Job - Fray Luis de León - Capítulo XXIII

Capítulo XXIII

1. Y respondió Job, y dijo:
2. También hoy [cuando] en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido.
3. ¡Quién me diese supiese yo y le hallase; viniese hasta su asiento!
4. Ordenaría ante él juicio, y mi boca henchiría de razonamientos.
5. Sabría palabras que me respondiese, y entendería lo que dijese a mí.
6. No con muchedumbre de fuerza barajaría conmigo; no, cierto; Él pondría sobre mí.
7. Ponga derecheza conmigo, y saldrá vencedor mi juicio.
8. Mas veis; a Oriente iré, y no Él; y a Poniente, y no le entenderé.
9. Si a la izquierda, ¿qué haré? No te asiré. Si a la derecha vuelvo, no veré a Él.
10. Mas Él supo mi carrera; examinaráme como oro que por fuego pasa.
11. En sus pisadas asió mi pie; su carrera guardé y no me acosté.
12. De mandamiento de su boca no me retiré, y ascondí en mi seno sus palabras.
13. Y Él uno; ¿y quién le hará tornar? Su alma deseó, y fizo.
14. Y cuando cumpliere su voluntad en mí, y todo cuanto quisiere, aparejado le estoy.
15. Por tanto de sus faces soy conturbado; consideraré, y habré pavor de Él.
16. Dios enflaqueció mi corazón, y el Abastado me conturbó.
17. No fui cortado por tinieblas que sobrevenían, ni cubrió tiniebla mi cara. 



Exposición (Jb 23)

1. Y respondió Job, y dijo. Responde Job a Elifaz, repitiendo lo que dicho tiene y perseverando en ello y en la defensa de su vida y limpieza. Y como ve que no persuade a los hombres, vuélvese a Dios que lo sabe, no atestiguando con Él, sino deseando haberlas con Él, y oírle y ser oído de Él en su causa, que es confianza de buena consciencia nacida.

Pues dice:

2. También hoy en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido. En que comienza a responder a Elifaz, y no tanto a las palabras que ha dicho, cuanto a lo que le conoce en el ánimo, que se admiraba y ofendía de que Job se querelle tan agramente. Y ansí le dice que esté cierto que toda su querella, y lo que dice agora cuando más se querella, y su queja que tan agra y encarecida y excesiva parece, comparada con la razón que para querellarse tiene y con la causa que a querellarse le mueve, y con el mal interior y exterior que padece, es como si no fuese ninguna. Porque dice: También hoy en amargura mi habla; mi mano se engraveció sobre mi gemido, que es razón falta de alguna palabra, cuales suelen ser las que se dicen con alguna vehemente pena o pasión. Y dirá enteramente: Paréceos que encarezco mi pena y que excedo los límites de la razón y paciencia quejándome, y ofendéisos de mí como de ciego y blasfemo. Pues estad ciertos que hoy, cuando es mi querella más amarga que nunca, que agora cuando publico lo que siento con más sentimiento, mi mano, esto es, mi plaga, esta mano que Dios pone sobre mí de castigo excede sin medida a lo que gimo, esto es, a lo que publico y me quejo. Mas como no me veis mis dolores y solamente oís mis palabras, como no conocéis la verdad de mis obras y veis el rigor de mis castigos y penas, padecéis engaño en mi agravio.

Y por eso dice:



3. ¡Quién me diese, supiese yo, y le hallase; viniese hasta su asiento! Por eso, dice, deseo averiguar mi causa, no con vosotros, que veis sólo lo que parece de fuera, sino con Dios, que sabe la verdad sin engaño. ¡Quién me diese, supiese yo! Desea saber dónde Dios está, y hallarle y parecer en su audiencia.

Porque dice:

4. Ordenaría ante Él juicio, y mi boca henchiría de razonamientos. Ordenar aquí es la palabra de guerra y que se dice propriamente en el ejército o escuadrón, cuando se ponen los soldados en ordenanza; y pásalo a la audiencia del pleito, porque es guerra también lo que allí pasa, y no poco sangrienta, acometiéndose y defendiéndose, y usando de ardides y de celadas, y mejorándose en razón y lugar. Pues viniendo, dice, al tribunal en que Dios residía, pondría en orden mi defensa. Como si dijese, mi gente haría alarde de mis razones en mi pecho, y del pecho en buena orden las pondría en la boca, y razonaría mi causa.

Y dice:

5. Sabría palabras que me respondiese, y entendería. Esto es, y habiendo yo hablado por mí, oiría a Dios con paciencia, y entendería lo que pretende en herirme, y o la culpa mía, o la razón que le mueve. Mas porque le pudiera decir alguno aquí, o porque se le ofreció su pensamiento a él cuando esto decía, que le asombraría Dios puesto en su presencia, y le enmudecería con espanto, y le ataría la lengua, asegúrase de esto, y dice:

6. No con muchedumbre de fuerzas baraje conmigo, no cierto ponga Él su brazo sobre mí. O como está en el original, a la letra: ¿Si por ventura con muchedumbre de fuerzas barajará conmigo? No, cierto. Él pondrá sobre mí. En que, o según la primera manera, saca por condición que no use Dios de su poder contra él; o, según la postrera, se asegura y certifica de que no usará. Como diciendo: Y no tengo por qué me recelar de su fuerza, que, si es poderoso, como lo es, también es igual y justísimo, y, puesto en juicio, no usará de violencia. ¿Si por ventura, dice, con muchedumbre de fuerzas barajará conmigo? Esto es, en ninguna manera barajará, esto es, pleiteará, porque una cosa es fuerza y otra estar a juicio. Pues si decimos: No con muchedumbre de fuerzas baraje conmigo, limita lo que dicho tiene y dase a entender, y dice: Cuando deseo averiguar con Dios mi causa y delante de su tribunal ser oído, entiéndolo, si pone Dios su fuerza aparte, y si se allana a razones y no quiere usar de su poder absoluto.

Y ansí dice:

7. Ponga derecheza de argumentos conmigo, y saldrá vencedor mi juicio. No use de fuerza, dice, sino estemos a buena y justa razón; hablen los argumentos y estén quedas las manos, y yo, dice, saldré con mi causa. Y la razón es, no porque le falta a Dios en lo que hace, sino porque es tan justo y verdadero que no dirá que lo hace por culpa mía:

Mas el original dice ansí: Allí derechero argüiría con Él, y escaparía del todo libre del que me juzga, que casi viene a lo mismo. Porque, dice, no usará de fuerza, ni me oprimirá sin oírme ni entenderme, como vosotros hacéis agora, sino allí valdrá la razón solamente; y la verdad no ama pasión que turbe, ni ignorancia que ciegue, sino juicio claro y desapasionado y derecho. No hará Dios honra de condenarme, ni pondrá su justicia en mi culpa, ni juzgará lo que vosotros juzgáis, que le conviene ser yo malo para que él sea justo; Él quedará por bueno, como lo es, y yo por libre y inocente; con que escaparé libre de quien me juzga, esto es, de vosotros y de vuestros juicios errados, que tan sin razón me condenan.

Mas, llegado aquí, ofrécesele a Job la imposibilidad de lo que desea, y ve que no está en su mano, ni ver a Dios, ni hablarle, ni llegar donde está.

Y ansí dice:

8. Mas veis; a Oriente iré, y no Él; y a Poniente, y no le entenderé. Mas es hablar, dice, de balde, y tratar de lo que nunca será, porque, ¿adónde iré que le halle?; que, si adelante voy, como dice el original a la letra, no le veré, y si vuelvo a las espaldas, tampoco le hallo, ni se me descubre en Oriente, ni le hallo en Poniente. Y por decirlo del todo, añade que ni en Setentrión ni en Mediodía, que son todas las partes del mundo.

Y dice:

9. Si a la izquierda, ¿qué haré? No le asiré; si a la derecha vuelvo, no le veré a Él. O como el original a la letra: Izquierda en obrar suyo, y no le otearé; encubrir derecha, y no le veré. Que llama izquierda el Setentrión y la parte del Norte, y derecha la que está al Mediodía, como los filósofos también la llaman; o porque el movimiento y camino del Sol va por aquella parte contino, o porque vuelto uno al Oriente, y extendiendo los brazos tendería al Mediodía el derecho. Pues dice que en la izquierda, esto es, en la parte del Norte, en obrar suyo, esto es, que es parte descubierta y que obra porque se levanta sobre nuestro horizonte, y se rodea sobre él sin ponerse jamás ni encubrirse; encubrir derecha, esto es, ni en la derecha que encubre, porque la parte del Mediodía y las estrellas de su Norte nunca se levantan sobre nuestra horizonte; pues ni en el Setentrión, dice, le veo, ni en el Mediodía le hallo; ni en el Setentrión que se descubre, ni en el Mediodía que se asconde, ni adonde vemos claras sus obras, ni adonde nos las tiene ascondidas; ni en la parte que se levanta sobre nuestras cabezas, ni en la que tenemos debajo los pies.

Porque, a la verdad, ansí como es fácil al que camina por la gracia hallar a Dios cerca de sí, porque como Él dice, está cerca de los que le temen, y sus pláticas son con los sencillos y puros, ansí es dificultoso al que le busca por los medios de su ingenio y industria. No hay cosa más cerca ni más lejos, más encubierta ni más descubierta, que Dios. Demás de que veces hay que se asconde a los suyos para fin de probarlos; y ascóndeseles tanto, que les parece no tienen acuerdo de ellos, ni ellos hallan rastro de Él por más que le busquen, en que padecen lo que decir no se puede. Y Job lo sentía agora ansí.

Pero dice:

10. Mas Él supo mi carrera, examinaráme como oro que por juego pasa. Como diciendo, mas ya que no puedo verme con Dios, ni averiguar mi causa con Él, esto sé ciertamente, que Él sabe bien mi inocencia y que este su azote no es castigo de culpa, no, sino examen de oro que se pone en el fuego, no por su escoria, sino para que más resplandezca, no por limpieza, sino para más resplandor.

O de otra manera, porque el original dice ansí: Porque conoció carrera conmigo, examínese; como oro saldré. En que no dice lo que ha hecho Dios con él, sino dice la razón por qué desea el examen de Dios. Porque, dice, conoce mi carrera conmigo, esto es, la que yo anduve; o también, como yo la conozco, por eso deseaba venir a su examen, seguro de que su justicia haría en mi inocencia lo que en el oro la fragua.

Porque como añade:

11. En sus carreras asió mi pie; su carrera guardé, y no me acosté. Que la buena consciencia es madre de la confianza; y entender Job de sí que siguió siempre en sus caminos a Dios, le da ánimo para esperar salir libre del juicio de Dios. Porque, aunque en su comparación es torpeza toda la limpieza nuestra, mas no juzga al hombre Dios midiéndole consigo mismo, sino con aquello que le tiene mandado; y nuestra regla es no su perfección de Él, a quien no es posible que la criatura iguale o arribe, sino la ley que nos tiene puesta, que es conforme a nuestras fuerzas, a lo menos a las que Él nos da con su gracia, si nuestra culpa y mala disposición no lo estorba o impide. Pues prométese Job buen suceso en el juicio de Dios, porque ayudado de Él, ha puesto siempre en sus caminos sus pies.

Y dice que asió su pie en sus pisadas, esto es, las de Dios, que son las que nos manda que demos; y llama ansí sus Mandamientos y leyes, en que dice asió su pie, para dar a entender que no entró en ellas y las quebrantó después, habiéndolas primero guardado, sino que asió con firmeza de ellas y fizo asiento en su guarda. En que responde y gana por la mano a lo que le pudieran decir, que si fue bueno en algún tiempo, fue malo después y se salió del camino.

Y dice en el mismo propósito:

12. De mandamiento de su boca no me retiré, y ascondí en mi seno sus palabras. En que dice por nombres proprios lo que dijera por figura en el verso pasado, que su carrera son sus Mandamientos, y sus pisadas sus leyes. Y lo que dice ascondí en mi seno, el original dice más que mi fuero guardé ley de su boca; en que encarece más el cuidado y amor con que cumplió lo que Dios le mandaba. Porque llama su fuero sus deseos mismos y sus inclinaciones, y aquello que él amaba y juzgaba.

Y la causa es lo que dice:

13. Y Él uno; ¿y quién le hará tornar? Su alma deseó, y fizo. Porque si ha servido a Dios y guardado con el cuidado y amor que dice sus leyes, la causa es porque Él es uno, o como dice el original, es en uno, conviene a saber, está siempre en un parecer, sin mudar ni voluntad ni juicio, como mudan los hombres. Y no solamente es sencillo y no mudable, sino lo que a esto se consigue, poderoso y eficaz para todo lo que determina y quiere; y ansí no se puede esperar que, o mudará lo que tiene mandado, o no ejecutará, en quien no lo cumpliere, la pena; que ni es flaco ni mudable, y ansí el que esto conoce está obligado a no ofenderle por ambas maneras.

Y añade:

14. Y cuando cumpliere su voluntad en mí, y todo cuanto quisiere, aparejado le estoy. Porque había afirmado su inocencia y su vida sin culpa, y porque confiando en ella deseaba averiguar su causa con Dios, lo cual en él nacía de buena consciencia; y parecía a los de fuera nacer de soberbia y de arrogancia, por eso y por alanzar esa sospecha, muestra agora y confiesa cuán llena está su alma de Dios y cuán sujeta a todo lo que en él ordenare.

Y dice en esta manera: Aunque mi consciencia me absuelve, y aunque no dudaría de ser absuelto de Dios, cada y cuando que en su juicio pareciese, no por eso le acuso porque me azota, ni me enciendo contra Él en coraje; presto estoy y aparejado a llevar con ánimo rendido y humilde todo lo que en mí su mano pusiere. Verdad es que el original, a lo que parece, sigue otro camino, porque dice ansí: Porque cumplirá mi fuero, y como éstas muchas con Él. Que porque dijera lo que Dios puede y cuán inmudable es y cómo sale con su voluntad de contino, prueba ser ansí, por lo que en él ha hecho y agora hace. Y dice lo que de Dios agora digo, que su alma deseó y fizo, esto es, que hace cuanto quiere y como lo quiere, cuanto no lo supiera por otra vía, esto mismo que pasa en mí me lo enseña; porque Él cumple y ejecuta en mí eso mismo que tenía determinado de hacer, sin que ni mis fuerzas se lo impidan, ni mi inocencia se lo estorbe. Que ni me valió ser rico, ni poderoso, ni bienquisto con todos, ni amado de los míos, ni respectado de los ajenos, ni sencillo y puro y justificado en mis obras, para que no cumpliese en mí lo que tenía determinado de mí por su voluntad y secreto juicio.

Y esta determinación y decreto de Dios acerca de los sucesos de Job, llama Job fuero suyo, o establecimiento suyo, y como si dijésemos, su hado, porque estaba establecido de Dios para él. Y dice, y como éstas muchas con Él, para decir que de estos hechos como el suyo, y de otros semejantes, hace Dios cada día muchos, en demostración de lo mucho que puede y sabe.

De donde resulta lo que luego se sigue y es decir:

15. Por tanto de sus faces soy conturbado, consideraré, y habré pavor de él. Porque de la consideración y experiencia del sumo poder de Dios y de cómo trae a efecto continamente lo que le place, sin que ningún poder ni saber se lo estorbe, nace naturalmente un respecto y temor en quien lo considera, o en quien tiene de ello experiencia.

Pertenece a lo mismo:

16. Dios enflaqueció mi corazón, y el Abastado me conturbó. O ansí este verso como el pasado llaman pavor y turbación y estremecimiento la calamidad que Job padece, como quien nombra por sus efectos la causa; y son de esta manera como declaraciones encarecidas de lo que precedió en el verso de antes, do dijo que Dios había cumplido su fuero en él y ejecutado lo que establecido tenía, que era turbarle y asombrarle y enflaquecerle el corazón asolándole la hacienda y quitándole los hijos y destruyéndole la salud y cercándole de miserias y gemidos. A cuya consideración es natural salir luego en el deseo que añade.

Porque dice:

17. No fui cortado por tinieblas que sobrevenían, ni cubrió tiniebla mi cara. Que es decir: ¿No fuera yo cortado de esta vida y sacado de ella, sobreviniendo la muerte, por tinieblas que sobrevenían, esto es, para hurtar el cuerpo a la calamidad que aparejada me estaba? Que llama tinieblas y escuridad a la desventura y miseria, porque despoja al corazón de alegría y todo se le ennegrece al corazón que está triste. ¿O siquiera, dice, no fuera yo un hombre no conocido y escuro, de manera que no supiera nadie mi felicidad ni miseria? Porque es mayor sin duda, puesta en los ojos de muchos, y la publicidad la acrecienta. Y el que todos conocen y ven puesto en grado alto, si cae, siente más su caída, porque es más la afrenta, y tiene amigos que se duelan y enemigos que se bañen en gozo, y todo le acarrea mayor dolor, la pena de los unos y el placer de los otros.

Y por eso añadió, ni cubrió tiniebla mi cara, como diciendo: o, a lo menos, no fuera yo tan escuro que nadie tuviera noticia de mí y me sepultara en sí la noche del olvido, o mi desventura tan cerrada y tan presta, que me quitara en un punto de la vista y acuerdo de todos. Sino, dice, escuréceme el corazón, y déjame descubierta la cara, ciégame la alma, no con sintiendo en ella luz de consuelo, y descúbreme a los ojos de esta luz pública, ciego y visto, claro y escuro, entenebrecido y colocado en la luz, esto es, asentado en tinieblas claras y en escuridad manifiesta, y en afrenta y calamidad que a nadie se encubre. Y con esto mismo viene el original, porque dice: ¿Por qué no fui cortado delante de tinieblas?, esto es, mucho antes que viniese esta noche. ¿Y por qué delante de mis faces ascondió tinieblas? Que asconder las tinieblas es resplandecer con la luz; y ansí asconder Dios las tinieblas delante de las faces de Job, fue dejarle su cara descubierta y hacerle a él conocido, y pública y notoria a todos su desventura y afrenta.

O digamos lo que es más conforme a la propriedad de la letra, que no pregunta Job aquí, ni por manera de pregunta desea, sino antes da razón de lo que poco antes decía, que le tiene Dios espantado y turbado. Porque, dice, no me cortó, esto es, no me quita delante de las tinieblas y mal que padezco, que es decir, susténtame en esta miseria, y con ser mortal no me consume.

Y añade y de mis faces ascondió tiniebla, que vale, y no ascondió (porque se repite la negación primera), es decir que no ascondía aquella noche de calamidad a sus ojos, conviene a saber, cerrándoselos con la muerte y acabando ya con él, para que no vea tan grande miseria.



Capítulo XXIV

1. Del Abastado no fueron ascondidos [sus] los tiempos, y sus conocientes no vieron sus días.
2. Términos estrecharon, ganado robaron, y apacentaron.
3. Asno de huérfanos llevaron, prendaron buey de viuda.
4. Desbarataron el camino de los pobres; oprimieron juntamente a los humildes de la tierra.
5. Otros, como cebros en desierto, salieron a su obra; madrugan a la presa, aparejan pan para sus hijos.
6. Siegan, y no su heredad; y vendimian del que oprimen la viña.
7. Al desnudo hacen pasar sin vestidura, no cobertura en el frío.
8. De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña.
9. En violencia despojan pupilos, y despojaron los pobres.
10. Desnudos andan sin vestido, y de fambriento llevaron gavilla.
11. Entre sus montones hicieron siesta los que pisan lagares y tienen sed.
12. De ciudad varones gimen, y alma de heridos vocea, y Dios no lo pasa sin venganza.
13. Y ellos fueron rebeldes a la luz; no conocieron sus carreras, y no estuvieron en sus senderos.
14. A la luz se levanta matador; mata pobre y mendigo, y en la noche es como ladrón.
15. Y ojo de adúltero esperó anochecimiento, diciendo: No me verá ojo, pondrá faces en encubierto.
16. Horadan casas en las tinieblas; como de día lo determinaron consigo, no conocieron la luz.
17. Si les sobreviene la aurora, tiénenla por sombra de muerte, y ansí andan en las tinieblas como en la luz.
18. Ligero él sobre faces de aguas; será maldecida su parte en la tierra, no andará camino de viñas.
19. De calor demasiado pasa a aguas de nieve, y hasta el infierno su pecado.
20. Olvídese de él la piedad; su dulzura gusano; no sea mentado, sea quebrantado como palo sin fructo.
21. Apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien.
22. Derrocó fuertes con su fortaleza; levantarse ha, y no fiará en la vida.
23. Diole Dios lugar de dolor, mas él usó de él en soberbia; sus ojos en sus carreras.
24. Alevantáronse poco, y no permanecieron; son humillados como todos, son cerrados, y como cabeza de espiga serán cortados.
25. Y si no, ¿adónde, quién me desmentirá, y pondrá ante Dios mi palabra?



Exposición (Jb 24)

1. Del Abastado no fueron ascondidos los tiempos. Este nombre de tiempo, en la Sagrada Escritura, muchas veces significa el del juicio universal que hará Dios a todos los hombres, y el del particular que hace al principio de la vida que después de ésta sucede. Dice: Cuando me viniere el tiempo a la mano, yo juzgaré justicia. Y en el Eclesiastés, en el capítulo 3, dice desta manera: Y dije en mi corazón: El Señor juzgará al justo y al malo, porque tiempo hay para todo lo que se quiere y se obra. Dice que hay tiempo, porque tiene Dios fuera de esta vida otra vida y otro día y otro tiempo.

Pues decir agora Job que los tiempos no se asconden a Dios, es decir que lo que a nosotros se asconde, que es el verdadero tiempo y la vida que sucede a esta vida, no se le asconde a Él, antes la tiene en los ojos como vida de verdad y como tiempo señalado por Él para manifestar su justicia. Y dice esto aquí, porque habiendo significado la sinrazón con que sus compañeros le culpan y cómo se engañan en juzgar de él como juzgan, y habiendo deseado por esta causa verse ante Dios, la razón pedía que mostrase de dónde procedía este error.

Y ésta es lo que dice: el Poderoso conoce todos los tiempos, y los que le conocen, esto es, vosotros que presumís conocerle, no conocéis bien sus días; como diciendo, y nace vuestro engaño, porque teniendo Dios otro tiempo para celebrar su juicio, vosotros no conocéis más de este tiempo presente.

O como dice el original a la letra: Porque al Abastado no se le asconden los tiempos, y sus conocientes ignoraron sus días. Dice que a Dios no se le asconden los tiempos, que es decir que ve lo por venir, que está debajo de su mano y vista lo de esta vida y lo de la otra, que tiene un tiempo aquí y otro después, y que lo que aquí disimula castiga allí; y que estos que presumen de conocerle no conocen sus días, esto es, no piensan que tienen más que el día de esta vida para ejercitar su justicia y castigar al que mal hace. Porque aquí disimula muchas veces lo que después castiga severamente, y tiene no un día, sino dos, el de esta vida y el de la que ha de venir: en aquél lleva cada uno lo que merece; en éste, veces hay que los buenos padecen mal y los malos gozan del bien. Y pruébalo por lo que en muchos se ve, y de ordinario acontece; porque hombres hay que viven sin ley, y pasan la vida toda sin desastre ni pena, y particulariza sus condiciones menudamente con palabras y figuras elegantes.

Y dice:

2. Términos estrecharon, y ganado robaron y apacentaron. Porque dice, cosa notoria es que hay tiranos que se enseñorean con injuria de todos, y pasan descansadamente su vida; y sabemos, dice, de algunos que estrecharon los términos ajenos, esto es, que se entraron en las heredades no suyas, y que por extender sus posesiones estrecharon las de sus vecinos injustamente. Que es como natural a los ricos injustos, ir poco a poco comiendo las heredades de los pobres que alindan con las suyas, mudándoles los mojones y términos. Y dice, sabemos también, o de esos mismos o de otros, que robaron rebaño y apacentaron, esto es, que roban las haciendas ajenas y las apacientan por suyas, y que del ganado que sus vecinos criaron, hacen ellos su rebaño y ganado.

Y dice roban y apacientan, para significación de mayor y más desvergonzada injusticia; porque robar el ganado ajeno, para en ascondido servirse de él y comerle puede ser necesidad y tener alguna disculpa; mas robarle para apacentarle, esto es, despojar a mi vecino para traer yo más copioso rebaño, y hacerme rico en público con los despojos del otro, es romper con todos los respectos de vergüenza y de ley.

Y es conforme a esto lo que luego se sigue:

3. Asno de huérfanos llevaron, y prendaron buey de viuda. Porque es de ordinario en estos que crecen y se hacen grandes con injuria de otros, usar de ser más injusto con los que habían de ser más piadosos, y quitar su hacienda a aquellos con quien habían de repartir ellos la suya, oprimiendo y agravando siempre a los que menos pueden, cuales son las viudas y huérfanos.

Y ansí añade:

4. Desbarataron el camino de los pobres, oprimieron a los humildes de la tierra; esto es, a los que habían de favorecer oprimieron, y a los que habían de proveer despojaron. Con que se demuestra más la maldad de estos que va pintando Job, y con que hace más averiguado su intento. Porque si éstos viven con descanso y mueren en paz y sosiego, cuanto constare haber sido peores, tanto más probado queda que Dios en esta vida disimula con los malos algunas y muchas veces.

Desbarataron, dice, el camino de los pobres. Camino en estas Letras, entre otras cosas, significa el estilo de la vida y manera de vivienda y la pasada que en ella uno tiene. Pues dice que estos injustos desbaratan el camino de los pobres; porque, oprimiéndolos y despojándolos de eso poco que tienen, les cierran el camino de la vida, esto es, no les dejan con qué pasar y vivir. Que el que tiene, aunque pierda parte de ello, quédale con qué pasar adelante; mas el pobre despojado no puede dar más paso, como si le cortasen los pies, y queda estrechado de manera que no sabe qué hacer, ni tiene adónde se ir, y ansí queda sin orden de vida y sin camino. O de otra manera, camino es el intento y propósito que uno sigue en sus obras y costumbres, como se ve en el psalmo; y pobres y humildes de la tierra se llaman muchas veces en esta Escritura los justos, cuyo intento en sus obras es seguir la virtud.

Este intento, pues, y este camino, cuanto es de su parte, los malos se le desbaratan; porque el bueno, uno de los mayores estropiezos que tiene es ver prosperado al malo, y verse que sirve a Dios, y que le huella y deshace quien desama a Dios y le desirve, como David lo sentía, do dice: [Veis; ellos pecadores, y abundantes en el siglo poseyeron riquezas. Y dije: Luego en vano justificaré mis manos entre los inocentes, siendo azotado todo el día, etc.] Verdad es que la letra original descubre otro camino, porque dice en esta manera: Apartaron a los pobres del camino a una, los humildes de la tierra fueron ascondidos. En que dice una de dos cosas, o ambas a dos. Una, que no consienten que parezcan delante de sí los humildes y pobres; que es proprio de los tiranos soberbios no admitir a su presencia a los afligidos, y cuando pasan, que se aparten y ascondan. Otra, que los destierran de su tierra y naturaleza, que desamparan por huir de su tiranía, como es lo de que se querella acerca del poeta un pastor cuando dice:

Todos de nuestro patrio y dulce nido andamos alanzados; vesme agora aquí, cuál voy enfermo y afligido.

Y guió mis cabrillas...

Y poco después:

Iremos tristes, llenos de despecho, unos a los sedientos africanos, otros a los de Scitia campo estrecho, Y otros a los montes y a los llanos de Creta, y a los del todo divididos de nuestra redondez, a los Britanos.

5. Mas prosigue: Otros, como cebros en desierto, salieron a su obra, madrugan a la presa, aparejan pan para sus hijos. O como dice el original a la letra: Veis; cebros en desierto salieron a obra suya, madrugantes al robo, soledad a él, pan a los muchachos.

O pinta Job un linaje sólo de hombres, tiranos y malos, que ocupan lo ajeno y despojan al necesitado, y se desvelan en robar y dañar; o dice diferentes condiciones de hombres injustos, unos logreros, otros engañadores, otros que saltean, otros que son adúlteros, que todos pasan sin azote sus días. Y esto postrero hinche mejor lo que pretende Job, que es demostrar cómo muchos malos se logran, y cómo obrando mal, les sucede lo de esta vida a su gusto.

Pues dice agora: Veis, como diciendo, cada día vemos y casi tocamos con las manos otros que viven del robo, y que se desvelan en hacerse señores de todo, y que discurren por tierra asolándola. O dice, estos mismos que dieron en madrugar para hacer mal a otros, son como cebros que se desvelan en buscar su comida. Como cebros, dice: cebro es el asno salvaje, animal, como Plinio dice, feroz, de que en aquellas partes hay copia grande. Pero es de ver, si en las dos partes de este verso, la primera parte pone la semejanza, y la segunda responde a ella de esta manera: como el cebro sale diligente a su obra, ansí éstos madrugan a la presa y al robo; o si ambas partes pertenecen al cebro, y todo el verso hace comparación con los versos de arriba, como diciendo, estos que digo que turban los mojones y apacientan por suyas las ajenas ovejas, que prenden la viuda y despojan al huérfano y destierran de su casa y patria los pobres, son en ello tan continos y prestos, como los cebros que se desvelan en su obra y madrugan a la presa de su sustento.

Mas lo que añade, aparejan pan para sus hijos, en el original está ansí cortado y confuso, que abre la puerta a diferentes sentidos. Porque dice a la letra: Veis; cebros en desierto salieron a obra suya, madrugantes al robo, soledad a él, pan a los muchachos. Adonde lo que decimos soledad a él, en el original es harabah, que según la palabra de adonde desciende, que a las veces significa concertar y poner en orden alguna cosa y negocios, dirá aquí lo que siguió Sant Hierónimo, que este madrugar al robo es negociar y enderezar lo que a su sustento y de los suyos toca. Y también porque harabah es mezclarse unos con otros, y el contratar y bullir, como en los lugares públicos adonde concurren a sus negocios los hombres; harabab podrá significar este lugar adonde se ajuntan, como son las ferias o los caminos públicos. Y ansí dirá que, o salen a los caminos públicos a saltear a los que por ellos pasan, o ciertamente se entrometen en las plazas y en las ferias, para con injustos y sutiles y encubiertos tratos mejorar sus ganancias.

Y porque también tiene significación de dulcedumbre aqueste vocablo, podemos entender que diga aquí Job que el madrugar el malo al robo, a él le es dulzura y a sus hijos pan, deleite a él y provecho para los suyos. O lo que es más ordinario, harab significa desierto y soledad; y según esto dice aquello que, o al cebro o al hombre salteador despierta y mueve a la presa, que es el desierto y tierra solitaria donde vive, que por su cualidad es menguada de lo necesario.

O juntemos esta palabra con lo que le antecede en esta manera: Madrugan al robo en el desierto, y poner aquí punto, y luego añadir: A él pan para sus hijos, que es entrocar el orden de las palabras a modo poético, que destrocándolas vale: Para pan a él y a sus hijos; esto es, que madruga al robo en el desierto para pan, esto es, para buscar el sustento de sus hijos y suyo.

Síguese:

6. Siegan, y no su heredad, y vendimian del que oprimen la viña; que es extender más la injusticia y maldad de esos que pinta, especificando sus diversas maneras. Es verdad que el original también da lugar a que también traduzcamos ansí: En el campo su renuevo siegan, y viña de malo hacen tardar, en que descubre otro nuevo camino; porque se puede declarar en dos maneras: una, que signifique otro nuevo género de injusticia, de que usan los ricos injustos, sirviéndose del trabajo de otros y no les pagando el jornal; porque, dice, siegan sus mieses por mano de sus jornaleros, y sus viñas también las vendimian y hacen tardar, esto es, detienen y no pagan, o pagan tarde el jornal a los pobres que los sirvieron; otra, es que añada aquí Job lo que para la prueba de su intento faltaba, porque pretende que algunos malos viven felizmente, y hasta agora solamente ha propuesto unos hombres malos y injustos, y demostrado que los hay en el mundo, pero no que viven dichosos.

Eso, pues, es lo que agora demuestra, y dice:

En el campo su renuevo siegan, que es decir, y aunque son tales, ni su campo es estéril, ni se les apedrean las viñas, sino antes tierra y cielo les favorece. En el campo su renuevo siegan, esto es, siegan sus mieses en abundancia, que la tierra les es liberal y no escasa; que ni la niebla las envanece, ni la seca las disminuye, ni la langosta las corta, ni la avenida las lleva.

Y viña de malo hacen tardar. Y la viña, dice, cuyo dueño es malo y injusto, hacen tardar (pone un número por otro), esto es, hace tardar en la vendimia, según es grande y abundante su fruto. Pero torna a hacer nueva pintura de hombres injustos prósperos por maneras diferentes y elegantes para mayor confirmación de lo dicho.

Porque añade:

7. Al desnudo hacen pasar sin vestidura; no cobertura en el frío.

8. De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña. Como si dijese, otros hay, o estos mismos vemos que son tan sin piedad que, sobrándoles todo, no tienen corazón para dar vestido a un desnudo, y llenos de aforros ellos, no se apiadan del pobre sin vestido en el rigor del frío, que tiembla; ellos tienen casas suntuosas y aposentos en ellas y estufas; y a éstos fáltales la vestidura y el techo, desnudos en el cuerpo y descubiertos a las injurias del cielo, la lluvia los baña, y la vuelta de una peña es toda su casa y abrigo. Y esto significa diciendo: De avenidas de montes se humedecen, y sin abrigo abrazan peña.

Y prosigue:

9. Con violencia despojan pupilos, y despojaron los pobres. O como el original a la letra: Robaron de teta a huérfano, y sobre pobre prendaron suerte. No sólo, dice, son desapiadados, mas robadores crueles; no sólo no abrigan al desnudo, mas desnudan y despojan al pobre; no sólo le quitan la hacienda, mas le cautivan también la persona.

Robaron de teta al huérfano. Esto dice en uno de dos sentidos: o porque roban los niños pequeños y desamparados para hacerlos siervos y venderlos a otros, según lo que cada día acontece, o conforme a la costumbre antigua, en que los padres podían vender a sus hijos y pagar a sus acreedores con ellos. Y ansí éstos se pagan, dice, de sus logros injustos, tomándoles los hijos tiernos a los pobres que engañan. Y por eso añade. Y sobre pobre prendaron suerte, que es declaración de lo que primero había dicho.

Y dice más casi en la misma sentencia:

10. Desnudos andan sin vestido, y de hambrientos llevaron gavilla, como recapitulando lo dicho, que a unos no les dan lo que han menester, y a otros les quitan eso poco que tienen; a unos no hacen limosna, y a otros roban la capa; desapiadados con unos, y injustos con otros, y crueles con todos.

Pero dice:

11. Entre sus montones hicieron siesta los que pisan lagares, y tienen sed. O según la letra: Entre sus muros farán aceite, lagares pisaron, y tuvieron sed. La palabra original que significa la sazón del mediodía, es muy semejante a otra que significa el aceite, y al parecer nacen ambas como de un mismo principio. De aquí Sant Hierónimo traduce sestean, como al mediodía se hace. Otros, exprimen aceite; y ansí la una como la otra letra tienen los mismos dos sentidos, que arriba en el verso sexto dijimos. Porque, o dice que los jornaleros que sestearon entre los montones de estos ricos injustos, esto es, que les sirvieron en la cosecha (porque es muy ordinario en estas Letras, con el nombre de una cosa significar otra alguna que le es allegada y vecina, y al trabajar a jornal es allegado el sestear los que trabajan), pues dice que sus jornaleros de éstos, ansí los de la siega como los de la vendimia, tuvieron sed, para decir que ni les pagaron lo justo ni les dieron lo necesario, y que vertiéndose en las pilas el vino, no tuvieron qué beber esos mismos que las henchían pisando la uva.

O lo que parece más cierto, dice, como arriba decía, que, aunque son injustos, viven dichosos y ricos, llenos de aceite y de vino, sin que su cosecha padezca mengua, y sin que haya año malo Para sus heredades, manan en aceite y en vino. Y dice que pisaron sus lagares, y tuvieron sed para mostrar cómo no se harta la codicia mala jamás.

Y prosigue diciendo:

12. De ciudad varones gimen, y alma de heridos vocea, ¿y Dios no lo pasa sin venganza? Cuando no hay parte que pida, disimula la justicia o usa de clemencia a las veces. Mas estos, dice Job, de que hablo, son injustos y son acusados por tales; hay parte que vocea y que pide venganza. En la ciudad gimen a Dios los oprimidos, y la sangre de los heridos de ellos y muertos dan voces; y con todo eso, ¿Dios no lo pasa sin venganza? Hase de leer en pregunta, y a que se responda: Pásalo sin duda, y ansí lo disimula como si no lo viese o no le tocase el remedio; y ansí, aunque malos y aunque acusados por tales, ni son condenados aquí, ni azotados, ni heridos, pasan sin desabrimiento o disgusto. Por donde el original a la letra y Dios no pone mengua, esto es, falta desastre ni azote. Porque mengua decimos lo que el texto dice thiphelah, que es estorbo, estropiezo, disgusto y desastre.

Dice:

13. Y ellos son rebeldes a la luz; no conocen sus carreras y no estuvieron en sus senderos. Como si dijese, no los castiga aquí Dios, dado que ellos son rebeldes a la luz y no conocen ni curan de sus carreras. Y dijo con advertencia la luz, más que la virtud o la razón o lo justo, por hacer el encarecimiento más vivo, porque es como si más claro dijera: Ellos huyen de la luz, y son claros; son enemigos de la claridad, y viéneseles a casa lo que es ilustre en el mundo; aman las tinieblas del error, y andan ricos, resplandecientes, ilustres; caminan a escuras, y no tropiezan en desastre; andan sin estrella de guía, y nunca yerran el camino de la buena dicha; su trato es de la noche, y sucédenles la cosas como si las negociasen de día. Y porque habló de la luz de la razón, como jugando del vocablo, se pasa a la manifiesta y visible, y dice lo que algunos malos con ella hacen; y como de otro principio, torna a poner diferentes maneras de ellos, que para serlo se sirven unos del día y otros de la noche, y pasan sin revés toda la vida.

Dice:

14. A la luz se levanta matador; mata pobre y mendigo, y en la noche es como ladrón. Como diciendo, aunque son rebeldes a la luz, como digo, de ellos hay que no están mal con la luz: la de la razón huyen, mas aman esta visible y de ella se sirven; que el salteador sale con ella a degollar al caminante pobre, que seguro camina. Y aun quiere también decir que es en tanto verdad, algunos malos gozar en paz de esta vida, que parece ser suya y para ellos solos hecha y ordenada, para que ejecuten su intento. Y ansí les sirve a unos con una cosa, y a otros con otra, para obrar su maldad; que al salteador le sirve la luz del día para bañar con sangre inocente los caminos, y al adúltero la noche para amancillar los lechos ajenos.

Y ansí dice:

15. Ojo de adúltero esperó anochecimiento, diciendo: No me verá ojo, pondrá faces en encubierto. Que parece se hizo a propósito de su deseo la noche, que le encubre, y como le guía a su mal hacer. Y ansí dice que pondrá sus faces en encubrimiento, porque le disimulará con el velo de su sombra, para que conocido no sea. Y lleva esto adelante Job, y por una manera poética diviértese a relatar las condiciones de estos que aman para sus maleficios la noche.

Y dice:

16. Horadan casas [de día] en las tinieblas, como de día lo determinaron consigo, no conocieron la luz. Entre día, dice, trazan lo que después en la noche ejecutan. Mas lo que decimos como de día lo determinaron consigo, el original a la letra dice: de día sellaron sobre sí, que o se puede entender como Sant Hierónimo dijo, porque sellar es determinar firmemente; o quiere decir que estos malhechores nocturnos, de día están cerrados y como sellados en sus moradas, encubiertos de día, para de noche no dejar indicios de sí, y durmiendo y descansando mientras hay sol, para despertar y trabajar en poniéndose. Y ansí dice no conocieron la luz. O como el original dice, no entendieron luz, porque, como aves nocturnas, no la vieron de sus ojos. O porque entender, en esta lengua, significa a las veces, como en la nuestra, obrar y ocuparse, dice que no entendieron luz, porque, como ha dicho, es proprio a los tales el dormir y el estar ociosos de día.

Y ansimismo les es natural lo que añade:

17. Si les sobreviniere la aurora, tiénenla por sombra de muerte, y ansí andan en las tinieblas como en la luz. O lo que dice el original, que es lo mismo: Que juntamente mañana a ellos, sombra de muerte; cuando la reconociere, espanto, o sombra de muerte. Que juntamente mañana a ellos, esto es, cuando se ajunta con ellos y les sobreviene la mañana y cada vez que apunta la aurora, les es como sombra de muerte; conviene a saber, porque para ellos y para sus hechos la noche es luz, y el día horror y tinieblas, y ansí le temen antes que nazca, y en naciendo, como atemorizados y espantados le huyen.

Y por eso añade:

18. Ligero él sobre faces de aguas, será maldecida su parte en la tierra; no andará camino de viñas. Que es decir, que huyen del día luego que aparece, ligeros, por no ser conocidos ni vistos. Y dice los lugares donde se recogen, que son desiertos y descaminados y como a las costas del mar, porque en aquella tierra debía ser lo más desierto de ella a la marina.

Ligero, dice, sobre faces de aguas, esto es, por no ser visto, huye con presteza a sus escondrijos, que es a la costa del mar. Maldecida su parte en la tierra, esto es, y se recoge al lugar de su morada, que es lo peor de la tierra, conviene a saber, lugar maldito, esto es, desierto, infructuoso y estéril y no cultivado con sembrados y viñas, y por la misma razón no frecuentado de hombres, porque con la soledad están más seguros.

Y no es ajeno de esto mismo lo que se sigue:

19. De calor demasiado pasa a aguas de nieve, y hasta el infierno su pecado, porque dice, y no duran en este mal hacer un día solo, o algún invierno se emplean en este crudo ejercicio, en el estío caluroso, y en el espacio pequeño; en verano y en tiempo frío y nevado, y en cuando la vida dura, y hasta entrar en la huesa perseveran robando. Dando en esto a entender que no les rompe el hilo del mal hacer, ni los remueve de su dañada vida y costumbres ningún suceso admirable ni azote, sino al revés, que hacen mal y les sucede bien, y ansí llevan siempre y en todo tiempo y hasta el fin de la vida su maldad adelante.

Y lo que el original a la letra dice, aquí significa esto mismo, aunque algunos, y no bien, lo entienden por diferente manera. Porque dice: Secura y calor roban; aguas de nieve, sepultura pecaron; que es decir que roban en el tiempo seco y caluroso, y en el lluvioso y nevado, y que pecan sin estorbo ni contraste hasta la sepultura.

Pero añade:

20. Olvídese de él la piedad; su dulzura gusano, no sea mentado, sea quebrantado como palo sin fructo. O como el original a la letra: Olvidarse ha de él piedad; tomará gusto suyo gusano, mientras no será mentado y será quebrantado como palo, tortura; que es dificultoso de entender, mirando lo que Job aquí pretende, y comparando con ello las declaraciones de algunos. Porque se persuaden que Job por estas palabras quiere decir, que estos injustos y tiranos y robadores que ha dicho, paran en mal, y que la fortuna los derrueca y la muerte los acaba y pone en olvido perpetuo, y no miran ni advierten que decir esto es afirmar lo contrario de lo que pretende decir, y que es hacer la causa de sus amigos y convenir con ellos y condenarse a sí mismo. Porque, como al principio dijimos, y habemos repetido muchas veces después, su intento de ellos es que los malos siempre en esta vida son castigados, y que si florecen un poco, se marchitan aquí luego y se secan; y Job, por el contrario, porfía que esta regla no es cierta, sino que muchas veces succede hombres perversos vivir aquí descansados; y a este propósito endereza todo aqueste capítulo, a que contradice, si agora dijese que caen desastradamente de su felicidad estos malos.

Por donde es necesario decir, o que este verso no es afirmación de lo que sucede, sino deseo de que ansí sucediese; que es natural, siempre que hacemos memoria de lo bueno, desearle felicidad, y de lo malo el contrario, y romper en alguna palabra o señal que dé muestras de este deseo. Y ansí Job, que contaba la maldad de esta gente, no pudo no aborrecerla, y aborreciéndola divertirse a desear aquí su castigo, no por decir que los castigaban aquí, sino por desear que los castigasen.

Ansí que es necesario o decir que es deseo, o que habla, no de esta vida, sino de lo que pasa en la otra. Que como había dicho que perseveraban en su maldad hasta la huesa, dice agora que, en llegando a ella, se les trocará la aventura y los olvidará la piedad y se tornarán en gusanos y perecerán en la memoria de todos, y como cosa sin fructo; o, lo que por más cierto tengo, repite por otras diferentes y elegantes maneras la misma sentencia de arriba, diciendo que se olvidará de él la piedad, esto es, que no hará morada en sus entrañas y pecho; y que los gusanos le comerán, esto es, que perseverarán sin contraste en el mal hasta la muerte; y que, mientras, no será mentado y será quebrantado como palo, esto es, hasta el fin de la vida, adonde fenece el recuerdo, y las facultades naturales se quiebran, durará su tortura esto es, se prosperará su injusticia.

Por manera que dar gusto a los gusanos, no ser más mentado, ser quebrantado o cortado como árbol sin fructo, son el morir, dicho y variado por tres diferencias sacadas de lo que sucede en la muerte; y el olvidarse es no conocerle ni entrar por su casa, es, digo, siempre ocuparse en maldad. O sin duda la piedad que de él se olvida, es Dios piadoso, no sólo cuando beneficia, sino cuando castiga, porque con la pena sana y abre camino para derramar su clemencia.



Y ansí el olvidarse la piedad de estos hombres es decir que los deja Dios ir por sus apetitos sin enfrenarlos, ni siquiera recogerles la rienda, sin darles sofrenada ni azote; que si se los diera, fuera piadoso con ellos, y en no hacerlo se les muestra justiciero y severo, porque es sin duda grave mal dejarnos Dios aquí sin castigo.

Y añade:

21. Apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Estos mismos, dice, de que hablo a las demás injusticias suyas ayuntan estas crueldades también, que hacen mal a la viuda y a la estéril. Dijo que eran sin piedad, olvidados del todo ellos de ella y ella de ellos; dice agora en particular un ejemplo, porque dice apacientan la estéril y no hacen bien a la viuda. Hacer mal a las mujeres en general es cosa muy inhumana, que su flaqueza natural y la blandura de su condición y el servicio que recibimos de ellas y las deudas que les debemos por ser nuestras madres, nos obligan a su servicio y respecto; mas en particular tratar mal a las necesitadas y desnudas de abrigo, que ni tienen marido ni hijos, es fiereza grandísima.

Apacentó, dice, a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Es uso y, forma de hablar, alguna palabra que se pone en la primera parte de un verso, sin ponerla en la segunda, tenerla por puesta; y al revés, la que se pone en la postrera, traspasarla a la primera. Y ansí decimos aquí que aquel no, do se dice y no hizo bien a la viuda, se traspasa al principio, diciendo: No apacentó a la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien. Y aun decimos que la palabra original tiene la misma fuerza y uso que en castellano el pacer, que unas veces es del que apacienta el ganado, y decimos, que pace el pastor sus ovejas, y otras de ese mismo ganado, que pace la yerba.

Y podemos según esto decir: Pació la estéril que no pare, y a la viuda no hizo bien; que es como si más claro dijera que éstos pacen, esto es, comen y tragan las estériles, y no hacen bien a las viudas. En que pinta Job unas malvadas gentes, de quien [Cristo] dijo mucho después que les comen a las viudas las casas, fingiéndose santos; y no a las viudas solas, sino a las doncellas hacendadas y huérfanas, que por las estériles y que no paren se entienden aquí.

Porque a estos dos géneros, que por ser mujeriles son fáciles, y por carecer de dueño no tienen guarda en la puerta, y por esta falta de arrimo admiten con alegría a cualquiera que se les quiera arrimar, acuden luego estas aves, y coloreando con largas devociones y oraciones su entrada, negocian su interés y regalo, y llegándose a ellas, allegan sus riquezas a sí, y pareciendo que las santiguan, las chupan dulcemente la sangre, y como dice singularmente Job, pácenlas y no les hacen bien. Porque profesándose por bienhechores suyos y por gobernadores de su vida y su alma, en lugar de hacerlo, hinchen su bolsa y dejan vacía a la huérfana y viuda.

Y prosigue:

22. Derrocó fuertes con su fortaleza; levantarse ha, y no fiará en la vida. Lo que decimos derrocó, en el original es propriamente extender, o alejar arrojando. Y ansí dice agora que de éstos no solamente los que poco pueden y son fáciles de engañar son engañados, mas también con los poderosos son violentos y fuertes; a todos acometen, y a todos vencen; a los flacos chupan, y a los fuertes derruecan. Y dice que los alejan y arrojan, a semejanza de los que tiran con honda, para mayor demostración de su injusto poder, con que a los más valientes arman en un punto un traspié, con que los derruecan al suelo y los alejan de su descanso muy lejos.

Y lo que dice, y levantarse ha, y no fiará en su vida, dícelo, no del que arroja, sino del arrojado y caído; y a mi parecer dícelo, perseverando en la semejanza misma que he dicho, del que es arrojado de otro más poderoso con violencia y con fuerza, como el toro arroja al que coge en los cuernos. Que de la manera que el caído ansí levanta la cabeza y el cuerpo con deseo de huir y apartarse del toro, y por otra parte teme ser visto de él al alzarse, y siendo acometido otra vez tornar a venir a sus manos, y un mismo deseo de huir le mueve y detiene, ansí dice Job que éstos, como toros bravos y animales fierísimos, no sólo huellan y deshacen lo pequeño y lo flaco, mas a lo fuerte y poderoso acometen y derruecan y arrojan de sí con tanta braveza, que los arrojados, por apartarse de otro golpe, querrían levantarse, y por no despertarlos otra vez con su vista no osan bullirse y hacen los mortecinos, por no quedar muertos del todo.

Dice más:

23. Diole Dios lugar de penitencia, mas él usó de él en soberbia; sus ojos en sus carreras. El original a la letra: Darále a la confianza, y estribará, y ojo suyo sobre caminos de ellos; que, por ser tan cortado, da lugar a diferentes sentidos. Sant Hierónimo lo aplica a Dios, y entiende y traslada de esta manera: Darále, conviene a saber, Dios a este injusto y malo que digo, a la confianza, esto es, espacio en que se convierta, y no le cortará la vida luego, ni le cerrará la entrada al perdón. Mas él estribará, esto es, afirmarse ha más en su mal hacer, y atribuirá su buen suceso a sus fuerzas, y del disimular Dios con él y esperarle, tomará ocasión de soberbia.

Y ojo suyo en carreras de ellos, esto es, y Dios le ve y advierte, y con todo eso pasa por ello y disimula. Que es decir Job lo que hace a su intento, de que hay muchos malos a quien Dios aquí no castiga. Otros no lo aplican a Dios, sino al hombre violento y injusto, y dicen ansí: Que éste, al que una vez derrueca, le da la mano algunas veces por respecto de algún interés que pretende; pero tráele sobre ojo para, en viendo ocasión, tornar a hundirle, y déjale engordar un poco para comer después, y juega con él, como el gato con el ratón, que le suelta y le prende y al fin le degüella. Y según esta manera, a lo que yo entiendo, persevera todavía Job en la semejanza de la bestia fiera y del toro que, como sabemos, cuando prende a uno y le arroja, separa y le mira, y, llegado a él, le huele para ahinojar sobre él, si está vivo.

Ansí, dice, éstos paran, después que han derrocado, y dan a los caídos con este espacio esperanza de huir; mas están atentos y los ojos abiertos, para cerrar con ellos luego que se levanten. Y como esto viene a pelo y como nacido lo que luego se sigue:

Porque dice:

24. Alevantáronse un poco, y no permanecieron. O como el original dice: Y no él, y son humillados como todos; son cerrados, y como cabeza de espiga son cortados. Alevantáronse un poco, conviene a saber, los arrojados y caídos, esto es, alzaron la cabeza, por ver si se les apartaba la fiera; mas ella no se aparta, ni los aleja, antes entonces los acomete de nuevo, y los huella y acaba y hace de ellos lo que de los flacos hacía, y los encarcela y corta la cabeza con la facilidad que se corta la espiga. Y sin duda es ansí, que los que se apoderan con violencia, para justificarse, dejan a las veces respirar un poco a los que oprimen, y están como en vela, con el fin de que respirando hagan algo en que al parecer se desmanden, para por esta causa destruirlos del todo, y velan siempre sobre ellos, y con la menor demostración los destruyen.

Y dicho esto concluye, y dice:

25. Y si no agora, ¿quién me desmentirá y pondrá ante Dios mi palabra? Como diciendo, esto pasa como digo; y si decís que no, ¿quién de vosotros me probará lo contrario, o me convencerá de falso delante de Dios? Y dice delante de Dios con particular advertencia, que es tribunal de verdad, porque en el suyo de estos amigos y en el juicio que hacían, esta su razón de Job condenada estaba por falsa, y él lo entendía. Verdad es que donde decimos pondrá delante de Dios, podemos decir, y pondrá por nada, porque el original lo consiente. Y dirá que quién, por más que afile el ingenio, pondrá por nada, esto es, deshará lo que ha dicho, siendo cosa que se ve por los ojos y se toca con las manos en mil ejemplos que en la vida se ofrecen.




Job - Fray Luis de León - Capítulo XXIII