ESOPO - 300 fábulas - 131 – El ratón y la rana.


132 – El milano que quiso relinchar.

Tuvo antiguamente el milano otra voz, una voz penetrante.
Pero oyó un día a un caballo relinchar admirablemente, y lo quiso imitar. Pero a pesar de todos sus intentos, no logró adoptar exactamente la voz del caballo y perdió además su propia voz.
Así, quedó sin la voz del caballo y sin su voz antigua.
Nunca te dispongas a imitar las cualidades ajenas si no tienes la preparación y condiciones adecuadas para hacerlo, so pena de quedar como un vulgar y fracasado envidioso.


133 – El milano y la culebra.

Raptó un milano a una culebra, elevándose por los aires. La culebra se volvió y le mordió, cayendo ambos desde lo alto a un precipicio, y el milano murió. Dijo entonces la culebra:
-- ¡Insensato! ¿Por qué has querido hacer mal a quien no te lo hacía? En justicia has sido castigado por haberme raptado sin razón.
Nunca busques dañar a tu prójimo, no vaya a ser que sin que lo notes, sea más fuerte que tú, y te haga pagar tus injusticias.


134 – El milano y la gaviota.

Tragó una gaviota un pez demasiado grande y le estalló la garganta, quedando muerta a la orilla de la playa. La vio un milano y dijo:
-- Tienes tu merecido, porque sabiendo de tu capacidad, abusaste de lo que te estaba permitido.
Sabiendo cuales son tus capacidades, nunca intentes sobrepasarlas si no te has preparado para ello.


135 – El alción.

Este pájaro gusta de la soledad y vive siempre a orillas y sobre el mar. Se dice que para huir de los hombres que le dan caza, hace su nido en las rocas de la orilla.
Un día un alción que iba a poner, se encaramó a un montículo, y divisando un peñasco erecto dentro del mar, hizo en él su nido. Al otro día que salió en busca de comida, se levantó el mar por una borrasca, alcanzó al nido y ahogó a los pajarillos. Al regresar el alción y ver lo sucedido, exclamó:
-- ¡Desdichado de mí, huyendo de los peligros
conocidos de la tierra, me refugié dentro
del mar y me fue peor!
Si tienes que adentrarte en lo desconocido, ten en cuenta la llegada de sorpresas agradables y desagradables.
Nunca te confíes a ciegas de lo que no conoces. En terrenos nuevos anda con paso sereno y ojos bien abiertos.
La Comadreja
Mamífero carnívoro de agraciada figura y generadora de simpatías entre los humanos. De ahí su nombre de “comadre” y en algunas regiones se le conoce como “señora”, “linda”, “bella” o “mujercita”. Su principal fuente de alimentación son los roedores como ratas, conejos, y liebres, aunque también se aprovecha de aves, en especial cuando busca roedores en sus nidos, y al no encontrarlos, captura a las aves que los habitan, así como también a sus huevos. Entre las variedades de comadrejas se encuentra el “armiño”, muy codiciada por su valiosa piel.


136 – El tordo.

Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostumbraba
al lugar y lo cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
-- ¡Oh desgraciado!, ¡por el placer de comer, me he privado de la vida!
Nunca te excedas de lo que encuentres placentero, no vaya a ser causa de tu desgracia.


137 – La paloma y la hormiga.

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse.
Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vio la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.
Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos.


138 – La golondrina y el hijo pródigo.

Un hijo pródigo, habiendo derrochado su
patrimonio, sólo le quedaba un manto.
De repente vio a una golondrina que se había adelantado a la estación. Creyendo que ya llegaba la primavera, y que por lo tanto no necesitaría más del manto, fue también a venderlo.
Pero regresó el mal tiempo y el aire se puso más frío. Entonces, mientras se paseaba, halló a la golondrina muerta de frío.
-- ¡Desgraciada! -- le dijo -- nos has dañado a los dos al mismo tiempo.
Toma nota de si es la hora correcta antes de ejecutar una decisión. Una acción a destiempo puede ser desastrosa.


139 – La gaviota, el espino y el murciélago.

Se asociaron una gaviota, un murciélago y un espino para dedicarse juntos al comercio.
El murciélago buscó dinero, el espino unas telas, y la gaviota, una cantidad de cobre. Hecho lo cual aparejaron un barco.
Pero surgió una tremenda borrasca hundiéndose la barca y perdiéndose la carga; sólo salvaron sus vidas.
Por eso desde entonces la gaviota revolotea siempre al acecho en las orillas para ver si el mar arroja en alguna playa su cobre; el murciélago, huyendo de sus acreedores, sólo sale de noche para alimentarse; y el espino, en fin, apresa la ropa de los viajeros tratando de reconocer sus telas.
Siempre volvemos a lo que es de nuestro verdadero interés.


140 – El murciélago y las comadrejas.

Cayó un murciélago a tierra y fue apresado por una comadreja. Viéndose próximo a morir, imploró el murciélago por su vida. Le dijo la comadreja que no podía soltarle porque de nacimiento era enemiga de los pájaros. El murciélago replicó que no era un pájaro sino un ratón, librándose con esta astucia.
Algún tiempo después volvió a caer de nuevo en las garras
de otra comadreja, y le suplicó que no lo devorara. Contesto
esta comadreja que odiaba a todos los ratones. El murciélago le afirmó que no era ratón sino pájaro. Y se libró así por segunda vez.
Sepamos siempre adaptarnos a las circunstancias del momento si deseamos sobrevivir, en cualquier rama de la vida que actuemos.
El Mono
Mamífero de la familia de los primates. De largos brazos y cola fuerte que le sirven para sus recorridos en los árboles. Se alimenta principalmente de mieles y frutas que encuentra en su ambiente, aunque también aprovecha algunos insectos, pajarillos y pequeños reptiles. Vive en zonas boscosas pues necesita de lo que éste produce para su diario subsistir. Sin embargo la expansión de la civilización humana por medio de la colonización de las regiones selváticas, le ha reducido peligrosamente su extensión territorial, poniendo en peligro su población.


141 – El murciélago y el jilguero.

Un jilguero encerrado en una jaula colgada en una ventana cantaba de noche. Oyó un murciélago desde lejos su voz, y acercándosele, le preguntó por qué cantaba sólo de noche.
-- No es sin razón -- repuso -- porque de día cantaba cuando me atraparon, pero desde entonces aprendí a ser prudente.
-- ¡Pues no es ahora cuando debías serlo, pues ya estás bien enjaulado, sino debió haber sido antes de que te capturaran! -- replicó el murciélago.
La prudencia es para vivirla antes de caer en el error, no para después de la desgracia.


142 – El asno y la perrita faldera.

Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus bestias de carga: entre ellas se encontraba su asno favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y era quien cargaba a su amo.
Junto con el granjero venía también su perrita faldera,
la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano y saltaba
alegremente lo mejor que podía. El granjero revisó su bolso
y dio a su perrita un delicioso bocado, y se sentó a dar
ordenes a sus empleados. La perrita entonces saltó al
regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando sus ojos
mientras el amo le acariciaba sus orejas.
El asno celoso de ver aquello, se soltó de su jáquima y
comenzó a pararse en dos patas tratando de imitar el baile
de la perrita. El amo no podía aguantar la risa, y el asno arrimándose a él, puso sus patas sobre los hombros del
granjero intentando subirse a su regazo.
Los empleados del granjero corrieron inmediatamente con palos y horcas, enseñándole al asno que las toscas actuaciones
no son cosa de broma.
No nos dejemos llevar del mal consejo que siempre dan los injustificados celos.
Sepamos apreciar los valores de los demás.


143 – El oso y la zorra.

Se jactaba un oso de amar a los hombres vivos por la razón de que no le gustaban los cadáveres. La zorra le replicó:
-- ¡Quisieran los dioses que destrozaras
a los muertos y no a los vivos!
Nunca pienses en destruir lo que es útil. Si quieres mejorar algo que funciona, tómalo como base inicial, sin dañarlo, y no como material de desecho.


144 – La alondra moñuda

Una alondra moñuda cayó en una trampa y se dijo suspirando:
-- ¡Desgraciada alondra! A nadie has robado ni oro ni plata,
ni cosa valiosa alguna; pero llevarse un insignificante granito
de trigo ajeno será la causa de tu muerte.
Nunca te expongas a un gran peligro por un mezquino beneficio.


145 – Los caracoles.

El hijo de un labrador se hallaba tostando unos caracoles.
Oyéndoles crepitar dijo:
-- ¡Ah miserables animalejos, están sus casas ardiendo, y aún cantan!
Hacer las cosas fuera del tiempo o lugar que les corresponde, no es nada inteligente.
El Ratón
Mamífero roedor, de fecunda reproducción,  cuyo hábitat principal original son los campos libres, pero que desde hace miles de años se ha convertido en compañero inseparable e indeseado de los humanos en las ciudades, siendo muchas veces una auténtica plaga, portando graves enfermedades y dañando alimentos. Roe todo lo que sea posible de roer como granos, papeles, maderas, telas, frutas y hortalizas.


146 – Las liebres y las ranas.

Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre sí de llevar una vida tan precaria y temerosa, pues, en efecto, ¿No eran víctimas de los hombres, de los perros, de las águilas, y otros muchos animales? ¡Más valía morir de una vez que vivir en el terror!
Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mismo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.
Pero las ranas, que estaban sentadas alrededor del
estanque, en cuanto oyeron el ruido de su carrera, saltaron asustadas al agua. Entonces una de las liebres, la que parecía más inteligente que las demás, dijo:
-- ¡Alto compañeras! ¡No hay que apurarse tanto, pues ya veis que aún hay otros más miedosos que nosotras!
El consuelo de los desgraciados es encontrar y ver a otros en peores condiciones.


147 – La comadreja y la lima.

Se introdujo una comadreja en el taller de un herrero y se puso a lamer una lima que ahí se encontraba.
Al cabo de un rato su lengua arrojaba sangre en abundancia, y la comadreja se puso muy feliz pensando que había arrancado algo al hierro, hasta que acabó por perder su propia lengua.
Piensa siempre que si haces un daño, tarde o temprano éste regresará contra ti.


148 – El cerdo y los carneros.

Se metió un cerdo dentro de un rebaño de carneros, y pacía con ellos. Pero un día lo capturó el pastor y el cerdo se puso a gruñir y forcejear.
Los carneros lo regañaban por gritón diciéndole:
-- A nosotros también nos echa mano constantemente y nunca nos quejamos.
-- Ah sí -- replicó el cerdo --, pero no es con el mismo fin. A ustedes les echan mano por la lana, pero a mí es por mi carne.
Perder lo recuperable no nos debe preocupar, pero sí el perder lo que es irreparable.


149 – El atún y el delfín.

Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza de su salto le arrojó sin darse cuenta, sobre la orilla. Llevado por el mismo impulso, el delfín también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al delfín exhalando el último suspiro.
-- No me importa morir -- dijo --, porque veo morir
conmigo al causante de mi muerte.
Sufrimos con menos dolor las desgracias que nos hacen padecer, cuando las vemos compartidas con quienes nos las causan.


150 – La mosca.

Cayó una mosca en una olla llena de carne. A punto de ahogarse en la salsa, exclamó para sí misma:
-- Comí, bebí y me bañé; puede venir la muerte, no me importa ahora.
Al irresponsable no le importa el fracaso si su llegada a él le depara buenos momentos.
El Cordero
Crío de la oveja. Mamífero que produce la lana y es muy dócil y manso. Criado desde tiempos remotos para aprovechar su lana y cueros en la confección de vestiduras, y también su leche y su carne para alimentación.  Se adapta muy bien a zonas de poca vegetación, semi-desérticas.  Existen numerosas razas, esparcidas por todo el mundo.


151 – Las moscas.

De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas
acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no
podían dejarla. Pero sus patas se fueron prendiendo en la
miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Ya a punto
de ahogarse en su tesoro, exclamaron:
-- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar
todo en un instante de placer!
Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas.


152 – La hormiga.

Dice una leyenda que la hormiga actual era en otros
tiempos un hombre que, consagrado a los trabajos
de la agricultura, no se contentaba con el producto
de su propio esfuerzo, sino que miraba con envidia
el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos.
Indignado Zeus por la avaricia de este hombre,
le transformó en hormiga.
Pero aunque cambió de forma, no le cambió el carácter,
pues aún hoy día recorre los campos, recoge el trigo y la
cebada ajenas y los guarda para su uso.
Aunque a los malvados se les castigue severamente, difícilmente cambian su naturaleza desviada.


153 – La hormiga y el escarabajo.

Llegado el verano, una hormiga que rondaba por el campo recogía los granos de trigo y cebada, guardándolos para alimentarse durante el invierno.
La vio un escarabajo y se asombró de verla tan ocupada
en una época en que todos los animales, descuidando sus
trabajos, se abandonan a la buena vida. Nada respondió la
hormiga por el momento; pero más tarde, cuando llegó el
invierno y la lluvia deshacía las boñigas, el escarabajo
hambriento fue a pedirle a la hormiga una limosna de
comida. Entonces sí respondió la hormiga:
-- Mira escarabajo, si hubieras trabajado
en la época en que yo lo hacía y tú te burlabas
de mí, ahora no te faltaría el alimento.
Cuando te queden excedentes de lo que recibes con tu trabajo, guarda una porción para cuando vengan los tiempos de escasez.


154 – Los dos escarabajos.

Pacía un toro en una pequeña isla, y dos escarabajos
se alimentaban de su boñiga. Llegado el invierno, uno de ellos
dijo al otro que iba a cruzar el mar a fin de que su compañero
tuviera suficiente alimento, mientras él pasaría el invierno
en tierra firme. Agregó que si encontraba comida
en abundancia le traería a él también.
Cuando el escarabajo llegó al continente, encontró en él muchas y frescas boñigas, por lo que se estableció allí y se alimentó abundantemente. Pasó el invierno y volvió a la isla. Al verle su compañero gordo y saludable, le reprochó que no le hubiera llevado nada de lo prometido.
-- No me culpes a mí -- repuso --, sino a la naturaleza del lugar, porque se puede encontrar con qué vivir en él, pero es
imposible alzar vuelo con tanta carga.
Siempre encontrarás supuestos amigos muy buenos para adular y prometer, pero no pasan de ahí, negándose a la hora real, de hacer un favor.


155 – Los delfines, la ballena y la caballa.

Delfines y ballenas libraban entre sí una batalla. Como la lucha se prolongaba con encarnizamiento, una caballa (que es un pez pequeño) salió a la superficie y quiso reconciliarlos. Pero un delfín tomó la palabra y dijo:
-Nos humilla menos combatirnos y morir los unos por los otros,
que tenerte a ti por mediador.
Hay personas sin valor alguno, que en épocas de confusión, se llegan a creer grandiosas.
El Toro
Miembro de los ganados vacunos. Macho cuidadosamente tratado para la reproducción de la raza. Cuando se le castra pequeño, se le convierte en simple buey para el trabajo, sacándolo de la reproducción. En algunos países también se utiliza el toro para el espectáculo del “toreo” ya sea con profesionales adiestrados al efecto o con multitudes improvisadas que muchas veces arriesgan su vida en dicha actividad, aparentemente recreativa, pero en realidad altamente peligrosa.


156 – La langosta de mar y su madre.

- No andes atravesada y no roces tus costados
contra la roca mojada, - decía una langosta marina a su hija.
-Madre, - repuso ésta,- tú, que quieres instruirme,
camina derecha y yo te miraré y te imitaré.
Antes de dar un consejo con tu palabra, primero dalo con tu ejemplo.


157 – El tordo.

Un tordo picoteaba los granos de un bosquecillo de
mirlos y, complacido por la dulzura de sus pepitas,
no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se
acostumbraba al lugar y lo cazó con liga.
Entonces el tordo, viendo próximo su fin, dijo:
-¡Desgraciado! ¡Por el placer de comer me
he privado de la vida!
Nunca dejes que un momentáneo placer te cierre las puertas de por vida.


158 – El castor

El castor es un animal que vive en los pantanos. Ciertas de sus partes sirven, según dicen, para curar algunas enfermedades.
Por eso cuando se ve descubierto y perseguido para
cortarle las partes, sabiendo por qué le persiguen, huye hasta alguna distancia, sirviéndose de la rapidez de sus pies para conservarse intacto; pero cuando se ve perdido, él mismo
corta sus partes, las arroja y salva de este modo su vida.
A veces deshacerse de algunas fortunas puede significar evitarse una tragedia.


159 – El sol y las ranas.

Llegó el verano y se celebraban las bodas del Sol.
Se regocijaban todos los animales de aquel acontecimiento,
faltando poco para que también las ranas fueran de la partida;
pero una de ellas exclamó:
-¡Insensatas! ¿Qué motivo tenéis para regocijaros? Ahora que es él solo, seca todos los pantanos; si toma mujer y tiene un hijo
como él ¿qué nos quedará por sufrir?
Antes de celebrar un acontecimiento, primero ve sus futuras posibles consecuencias.


160 – Los árboles que querían rey.

Decididos un día los árboles a elegir un rey que
los gobernara, dijeron al olivo:
-Reina en nosotros.
Y el olivo contestó:
-¿Renunciar yo al líquido aceite que tanto aprecian
en mí los dioses y los hombres, para ir a reinar entre los árboles?
Y los árboles buscaron a la higuera pidiéndole:
-Ven a reinar entre nosotros.
Y la higuera respondió igualmente:
-¿Renunciar yo a la dulzura de mis frutos para ir a reinar entre vosotros?
Entonces los árboles dijeron al espino:
-Ven a reinar en nosotros.
Y el espino respondió a los árboles:
-Si en verdad queréis ungirme para reinar entre
vosotros, venid a poneros bajo mi amparo, o si no
que surja el fuego de la espina y devore los
cedros del Líbano!
Quien no tiene buenos frutos que dar, lo malo que dé será para sufrimiento de los que le rodean.
La Ballena
Cetáceo mamífero marino. Es el animal de mayor corpulencia en el planeta, llegando algunas veces a medir hasta 33 metros de largo y pesar más de 130.000 kilogramos. Se alimenta principalmente de pequeños crustáceos llamados plankton y también de otros pequeños animales marinos y pececillos. Actualmente se le considera una especie en peligro de extinción, por su caza indiscriminada autorizada por algunos países nórticos.


161 – El nogal.

Un nogal que había crecido al pie de un camino y al cual los caminantes herían a pedradas para tomar sus frutos, dijo para sí suspirando:
-¡Infeliz de mí que por mi bondad todos los años me
atraigo injurias y dolores!
Hay quienes pagan con mal hasta los mejores bienes recibidos.
Seamos siempre agradecidos y no causemos daño.


162 – El abeto y el espino.

Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el abeto diciendo:
-Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí?
-¡Si recordaras-replicó el espino- las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino!
Busca siempre la buena reputación pues es una gran honra, pero sin jactarte por ello, y también cuídate de los que quieren aprovecharse de ella para su propio provecho.


163 – La lámpara.

Borracha de aceite una lámpara y lanzando una luz poderosa,
se jactaba de ser más brillante que el sol. Pero en eso sopló un fuerte viento y se apagó enseguida. Alguien volvió a encenderla
y le dijo:
-Ilumina, lámpara, pero cállate: el resplandor de los astros nunca se eclipsa tan fácilmente como el tuyo.
Nunca nos jactemos como si nos perteneciera, de aquello que no depende de nosotros.


164 – La bruja.

Una bruja tenía como profesión vender encantamientos y fórmulas para aplacar la cólera de los dioses; no le faltaban clientes y ganaba de este modo ampliamente la vida. Pero fue acusada por ello de violar la ley, y, llevada ante los jueces, sus acusadores la hicieron condenar a muerte.
Viéndola salir del tribunal, un observador le dijo:
-Tú, bruja, que decías poder desviar la cólera de los dioses,
¿cómo no has podido persuadir a los hombres?
Nunca creas en los que prometen hacer maravillas en lo que no se ve, pero son incapaces de hacer cosas ordinarias.


165 – La esclava fea y Afrodita.

Una esclava fea y mala gozaba del amor de su amo.
Con el dinero que éste le daba, la esclava se embellecía con brillantes adornos, rivalizando con su propia señora.
Para agradecer a Afrodita que la hiciera bella, le hacía frecuentes sacrificios; pero la diosa se le apareció en sueños y dijo a la esclava:
-No me agradezcas el hacerte bella, si lo hago es porque estoy furiosa contra ese hombre a quien pareces hermosa.
No te ciegues por lo crees tu tesoro, no vaya a ser que sólo sea una carencia en tus vecinos.
El Carnero
Mamífero macho de las ovejas. Especie bovina de la que se aprovecha su lana, carne, leche y piel. Domesticados desde los inicios de la civilización. De alimentación herbaria, sobre todo en extensos territorios de escasa vegetación, por lo que tienen que hacer largos recorridos. Íntimamente ligados a las narraciones y simbolismos religiosos de oriente medio, como el Judaísmo, Cristianismo e Islam.


166 – La mujer y la gallina.

Una mujer viuda tenía una gallina que le ponía un huevo
todos los días.
Pensó que si le daba más cebada pondría
dos huevos, y aumentó su ración.
Pero la gallina engordó y ya no pudo poner ni una vez al día.
Si sin control ni sabiduría forzas lo que ya te está sirviendo para que te dé más, sólo obtendrás que perderás lo que ya tienes.


167 – La mujer y el marido borracho.

Tenía una mujer un marido borracho. Para librarle de este vicio imaginó la siguiente treta.
Esperando el momento en que su marido se quedaba insensible como un muerto a causa de la embriaguez, cargó con él sobre sus espaldas, lo llevó al cementerio y allí lo dejó. Cuando juzgó que ya se le había pasado la mona, volvió y llamó a la puerta del cementerio.
-¿Quién llama ahí?-dijo el borracho.
-Soy yo, que traigo la comida a los muertos - contestó la mujer.
-No me traigas comida;
prefiero que me traigas de beber -
replicó el borracho.
Y la mujer, golpeándose el pecho, exclamó:
-¡Qué desdichada soy! Ni siquiera mi treta ha hecho sobre ti el menor efecto, marido mío, pues no sólo no te has corregido, sino que te has agravado, convirtiéndose tu vicio en una segunda naturaleza.
No dejes que una conducta equivocada domine tu vida. Pon tu razón sobre la equivocación.


168 – La vieja y el médico.

Una vieja enferma de la vista llamó con la promesa de pagarle, a un médico. Este se presentó en su casa, y cada vez que le aplicaba el ungüento no dejaba, mientras la vieja tenía los ojos cerrados, de robarle los muebles poco a poco.
Cuando ya no quedaba nada, terminó también la cura,
y el médico reclamó el salario convenido. Se negó a pagar
la vieja, y aquél la llevó ante los jueces. La vieja declaró que,
en efecto, le había prometido el pago si le curaba la vista,
pero que su estado, después de la cura del médico
había empeorado.
-Porque antes - dijo - veía todos los muebles que
había en mi casa, y ahora no veo ninguno.
A los malvados, sus mismos actos los delatan.


169 – La viuda y las criadas.

Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas a las
que despertaba por la noche al canto del gallo para
empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre de fatiga,
resolvieron matar el gallo de la casa por ser él a sus ojos
el causante de su desgracia, puesto que despertaba a su
señora antes de que abriese el día.
Mas ejecutado el propósito se encontraron con que habían agravado su mal, porque su señora, no teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía levantar antes para ir al trabajo.
Nunca creas que la causa de tus problemas es lo que primero se atraviesa ante tus ojos. Piensa en qué sucedería si eliminas lo que estás viendo como posible causa.


170 – El adivino.

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un quídam, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que
había en su interior.
Se levantó de un salto y corrió, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido. Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr, le dijo:
-Oye, amigo: tú que te picas de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?
Siempre hay personas que pretenden dirigir lo que no les corresponde, pero no pueden manejar sus propios asuntos.
El Jabalí
Mamífero de la familia de los cerdos. Viven en pequeñas piaras o grupos. De actividad principalmente nocturna. Gusta mucho del agua, y si no la encuentra se conforma al menos con el cieno o barro para extraer de él la humedad. Se alimenta de raíces o tubérculos, frutos, bellotas, algunos granos y también de insectos, gusanos y reptiles pequeños. Se  considera que de él descienden los puercos domésticos actuales.


171 – El apicultor.

Un ladrón se introdujo en casa de un apicultor durante su ausencia, robando miel y panales. A su regreso, el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas.
En esto, las abejas, volviendo de libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le maltrataron horriblemente.
-iMalditos bichos -les dijo el apicultor-, dejaron marchar
sin castigo al que les había robado los panales, y a mí que
les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable!
Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.


172 – El astrónomo.

Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando los astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.
Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar
un hombre, que oyendo sus lamentos se le acercó para
saber su motivo; enterado de lo sucedido, dijo:
-¡Amigo mío! ¿quieres ver lo que hay en el cielo y
no ves lo que hay en la tierra?
Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber donde se está parado.


173 – El semidiós.

Un hombre tenía en su casa un semidiós, al que ofrecía ricos sacrificios.
Como no cesaba de gastar en estos sacrificios sumas considerables, el semidiós se le apareció por la noche y le dijo:
-Amigo mío, deja ya de dilapidar tu riqueza, porque si te gastas todo y luego te ves pobre, me echarás a mí la culpa.
Si gastas tus riquezas en cosas innecesarias, no le eches luego la culpa de tus problemas a nadie más.


174 – Los dos enemigos.

Dos hombres que se odiaban entre sí navegaban en la misma nave, uno sentado en la proa y otro en la popa.
Surgió una tempestad, y hallándose el barco a punto de hundirse, el hombre que estaba en la popa preguntó al piloto que cuál era la parte de la nave que se hundiría primero.
-La proa - dijo el piloto.
-Entonces repuso este hombre - no espero la muerte con tristeza, porque veré a mi enemigo morir antes que yo.
Muy mezquina actitud es preferir ver sufrir a los enemigos que inquietarse por el daño que irremediablemente se está a punto de recibir.


175 – El anciano y la muerte.

Un día un anciano, después de cortar leña, la cargó a su espalda. Largo era el camino que le quedaba.
Fatigado por la marcha, soltó la carga y llamó a la Muerte. Esta se presentó y le preguntó por qué la llamaba; contestó el viejo:
-Para que me ayudes a cargar la leña...
Por lo general, el impulso por la vida es más fuerte que su propio dolor.
El Lobo
Mamífero depredador, carnívoro, de la familia de los canes. Caza animales más pequeños que él, en especial críos de ganados y aves, aunque en grupo pueden atacar a algunos mayores. Una fama indebida como animal temible ha inducido a los hombres a darle persecución y muerte sin razón, llevándolos casi al exterminio. Actualmente en casi todo el mundo se encuentra bajo protección ecológica, ya que se ha demostrado que no era lo malo que decían, además de ser un factor de equilibrio natural.


176 – El bandido y la morera.

Un bandido que había asesinado a un hombre en un camino, al verse perseguido por los que allí se encontraban, abandonó a su víctima ensangrentada y huyó.
Pero viéndole unos viajeros que venían en sentido contrario,
le preguntaron por qué llevaba las manos tintas; a lo que
respondió que acababa de descender de una morera.
Entretanto llegaron sus perseguidores, se apoderaron de
él y le colgaron en la morera. Y el árbol dijo:
-No me molesta servir para tu suplicio, puesto que eres
tú quien ha cometido el crimen, limpiando en mí la sangre.
A menudo ocurre que personas bondadosas, al verse denigrados por los malvados, no tienen duda en mostrarse también malvados contra ellos.


177 – El cazador miedoso y el leñador.

Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde tenía su cubil.
-Te señalaré el león mismo. -dijo el leñador.
-No, no busco el león, sino sólo la pista-
repuso el cazador pálido de miedo
y castañeteando los dientes.
Si quieres ser atrevido en las palabras, con más razón debes ser valiente con los actos.


178 – El cazador de pájaros y el aspid.

Un cazador de pájaros cogió la liga y las ramitas
untadas y partió para la caza. En el camino vio a un
tordo encaramado en un árbol elevado y se propuso cazarlo,
para lo cual ajustó las varitas como suelen hacerlo y, mirando fijamente, concentró en el aire toda su atención.
Mientras alzaba la cabeza, no advirtió que pisaba un áspid dormido, el cual, revolviéndose, le mordió. Y el cazador, sintiéndose morir, exclamó para sí:
- ¡Desdichado! Quise atrapar una presa, y no advertí que
yo mismo me convertía en presa de la muerte.
Cuando pensamos en dañar a nuestro prójimo, no nos damos cuenta de nuestra propia desgracia.


179 – El enfermo y su doctor.

Habiéndole preguntado un médico a un enfermo por su estado, contestó el enfermo que había sudado más que de costumbre.
-Eso va bien dijo el médico.
Interrogado una segunda vez sobre su salud, contestó el enfermo que temblaba y sentía fuertes escalofríos.
-Eso va bien -dijo el médico.
Vino a verle el médico por tercera vez y le preguntó por su enfermedad. Contestó el enfermo que había tenido diarrea.
-Eso va bien -dijo el médico, y se marchó.
Vino un pariente a ver al enfermo y le preguntó que cómo iba.
-Me muero -contesto- a fuerza de ir bien.
Por lo general, quienes nos rodean nos juzgan por las apariencias y nos consideran felices por cosas que en realidad nos producen profundo dolor.


180 – El médico ignorante.

Un médico ignorante trataba a un enfermo; los demás médicos habían asegurado que, aunque no estaba en peligro, su mal sería de larga duración; únicamente el médico ignorante le dijo que tomara todas sus disposiciones porque no pasaría del día siguiente.
Al cabo de algún tiempo, el enfermo se levantó y salió, pálido y caminando con dificultad. Nuestro médico le encontró y le dijo:
-¿Cómo están, amigos, los habitantes del infierno?
- Tranquilos - contestó -, porque han bebido el agua del Lecteo. Pero últimamente Hades y la Muerte proferían terribles amenazas contra los médicos porque no dejan morir a los enfermos, y a todos los apuntaban en su libro. Iban a apuntarte a ti también, pero yo me arrojé a sus pies jurándoles que no eras un verdadero médico y diciendo que te habían acusado sin motivo.
Ten cuidado con los que pretenden arreglar tus problemas sin tener preparación para ello.
El Arroyo
Base de la vida en el planeta. Sin él los animales ni los hombres tendrían donde tomar su agua. Sin embargo la incontrolada contaminación industrial y habitacional han llevado a miles de estas fuentes a estar fuera del servicio para el que fueron creadas. En muchos lugares ya se obliga a no tirar desechos a sus vertientes, y toda agua que se le vierta debe ser antes purificada. Sin embargo apenas es el comienzo de una larga misión que requiere de mucha voluntad y de muchísima educación.


ESOPO - 300 fábulas - 131 – El ratón y la rana.