, a la catedra del apóstol Pedro; y celebrando asi la unidad de Cristo entre nosotros, os enviamos con esta Nuestra primera Carta, in nomine Domini, Nuestra fraternal y paterna Bendición Apostolica, que muy complacido extendemos a toda la Iglesia y a toda la humanidad.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo,6 de agosto del ano 1964, segundo de Nuestro Pontificado.

Paulus PP. VI




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