Audiencias 2004 54


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Miércoles 18 de agosto de 2004

El Mesías, rey y sacerdote

1. Siguiendo una antigua tradición, el salmo 109, que se acaba de proclamar, constituye el componente principal de las Vísperas dominicales. Se repite en las cuatro semanas en las que se articula la liturgia de las Horas. Su brevedad, ulteriormente acentuada por la exclusión, en el uso litúrgico cristiano, del versículo 6, con matiz imprecatorio, implica cierta dificultad de exégesis e interpretación. El texto se presenta como un salmo regio, vinculado a la dinastía davídica, y probablemente remite al rito de entronización del soberano. Sin embargo, la tradición judía y cristiana ha visto en el rey consagrado el perfil del Consagrado por excelencia, el Mesías, el Cristo.
Precisamente desde esta perspectiva, el salmo se convierte en un canto luminoso dirigido por la liturgia cristiana al Resucitado en el día festivo, memoria de la Pascua del Señor.

2. Son dos las partes del salmo 109 y ambas se caracterizan por la presencia de un oráculo divino. El primer oráculo (cf. vv. 1-3) es el que se dirige al soberano en el día de su entronización solemne "a la diestra" de Dios, o sea, junto al Arca de la alianza en el templo de Jerusalén. La memoria de la "generación" divina del rey formaba parte del protocolo oficial de su coronación y para Israel asumía un valor simbólico de investidura y tutela, dado que el rey era el lugarteniente de Dios en la defensa de la justicia (cf. v. 3).

Naturalmente, en la interpretación cristiana, esa "generación" se hace real y presenta a Jesucristo como verdadero Hijo de Dios. Así había sucedido en la lectura cristiana de otro célebre salmo regio-mesiánico, el segundo del Salterio, donde se lee este oráculo divino: "Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy" (Ps 2,7).

3. El segundo oráculo del salmo 109 tiene, en cambio, un contenido sacerdotal (cf. v. 4). Antiguamente, el rey desempeñaba también funciones cultuales, no según la tradición del sacerdocio levítico, sino según otra conexión: la del sacerdocio de Melquisedec, el soberano-sacerdote de Salem, la Jerusalén preisraelita (cf. Gn 14,17-20).

Desde la perspectiva cristiana, el Mesías se convierte en el modelo de un sacerdocio perfecto y supremo. La carta a los Hebreos, en su parte central, exalta este ministerio sacerdotal "a semejanza de Melquisedec" (He 5,10), pues lo ve encarnado en plenitud en la persona de Cristo.

4. El Nuevo Testamento recoge, en repetidas ocasiones, el primer oráculo para celebrar el carácter mesiánico de Jesús (cf. Mt 22,44 Mt 26,64 Ac 2,34-35 1 Co Ac 15,25-27 He 1,13). El mismo Cristo, ante el sumo sacerdote y ante el sanedrín judío, se referirá explícitamente a este salmo, proclamando que estará "sentado a la diestra del Poder" divino, precisamente como se dice en el versículo 1 del salmo 109 (Mc 14,62 cf. Mc 12,36-37).

Volveremos a reflexionar sobre este salmo en nuestro comentario de los textos de la liturgia de las Horas. Ahora, para concluir nuestra breve presentación de este himno mesiánico, quisiéramos reafirmar su interpretación cristológica.

5. Lo hacemos con una síntesis que nos ofrece san Agustín. En la Exposición sobre el salmo 109, pronunciada en la Cuaresma del año 412, definía este salmo como una auténtica profecía de las promesas divinas relativas a Cristo. Decía el célebre Padre de la Iglesia: "Era necesario conocer al único Hijo de Dios, que estaba a punto de venir a los hombres para asumir al hombre y para hacerse hombre a través de la naturaleza asumida: moriría, resucitaría, ascendería al cielo, se sentaría a la diestra del Padre y cumpliría entre las gentes todo lo que había prometido. (...) Todo esto, por tanto, debía ser profetizado, debía ser anunciado con anterioridad, debía ser señalado como algo que se iba a realizar, para que, al suceder de improviso, no suscitara temor, sino que fuera aceptado con fe y esperado. En el ámbito de estas promesas se inserta este salmo, el cual profetiza con palabras tan seguras y explícitas a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que no podemos poner en duda que en este salmo se anuncia al Cristo" (Esposizioni sui Salmi, III, Roma 1976, pp. 951 y 953).

55 6. Dirijamos ahora nuestra invocación al Padre de Jesucristo, único rey y sacerdote perfecto y eterno, para que haga de nosotros un pueblo de sacerdotes y profetas de paz y amor, un pueblo que cante a Cristo, rey y sacerdote, el cual se inmoló para reconciliar en sí mismo, en un solo cuerpo, a toda la humanidad, creando al hombre nuevo (cf. Ep 2,15-16).

Saludos

(A los fieles franceses)
Queridos hermanos y hermanas, esta mañana quiero dar gracias a Dios que, en su benevolencia, me ha permitido ir en peregrinación a Lourdes. Doy las gracias a la Virgen bendita por el clima de profundo recogimiento y de intensa oración de este encuentro, y recuerdo con emoción la multitud tan numerosa de peregrinos, destacando entre ellos a los enfermos, que habían ido para buscar consuelo y esperanza en la santísima Virgen. Ojalá que también todos los jóvenes presentes conserven el recuerdo de esta peregrinación y saquen fuerza de ella para llegar a ser hombres y mujeres libres en Cristo.

Doy las gracias a mons. Jacques Perrier, obispo de Tarbes y Lourdes, por su acogida cordial; al mismo tiempo, doy las gracias a todos los obispos presentes, así como a todas las personas que han contribuido al éxito de mi viaje. Mi gratitud se dirige también al señor presidente de la República y a las autoridades francesas por su acogida y disponibilidad.

Que la Virgen María, la Inmaculada Concepción, vele sobre cada uno de vosotros, y que ella acompañe y guíe vuestro camino al encuentro de su Hijo.

(En español)
Saludo con afecto a los fieles venidos de España y de América Latina, en particular al grupo de jóvenes de Madrid y al grupo de peregrinos de México. Muchas gracias por vuestra visita.

(En polaco)
Os doy las gracias por haberme sostenido con la oración durante mi peregrinación a Lourdes. Desde el primer día de mi pontificado os lo pedí y sé que siempre puedo contar con ella. A la protección de la Madre santísima os encomiendo a vosotros, a vuestros seres queridos y a toda la patria. Que Dios os bendiga.

(En italiano)
56 Saludo con afecto a los peregrinos de lengua italiana, en particular a los alumnos del seminario menor de Verona y a los jóvenes scouts de la parroquia de Santa Catalina en Belén, huéspedes de la diócesis de Montepulciano-Chiusi-Pienza.

Extiendo mi saludo a todos los jóvenes, así como a los enfermos y a los recién casados. Queridísimos hermanos, que la luz de Cristo, que hemos contemplado reflejada en María santísima elevada al cielo, ilumine siempre vuestra vida y os haga auténticos testigos de su Evangelio.






Miércoles 25 de agosto de 2004

Celebración de la Palabra para la veneración y la entrega del icono de la Madre de Dios de Kazan

Homilía

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Como anuncié el domingo pasado, nuestro tradicional encuentro semanal asume hoy una fisonomía particular. En efecto, nos hallamos reunidos en oración ante el venerado icono de la Madre de Dios de Kazan, que está a punto de emprender el viaje de regreso a Rusia, de donde partió un día lejano.

Después de atravesar diversos países y de detenerse durante largo tiempo en el santuario de Fátima, en Portugal, hace más de diez años llegó providencialmente a la casa del Papa. Desde entonces ha estado conmigo y ha acompañado con mirada maternal mi servicio diario a la Iglesia.

¡Cuántas veces, desde aquel día, he invocado a la Madre de Dios de Kazan, pidiéndole que proteja y guíe al pueblo ruso, que le tiene tanta devoción, y que apresure el momento en que todos los discípulos de su Hijo, reconociéndose hermanos, restablezcan plenamente la unidad rota!

2. Desde el inicio, deseaba que este santo icono volviera a la tierra de Rusia, donde -según acreditados testimonios históricos- durante muchísimos años fue objeto de profunda veneración por parte de enteras generaciones de fieles. En torno al icono de la Madre de Dios de Kazan se ha desarrollado la historia de ese gran pueblo.

57 Rusia es una nación cristiana desde hace muchos siglos; es la Santa Rus'. Incluso cuando fuerzas enemigas se encarnizaron contra la Iglesia e intentaron borrar de la vida de los hombres el santo nombre de Dios, ese pueblo permaneció profundamente cristiano, testimoniando en muchos casos con la sangre su fidelidad al Evangelio y a los valores que inspira.

Por eso, juntamente con vosotros, doy gracias con particular emoción a la divina Providencia, que me concede hoy enviar al venerado patriarca de Moscú y de todas las Rusias el don de este santo icono.

3. Esta antigua imagen de la Madre del Señor expresará a Su Santidad Alexis II y al venerado Sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa el afecto que el Sucesor de Pedro siente por ellos y por todos los fieles que les han sido encomendados. Expresará su estima por la gran tradición espiritual que conserva la santa Iglesia rusa. Expresará el deseo y el firme propósito del Papa de Roma de avanzar juntamente con ellos por el camino del conocimiento mutuo y de la reconciliación, para apresurar el día de la plena unidad de los creyentes por la que nuestro Señor Jesucristo oró ardientemente (cf.
Jn 17,20-22).

Amadísimos hermanos y hermanas, invocad junto conmigo la intercesión de la santísima Virgen María, mientras entrego su icono a la delegación que, en mi nombre, la llevará a Moscú.



Oración del Santo Padre


¡Bendita seas, oh gloriosa Madre de Jesús, que "precedes al pueblo de Dios por los caminos de la fe, del amor y de la unión con Cristo"! (cf. Lumen gentium LG 63). Te llaman bienaventurada todas las generaciones, porque "el Poderoso ha hecho obras grandes en ti y su nombre es santo" (cf. Lc Lc 1,48-49).

Bendita y alabada seas, ¡oh Madre!, en tu icono de Kazan, en el que desde siglos estás rodeada por la veneración y el amor de los fieles ortodoxos, habiéndote convertido en protectora y testigo de las singulares obras de Dios en la historia del pueblo ruso, al que todos nosotros apreciamos mucho.

La Providencia divina, que tiene el poder de vencer el mal y sacar el bien incluso de las maldades de los hombres, ha hecho que tu santo icono, desaparecido en tiempos lejanos, apareciese de nuevo en el santuario de Fátima, en Portugal. Posteriormente, por voluntad de personas devotas tuyas, fue traído a la casa del Sucesor de Pedro.

Madre del pueblo ortodoxo, la presencia en Roma de tu santa imagen de Kazan nos habla de una unidad profunda entre Oriente y Occidente, que perdura en el tiempo a pesar de las divisiones históricas y de los errores de los hombres. Con especial intensidad elevamos ahora nuestra plegaria a ti, ¡oh Virgen!, al mismo tiempo que nos despedimos de esta conmovedora imagen tuya. Te acompañaremos con el corazón a lo largo del camino que te conducirá de nuevo a la santa Rusia. Acoge la alabanza y el honor que te tributa el pueblo de Dios que está en Roma.

¡Oh bendita entre todas las mujeres!, al venerar tu icono en esta ciudad sellada con la sangre de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, el Obispo de Roma se une espiritualmente a su hermano en el ministerio episcopal, que preside como Patriarca la Iglesia ortodoxa rusa. Y te ruega, Madre Santa, que intercedas a fin de que se apresure el tiempo de la plena unidad entre Oriente y Occidente, de la plena comunión entre todos los cristianos.

¡Oh Virgen gloriosa y bendita, Señora, Abogada y Consoladora nuestra, reconcílianos con tu Hijo, encomiéndanos a tu Hijo, preséntanos a tu Hijo!

Amén.
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Palabras del Santo Padre al cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y jefe de la delegación de la Santa Sede que entregará el icono al Patriarca Alexis II

Queridísimo hermano:

Te encomiendo el santo icono de la Madre de Dios de Kazan. Entrégalo en las manos de nuestro hermano el Patriarca Alexis II y a través de él a la santa Iglesia ortodoxa rusa y a todo el pueblo ruso. ¡Oh ferviente Abogada, Madre de Dios de Kazan, regresa a los hermanos y hermanas de la santa Rusia, mensajera de comunión y de paz, de bendiciones celestes y de prosperidad! Amén





Septiembre de 2004


Miércoles 1 de septiembre de 2004

Himno al Dios verdadero

1. El Dios vivo y los ídolos inertes se enfrentan en el salmo 113 B, que acabamos de escuchar, y que forma parte de la serie de los salmos de las Vísperas. La antigua traducción griega de la Biblia llamada de los Setenta, seguida por la versión latina de la antigua liturgia cristiana, unió este salmo en honor del verdadero Señor al anterior. Así se constituyó una única composición, la cual, sin embargo, está formada por dos textos completamente diferentes (cf. Ps 113 A y 113 B).

Después de unas palabras iniciales dirigidas al Señor para proclamar su gloria, el pueblo elegido presenta a su Dios como el Creador todopoderoso: "Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace" (Ps 113 B, 3). "Fidelidad y gracia" son las virtudes típicas del Dios de la alianza con respecto al pueblo que eligió, Israel (cf. v. 1). Así, el cosmos y la historia están bajo su dominio, que es poder de amor y de salvación.

2. Al Dios verdadero, adorado por Israel, se contraponen inmediatamente "los ídolos de los gentiles" (v. 4). La idolatría es una tentación de la humanidad entera en toda la tierra y en todos los tiempos. El ídolo es una cosa inanimada, fabricada por las manos del hombre, una estatua fría, sin vida. El salmista la presenta irónicamente con sus siete miembros completamente inútiles: boca muda, ojos ciegos, orejas sordas, nariz insensible a los olores, manos inertes, pies paralizados, garganta que no puede emitir sonidos (cf. vv. 5-7).

Después de esta despiadada crítica de los ídolos, el salmista expresa un deseo sarcástico: "Que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos" (v. 8). Es un deseo expresado de forma muy eficaz para producir un efecto de radical disuasión con respecto a la idolatría. Quien adora a los ídolos de la riqueza, del poder y del éxito, pierde su dignidad de persona humana. El profeta Isaías decía: "¡Escultores de ídolos! Todos ellos son vacuidad; de nada sirven sus obras más estimadas; sus testigos nada ven y nada saben, y por eso quedarán abochornados" (Is 44,9).

59 3. Por el contrario, los fieles del Señor saben que tienen en el Dios vivo "su auxilio" y "su escudo" (cf. Ps 113 B, 9-13). El salmo nos presenta a esos fieles en tres categorías. Ante todo, "la casa de Israel", es decir, todo el pueblo, la comunidad que se congrega en el templo para orar. Allí se encuentra también la "casa de Aarón", que remite a los sacerdotes, custodios y anunciadores de la Palabra divina, llamados a presidir el culto. Por último, se evoca a los que temen al Señor, o sea, a los fieles auténticos y constantes, que en el judaísmo posterior al destierro de Babilonia, y más tarde, incluían también a los paganos que se acercaban a la comunidad y a la fe de Israel con corazón sincero y con una búsqueda genuina. Ese fue, por ejemplo, el caso del centurión romano Cornelio (cf. Ac 10,1-2 Ac 10,22), que san Pedro convirtió al cristianismo.

Sobre estas tres categorías de auténticos creyentes desciende la bendición divina (cf. Ps 113 B, 12-15). Según la concepción bíblica, esa bendición es fuente de fecundidad: "Que el Señor os acreciente, a vosotros y a vuestros hijos" (v. 14). Por último, los fieles, alegres por el don de la vida recibido del Dios vivo y creador, entonan un breve himno de alabanza, respondiendo a la bendición eficaz de Dios con su bendición agradecida y confiada (cf. vv. 16-18).

4. De un modo muy vivo y sugestivo, un Padre de la Iglesia de Oriente, san Gregorio de Nisa (siglo IV), en su quinta Homilía sobre el Cantar de los cantares utiliza este salmo para describir el paso de la humanidad desde el "hielo de la idolatría" hasta la primavera de la salvación. En efecto -recuerda san Gregorio-, en cierto modo, la naturaleza humana se había transformado "en los seres inmóviles" y sin vida "que fueron hechos objeto de culto", precisamente como está escrito: "Que sean igual los que los hacen, cuantos confían en ellos".

"Y era lógico que sucediese así, pues, del mismo modo que los que miran al Dios vivo reciben en sí mismos las peculiaridades de la naturaleza divina, así el que se dirige a la vacuidad de los ídolos llegó a ser como lo que miraba y, de hombre que era, se transformó en piedra. Por consiguiente, dado que la naturaleza humana, convertida en piedra a causa de la idolatría, fue inmóvil con respecto a lo mejor, congelada en el hielo del culto a los ídolos, por ese motivo en este tremendo invierno surge el Sol de la justicia y forma la primavera con el calor del mediodía, que deshace ese hielo y calienta, con los rayos del sol, todo lo que está debajo. Así, el hombre, que se había convertido en piedra por obra del hielo, calentado por el Espíritu y caldeado por los rayos del Logos, volvió a ser agua que saltaba hasta la vida eterna" (Omelie sul Cantico dei cantici, Roma 1988, pp. 133-134).

Saludos

Saludo con afecto a los fieles venidos de España y de América Latina, en particular a las Siervas del Espíritu Santo, a los peregrinos de Madrid y de México, y a la parroquia Nuestra Señora del Pilar, de Asunción (Paraguay). Muchas gracias por vuestra visita.

(En italiano)
Saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridísimos hermanos: después del período de las vacaciones, os deseo que reanudéis las actividades habituales con la conciencia de cumplir siempre la voluntad de Dios, fuente de nuestra paz.

Llamamiento apremiante del Papa para que cese la violencia


Con gran dolor y preocupación he recibido las nuevas graves noticias referentes a los atentados terroristas perpetrados en Israel y en Rusia, donde han hallado la muerte numerosas personas, víctimas indefensas e inocentes.

Tampoco en el atormentado Irak se rompe la cadena de violencia ciega que impide una rápida vuelta a la convivencia civil. A la execración por la bárbara ejecución de los doce nepaleses se une el temor por la suerte de los dos periodistas franceses que todavía se encuentran en manos de sus secuestradores.

60 Dirijo un apremiante llamamiento a fin de que cese por doquier el recurso a la violencia, siempre indigna de toda buena causa, y a fin de que los dos periodistas franceses sean tratados con humanidad y devueltos incólumes, cuanto antes, a sus seres queridos.

Hoy, día 1 de septiembre, se celebra el aniversario de la invasión de Polonia y del inicio de la segunda guerra mundial, que sembró de luto a Europa y otros continentes. Recordando aquellos días, en este momento de graves y generalizadas tensiones, invocamos de Dios, Padre de todos los hombres, el don valioso de la paz.






Miércoles 8 de septiembre de 2004

Natividad de la Santísima Virgen María

1. La liturgia nos recuerda hoy la Natividad de la santísima Virgen María. Esta fiesta, muy arraigada en la piedad popular, nos lleva a admirar en María niña la aurora purísima de la Redención. Contemplamos a una niña como todas las demás y, al mismo tiempo, única, la "bendita entre las mujeres" (Lc 1,42). María es la inmaculada "Hija de Sión", destinada a convertirse en la Madre del Mesías.

2. Al contemplar a María niña, no podemos por menos de pensar en tantos niños inermes de Beslán, en Osetia, víctimas de un bárbaro secuestro y asesinados trágicamente. Se encontraban dentro de una escuela, lugar donde se aprenden los valores que dan sentido a la historia, a la cultura y a la civilización de los pueblos: el respeto mutuo, la solidaridad, la justicia y la paz. Ellos, en cambio, entre esas paredes experimentaron el ultraje, el odio y la muerte, consecuencias nefastas de un cruel fanatismo y de un insensato desprecio de la persona humana.

En este momento, nuestra mirada se dirige también a todos los niños inocentes que, en las diversas partes del mundo, son víctimas de la violencia de los adultos. Niños obligados a empuñar las armas y educados a odiar y matar; niños forzados a mendigar por las calles, explotados para obtener fáciles ganancias; niños maltratados y humillados por la prepotencia y los abusos de los mayores; niños abandonados a sí mismos, privados del calor de la familia y de una perspectiva de futuro; niños que mueren de hambre; niños asesinados en los numerosos conflictos que se libran en diversas regiones del mundo.

3. Es un fuerte grito de dolor de la infancia ofendida en su dignidad. Ese grito no puede, no debe dejar indiferente a nadie. Amadísimos hermanos y hermanas, ante la cuna de María niña tomemos renovada conciencia del deber que todos tenemos de tutelar y defender a estas frágiles criaturas y construir para ellas un futuro de paz. Oremos juntos a fin de que se creen para ellos las condiciones de una existencia serena y segura.

Saludos

Saludo con afecto a los fieles venidos de España y América Latina, en especial a las Siervas de María Ministras de los Enfermos, a los peregrinos de Cuenca, San Sebastián, Teruel y Panamá, así como a la parroquia Nuestra Señora de Fátima, de Passaic (de Norteamérica). Muchas gracias por vuestra visita.

(En portugués)
61 En la fiesta de la Natividad de María santísima, elevemos nuestro corazón a la Madre de Jesucristo para que proteja a la infancia e interceda ante Dios nuestro Padre, pidiendo por la paz y la reconciliación de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Con estos votos saludo a todos los peregrinos de lengua portuguesa, especialmente al grupo de visitantes portugueses de Évora".

(En polaco)
No cesemos de orar para que todos los niños sean acogidos con respeto y amor. Recemos por la paz en el mundo.

(En italiano)
Os saludo a vosotros, queridos jóvenes, queridos enfermos y queridos recién casados. Que la celeste Madre de Dios, a la que hoy recordamos niña, os sostenga siempre en el camino de una adhesión más perfecta a Cristo y a su Evangelio.
Oración de los fieles por los niños y las personas secuestradas


Hermanos y hermanas, acogiendo la invitación del Santo Padre, elevemos a Dios nuestra oración. Repitamos todos:

"Escúchanos, Señor".

1. Por los niños de Beslán, asesinados con bárbara violencia mientras se disponían a iniciar el curso escolar, y por su padres, familiares y amigos muertos juntamente con ellos, a fin de que Dios, en su misericordia, les abra de par en par las puertas de su casa, oremos.
"Escúchanos, Señor".

2. Por los heridos, por las familias de las víctimas y por todos los miembros de la comunidad de Beslán, que con corazón desgarrado lloran la muerte de sus seres queridos, a fin de que, sostenidos por la luz de la fe y confortados por la solidaridad de tantas personas del mundo, sepan perdonar a los que les han hecho daño, oremos.
62 "Escúchanos, Señor".

3. Por todos los niños que, en muchas partes del mundo, sufren y mueren a causa de la violencia y de los abusos de los adultos, a fin de que el Señor les haga sentir el consuelo de su amor y ablande la dureza de corazón de quienes son causa de sus sufrimientos, oremos.
"Escúchanos, Señor".

4. Por las numerosas personas secuestradas en la atormentada tierra de Irak y, en particular, por las dos jóvenes voluntarias italianas, secuestradas ayer en Bagdad, a fin de que todas sean tratadas con respeto y devueltas pronto incólumes al afecto de sus seres queridos, oremos.
"Escúchanos, Señor".

5. Por la justicia y la paz en el mundo, a fin de que el Señor ilumine la mente de los que se hallan subyugados por la funesta tentación de la violencia y abra el corazón de todos al diálogo y a la reconciliación, para construir un futuro de esperanza y de paz, oremos.
"Escúchanos, Señor".

(Santo Padre)
Dios, Padre nuestro, tú has creado a los hombres para que vivan en comunión entre sí. Haz que comprendamos que todo niño constituye una riqueza de la humanidad y que la violencia sobre los demás es un callejón sin salida, que no tiene futuro. Te lo pedimos por intercesión de la Virgen Madre de Jesucristo nuestro Señor. Él vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.






Miércoles 15 de septiembre de 2004

Las bodas del Cordero

63 1. El libro del Apocalipsis contiene numerosos cánticos a Dios, Señor del universo y de la historia. Acabamos de escuchar uno, que se encuentra constantemente en cada una de las cuatro semanas en que se articula la liturgia de las Vísperas.

Este himno lleva intercalado el "aleluya", palabra de origen hebreo que significa "alabad al Señor" y que curiosamente dentro del Nuevo Testamento sólo aparece en este pasaje del Apocalipsis, donde se repite cinco veces. Del texto del capítulo 19 la liturgia selecciona solamente algunos versículos. En el marco narrativo del relato, son entonados en el cielo por una "inmensa muchedumbre": es como el canto de un gran coro que entonan todos los elegidos, celebrando al Señor con alegría y júbilo (cf.
Ap 19,1).

2. Por eso, la Iglesia, en la tierra, armoniza su canto de alabanza con el de los justos que ya contemplan la gloria de Dios. Así se establece un canal de comunicación entre la historia y la eternidad: este canal tiene su punto de partida en la liturgia terrena de la comunidad eclesial y su meta en la celestial, a donde ya han llegado nuestros hermanos y hermanas que nos han precedido en el camino de la fe.

En esta comunión de alabanza se celebran fundamentalmente tres temas. Ante todo, las grandes propiedades de Dios, "la salvación, la gloria y el poder" (v. 1; cf. v. 7), es decir, la trascendencia y la omnipotencia salvífica. La oración es contemplación de la gloria divina, del misterio inefable, del océano de luz y amor que es Dios.

En segundo lugar, el cántico exalta el "reino" del Señor, es decir, el proyecto divino de redención en favor del género humano. Recogiendo un tema muy frecuente en los así llamados salmos del reino de Dios (cf. Ps 46 Ps 95-98), aquí se proclama que "reina el Señor, nuestro Dios, Dueño de todo" (Ap 19,6), interviniendo con suma autoridad en la historia. Ciertamente, la historia está encomendada a la libertad humana, que genera el bien y el mal, pero tiene su sello último en las decisiones de la divina Providencia. El libro del Apocalipsis celebra precisamente la meta hacia la cual se dirige la historia a través de la obra eficaz de Dios, aun entre las tempestades, las laceraciones y las devastaciones llevadas a cabo por el mal, por el hombre y por Satanás.

En otra página del Apocalipsis se canta: "Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar" (Ap 11,17).

3. Por último, el tercer tema del himno es típico del libro del Apocalipsis y de su simbología: "Llegó la boda del Cordero; su esposa se ha embellecido" (Ap 19,7). Como veremos en otras meditaciones sobre este cántico, la meta definitiva a la que nos conduce el último libro de la Biblia es la del encuentro nupcial entre el Cordero, que es Cristo, y la esposa purificada y transfigurada, que es la humanidad redimida.

La expresión "llegó la boda del Cordero" se refiere al momento supremo -como dice nuestro texto "nupcial"- de la intimidad entre la criatura y el Creador, en la alegría y en la paz de la salvación.

4. Concluyamos con las palabras de uno de los discursos de san Agustín, que ilustra y exalta así el canto del Aleluya en su significado espiritual: "Cantamos al unísono esta palabra y unidos en torno a ella, en comunión de sentimientos, nos estimulamos unos a otros a alabar a Dios. Sin embargo, a Dios sólo puede alabarlo con tranquilidad de conciencia quien no ha cometido ninguna acción que le desagrade. Además, por lo que atañe al tiempo presente en que somos peregrinos en la tierra, cantamos el Aleluya como consolación para ser fortificados a lo largo del camino; el Aleluya que entonamos ahora es como el canto del peregrino; con todo, recorriendo este arduo itinerario, tendemos a la patria, donde habrá descanso; donde, pasados todos los afanes que nos agobian ahora, no quedará más que el Aleluya" (n. 255, 1: Discorsi, IV, 2, Roma 1984, p. 597).

Saludos

Saludo a los peregrinos de lengua española. A la Orquesta sinfónica juvenil de Costa Rica, al grupo de la Compañía "Stanhome", así como a los demás grupos de España, México, Chile, Argentina, y otros países latinoamericanos. Os deseo el gozo de alabar a Dios con la oración y con las obras de cada día. Muchas gracias por vuestra atención.

64 (A sus compatriotas, en particular a los miembros del partido "Derecho y Justicia")
A cuantos se preocupan por el bien de nuestra patria les deseo que sus sabios propósitos y esfuerzos solidarios produzcan abundantes frutos. Doy la bienvenida a la delegación del Parlamento regional de la Pomerania occidental. Agradezco a las autoridades y a todos los habitantes de esta región su benevolencia y pido a Dios que los bendiga abundantemente. Saludo asimismo a los peregrinos de la Academia de agricultura de Szczecin, que festeja el 50° aniversario de su fundación. Os deseo grandes éxitos científicos en los decenios futuros, para el bien de los agricultores y de todo el pueblo.

(A los peregrinos de la República checa)
En el día en que se celebra la memoria de la Virgen de los Dolores, invoco sobre vosotros y sobre vuestras familias su materna protección y de corazón os bendigo.

(En eslovaco)
Hace un año que visité vuestra patria. Permaneced fieles a Cristo y a su Iglesia. Que os sirva de ayuda la intercesión de la Virgen de los Dolores, patrona de Eslovaquia, cuya fiesta celebramos hoy.

(En esloveno)
Con gran alegría dirijo un cordial saludo a todos los participantes en el congreso científico sobre la figura y vida heroica de monseñor Anton Vovk, arzobispo de Liubliana. De corazón os imparto a todos mi bendición apostólica.

(En italiano)
Mi pensamiento se dirige también a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridísimos hermanos, conmemoramos hoy a la santísima Virgen de los Dolores, que con fe permaneció al pie de la cruz de Jesús. Os deseo que encontréis en ella consuelo y apoyo para superar todos los obstáculos en vuestra existencia diaria.






Miércoles 29 de septiembre de 2004

Las nupcias del Rey

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1. "Recito mis versos a un rey". Estas palabras, con las que se abre el salmo 44, orientan al lector sobre el carácter fundamental de este himno. El escriba de corte que lo compuso nos revela enseguida que se trata de un carmen en honor del soberano israelita. Más aún, recorriendo los versículos de la composición, nos damos cuenta de estar en presencia de un epitalamio, o sea, de un cántico nupcial.

Los estudiosos se han esforzado por identificar las coordenadas históricas del salmo basándose en algunos indicios -como la relación de la reina con la ciudad fenicia de Tiro (cf. v. 13)-, pero sin llegar a una identificación precisa de la pareja real. Es relevante que en la escena haya un rey israelita, porque esto ha permitido a la tradición judía transformar el texto en canto al rey Mesías, y a la tradición cristiana releer el salmo en clave cristológica y, por la presencia de la reina, también en perspectiva mariológica.

2. La liturgia de las Vísperas nos propone usar este salmo como oración, articulándolo en dos momentos. Ahora hemos escuchado la primera parte (cf. vv. 2-10), que, después de la introducción ya evocada por el escriba autor del texto (cf. v. 2), presenta un espléndido retrato del soberano que está a punto de celebrar su boda.

Por eso, el judaísmo ha reconocido en el salmo 44 un canto nupcial, que exalta la belleza y la intensidad del don de amor entre los cónyuges. En particular, la mujer puede repetir con el Cantar de los cantares: "Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado" (
Ct 2,16). "Yo soy para mi amado y mi amado es para mí" (Ct 6,3).

3. El perfil del esposo real está trazado de modo solemne, con el recurso a todo el aparato de una escena de corte. Lleva las insignias militares (Ps 44,4-6), a las que se añaden suntuosos vestidos perfumados, mientras en el fondo brillan los palacios revestidos de marfil, con sus salas grandiosas en las que suena música (cf. vv. 9-10). En el centro se encuentra el trono, y se menciona el cetro, dos signos del poder y de la investidura real (cf. vv. 7-8).

Al llegar aquí, quisiéramos subrayar dos elementos. Ante todo, la belleza del esposo, signo de un esplendor interior y de la bendición divina: "Eres el más bello de los hombres" (v. 3). Precisamente apoyándose en este versículo la tradición cristiana representó a Cristo con forma de hombre perfecto y fascinante. En un mundo caracterizado a menudo por la fealdad y la descortesía, esta imagen es una invitación a reencontrar la via pulchritudinis en la fe, en la teología y en la vida social para ascender a la belleza divina.

4. Sin embargo, la belleza no es un fin en sí misma. La segunda nota que quisiéramos proponer se refiere precisamente al encuentro entre la belleza y la justicia. En efecto, el soberano "cabalga victorioso por la verdad y la justicia" (v. 5); "ama la justicia y odia la impiedad" (v. 8), y su cetro es "cetro de rectitud" (v. 7). La belleza debe conjugarse con la bondad y la santidad de vida, de modo que haga resplandecer en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo.
En el versículo 7, según los estudiosos, el apelativo "Dios" podría dirigirse al rey mismo, porque, habiendo sido consagrado por el Señor, pertenecería en cierto modo al ámbito divino: "Tu trono, oh Dios, permanece para siempre". O podría ser una invocación al único rey supremo, el Señor, que se inclina sobre el rey Mesías. Ciertamente, la carta a los Hebreos, aplicando el salmo a Cristo, no duda en reconocer la divinidad plena, y no meramente simbólica, al Hijo que entró en su gloria (cf. He 1,8-9).

5. Siguiendo esta lectura cristológica, concluimos remitiéndonos a los Padres de la Iglesia, que atribuyen a cada versículo ulteriores valores espirituales. Así, sobre la frase del salmo en la que se dice que "el Señor bendice eternamente" al rey Mesías (cf. Ps 44,3), san Juan Crisóstomo elaboró esta aplicación cristológica: "El primer Adán fue colmado de una grandísima maldición; el segundo, en cambio, de larga bendición. Aquel había oído: "Maldito en tus obras" (Gn 3,17), y de nuevo: "Maldito quien haga el trabajo del Señor con dejadez" (Jr 48,10), y "Maldito quien no mantenga las palabras de esta Ley" (Dt 27,26) y "Maldito el que cuelga de un árbol" (Dt 21,23). ¿Ves cuántas maldiciones? De todas estas maldiciones te ha liberado Cristo, haciéndose maldición (cf. Ga 3,13): en efecto, así como se humilló para elevarte y murió para hacerte inmortal, así también se ha convertido en maldición para colmarte de bendición. ¿Qué puedes comparar con esta bendición, cuando por medio de una maldición te concede una bendición? En efecto, él no tenía necesidad de bendición, pero te la dona a ti" (Expositio in Psalmum XLIV, 4: PG 55,188-189).

Saludos

66 Saludo con afecto a los peregrinos y familias de lengua española. En especial al grupo de la Hermandad del Rocío, de Madrid, al grupo de fieles de Panamá y a los profesores y alumnos de bachillerato, de Salta (Argentina). Deseo a todos una feliz permanencia en Roma, creciendo en la fe que testimoniaron los Apóstoles. Muy agradecido por vuestra atención. Hasta otra vez.

(En polaco)
De corazón doy la bienvenida a mis compatriotas. Saludo a los presbíteros de la diócesis de Kielce que celebran el 25° aniversario de sacerdocio. Dirijo mi bienvenida a los enfermos, a los inválidos y al personal de las Obras hospitalarias. Saludo de modo particular a los participantes en la peregrinación de "Solidaridad". Este movimiento, que nació en tierra polaca, abrió las puertas de la libertad a muchos países de Europa. Me alegro porque el espíritu de "Solidaridad" sigue uniendo a muchas personas en nuestra patria. ¡Ojalá que este sano espíritu penetre también en la Europa unida! Bendigo a todos de corazón. ¡Que Dios os sea propicio!.


(Al coro de exiliados lituanos)
Doy las gracias al Señor, junto con vosotros, por el valiente testimonio cristiano que habéis dado en el tiempo de la prueba. Ojalá que vuestra presencia orante en la ciudad de los Apóstoles y de los mártires fortifique vuestra fe, esperanza y caridad. Os acompaño con la oración y os imparto gustoso mi bendición.

(A los peregrinos de Bohemia meridional)
Ayer la Iglesia checa ha festejado a su patrono, san Venceslao. No estaba apegado a sus orígenes nobles de esta tierra, sino a los celestiales, adquiridos en el bautismo. Permaneced fieles a su herencia espiritual.






Audiencias 2004 54