Suma Teológica III Qu.28 a.3

ARTíCULO 3 ¿Permaneció virgen la Madre de Cristo después del parto?

Objeciones por las que parece que la Madre de Cristo no permaneció virgen después del parto.
Objeciones: 1. En (Mt 1,18) se dice: Antes de que conviviesen (Joséy María), se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Y el Evangelista no hubiera dicho antes de que convivieran de no haber tenido la certeza de que iban a convivir, porque nadie dice antes de que comiese respecto de aquel que no ha de comer. Luego parece que la Santísima Virgen convivió alguna vez mediante cópula carnal con José. Y, en este supuesto, no permaneció virgen después del parto.
2. En el mismo pasaje (v. 20) se añade, en palabras del ángel que habla con José: No temas recibir a María tu esposa. Pero el matrimonio se consuma mediante la cópula carnal. Luego parece que alguna vez hubo unión carnal entre María y José y, en consecuencia, que no permaneció virgen después del parto.
3. en el mismo lugar se dice poco después (v. 24-25: Y recibió a su esposa; pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito. Mas el adverbio "hasta" ha acostumbrado a significar un tiempo determinado, pasado el cual se realiza lo que hasta entonces no se hacía. Y el verbo conocer, en ese pasaje, se refiere a la unión carnal, como cuando en Gn 4,1) se dice que Adán conoció a su mujer. Luego parece que, después del parto, José conoció a la Santísima Virgen. Por tanto, da la impresión de que, después del parto, no permaneció virgen.
4. No se puede llamar primogénito más que a aquel que tiene hermanos que vienen después de él; de donde en Rm 8,29) se dice: A. Los que conoció de antemano, también los predestinó a hacerse conformes a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos. Ahora bien, el Evangelista llama a Cristo primogénito de su madre (cf. Mt 1,25 Lc 2,7). Luego tuvo otros hijos después de Cristo. Y así parece que la Madre de Cristo no fue virgen después del parto.
5. En Jn 2,12) se dice: Después de esto, él mismo, es a saber, Cristo, descendió a Cafarnaúm,y también su madre y sus hermanos. Pero se llama hermanos a los que han sido engendrados por el mismo padre. Por consiguiente, parece que la Santísima Virgen tuvo otros hijos después de Cristo.
6. en Mt 27,55-56 se dice: Estaban allí, esto es, junto a la cruz de Cristo, a distancia muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Pero parece que esta María, llamada aquí madre de Santiago y de José, es también la madre de Cristo, pues en Jn 19,25) se cuenta que estaba, junto a la cruz de Jesús, María su madre. Luego parece que la Madre de Cristo no permaneció virgen después del parto.
Contra esto: está lo que se escribe en Ez 44,2: Esta puerta estará cerrada, y no se abrírá, y no pasará por ella varón, porque el Señor Dios de Israel ha entrado por ella. Exponiendo este pasaje, dice Agustín en un sermón: ¿Qué significa esa puerta cerrada en la casa del Señor, sino que María será siempre intacta? ¿Y qué quiere decir el hombre no pasará por ella, sino que José no la conocerá? ¿Y qué indica el que sólo el Señor entra y sale por ella, sino que el Espíritu Santo la fecundará, y que el Señor de los ángeles nacerá de ella? ¿Y qué significa que estará eternamente cerrada, sino que María es virgen antes del parto, en el parto y después del parto? Respondo: Es preciso detestar, sin duda de ninguna clase, el error de Helvidio, quien osó decir que la Madre de Cristo, después del parto, fue carnalmente conocida por José y que tuvo de él otros hijos. Primero, porque eso rebaja la perfección de Cristo, quien, como según la naturaleza divina es el Unigénito del Padre (cf. Jn 1,4) e Hijo suyo totalmente perfecto (cf. He 7,28)), así también convino que fuese unigénito de la madre, como hijo suyo perfectísimo.
Segundo, porque este error injuria al Espíritu Santo, cuyo sagraría fue el seno virginal, en el que formó el cuerpo de Cristo; por lo que no resultaba decoroso que fuera en adelante violado por la unión carnal.
Tercero, porque eso va en detrimento de la dignidad y de la santidad de la Madre de Dios, que daría la impresión de una total ingratitud si no se contentase con un Hijo tan excepcional, y si quisiese perder espontáneamente, mediante la unión carnal, la virginidad que milagrosamente había sido conservada en ella.
Cuarto, porque el propio José caería en una suprema presunción en caso de intentar contaminar a aquella cuya concepción por obra del Espíritu Santo había conocido él mediante la revelación de un ángel.
Y, por tanto, es absolutamente necesario afirmar que la Madre de Dios, como concibió y dio a luz siendo virgen, así también permaneció virgen para siempre después del parto.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como escribe Jerónimo en el libro Contra Helvidium, hay que tener en cuenta que la preposición "antes que", aunque con frecuencia indique lo que sigue, a veces, sin embargo, sólo indica lo que antes se estaba pensando. Ni es necesario que se realice lo que antes se había pensado, cuando sobreviene algo que impide llevar a cabo lo pensado. Por ejemplo, si uno dice: Antes de comer en el puerto, me hice a la vela, no significa que coma en el puerto después de haber navegado, sino que simplemente pensaba comer en el puerto. Y de modo semejante dice el Evangelista: antes de que conviviesen, se halló haber concebido María del Espíritu Santo, no porque después conviviesen, sino porque, mientras pensaban convivir, se anticipó la concepción por obra del Espíritu Santo, a consecuencia de lo cual se siguió el que no conviviesen más adelante.
2. Como escribe Agustín en el libro De nuptiis et concupiscentia, la Madre de Dios, a la que (José) no había conocido ni había de conocer por la unión sexual, es llamada esposa en virtud de la primera fe de los desposorios. Pues, como dice Ambrosio In Lúe., la celebrarían de las bodas pone de manifiesto la existencia del matrimonio, pero no la privación de la virginidad.
3. Algunos sostuvieron que esto no debe interpretarse respecto al conocimiento sexual, sino con relación al conocimiento de algo que se ha hecho notorio.
Porque, en efecto, dice el Crisóstomo: José no conoció cuál era la dignidad (de María) antes de dar ella a luz sino que la conoció después de que parió. Porque, en virtud del hijo, se hizp ella más hermosa y más digna que el mundo entero, pues sólo ella recibió en el reducido espacio de su seno al que el mundo no es capaz de contener.
Otros, en cambio, lo relacionan con el conocimiento visual. Como el rostro de Moisés, que hablaba con Dios, se hizo resplandeciente, de modo que los hijos de Israel no podían mirarle (2Co 3,7), así María, cubierta con la claridad del poder del Altísimo, no podía ser conocida por José hasta que diese a luz. Pero, después del parto, la conoció con la mirada del rostro, no con el tacto sensual.
Jerónimo concede que la expresión debe entenderse del conocimiento sexual.
Sin embargo dice que el adverbio usque o la conjunción doñee (hasta que) pueden entenderse de dos maneras. Unas veces significa un tiempo determinado, como en Ga 3,19: La Ley fue dada por causa de la transgresión, hasta que llegase la descendencia a la que había sido hecha. Otras significa un tiempo indefinido, conforme a lo que se lee en Ps 122,2: Nuestros ojos están fijos en el Señor Dios nuestro hasta que se compadezca de nosotros; sin que, por eso, haya de entenderse que, una vez obtenida la misericordia, nuestros ojos se aparten del Señor. Y, conforme a este modo de hablar, se enuncian aquellas cosas de las que cabría dudar si no hubieran sido escritas, mientras que las restantes se dejan a nuestra propia inteligencia. Y de acuerdo con esto, dice el Evangelista que la Madre de Dios no fue conocida por su esposo hasta el parto, a fin de que entendamos que lo fue mucho menos después del parto.
4. Es costumbre de las Sagradas Escrituras llamar primogénito no sólo al que es seguido por otros hermanos, sino al que nace el primero. De otro modo, si sólo fuera primogénito aquel a quien siguen otros hermanos, no serían debidos los derechos de la prímogenitura, de acuerdo con la ley, hasta que no naciesen los otros. Esto es claramente falso, puesto que la Ley (cf. Nb 18,16) ordena que los primogénitos sean rescatados al cabo de un mes.
5. Algunosz, como recuerda Jerónimo In Matth., sospechan que San José tuvo de otra mujer los llamados hermanos del Señor. Nosotros, en cambio, entendemos que los hermanos del Señor no son hijos de San José, sino primos carnales del Salvador, hijos de María, tía materna de este último. La Sagrada Escritura, en efecto, distingue cuatro clases de hermanos, a saber: Los que lo son por naturaleza, por raza, por parentesco y por afecto. Por lo que los llamados hermanos del Señor no lo son por naturaleza, como si hubieran nacido de una misma madre, sino por parentesco, en calidad de consanguíneos. Y lo más verosímil, como dice Jerónimo en Contra Helvidium, es que San José permaneciese virgen, porque no hallamos escrito que tuviese otra mujer y la fornicación no cabe en este santo varón.
6. La María llamada madre de Santiago y de José no puede entenderse como la Madre del Señor, ya que el Evangelio acostumbra a designar a ésta con el sobrenombre de su dignidad, que es el de la Madre de Jesús. La María aludida es la esposa de Alfeo, cuyo hijo es Santiago el Menor, llamado hermano del Señor (cf.Ga 1,19).

ARTíCULO 4 ¿hizo voto de virginidad la Madre de Dios?

Objeciones por las que parece que la Madre de Dios no hizo voto de virginidad.
Objeciones: 1. En Dt 7,14 se dice: No habrá en ti estéril de uno y otro sexo. Pero la esterilidad es consecuencia de la virginidad. Luego la guarda de la virginidad iba en contra de un precepto de la ley antigua. Ahora bien, la ley antigua estaba todavía en vigor antes del nacimiento de Cristo. Por consiguiente, la Santísima Virgen no pudo hacer lícitamente voto de virginidad en su tiempo.
2. El Apóstol escribe en 1Co 7,25: Acerca de las vírgenes no tengo precepto del Señor, pero os doy un consejo. Ahora bien, la perfección de los consejos debió ser comenzada por Cristo, que es el fin de la Ley, como dice el mismo Apóstol en Rm 10,4). Luego no fue conveniente que la Virgen hiciese voto de virginidad.
3. La Glosa de Jerónimo z dice, a propósito de 1Tm 5,12: Para los que hacen voto de virginidad es condenable no sólo el casarse, sino también el deseo de hacerlo. Ahora bien, la Madre de Cristo no cometió pecado alguno condenable, como antes se ha dicho (II-II 27,4). Luego, por estar desposada, como se lee en Lc 1,27), parece que no hizo voto de virginidad.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro De sancta virginitate: María respondió al ángel de la anunciación: ¿Cómo sucederá esto, puesto que no conozco varón? Ciertamente no hubiera dicho esto si no hubiera hecho antes voto de virginidad.
Respondo: Como sabemos ya por la Segunda Parte (II-II 88,6), las obras de perfección son más dignas de alabanza si se hacen en virtud de un voto.
Pero la virginidad debió estar en gran apreció principalmente en la Madre de Dios, como es claro por las razones antes aducidas (a. 1, 2 y 3). Y por eso fue conveniente que su virginidad estuviera consagrada a Dios por medio de un voto. Sin embargo, al ser conveniente que, en tiempo de la Ley, tanto las mujeres como los hombres se aplicasen a la procreación, porque el culto de Dios se propagaba según el nacimiento carnal antes de que naciese Cristo de aquel pueblo, no es creíble que la Madre de Dios, antes de desposarse con José, haya hecho voto absoluto de virginidad, aunque lo deseara, abandonando su voluntad a los designios divinos sobre este asunto. Mas después, una vez que tomó esposo, conforme lo exigían las costumbres de aquellos tiempos, hizo junto con él voto de virginidad.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Al dar la impresión de que la ausencia de esfuerzo para dejar descendencia terrena estaba prohibida por la Ley, la Madre de Dios no hizo voto absoluto de virginidad, sino condicionado: si le era grato a Dios. Pero después que conoció que eso era agradable a Dios, hizo voto absoluto, antes de recibir la anunciación del ángel.
2. Como la plenitud de gracia fue perfecta en Cristo y, sin embargo, se anticipó en su madre una cierta incoación de la misma, así también la práctica de los consejos, que se realiza por gracia de Dios, de forma perfecta comenzó con Cristo, pero de algún modo quedó incoada en la Virgen su Madre.
3. Esa sentencia del Apóstol debe entenderse de los que hacen voto de castidad de manera absoluta. Pero la Madre de Dios no lo hizo de ese modo antes de desposarse con José. Una vez que se produjo el desposorio, hicieron ambos voto de virginidad de mutuo acuerdo.

CUESTIÓN 29 Sobre los desposorios de la Madre de Dios

Corresponde a continuación tratar de los desposorios de la Madre de Dios. Y sobre esto se plantean dos preguntas: 1. ¿Debió nacer Cristo de una mujer desposada? 2. ¿Existió verdadero matrimonio entre la Madre de Dios y José?

ARTíCULO 1 ¿Debió nacer Cristo de una virgen desposada?

Objeciones por las que parece que Cristo no hubiera debido nacer de una virgen desposada.
Objeciones: 1. Porque los desposorios se ordenan a la unión carnal. Pero la Madre del Señor jamás quiso usar de tal unión, porque eso iría en perjuicio de la virginidad que tenía proyectada. Luego no debió estar desposada.
2. El que Cristo naciese de una virgen fue un milagro. De donde dice Agustín en su Carta A.d Volusianum: El mismo poder de Dios que hizo salir a través de las entrañas virginales intactas los miembros del hijo, es el que hizo pasar los miembros del joven a través de las puertas cerradas. Si se tratase de averiguar la razón de esto, dejaría de ser maravilloso; y en caso de exigir un ejemplo, no sería singular. Pero, haciéndose los milagros para confirmar la fe, deben de ser manifiestos. Por consiguiente, al quedar oscurecido este milagro a causa de los desposorios, parece que no fue conveniente que Cristo naciese de una virgen desposada.
3. Ignacio Mártir, como dice Jerónimo, Super Matth., asigna esta causa a los desposorios de la Madre de Dios: Que su parto quedase oculto al diablo, mientras piensa que había sido engendrado no de una virgen, sino de una esposa. Pero tal causa carece de valor, ya porque el diablo conoce, merced a la perspicacia de su inteligencia, los hechos reales, ya porque luego los demonios conocieron de algún modo a Cristo mediante numerosos signos evidentes. Por eso se dice en Mc 1,23-24) que un hombre poseído de un espírítu impuro gritó, diciendo: ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Sé que eres el Santo de Dios. Luego no parece haber sido conveniente que la Madre de Dios fuera una virgen desposada.
4. Jerónimo añade otra razón: para que la Madre de Dios no fuera lapidada por los judíos como adúltera. Pero tal razón parece inconsistente, pues, en caso de no haber estado desposada, no podría ser condenada por adulterio. Y así no parece haber sido razonable que Cristo naciese de una virgen desposada.
Contra esto: está lo que se lee en Mt 1,18: Estando desposada María, su Madre, con José; y en Lc 1,26-27: Fue enviado el ángel Gabriel a María, virgen desposada con un varón llamado José.
Respondo: Que Cristo naciese de una virgen desposada fue conveniente por El mismo, por su Madre y también por nosotros. Por El mismo, por cuatro motivos: Primero, para que no fuese despreciado por los infieles como quien ha nacido de modo ilegítimo. De donde dice Ambrosio, In Lúe.: ¿Qué podría atribuirse a los judíos, qué a Herodes, si diesen la impresión de haber perseguido a un nacido de adulterio? Segundo: Para establecer su genealogía por la línea del varón, como era la costumbre. Por lo que escribe Ambrosio, In Lúe.: El que vino al mundo, conforme a la costumbre del mundo debió ser descrito. Y cuando alguien reivindica la grandeva de su linaje en el senado y en los otros estamentos de las ciudades, es requerida la persona de un varón. También la costumbre de las Escrituras nos instruye en la misma dirección, puesto que siempre uuscan el origen del varón. 1 ercero: 1 ara tutela del Niño nacido, a fin de que el diablo no urdiese daños contra él con mayor ímpetu. Y por eso dice Ignacio que fue una virgen desposada, para que su parto quedase oculto al diablo. Cuarto: Para que fuese criado por José. Por eso fue llamado éste padre suyo, como quien le alimentó.
Fue conveniente también por parte de la Virgen. Primero: Porque de ese modo quedaba exenta de la pena y, como dice Jerónimo Ipara que no fuese apedreada por los judíos como adúltera. Segundo: Para que así quedase libre de infamia. De donde dice Ambrosio, In Lúe.: Fue desposada para no ser quemada por la infamia de una virginidad violada, a la que parecía prestar una señal de violación el embarazo evidente. Tercero: Para que José le prestase sus servicios, como dice Jerónimo.
También fue conveniente por nuestra parte. Primero: Porque mediante este testimonio de José quedó comprobado que Cristo nació de una virgen. Por eso escribe Ambrosio, In Lúe.: Se presenta un testigo bien seguro del pudor, el marido, que podría dolerse tanto de la injuria como vengar la afrenta, si no fuese conocedor del misterio. Segundo: Porque así se hacen más dignas de fe las palabras de la Virgen Madre, cuando afirma su virginidad. De donde dice Ambrosio, In Lúe.: Se otorga mayor fe a las palabras de María, y se aleja cualquier causa de mentira. Pues daría la impresión de que una soltera encinta había querido ocultar su culpa con una mentira, mientras que, estando desposada, no tuvo motivo para mentir, puesto que el parto de las mujeres casadas es el premio del matrimonio y la grada de las bodas. Y ambas cosas pertenecen a la firmeza de nuestra fe. Tercero: Para quitar una excusa a las doncellas que, por falta de cautela, no evitan su infamia. Por eso escribe Ambrosio: No convino dejar a las vírgenes que viven en mala opinión una sombra de excusa, porque también la Madre de Dios sería devorada por la infamia. Cuarto: Porque en esto está representada toda la Iglesia, que, siendo virgen, está, sin embargo, desposada con un solo varón, Cristo, como dice Agustín en el libro De sancta virginitate. Cabe todavía una quinta razón: La Madre de Dios fue desposada y virgen, para que en su persona fuesen honrados tanto la virginidad como el matrimonio, contra los herejes que denigran uno u otro de esos estados.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Debemos creer que la Santísima Virgen Madre de Dios, movida por un instinto del Espíritu Santo, con el que estaba familiarizada, quiso desposarse, confiando en que, con la ayuda de Dios, nunca llegaría a la unión carnal. Y eso lo dejó a la voluntad divina. Por lo que su virginidad no sufrió detrimento alguno.
2. Como escribe Ambrosio, In Lúe., el Señor prefirió que algunos dudasen de su nacimiento antes que del pudor de su Madre. Sabía lo delicada que es la vergüenza de una virgen, y lo escurridiza que es la fama del pudor, y nojuzgó oportuno cimentar la fe de su nacimiento en las afrentas a su Madre.
Sin embargo, es necesario saber que, entre los milagros de Dios, unos son objeto de fe en sí mismos, como el milagro del parto virginal, el de la Resurrección del Señor y el del Sacramento del Altar. Y por eso quiso el Señor que fuesen más ocultos, a fin de que la fe en los mismos tuviese más mérito.
Otros milagros, en cambio, están destinados a comprobar la fe. Y éstos deben ser manifiestos.
3. Como escribe Agustín, en III De Trin., el diablo puede realizar muchas cosas en virtud de las fuerzas de su propia naturaleza, pero son impedidas por el poder divino. Y, conforme a esto, se puede decir que el diablo, por sus propias fuerzas, era capaz de saber que la Madre de Dios no fue violada, sino que permaneció virgen; en cambio, Dios le impidió conocer el modo del parto divino.
Que después el diablo conociese, de algún modo, que Jesús era el Hijo de Dios, no es obstáculo, porque ya era el tiempo oportuno para que Cristo manifestase su poder contra el diablo y padeciese la persecución suscitada por éste. Pero durante la infancia era conveniente que la malicia del diablo estuviese reprimida, para que no le persiguiese con mayor encono, pues entonces no había dispuesto Cristo ni padecer ni revelar su poder, sino manifestarse semejante a los otros niños en todo. De donde dice el papa León, en un Sermón De Epiphania. Los Magos encontraron al Niño Jesús cuantitativamente pequeño, necesitado de ayudas ajenas, incapaz de hablar, y en nada distinto de la generalidad de la infancia humana.
Sin embargo, Ambrosio, In Lúe., da la impresión de relacionar esto con los miembros del diablo. Efectivamente, indicada la razón de engañar al príncipe de este mundo, añade: No obstante, engañó más a los príncipes de este mundo. La malicia de los demonios conoce fácilmente también las cosas ocultas, pero los dados a las vanidades del mundo son incapaces de conocer los secretos divinos.
4. En el juicio de los adúlteros era lapidada, conforme a la Ley, no sólo la mujer desposada o casada, sino también la que era guardada como virgen en la casa paterna con miras a un futuro matrimonio. Por eso se dice en Dt 22,20-21: Si la joven no es hallada virgen, la lapidarán los hombres de su ciudad, y morirá, porque cometió un delito en Israel, fornicando en la cas a paterna.
O puede decirse, según el parecer de algunos, que la Santísima Virgen era de la descendencia o de la parentela de Aarón, por lo que estaba emparentada con Isabel, como se afirma en Lc 1,36). Y la virgen de linaje sacerdotal era muerta en caso de estupro, pues en Lv 21,9 se lee: La hija de un sacerdote, en caso de haber sido sorprendida en estupro, infamando el nombre de su padre, será entregada a las llamas.
Algunos aplican las palabras de Jerónimo a la lapidación de infamia.

ARTíCULO 2 ¿Hubo verdadero matrimonio entre María y José?

Objeciones por las que parece que entre María yjosé no existió verdadero matrimonio.
Objeciones: 1. Porque dice Jerónimo, Contra Helvidium, José fue más custodio que mando de María. Pero, de haber existido verdadero matrimonio, José hubiera sido auténtico marido. Luego parece que entre María y José no hubo verdadero matrimonio.
2. Comentando las palabras de Mt 1,16), Jacob engendró a José, esposo de María, escribe Jerónimo: Al oír la palabra esposo, no surja en tu ánimo la sospecha de las bodas, sino recuerda el uso de la Escritura que llama mandos a los desposados y mujeres a las desposadas. Pero el matrimonio verdadero no surge de los desposorios sino de las bodas. Luego entre la Santísima Virgen y San José no existió verdadero matrimonio.
3. En Mt 1,19) se dice: José, su esposo, como era justo, y no quería conducirla - se entiende-a su casa para una cohabitación continua, quiso despedirla en secreto, esto es, aplacar el tiempo de las bodas, como explica Remigio. Luego parece que, no celebradas todavía las bodas, tampoco habría aún verdadero matrimonio; sobre todo, no estando permitido a nadie despedir a la esposa después de contraído matrimonio.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el II De consensu Evangelist.: No es posible que el Evangelista pensara romper el matrimonio entre José y María - llamando a José esposo de María-por el hecho de que ésta dio a luz a Cristo virginalmente, no en virtud del coito con José. Con tal ejemplo se insinúa claramente a los fieles casados que, incluso guardando continencia por común acuerdo, puede subsistir el matrimonio y llamarse tal sin la unión sexual de los cuerpos.
Respondo: Se llama verdadero al matrimonio porque ha conseguido su perfección. Ahora bien, la perfección de una cosa es doble: primera y segunda.
La primera consiste en la misma forma de la cosa de la que obtiene su especie; la segunda se concreta en la operación de tal cosa mediante la cual alcanza de algún modo su fin. Y la forma del matrimonio consiste en una unión indivisible de las almas, en virtud de la cual cada uno de los cónyuges se compromete a guardar indivisiblemente fidelidad al otro. Pero el fin del matrimonio es la procreación y educación de los hijos. Lo primero se logra por medio de la cópula conyugal; lo segundo, mediante otras obras del marido y de la mujer, con las que se ayudan mutuamente para criar a los hijos.
Se impone, por consiguiente, decir que, en cuanto a la primera perfección, el matrimonio de la Virgen Madre de Dios con José fue enteramente verdadero, porque consintieron ambos en la unión conyugal, aunque no expresamente en la cópula carnal, sino a condición de que eso pluguiese a Dios. Por eso el ángel llama a María esposa de José cuando le dice a éste, en Mt 1,20: No temas recibir en tu casa a María, tu esposa. Exponiendo este pasaje Agustín, dice en su libro De nuptiis et concupiscentia z: En virtud de la fidelidad inicial de los desposorios llama esposa a la que no había conocido, ni había de conocer, por la cópula carnal .
En lo que atañe a la segunda perfección, que se logra por el acto del matrimonio, si éste se refiere a la unión carnal mediante la que se engendran los hijos, aquel matrimonio no fue consumado. Por lo que dice Ambrosio In Lúe.: No te inquiete el que la Escritura llame a María esposa. La celebración de las bodas no es una declaración de la pérdida de la virginidad, sino un testimonio del matrimonio. Sin embargo, aquel matrimonio tuvo también la segunda perfección en cuanto a la educación de la prole. Por esto dice Agustín en el libro De nuptiis et concupiscentia: Todos los bienes de las bodas tuvieron su cumplimiento en los padres de Cristo: La prole, la fidelidad y el sacramento.
Reconocemos la prole en el mismo Señor Jesús; la fidelidad, en que no hubo adulterio alguno; el sacramento, porque tampoco se dio divorcio de ninguna clase. Sólo estuvo ausente de él la cópula conjugal.
A las objeciones:
Soluciones: 1. En el pasaje mencionado, Jerónimo da a la palabra marido el sentido que se deriva del matrimonio consumado.
2. Jerónimo llama bodas a la cópula conyugal.
3. Como enseña el Crisóstomo, Super Matth.: La Santísima Virgen estuvo desposada con José de tal modo que también la tuvo en su casa. Pues como respecto de la que concibe en casa de su esposo se entiende que concibe de su marido, así la que concibe fuera de la casa sugiere una unión sospechosa. Y, de esta manera, no se hubieran tomado las precauciones suficientes respecto a la fama de la Santísima Virgen si José no la hubiera tenido también en su casa.
Por lo que las palabras y no queriendo conducirla (a su casa) se entienden mejor así: no queriendo difamarla públicamente, que referidas a la conducción a la casa de José. Por eso añade el Evangelista: Quiso repudiarla en secreto. Sin embargo, aunque la tuviera en su casa en virtud de la fe inicial de los esponsales, todavía no se había realizado la celebración solemne de las bodas, por lo que aún no había mediado entre ellos la unión carnal. De donde, como escribe el Crisóstomo, el Evangelista no dice: antes de que fuera conducida a la casa de su esposo, pues ya vivía en ella, porque los antiguos acostumbraban muchas veces a tener a las desposadas en casa del marido. Y por este motivo dice el ángel a José (Mt 1,20: No temas recibir a María como esposa; esto es: no temas celebrar solemnemente las bodas. Aunque otros digan que todavía no había sido llevada a su casa, sino que sólo estaba desposada, lo primero concuerda mejor con el Evangelio.

CUESTIÓN 30 Sobre la anunciación de la Santísima Virgen

Pasamos ahora a tratar de la anunciación de la Santísima Virgen. Y sobre ello se plantean cuatro interrogantes: 1. ¿Fue conveniente que se le anunciase lo que en ella se iba a engendrar? 2. ¿Quién debía anunciárselo? 3. ¿De qué manera le debía ser anunciado? 4. ¿En qué orden había de anunciarse?

ARTíCULO 1 ¿Fue necesario anunciar a la Santísima Virgen lo que iba a realizarse en ella?

Objeciones por las que parece que no fue necesario anunciar a la Santísima Virgen lo que en ella iba a realizarse.
Objeciones: 1. Porque la anunciación sólo parece necesaria para obtener el consentimiento de la Virgen. Pero tal consentimiento no parece haber sido necesario, porque la concepción de la Virgen había sido predicha mediante profecía de predestinación, que se cumple sin intervención de nuestra propia voluntad, como apostilla una Glosa a propósito de Mt 1,22). Luego no fue necesario que se diese tal anunciación.
2. La Santísima Virgen tenía acerca de la encarnación aquella fe sin la que nadie puede estar en estado de salvación, porque, como se dice en Rm 3,22), la justicia de Dios se obtiene por la fe en Jesucristo. Ahora bien, el que cree algo sin duda de ninguna clase, no necesita de más instrucciones sobre lo mismo.
Luego no fue necesario que a la Santísima Virgen se le anunciase la encarnación de su Hijo.
3. Como la Santísima Virgen concibió corporalmente a Cristo, así también lo concibe espiritualmente cada una de las almas; por eso dice el Apóstol en Ga 4,19: Mijitos míos, a los que de nuevo alumbro con dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros. Pero a los que deben concebirle espiritualmente, no se les anuncia tal concepción. Luego tampoco a la Santísima Virgen debió anunciársele que concebiría en su seno al Hijo de Dios.
Contra esto: está que, según Lc 1,31), el ángel le dijo: He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo.
Respondo: Fue conveniente que a la Santísima Virgen se le anunciase que habría de concebir a Cristo. Primero, para que se guardase el orden oportuno en la unión del Hijo de Dios con la Virgen, esto es: para que su mente fuera instruida acerca de El antes de que lo concibiese corporalmente. De donde dice Agustín en el libro De virginitate: María es más dichosa recibiendo la fe de Cristo que concibiendo la carne de Cristo. Y además añade: Nada aprovecharía a María la unión materna si no llevase con mayor felicidad a Cristo en el corazón que en el cuerpo.
Segundo, para que pudiera ser testigo más seguro de este misterio, supuesto que había sido instruida por inspiración divina acerca de él.
Tercero, para que ofreciese voluntariamente a Dios el don de su obediencia, para lo que se ofreció dispuesta cuando dijo: He aquí la esclava del Señor (Lc 1,38).
Cuarto, para dar a conocer la existencia de un cierto matrimonio espiritual entre el Hijo de Dios y la naturaleza humana. Y, por eso, mediante la anunciación se esperaba con ansia el consentimiento de la virgen en nombre de toda la naturaleza humana.
A las objeciones:
Soluciones: 1. La profecía de predestinación se cumple sin que actúe nuestro libre albedrío como causa, pero no sin su consentimiento.
2. La Santísima o x 1 Virgen tenía fe expresa en la futura encarnación; pero, siendo humilde, no pensaba en misterios tan sublimes respecto de sí misma. Y por eso tenía que ser instruida acerca de ello.
3. La concepción espiritual de Cristo, que se realiza por la fe, va precedida del anuncio que se concreta en la predicación de la misma fe, conforme a lo que se dice en Rm 10,17: La fe viene de la audición. Sin embargo, nadie tiene por esto la certeza de poseer la gracia; pero tiene certeza de que la fe que recibe es verdadera.

ARTíCULO 2 ¿La anunciación a la Santísima Virgen debió ser hecha por medio de un ángel?

Objeciones por las que parece que la anunciación a la Santísima Virgen no debió hacerse por medio de un ángel.
Objeciones: 1. Porque los ángeles supremos reciben la revelación inmediatamente de Dios, como dice Dionisio en el c. 7 del De Cael. Hier.. Pero la Madre de Dios ha sido exaltada por encima de todos los ángeles. Luego parece que el misterio de la encarnación debió serle anunciado inmediatamente por Dios, y no por medio de un ángel.
2. Si era razonable que en esto se respetase el orden común de que las cosas divinas son reveladas a los hombres por medio de ángeles, del mismo modo a la mujer deben serle comunicadas por medio del marido; de donde dice el Apóstol en 1Co 14,34-35: Las mujeres guarden silencio en las asambleas; y, si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos. Por consiguiente, parece que el misterio de la encarnación debió ser anunciado a la Santísima Virgen por medio de un varón; sobre todo porque José, su esposo, fue instruido por un ángel, como se lee en Mt 1,20-21.
3. Nadie puede anunciar convenientemente lo que ignora. Ahora bien, los ángeles supremos no conocieron plenamente el misterio de la encarnación. Por eso dice Dionisio, en el c. 7 del De Cael. Hier., que la pregunta planteada en Is 63,1: ¿Quién es este que viene de Edom?, debe entenderse respecto de aquéllos. Luego parece que la anunciación de la encarnación no pudo hacerla debidamente ningún ángel.
4. Los negocios más graves deben ser anunciados por los mensajeros de • mayor categoría. Ahora bien, el misterio de la encarnación es el supremo entre los anunciados a los hombres por los ángeles. Parece, por consiguiente, que si debió ser anunciado por medio de un ángel, éste hubo de ser del orden supremo. Pero Gabriel no pertenece al orden supremo, sino al orden de los arcángeles, que es el penúltimo; de donde canta la Iglesia: Sabemos que el arcángel Gabriel te habló de parte de Dios. Luego una anunciación de esta categoría no fue convenientemente hecha por el arcángel Gabriel.
Contra esto: está lo que se lee en ,26
Respondo: Fue conveniente que un ángel anunciase el misterio de la encarnación divina a la Santísima Virgen, por tres motivos. Primero, para que también en esto se observase la disposición divina de que las cosas del cielo lleguen a los hombres por medio de los ángeles. Por lo que dice Dionisio en el c. 7 del De Cael. Hier.: Sobre el misterio divino de la benignidad de Jesús primeramente fueron instruidos los ángeles; luego, por medio de ellos, pasó a nosotros la gracia de ese conocimiento. Así pues, el excelso Gabriel anunció a Zacarías que de él nacería un profeta;y a María la hizo saber el modo en que se realizaría en ella el misterío divino de la formación inefable de Dios.
Segundo, fue conveniente para la restauración de la humanidad, que había de realizarse por medio de Cristo. De donde dice Beda, en una Homilía: Fue un principio a propósito de la restauración humana el que Dios enviase un ángel a la Virgen que iba a ser consagrada con un parto divino, ya que la primera causa de la perdición humana fue el envío de la serpiente, parparte del diablo, a la mujer para que fuese engañada con el espíritu de soberbia.
Tercero, porque esto convenía a la virginidad de la Madre de Dios. Por eso dice Jerónimo en un Sermón sobre la Asunción: Perfecto resulta que sea enviado un ángel a la Virgen, porque la virginidad siempre fue pariente de los ángeles.
Verdaderamente, vivir en la carne al margen de ella no es vida terrena, sino celestial.
A las objeciones:
Soluciones: 1. La Madre de Dios era superior a los ángeles por lo que atañe a la dignidad para la que era elegida. Pero era inferior a ellos por lo que se refiere al estado de la vida presente, porque incluso el mismo Cristo, por razón de su vida pasible, fue hecho un poco inferior a los ángeles, como se lee en He 2,9). Sin embargo, Cristo, por haber sido viador y comprehensor, no necesitaba ser instruido por los ángeles acerca del conocimiento de las cosas divinas. Pero la Madre de Dios no estaba todavía en el estado de los comprehensores, y por lo tanto tenía que ser instruida por los ángeles acerca de la concepción divina.
2. Como expone Agustín en un Sermón sobre la Asunción, la Santísima Virgen está justamente exenta de algunas leyes generales, porque ni multiplicó sus concepciones ni estuvo bajo la potestad de un varón, es decir, de su marido, porque recibió a Cristo en sus purísimas entrañas por obra del Espíritu Santo. Y, por tanto, no debió ser instruida sobre el misterio de la encarnación por su marido, sino por medio de un ángel. Precisamente por eso también fue instruida ella primero que José, pues ella lo fue antes de la concepción, y José después de la misma (cf. Mt 1,2).
3. Como es manifiesto por la autoridad alegada de Dionisio, los ángeles conocieron el misterio de la encarnación; pero, sin embargo, preguntan, deseando conocer mejor por medio del propio Cristo las razones de este misterio, que son incomprensibles para todo entendimiento creado. Por eso escribe Máximo: No se puede dudar de que los ángeles hayan conocido la futura encarnación. Pero estuvo oculta para ellos la impenetrable concepción del Señor, y el modo de permanecer totalmente en el Padre, enteramente en todas las cosas, e incluso en el seno de la Virgen.
4. Algunos sostienen que Gabriel pertenece al orden supremo, porque dice Gregorio: Sería conveniente que viniera un ángel supremo, puesto que anunciaba el supremo de los misterios. Pero de eso no se sigue que fuera el máximo de todos los órdenes, sino respecto de los ángeles. Por lo que la Iglesia le llama arcángel, y el propio Gregorio dice en la Homilía De centum ovibus: Llamamos arcángeles a los que anuncian los supremos misterios. Por consiguiente, es bastante creíble que sea el supremo en el orden de los arcángeles. Y, como dice Gregorio, este nombre rima con su oficio, pues Gabriel significa fortaleza de Dios. Y por la fortaleza de Dios debía ser anunciado, porque venía el Señor de las potestades y el poderoso en las batallas para vencer a las potestades aéreas.


Suma Teológica III Qu.28 a.3