Alfonso - Visitas




Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima


San Alfonso María de Ligorio




Acto para la Comunión espiritual para todos los días

Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento; os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que vuelva jamás a abandonaros. Fórmula breve Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento: Os amo y deseo. Venid a mi corazón. Os abrazo; no os apartéis nunca de mí. Se ganan 3 años de Indulgencia cada vez. Plenaria al mes haciéndola todos los días. (Penit. 25 febrero 1933. Enchir. 164.)


Otros actos de amor y jaculatorias

Ruégote, Señor mío Jesucristo, que a mi alma consuma la encendida y suave fuerza de tu amor, para que yo muera de amor de tu amor, ya que por el amor de mi amor te dignaste morir (San Francisco). Oh, amor no amado, amor no conocido! (Santa María Magdalena de Pazzi). Jesús amable, dulce amor mío! ¡Hiere e inflama mi pecho frío, que arda y se abrase siempre por Ti! Viva el amor de Jesús, nuestra vida y nuestro todo! ¡Viva María, nuestra esperanza! Amén.

Exposición del Santísimo Sacramento

En la Exposición del Santísimo Sacramento, sea privada, o en el Copón dentro del Sagrario abierto, o solemne, o expuesto en la Custodia, suele cantarse el siguiente himno: "Pangè lingua gloriósi Corporismystérium,Sanguínisque pretiósi,Quem in mundi prétium.Fructus ventris generósi.Rex ef fúdit géntium".

Traducción castellana:

Cante la voz del Cuerpo más gloriosoEl misterio sublime y elevado,Y de la Sangre excelsa que, amoroso,En rescate del mundo ha derramado,Siendo fruto de un vientre generoso.El Rey de todo el orbe, más sagrado.

Pueden también cantarse otros himnos y cánticos eucarísticos, incluso populares.

Reserva al Santísimo Sacramento

Cántase siempre este himno:

Tantum ergo SacraméntumVenerémur cérnui:Et antiquum documéntumNovo cedat rítui:Praestet fides suppleméntumSénsuum deféctui.Genitóri GenitóqueLaus et jubilátio.Salus honor, virtus quoque Sit et benedictio.Procedénti ab utróqueCompar sit laudátio.Amen.

Traducción castellana:

Demos, pues, a tan Alto Sacramento, culto y adoración, todos rendidos, y ceda ya el antiguo documento a los ritos de nuevo instituidos: constante nuestra fe dé suplemento al defecto de luz de los sentidos. Al Padre con el Hijo sea dado júbilo, aplauso y gloria eternamente, salud, virtud y honor interminado; y al Espíritu de ambos espirado sea gloria y honor no diferente. Amén.

V. Panem de Caelo praestitísti eis.R. Omne delectaméntum in se habéntem.V. Pan del cielo les disteis R. Que contiene en sí todas las delicias.

ORÉMUS Deus, qui nobis, sub Sacraménto mirábili, passiónis tuae memóriam reliquísti, tríbue quaésumus ita nos Córporis et Sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuae fructum in nobis júgiter sentiámus. Qui vivis et regnas in saécula saeculórum. R. AmenOREMOS ¡Oh, Dios mío, que en el admirable Sacramento nos dejasteis la memoria de vuestra Pasión! Concedednos, como os pedimos, que de tal manea veneremos los misterios de vuestro Cuerpo y Sangre, que perennemente sintamos en nosotros el fruto de vuestra redención. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. R. AménDada la bendición con el Santísimo, y colocado éste sobre el altar, se suelen rezar las siguientes:

Alabanzas a Jesús y María en reparación de las blasfemias

* Bendito sea Dios.
* Bendito sea su Santo Nombre.
* Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
* Bendito sea el nombre de Jesús.
* Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
* Bendita sea su preciosísima sangre.
* Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
* Bendita sea la Gloriosa Santa María Madre de Dios.
* Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
* Bendita sea su Gloriosa Asunción.
* Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
* Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
* Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Ind. de 3 años: si se hace públicamente, de 5. Plenaria al mes (Número 696).



Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima


Oración preparatoria para todos los días

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estáis día y noche en ese Sacramento, lleno de misericordia y amor, esperando, llamando y acogiendo a cuantos vienen a visitaros; creo que estáis presente en el Santísimo Sacramento del Altar; os adoro desde el abismo de mi nada, os doy gracia por todos los beneficios que me habéis hecho, y especialmente por haberos dado todo a mí en ese Sacramento, por haberme concedido por abogada a María, vuestra Madre santísima y por haberme llamado a visitaros en este lugar santo. Saludo hoy a vuestro amantísimo Corazón, y es mi intención saludarlo por tres fines: el primero, para daros gracias por tan insigne don; el segundo, para reparar las injurias que habéis recibido de todos vuestros enemigos en este Sacramento, y el tercero, para adoraros desde aquí en esta visita, en todos los lugares de la tierra donde estáis sacramentado con menos culto y más abandono. Jesús mío, os amo con todo mi corazón. Me arrepiento de haber ofendido tantas veces en mi vida pasada a vuestra bondad infinita. Propongo mediante vuestra gracia no ofenderos más adelante; y ahora, miserable como soy, me consagro enteramente a Vos, renuncio a mi voluntad, a mis afectos, a mis deseos, a todo lo que me pertenece, y os hago de ello donación. En adelante haced de mí y de todas mis cosas cuanto os plazca. No os pido ni quiero otra cosa que vuestro santo amor, la perseverancia final y el perfecto cumplimiento de vuestra voluntad. Os recomiendo las almas del Purgatorio, y en particular las más devotas del Santísimo Sacramento y de María Santísima. Os recomiendo también todos los pobres pecadores. Por fin, oh Salvador amantísimo, uno todos mis afectos a los de vuestro amantísimo Corazón, y así unidos los ofrezco a vuestro eterno Padre, pidiéndole en vuestro nombre se digne aceptarlos, y oiga mis súplicas por amor vuestro. Rezándola delante del Santísimo se ganan 5 años de Indulgencia cada vez. Planaria, una vez al mes, rezándola todos los días, confesando y comulgando y rogando por las intenciones del Papa. (Penit. 25 febrero 1933. Colec. 182.)

Visita al Santísimo Se lee la que corresponde al día del mes.

Acto para la Comunión espiritual para todos los días

Visita a María Santísima Se hace ante alguna imagen suya.Ver el texto correspondiente al día del mes.


Oración a María Santísima Esta súplica debe repetirse cada día a fin de alcanzar el poderosísimo patrocinio de María. Inmaculada Virgen y Madre mía, María Santísima! A Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza y el Refugio de los pecadores, recurro en este día yo, que soy el más miserable de todos. Os venero, Oh gran Reina, y os agradezco todas las gracias que hasta ahora me habéis hecho, especialmente la de haberme librado del infierno, que tantas veces he merecido. Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo, os prometo serviros siempre y hacer todo lo posible para que de los demás seáis también amada. En Vos pongo todas mis esperanzas, toda mi salvación. Oh, Madre de misericordia, aceptadme por vuestro siervo, y acogedme bajo vuestro manto. Y ya que sois tan poderosa para con Dios, libradme de todas las tentaciones o, al menos, alcanzadme fuerza para vencerlas hasta la muerte. Os pido el verdadero amor a Jesucristo, y de Vos espero la gracia de una buena muerte. ¡Oh, Madre mía! Por el amor que tenéis a Dios, os ruego que siempre me ayudéis; pero mucho más en el último instante de mi vida. No me desamparéis, mientras no me veáis salvo en el cielo, bendiciéndoos y cantando vuestras misericordias por toda la eternidad. Amén. Así lo espero, así sea.

Visita al Patriarca San José Véase el texto correspondiente al día del mes.

Oración a San José

Debe rezarse todos los días al finalizar la visita. Acordaos, purísimo Esposo de la Santísima Virgen María, dulce protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección y reclamando vuestro auxilio, haya quedado sin consuelo. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo fervorosamente a Vos. No despreciéis mi súplica, ¡Oh Padre adoptivo del Redentor!, antes bien, acogedla benignamente. Amén Indulgencia de 500 días, núm. 472.





Visita 1

Se lee la Oración preparatoria para todos los días He aquí la fuente de todo bien, Jesús en el Santísimo Sacramento, el cual nos dice: Quien tenga sed, venga a mí. ¡Oh, cuán abundante raudal de gracias han sacado siempre los Santos de esta fuente del Santísimo Sacramento, donde, como predijo el Profeta, dispensa Jesús todos los méritos de su Pasión!: ¡Sacaréis agua de las fuentes del Salvador! La condesa de Feria, aquella ilustre discípula del B. Padre Maestro Avila, que se hizo religiosa de Santa Clara, y fue llamada, por sus frecuentes y largas Visitas a Jesús Sacramentado, la esposa del Santísimo Sacramento, habiéndosele preguntado qué hacía en tantas horas como pasaba ante el Adorable misterio del Altar, respondió: «Allí estaría yo por toda la eternidad». Pues qué, ¿no está allí la esencia misma de Dios, que será eterno sustento de los bienaventurados? ¡Ah, Dios mío! Preguntan, ¿qué se hace en presencia de Jesús Sacramentado? ¿Y qué clase de bien deja de hacerse? Se ama, se alaba, se agradece, se pide... Y ¿qué hace un pobre en presencia de un rico?; ¿qué hace un enfermo ante el médico?; ¿qué hace un sediento a la vista de una fuente cristalina?; ¿qué hace un hambriento, en fin, ante un espléndido banquete? ¡Oh, Jesús mío amabilísimo, dulcísimo y amantísimo, vida, esperanza, tesoro y único amor de mi alma! ¡Cuánto os costó el quedaros con nosotros en este Sacramento!... Preciso es que murieseis para quedar después sacramentado en nuestros altares. Y luego, ¡cuántas injurias no habéis tenido que sufrir en este Sacramento, para auxiliarnos con vuestra presencia! Mas todo lo ha superado vuestro amor y el deseo que tenéis de ser amado de nosotros. Venid, pues, Señor, venid; entrad dentro de mi corazón, y cerrad después la puerta para siempre, a fin de que no vuelva a entrar en él ninguna criatura que quiera robarme parte de aquel amor que se os debe y que yo consagro anteramente a Vos. Reinad en mí Vos solo, amado Redentor mío; tomad sólo Vos posesión de todo mi ser; y si alguna vez no os obedezco perfectamente, castigadme con rigor, para que en adelante sea más diligente en complaceros como Vos queréis. Haced que nada desee, ni busque otro deleite que agradaros a Vos, visitaros con frecuencia en vuestros altares, conversar con Vos y recibiros en la Santa Comunión. Busque quien quisiere otros bienes, que yo no quiero ni deseo otra cosa que el tesoro de vuestro amor. Este solamente quiero pediros al pie del altar. Haced que me olvide de mí para acordarme únicamente de vuestra bondad. Serafines bienaventurados, no os envidio vuestra gloria, sino el amor que tenéis a vuestro Dios y Dios mío. Enseñadme, pues, lo que he de hacer para amarle y darle gusto.

Jaculatoria. ¡Oh, Jesús mío, sólo a Vos quiero amar, sólo a Vos quiero agradar!

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Otra fuente, para nosotros preciosísima, es nuestra Madre María, tan rica en virtudes y gracias, dice San Bernardo, que no hay un alma en el mundo que no participe de ellas. Fue María Santísima colmada de gracia por Dios, como lo atestiguó el Angel al saludarla, diciéndole: Dios te salve, llena de gracia. Mas no sólo para Ella, sino también para nosotros, añade San Pedro Crisólogo, recibió aquel tesoro, a fin de que hiciera participantes de él a todos sus devotos.

Jaculatoria. Causa de nuestra alegría, rogad por nosotros.

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José Qué Ángel o que Santo, dice San Basilio, ha merecido ser llamado Padre del Hijo de Dios? Sólo San José tiene derecho a este título incomparable. Con este sólo nombre de Padre, fue José fonrado por Dios más que los Patriarcas, Profetas, los apóstoles y los Pontífices, ya que todos estos tienen el nombre de siervos; mas San José lleva merecidamente el nombre de Padre. ¡Oh glorioso Patriarca! Yo venero en Vos al elegido de eterno Padre para que compartiese con Él la altísima e incomparable autoridad que goza sobre su Unigénito Hijo. Hacedme experimentar vuestra gran privanza con Dios, y vuestra tierna caridad para conmigo, alcanzándome todas las gracias que necesito para conseguir la eterna salvación.

Jaculatoria. San José, Padre adoptivo del Hijo de Dios, rogad por nosotros.

Se lee la Oración a San José para todos los días



Visita 2

Se lee la Oración preparatoria para todos los días Dice el devoto Padre Nieremberg, que siendo el pan alimento que se consume comiéndole y se conserva guardándole, quiso Jesucristo quedarse en la tierra bajo las especies de pan, no sólo para ser consumido al unirse por medio de la Santa Comunión con las almas de los que le aman, sino también para ser conservado en el Sagrario, y hacerse presente a nosotros, recordándonos así el amor que nos tiene. San Pablo dice: Se anonadó a sí mismo tomando forma de siervo. Mas ¿ qué diremos ahora viéndole tomar forma de pan? Ninguna lengua es bastante, dice San Pedro de Alcántara, para declarar la grandeza del amor que tiene Jesús a cualquier alma que está en gracia; y por eso, queriendo este dulcísimo esposo partir de esta vida, a fin de que su ausencia no nos fuese ocasión de olvido, nos dejó por recuerdo este Santísimo sacramento, en el cual Él mismo se quedaba; no queriendo que entre Él y nosotros hubiese otra prenda para mantener despierta la memoria. Pues, ¡oh Jesús mío!, ya que estáis en el Sagrario para oír las súplicas de los miserables que acuden a pediros audiencia, oíd ahora el ruego que os dirige el pecador más ingrato que vive entre los hombre. Arrepentido vengo a vuestras plantas, conociendo el mal que hice en disgustaros; y primeramente os pido me perdonéis todos mis pecados. ¡Ah, Dios mío; quién nunca os hubiera ofendido! Pero ¿sabéis lo que además anhelo?...Habiendo conocido vuestra suma habilidad , enamorado estoy de Vos, y siento grandísimo deseo de amaros y complaceros; mas si Vos no me ayudáis, no tengo fuerza para ejecutarlo. Dad a conocer, ¡oh gran Señor!, a toda la corte del Cielo vuestro sumo poder y bondad inmensa, convirtiendo a un rebelde miserable, como soy yo, en un verdadero amante vuestro. Vos podéis y queréis hacerlo. Suplid todo lo que me falta, a fin de que llegue a amaros mucho, o, a lo menos, tanto cuanto os tengo ofendido. Os amo, Jesús, sobre todas las cosas; os amo más que a mi vida, Dios mío, amor mío y mi todo.

Jaculatoria. Dios mío y mi todo.

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Lleguémonos confiadamente al Trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia con oportuno auxilio (Hebr. 4, 16). Dice San Antonio que este trono es María, por quien dispensa Dios todas las gracias. ¡Oh, Reina amabilísima! Si tanto deseáis ayudar a los pecadores, ved aquí un gran pecador que a vos recurre. Ayudadme mucho y ayudadme pronto.

Jaculatoria. Único refugio de los pecadores, tened misericordia de mí (San Agustín).

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José Habiendo Dios destinado a San José para ejercer el noble cargo de padre sobre la augusta persona del Verbo encarnado, debe tenerse por cierto que le confirió todas las dotes de sabiduría y santidad que le eran menester para ello. ¡Oh, bienaventurado Patriarca! Vos que ahora estáis en el Cielo, cerca de vuestro amado Jesús, tened compasión de mí, que vivo todavía en este valle de miseria, rodeado de tantos enemigos y siempre expuesto al peligro de perder la gracia de Dios. Socorredme, pues, amorosamente; cubridme con las alas de vuestro poderoso patrocinio, y no dejéis de protegerme hasta que me halle en posesión de la patria bienaventurada.

Jaculatoria. Alcanzadme, glorioso San José, las gracias que necesito para mi salvación.

Se lee la Oración a San José para todos los días



Visita 3

Se lee la Oración preparatoria para todos los días He aquí a nuestro Jesús, que no contento con haber dado la vida en este mundo por nuestro amor, todavía quiso permanecer con nosotros después de su muerte en el Santísimo Sacramento, declarando que entre los hombres halla sus delicias. ¡Oh hombres! (exclama Santa Teresa) ¿ cómo podéis ofender a un Dios, que asegura que con vosotros tiene sus delicias? Jesús halla sus delicias en nosotros; ¿y no las hallaremos en Jesús, nosotros singularmente, que hemos alcanzado la honra de habitar en su palacio? ¡Cuán honrados se juzgan aquellos vasallos a quienes el rey da lugar en su alcázar! Pues he aquí el palacio del Rey de los reyes, ésta es la casa donde habitamos con Jesucristo. Sepamos serle agradecidos y aprovecharnos de la conversación con el Señor. Aquí me tenéis, Señor mío y Dios mío, ante este altar, donde residís de día y de noche por mí. Vos sois la fuente de todo bien, Vos el médico de todos los males, Vos el tesoro de todos los pobres. Aquí tenéis ahora a vuestros pies a un pecador, el más pobre y más enfermo de todos, que os pide misericordia; tened compasión de mí. No quiero que mi propia miseria me desanime; porque veo que en este Sacramento bajáis del Cielo a la tierra, solamente para mi bien. Os alabo, os doy gracias y os amo; y si queréis que os pida alguna limosna, ésta os pido, oídme: No quiero ofenderos más, dadme luz y gracia para amaros con todas mis fuerzas. Señor, os amo con toda mi alma; os amo con todos mis afectos. Haced que lo diga de corazón, y que lo diga siempre en esta vida y por toda la eternidad. Virgen Santísima, Santos protectores míos, Ángeles y bienaventurados de la Gloria, ayudadme todos a amar a mi amabilísimo Dios.

Jaculatoria. Jesús, Buen Pastor, pan verdadero, ten misericordia de nosotros; apaciéntanos, defiéndenos, y haz que veamos tus bienes en la tierra de los vivos.

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Sus lazos son ligaduras de salvación. Dice el devoto Pelbarto que la devoción a María es una cadena de predestinación. Roguemos a nuestra Señora que nos afiance siempre, y cada vez más fuertemente, con amorosas cadenas en la confianza de su protección.

Jaculatoria. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José

Según San Juan Damasceno, el Señor dio a San José, con el fin de falicitarle su cargo cerca de Jesús, las tres principales cualidades de un excelente padre, esto es: el amor, la vigilancia y la autoridad. Diole la autoridad de padre para que el Hijo de Dios le obedeciese en todas las cosas; la solicitud y vigilancia de padre, a fin de que le asistiese y custodiase con todo cuidado tan precioso tesoro; y, finalmente, le dio el afecto de un tiernísimo padre. ¡Oh, Santo Patriarca! Vos, que tanto deseáis ver amado a Jesús, alcanzadme un ardiente amor para con este Redentor divino.

Jaculatoria. Protegednos, bendito Patriarca, con paternal amor.

Se lee la Oración a San José para todos los días



Visita 4

Se lee la Oración preparatoria para todos los días Es tanto el gusto que experimentan los amigos del siglo en su trato, que pierden días enteros departiendo juntos. Con Jesús Sacramentado sólo sienten fastidio los que no le aman; mas los Santos han hallado la gloria ante el Santísimo Sacramento. Santa Teresa, después de su muerte , dijo desde el Cielo a una de sus Religiosas: Los de acá del Cielo, y los de allá de la tierra, hemos de ser unos en el amor y pureza; los de acá viendo la esencia divina, y los de allá adorando al Santísimo Sacramento, con el cual habéis de hacer vosotros lo que nosotros con la esencia divina: nosotros gozando, y vosotros padeciendo, que en esto nos diferenciamos. He aquí, pues, nuestro paraíso en la tierra: el Santísimo Sacramento. ¡Oh, Cordero inmaculado y sacrificado por nosotros en la Cruz! Acordaos que yo soy una de aquellas almas que redimisteis con tantos dolores y con vuestra muerte. Haced que os posea siempre y que no os pierda jamás, ya que os habéis dado y os dais a mí todos los días, sacrificándoos por mi amor en los altares; y haced también que yo sea todo vuestro. A Vos me entrego para que hagáis de mí cuanto os agrade. Os doy mi voluntad; aprisionadla con los dulces lazos de vuestro amor, para que sea eternamente esclava de vuestra voluntad santísima. Ya no quiero vivir para satisfacer mis deseos, sino para contentar a vuestra bondad. Destruid en mí todo lo que no os agrade; concededme la gracia de no tener otro pensamiento que el de complaceros ni otro deseo que el de conformarme con los vuestros. Os amo, carísimo Salvador mío, con todo mi corazón; os amo porque deseáis que os ame; os amo porque sois infinitamente digno de mi amor; siento no amaros cuanto merecéis. Quisiera, Señor, morir por amor vuestro. Aceptad mi deseo, y dadme vuestro amor.

Jaculatoria. ¡Oh, voluntad de mi Dios, a Vos por completo me consagro!

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Yo soy la Madre del Amor Hermoso, dice María; es decir, del amor que hermosea las almas. Santa María Magdalena de Pazzi vio a María Santísima que iba repartiendo un licor dulcísimo, que era el divino amor. Don es éste que sólo por medio de María se dispensa: pidámoslo, pues a María.

Jaculatoria. Madre mía, esperanza mía, hacedme todo de Jesús.

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José

EL ejemplo de Jesucristo, que quiso en la tierra honrar a San José, hasta el extremo de sujetarse en todo a su autoridad, debería excitar en nosotros mucha devoción a este gran Santo; pues merece ser muy honrado de los hombres quien por el Rey de reyes fue tan honrado y enaltecido. Vos sois también nuestro padre, oh glorioso San José, y nosotros vuestros hijos, que ya somos hermanos de Jesús. Por este título tenemos derecho a la ternura de vuestro corazón paternal, y aguardamos confiados vuestra protección en esta vida, y especialmente en la hora de nuestra muerte.

Jaculatoria. Concedednos la gracia de implorar vuestro patrocinio con filial confianza.

Se lee la Oración a San José para todos los días




Visita 5

Se lee la Oración preparatoria para todos los días El gorrioncillo -dice David- halló su habitación en los agujeros de las casa, y la tortolilla en su nido; mas Vos, oh Rey mío y Dios mío, para haceros encontrar de nosotros, y permanecer en nuestra compañía, habéis puesto vuestro nido en los altares, y fijado en la tierra vuestra habitación. Preciso es, Señor, afirmar que sois en demasía amante de los hombres; no sabéis ya qué hacer para que ellos os amen. Pero haced aún, Jesús amabilísimo, que también nosotros os amemos apasionadamente; pues no es razón que amemos con tibieza a un Dios que con tanto amor nos regala. Atraednos a Vos con los dulces atractivos de vuestro amor, y hacednos conocer las hermosas prendas de que estáis adornado, para que os amemos. ¡Oh, Majestad y Bondad infinitas! Amáis en extremo a los hombres, y habiendo procurado tanto el ser amado de ellos, ¿cómo son tan pocos los que os aman?... No quiero en adelante ser, como he sido, del número infeliz de esos ingratos: resuelto estoy a amaros cuanto pueda y a no amar sino a Vos. Y puesto que lo merecéis y me lo mandáis con tanta instancia, quiero complaceros. Haced, Dios de mi alma, que os agrade plenamente. Os lo suplico y lo espero por los méritos de vuestra pasión. Dad a quien los desee los bienes de la tierra, que yo sólo deseo y busco el gran tesoro de vuestro amor. Os amo, Jesús mío; os amo, Bondad infinita. Vos sois toda mi riqueza, toda mi alegría, todo mi amor.

Jaculatoria. Jesús mío, Vos os habéis dado todo a mí; yo me entrego todo a Vos.

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Señora mía, San Bernardo os llama robadora de corazones. Dice que vais robando los corazones con vuestra hermosura y bondad. Robad también, os lo ruego, este corazón mío y toda mi voluntad. Os la entrego toda; y unida a la vuestra, ofrecedla a Dios.

Jaculatoria. Madre amabilísima, rogad por mí.

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José

Pasmados quedaron los hebreos cuando Josué mandó al sol que se detuviese y vieron que el sol le obedeció. Mas, ¿qué comparación puede caber entre Josué, que se ve obedecido del sol, criatura inanimada, y José, que se ve obedecido de Jesucristo, que es el mismo Hijo de Dios? Humildísimo San José: ¡cuáles serían los sentimientos de vuestro corazón, cuando veíais a Dios sometido a vuestras órdenes! Oh, poderoso abogado de nuestras almas: rogad por mí a este divino Redentor, decidle que me perdone mis pecados; decidle también que me desprenda de las criaturas y de mí mismo; decidle, en fin, que me encienda en su santo amor, y después disponga de mí como le agrade.

Jaculatoria. Alcanzadme que obedezca siempre la voluntad de Dios.

Se lee la Oración a San José para todos los días



Visita 6

Se lee la Oración preparatoria para todos los días Dice Jesucristo que nuestro corazón estará donde esté nuestro tesoro. Por esto los Santos, que no estiman ni aman otro tesoro que a Jesucristo, tienen su corazón y todo su amor en el Santísimo Sacramento. Amabilísimo Jesús mío Sacramentado, que, por el amor que me tenéis, estáis de noche y día encerrado en ese Sagrario; atraed, os lo ruego, todo mi corazón de tal suerte que no piense sino en Vos, ni ame, ni busque, ni espere otro bien que poseeros. Hacedlo por los méritos de vuestra pasión, en cuyo nombre os lo pido y lo espero. Ah, Salvador mío Sacramentado y amante divino, ¡cuán amables son las tiernas invenciones de vuestro amor para lograr que las almas os amen! Oh, Verbo eterno, no os habéis contentado con haceros hombre y morir por nosotros, sino que nos habéis dado además este Sacramento por manjar, por compañía y por prenda de gloria. Os habéis dignado aparecer entre nosotros, ya como niño en un establo, ya como pobre en un taller, ya como reo en una Cruz, ya como pan en el altar. Decidme: ¿Qué más podíais inventar para que os amásemos?... ¡Oh, amabilidad infinita! ¿Cuándo empezaré a corresponder de veras a tantas finezas de amor? Señor, no quiero vivir sino para amaros a Vos solo. ¿De qué me sirve la vida, si no la empleo toda en amaros y complaceros a Vos, amado Redentor mío, que empleasteis vuestra vida entera en mi bien? ¿Y a quién he de amar sino a Vos, que sois todo hermoso, todo afable, todo bueno, todo amoroso y todo amable? Viva mi alma sólo para amaros; inflámese en amor con sólo recordar el amor vuestro; y al oír mencionar el Pesebre, la Cruz, el Sacramento, arda toda en deseos de hacer grandes cosas por Vos, oh Jesús mío, que tanto habéis hecho y sufrido por mí.

Jaculatoria. Concededme, Señor mío, que antes de morir haga yo por Vos alguna buena obra.

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Como oliva hermosa en los campos... Yo soy, dice María, la hermosa oliva de que brota siempre óleo de misericordia. Y estoy en los campos a fin de que todos me vean y recurran a mí. "Oh, piadosísima Reina -digámosle con San Bernardo-, jamás se ha oído decir que haya sido de Vos abandonado ninguno de cuantos se han acogido a vuestro amparo..."; no sea yo, pues, el primero que, recurriendo a Vos, tenga la desventura de ser desamparado.

Jaculatoria. ¡Oh, María!, concededme la gracia de recurrir siempre a Vos.

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José

Tal era la sumisión que el Niño Jesús profesaba a San José, que no daba un paso, no comenzaba una oración, no gustaba bocado, ni descansaba sino conformándose con las órdenes del Santo. Esto lo reveló Dios mismo a Santa Brígida, diciéndole: "Mi Hijo era de tal modo obediente, que cuando José le ordenaba que hiciese algo, al punto ponía manos a la obra." ¡Oh, Santa Patriarca!, yo también quiero dedicarme a vuestro servicio. Mandadme lo que queráis, pues espero obedeceros en todo, buscando solamente la gloria de Dios y mi propia santificación.

Jaculatoria. Haced, San José gloriosísimo, que siempre sirva yo fielmente a Jesús, a María y a Vos.

Se lee la Oración a San José para todos los días



Visita 7

Se lee la Oración preparatoria para todos los días Este nuestro amoroso Pastor, que dio la vida por nosotros, sus ovejas, no quiso ni aun muriendo separarse de otros. Aquí estoy dice-, ovejuelas amadas, siempre con vosotras; por vosotras me quedé en este Sacramento, aquí me hallaréis, siempre que quisiereis, para auxiliaros y consolaros con mi presencia. No os dejaré hasta el fin del mundo, mientras permanezcáis en la tierra. "Deseaba el Esposo -dice San Pedro de Alcántara-dejar a su Esposa en esta larga ausencia alguna compañía para que no quedara sola, y por eso instituyó este Sacramento, en el cual se quedó Él mismo, que era mejor compañía que podía dejarle." Benignísimo Señor, amabilísimo Salvador mío, aquí estoy ante este altar, visitando en este día; mas Vos me pagáis esta visita con amor infinito, cuando venís a mi alma en la Santa Comunión. Entonces no sólo os manifestáis a mi, sino que os hacéis mi alimento, y todo os entregáis y unís a mi alma; de suerte que puedo con verdad decir: Ahora, mi buen Jesús, sois todo mío. Pues, Señor, ya que os entregáis del todo a mí, razón es que yo me entregue enteramente a Vos...Soy un vil gusanillo de la tierra, y Vos el Rey del universo... ¡Oh, Dios de amor; oh amor de mi alma! ¿Cuándo lograré verme del todo vuestro, no sólo en palabras, sino también en obras? Vos podéis hacerlo. Acrecentadme la confianza, por los méritos de vuestra sangre, a fin de que obtenga seguramente de Vos la gracia de verme, antes de la muerte, todo vuestro y nada mío. Deseo amaros con todas mis fuerzas y obedeceros en cuanto queráis. Sin interés, sin consolación, sin premio. Quiero serviros sólo por amor, sólo por agradaros, sólo por complacer a vuestro Corazón, tan apasionadamente enamorado de mí. Amaros será mi premio. Oh, Hijo amado del Eterno Padre, tomad mi libertad, mi voluntad, todas mis cosas, y a mí mismo enteramente, y daos a mí. Os amo y os busco, por Vos suspiro; os quiero, os quiero, os quiero.

Jaculatoria. Jesús mío, hacedme todo vuestro.

Se lee el Acto para la Comunión espiritual para todos los días Visita a María Santísima Amabilísima Señora: la Iglesia toda os saluda y llama esperanza nuestra. Y puesto que sois la esperanza de todos, sed también la esperanza mía. San Bernardo os llamaba: Toda la razón de su esperanza, y decía: Espere en ti el que desespera. Así también quiero decir yo, Madre mía; ya que hasta a los desesperados salváis, en Vos pongo toda mi esperanza.

Jaculatoria. María, Madre de Dios, rogad a Jesús por mí.

Se lee la Oración a María Santísima para todos los días

Visita al Patriarca San José

SI bien San José no tuvo en la tierra la formal autoridad de un verdadero padre sobre la Humanidad sacrosanta de Jesucristo, la tuvo al menos en algún modo como legítimo Esposo de María, Madre natural del Salvador. Principalmente quiso el Señor que la Virgen se desposase con el Santo Patriarca, para que éste protegiera su honor y alimentase a su divino Hijo. Yo venero en vos, admirable San José, la persona escogida por el Espíritu Santo, que quiso confiaros a su Esposa inmaculada, dándoosla por compañera. ¡Oh, castísimo Esposo de María y Padre adoptivo de Jesús!, recomendad a entrambos eficazmente mi alma, y alcanzadme la gracia que más necesito.

Jaculatoria. San José, amparadme ahora y en la hora de mi muerte

Se lee la Oración a San José para todos los días



Alfonso - Visitas