Audiencias 2004 86


Miércoles 22 de diciembre de 2004

El misterio de la Navidad

1. En este tiempo de preparación inmediata para las fiestas navideñas la liturgia nos propone con frecuencia la invocación: "¡Ven, Señor Jesús!". Es como un estribillo, que brota del corazón de los creyentes de toda la tierra y resuena incesantemente en la oración de la Iglesia.

También hace poco hemos invocado la venida de Cristo con el canto de la antífona "Oh" de la liturgia de hoy. En ella aclamamos al Mesías con títulos muy hermosos y significativos, tomados de la tradición bíblica: "Rey de las naciones", "Deseado de los pueblos", "Piedra angular de la Iglesia, que hace de dos pueblos uno solo".

2. En Navidad contemplaremos el gran misterio de Dios, que se hace hombre en el seno de la Virgen María. Nace en Belén para compartir nuestra frágil condición humana. Viene a habitar entre nosotros y trae la salvación al mundo entero. Su misión será reunir a los hombres y a los pueblos en la única familia de los hijos de Dios. Podemos decir que en el misterio de la Navidad podemos contemplar un "salto de calidad" en la historia de la salvación.Al hombre, que con el pecado se había alejado del Creador, se le ofrece ahora en Cristo el don de una comunión nueva y más plena con él. Así se vuelve a encender en su corazón la esperanza, mientras que se abren de nuevo para la humanidad las puertas del paraíso.

3. Amadísimos hermanos y hermanas, que la celebración de la Navidad, ya inminente, constituya para todos una ocasión propicia para vivir con profundidad el valor y el significado del gran acontecimiento del nacimiento de Jesús.

87 Este es el deseo que formulo para vosotros, que participáis en esta audiencia general, así como para vuestras familias y para las comunidades a las que pertenecéis. ¡Feliz Navidad!

Saludos

Saludo con afecto a los peregrinos y familias de lengua española. En especial a los peregrinos de México y Puerto Rico. Que la celebración de la Navidad sea una ocasión propicia para vivir el valor y el significado del nacimiento de Jesús. Muchas gracias por vuestra atención y felices fiestas. ¡Feliz Navidad!

(A sus compatriotas les dijo en su lengua materna)
"Dios nace, las potencias tiemblan, se revela el Dios de los cielos...". Cada año estas palabras del villancico nos hablan con nueva fuerza. Nos llenan de gozo y paz. A vosotros, aquí presentes, y a mis compatriotas que están en Polonia y en la diáspora les deseo que la solemnidad de la Navidad sea un tiempo de redescubrimiento de la fe, de crecimiento en el amor y de despertar de la esperanza. La paz y la alegría de la noche de Belén permanezcan siempre en los corazones de todos. ¡Feliz Navidad!

(A los ucranios)
Que la inminente solemnidad de la Navidad llene vuestros corazones de la alegría evangélica e inspire vuestro compromiso en favor de la construcción de la civilización del amor.

(En italiano)
Dirijo ahora un cordial saludo a los peregrinos de lengua italiana. En particular saludo a los responsables de la Comunidad de San Egidio, a los fieles de la parroquia de San Juan Apóstol en Barletta y a los artistas del circo Moira Orfei.

Deseo, además, saludar a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Queridísimos hermanos, os doy las gracias por vuestra participación en este encuentro. El Señor que viene a visitarnos en el misterio de la Navidad dé a todos consolación y esperanza




Miércoles 29 de diciembre de 2004

El nacimiento de Jesús contemplado en el belén

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1. "Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo" (
He 1,1-2).

En el tiempo de Navidad cobran singular elocuencia estas palabras con las que comienza la carta a los Hebreos. En la Nochebuena Dios dirigió a la humanidad de todos los tiempos y lugares su Palabra definitiva de salvación. El Hijo unigénito del Padre, al hacerse hombre, puso su morada entre nosotros. Así se cumplió la espera del Mesías anunciado por los profetas. La liturgia de este tiempo es una meditación y una profundización del misterio de la Encarnación.

2. Seguimos deteniéndonos ante el belén. En esta tradicional representación del Nacimiento, el "Creador eterno y todopoderoso" nos habla por medio de su Hijo, Señor del universo, que se hizo niño para encontrarse con el hombre.

La Virgen María es la primera que lo acoge y lo presenta al mundo. Junto a ella se encuentra san José, llamado a ser, como padre, el custodio del Redentor.

Completan la escena los ángeles, que proclaman jubilosos la "gloria de Dios" y anuncian la "paz a los hombres" (cf. Lc 2,14), y los pastores, representantes de la gente humilde y pobre de la tierra. Dentro de algunos días se añadirán los Magos, que vienen de lejos para adorar al Rey del universo.

La liturgia del tiempo navideño nos invita a acudir con alegría al portal de Belén para encontrarnos con Jesucristo, nuestro Salvador: "Venid, fieles; venid, adoremos al Señor Jesús". Abrámosle las puertas de nuestro corazón, para que nos acompañe ahora y a lo largo de todo el año que comenzará dentro de poco.

Saludos


(En checo)
Ruego al Salvador, que se ha hecho hombre por nosotros, que infunda en vuestros corazones los dones de la paz y el amor. Con estos sentimientos os bendigo de corazón.

(En castellano)
89 Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de Palencia. Invito a todos a invocar al Salvador del mundo, nacido en Belén. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz año nuevo!

(En polaco)
Doy una cordial bienvenida a todos mis compatriotas. Especialmente en el tiempo de Navidad, nos damos cuenta de cuán grande es el amor de Dios al hombre. Abrimos nuestro corazón a la acción de la gracia y renovamos el compromiso de transformar nuestra vida de forma que sea cada vez más digna de ese amor. A vosotros y a vuestros seres queridos os deseo que este tiempo traiga frutos de paz y alegría. ¡Feliz año nuevo!

(En italiano)
Doy mi bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo con afecto a los jóvenes del movimiento de los Focolares y a los fieles de Aprilia. Queridísimos hermanos, os deseo que experimentéis la paz y la alegría que Cristo ha venido a traernos en la Navidad.

Dirijo finalmente mi saludo cordial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. La luz de Cristo, que en la noche de Navidad brilló sobre la humanidad, resplandezca sobre vosotros e ilumine los pasos de vuestro camino en el nuevo año.

Llamamiento del Papa en favor de las poblaciones del sudeste asiático



La noticias que siguen llegando de Asia muestran cada vez más claramente la amplitud de la inmensa catástrofe que ha afectado en especial a la India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia.

La comunidad internacional y muchas organizaciones humanitarias se han movilizado rápidamente para prestar su ayuda. Lo mismo están haciendo numerosas instituciones caritativas de la Iglesia. En el clima navideño de estos días, invito a todos los creyentes y hombres de buena voluntad a contribuir con generosidad a esta gran obra de solidaridad con unas poblaciones ya duramente probadas y expuestas ahora al peligro de epidemias. Con el afecto y la oración yo permanezco muy cerca de ellas, especialmente de aquellos que han quedado heridos o sin hogar, mientras encomiendo a la Misericordia divina a las innumerables personas que han perdido la vida.

Oremos por todos, cantando juntos el paternóster.









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