Discursos 2001 316


DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II

A LOS PEREGRINOS QUE PARTICIPARON

EN LA BEATIFICACIÓN



Lunes 8 de octubre de 2001




Venerados hermanos en el episcopado y el sacerdocio;
amadísimos religiosos y religiosas;
hermanos y hermanas:

317 1. Sigue vivo en todos nosotros el eco de la solemne celebración litúrgica de ayer, durante la cual fueron elevados a la gloria de los altares siete nuevos beatos. A todos vosotros, queridos peregrinos que habéis venido a Roma para este feliz acontecimiento, os dirijo mi saludo más cordial.

Ante todo, deseo compartir con vosotros y confiar al Señor la angustia y la preocupación que suscita en nosotros este delicado momento de la vida internacional.
En el clima familiar de este encuentro tenemos la oportunidad de dar juntos gracias al Señor por los nuevos beatos y reflexionar una vez más en su testimonio evangélico y en la rica herencia espiritual que nos legaron.

2. Sed bienvenidos, queridos peregrinos que habéis venido a Roma para participar en la beatificación de monseñor Ignacio Maloyan. Saludo a todos los obispos de la Iglesia armenia católica aquí presentes, así como a los representantes de las autoridades civiles de Armenia. Dirijo un saludo particular a los jóvenes, pidiendo al Señor que sean testigos valientes del Evangelio. Durante mi reciente visita a Armenia pude comprobar la fidelidad del pueblo a la fe cristiana, que testimonian tantos episodios de su historia. Así es también el hermoso testimonio que nos ha dejado el beato Ignacio. Hombre intrépido y lleno de fe, puso el amor a Cristo en el centro de su vida y de su ministerio. Cuando la amenaza contra el pueblo armenio se volvió más grave, intuyendo que la persecución era inminente, a ejemplo de san Ignacio de Antioquía eligió seguir a Jesús hasta el fin, derramando su sangre por sus hermanos. Su ejemplo invita a todos los bautizados a recordar que han sido sumergidos en la muerte y la resurrección de Cristo, y que deben seguirlo cada día.

Saludo al señor cardenal Jean-Claude Turcotte y a las personas que han venido de Canadá para la beatificación de Emilia Gamelin, en particular a las Religiosas de la Providencia. La figura de la nueva beata constituye un modelo para los hombres y mujeres de hoy. Nos admira siempre la fecundidad de una vida que se abandona en las manos de Dios, sacando de la contemplación la fuerza y la audacia para la vida diaria y la misión. Como María al pie de la cruz, recibió a Jesús, para vivir únicamente por él y para él. Su vida espiritual le dio la fuerza para su misión caritativa, desprendiéndose de todo y encontrando la energía para confortar a todas las personas. Siguiendo el ejemplo de la beata Emilia, os animo a poneros al servicio de los pobres y de los más necesitados de la sociedad, que son los predilectos de Dios, para aliviar sus sufrimientos, haciendo que así resplandezca su dignidad.

3. Dirijo un saludo cordial a los peregrinos de Alemania, sobre todo a los fieles de las diócesis de Essen y Münster, así como a sus pastores Hubert Luthe y Reinhard Lettmann. Queridos hermanos y hermanas, en el mártir Nicolás Gross y en la religiosa de la Misericordia Eutimia vuestras Iglesias locales han recibido el don de dos nuevos beatos. Para vuestras diócesis estos cristianos ejemplares son como un gran testimonio. Estad orgullosos de ellos. Con los días de fiesta en Roma no habéis alcanzado una meta; la beatificación es también un comienzo, porque los nuevos beatos os invitan a seguir sus huellas en vuestra patria.

El beato Nicolás Gross nos enseña que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Precisamente nuestro tiempo tiene urgente necesidad de cristianos convencidos, que escuchen la voz de la conciencia y tengan valentía para hablar cuando está en juego la dignidad del hombre. También la beata sor Eutimia ofrece un mensaje actual. Su vida nos muestra que las cosas aparentemente pequeñas pueden ser muy grandes a los ojos de Dios. Hablando humanamente, la religiosa no fue una "estrella" del espectáculo, pero su obra silenciosa fue para muchos un rayo de esperanza que aún hoy se difunde.

Ojalá que el ejemplo de estos dos nuevos beatos os estimule, y su invocación os acompañe a lo largo de vuestra vida. De buen grado os imparto la bendición apostólica.

4. En este clima de íntimo gozo me alegra felicitar cordialmente a la comunidad diocesana de Nocera Inferiore-Sarno, que ha visto elevados juntos al honor de los altares a dos de sus hijos sacerdotes: Alfonso María Fusco y Tomás María Fusco. Aunque no eran parientes, sino hermanos en el sacerdocio, la Providencia ha querido unirlos ahora también en la gloria de los bienaventurados en el cielo. Saludo al obispo, monseñor Gioacchino Illiano, y a todos vosotros, que habéis venido en gran número de la diócesis. Con especial afecto me dirijo a las hijas espirituales de los dos nuevos beatos: las Religiosas de San Juan Bautista y las Hijas de la Caridad de la Preciosísima Sangre. Queridas hermanas, vuestra alegría es también mía y de toda la Iglesia.
Os agradezco la fidelidad devota y efectiva con que habéis honrado la memoria de vuestros fundadores, cuya ejemplaridad ha encontrado ahora un solemne reconocimiento eclesial.

En Angri, su ciudad, el canónigo Alfonso María Fusco era venerado por su espíritu de humildad y sencillez, que le granjeaba simpatía y confianza. Con la serenidad interior típica de los santos, debida a su fe absoluta en Dios y en su providencia, logró realizar el "sueño" de su vida: fundar una congregación femenina para la asistencia y la educación de la juventud necesitada. Las religiosas bautistinas difunden hoy su mensaje en muchas partes del mundo.

318 También el beato Tomás María Fusco fue un apóstol de la caridad. A la infinita caridad del Padre, que se manifestó en la Sangre Preciosísima de Jesús, derramada por su "tiernísimo amor", respondió con una entrega incondicional en el ministerio sacerdotal y al servicio de los humildes y los pobres. Hoy, su programa de vida continúa gracias a vosotras, amadísimas Hijas de la Caridad de la Preciosísima Sangre, que lo hacéis presente y actual en vuestra actividad diaria.

5. Me dirijo ahora a vosotros, hermanos y hermanas que exultáis por la beatificación de Eugenia Picco, originaria de la Iglesia ambrosiana e hija adoptiva de la Iglesia de Parma. Saludo con afecto a los pastores de vuestras comunidades eclesiales, así como a las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María y a todos vosotros, queridos peregrinos que habéis venido para rendir homenaje a la nueva beata. En la congregación fundada por el venerable Agustín Chieppi, fue animadora sabia y prudente de sus hermanas, según las indicaciones recibidas del fundador.
Insertada plenamente en la Iglesia local, se convirtió en madre de todos, especialmente de los pobres, con quienes compartió dramas, luchas y esperanzas. La experiencia de la enfermedad, sobre todo durante los últimos años de su vida, purificó su alma. Ahora puede enseñar a todos cómo se afrontan las situaciones difíciles con la ayuda de la gracia, cómo se sirve a la Iglesia con la fuerza de la contemplación y cómo se trata a los hermanos con el ardor de la caridad.

6. Amadísimos hermanos y hermanas, a la vez que damos gracias al Señor por los luminosos ejemplos de santidad dados por los nuevos beatos, le renovamos la súplica por la paz: "Da pacem Domine in diebus nostris, Concede, Señor, la paz en nuestros días".

Que nos acompañe y sostenga siempre la Virgen María, amada tiernamente por los nuevos beatos. A su protección materna os encomiendo a todos, mientras os bendigo de corazón juntamente con vuestras comunidades eclesiales, religiosas y familiares.







MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II


A LAS HERMANAS AGUSTINAS MISIONERAS




Queridas Hermanas Agustinas Misioneras:

1. Al haber sido informado de la celebración en Roma de vuestro XIX Capítulo General, deseo dirigir un afectuoso saludo a vosotras que, en representación de vuestras Hermanas presentes en 15 países de cuatro continentes, tenéis la responsabilidad de trazar las nuevas perspectivas de la Congregación en el comienzo del nuevo milenio. Os aliento a que, con fidelidad creativa al carisma fundacional, busquéis las respuestas más adecuadas que vuestro Instituto puede dar a las expectativas y exigencias de la Iglesia y la humanidad de hoy, conscientes de que "en la causa del Reino no hay tiempo para mirar para atrás, y menos para dejarse llevar por la pereza. Es mucho lo que nos espera" (Novo millennio ineunte NM 15). Por eso, a la vez que expreso sincero agradecimiento por todo el bien que vuestra Congregación ha hecho en sus más de cien años de existencia, y que sigue haciendo en la actualidad, os exhorto a participar con generosidad en la apasionante tarea de abrir, con el testimonio de vida y el anuncio de Cristo, nuevos horizontes de esperanza para la humanidad.

Bien sabéis que esta tarea requiere ante todo una vida de consagración religiosa hondamente enraizada en Cristo, pues sólo el que permanece unido Él, como el sarmiento a la vid, dará mucho fruto (cf. Jn Jn 15,5). De este modo podréis ser testigos auténticos de su presencia en las diferentes culturas, como dice vuestro lema capitular.

2. Para ello contáis con la inspiración de la venerable y fecunda espiritualidad agustiniana que tenéis como legado desde el momento de la fundación y por vuestra vinculación espiritual a la Orden de San Agustín. Es una tradición que tiene mucho que decir al hombre de hoy, precisamente porque se centra en su ser más íntimo y en su excelsa dignidad de ser imagen de Dios e interlocutor personal suyo en Cristo.

A Él debéis abrir las puertas sin temor, para que os hable en la oración asidua y os revele en lo más recóndito su amor infinito, su compasión ante el hambriento de pan y esperanza (cf. Mt Mt 14, 14ss), sus anhelos de liberar a la humanidad del pecado y de toda esclavitud que la denigra, misión para la que pide vuestra colaboración. Dejaos guiar por las enseñanzas del Maestro interior, el único que nunca os abandona, pues, a diferencia de Él, "aunque alguno esté a tu lado, nadie está en tu corazón" (S. Agustín, In 1 Jn, III, 13).

3. También sabéis, como Instituto de vida apostólica y con un marcado carácter misionero, que el verdadero evangelizador no necesita llevar consigo mucho bagaje (cf. Mt Mt 10,9-10), pero sí a Cristo muy dentro, para poderlo proclamar abiertamente como el "anuncio gozoso de un don para todos, y que se propone a todos con el mayor respeto a la libertad de cada uno" (Novo millennio ineunte NM 56).

319 En efecto, con Cristo impreso en cada fibra de vuestro ser, podréis hablar ese lenguaje "de corazón a corazón", capaz de conmover los sentimientos más profundos, despertar los valores más nobles y aunar los anhelos más genuinos del ser humano, por encima de diferencias o disensiones sobre aspectos secundarios o efímeros. Es un lenguaje universal que abre las puertas de toda condición humana y que se comprende en todas las culturas, siendo por ello fuente de concordia y de paz.

Él también alentará desde dentro el espíritu de servicio que anima vuestra alma misionera, pues "cuanto más se vive de Cristo, tanto mejor se le puede servir en los demás, llegando hasta las avanzadillas de la misión y aceptando los mayores riesgos" (Vita consecrata
VC 76).

4. Roma, donde celebráis es Capítulo, es un lugar privilegiado para revitalizar el espíritu eclesial y la firme adhesión al Sucesor de Pedro, a quien Cristo encomendó la tarea de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc Lc 22,32). También es una ocasión para vivir intensamente la dimensión universal de la Iglesia, ese entramado de mentalidades y tradiciones diferentes en la comunión de fe y de caridad, como se ha puesto de manifiesto especialmente durante el reciente Gran Jubileo del año pasado.

De esta memorable experiencia eclesial, deseo hacer mención especial de la conmemoración de los testigos de la fe del siglo XX en el Coliseo. Con ella, la Iglesia ha querido honrar a quienes han dado testimonio de las exigencias, a veces extremas, que comporta la confesión de la fe, pero también de la fuerza heroica que infunde en quien la acoge sin reservas. Habéis participado en esta celebración con la conmovedora experiencia de haber tenido dos hermanas vuestras en ese "mural del evangelio de las bienaventuranzas, vivido hasta el derramamiento de la sangre" (Homilía en el Coliseo, 7 de mayo de 2000, 3). Si en su día recibisteis las noticias con lágrimas por el dolor humano, sabéis que Dios se ha fijado en estas Hermanas vuestras con una gracia muy especial, que ha de dar nuevo vigor al espíritu misionero que os anima, al mostraros en toda su amplitud y radicalidad el mandato de Jesús: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16,15). Pido al Señor que, también esta sangre derramada sea fuente de fecundidad en nuevas vocaciones y frutos de santidad para vuestra Congregación.

5. Quiero terminar poniendo en manos de la Virgen María los frutos del Capítulo y el porvenir de la Congregación. A Ella, a quien invocáis sobre todo como Madre del Consuelo y Señora del Buen Consejo, confío a sus hijas comprometidas en reconocer por doquier la presencia de Cristo, su divino Hijo y Rey del Universo, para seguirlo con fidelidad y anunciarlo hasta los confines de la tierra.

Con estos sentimientos, e implorando la intercesión de San Agustín y Santa Mónica, os imparto con afecto la Bendición Apostólica, que complacido hago extensiva a todas vuestras Hermanas Agustinas Misioneras.

Vaticano, 10 de octubre de 2001.

IOANNES PAULUS II






HORA TERTIA EN EL TRIGÉSIMO

DEL ATENTADO TERRORISTA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001

MONICIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II



Hermanos y hermanas; queridos padres sinodales:
un mes después de los inhumanos ataques terroristas
perpetrados en varias partes de los Estados Unidos de América,
encomendamos una vez más
320 a la misericordia eterna del Dios de nuestros padres a
las innumerables víctimas inocentes.

Pidamos consuelo y fortaleza para sus familiares y parientes,
postrados por el dolor;
invoquemos fuerza y valor
para cuantos siguen prestando su ayuda
en los lugares afectados por la terrible desgracia;
imploremos tenacidad y perseverancia
para todos los hombres de buena voluntad
en la búsqueda de caminos de justicia y paz.

Que el Señor erradique del corazón de hombre
321 toda huella de rencor, enemistad y odio,
y lo disponga a la reconciliación, la solidaridad y la paz.

Oremos, hermanos, para que en todo el mundo
se instaure la "civilización del amor".



Tras el Himno, la Salmodia y la Lectura breve de la Hora Tertia del día, un Padre sinodal, S.E.R. Monseñor John Olorunfemi ONAIYEKAN, Arzobispo de Abuja, Presidente de la Conferencia Episcopal (Nigeria) y un Delegado fraterno, Monseñor Peter FORSTER, Obispo de Chester (Gran Bretaña), Delegado fraterno de la Comunión Anglicana, pronunciaron una breve homilía.

Luego, el Santo Padre introdujo las Intercesiones (la Oración de los Fieles) con las palabras siguientes:

En comunión con la Virgen María
dirigimos a Dios Padre
nuestra humana plegaria
a fin de que por medio de Cristo su Hijo
infunda en el corazón de los hombres
322 y sobre toda la tierra
el Espíritu consolador, Señor que da la vida.



Las Intercesiones fueron leídas por:

· en inglés: S.E.R. Mons. Seán B. BRADY, Arzobispo de Armagh (Ireland);

· en francés: S.E.R. Mons. Michel-Marie-Bernard CALVET, S.M., Arzobispo de Noumea (Nueva Caledonia);

· en español: S.E.R. Mons. Roberto Octavio GONZÁLEZ NIEVES, O.F.M., Arzobispo de San Juan de Puerto Rico y Presidente de la Conferencia Episcopal (Puerto Rico);

· en árabe: S.E.R. Mons. Thomas MERAM, Arzobispo de Urmia de los Caldeos, Obispo de Salmas de los Caldeos y Presidente de la Conferencia Episcopal (Irán);

· en portugués: S.E.R. Mons. Francisco VITI, Arzobispo de Huambo (Angola);

· en ruso: S.E.R. Mons. Tadeusz KONDRUSIEWICZ, Arzobispo titular de Ippona Zárito y Administrador Apostólico de Rusia Europea Septentrional de los Latinos (Federación Rusa);

· en alemán: S.E.R. Mons. Alois KOTHGASSER, S.D.B., Obispo de Innsbruck (Austria).

Después del Pater Noster y antes de la Bendición Apostólica, el Santo Padre pronunció la siguiente oración:

323 Oh Dios omnipotente y misericordioso,
no te puede comprender quien siembra discordia,
ni te puede acoger quien ama la violencia:
mira nuestra dolorosa condición humana,
probada por los crueles actos de terror y de muerte,
consuela a tus hijos y abre nuestro corazón a la esperanza,
para que nuestro tiempo conozca días de serenidad y de paz.

Por Cristo nuestro Señor.









MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II


A LA ORDEN DE LOS FRAILES SIERVOS DE MARÍA


: Al reverendísimo padre

HUBERT M. MOONS

Prior general de la Orden de los Frailes
Siervos de María

324 "¡La gracia del Señor Jesús esté con vosotros! Os amo a todos en Cristo Jesús" (1Co 16,23-24). Con estas palabras del apóstol san Pablo lo saludo cordialmente a usted y a toda la Orden de los Frailes Siervos de María con ocasión del capítulo general, que se celebrará en Ariccia del 8 al 30 de octubre. El tema de los trabajos es: "Con santa María, de la escucha de Dios al servicio de la vida". Ese tema centra vuestra reflexión en la necesidad de hacer que el testimonio del instituto sea cada vez más fiel al carisma de los orígenes y, al mismo tiempo, responda mejor a las expectativas del hombre contemporáneo.

Le dirijo a usted, reverendísimo padre, mi cordial saludo y mi sincera gratitud por el servicio de prior general que ha prestado a la Orden durante doce años. Saludo a los capitulares y, por medio de ellos, a todos los miembros de esta familia religiosa. A cada uno quisiera decir una palabra de aliento, confirmada por la seguridad de un constante recuerdo en la oración.

Sé que la asamblea capitular, sobre la que desde hace tiempo estáis implorando la luz del Espíritu, ha sido preparada con esmero, definiendo bien las prioridades en los temas que conviene afrontar y profundizar. Representa la ocasión propicia para aclarar mejor un aspecto particular de la participación de la Virgen en el misterio de Cristo y de la Iglesia, a fin de inspirarse en él para las opciones y las decisiones operativas de la Orden. Desde su fundación, para los Frailes Siervos de María la Virgen es la estrella que ilumina su camino y el punto seguro de referencia de toda su programación apostólica.

1. Con santa María, en busca de Dios. La búsqueda de Dios es un elemento esencial de la vida consagrada. La Virgen es guía segura en este itinerario. ¡Buscar al Señor! Habéis puesto la reflexión de este tema, centro de vuestra vocación, en el primer lugar de los trabajos capitulares. Sí, buscad a Cristo; buscad su rostro (cf. Sal Ps 27,8). Buscadlo cada día, desde la aurora (cf. Sal Ps 63,2), con todo el corazón (cf. Dt Dt 4,29 Ps 119,2). Buscadlo con la tenacidad de la sunamita (cf. Ct Ct 3,1-3), con el asombro del apóstol Andrés (cf. Jn Jn 1,35-39), con el impulso de María Magdalena (cf. Jn Jn 20,1-18).

En el ritual para la celebración del capítulo, invocáis a los siete santos fundadores como "buscadores de Dios". En efecto, buscaban el reino de Dios y su justicia (cf. Mt Mt 6,33), buscaban asiduamente la sabiduría evangélica. Siguiendo su ejemplo, también vosotros buscad al Señor en la hora de la alegría y en el tiempo de la desolación; imitad a María que, afligida, va a Jerusalén en busca de su Hijo de doce años (cf. Lc Lc 2,44-49), y más tarde, al comienzo de la vida pública de Jesús, corre solícita a buscarlo (cf. Mc Mc 3,32), preocupada por algunos rumores que le habían llegado con respecto a él (cf. Mc Mc 3,20-21).

Sentir la exigencia de buscar a Dios es ya un don que hay que acoger con corazón agradecido. En realidad, es siempre Dios quien sale primero a nuestro encuentro, porque él nos ha amado primero (cf. 1Jn 4,10). Buscar a Dios es consolador, pero también exigente; supone renuncias y opciones radicales. ¿Qué implica esto para vosotros, en la actual situación histórica? Seguramente una acentuación de la dimensión contemplativa, una intensificación de la oración personal y una revalorización del silencio del corazón, sin contraponer jamás la contemplación a la acción, la oración en la celda a las celebraciones litúrgicas, la necesaria "huida del mundo" a la presencia debida junto a los que sufren: todo esto está en la tradición de vuestra Orden y en vuestras Constituciones (cf. Constituciones O.S.M. [1987], 16a. 31a-b. 116). La experiencia demuestra que sólo una contemplación intensa suscita una ferviente y eficaz acción pastoral.

2. Con santa María, a la escucha de Dios. En íntima relación con la búsqueda de Dios está la escucha de su palabra de salvación. También en este itinerario os sirve de ejemplo y guía María, cuya singular relación con la Palabra subraya la Iglesia. María es la "Virgen de la escucha", dispuesta a cumplir, con actitud humilde y sabia, las palabras que le dirige el ángel. Con su fiat María acoge al Hijo de Dios, Palabra subsistente, que en ella se encarna para la redención del mundo.

Una forma muy oportuna de escucha de la Palabra es la lectio divina, que tanto apreciáis. Hacéis explícita mención de ella en la fórmula misma de la profesión solemne, cuando os comprometéis a vivir "en la escucha de la palabra de Dios" (cf. Ritual de la profesión religiosa de los Frailes Siervos de Santa María, segunda edición típica, 211, Roma, Curia general O.S.M, 1993, pp. 128-148). María escucha y acoge dócilmente la Palabra antes en su corazón que en su seno virginal. Al imitar su fiat (cf. Lc Lc 1,38), también vosotros pronunciáis vuestro total a Dios que se revela (cf. Rm Rm 16,26). En las palabras de la sagrada Escritura Dios abre las riquezas de su amor, revela su proyecto salvífico y confía a cada uno una misión específica en su reino.

El amor a la Palabra os llevará a reconsiderar la oración comunitaria, a privilegiar la vida litúrgica y a participar en ella con más fervor. Que vuestra plegaria comunitaria sea tal, que la oración personal prepare y prolongue la celebración litúrgica. Entonces se realizará también en la Orden el deseo del Apóstol: "La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza" (Col 3,16).

3. Con santa María, en una vida de servicio. El capítulo general tiene previsto tratar a fondo un segundo tema, también prioritario: las múltiples formas de vuestro servicio apostólico. En efecto, es parte esencial del carisma de los Frailes Siervos de María servir a la Iglesia y a la humanidad. Al contemplar a la Virgen, siempre con humilde actitud de servicio, haced que cada miembro del instituto viva un estilo de solicitud gozosa hacia los hermanos, de ardor e impulso, de valorización de las relaciones humanas y atención a las necesidades de la persona.

Un estilo que no busca ante todo la eficiencia de las estructuras y los progresos de la tecnología, sino que cuenta con la eficacia de la gracia del Señor (cf. 1Co 3,6-7). Siempre atentos a los signos de los tiempos, ponderad con esmero la perspectiva de suspender algunas actividades para responder a nuevas exigencias misioneras en Asia, África y Europa del este. Conservad la fidelidad al espíritu originario de vuestra familia religiosa, nacida para testimoniar "los valores humanos y evangélicos representados por María" (Constituciones O.S.M., 7). Según la inspiración mendicante de la Orden, vivid la dimensión evangélica de la precariedad, la inseguridad y la disponibilidad a ir a donde haya necesidades urgentes (cf. ib., 3).

325 Entre las numerosas formas de servicio, en el temario del capítulo se menciona el "servicio a la vida". En un mundo en el que a veces parece dominar la cultura de la muerte, sed servidores de la vida, fieles a Dios, que "no es un Dios de muertos, sino de vivos" (Mt 22,32), y heraldos del evangelio de la esperanza bajo la protección de santa María, "Madre de la vida".

4. Con santa María, al servicio de la animación vocacional. Por último, el capítulo deberá reflexionar sobre la animación vocacional, tema de gran interés y singular urgencia. Las vocaciones son para la Orden y para la Iglesia un don que es preciso implorar ante todo con incesante oración. Que el icono de la Virgen de Pentecostés ilumine vuestra reflexión. En el Cenáculo María está orando; juntamente con los Apóstoles implora la venida del Espíritu, dador de toda vocación. María es Madre de la Iglesia: en el Cenáculo la Virgen comienza a ejercitar, con respecto a la comunidad de los discípulos, la maternidad que le confió su Hijo moribundo en la cruz.

Las vocaciones se promueven con la oración (cf. Lc Lc 10,2), pero también con el testimonio coherente y fiel de cuantos están llamados a vivir con radicalismo el seguimiento evangélico. Las nuevas generaciones os contemplan, atraídas no por una vida consagrada "hecha fácil", sino por la propuesta de vivir el Evangelio sin glosa.

El día 7 de octubre de 2001 se celebra el 750° aniversario del "acto de pobreza" de la primera comunidad del Senario. Con ese gesto generoso, los frailes se comprometían a no poseer nada, como su Maestro, que no tenía "dónde reclinar la cabeza" (Lc 9,58). Que el recuerdo de ese acontecimiento os impulse a un testimonio de pobreza más rigurosa aún, que se traduzca en un tenor de vida sobrio (cf. Constituciones O.S.M., 57) y en una práctica fiel de la comunión de bienes.

Encomiendo los trabajos del capítulo a la maternal solicitud de santa María, Reina de sus Siervos, y, a la vez que os aseguro un recuerdo en la oración, le imparto de corazón a usted, a los capitulares y a toda la familia servita, la bendición apostólica, prenda de la misericordia infinita del Señor.

Vaticano, 29 de septiembre de 2001


MENSAJE DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II

EN EL 20° ANIVERSARIO DE LA PUBLICACIÓN

DE LA "FAMILIARIS CONSORTIO"




Al venerado hermano
Señor cardenal CAMILLO RUINI
Presidente de la Conferencia
episcopal italiana

1. Con viva complacencia he sabido que la Iglesia que está en Italia se prepara para celebrar el vigésimo aniversario de la Familiaris consortio con una serie de iniciativas, que serán de gran ayuda para el pueblo de Dios, para todos los que buscan la verdad y para la misma sociedad civil. Se trata de iniciativas importantes, que deseo acompañar con la oración y el afecto sincero, en espera de encontrarme con las familias italianas en la vigilia que se realizará en la plaza de San Pedro el sábado 20 de octubre y en la santa misa, que tendré la alegría de celebrar al día siguiente, con ocasión de la beatificación de los esposos Luis y María Beltrame Quattrocchi.

326 En los primeros tiempos de mi pontificado, cuando inauguré los trabajos del Sínodo sobre la familia, el 26 de septiembre de 1980, dije que "la familia es el objeto primordial de la evangelización y de la catequesis de la Iglesia, y es al mismo tiempo el sujeto indispensable e insustituible de ellas: el sujeto creativo", y añadí que, por su fuerza creativa, "es precisamente la familia la que da la vida a la sociedad". Y luego concluí la homilía a los padres sinodales recordando que todas las tareas de la familia se resumen en una fundamental: "salvaguardar y conservar al hombre" (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de octubre de 1980, p. 1).

2. Muchos se preguntan: ¿por qué la familia es tan importante? ¿Por qué la Iglesia insiste tanto en el tema del matrimonio y la familia? El motivo es simple, aunque no todos logran comprenderlo: de la familia depende el destino del hombre, su felicidad y su capacidad de dar sentido a su existencia. El destino del hombre depende del de la familia y, por eso, no me canso de afirmar que el futuro de la humanidad está íntimamente vinculado al de la familia (cf. Familiaris consortio
FC 86). Esta verdad es tan evidente que parece paradójica la actitud, por desgracia muy difundida, de quien descuida, ofende y relativiza el valor del matrimonio y la familia.

La visión del hombre, la interpretación de su unidad personal, en la que se expresan la dimensión corporal, intelectual y espiritual, el significado de los afectos y de la generación de la vida ocupan el centro de un debate histórico, que influye profundamente en la condición de la familia. Frente a esta situación, la tarea principal de la Iglesia consiste en mostrar las razones por las que es urgente y necesario el compromiso de todos los cristianos en favor de la familia. Al mismo tiempo, las mismas familias y todas las personas de buena voluntad deben realizar todos los esfuerzos posibles para que se reconozcan los derechos de esta institución social fundamental, en beneficio de las personas y de la sociedad entera.

3. El Sínodo sobre la familia ha marcado la vida de la Iglesia en su camino de aplicación del concilio Vaticano II, y la Familiaris consortio, que recogió su valioso trabajo, representa una etapa decisiva en la determinación de las responsabilidades de la familia y de lo que es necesario hacer para ayudarle en el cumplimiento de sus insustituibles funciones. Veinte años después de esta exhortación apostólica, debemos dar gracias a Dios por los abundantes frutos que ha producido en la Iglesia y en la sociedad, y debemos recoger los brotes de bien que han surgido en el corazón de las familias, las cuales, a la luz de las enseñanzas propuestas en ella, están inaugurando una nueva etapa de activo protagonismo. Estos veinte años han servido para que madurara una difundida conciencia de la vocación y la misión de la familia y, como sucede en el curso normal de la vida humana, en este punto inicia la etapa de la madurez, asumiendo plenamente sus responsabilidades.

Es necesario que la Iglesia acompañe de modo adecuado este camino, dando también, a partir de los recursos espirituales enraizados en la gracia sacramental del matrimonio, todas las contribuciones humanas, culturales y sociales que pueden ayudar a la familia a convertirse en centro y encrucijada de la vida eclesial y social. Es preciso superar todos los dualismos ingenuos e impropios entre vida espiritual y vida social. El bien de la familia es un bien integral, y las diversas dimensiones de su existencia no se pueden separar. Su vida, en cuanto célula fundamental de la Iglesia y de la sociedad, tiene siempre un valor social y público, que debe ser reconocido, tutelado y promovido.

4. La familia está en el origen de la historia de la salvación, pero también está en el origen de la historia de la humanidad, y podemos decir que es su esencia, porque la historia del hombre es fundamentalmente historia de amor. No podemos olvidar jamás que "el hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente" (Redemptor hominis RH 10, citado en la Familiaris consortio FC 18).

En torno a este núcleo central de la existencia humana gira la familia y en él tiene su origen la sociedad. Demasiado a menudo, también hoy, se olvida esta verdad, se la falsifica y desprecia. Por tanto, deben multiplicarse las ocasiones de estudio y reflexión, las formas de movilización de las familias, las iniciativas culturales, sociales y políticas que, respetando las funciones y las competencias, puedan ayudar a los responsables del bien común a actuar coherentemente con la verdad del hombre, que implica siempre y en primer lugar la tutela de la vida humana, del matrimonio y de la familia. Desde hace tiempo la Iglesia que está en Italia trabaja para sostener a la familia también en esta dirección, conjugando, desde la perspectiva del proyecto cultural, la acción pastoral con una presencia influyente en los frentes de la cultura y la comunicación.

5. Es de gran importancia para la comunidad eclesial, y para la amada nación italiana, este congreso organizado por la Comisión episcopal para la familia y la vida, por el Foro de las Asociaciones familiares y por el Servicio nacional para el proyecto cultural, sobre el tema: "La familia, sujeto social. Raíces, desafíos y proyectos", que se celebrará en Roma del 18 al 20 de octubre y en el que participarán más de mil delegados de las diócesis y las asociaciones familiares. Deseo enviar a los congresistas mi más ferviente deseo de éxito en los trabajos y una bendición particular, a fin de que esta valiosa ocasión de estudio y confrontación fortalezca las convicciones sobre el valor del matrimonio y de la familia, y suscite un renovado entusiasmo en el compromiso de servicio a la familia. El tema elegido indica con claridad la dirección que hay que tomar para cambiar la situación social, ya que tampoco en Italia se aplica plenamente un proyecto coherente en el ámbito de la política familiar, evocada a menudo, pero no siempre realizada.

Es necesario, sobre todo, pasar de una consideración de la familia como sector a una visión de la familia como criterio de medida de toda la acción política, porque con el bien de la familia están relacionadas todas las dimensiones de la vida humana y social: la tutela de la vida humana; el cuidado de la salud y del ambiente; los planes de desarrollo urbano, que deben ofrecer condiciones de habitabilidad, servicios y espacios verdes a medida de las familias; el sistema escolar, que debe garantizar una pluralidad de intervenciones e iniciativas, tanto estatales como de otros sujetos sociales, partiendo del derecho de elección de los padres; la revisión de los procesos laborales y de los criterios fiscales, que no pueden basarse sólo en la consideración de los individuos, descuidando o, peor aún, perjudicando al núcleo familiar.

6. El trabajo que espera a los congresistas es muy amplio y arduo, pero existen hoy las condiciones para una significativa inversión de tendencia, partiendo de una aplicación coherente del principio de subsidiariedad en las relaciones entre el Estado y la familia, y de un fuerte impulso cultural que ponga en el centro de la estima y de la atención de todos el valor del matrimonio y de la familia. En efecto, la correcta relación entre el Estado y la familia se funda en la institución jurídica del matrimonio que, como afirma la Constitución de la República italiana, es y debe seguir siendo el elemento de garantía para el reconocimiento social de las familias. El matrimonio es también la condición que permite al Estado realizar un discernimiento correcto y necesario entre la familia auténtica, con sus derechos inalienables, y otras formas de convivencia.

Como escribí en la Familiaris consortio, queda un punto fundamental de referencia: "La institución matrimonial no es una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad, ni la imposición extrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador" (n. 11).

327 Ciertamente, la contribución cualificada de los relatores y los expertos, así como la aportación de todos los participantes en el congreso serán útiles a fin de encontrar los caminos más idóneos para la afirmación y el desarrollo de todo ello en esta nueva etapa. En efecto, por una parte, las familias esperan legítimamente la realización de condiciones sociales correspondientes a sus exigencias; y, por otra, deben contribuir a construir un nuevo modelo social a través de su compromiso directo y gracias a la ayuda de las asociaciones familiares que las representan. Deseo expresar mi más viva estima por cuanto ha hecho en Italia el Foro de las asociaciones familiares, que tiene el mérito de haber impulsado un debate de alto nivel sobre los problemas sociales, destacando las exigencias más auténticas de la familia y contribuyendo así al bien de toda la sociedad italiana.

7. Espero con alegría el encuentro del sábado 20 de octubre para invocar al Señor juntamente con numerosas familias. Será un momento importante para reflexionar en los desafíos que conciernen a la familia y en las responsabilidades de los diferentes sujetos en el ámbito de la vida eclesial y civil. Este camino articulado, a lo largo del cual las familias italianas se han comprometido tanto en la reflexión como en la asistencia a la vigilia organizada por la Conferencia episcopal italiana, culminará el domingo por la mañana con la beatificación de los esposos Luis y María Beltrame Quattrocchi. En espera de celebrar las maravillas del Señor manifestadas en el camino de santidad de este matrimonio, doy las gracias a todas las familias comprometidas en la construcción de la civilización del amor y acompaño con la oración estas jornadas de reflexión y confrontación, invocando sobre todos la protección y la cercanía de María, Reina de la familia.

Vaticano, 15 de octubre de 2001










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