Ezequiel (BPD) 35

35 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia la montaña de Seír y profetiza contra ella. 3 Tú le dirás: Así habla el Señor:
¡Aquí estoy contra ti, montaña de Seír!
Yo extenderé mi mano contra tiy te convertiré en un desierto desolado.
4
Dejaré tus ciudades en ruinasy tú misma serás una desolación.
Así sabrás que yo soy el Señor.
5
Porque has mantenido una antigua enemistad y has entregado a los israelitas al filo de la espada, en el día de su desastre, en el día de la expiación final: 6 por eso, juro por mi vida –oráculo del Señor–:
Te convertiré en sangrey la sangre te perseguirá.
¡Te has hecho reo de sangrey la sangre te perseguirá!
7
Yo haré de la montaña de Seír un desierto desolado, y extirparé de ella al que va y al que viene. 8 Llenaré sus montes de víctimas: las víctimas de la espada caerán en tus colinas, en tus valles y en todos los cauces de tus ríos. 9 Te convertiré en una desolación eterna y tus ciudades no volverán a ser habitadas. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor.
10
Porque tú dices: “Las dos naciones y los dos territorios me pertenecen: los voy a tomar en posesión”, siendo así que el Señor estaba allí, 11 por eso, juro por mi vida –oráculo del Señor– que voy a obrar con el mismo furor y con el mismo celo con que obraste tú, en tu odio contra ellos, y me daré a conocer a ti cuando te juzgue. 12 Entonces sabrás que yo, el Señor, he oído todas las blasfemias que pronunciaste contra las montañas de Israel, cuando dijiste: “¡Están devastadas; nos han sido entregadas como presa!”. 13 Ustedes me han desafiado con su lengua y han multiplicado sus palabras contra mí. Pero yo he oído todo.
14
Así habla el Señor: Yo te convertiré en una desolación, para alegría de toda la tierra. 15 Así como tú te alegraste cuando quedó desolada la herencia de la casa de Israel, yo haré lo mismo contigo: ¡quedarás desolada, montaña de Seír, igual que todo Edóm! Así se sabrá que yo soy el Señor.

Oráculo sobre las montañasde Israel

36 1 Y tú, hijo de hombre, profetiza sobre las montañas de Israel. Tú dirás: ¡Montañas de Israel, escuchen la palabra del Señor! 2 Así habla el Señor: Porque el enemigo ha dicho contra ustedes: “¡Ah, estas alturas antiguas han pasado a ser posesión nuestra!”, 3 por eso, profetiza diciendo: Así habla el Señor: Sí, ustedes han sido devastadas y asediadas por todas partes, hasta convertirse en posesión del resto de las naciones, y han sido objeto de las habladurías y difamaciones de la gente. 4 Por eso, montañas de Israel, escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor a las montañas, a las colinas, a los cauces de los torrentes y a los valles, a las ruinas desiertas y a las ciudades abandonadas, que han sido saqueadas y escarnecidas por el resto de las naciones vecinas. 5 Por eso, así habla el Señor: Sí, en el ardor de mis celos, yo hablo contra el resto de las naciones y contra todo Edóm, que con el corazón desbordante de alegría y el alma llena de desprecio, se han atribuido la posesión de mi país, para destruirlo y saquearlo.
6
Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel. Tú dirás a las montañas y a las colinas, a los cauces de los torrentes y a los valles: Así habla el Señor: Yo he hablado en mis celos y en mi furor, porque ustedes han soportado el oprobio de las naciones. 7 Por eso, así habla el Señor: Juro con la mano levantada que son las naciones vecinas las que cargarán con su propia ignominia.
8
Ustedes, en cambio, montañas de Israel, echarán ramas y producirán frutos para mi pueblo Israel, que ya está a punto de llegar. 9 ¡Sí, yo voy hacia ustedes, me vuelvo hacia ustedes! Serán cultivadas y sembradas, 10 y multiplicaré sobre ustedes a los hombres de todo el pueblo de Israel. Las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas. 11 Multiplicaré sobre ustedes a hombres y animales, y ellos serán numerosos y fecundos. Haré que ustedes vuelvan a poblarse como en los tiempos antiguos y las haré más prósperas que al comienzo. Así sabrán que yo soy el Señor. 12 Yo haré que los hombres de mi pueblo Israel caminen sobre ustedes, y ellos tomarán posesión de ti: tú serás una herencia para ellos y ya no los privarás de sus hijos.
13
Así habla el Señor: Porque te han dicho: “Tú devoras a los hombres y privas de sus hijos a tu nación”, 14 por eso, ya no volverás a devorar a los hombres ni a privar de sus hijos a tu nación –oráculo del Señor–. 15 Nunca más te haré escuchar el ultraje de las naciones; ya no soportarás el oprobio de los pueblos ni privarás de sus hijos a tu nación –oráculo del Señor–.

La profanación del nombre del Señor

16 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 17 Hijo de hombre, cuando el pueblo de Israel habitaba en su propio suelo, lo contaminó con su conducta y sus acciones: su conducta era ante mí como la impureza de una mujer en su menstruación. 18 Entonces derramé mi furor sobre ellos, por la sangre que habían derramado sobre el país y por los ídolos con que lo habían contaminado. 19 Los dispersé entre las naciones y ellos se diseminaron por los países. Los juzgué según su conducta y sus acciones. 20 Y al llegar a las naciones adonde habían ido, profanaron mi santo Nombre, haciendo que se dijera de ellos: “Son el pueblo del Señor, pero han tenido que salir de su país”. 21 Entonces yo tuve compasión de mi santo Nombre, que el pueblo de Israel profanaba entre las naciones adonde había ido.

La renovación espiritual de Israel

22 Por eso, di al pueblo de Israel: Así habla el Señor: Yo no obro por consideración a ustedes, casa de Israel, sino por el honor de mi santo Nombre, que ustedes han profanado entre las naciones adonde han ido. 23 Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por ustedes. Y las naciones sabrán que yo soy el Señor –oráculo del Señor– cuando manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes. 24 Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo. 25 Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. 27 Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes. 28 Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios. 29 Los salvaré de todas sus impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no enviaré más el hambre sobre ustedes. 30 Multiplicaré los frutos de los árboles y los productos de los campos, para que ya no tengan que soportar entre las naciones el oprobio del hambre. 31 Ustedes se acordarán de su mala conducta y de sus acciones perversas, y sentirán asco de ustedes mismos a causa de sus culpas y sus abominaciones. 32 Yo no obro por consideración a ustedes, sépanlo bien –oráculo del Señor–. Sientan vergüenza y confusión por su conducta, pueblo de Israel.
33
Así habla el Señor: El día en que los purifique de todas sus culpas, yo poblaré las ciudades y las ruinas serán reconstruidas. 34 La tierra devastada será cultivada, después de haber sido una desolación a la vista de todos los que pasaban. 35 Entonces dirán: “Esta tierra había sido devastada, pero ahora es como un jardín de Edén; las ciudades estaban en ruinas, devastadas y derruidas, y ahora son plazas fuertes habitadas”. 36 Y las naciones que hayan quedado alrededor de ustedes sabrán que yo, el Señor, he reconstruido lo que estaba derruido y replantado lo que había sido devastado. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
37
Así habla el Señor: Yo me dejaré buscar por el pueblo de Israel, para concederles también esto: los multiplicaré como un rebaño humano, 38 como un rebaño de ovejas consagradas; como el rebaño reunido en Jerusalén con motivo de sus fiestas. Así las ciudades en ruinas se llenarán de un rebaño humano, y sabrán que yo soy el Señor.

Visión simbólicade la restauración de Israel

37 1 La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos. 2 Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos. 3 El Señor me dijo: “Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?”. Yo respondí: “Tú lo sabes, Señor”. 4 Él me dijo: “Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. 5 Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán. 6 Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que yo soy el Señor”. 7 Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un estruendo: hubo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros. 8 Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos. 9 Entonces el Señor me dijo: “Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan”. 10 Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
11
Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: “Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza. ¡Estamos perdidos!”. 12 Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. 13 Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor. 14 Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré –oráculo del Señor–.

Representación simbólicade la unidad de Israel

15 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 16 Hijo de hombre, toma un trozo de madera y escribe sobre él: “Judá y los israelitas que le están unidos”. Toma después otro trozo y escribe: “José, madera de Efraím, y toda la casa de Israel unida a él”. 17 Júntalos luego uno con el otro, de manera que formen una sola pieza de madera y sean una sola cosa en tu mano. 18 Y cuando la gente de tu pueblo te pregunte: “¿No vas a explicarnos qué quieres decir con esto?”, 19 tú les responderás: Así habla el Señor: Yo voy a tomar la madera de José, que está en la mano de Efraím, y a las tribus de Israel unidas a él, y les añadiré la madera de Judá. Así haré de todos ellos un solo trozo de madera, y serán una sola cosa en mi mano.
20
Los trozos de madera sobre los que hayas escrito deberán estar en tu mano, bien a la vista de ellos. 21 Entonces les dirás: Así habla el Señor: Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo. 22 Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos. 23 Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios. 24 Mi servidor David reinará sobre ellos y todos ellos tendrán un solo pastor. Observarán mis leyes, cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. 25 Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente. 26 Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi Santuario en medio de ellos para siempre. 27 Mi morada estará junto a ellos: yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. 28 Y cuando mi Santuario esté en medio de ellos para siempre, las naciones sabrán que yo soy el Señor, el que santifico a Israel.

Vaticinio contra Gog, rey de Magog

38 1 La palabra del Señor me llegó en estos términos: 2 Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Gog, el príncipe supremo de Mésec y Tubal, en el país de Magog, y profetiza contra él. 3 Tú dirás: Así habla el Señor: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Tubal. 4 Yo te haré volver, te pondré garfios en las mandíbulas y te haré salir con todo tu ejército: caballos y jinetes, todos ellos perfectamente equipados, una multitud inmensa, todos con escudos y broqueles, y armados cada uno con su espada. 5 Persia, Cus y Put estarán con ellos, todos con escudos y cascos. 6 Gómer con todos sus escuadrones, Bet Togarmá, en los confines del norte, con todos sus escuadrones, y numerosos pueblos estarán contigo. 7 Prepárate y permanece alerta, tú y toda la coalición que se ha concentrado junto a ti, y ponte a mi disposición.
8
Después de muchos días, se te encomendará una misión. Al cabo de los años, tú irás a un país restaurado de una masacre, a una nación congregada de entre pueblos numerosos en las montañas de Israel, que habrán estado en ruinas durante largo tiempo. Una vez que hayan sido sacados de entre los pueblos, todos ellos vivirán confiados. 9 Entonces subirás como una tempestad, llegarás como un nubarrón hasta cubrir el país, tú con todos tus escuadrones, y numerosos pueblos contigo.
10
Así habla el Señor: Aquel día, los pensamientos acudirán a tu mente y maquinarás un proyecto perverso. 11 Tú dirás: “Voy a subir contra un país abierto, atacaré a gente pacífica que vive confiada en ciudades sin murallas, sin cerrojos ni puertas”. 12 Tú irás a saquear los despojos, a conquistar un botín y a poner tu mano sobre unas ruinas que se han vuelto a poblar, sobre un pueblo que ha sido reunido de entre las naciones, que se ocupa de su ganado y de sus bienes, y habita en el Ombligo de la Tierra. 13 Sabá, Dedán, los comerciantes de Tarsis y todos sus traficantes te dirán: “¿Vienes a saquear los despojos? ¿Has concentrado esta multitud para conquistar un botín, para llevarte plata y oro, para obtener ganado y posesiones, y para saquear grandes despojos?”.
14
Por eso, profetiza, hijo de hombre. Tú le dirás a Gog: Así habla el Señor: Aquel día, cuando mi pueblo Israel viva confiado, ¿no es cierto que tú te movilizarás? 15 Vendrás de tu país, de los confines del norte, acompañado de pueblos numerosos, todos montados a caballo, con una enorme multitud y un ejército incontable. 16 Subirás contra mi pueblo Israel como un nubarrón, hasta cubrir el país. Esto sucederá al cabo de mucho tiempo: entonces, yo te haré venir contra mi país, para que las naciones me conozcan, cuando por medio de ti, Gog, manifieste mi santidad a la vista de ellas.
17
Así habla el Señor: Sí, tú eres aquel de quien yo hablé antiguamente por medio de mis servidores, los profetas de Israel. En aquellos días, durante años, ellos profetizaron que yo te llevaría contra los israelitas. 18 Pero aquel día, cuando Gog llegue a la tierra de Israel –oráculo del Señor– estallará mi furor. 19 En mis celos y en el fuego de mi indignación, lo declaro: Sí, aquel día habrá un gran temblor en el suelo de Israel. 20 Temblarán ante mí los peces del mar, los pájaros del cielo, las bestias del campo, todos los reptiles que se arrastran por el suelo y todos los hombres que hay sobre la faz de la tierra. Se desplomarán las montañas, caerán las pendientes escarpadas y todos los muros se derrumbarán por tierra. 21 Convocaré contra Gog toda clase de terrores –oráculo del Señor– y unos volverán la espada contra otros. 22 Le haré rendir cuentas por medio de la peste y de la sangre; haré caer una lluvia torrencial, duras piedras de granizo, fuego y azufre, sobre él, sobre sus escuadrones y sobre los numerosos pueblos que estarán con él. 23 Así manifestaré mi grandeza y mi santidad y me daré a conocer a la vista de numerosas naciones, y ellas sabrán que yo soy el Señor.

Nuevo vaticinio contra Gog

39 1 Y tú, hijo de hombre profetiza contra Gog. Dirás: Así habla el Señor: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Tubal. 2 Yo te haré volver, te conduciré, te haré subir desde los confines del norte y te llevaré a las montañas de Israel. 3 Derribaré tu arco de tu mano izquierda y haré caer tus flechas de tu mano derecha. 4 Caerás sobre las montañas de Israel, tú con todos tus escuadrones y los pueblos numerosos que te acompañen. Yo te entregaré como pasto a las aves de rapiña de todas las especies y a las fieras salvajes. 5 Caerás en campo abierto, porque yo he hablado –oráculo del Señor–. 6 Enviaré fuego sobre Magog y sobre los que viven confiados en las costas lejanas, y ellos sabrán que yo soy el Señor. 7 Daré a conocer mi santo Nombre en medio de mi pueblo Israel y no dejaré que mi santo Nombre vuelva a ser profanado. Así sabrán las naciones que yo soy el Señor, santo en Israel. 8 Miren que va a llegar todo esto, y va a suceder –oráculo del Señor–. Este es el día que yo he anunciado.
9
Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán a encender fuego y quemarán las armas: broqueles y escudos, arcos y flechas, mazas y lanzas. Durante siete días se hará fuego con ellas. 10 No tomarán leña del campo ni la cortarán en los bosques, sino que harán fuego con las armas. Despojarán a los que los despojaron y saquearán a sus depredadores –oráculo del Señor–.
11
Aquel día, yo le daré a Gog un mausoleo, una tumba en Israel: el valle de Abarím, al este del Mar, el que cierra el camino a los que pasan. Allí enterrarán a Gog y a toda su multitud, y se lo llamará valle de Hamón Gog. 12 El pueblo de Israel los enterrará durante siete meses, a fin de purificar el país. 13 Todo el pueblo del país se movilizará para enterrarlos, y esto será un honor para ellos, el día en que yo seré glorificado –oráculo del Señor–. 14 Pondrán aparte algunos hombres encargados permanentemente de recorrer el país y de enterrar a los que hayan quedado tendidos por el suelo, a fin de purificarlo. Al cabo de siete meses comenzarán la búsqueda. 15 Los encargados de recorrer el país pasarán, y cuando alguno vea huesos humanos, pondrá una señal al lado de ellos, hasta que los sepultureros los entierren en el valle de Hamón Gog 16 y así purifiquen el país. También una ciudad recibirá el hombre de Hamoná.
17
En cuanto a ti, hijo de hombre, así habla el Señor: Di a todos los pájaros y a todas las fieras salvajes: ¡Reúnanse y vengan! Reúnanse de todas partes para el sacrificio que yo les ofrezco, un gran sacrificio sobre las montañas de Israel. Ustedes comerán carne y beberán sangre; 18 comerán la carne de guerreros valerosos y beberán la sangre de príncipes de la tierra: carneros, corderos, chivos y toros, engordados todos ellos en Basán. 19 Comerán grasa hasta saciarse, beberán sangre hasta embriagarse, en mi sacrificio, el que yo inmolé para ustedes. 20 En mi mesa, ustedes se saciarán de caballos y jinetes, de guerreros valerosos y soldados de todas clases –oráculo del Señor–.

Conclusión de los oráculos proféticos

21 Yo haré valer mi gloria entre las naciones, y todas ellas verán mi juicio, que yo mismo ejecuté, y mi mano, que yo descargué sobre ellas. 22 Y el pueblo de Israel sabrá, de ese día en adelante, que yo soy el Señor, su Dios. 23 Las naciones sabrán que la casa de Israel fue al exilio por sus propias culpas, porque ellos se rebelaron contra mí. Entonces les oculté mi rostro, los entregué en manos de sus adversarios y todos cayeron bajo la espada. 24 Los traté conforme a su impureza y a sus rebeldías, y les oculté mi rostro.
25
Por eso, así habla el Señor: Ahora voy a cambiar la suerte de Jacob: tendré compasión de toda la casa de Israel y me mostraré celoso de mi santo Nombre. 26 Ellos olvidarán su ignominia y todas las rebeldías que cometieron contra mí cuando habiten seguros en su propio suelo, sin que nada los perturbe. 27 Cuando yo los haga volver de entre los pueblos y los congregue lejos de los países de sus enemigos, manifestaré mi santidad por medio de ellos a la vista de naciones numerosas. 28 Ellos sabrán que yo, el Señor, soy su Dios, cuando los congregue en su propio suelo después de haberlos deportado entre las naciones, sin dejar allí a ninguno de ellos. 29 Y ya no les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi espíritu sobre la casa de Israel –oráculo del Señor–.


LA LEGISLACIÓN DE EZEQUIEL: LA NUEVA JERUSALÉN



Introducción

40 1 El año vigesimoquinto de nuestro exilio, al comienzo del año, el décimo día del mes, es decir, catorce años después de la destrucción de la ciudad, ese mismo día, la mano del Señor descendió sobre mí, y él me llevó allá. 2 En una visión divina, me llevó a la tierra de Israel y me posó sobre una montaña muy alta, sobre la que había algo así como las construcciones de una ciudad, al sur. 3 Él me llevó hasta allí, y yo vi a un hombre que por su aspecto parecía de bronce, con una cuerda de lino y una vara de medir en la mano. Estaba de pie en el pórtico. 4 El hombre me dijo: “Hijo de hombre, mira bien, escucha cuidadosamente y presta atención a todo lo que te voy a mostrar, porque has sido traído aquí para que yo te muestre todo esto. Comunica luego al pueblo de Israel todo lo que vas a ver”.

Descripción del Templo futuro:el muro exterior

5 Allí había un muro, que rodeaba toda la parte exterior de la Casa. La vara de medir que el hombre tenía en la mano era de seis codos, a razón de codo y palmo, es decir, de medio metro por cada codo. El hombre midió el espesor y la altura de la construcción, y ambos medían una vara.

El atrio interior: la puerta oriental

6 Luego fue hasta la puerta que daba en dirección al oriente, subió sus gradas y midió el umbral de la puerta: su anchura era de una vara. 7 Cada celda lateral medía una vara de largo por una de ancho; el espacio entre una celda y otra era de dos metros y medio; y el umbral de la puerta, por el lado del vestíbulo de la puerta, hacia el interior, era de una vara. 8 Él midió el vestíbulo de la puerta: 9 este tenía cuatro metros, y sus pilares eran de un metro. El vestíbulo de la puerta estaba situado hacia el interior. 10 Las celdas de la puerta que daba hacia el este, eran tres de un lado y tres del otro, y todas tenían la misma dimensión. También los pilares tenían la misma dimensión, de un lado y del otro. 11 Él midió la anchura de la entrada de la puerta, que era de cinco metros, y la longitud de la puerta, que era de seis metros y medio. 12 Delante de las celdas, a uno y otro lado, había una baranda de medio metro; y cada celda medía tres metros por tres. 13 También midió la puerta, desde el techo de una celda al de la celda de enfrente: su ancho era de doce metros y medio, desde una abertura a la otra. 14 Luego midió el vestíbulo, que era de diez metros, y el atrio rodeaba todo el vestíbulo de la puerta. 15 El corredor que iba desde el frente de la puerta hasta la fachada del vestíbulo de la puerta interior, era de veinticinco metros. 16 Sobre las celdas y sus pilares había ventanas con enrejados, hacia el interior de la puerta, todo en derredor. De la misma manera, la parte interior del vestíbulo estaba rodeada de ventanas, y sobre las columnas había grabados en forma de palmeras.

El atrio exterior

17 El hombre me llevó hasta el atrio exterior, y allí vi unas habitaciones y un pavimento construido alrededor de todo el atrio: había treinta habitaciones sobre el pavimento. 18 El pavimento bordeaba las puertas, en toda la extensión de las mismas: este era el pavimento interior. 19 Él midió la anchura del atrio, desde el frente de la puerta interior hasta el frente del atrio interior, por la parte de afuera: el ancho era de cincuenta metros al este y al norte.

La puerta septentrional del atrio exterior

20 El hombre midió el ancho y el largo de la puerta que daba hacia el norte, sobre el atrio exterior. 21 Sus celdas –tres de un lado y tres del otro–, sus pilares y su vestíbulo tenían la misma dimensión que los de la primera puerta: veinticinco metros de largo y doce metros y medio de ancho. 22 Sus ventanas, su vestíbulo y sus palmeras tenían la misma dimensión que las de la puerta que daba hacia el este. A ella se subía por siete gradas, frente a las cuales estaba su vestíbulo. 23 Allí había una puerta que daba al atrio interior, frente a la puerta del norte, igual que para la puerta del este. El hombre midió la distancia de una puerta a la otra, y era de cincuenta metros.

La puerta meridional del atrio exterior

24 Luego me condujo en dirección al sur, y yo vi que había una puerta que daba hacia el sur. Él midió las celdas, los pilares y el vestíbulo: estos tenían las mismas dimensiones que los anteriores. 25 La puerta y su vestíbulo estaban rodeados de ventanas semejantes a las ventanas anteriores. Su largo era de veinticinco metros y su ancho de doce metros y medio. 26 Su escalinata tenía siete gradas y enfrente de ella estaba su vestíbulo.
También tenía palmeras sobre los pilares, que estaban uno de un lado y otro del otro. 27
El atrio interior tenía una puerta en dirección al sur. El hombre midió la distancia de una puerta a la otra en dirección al sur, y era de cincuenta metros.

La puerta meridional del atrio interior

28 El hombre me llevó hasta el atrio interior por la puerta del sur, y midió la puerta del sur. Sus dimensiones eran las mismas que las anteriores. 29 Sus celdas, sus pilares y su vestíbulo tenían las mismas dimensiones que las anteriores. La puerta, lo mismo que su vestíbulo, estaba rodeada de ventanas. Su largo era de veinticinco metros y su ancho de doce metros y medio. 30 A su alrededor había unos vestíbulos de doce metros y medio de largo y dos metros y medio de ancho. 31 Su vestíbulo daba hacia el atrio exterior; había palmeras grabadas sobre sus pilares y su escalinata tenía ocho gradas.

La puerta oriental del atrio interior

32 El hombre me llevó hasta el atrio interior, hacia el este, y midió la puerta: esta tenía la misma dimensión que las anteriores. 33 Sus celdas, sus pilares y su vestíbulo tenían también las mismas dimensiones que los anteriores. La puerta y su vestíbulo estaban rodeados de ventanas. Su largo era de veinticinco metros y su ancho de doce metros y medio. 34 Su vestíbulo daba hacia el atrio exterior; había palmeras sobre sus pilares, de un lado y del otro, y su escalinata tenía ocho gradas.

La puerta septentrional del atrio interior

35 El hombre me llevó hasta la puerta del norte y la midió: esta tenía la misma dimensión que las anteriores. 36 Ella tenía sus celdas, sus pilares y su vestíbulo, con ventanas alrededor. Su largo era de veinticinco metros y su ancho de doce metros y medio. 37 Su vestíbulo daba hacia el atrio exterior; había palmeras sobre sus pilares, de un lado y del otro, y su escalinata tenía ocho gradas.

Los anexos de las puertas

38 También había una habitación que daba sobre el vestíbulo de la puerta: allí se lavaba el holocausto. 39 En el vestíbulo de la puerta había dos mesas de un lado y dos mesas del otro para inmolar sobre ellas el holocausto, la víctima del sacrificio por el pecado y la del sacrificio de reparación. 40 Fuera del vestíbulo, a un lado de quien sube hacia la entrada de la puerta del norte, había dos mesas, y al otro lado, hacia el vestíbulo de la puerta, otras dos mesas. 41 Había cuatro mesas de un lado de la puerta, y cuatro del otro, es decir, ocho mesas para inmolar las víctimas. 42 Además, había cuatro mesas para el holocausto, talladas en piedra, que tenían setenta y cinco centímetros de largo, setenta y cinco de ancho y cincuenta de alto. Sobre ellas se depositaban los instrumentos para inmolar las víctimas del holocausto y de los sacrificios. 43 En la parte interior, había unas ranuras de un palmo dispuestas alrededor. Sobre estas mesas se colocaba la carne de las ofrendas.

Las habitaciones para los sacerdotes

44 El hombre me llevó hacia el atrio interior, y vi que en él había dos habitaciones, una sobre el lado de la puerta del norte, en dirección al sur, y otra sobre el lado de la puerta del sur, en dirección al norte. 45 Él me dijo: “Esta habitación que da hacia el sur es para los sacerdotes encargados del culto de la Casa, 46 y la habitación que da hacia el norte es para los sacerdotes encargados del culto del altar. Estos son los hijos de Sadoc, aquellos levitas que se acercan al Señor para servirlo”.

Las dimensiones del atrio interior

47 El hombre midió el atrio: su largo era de cincuenta metros y su ancho de otros cincuenta, es decir, un cuadrado. Y el altar estaba delante de la Casa.

El Templo: el vestíbulo

48 El hombre me llevó hasta el vestíbulo de la Casa y midió sus pilares: tenían dos metros y medio, el de un lado y el del otro. Luego midió el ancho de la puerta: era de siete metros. También midió las paredes laterales de la puerta: estas tenían un metro y medio de un lado, y uno y medio del otro. 49 El largo del vestíbulo era de seis metros. A él se subía por diez gradas, y tenía columnas junto a los pilares, una de cada lado.

El Santo

41 1 El hombre me introdujo en el Templo y midió los pilares: estos tenían tres metros de ancho, a un lado y al otro. 2 El ancho de la entrada era de cinco metros y las paredes laterales de la entrada medían dos metros y medio de un lado, y lo mismo del otro. Luego midió el largo del Templo: veinte metros, y su ancho: diez metros.

El Santo de los santos

3 En seguida entró en el recinto interior y midió el pilar de la entrada, que era de un metro. También midió la entrada, que tenía tres metros, y las paredes laterales de la entrada, que tenían dos metros y medio, por uno y otro lado. 4 Después midió su largo: diez metros, y su ancho: otros diez metros sobre el frente del Templo. Entonces me dijo: “Este es el Santo de los santos”.

El edificio lateral

5 El hombre midió la pared de la Casa, cuyo espesor era de tres metros, y el edificio lateral, que tenía un ancho de dos metros alrededor de toda la Casa. 6 Las piezas laterales estaban dispuestas unas sobre otras, formando tres pisos de treinta piezas cada uno. Había además unos soportes que sobresalían alrededor de la pared exterior de la Casa, para que las piezas laterales estuvieran sostenidas, pero no por la pared de la Casa. 7 La Casa se ensanchaba hacia arriba, porque una rampa subía cada vez más alto, por el costado de la Casa, hasta las piezas laterales superiores. Por eso la Casa tenía un ensanchamiento hacia arriba y así, del piso inferior se subía al superior, a través del intermedio.
8
Yo vi una elevación alrededor de la Casa: era la terraza que servía de fundamento a las piezas laterales y que medía una vara completa, es decir, tres metros. 9 El espesor de la pared exterior del edificio lateral era de dos metros y medio, y el espacio libre entre las piezas laterales de la Casa 10 y las habitaciones tenía un ancho de diez metros, alrededor de toda la Casa. 11 El edificio lateral tenía unas puertas que daban al espacio libre: una puerta en dirección al norte, y otra en dirección al sur. El ancho del espacio libre era de dos metros y medio, todo alrededor.

La construcción occidental

12 La construcción que estaba frente al patio, por el lado oeste, tenía un ancho de treinta y cinco metros; toda la pared de la construcción tenía dos metros y medio de espesor, y su largo era de cuarenta y cinco metros.

Algunas dimensiones de la Casa

13 El hombre midió la Casa: cincuenta metros de largo; el patio, la construcción y sus muros: cincuenta metros de largo; 14 el ancho de la fachada de la Casa y del patio hacia el este: cincuenta metros. 15 Él midió el ancho de la construcción frente al patio, por su parte posterior, y también sus galerías de uno y otro lado: cincuenta metros.

La ornamentación de la Casa

El interior del Templo y los vestíbulos del atrio, 16 los umbrales, las ventanas con enrejados y las galerías de los tres costados, frente al umbral, estaban revestidos de madera por todas partes, desde el suelo hasta las ventanas, y también las ventanas estaban recubiertas. 17 Hasta por encima de la entrada, hasta el interior de la Casa y también por fuera, alrededor de toda la pared, en el interior y en el exterior, había figuras 18 grabadas: eran querubines y palmeras, una palmera entre dos querubines. Cada querubín tenía dos rostros:  19 un rostro de hombre vuelto hacia la palmera de un lado, y un rostro de león vuelto hacia la palmera del otro lado. Estaban grabados en toda la pared de la Casa: 20 los querubines y las palmeras estaban grabados sobre la pared, desde el suelo hasta por encima de la entrada.
21
Los postes de la puerta del Templo eran cuadrados, y delante del Santo de los santos había algo que tenía el aspecto 22 de un altar de madera, de un metro y medio de altura, uno de largo y uno de ancho. Sus ángulos, su base y sus paredes eran de madera. El hombre me dijo: “Esta es la mesa que está delante del Señor”. 23 El Templo tenía una puerta doble y también el Santo de los santos 24 tenía una puerta doble: eran puertas con dos hojas movibles, dos para una puerta y dos para la otra. 25 Sobre la puerta del Templo estaban representados querubines y palmeras, iguales a los de las paredes; y sobre la fachada del vestíbulo, por afuera, había un alero de madera. 26 Había ventanas con enrejados y palmeras, de un lado y de otro, sobre las paredes laterales del vestíbulo, las piezas laterales de la Casa y los aleros.


Ezequiel (BPD) 35