Discursos 2001 371


A LOS PARTICIPANTES EN EL CONGRESO ORGANIZADO


POR EL CONSEJO PONTIFICIO PARA LA FAMILIA




Me alegra saludar ahora a los participantes en el Congreso sobre el tema "Veinte años de la Familiaris consortio: dimensión antropológica y pastoral". Veinte años después de la publicación de la exhortación postsinodal Familiaris consortio, el Consejo pontificio para la familia ha querido conmemorar oportunamente un acontecimiento de singular importancia para la Iglesia. Se refiere a uno de los temas que más me preocupa: la familia.

372 Lo saludo de modo especial a usted, señor cardenal Alfonso López Trujillo, agradeciéndole las palabras que me ha dirigido en nombre de los congresistas. Saludo, asimismo, al secretario, a los colaboradores del dicasterio y a cuantos se han ocupado de la organización de este interesante encuentro, así como a los que han participado activamente en él.

Deseo vivamente que las reflexiones surgidas durante los trabajos contribuyan a iluminar las conciencias sobre la importancia de la familia y su misión en nuestro tiempo.

Que por intercesión de la Virgen María, Reina de la familia, el Señor ayude a todas las familias cristianas a ser signo elocuente del amor de Dios. Con estos sentimientos, os bendigo cordialmente.









ALOCUCIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II


A UN GRUPO BÍBLICO INTERCONFESIONAL


Lunes 26 de noviembre de 2001

. Amadísimos hermanos en Cristo:

1. Es para mí motivo de alegría encontrarme con todos vosotros, ilustres responsables de la Alianza bíblica universal, representantes de los editores y exponentes de las Iglesias y comunidades eclesiales italianas, con ocasión del 25° aniversario de la publicación del volumen "Palabra del Señor, el Nuevo Testamento, traducción interconfesional en lenguaje corriente". Agradezco, en particular, al doctor Markku Kotila, presidente del Comité Europa-Oriente Próximo de la Alianza bíblica universal, y a monseñor Alberto Ablondi, presidente de la Federación bíblica católica, las amables palabras que han querido dirigirme en nombre de los presentes.

Como acaban de subrayar, en el arco de cinco lustros esta importante iniciativa bíblica y ecuménica ha alcanzado metas encomiables, que han superado incluso las expectativas de quienes la concibieron e iniciaron hace veinticinco años. La publicación de la traducción interconfesional en el lenguaje corriente se presenta como la iniciativa de mayor importancia ecuménica realizada en Italia. Para gran número de nuestros contemporáneos constituye una valiosa contribución con vistas al conocimiento y la familiaridad con la palabra de Dios.

2. Es sabido que el trabajo del traductor es siempre un arte difícil. Implica un esfuerzo por poner en contacto y crear una comunicación entre historias, culturas y lenguajes a veces muy distantes entre sí en el espacio y en el tiempo. Por tanto, una buena traducción se funda en tres pilares, que deben sostener simultáneamente todo el trabajo. En primer lugar, hace falta un profundo conocimiento de la lengua y del mundo cultural de origen. En segundo lugar, no debe faltar una familiaridad igualmente buena con la lengua y el ambiente cultural de llegada. Y, en tercer lugar, para coronar la obra con éxito, se requiere un adecuado dominio de los contenidos y del significado de cuanto se va traduciendo.

En la traducción interconfesional de la Biblia que realizáis, habéis procurado ser fieles al sentido de los textos originales. Además, habéis querido hacer comprensible el texto a los lectores contemporáneos, utilizando las palabras y las formas de la lengua de todos los días.

La excepcional difusión de la obra demuestra el favor y el gran aprecio conseguidos en los diversos ambientes eclesiales y culturales. Entre otras cosas, me agrada recordar aquí que precisamente esta traducción se utilizó en la XV Jornada mundial de la juventud, celebrada en Roma en agosto del año pasado, así como en otras tantas iniciativas ecuménicas llevadas a cabo durante el jubileo.

3. Esta obra que os encargáis de realizar representa uno de los frutos más hermosos y significativos de la colaboración entre las Iglesias y las comunidades eclesiales en Italia. Es interesante notar cómo el estudio para una comprensión más adecuada del texto sagrado favorece la superación de divisiones producidas a lo largo de la historia, que se alimentaban precisamente de interpretaciones divergentes de algunos pasajes bíblicos. Todos esperamos que esta posibilidad de encuentro y diálogo se profundice cada vez más, con la convicción de que la sagrada Escritura "puede dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús" (2 Tm 3, 15).

373 Invoco sobre vosotros y sobre vuestro valioso trabajo abundantes bendiciones de Dios, a la vez que deseo para esta traducción interconfesional de la Biblia la mayor difusión. Que la palabra de Dios, cada vez mejor conocida por los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, sea acogida con corazón sincero y traducida en opciones concretas de vida.








A LOS PEREGRINOS QUE PARTICIPARON


EN LA CANONIZACIÓN



Lunes 26 de noviembre de 2001




Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Me alegra mucho encontrarme de nuevo con vosotros, al día siguiente de la solemne canonización de José Marello, Paula Montal Fornés de San José de Calasanz, Leonia Francisca de Sales Aviat y María Crescencia Höss. Este encuentro nos brinda la oportunidad de prolongar la acción de gracias que ayer elevamos al Señor. Al mismo tiempo, podemos contemplar aún, durante algunos momentos, el luminoso testimonio de estos ejemplares discípulos de Cristo.

Saludo cordialmente a los señores cardenales, así como a las autoridades civiles que han querido asistir a este feliz acontecimiento. Expreso mi agradecimiento en especial a los obispos y a los sacerdotes que han guiado a los numerosos grupos de peregrinos.

San José Marello

2. Los primeros en alegrarse por la canonización de José Marello son sus hijos espirituales, los Oblatos de San José, a los que dirijo mi afectuoso saludo así como mis cordiales felicitaciones. Queridos hermanos, han pasado sólo ocho años desde que, en la plaza de Asti, proclamé beato a vuestro amado fundador. Un ulterior signo prodigioso, la curación de dos niños en Perú, ha permitido coronar también en la tierra su itinerario de santidad. Es muy significativo que esto suceda recién concluida la Asamblea ordinaria del Sínodo de los obispos dedicada precisamente al ministerio del obispo en el hoy de la Iglesia y del mundo.

Dirijo un saludo especial a los peregrinos de Asti y a los de Acqui, ciudades donde ejerció su ministerio respectivamente como sacerdote y obispo. Pero inmediatamente lo extiendo a todas las comunidades, en diversas partes del mundo, a donde la Providencia ha impulsado a los Oblatos y su misión. Juntamente con todos vosotros, hijos y devotos de san José Marello, deseo dar gracias al glorioso san José, patrono de la Iglesia universal. El profundo amor a la Virgen María hizo que el joven Marello eligiera a san José como modelo de vida y guía en el seguimiento de Cristo. Este es, en síntesis, el mensaje que deja a todos los cristianos -religiosos, familias y sacerdotes-: amar a la Madre del Redentor e imitar a su Custodio.

Santa Paula Montal Fornés de San José de Calasanz

3. Con afecto saludo ahora a los obispos, sacerdotes y fieles venidos para la canonización de la madre Paula Montal Fornés, y, muy especialmente a las Hijas de María, Religiosas Escolapias, así como a los Padres Escolapios y a los alumnos, alumnas, y al nutrido grupo de ex alumnas de la familia calasancia.

La nueva santa es para vosotros un personaje conocido y admirado; por eso, habéis querido estar presentes en Roma para la ceremonia solemne de ayer. Ahora, con la canonización de santa Paula Montal su figura es propuesta a toda la Iglesia como modelo y como intercesora. Su perfil espiritual nos muestra una persona que se fía de Dios y se consagra a él, colaborando en su plan de salvación, especialmente por medio de la dedicación a la enseñanza. Fue una mujer mística arraigada en la acción, dedicada a la realización de una obra bien hecha al servicio de la Iglesia y del mundo. En las circunstancias concretas de su tiempo, nada fáciles, intuyó el papel de la mujer en la familia y la sociedad, y se entregó a un ideal: la educación humano-cristiana de la mujer.

Su mensaje es plenamente actual. A este respecto, me complace recordar cómo en una de sus cartas escribe: "Tenemos la obligación de buscar la tranquilidad y el progreso de la sociedad, los cuales sólo son posibles con una vida limpia, que es la que Dios nos pide". Que con su intercesión el mundo actual camine por esas vías, para lo cual son necesarios educadores cristianos que transmitan, con competencia y con el testimonio de la propia vida, los valores del Evangelio a los niños y jóvenes de hoy, llamados a ser los protagonistas del mañana.

374 Santa Leonia Francisca de Sales Aviat

4. Queridos peregrinos, vuestra presencia es signo de vuestra atención al carisma siempre actual de santa Francisca de Sales Aviat, fundadora de la congregación de las religiosas Oblatas de San Francisco de Sales, a cuya superiora general, sor François-Isabelle Stiegler, saludo. Asimismo, saludo a monseñor Stenger, obispo de Troyes, y a monseñor Louis, obispo de Châlons, diócesis donde nació y vivió Leonia, así como a los miembros de las instituciones civiles de la región.

A vosotros, profesores y educadores que aseguráis una misión juntamente con las religiosas Oblatas, prestando así un servicio indispensable a la juventud en diversas regiones del mundo, os animo a proseguir esta tarea educativa, a fin de transmitir a los jóvenes los valores humanos y cristianos necesarios para su maduración, mediante una formación integral y el testimonio de vuestra vida. Queridas hermanas, doy gracias por vuestra hermosa vocación, que une la contemplación y la acción. Vuestro deseo de vivir la vida diaria con amor tiene ya una orientación misionera. No os desaniméis ante las dificultades, acerca de las cuales la madre Aviat decía que "son siempre medios que Dios nos da para ir a él". Siguiendo su ejemplo, testimoniad la alegría de la entrega a Cristo, felices de "estar al servicio de nuestro Señor, alegres de conquistar almas para él, alegres (...) de aprender a dominarse y renunciar". Os imparto a todos una afectuosa bendición apostólica.

Santa María Crescencia Höss

5. Con gran alegría doy la bienvenida a los fieles alemanes que han venido para la canonización. En particular, saludo al cardenal Friedrich Wetter, así como al obispo Viktor Josef Dammertz, que ha encabezado la peregrinación a la ciudad eterna.

Santa María Crescencia Höss es un gran don. Sentíos orgullosos de esta mujer. Es un signo no sólo para la ciudad de Kaufbeuren, sino también para la diócesis de Augsburgo y la provincia eclesiástica de Munich y Freising, así como para toda la Iglesia en Alemania.

Aunque nos separa de ella un largo período de tiempo, la nueva santa nos habla también al inicio del tercer milenio. Ante su tumba, devotos de diferentes confesiones encomiendan a diario sus preocupaciones a la santa. Ya en vida, María Crescencia Höss recordaba a la gente a alguien que también nosotros necesitamos: el Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede realizar grandes cosas en nosotros y en toda la Iglesia, si se lo permitimos. Con este deseo, os imparto la bendición apostólica a vosotros y a todos aquellos cuyas peticiones habéis traído a Roma.

6. Queridos hermanos, una vez más, a través de estos cuatro nuevos santos, la Iglesia nos señala y nos llama al "alto grado" de la vida cristiana, la santidad. Santidad que no consiste en realizar empresas excepcionales, sino en vivir de modo extraordinario las cosas ordinarias, es decir, con todo el amor posible.

Al volver a vuestras ocupaciones habituales, atesorad esta enseñanza, aprendida en la escuela de María y de estos santos. Así experimentaréis un reflejo de la bienaventuranza eterna, que Dios promete a sus fieles en el reino celestial.

Con este deseo, que acompaño con la oración, os renuevo de corazón mi bendición.







MENSAJE DEL PAPA JUAN PABLO II


A LA UNIÓN DE CONFERENCIAS EUROPEAS


DE SUPERIORES MAYORES (UCESM)




Reverendo padre
375 JESÚS MARÍA LECEA, sch.p.
Presidente de la UCESM

1. Han pasado veinte años desde la creación de la Unión de Conferencias europeas de superiores mayores. Esta Unión tiene como finalidad promover la colaboración y la ayuda mutua entre los superiores y las superioras mayores de los países europeos y estimular la cooperación con las Conferencias episcopales de Europa, para dar en cada ámbito social el testimonio de vida de la orden.

Queridos hermanos y hermanas de vida consagrada, con ocasión del vigésimo aniversario de vuestra Unión deseo enviaros mi cordial felicitación y mi bendición. A través de vosotros, envío también mi saludo a los miembros de vuestras comunidades, a los que representáis en toda Europa. Alabo a Dios uno y trino por todo el bien que realiza a través de la generosidad de vuestra entrega y el testimonio de vuestra vida consagrada por su Iglesia y la venida de su Reino. "No ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones, (...) para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos" (
Ep 1,16 Ep 1,18).

2. El tema de vuestro encuentro remonta a los orígenes. Plantea la cuestión del tipo de perspectiva que se abre para los religiosos en Europa al comienzo del tercer milenio. Por una parte, está la exigencia de comprometeros en los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; por otra, con vuestro estilo de vida os encontráis en el viejo continente con contemporáneos vuestros que ya no captan el Evangelio en su profundidad o que aún no logran hacerlo. El Evangelio y el mundo: vuestra existencia se inserta entre estos dos polos. ¿Cómo se puede resolver esta tensión?

3. "Dios es amor", escribe el apóstol san Juan (1Jn 4,8): amor que llama y amor que envía. De la "fuente del amor", que es Dios Padre, brotó el envío del Hijo y del Espíritu Santo. El amor divino llama a lo largo de la historia a hombres y mujeres a unirse de modo particular a él. Este amor divino envía a los hombres a anunciar el Evangelio. ¡Qué alentador es, a este respecto, dirigir la mirada a los religiosos que han surgido a lo largo de los siglos en el horizonte de Europa y que aún hoy están a nuestro alrededor como "una nube de testigos" (He 12,1), para que Cristo se abra camino en este continente!

4. Ciertamente, para evangelizar de nuevo a Europa no existe ninguna receta infalible. Es el amor, que precisamente los hombres y las mujeres de vida consagrada deben a sus contemporáneos. El misterio de cada evangelización reside en el descubrimiento de que el amor a Dios debe transformarse en servicio al prójimo. Por eso el testimonio de vida de un amor verdadero y puro es la mejor carta de recomendación que los religiosos pueden mostrar. A veces la leen o la ven personas que consideran a Jesucristo como un extraño o que se han alejado de su Iglesia.

Por tanto, albergo la esperanza de que la vida consagrada no sólo os una más íntimamente a Dios, sino que también os acerque más a los hombres, contribuyendo así a la renovación de la Iglesia: "En efecto, la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. La fe se fortalece dándola" (Redemptoris missio RMi 2). Si dais un testimonio de vida creíble, contribuiréis sin duda alguna a la renovación y al embellecimiento de la Iglesia como esposa de Cristo. Al mismo tiempo, experimentaréis con alegría que no sois sólo administradores de una rica herencia, sino también precursores del futuro que el Señor quiere preparar para el tercer milenio de la Iglesia y de vuestras comunidades.

5. No quiero concluir mis reflexiones sin mencionar un problema que os preocupa a muchos. La falta de vocaciones y el envejecimiento de muchas comunidades pueden fomentar la tentación de desanimaros o de encerraros entre cuatro paredes. Ciertamente, no es conveniente cerrar los ojos ante los hechos, porque la confianza en Dios nos enseña que la realidad verdadera supera en gran medida las cifras y las estadísticas. Espero que, juntamente con vuestras comunidades, descubráis cada vez más campos donde se ofrezca y solicite intercambio y colaboración recíproca. Y cuando os asalten pensamientos negativos recordad las consoladoras palabras que Jesús dirigió una vez a sus discípulos dudosos: "No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino" (Lc 12,32).

Por intercesión de la Madre de Dios, ruego a Jesús, cabeza de la Iglesia, que sostenga todos vuestros buenos propósitos y realice vuestras esperanzas. Que perfeccione en vuestras familias religiosas la obra de la gracia, que ha comenzado en la creación de cada uno, para que los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica sean cada vez más lo que son: instrumentos al servicio de la nueva evangelización de Europa. Con este deseo, os imparto de todo corazón la bendición apostólica.

Vaticano 17 de noviembre de 2001








A LOS PRESIDENTES DE LAS REGIONES


Y DE LAS PROVINCIAS DE ITALIA


376

Jueves 29 de noviembre de 2001



Ilustres señores presidentes de las regiones y las provincias autónomas italianas;
amadísimos hermanos y hermanas:

1. Me alegra daros mi más cordial bienvenida a cada uno de vosotros. Gracias por vuestra visita. Saludo ante todo al doctor Enzo Ghigo, presidente de la Conferencia de las regiones, a quien agradezco las amables palabras y los buenos deseos que acaba de expresarme en nombre de los presentes. Extiendo mi afectuoso saludo a cada uno de vosotros, a vuestros colaboradores y a las poblaciones de las diversas zonas de Italia que representáis aquí.

Las regiones italianas están atravesando una fase de importantes cambios y de grandes expectativas. Con la puesta en práctica del principio de autonomía, sancionado por la Constitución de la República (cf. art. 5), y la aplicación del principio de subsidiariedad, se les han atribuido competencias específicas para el ejercicio de la potestad legislativa y para la administración de las comunidades locales. De este modo, se les ofrece la oportunidad de delinear, en conformidad con la Constitución, una forma propia de gobierno así como principios fundamentales de organización y funcionamiento.

Ciertamente, la elaboración de estatutos confiados totalmente a la determinación autónoma constituye el reconocimiento de que desempeñan un papel más relevante en la sociedad italiana. Al mismo tiempo, representa una singular ocasión para reformar las instituciones públicas, su estructura y sus relaciones con las comunidades locales que representan.

2. Gentiles señores y señoras, actuando con espíritu de altruismo y de cooperación leal, procurad que las instituciones ofrezcan a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna, "la posibilidad efectiva de participar libre y activamente en el establecimiento de los fundamentos jurídicos de la comunidad política, en el gobierno del Estado, en la determinación de los campos y límites de las diferentes instituciones" (Gaudium et spes GS 75). Estas indicaciones del concilio Vaticano II siguen conservando hoy su fuerza y su valor. Ojalá que os guíen en vuestra tarea tan amplia y con tantas responsabilidades.

En efecto, no se os pide que realicéis una simple reorganización de las instituciones. Es preciso también garantizar que las instituciones sean siempre capaces de promover la solidaridad entre las personas, buscar el bien común y acoger la contribución original y autónoma de las formaciones sociales, reconociéndoles un ámbito específico de acción, según el principio de subsidiariedad.

Asimismo, quisiera recordar que, respetando las competencias propias de cada una, se abren espacios de fecunda colaboración también entre las regiones y las diversas articulaciones de las comunidades eclesiales locales, como por lo demás está previsto en el artículo 1 del acuerdo, de 1984, de revisión del Concordato lateranense, sobre la colaboración recíproca entre el Estado y la Iglesia católica "para la promoción del hombre y el bien del país".

3. Para afrontar los desafíos sociales y económicos que se plantean en el momento actual, se requiere la generosa aportación de todos. Los administradores públicos, a los que el pueblo ha confiado funciones de guía y gobierno, deben referirse constantemente a él, considerando la actividad política y administrativa como un servicio.

Por tanto, el hombre ha de ocupar siempre el lugar central de todos vuestros proyectos e intervenciones. Prestad atención particular a la familia, cuyo papel es fundamental para la construcción de la sociedad. Facilitad la formación del núcleo familiar, sosteniéndolo con medidas apropiadas en la realización de sus funciones peculiares. Pienso, entre otras cosas, en las expectativas de los matrimonios jóvenes, en las dificultades relativas al trabajo y a la vivienda, que a menudo atrasan durante mucho tiempo el matrimonio y la formación de la familia, en la educación de los hijos y en la necesaria ayuda mutua entre los miembros del hogar. Preocupaos por el mundo de la escuela. En este ámbito concurren competencias estatales y regionales, que también hay que orientar para garantizar la libertad de las opciones educativas de cada familia.

377 Y ¿qué decir de la solidaridad con las personas débiles, enfermas o que atraviesan dificultades? Con acertadas opciones de política social, brindadles el apoyo necesario para solucionar sus complejos y múltiples problemas. Tratad constantemente de velar por todo lo que atañe a la vida y a las necesidades del ser humano: la sanidad y la asistencia social, la instrucción y la formación profesional, la cultura y los bienes histórico-artísticos, el trabajo y las actividades productivas, la organización del territorio y la tutela del medio ambiente.

4. La legítima pluralidad de orientaciones, en las que se manifiesta la identidad específica y la autonomía de cada región, no se opone a la necesaria solidaridad y a la cooperación, que no debe faltar, con las diversas realidades locales. Más aún, cada región o provincia autónoma siempre debe estar animada por la conciencia y la responsabilidad de pertenecer a una comunidad nacional única y unitaria. Es verdad que vivimos en una sociedad globalizada, pero es necesario salvaguardar también los derechos de las entidades locales, aunque vinculándolas siempre a las exigencias de la comunidad universal.

Además, la apertura a relaciones directas con regiones de otros países podrá contribuir al desarrollo de un conocimiento y una colaboración recíprocos y beneficiosos entre pueblos diferentes por historia y cultura. Esto vale, especialmente, para las regiones que se reconocen en la pertenencia común al continente europeo. Se trata de un elemento significativo de integración que puede facilitar la construcción de la unidad, respetando y valorando las identidades locales.
Las regiones italianas, fieles a sus raíces y abriéndose a otras realidades, podrán renovar sus instituciones, manteniendo firme la relación con las comunidades que representan y contribuyendo a la construcción de una sociedad más amplia, libre y solidaria.

5. Gentiles señoras y señores, ojalá que vuestro trabajo sea cada vez más decisivo y fructuoso, atento a las expectativas y a las necesidades diarias de la gente. Podréis prestar un servicio notable a vuestras comunidades si, respondiendo a sus legítimas expectativas, mantenéis la mirada abierta a las necesidades del mundo. Que Dios os proteja y haga fructificar los esfuerzos que realizáis para servir a cada persona humana, creada a su imagen y semejanza. La Virgen María, tan venerada por el pueblo italiano, os asista y acompañe maternalmente.

Os aseguro un recuerdo especial en la oración, y con afecto os imparto la bendición apostólica a vosotros aquí presentes, a vuestros familiares y colaboradores, así como a cuantos representáis aquí.








A LOS OBISPOS DE COSTA RICA


EN VISITA "AD LIMINA"


Viernes 30 de noviembre de 2001



Queridos Hermanos en el Episcopado:

1. Durante estos días de vuestra visita ad Limina habéis tenido la oportunidad de venerar las tumbas de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, renovando ante ellas la fidelidad a la fe recibida, y revitalizar el espíritu evangelizador, que hizo de estos grandes testigos de Cristo, junto con los demás Apóstoles, fundamento firme de la Iglesia de todos los tiempos (cf. Ef Ep 2,20). Es, pues, como un retorno a los orígenes mismos del ministerio apostólico que desempeñáis en las diversas Iglesias particulares de Costa Rica, plantando y regando la semilla del Evangelio, para que Dios la haga crecer abundantemente (cf. 1Co 6-7).

Con este espíritu os recibo hoy con gran gozo, para compartir vuestras preocupaciones pastorales, alentar los esfuerzos por enraizar cada día más el Evangelio en el corazón de los queridos hijos e hijas costarricenses, y cumplir con el encargo dado a Pedro por Jesús de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32).

Agradezco cordialmente a Mons. Román Arrieta Villalobos, Arzobispo de San José y Presidente de la Conferencia Episcopal, las palabras que me ha dirigido en nombre de todos, expresando la cercanía y el espíritu de comunión con el Obispo de Roma, al que os unen lazos de unidad, de amor y de paz (cf. Lumen gentium LG 22). En ellas siento también el palpitar de un pueblo "de fecunda historia y amante de la paz" (Saludo en el Aeropuerto de San José, 2.3.1983, 1), del cual conservo tan grato recuerdo desde mi Visita Pastoral en 1983.

378 2. Me complace saber que, ante los desafíos del nuevo milenio, vuestro País está abierto a la esperanza, fundada sobre todo en la generosa entrega de los Pastores y sus colaboradores a la misión evangelizadora. Ésta se ve alentada este año por la conmemoración del centenario de un eximio predecesor vuestro, Mons. Bernardo Agusto Thiel, segundo Obispo de San José, que desarrolló una larga y prolífica actividad pastoral y supo difundir prontamente las primeras semillas de la doctrina social de la Iglesia. A ello se debe, en buena parte, la larga tradición democrática, de diálogo y tolerancia en Costa Rica, herencia preciosa que ha de llevaros a una renovada confianza en la fuerza pacificadora del Evangelio, en un momento histórico en que este valor, indispensable para las naciones y el conjunto del género humano, parece tan amenazado y casi imposible de alcanzar. Esta convicción ayudará también a enfocar con clarividencia cristiana los procesos actuales de convivencia social, uno de los cuales es la presencia en Costa Rica de numerosos emigrantes procedentes de países colindantes.

También es motivo de satisfacción vuestra sensibilidad por mantener e incrementar el espíritu de comunión, tanto en cada una de vuestras comunidades eclesiales como entre vosotros mismos y con las Iglesias hermanas de Centroamérica. Estas relaciones adquieren un gran valor, no solamente porque promueven con mayor eficacia determinados aspectos de la acción pastoral, sino porque hacen de la Iglesia "la casa y la escuela de comunión", que es "el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza" (Tertio millennio ineunte, 43).

3. La espiritualidad de comunión tiene un ámbito privilegiado de aplicación en las relaciones de los Obispos con sus sacerdotes, por la perfecta sintonía y concordia que ha de existir entre el Pastor y sus más inmediatos colaboradores en el impulso de la pastoral conjunta de toda la diócesis (cf. Christus Dominus
CD 16). En las Relaciones que habéis enviado se destaca la atención especial que prestáis a vuestro clero, relativamente numeroso en términos comparativos, y del que ahora os preocupa sobre todo su renovación espiritual y pastoral. Queréis que cada sacerdote viva "su encuentro personal con Jesucristo vivo, para ser agente cualificado de conversión, comunión y solidaridad, e impulsar así la Nueva Evangelización", como decís en el reciente mensaje que les habéis enviado (El Sacerdote que queremos. Mensaje de los Obispos de Costa Rica a sus Sacerdotes, 12.4. 2001, IV).

Todo esto ha de traducirse en acciones concretas que lleven a un discernimiento más atento en la admisión de los aspirantes, a una intensificación de la formación específicamente espiritual de los seminaristas, acompañándoles y guiándoles "hacia una madurez afectiva que los haga aptos para abrazar el celibato sacerdotal y capaces de vivir en comunión con sus hermanos en la vocación sacerdotal" (Ecclesia in America ). Tampoco se han de olvidar los necesarios programas de formación permanente para todos los sacerdotes pues, si toda acción pastoral tiene como objetivo prioritario la santidad, los ministros del Evangelio han de ser los primeros en dar testimonio de este "compromiso que ha de dirigir toda la vida cristiana" (Novo millennio ineunte NM 30). En este aspecto, es insustituible el trato personal, amigable y cercano, del Obispo con sus sacerdotes, para alentarles en su vocación, orientarles en sus actividades, avivar en ellos el celo apostólico y, si fuera el caso, corregirles paternalmente, con bondad y prontitud.

4. En Costa Rica, como en otros países, el hombre está viviendo un momento dramático y, al mismo tiempo, fascinante. Por un lado parece difundirse por doquier un estilo de vida basado en criterios meramente materiales, que incitan al consumismo trivial, lo cual comporta tantas secuelas negativas para la dignidad de las personas y el bien común de la sociedad. Por otro, sin embargo, se aprecia un resurgir de un hondo espíritu religioso, bien arraigado en el pueblo costarricense, y la búsqueda de un profundo y consistente sentido de la vida. En este contexto cobra una actualidad aún mayor, si cabe, la urgencia de "recuperar y presentar una vez más el verdadero rostro de la fe cristiana, que no es simplemente un conjunto de proposiciones que se han de acoger y ratificar con la mente, sino un conocimiento de Cristo vivido personalmente, una memoria viva de sus mandamientos, una verdad que se ha de hacer vida" (Veritatis splendor VS 88). En efecto, la Iglesia tiene la misión de llevar la luz del Evangelio a todos los ámbitos de la existencia humana, con el fin de todos los hombres consigan la salvación (cf. Lumen gentium LG 24) y se realice en cada uno la vocación universal a la santidad.

Por eso es de suma importancia emprender con decisión una acción evangelizadora que no solamente alcance a todos los sectores de la sociedad, sino que haga crecer en los fieles el gozo de creer y celebrar su fe, su responsabilidad de ser miembros del cuerpo de Cristo (cf. 1Co 12,27) y su participación en la misión de proclamar la Buena Nueva a toda la creación (cf. Mc Mc 16,15). Para ello es necesario un decisivo impulso de la catequesis, la cual, de manera paulatina, constante y bien articulada, proporcione una formación cada vez más consistente en la fe. De este modo se prepara a los cristianos de hoy a dar respuesta a quien pida razón de su esperanza (cf. 1P 3,15) en medio de las tendencias secularistas. Al mismo tiempo, haciéndose eco fiel de la enseñanza de Jesús, que tanta maravilla suscitaba en la muchedumbre (cf. Mt Mt 22,22 Mt Mt 22,33), se ofrece el verdadero sentido transcendente de la existencia, previniendo así los avances proselitistas de las sectas y de los nuevos grupos religiosos (cf. Ecclesia in America ).

5. Conozco vuestros esfuerzos por implicar a los laicos en esta tarea, como ya os indicaba en mi Visita a Costa Rica (cf. A los Obispos de América Central, 2.3. 1983, 3), y constato con satisfacción el aumento de catequistas en vuestras diócesis durante los últimos años. Ellos son muchas veces el cauce más cercano a través del cual el don de la fe crece en los niños e ilumina las diversas fases y situaciones de la vida, por lo que merecen una especial atención de los Pastores, de manera que no les falte la debida formación teológica y espiritual, sean con su vida testigos de lo que enseñan y tomen plena conciencia de lo transcendente de su misión en la Iglesia.

Los catequistas laicos, además, por su especial vinculación a la parroquia o a otras comunidades eclesiales, por su formación teológica y su familiaridad con la doctrina de la Iglesia, han de ser también cristianos comprometidos en los distintos ámbitos de la vida cotidiana. De este modo aúnan su colaboración con los Pastores en las tareas más directamente pastorales con su vocación específica, que les lleva a actuar en el orden temporal "de una manera directa y concreta, guiados por la luz del Evangelio y el pensamiento de la Iglesia y movidos por el amor cristiano" (Apostolicam actuositatem AA 7 cf. Novo millennio ineunte NM 46).

Las grandes esperanzas que en Costa Rica, como en América y demás Iglesias del mundo, se tienen puestas en el laicado, es una llamada de atención a los Pastores para que sientan como una urgencia inaplazable atender con esmero a la sólida formación en la vida espiritual y en los criterios cristianos que los fieles laicos han de hacer operativos en el mundo de la familia, de la sociedad, de la política, del trabajo o de la cultura (cf. Ecclesia in America ). Para ello será de gran ayuda el seguimiento cercano y la promoción de movimientos o asociaciones específicas, que sirvan de cauce a un apoyo mutuo de sus miembros, a una más fácil incorporación de las nuevas generaciones y a una actuación más organizada y estable de sus cometidos.

6. También habéis manifestado vuestra preocupación por la situación de la familia en vuestro País, que no ha sido inmune a "la crisis generalizada y radical de esta institución fundamental" (Novo millennio ineunte NM 47). Tal vez en algunas de vuestras diócesis este fenómeno puede haber causado un especial impacto, tanto por la rapidez con que se ha producido como por la gran estima que tradicionalmente se ha tenido de la familia, provocando un cierto desánimo ante un fenómeno inesperado y en apariencia inexorable. Por ello deseo recordaros las confortadoras palabras de Jesús cuando sus discípulos más cercanos titubeaban: "¡Animo!, que soy yo; no temáis" (Mt 14,27). Con estas palabras en la mente y el corazón alejaremos la tentación de claudicar en el deber de velar por el gran tesoro de amor y de vida que Dios nos ha dado con la institución de la familia, fundada en el matrimonio indisoluble.

En efecto, la Iglesia no puede quedar impasible cuando se cuestiona del don y el derecho fundamental a la vida ya desde sus comienzos; o cuando se empobrece el amor de los esposos, se degrada el valor de la fidelidad mutua o se quebranta la natural relación del hombre y la mujer, que alcanza su auténtica plenitud en el matrimonio. Por fidelidad al Evangelio y aprecio radical a la dignidad de todo ser humano, no se puede ser neutrales ante fenómenos que denotan una cultura hedonista, de egoísmo y de muerte, por grandes que sean las dificultades y poderosas las influencias externas.

379 A este respecto, es necesario revitalizar constantemente una pastoral de la familia que prepare adecuadamente a los jóvenes para formar un nuevo hogar; que acompañe también a los esposos en las dificultades que puedan encontrar, ayudándoles a acoger gozosamente a los hijos, educarles con ternura y transmitirles la fe. También será preciso impulsar las condiciones sociales, económicas y legales que mejor salvaguarden la unidad y estabilidad de los hogares, invitando a las familias mismas a "hacerse promotores de una eficaz presencia eclesial y social para tutelar sus derechos" (Novo millennio ineunte NM 47).

7. Deseo referirme también en este encuentro con vosotros a un sector tan decisivo para la Iglesia como es el de los Institutos religiosos y demás personas consagradas. Ellos han contribuido de manera determinante, no sólo a la evangelización de vuestras tierras, sino también a forjar en buena medida la misma identidad cultural de Costa Rica, potenciando muy significativamente en la actualidad la acción pastoral en diversos sectores.

La Iglesia da continuamente gracias al Espíritu por la vida consagrada que Él suscita en su seno, la cual "hunde sus raíces en el Evangelio y da frutos copiosos en cada época" (Vita consecrata VC 5). Algunos de estos frutos son bien visibles a través de las numerosas obras e instituciones dedicadas a la educación, al apostolado juvenil, al cuidado de los enfermos o a la atención de las múltiples formas de pobreza y marginación. Pero, por encima de sus actividades concretas, la comunidad eclesial ha de apreciar que sea "una manifestación particularmente rica de los bienes evangélicos y una realización más completa del fin de la Iglesia" (ibíd., 32). El desarrollo de la vida consagrada en cada Iglesia particular denota en cierto modo su capacidad de presentar a Cristo con un vigor y atractivo tal que suscita en muchos de sus miembros los deseos de seguirle con total radicalidad evangélica.

Por eso incumbe a los Pastores el deber de promover las vocaciones también a la vida consagrada y velar para que sea respetada la identidad propia de cada Instituto (cf. C.I.C., cc. 385. 586), para lo cual han de fomentar entre los fieles la estima de una vida totalmente consagrada a Dios y establecer formas de pastoral vocacional que manifiesten "el compromiso coral de toda la Iglesia" en este campo (cf. Vita Consecrata VC 64).

8. Os aliento, pues, queridos Hermanos Obispos de Costa Rica, a seguir dando un nuevo impulso a las tareas de la evangelización, para colmar con el mensaje de Cristo los anhelos más profundos de todos los sectores del Pueblo de Dios: niños y jóvenes, enfermos y ancianos, mujeres y hombres, familias y pueblos, pobres y desamparados. Pongo bajo la protección de Nuestra Señora de los Ángeles, Madre y Abogada del pueblo costarricense, los propósitos pastorales que os animan y que, con la estrecha colaboración de los sacerdotes, personas consagradas y laicos comprometidos, han de revitalizar, en este comienzo de milenio, la firmeza de la fe en las Iglesias particulares que os ha sido confiadas.

Mientras agradezco la generosidad con que desempeñáis vuestro ministerio, os ruego que transmitáis a las comunidades que os esperan, tras esta visita ad Limina, el saludo cordial y la cercanía afectuosa del Papa, junto con la Bendición Apostólica, que os imparto de corazón.








Discursos 2001 371