ESOPO - 300 fábulas - 42 – El león, la zorra y el ciervo.


43 – El león y la liebre.

Sorprendió un león a una liebre que dormía tranquilamente. Pero cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un ciervo. Dejó entonces a la liebre por perseguir al ciervo.
Despertó la liebre ante los ruidos de la persecución, y no esperando más, emprendió su huída.
Mientras tanto el león, que no pudo dar alcance al ciervo,
ya cansado, regresó a tomar la liebre y se encontró con que
también había buscado su camino a salvo.
Entonces se dijo el león:
-- Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en mis manos, la dejé para ir tras la esperanza de obtener una mayor.
Si tienes en tus manos un pequeño beneficio, cuando busques uno mayor, no abandones el pequeño que ya tienes, hasta tanto no tengas realmente en tus manos el mayor.


44 – El león y el jabalí.

Durante el verano, cuando con el calor aumenta la sed,
acudieron a beber a una misma fuente un león y un jabalí.
Discutieron sobre quien debería sería el primero en beber,
y de la discusión pasaron a una feroz lucha a muerte.
Pero, en un momento de descanso, vieron una
nube de aves rapaces en espera de algún
vencido para devorarlo.
Entonces, recapacitando, se dijeron:
-- ¡Más vale que seamos amigos y
no pasto de los buitres y cuervos!
Las luchas inútiles sólo sirven para enriquecer y alimentar a sus espectadores.


45 – El león y el delfín

Paseaba un león por una playa y vio a un delfín
asomar su cabeza fuera del agua.
Le propuso entonces una alianza:
-- Nos conviene unirnos a ambos, siendo tú el rey de
los animales del mar y yo el de los terrestres-- le dijo.
Aceptó gustoso el delfín. Y el león, quien desde
hacía tiempo se hallaba en guerra contra un loro salvaje,
llamó al delfín a que le ayudara. Intentó el delfín salir del agua,
mas no lo consiguió, por lo que el león lo acusó de traidor.
-- ¡No soy yo el culpable ni a quien debes
acusar, sino a la Naturaleza -- respondió el delfín --,
porque ella es quien me hizo acuático
y no me permite pasar a la tierra!
Cuando busques alianzas, fíjate que tus aliados estén en verdad capacitados de unirte a ti en lo pactado.
La Serpiente
Reptil sin patas. Su piel está cubierta de escamas y de una delgada película que la cambian varias veces al año y en muchos lugares esta película que dejan abandonada es conocida como “la muda”. Sus ojos son redondos y carecen de párpados. Se traslada realizando contracciones en su cuerpo. Las hay terrestres y acuáticas
Se alimenta de animales pequeños a los que traga completos y luego son digeridos por su sistema digestivo. Existen especies venenosas y no venenosas al morder. Hay variedades que se alimentan comiendo a otras serpientes venenosas.


46 – El león, la zorra y el lobo.

Cansado y viejo el rey león, se quedó enfermo en su cueva, y los demás animales, excepto la zorra, lo fueron a visitar.
Aprovechando la ocasión de la visita, acusó el lobo
a la zorra expresando lo siguiente:
-- Ella no tiene por nuestra alteza ningún respeto, y por eso ni siquiera se ha acercado a saludar o preguntar por su salud.
En ese preciso instante llegó la zorra, justo a tiempo
para oír lo dicho por el lobo. Entonces el león,
furioso al verla, lanzó un feroz grito contra la zorra
; pero ella, pidió la palabra para justificarse, y dijo:
-- Dime, de entre todas las visitas que aquí tenéis, ¿quién te ha dado tan especial servicio como el que he hecho yo, que busqué por todas partes médicos que con su sabiduría te recetaran un remedio ideal para curarte, encontrándolo por fin?
-- ¿Y cuál es ese remedio?, dímelo inmediatamente. --
Ordenó el león.
-- Debes sacrificar a un lobo y ponerte su
piel como abrigo -- respondió la zorra.
Inmediatamente el lobo fue condenado a muerte,
y la zorra, riéndose exclamó:
-- Al patrón no hay que llevarlo hacia el rencor, sino hacia la benevolencia.
Quien tiende trampas para los inocentes, es el primero en caer en ellas.


47 – El león y el asno ingenuo.

Se juntaron el león y el asno para cazar animales salvajes. El león utilizaba su fuerza y el asno las coses de sus pies. Una vez que acumularon cierto número de piezas, el león las dividió en tres partes y le dijo al asno:
-- La primera me pertenece por ser el rey; la segunda
también es mía por ser tu socio, y sobre la tercera, mejor
te vas largando si no quieres que te vaya como a las presas.
Para que no te pase las del asno, cuando te asocies, hazlo con socios de igual poder que tú, no con otros todopoderosos.


48 – El león y el asno presuntuoso.

De nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno
y el león para salir de caza. Llegaron a una cueva
donde se refugiaban unas cabras monteses,
y el león se quedó a guardar la salida, mientras
el asno ingresaba a la cueva coceando y rebuznando,
para hacer salir a las cabras.
Una vez terminada la acción, salió el asno de la cueva y le preguntó si no le había parecido excelente su actuación al haber luchado con tanta bravura para expulsar a las cabras.
-- ¡Oh sí, soberbia -- repuso el león, que hasta yo mismo
me hubiera asustado si no supiera de quien se trataba!
Si te alabas a ti mismo, serás simplemente objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te conocen.


49 – El león y el ratón.

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente
 atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le
perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el
 momento oportuno. El león echó a reír y lo dejó marchar.
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey
de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso
árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír
los lamentos del león, corrió al lugar
y royó la cuerda, dejándolo libre.
-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando
que nada podría hacer por ti en agradecimiento.
Ahora es bueno que sepas que los pequeños
ratones somos agradecidos y cumplidos.
Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.


50 – El león, la zorra y el asno.

El león, la zorra y el siempre ingenuo asno se
asociaron para ir de caza.
Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.
Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.
La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.
Al ver aquello, le preguntó el león que quien
le había enseñado a repartir tan bien.
-- ¡Pues el asno, señor, el asno!
Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y más bien aprender de él.
El León
Mamífero depredador, carnívoro. De gran habilidad para la caza, sobre todo de noche. Mucho le ayuda su masivo cuerpo para saltar sobre su víctima y dominarla. Lógicamente es bien temido por sus vecinos.  Por su corpulencia, su sonoro ronquido,  su condición de gran cazador y por su soberano aspecto, ha sido considerado desde la antigüedad como el rey de los animales y símbolo de poder en los gobiernos humanos.


51 – El león, Prometeo y el elefante

No dejaba un león de quejarse ante Prometeo diciéndole:
-- Tu me hiciste bien fuerte y hermoso, dotado de mandíbulas con buenos colmillos y poderosas garras en las patas, y soy el más dominante de los animales. Sin embargo le tengo un gran temor al gallo.
-- ¿ Por qué me acusas tan a la ligera? ¿ No estás satisfecho con todas las ventajas físicas que te he dado?
Lo que flaquea es tu espíritu.
Replicó Prometeo.
Siguió el león deplorando su situación, juzgándose de pusilánime. Decidió entonces poner fin a su vida.
Se encontraba en esta situación cuando llegó el elefante,
se saludaron y comenzaron a charlar. Observó el león que el elefante movía constantemente sus orejas,
por lo que le preguntó la causa.
-- ¿Ves ese minúsculo insecto que zumba a mi alrededor?--respondió el elefante --,
pues si logra ingresar dentro de mi oído, estoy perdido.
Entonces se dijo el león: ¿No sería insensato dejarme morir, siendo yo mucho más fuerte y poderoso que el elefante, así como mucho más fuerte y poderoso es el gallo con el mosquito?
Muchas veces, muy pequeñas molestias nos hacen olvidar las grandezas que poseemos.


52 – El león y el toro.

Pensando el león como capturar un toro muy corpulento, decidió utilizar la astucia. Le dijo al toro que había sacrificado un carnero y que lo invitaba a compartirlo. Su plan era atacarlo cuando se hubiera echado junto a la mesa.
Llegó al sitio el toro, pero viendo sólo grandes
fuentes y asadores, y ni asomo de carnero,
se largó sin decir una palabra.
Le reclamó el león que por qué se marchaba así,
pues nada le había hecho.
-- Sí que hay motivo -- respondió el toro --, pues todos los preparativos que has hecho no son para el cuerpo de un carnero, sino para el de un toro.
Observa y analiza siempre con cuidado tu alrededor, y así estarás mejor protegido de los peligros.


53 – El león y el ciervo.

Estaba un león muy furioso, rugiendo y gritando sin ninguna razón.
Lo vio un ciervo a prudente distancia y exclamó:
-- ¡ Desdichados de nosotros, los demás animales del bosque, si cuando el león estaba sosegado nos era tan insoportable,
¿ de qué no será capaz estando en la forma que está ahora?
Cuidémonos de no dar nunca poder a los irascibles y dañinos, pues si ya sin motivo nos dañan, más lo harán si por cualquier causa se sienten inconformes.


54 – El león, la zorra y el ratón.

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratoncillo se puso a correr sobre su cuerpo.
Se despertó el león, y se movió en todas direcciones
buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.
Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que
tenía miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un señor león.
-- No es miedo del ratoncillo -- dijo el león--,
sino que me sorprendió que hubiera un
animal que tuviera el valor de pisotear
el cuerpo de un león dormido.
Nunca dejes de cuidarte ni aún de las más pequeñas cosas, por ínfimas que sean.


55 – Los lobos y los perros alistándose a luchar.

Se alistaban los lobos y los perros a luchar. Eligieron
los perros como general a un perro griego. Pero éste
parecía no tener prisa en iniciar la batalla y por
ello le reclamaron.
¿ Saben -- contestó -- por qué doy tiempo? Porque antes
de actuar siempre es bueno deliberar. Los lobos todos son
de la misma raza, talla y color, pero nosotros somos de
costumbres muy diferentes, y procedemos de diversas
regiones de las cuales cada uno está orgulloso. Nuestros
uniformes no son parejos como los de ellos, tenemos rubios,
negros, blancos y cenicientos.
¿ Cómo voy a empezar una guerra con soldados tan disparejos? Primero debo idear cómo nivelar a mi gente.
Cuando de asociarse se trata, entre más equilibrada sea la unidad de voluntad y de pensamiento entre los miembros, mayor garantía habrá de éxito.
El Escarabajo
Es un insecto coleóptero, se alimenta del estiércol de los animales superiores como el de los ganados. Su cuerpo es ovalado, de esqueleto externo que le sirve de protección, y por lo general de un color oscuro. Al volar, produce un fuerte zumbido. Es fuente de alimentos para otras especies como reptiles y pájaros.


56 – Los lobos reconciliándose con los perros.

Llamaron los lobos a los perros y les dijeron:
-- Oigan, siendo ustedes y nosotros tan semejantes, ¿por qué no nos entendemos como hermanos, en vez de pelearnos? Lo único que tenemos diferente es cómo vivimos. Nosotros somos libres; en cambio ustedes sumisos y sometidos en todo a los hombres: aguantan sus golpes, soportan los collares y les guardan los rebaños. Cuando sus amos comen, a ustedes sólo les dejan los huesos. Les proponemos lo siguiente: dennos los rebaños y los pondremos en común para hartarnos.
Creyeron los perros las palabras de los lobos traicionando
a sus amos, y los lobos, ingresando en los corrales,
lo primero que hicieron fue matar a los perros.
Nunca des la espalda o traiciones a quien verdaderamente te brinda ayuda y confía en ti.


57 – Los lobos y los carneros.

Intentaban los lobos sorprender a un rebaño de carneros. Pero gracias a los perros guardianes, no podían conseguirlo. Entonces decidieron emplear su astucia. Enviaron unos delegados a los carneros para pedirles que les entregaran a sus perros diciéndoles:
-- Los perros son los causantes de que haya enemistad entre ustedes y nosotros. Sólo tienen que entregárnoslos y la paz reinará entre nosotros.
Y los ingenuos carneros, sin sospechar lo que sucedería, les entregaron los perros, y los lobos, ya libres de los perros, se apoderaron sin problemas del rebaño.
Nunca le entregues a los enemigos, a los que te dan el apoyo y protección.


58 – Los lobos, los carneros y el carnero mayor.

Enviaron los lobos una representación a un rebaño de carneros, prometiéndoles hacer una paz permanente si les entregaban a los perros. Los carneros aceptaron hacerlo, exceptuando a un viejo carnero padre que les reclamó a los lobos:
-- ¿ Cómo les voy a creer y vivir con ustedes, si ahora mismo, aún con el cuido de los perros no puedo pacer con tranquilidad?
Nunca te desprendas de lo que es primordial para tu propia seguridad.


59 – El lobo orgulloso de su sombra, y el león.

Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios, a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y viendo su sombra bellamente alargada exclamó:
-- ¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será
convertirme en rey de los animales!
Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león
le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo,
cambiando de opinión se dijo:
-- La presunción es causa de mi desgracia.
Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.


60 – El lobo y el cordero en el arroyo.

Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. Así, aún estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbiarle el agua, impidiéndole beber. Y le respondió el cordero:
-- Pero si sólo bebo con la punta de los labios,
y además estoy más abajo y por eso no te puedo
enturbiar el agua que tienes allá arriba.
Viéndose el lobo burlado, insistió:
-- El año pasado injuriaste a mis padres.
-- ¡Pero en ese entonces ni siquiera había nacido yo! --
contestó el cordero.
Dijo entonces el lobo:
-- Ya veo que te justificas muy bien, mas no por
eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena.
Para quien hacer el mal es su profesión, de nada valen argumentos para no hacerlo.
No te acerques nunca donde los malvados.
El Espino
Arbusto que crece entre árboles, matorrales o llanos. Se caracteriza por estar su tallo protegido por espinas. Existes muy diversas especies y variedades, y algunas son venenosas.


61 – El lobo y el cordero en el templo.

Dándose cuenta de que era perseguido por un lobo, un pequeño corderito decidió refugiarse en un templo cercano.
Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador
lo encontraba allí dentro, lo inmolaría a su dios.
-- ¡Mejor así! -- replicó el cordero -- prefiero ser
víctima para un dios a tener que perecer en tus colmillos.
Si sin remedio vamos a ser sacrificados, más nos vale que sea con el mayor honor.


62 – El lobo y la cabra.

Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no podía llegar a donde estaba ella le dijo:
-- Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien verde y crecido.
Pero la cabra le dijo:
-- Bien sé que no me invitas a comer a mí,
sino a ti mismo, siendo yo tu plato.
Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaños.


63 – El lobo, la nana y el niño.

Se hallaba hambriento un lobo, y vagaba en busca de su comida. Llegó a una choza y oyó a un niño que lloraba y a su nana que le decía:
-- No llores, mi niño, porque te llevo donde el lobo.
Creyendo el lobo aquellas palabras, se quedo esperando por mucho tiempo. Y llegada la noche, la nana, cuando arrullaba al niño le cantaba:
-- Si viene el lobo, lo mataremos.
Al oír el lobo las nuevas palabras, siguió su camino meditando:
-- En esta casa dicen primero una cosa, y después
quieren hacer otra muy diferente.
Más importante que las palabras, son los actos de amor verdadero.


64 – El lobo y la grulla.

A un lobo que comía un hueso, se le atragantó el hueso en la garganta, y corría por todas partes en busca de auxilio.
Encontró en su correr a una grulla y le pidió que
le salvara de aquella situación, y que enseguida
le pagaría por ello. Aceptó la grulla e introdujo su
cabeza en la boca del lobo, sacando de la
garganta el hueso atravesado. Pidió entonces la
cancelación de la paga convenida.
-- Oye amiga -- dijo el lobo -- ¿No crees que es suficiente paga con haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?
Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.


65 – El lobo y el caballo.

Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su camino. Encontró al rato a un caballo y le llevó al campo, comentándole la gran cantidad de cebada que había hallado, pero que en vez de comérsela él, mejor se la había dejado porque le agradaba más oír el ruido de sus dientes al masticarla. Pero el caballo le repuso:
-- ¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu estómago!
A todo malvado, aunque parezca actuar como bueno, no debe de creérsele.
El Cocodrilo
Reptil tropical anfibio y ovíparo cubierto de escamas duras y robustas. Habita en ríos donde el agua es tranquila, en estanques, lagos y lagunas, tanto de agua dulce como salada. Puede llegar a medir hasta unos cuatro o cinco metros de largo. Carnívoro. De lento movimiento pero de gran fuerza.


66 – El lobo y el asno.

Un lobo fue elegido rey entre sus congéneres y decretó una ley ordenando que lo que cada uno capturase en la caza, lo pusiera en común y lo repartiese por partes iguales entre todos; de esta manera ya no tendrían los lobos que devorarse unos a otros en épocas de hambre.
Pero en eso lo escuchó un asno que estaba por ahí cerca, y moviendo sus orejas le dijo:
-- Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero ¿Por qué has escondido todo tu botín en tu cueva? Llévalo a tu comunidad y repártelo también, como lo has decretado.
El lobo, descubierto y confundido, derogó su ley.
Si alguna vez llegas a tener poder de legislar, sé el primero en cumplir tus propias leyes.


67 – El lobo y el león.

Cierta vez un lobo, después de capturar a un carnero
en un rebaño, lo arrastraba a su guarida.
Pero un león que lo observaba, salió a su paso y se lo arrebató.
Molesto el lobo, y guardando prudente distancia le reclamó:
-- ¡Injustamente me arrebatas lo que es mío!
El león, riéndose, le dijo:
-- Ajá; me vas a decir seguro que tú lo recibiste
buenamente de un amigo.
Lo que ha sido mal habido, de alguna forma llegará a ser perdido.


68 – El lobo y el perro.

Se encontró un lobo con un corpulento perro
sujeto por un collar, y le preguntó:
-- ¿Quién te ha encadenado y quién te ha alimentado de esa forma?
-- Mi amo, el cazador -- respondió el perro.
-- ¡Que los dioses nos libren a los lobos de semejante destino! Prefiero morir de hambre a tener que cargar tan pesado collar.
Vale más el duro trabajo en libertad, que el placer en esclavitud.


69 – El lobo y el pastor.

Acompañaba un lobo a un rebaño de ovejas pero sin hacerles daño. Al principio el pastor lo observaba y tenía cuidado de él como un enemigo. Pero como el lobo le seguía y en ningún momento intentó robo alguno, llegó a pensar el pastor que más bien tenía un guardián de aliado.
Cierto día, teniendo el pastor necesidad de ir al pueblo,
dejó sus ovejas confiadamente junto al lobo y se marchó.
El lobo, al ver llegado el momento oportuno, se
lanzó sobre el rebaño y devoró casi todo.
Cuando regresó el pastor y vio todo lo sucedido exclamó:
-- Bien merecido lo tengo; porque ¿De dónde saqué confiar las ovejas a un lobo?

Nunca dejes tus valores al alcance de los codiciosos, no importa su inocente apariencia.


70 – El lobo harto y la oveja.

Un lobo hartado de comida y ya sin hambre, vio a una oveja tendida en el suelo. Dándose cuenta que se había desplomado simplemente de terror, se le acercó, y tranquilizándola le prometió dejarla ir si le decía tres verdades.
Le dijo entonces la oveja que la primera es que
preferiría no haberle encontrado; la segunda, que
como ya lo encontró, hubiera querido encontrarlo
ciego; y por tercera verdad le dijo:
-- ¡Ojalá, todos los lobos malvados, murieran de mala muerte,
ya que, sin haber recibido mal alguno de nosotras, nos dan una guerra cruel!
Reconoció el lobo la realidad de aquellas
verdades y dejó marchar a la oveja.
Camina siempre soportado en la verdad, y ella te abrirá los caminos del éxito, aún entre adversarios.
La Pantera
Mamífero carnívoro de manchas anilladas en su piel.  Género entre los que se encuentran también el jaguar o yaguar y el leopardo.   Caza animales medianos como crías de ganado y de caballos, jabalís, venados, monos, ovejas, cabras, cerdos, etc. También gusta de peces y tortugas.  Vive tanto en bosques como en terrenos abiertos o en montañas. Es sumamente ágil y tiene especial facilidad para subir a los árboles.


71 – El lobo herido y la oveja.

Un lobo que había sido mordido por unos perros, yacía en el suelo todo malherido. Viendo la imposibilidad de procurarse comida en esa situación, pidió a una oveja que pasaba por allí que le llevara un poco de agua del cercano río.
-- Si me traes agua para beber -- le dijo --,
yo mismo me encargaré de mi comida.
-- Si te llevo agua para beber -- respondió la oveja --,
yo misma asistiré a tu cena.
Prevé siempre el verdadero fondo de las aparentemente inocentes propuestas de los malhechores.


72 – El lobo y el labrador.

Llevó un labrador su yunta de bueyes al abrevadero.
Caminaba por ahí cerca un lobo hambriento en busca de comida.
Encontró el lobo el arado y empezó a lamer los
bordes del yugo, y enseguida y sin darse cuenta terminó
por meter su cabeza adentro. Agitándose como mejor
podía para soltarse, arrastraba el arado a lo largo del surco.
Al regresar el labrador, y viéndolo en esta actividad le dijo:
-- ¡Ah, lobo ladrón, que felicidad si fuera cierto que renunciaste a tu oficio y te has unido a trabajar honradamente la tierra!
A veces, por casualidad o no, los malvados parecieran actuar bien, mas su naturaleza siempre los delata.


73 – El lobo y el perro dormido.

Dormía plácidamente un perro en el portal de una casa.
Un lobo se abalanzó sobre él, dispuesto a darse un banquete, cuando en eso el perro le rogó que no lo sacrificara todavía.
-- Mírame, ahora estoy en los huesos -- le dijo --; espera un
poco de tiempo, ya que mis amos pronto van a celebrar sus
bodas y como yo también me daré mis buenos atracones,
me engordaré y de seguro seré un mucho mejor manjar
para tu gusto.
Le creyó el lobo y se marchó. Al cabo de algún
tiempo volvió. Pero esta vez encontró al perro
durmiendo en una pieza elevada de la casa. Se
detuvo al frente y le recordó al perro lo que
habían convenido. Entonces el perro repuso:
-- ¡Ah lobo, si otro día de nuevo me ves dormir en el portal de la casa, no te preocupes por esperar las bodas!
Si una acción te lleva a caer en un peligro, y luego te logras salvar de él, recuerda cual fue esa acción y evita repetirla para no volver a ser su víctima.


74 – El lobo y el cabrito encerrado.

Protegido por la seguridad del corral de una casa,
un cabrito vio pasar a un lobo y comenzó a insultarle,
burlándose ampliamente de él. El lobo, serenamente le replicó:
-- ¡Infeliz! Sé que no eres tú quien me está insultando,
sino el sitio en que te encuentras.
Muy a menudo, no es el valor, sino la ocasión y el lugar, quienes proveen el enfrentamiento arrogante ante los poderosos.


75 – El lobo flautista y el cabrito.

Un cabrito se rezagó en el rebaño y fue alcanzado por un
lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo:
-- Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez.
Y así lo hicieron, pero los perros, que no
estaban lejos, oyeron el ruido y salieron a
perseguir al lobo. Viendo la mala pasada, se dijo el lobo:
-- Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista.
Cuando vayas a efectuar una nueva actividad, antes ten en cuenta tus capacidades y las circunstancias, para valorar si puedes salir adelante.
El Asno
Miembro de la familia de los caballos pero más bajo y de orejas más largas.  Su desarrollo y crianza es de origen africano. Se emplea especialmente para la carga y transporte, sobre todo en lugares donde no hay posibilidades para el transporte mecánico moderno. Su cara y aspecto sencillo le ha dado fama de poco inteligente o ingenuo. El cruce biológico de un asno con una yegua produce las mulas.


76 – Los dos perros.

Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando salía de cacería iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le regalaba un pedazo al perro guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero algunos reproches: que sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el otro perro, el cuidador, sin hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza.
El perro guardián le contestó:
-- ¡ No es a mí a quien debes de reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de enseñarme a trabajar como a ti, me ha enseñado a vivir tranquilamente del trabajo ajeno!
Pide siempre a tus mayores que te enseñen una preparación y trabajo digno para afrontar tu futuro, y esfuérzate en aprenderlo correctamente.


77 – Los perros hambrientos.

Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas decidieron beberse primero el agua para así llegar fácilmente a las pieles.
Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventaron antes de llegar a las pieles.
Ten siempre cuidado con los caminos rápidos, pues no siempre son los más seguros.


78 – El hombre al que mordió un perro.

Un perro mordió a un hombre, y éste corría por todo
lado buscando quien le curara.
Un vecino le dijo que mojara un pedazo de
pan con la sangre de su herida y se lo
arrojase al perro que lo mordió.
Pero el hombre herido respondió:
--¡Si así premiara al perro, todos los perros del
pueblo vendrían a morderme!
Grave error es alagar la maldad, pues la incitas a hacer más daño todavía.


79 – El perro y el cocinero.

Preparó un hombre una cena en honor de uno de sus amigos y de sus familiares. Y su perro invitó también a otro perro amigo.
-- Ven a cenar a mi casa conmigo -- le dijo.
Y llegó el perro invitado lleno de alegría. Se detuvo a contemplar el gran festín, diciéndose a sí mismo:
--¡Qué suerte tan inesperada! Tendré comida para hartarme y no pasaré hambre por varios días.
Estando en estos pensamientos, meneaba el rabo
como gran viejo amigo de confianza.
Pero al verlo el cocinero moviéndose alegremente
de allá para acá, lo cogió de las patas y sin
pensarlo más, lo arrojó por la ventana.
El perro se volvió lanzando grandes alaridos,
y encontrándose en el camino con otros perros, estos le preguntaron:
-- ¿Cuánto has comido en la fiesta, amigo?
-- De tanto beber, -- contestó -- tanto me he embriagado,
que ya ni siquiera sé por donde he salido.
No te confíes de la generosidad que otros prodigan con lo que no les pertenece


80 – El perro de pelea y los perros sencillos.

Un perro había sido muy bien alimentado en una casa y fue adiestrado para luchar contra las fieras.
Un día, al ver un gran número de ellas colocadas en fila, rompió el collar que le sujetaba y rápidamente echó a correr por las calles del pueblo. Lo vieron pasar otros perros, y viendo que era fuerte como un toro, le preguntaron:
-- ¿ Por qué corres de esa manera?
-- Sé que vivo en la abundancia, sin hambres, con mi estómago siempre satisfecho, pero también siempre estoy cerca de la muerte combatiendo a esos osos y leones -- respondió.
Entonces los otros perros comentaron:
-- Nuestra vida es en verdad pobre, pero más bella,
sin tener que pensar en combatir con leones ni osos.
Las grandes ganancias, siempre van acompañadas de grandes riesgos.
El Perro
Mamífero de la familia de los canes. Domesticado por el hombre desde hace miles de años para tenerlo a su servicio por sus cualidades de fidelidad y entrega absoluta a sus amos. Su facilidad para el aprendizaje permite entrenarlos en muy diferentes tipos de actividades, tales como cuido de rebaños, hogares, ayuda policial, ayuda a minusválidos, etc. Se alimenta tanto de carnes como de vegetales y cereales. Tiene muy bien desarrollados los sentidos del olfato y del oído.


81 – El perro, el gallo y la zorra.

Cierta vez un perro y un gallo se unieron en sociedad para recorrer el mundo. Llegada una noche, el gallo subió a un árbol y el perro se recostó al pie del tronco.
Y como era su costumbre, cantó el gallo antes del amanecer.
Oyó su canto una zorra y corrió hacia el sitio, parándose al pie del árbol. Le rogó que descendiera, pues deseaba besar a un animal que tenía tan exquisita voz.
Le replicó entonces el gallo que por favor, primero despertara al portero que estaba durmiendo al pie del árbol.
Y entonces el perro, cuando la zorra buscaba como establecer conversación con el portero, le saltó encima descuartizándola.
Es inteligente actitud, cuando encontramos un enemigo poderoso, encaminarlo a que busque a otros más fuertes que nosotros.


82 – El perro y la almeja.

Un perro de esos acostumbrados a comer huevos,
al ver una almeja, no lo pensó dos veces,
y creyendo que se trataba de un huevo, se la tragó
inmediatamente. Desgarradas luego sus entrañas,
se sintió muy mal y se dijo:
-- Bien merecido lo tengo, por creer que todo
 lo que veo redondo son huevos.
Nunca tomes un asunto sin antes reflexionar, para no entrar luego en extrañas dificultades.


83 – El perro y la liebre.

Un perro de caza atrapó un día a una liebre, y a ratos la mordía y a ratos le lamía el hocico. Cansada la liebre de esa cambiante actitud le dijo:
-- ¡Deja ya de morderme o de besarme, para saber yo si eres mi amigo o si eres mi enemigo!
Sé siempre consistente en tus principios.


84 – El perro y su reflejo en el río.

Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.
Y deseando adueñarse del
pedazo ajeno, soltó el suyo para
arrebatar el trozo a su supuesto compadre.
Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno:
éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.
Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.


85 – El perro y el carnicero.

Penetró un perro en una carnicería, y notando
que el carnicero estaba muy ocupado con sus clientes, cogió un trozo de carne y salió corriendo. Se volvió el carnicero, y viéndole huir, y sin poder hacer ya nada, exclamó:
-- ¡ Oye amigo! allí donde te encuentre, no dejaré de mirarte!
No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.
El Chivo
Crío de la cabra en estado juvenil. Se alimenta de pastos, y cuando crece fuera del desarrollo domesticado, habita sobre todo en las montañas, en donde tiene gran facilidad para recorrer sus laderas y sitios escabrosos. De hocico con barba y cuernos nudosos. Las cabras se crían domésticamente para aprovechar su lana, carne, leche y cueros.


ESOPO - 300 fábulas - 42 – El león, la zorra y el ciervo.