Audiencias 2002 39

39 4. Ante la irrupción divina el orante se estremece (cf. Ha Ha 3,16), un escalofrío le penetra por los huesos, tiemblan sus entrañas y vacilan sus piernas al andar, porque el Dios de la justicia es infalible, a diferencia de los jueces terrenos.

Pero el ingreso del Señor tiene también otra función, que en nuestro canto se ensalza con alegría. En efecto, en su indignación no olvida su misericordia (cf. v. 2). Sale del horizonte de su gloria no sólo para destruir la arrogancia del impío, sino también para salvar a su pueblo y a su ungido (cf. v. 13), es decir, a Israel y a su rey. Quiere ser también liberador de los oprimidos, suscitar la esperanza en el corazón de las víctimas, abrir una nueva era de justicia.

5. Por eso, nuestro cántico, a pesar de estar marcado por el "tono de las lamentaciones", se transforma en un himno de alegría. En efecto, las calamidades anunciadas están orientadas a la liberación de los oprimidos (cf. v. 15). Por consiguiente, provocan la alegría del justo, que exclama: "Yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios, mi salvador" (v. 18). Esa misma actitud la sugiere Jesús a sus discípulos en el tiempo de los cataclismos apocalípticos: "Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación" (Lc 21,28).

En el cántico de Habacuc es bellísimo el versículo final, que expresa la serenidad recuperada. Al Señor se le define -como había hecho David en el salmo 17- no sólo como "la fuerza" de su fiel, sino también como aquel que le da agilidad, lozanía y serenidad en los peligros. David cantaba: "Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, (...). Él me da pies de ciervo y me coloca en las alturas" (Ps 17,2 Ps 17,34). Ahora nuestro cantor exclama: "El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas" (Ha 3,19). Cuando se tiene al Señor al lado, no se temen ni pesadillas ni obstáculos, sino que se prosigue con paso ligero y con alegría por el camino de la vida, aunque sea duro.

Saludos

Saludo a los peregrinos de lengua española; de modo particular a los miembros de la cofradía del "Lignum Crucis", de España. Os deseo a todos abundantes frutos espirituales de vuestra peregrinación a Roma y copiosa efusión de dones del Espíritu Santo en la ya cercana fiesta de Pentecostés. Muchas gracias por vuestra atención.

(A los fieles croatas)
Que la próxima solemnidad de Pentecostés, con la que termina el tiempo pascual, profundice aún más en vosotros la gratitud por los múltiples dones que el Espíritu Santo otorga siempre en abundancia.

(En italiano)
Hoy es la Jornada mundial de la familia, instituida por las Naciones Unidas en 1994, que se celebra por primera vez también en Italia, para reafirmar el papel social fundamental de la institución familiar. Amadísimos hermanos, al manifestaros mi vivo aprecio por vuestro generoso compromiso, os deseo que las instituciones reconozcan plenamente los valores de la familia con políticas encaminadas a promover su elevada función. Quiera Dios que se fortalezca cada vez más la convicción de que el futuro de la humanidad y de la Iglesia pasa a través de la familia.

A los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:

40 Mientras nos preparamos para la solemnidad de Pentecostés, os exhorto, queridos jóvenes, a ser siempre dóciles a la acción del Espíritu Santo, os animo a vosotros, queridos enfermos, a invocar su luz y su fuerza en el sufrimiento y en la prueba; y a vosotros, queridos recién casados, os deseo que crezcáis en el amor que el Espíritu de Dios derrama en los corazones.




Miércoles 29 de mayo de 2002

: Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Me alegra comentar hoy con vosotros el viaje apostólico que he realizado a Azerbaiyán y Bulgaria y que ha dejado en mi corazón un eco muy profundo. Ante todo, doy gracias al Señor, que me ha concedido la gracia de llevarlo a cabo. Expreso mi agradecimiento también a todos aquellos que lo han hecho posible: a los jefes de Estado y a los respectivos Gobiernos, a las autoridades civiles y militares, así como a todos los que han colaborado en su preparación y desarrollo. Igualmente, manifiesto mi gratitud en especial a los pastores de la Iglesia católica en los dos países, y la extiendo de corazón a los de las Iglesias ortodoxas, así como a los líderes de las comunidades musulmanes y judías.

Las grandes tradiciones religiosas forman parte integrante del rico patrimonio histórico y cultural del pueblo azerí. Por eso, ha sido muy elocuente encontrarme, en Bakú, capital del país, con los representantes de la política, la cultura y el arte, así como con los de las religiones.

Además, la comunidad católica de Azerbaiyán es una de las menos numerosas que he visitado. Ese "pequeño rebaño" es heredero de una tradición espiritual antiquísima, que comparte pacíficamente con los hermanos ortodoxos, en medio de una población mayoritariamente musulmana.

2. Por eso, remontándome idealmente al encuentro de Asís, renové desde aquella tierra, verdadera puerta entre Oriente y Occidente, mi llamamiento en favor de la paz, insistiendo en que las religiones deben oponerse netamente a cualquier forma de violencia.

Sobre todo durante la santa misa en Bakú percibí claramente que también en Azerbaiyán late el corazón de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

3. Mi visita a Sofía coincidió con la fiesta de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos, "Slavorum apostoli". Desde el inicio de la evangelización, un sólido puente une la Sede de Pedro al pueblo búlgaro. Y este vínculo se consolidó en el siglo pasado, gracias al valioso servicio que prestó el delegado apostólico de entonces mons. Angelo Roncalli, el beato Juan XXIII.

Mi visita, la primera de un Obispo de Roma, tenía también como finalidad fortalecer los vínculos de comunión con la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, encabezada por el patriarca Maxim, con el que tuve la alegría de reunirme después de la visita a la catedral patriarcal.

4. En Sofía me encontré con los representantes de la cultura, la ciencia y el arte, conmemorando a los santos Cirilo y Metodio, que supieron conjugar admirablemente la fe y la cultura, contribuyendo de modo decisivo a poner los cimientos espirituales de Europa.

41 Un ejemplo insigne de esta síntesis entre espiritualidad, arte e historia es el monasterio de San Juan de Rila, corazón de la nación búlgara y perla del patrimonio cultural mundial. Al dirigirme como peregrino a ese lugar santo, quise rendir solemne homenaje al monaquismo oriental, que ilumina a la Iglesia entera con su testimonio secular.

5. El culmen de mi breve pero intensa estancia en Bulgaria fue la celebración eucarística en la plaza central de Plovdiv, durante la cual proclamé beatos a Pedro Vitchev, Pablo Djidjov y Josafat Chichkov, sacerdotes Agustinos de la Asunción, fusilados en la cárcel de Sofía en 1952, juntamente con el obispo Eugenio Bossilkov, ya beatificado hace cuatro años.

Estos valientes testigos de la fe, junto con los demás mártires del siglo pasado, preparan una nueva primavera de la Iglesia en Bulgaria. En esta perspectiva se sitúa el último encuentro, con los jóvenes, a los que volví a proponer el mensaje siempre actual de Cristo: "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo" (
Mt 5,13-14). Cristo llama a todos al heroísmo de la santidad. Así, también esta peregrinación apostólica se concluyó bajo el signo de la santidad.

Que la Iglesia que está en Azerbaiyán y en Bulgaria, como la que está en Europa y en el mundo entero, gracias a la constante intercesión de María, Reina de los santos y de los mártires, difunda el perfume de la santidad de Cristo en la variedad de sus tradiciones y en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Saludos

Saludo a los fieles de lengua española; en especial a los miembros de la Agrupación española de fomento europeo. Que vuestra peregrinación redunde en abundantes frutos espirituales. Muchas gracias.

(En portugués)
Os encomiendo a la protección de la Virgen María, para que os alcance la gracia de difundir el perfume de la santidad de Cristo por los caminos de la vida, especialmente en la familia y en la comunidad cristiana.

(En lituano)
Amadísimos hermanos, el mundo de hoy necesita redescubrir sus raíces culturales y religiosas. Que la fe os impulse a cada uno a contribuir a la renovación de la sociedad, para que su desarrollo ayude al hombre a redescubrirse a sí mismo y su vocación.

(En italiano)
42 Saludo ahora a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Mi pensamiento va ante todo a vosotros, queridos jóvenes, y en especial a vosotros, queridos niños de primera Comunión y queridos muchachos de Confirmación, que participáis en gran número en esta audiencia. Que el encuentro con Jesús sea para vosotros y para vuestros coetáneos, que en este tiempo se acercan por primera vez a la mesa del altar, así como para los que reciben la unción crismal, una invitación a crecer en el amor a Dios y al prójimo.

A vosotros, queridos enfermos, os deseo que recibáis de la Eucaristía el vigor espiritual que os capacite para afrontar cualquier prueba. Y vosotros, queridos recién casados, sostenidos por la intercesión de la Virgen María, comprometeos a hacer de la Eucaristía el alimento diario de vuestra existencia y el centro de vuestra familia.

Se celebra mañana la fiesta solemne del "Corpus Christi". Invito a todos los romanos y a los peregrinos a participar en gran número en la celebración que tendrá lugar, como todos los años, mañana por la tarde en la plaza de San Juan de Letrán, así como en la solemne procesión eucarística, que se concluirá en Santa María la Mayor.



Junio de 2002


Miércoles 5 de junio de 2002

Un cántico en honor de la creación y de la redención

1. El Lauda Ierusalem, que acabamos de proclamar, es frecuente en la liturgia cristiana. A menudo se entona el salmo 147 refiriéndolo a la palabra de Dios, que "corre veloz" sobre la faz de la tierra, pero también a la Eucaristía, verdadera "flor de harina" otorgada por Dios para "saciar" el hambre del hombre (cf. vv. 14-15).

Orígenes, en una de sus homilías, traducidas y difundidas en Occidente por san Jerónimo, comentando este salmo, relacionaba precisamente la palabra de Dios y la Eucaristía: "Leemos las sagradas Escrituras. Pienso que el evangelio es el cuerpo de Cristo; pienso que las sagradas Escrituras son su enseñanza. Y cuando dice: el que no coma mi carne y no beba mi sangre (Jn 6,53), aunque estas palabras se puedan entender como referidas también al Misterio (eucarístico), sin embargo, el cuerpo de Cristo y su sangre es verdaderamente la palabra de la Escritura, es la enseñanza de Dios. Cuando acudimos al Misterio (eucarístico), si se nos cae una partícula, nos sentimos perdidos. Y cuando escuchamos la palabra de Dios, y se derrama en nuestros oídos la palabra de Dios, la carne de Cristo y su sangre, y nosotros pensamos en otra cosa, ¿no caemos en un gran peligro?" (74 omelie sul libro dei Salmi, Milán 1993, pp. 543-544).

Los estudiosos ponen de relieve que este salmo está vinculado al anterior, constituyendo una única composición, como sucede precisamente en el original hebreo. En efecto, se trata de un único cántico, coherente, en honor de la creación y de la redención realizadas por el Señor. Comienza con una alegre invitación a la alabanza: "Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa" (Ps 146,1).

2. Si fijamos nuestra atención en el pasaje que acabamos de escuchar, podemos descubrir tres momentos de alabanza, introducidos por una invitación dirigida a la ciudad santa, Jerusalén, para que glorifique y alabe a su Señor (cf. Ps 147,12).

En el primer momento (cf. vv. 13-14) entra en escena la acción histórica de Dios. Se describe mediante una serie de símbolos que representan la obra de protección y ayuda realizada por el Señor con respecto a la ciudad de Sión y a sus hijos. Ante todo se hace referencia a los "cerrojos" que refuerzan y hacen inviolables las puertas de Jerusalén. Tal vez el salmista se refiere a Nehemías, que fortificó la ciudad santa, reconstruida después de la experiencia amarga del destierro en Babilonia (cf. Ne Ne 3,3 Ne Ne 3,6 Ne Ne 3,13-15 Ne 4,1-9 Ne 6,15-16 Ne 12,27-43). La puerta, por lo demás, es un signo para indicar toda la ciudad con su solidez y tranquilidad. En su interior, representado como un seno seguro, los hijos de Sión, o sea los ciudadanos, gozan de paz y serenidad, envueltos en el manto protector de la bendición divina.

43 La imagen de la ciudad alegre y tranquila queda destacada por el don altísimo y precioso de la paz, que hace seguros sus confines. Pero precisamente porque para la Biblia la paz (shalôm) no es un concepto negativo, es decir, la ausencia de guerra, sino un dato positivo de bienestar y prosperidad, el salmista introduce la saciedad con la "flor de harina", o sea, con el trigo excelente, con las espigas colmadas de granos. Así pues, el Señor ha reforzado las defensas de Jerusalén (cf. Ps 87,2); ha derramado sobre ella su bendición (cf. Ps 128,5 Ps 134,3), extendiéndola a todo el país; ha dado la paz (cf. Ps 122,6-8); y ha saciado a sus hijos (cf. Ps 132,15).

3. En la segunda parte del salmo (cf. Ps 147,15-18), Dios se presenta sobre todo como creador. En efecto, dos veces se vincula la obra creadora a la Palabra que había dado inicio al ser: "Dijo Dios: "haya luz", y hubo luz. (...) Envía su palabra a la tierra. (...) Envía su palabra" (cf. Gn 1,3 Ps 147,15 Ps 147,18).

Con la Palabra divina irrumpen y se abren dos estaciones fundamentales. Por un lado, la orden del Señor hace que descienda sobre la tierra el invierno, representado de forma pintoresca por la nieve blanca como lana, por la escarcha como ceniza, por el granizo comparado a migas de pan y por el frío que congela las aguas (cf. vv. 16-17). Por otro, una segunda orden divina hace soplar el viento caliente que trae el verano y derrite el hielo: así, las aguas de lluvia y de los torrentes pueden correr libres para regar la tierra y fecundarla.

En efecto, la Palabra de Dios está en el origen del frío y del calor, del ciclo de las estaciones y del fluir de la vida en la naturaleza. La humanidad es invitada a reconocer al Creador y a darle gracias por el don fundamental del universo, que la rodea, le permite respirar, la alimenta y la sostiene.
4. Entonces se pasa al tercer momento, el último, de nuestro himno de alabanza (cf. vv. 19-20). Se vuelve al Señor de la historia, del que se había partido. La Palabra divina trae a Israel un don aún más elevado y valioso, el de la Ley, la Revelación. Se trata de un don específico: "Con ninguna nación obró así ni les dio a conocer sus mandatos" (v. 20).

Por consiguiente, la Biblia es el tesoro del pueblo elegido, al que debe acudir con amor y adhesión fiel. Es lo que dice Moisés a los judíos en el Deuteronomio: "¿Cuál es la gran nación cuyos preceptos y normas sean tan justos como toda esta Ley que yo os expongo hoy?" (Dt 4,8).

5. Del mismo modo que hay dos acciones gloriosas de Dios, la creación y la historia, así existen dos revelaciones: una inscrita en la naturaleza misma y abierta a todos; y la otra dada al pueblo elegido, que la deberá testimoniar y comunicar a la humanidad entera, y que se halla contenida en la sagrada Escritura. Aunque son dos revelaciones distintas, Dios es único, como es única su Palabra. Todo ha sido hecho por medio de la Palabra -dirá el Prólogo del evangelio de san Juan- y sin ella no se ha hecho nada de cuanto existe. Sin embargo, la Palabra también se hizo "carne", es decir, entró en la historia y puso su morada entre nosotros (cf. Jn 1,3 Jn 1,14).

Saludos

Saludo con afecto a los visitantes de lengua española, en particular a los peregrinos venidos de España y de México. Invito a todos a glorificar y alabar siempre a Dios por el don generoso y maravilloso de la creación. Muchas gracias.

(A los fieles lituanos, en particular al coro parroquial "Salve" de Elektrenai)
Con las palabras del salmo hemos alabado hoy a Dios, que protege y da paz a su Iglesia, la nueva Jerusalén. Con esta certeza perseverad y sed fieles en todo a la verdad del Evangelio. Os acompañe la bendición del Señor.

(En checo)
44 Consagrémonos a él. Jesús, manso y humilde de Corazón, transforma nuestro corazón y enséñanos a amar a Dios y al prójimo con generosidad.

(En eslovaco)
Queridos peregrinos: el viernes próximo celebraremos la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús, que es, al mismo tiempo, la jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes. Orad por vuestros pastores, para que sean sacerdotes según el Corazón de Jesús.

(A los fieles croatas)
La celebración de la liturgia de las Horas es la oración de los hijos con el Hijo y en el Hijo. En ella la variedad de las voces se funde en un coro armonioso y en el corazón de Cristo se hace oración grata al Padre.

(En italiano)
Pasado mañana celebraremos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que nos recuerda el misterio del amor de Dios a los hombres de todos los tiempos. Queridísimos jóvenes aquí presentes, os saludo con afecto: preparaos en la escuela del Corazón de Cristo a afrontar con confianza los deberes que os esperan. Os doy las gracias, queridísimos enfermos, por la ayuda espiritual que proporcionáis al pueblo cristiano al aceptar la voluntad de Dios, en fecunda unión con el sacrificio salvífico del Crucificado. A vosotros, queridos recién casados, os deseo gran felicidad en vuestro camino de la vida, fieles al amor de Dios, del que vuestro amor esponsal debe ser siempre testimonio elocuente.




Miércoles 12 de junio de 2002

Alabanza a Dios creador

1. La antigua tradición hebrea reserva una situación particular al salmo 91, que acabamos de proclamar como el canto del hombre justo a Dios creador. En efecto, el título puesto al Salmo indica que está destinado al día de sábado (cf. v. 1). Por consiguiente, es el himno que se eleva al Señor eterno y excelso cuando, al ponerse el sol del viernes, se entra en la jornada santa de la oración, la contemplación y el descanso sereno del cuerpo y del espíritu.

En el centro del Salmo se yergue, solemne y grandiosa, la figura del Dios altísimo (cf. v. 9), en torno al cual se delinea un mundo armónico y pacificado. Ante él se encuentra también la persona del justo que, según una concepción típica del Antiguo Testamento, es colmado de bienestar, alegría y larga vida, como consecuencia natural de su existencia honrada y fiel. Se trata de la llamada "teoría de la retribución", según la cual todo delito tiene ya un castigo en la tierra y todo acto bueno, una recompensa. Aunque en esta concepción hay un elemento de verdad, sin embargo -como dejará intuir Job y como reafirmará Jesús (cf. Jn 9,2-3)- la realidad del dolor humano es mucho más compleja y no se puede simplificar tan fácilmente. En efecto, el sufrimiento humano se debe ver desde la perspectiva de la eternidad.

45 2. Pero examinemos ahora este himno sapiencial con matices litúrgicos. Está constituido por una intensa invitación a la alabanza, al canto alegre de acción de gracias, al júbilo de la música, acompañada por el arpa de diez cuerdas, el laúd y la cítara (cf. vv. 2-4). El amor y la fidelidad del Señor se deben celebrar con el canto litúrgico, que se ha de entonar "con maestría" (cf. Ps 46,8). Esta invitación vale también para nuestras celebraciones, a fin de que recuperen su esplendor no sólo en las palabras y en los ritos, sino también en las melodías que las animan.

Después de esta invitación a no apagar nunca el hilo interior y exterior de la oración, verdadera respiración constante de la humanidad fiel, el salmo 91 presenta, casi en dos retratos, el perfil del malvado (cf. vv. 7-10) y del justo (cf. vv. 13-16). Con todo, el malvado se halla ante el Señor, "el excelso por los siglos" (v. 9), que hará perecer a sus enemigos y dispersará a todos los malhechores (cf. v. 10). En efecto, sólo a la luz divina se logra comprender a fondo el bien y el mal, la justicia y la perversión.

3. La figura del pecador se describe con una imagen tomada del mundo vegetal: "Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores..." (v. 8). Pero este florecimiento está destinado a secarse y desaparecer. En efecto, el salmista multiplica los verbos y los términos que aluden a la destrucción: "Serán destruidos para siempre. (...) Tus enemigos, Señor, perecerán; los malhechores serán dispersados" (vv. 8. 10).

En el origen de este final catastrófico se encuentra el mal profundo que embarga la mente y el corazón del malvado: "El ignorante no entiende, ni el necio se da cuenta" (v. 7). Los adjetivos que se usan aquí pertenecen al lenguaje sapiencial y denotan la brutalidad, la ceguera, la torpeza de quien piensa que puede hacer lo que quiera sobre la faz de la tierra sin frenos morales, creyendo erróneamente que Dios está ausente o es indiferente. El orante, en cambio, tiene la certeza de que, antes o después, el Señor aparecerá en el horizonte para hacer justicia y doblegar la arrogancia del insensato (cf. Ps 13).

4. Luego se nos presenta la figura del justo, dibujada como en una pintura amplia y densa de colores. También en este caso se recurre a una imagen del mundo vegetal, fresca y verde (cf. vv. 13-16). A diferencia del malvado, que es como la hierba del campo, lozana pero efímera, el justo se yergue hacia el cielo, sólido y majestuoso como palmera y cedro del Líbano. Por otra parte, los justos están "plantados en la casa del Señor" (v. 14), es decir, tienen una relación muy firme y estable con el templo y, por consiguiente, con el Señor, que en él ha establecido su morada.
La tradición cristiana jugará también con los dos significados de la palabra griega fo¤nij, usada para traducir el término hebreo que indica la palmera. Fo¤nij es el nombre griego de la palmera, pero también del ave que llamamos "fénix". Ahora bien, ya se sabe que el fénix era símbolo de inmortalidad, porque se imaginaba que esa ave renacía de sus cenizas. El cristiano hace una experiencia semejante gracias a su participación en la muerte de Cristo, manantial de vida nueva (cf. Rm 6,3-4). "Dios (...), estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo" -dice la carta a los Efesios- "y con él nos resucitó" (Ep 2,5-6).

5. Otra imagen, tomada esta vez del mundo animal, representa al justo y está destinada a exaltar la fuerza que Dios otorga, incluso cuando llega la vejez: "A mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo" (Ps 91,11). Por una parte, el don de la potencia divina hace triunfar y da seguridad (cf. v. 12); por otra, la frente gloriosa del justo es ungida con aceite que irradia una energía y una bendición protectora. Así pues, el salmo 91 es un himno optimista, potenciado también por la música y el canto. Celebra la confianza en Dios, que es fuente de serenidad y paz, incluso cuando se asiste al éxito aparente del malvado. Una paz que se mantiene intacta también en la vejez (cf. v. 15), edad vivida aún con fecundidad y seguridad.

Concluyamos con las palabras de Orígenes, traducidas por san Jerónimo, que toman como punto de partida la frase en la que el salmista dice a Dios: "Me unges con aceite nuevo" (v. 11).
Orígenes comenta: "Nuestra vejez necesita el aceite de Dios. De la misma manera que nuestro cuerpo, cuando está cansado, sólo recobra su vigor si es ungido con aceite, como la llamita de la lámpara se extingue si no se le añade aceite, así también la llamita de mi vejez necesita, para crecer, el aceite de la misericordia de Dios. Por lo demás, también los apóstoles suben al monte de los Olivos (cf. Ac 1,12) para recibir luz del aceite del Señor, puesto que estaban cansados y sus lámparas necesitaban el aceite del Señor... Por eso, pidamos al Señor que nuestra vejez, todos nuestros trabajos y todas nuestras tinieblas sean iluminadas por el aceite del Señor" (74 Omelie sul Libro del Salmi, Milán 1993, pp. 280-282, passim).

Saludos

Saludo a los peregrinos de lengua española; de modo particular a los fieles de las parroquias de Santa Eulalia y María Mediadora, de Madrid, así como a los grupos del Ayuntamiento de Paterna y de San Sebastián. También a los peregrinos nicaragüenses y ecuatorianos. Muchas gracias a todos por vuestra atención.

46 (A los peregrinos croatas)
La Iglesia, al orar incesantemente con Cristo y en él, manifiesta su auténtica índole de comunidad orante e implora la salvación y la paz para la humanidad entera. Esa oración indica, entre otras cosas, la presencia del reino de Dios en la tierra y anuncia los tiempos escatológicos.

(En italiano)
Mi pensamiento va, finalmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridos jóvenes, os deseo que encontréis en la amistad con Jesús la fuerza necesaria para prepararos a asumir con responsabilidad las tareas que os esperan en la Iglesia y en la sociedad. A vosotros, queridos enfermos, os exhorto a considerar los sufrimientos y las pruebas de cada día como una oportunidad que Dios os ofrece para cooperar en la salvación de las almas. A vosotros, queridos recién casados, os invito a hacer visible el amor del Señor en vuestra fidelidad recíproca y en la acogida generosa de la vida.




Miércoles 19 de junio de 2002

Los beneficios de Dios para con su pueblo

1. "Moisés, ante toda la asamblea de Israel, pronunció hasta el fin las palabras de este cántico" (Dt 31,30). Así se introduce el cántico recién proclamado, tomado de las últimas páginas del libro del Deuteronomio, precisamente del capítulo 32. De él la liturgia de Laudes ha seleccionado los primeros doce versículos, reconociendo en ellos un gozoso himno al Señor que protege y cuida de su pueblo con amor en medio de los peligros y de las dificultades de la jornada. El análisis del cántico ha revelado que se trata de un texto antiguo, pero posterior a Moisés, en cuyos labios fue puesto para conferirle un carácter de solemnidad. Este canto litúrgico se remonta a los inicios de la historia del pueblo de Israel. No faltan en esa página orante referencias o semejanzas con algunos salmos y con el mensaje de los profetas. Así, se convirtió en una expresión sugestiva e intensa de la fe de Israel.

2. El cántico de Moisés es más amplio que el pasaje propuesto por la liturgia de Laudes, que constituye sólo su preludio. Algunos estudiosos han creído detectar en esta composición un género literario que se define técnicamente con el vocablo hebreo rîb, es decir, "pleito", "litigio procesal". La imagen de Dios que se nos presenta en la Biblia no es de ningún modo la de un ser oscuro, una energía anónima y violenta, o un hado incomprensible. Es, por el contrario, una persona que tiene sentimientos, actúa y reacciona, ama y corrige, participa en la vida de sus criaturas y no es indiferente a sus obras. Así, en nuestro caso, el Señor convoca una especie de tribunal, en presencia de testigos, denuncia los delitos del pueblo acusado y exige una pena, pero su veredicto está impregnado de una misericordia infinita. Sigamos ahora las etapas de esta historia, considerando sólo los versículos que nos propone la liturgia.

3. Se mencionan inmediatamente los espectadores, testigos cósmicos: "Escuchad, cielos; (...) oye, tierra..." (Dt 32,1). En este proceso simbólico Moisés actúa casi como un fiscal. Su palabra es eficaz y fecunda como la de los profetas, expresión de la palabra divina. Notemos la significativa serie de imágenes que se usa para definirla: se trata de signos tomados de la naturaleza, como la lluvia, el rocío, la llovizna, el chubasco y el orvallo, gracias a los cuales la tierra verdea y se cubre de brotes (cf. v. 2).

La voz de Moisés, profeta e intérprete de la palabra divina, anuncia la inminente entrada en escena del gran juez, el Señor, cuyo nombre santísimo pronuncia, exaltando uno de sus numerosos atributos. En efecto, el Señor es llamado la Roca (cf. v. 4), título que aparece con frecuencia en nuestro cántico (cf. vv. 15, 18, 30, 31 y 37); es una imagen que exalta la fidelidad estable e inquebrantable de Dios, opuesta a la inestabilidad y a la infidelidad de su pueblo. El tema se desarrolla mediante una serie de afirmaciones sobre la justicia divina: "Sus obras son perfectas; sus caminos son justos; es un Dios fiel, sin maldad; es justo y recto" (v. 4).

47 4. Después de la solemne presentación del Juez supremo, que es también la parte agraviada, la atención del cantor se dirige hacia el acusado. Para definirlo recurre a una eficaz representación de Dios como padre (cf. v. 6). A sus criaturas, tan amadas, las llama hijos suyos, pero, desgraciadamente, son "hijos degenerados" (cf. v. 5). En efecto, sabemos que ya el Antiguo Testamento presenta una concepción de Dios como padre solícito con sus hijos, que a menudo lo defraudan (cf. Ex 4,22 Dt 8,5 Ps 102,13 Si 51,10 Is 1,2 Is 63,16 Os 11,1-4). Por eso, la denuncia no es fría, sino apasionada: "¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó?" (Dt 32,6). Efectivamente, no es lo mismo rebelarse contra un soberano implacable que contra un padre amoroso.

Para hacer concreta la acusación y lograr que la conversión aflore de un corazón sincero, Moisés apela a la memoria: "Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas" (v. 7). En efecto, la fe bíblica es un "memorial", o sea, es redescubrir la acción eterna de Dios que se manifiesta a lo largo del tiempo; es hacer presente y eficaz la salvación que el Señor donó y sigue ofreciendo al hombre. El gran pecado de infidelidad coincide, entonces, con la "falta de memoria", que borra el recuerdo de la presencia divina en nosotros y en la historia.

5. El acontecimiento fundamental, que no se ha de olvidar, es el paso por el desierto después de la salida de Egipto, tema central del Deuteronomio y de todo el Pentateuco. Así se evoca el viaje terrible y dramático en el desierto del Sinaí, "en una soledad poblada de aullidos" (cf. v. 10), como se dice con una imagen de fuerte impacto emotivo. Pero allí Dios se inclina sobre su pueblo con una ternura y una dulzura sorprendentes. Además del símbolo paterno, se alude al materno del águila: "Lo rodeó cuidando de él; lo guardó como a las niñas de sus ojos. Como el águila incita a su nidada, revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas" (vv. 10-11). El camino por la estepa desértica se transforma, entonces, en un itinerario tranquilo y sereno, porque está el manto protector del amor divino.

El cántico evoca también el Sinaí, donde Israel se convirtió en aliado del Señor, su "porción" y su "heredad", es decir, su realidad más valiosa (cf. v. 9; Ex 19,5). De este modo, el cántico de Moisés se transforma en un examen de conciencia coral para que, por fin, a los beneficios divinos ya no responda el pecado, sino la fidelidad.

Saludos

Saludo a los fieles de lengua española, en especial al grupo de operadores y oyentes de Radio Tele-Taxi, de Barcelona, alentándoles a proseguir su tarea con gran espíritu de servicio. Invito a todos a reconocer el amor que Dios nos tiene y a corresponder a él con una acción de gracias nacida del corazón. Gracias por vuestra atención.

(A los peregrinos eslovacos)
Queridos hermanos y hermanas, en este período se celebran en Eslovaquia las ordenaciones sacerdotales. Demos gracias a Cristo, sumo sacerdote, por el don de los nuevos presbíteros y oremos por ellos, para que anuncien fielmente el Evangelio. De buen grado os bendigo a vosotros, a vuestros seres queridos y a todos los neosacerdotes.

(En lengua croata)
Cristo mismo enseñó a la Iglesia, con su palabra y su ejemplo, cómo es preciso orar. Difundió en la tierra la oración de gratitud y alabanza al Padre que resuena desde el principio en los cielos.


La dramática noticia del atentado que ayer sembró terror y muerte en Jerusalén no puede por menos de suscitar la más absoluta condena por parte de todos. Por enésima vez repito a quien trama y planea esas bárbaras acciones que deberá responder de ellas delante de Dios. A la vez que expreso mi viva solidaridad humana y espiritual a las familias que están de luto, así como a los heridos, os invito a todos a orar junto conmigo al Señor para que cambie los corazones endurecidos e inspire pensamientos de paz y perdón recíproco a cuantos habitan en esa región, a la que tanto queremos.


48 Saludo cordialmente a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. A vosotros, queridos jóvenes, os deseo que encontréis en la amistad con Jesús la fuerza necesaria para ser sus testigos. A vosotros, queridos enfermos, os exhorto a considerar los sufrimientos y las pruebas de cada día como una ocasión privilegiada para cooperar en la salvación de las almas. Y a vosotros, queridos recién casados, os invito a vivir y manifestar el amor del Señor en vuestra familia.




Audiencias 2002 39