Discursos 1987 131


A LOS OBISPOS DE GUINEA ECUATORIAL


EN VISITA «AD LIMINA APOSTOLORUM»


Viernes 20 de noviembre de 1987



Amadísimos hermanos en el Episcopado:

1. Es para mí motivo de gran gozo tener este encuentro con vosotros, Pastores de la Iglesia en Guinea Ecuatorial, que con vuestra visita “ ad limina Apostolorum ” queréis poner aún más de manifiesto vuestra íntima comunión en la fe y en la caridad con la Cátedra de Pedro.

Os presento, pues, mi más cordial y fraterno saludo, a la vez que os expreso mi gratitud por vuestra venida a Roma, que con su significado eclesial, constituye un estímulo y fuente de enriquecimiento espiritual para vosotros y vuestras comunidades quienes, en esta Sede santificada por el testimonio de los Apóstoles Pedro y Pablo, ven el centro de la catolicidad y de la unidad de cuantos profesamos la misma fe en Cristo Jesús.

Agradezco igualmente las amables palabras que, en nombre de todos me ha dirigido Mons. Rafael Maria Nze Abuy, en su calidad de Presidente de la Conferencia Episcopal, y deseo reiteraros mi vivo afecto, que de corazón extiendo a los queridos sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes de pastoral y Seles todos de vuestras respectivas diócesis.

2. Durante las audiencias particulares que hemos tenido, he podido comprobar vuestra unión eclesial y vuestra correspondencia a la gracia y misión que habéis recibido de Cristo, y que ha de animar vuestro servicio episcopal. Hago, por tanto, mías vuestras inquietudes; comparto vuestras aflicciones y sacrificios por amor a la Iglesia; me asocio a vuestras alegrías y esperanzas en un futuro prometedor. Por todo ello, doy gracias al Señor y celebro con gozo que El, “por la confianza que tuvo en vosotros, os haya designado para su servicio” (cf. 1Tm 1Tm 1,12).

132 Viene a mi mente el recuerdo de la memorable jornada vivida el 18 de febrero de 1982 con los amados hijos ecuatoguineanos en su propia tierra. Fue una visita pastoral que conservo entrañablemente en mi corazón, tanto por las manifestaciones de afecto y cercanía de que fui objeto, como sobre todo por el ferviente testimonio de fe y amor que todos vivimos en la solemne celebración eucarística en Bata.

3. A través de los informes que habéis enviado a esta Sede Apostólica sobre el estado de vuestras diócesis, he podido comprobar que la Iglesia en Guinea Ecuatorial se está empeñando seriamente en una labor evangelizadora que llegue a todos los estratos de la población. Después de mi visita pastoral, vuestras comunidades eclesiales se han visto enriquecidas con la creación de la Provincia Eclesiástica de Malabo y de la nueva diócesis de Ebebiyin. Esto ha de representar una mayor exigencia en el servicio pastoral, a la vez que, una llamada a profundizar en la labor evangelizadora entre vuestro pueblo.

La evangelización, que se inició en esos territorios hace casi cuatro siglos, recibió un impulso definitivo con la llegada de los Padres Claretianos y de las Religiosas Concepcionistas, los cuales, con la colaboración de los catequistas han trabajado intensamente en la formación cristiana y humana del ciudadano ecuatoguineano.

Durísima prueba fueron para pastores y fieles aquellos largos años, aun no lejanos, en los que la Iglesia católica se vio seriamente obstaculizada en su misión de predicar el Evangelio y de acompañar a sus hijos en el crecimiento de su fe, en el mantenimiento de la esperanza y en la práctica de la caridad.

Ya sé que el servicio pastoral a vuestras amadas gentes, con su pasado y su presente, ocupa toda vuestra atención y solicitud. En este sentido, la historia es testigo cualificado de la contribución preciosa prestada por la Iglesia en el crecimiento integral de vuestra Nación. En efecto, ella estimula a sus hijos constantemente para que sean hombres nuevos en la justicia, en la verdad, en la caridad; educa la conciencia social de los fieles, favoreciendo su participación activa al bien común, enseñando a todos a vencer el propio egoísmo, fortificando la unidad de la familia y los valores que ella encierra.

4. Dentro de un horizonte esperanzador no se puede olvidar la valiosa colaboración recibida gracias a la solidaridad misionera de diversas comunidades religiosas españolas, las cuales, acogiendo el ofrecimiento voluntario de sus miembros, están presentes en el campo de la enseñanza (FERE) con 164 religiosos y religiosas, y en el sanitario (FERS) con 39.

En esta nueva acción evangelizadora, conviene ahora revitalizar la fe predicada con un testimonio coherente de vida cristiana. De modo especial, la juventud y la infancia deben ser el centro de vuestra dedicación pastoral, los cuales, bien cimentados en los principios cristianos podrán ser a su vez estímulo y esperanza para sus mayores y una fuerza que les anime en su empeño por construir un futuro mejor.

Del examen de vuestras relaciones quinquenales, se desprenden algunos temas que por encarnar vuestros esfuerzos pastorales, son merecedores de aliento a la vez que de serena reflexión para poder enfrentar la problemática que encierran, con vistas a su mejor solución mediante oportunas iniciativas. Me complace que estéis prestando particular atención a las vocaciones sacerdotales y religiosas, a la formación cristiana de la familia y de la juventud, a la acción caritativa y asistencial, tratando con ello de dar una respuesta, desde el Evangelio, a las crecientes necesidades por las que atraviesa vuestro noble país.

5. El problema de las vocaciones sacerdotales y religiosas es objeto de vuestra preocupación prioritaria. En efecto, sois conscientes de la enorme repercusión que dicho tema tiene para el presente y el futuro de la Iglesia.

Sin las suficientes vocaciones, toda la acción evangelizadora se vería seriamente comprometida. En vuestra solicitud por este importante tema es necesario que atendáis a estos tres aspectos fundamentales: búsqueda diligente de los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada, su adecuada preparación doctrinal y humana, su seguimiento solícito para que perseveren.

A tal propósito, es necesario implantar una pastoral vocacional bien estudiada que preste particular atención a las familias, a la escuela, a la juventud, a los movimientos apostólicos y asociaciones eclesiales. A esta labor habéis de dedicar generosamente sacerdotes bien preparados y de gran espíritu que atiendan preferentemente este sector, dentro de un plan diocesano y nacional.

133 Gran cuidado y dedicación han de mereceros los seminarios y casas de formación, los cuales, como lo indican repetidamente las instrucciones emanadas de la Sede Apostólica, han de ser centros de preparación integral de la persona, con una sólida base espiritual, moral e intelectual, con una sana disciplina y espíritu de sacrificio. Sin todo lo anterior, no sería posible responder a las expectativas de la Iglesia de hoy, que espera que sus futuros animadores de comunidades sean maestros en la fe y en el amor.

Sigo con particular satisfacción el prometedor incremento de vocaciones en vuestras diócesis, superados ya los tiempos difíciles de la reciente época pasada. Los seminarios menores ya en funcionamiento son un gozoso presente y una esperanzadora promesa de futuro. A este propósito, deseo alentar vuestros esfuerzos y estimular la ayuda solidaria de otras Iglesias hermanas para poder así llevar a feliz término vuestro proyecto de un Seminario Mayor Nacional.

6. En esta empresa de pastoral vocacional, somos conscientes de que el problema va más allá del simple aumento numérico de los candidatos; hay que colocar como tarea prioritaria la sólida formación y ulterior seguimiento de los llamados a la vida sacerdotal y religiosa.

El sacerdote, “tomado de entre los hombres, en favor de los hombres” como nos dice la Carta a los Hebreos (
He 5,1), ha de ser modelo de oración, celebrante de la acción litúrgica que conduce a la comunidad a rendir a Dios el culto de toda la Iglesia, guía y educador en la fe, padre de todos, en especial de los más necesitados, valeroso servidor de la causa del Evangelio.

Viviendo vosotros, amados hermanos en el Episcopado, muy cercanos a vuestros sacerdotes, con sincera amistad, compartiendo sus alegrías y dificultades, ayudándoles en sus necesidades, construiréis una firme comunión que será ejemplo para los Seles y sólido fundamento de caridad.

7. Como Pastores de la porción del Pueblo de Dios que se os ha confiado, dedicad igualmente especial cuidado a la pastoral familiar. La familia, pequeña “ iglesia doméstica ”, ha de ser objeto de vuestro especial interés y dedicación. Ella es el ambiente propicio para sembrar la semilla del Evangelio, y donde padres e hijos, cual células vivas, van asimilando el ideal del servicio a Dios y a los hermanos.

El matrimonio, sobre el que la familia se basa, es una comunidad de vida y amor, instituida por el Creador para la continuación del género humano, y que tiene un destino no sólo terreno, sino también eterno (cf. Gaudium et spes GS 48). Esforzaos, por consiguiente, en defender su unidad e indisolubilidad. No dejéis de proclamar igualmente el derecho fundamental del ser humano: el derecho de nacer.

En continuidad con la familia como ámbito de educación de la fe, deseo llamar vuestra atención sobre la importancia de la educación religiosa en la escuela. De acuerdo con las circunstancias y posibilidades de cada comunidad, habréis de aprovechar este gran campo de acción evangelizadora que es la educación integral de las personas. Soy consciente de las limitaciones de vuestros recursos para la creación de los muchos centros escolares y de formación que serían necesarios para satisfacer la demanda de la población en este terreno; por ello dirijo mi llamado a la solidaridad de otras Iglesias hermanas para que contribuyan, según sus posibilidades, a la obra de la educación y de la promoción humana de la juventud de vuestro noble País.

8. La juventud ha de ocupar un lugar especial en vuestros desvelos pastorales. La Iglesia ha de hacer cuanto esté en su mano para que los jóvenes se acerquen a Cristo. Es necesario estar con los jóvenes, darles ideales altos y nobles, hacerles sentir que Cristo puede satisfacer las ansias de sus corazones.

Todo ello habrá de ser convenientemente programado en una catequesis apropiada y orgánica. Sé que estáis empeñados en llevar a vuestros fieles una evangelización progresiva que configure su vida cristiana. Os aliento a continuar y a redoblar vuestros esfuerzos en un campo tan vital para la Iglesia, ya que solamente con una labor catequística y en profundidad, vuestras comunidades cristianas podrán llegar a una vivencia integral del mensaje de salvación, dando a la vez testimonio, personal y colectivamente, de las razones profundas de su esperanza en Cristo.

9. Queridos hermanos, me quedaría mucho más tiempo con vosotros, prolongando estos momentos de gozo y comunión. Esta visita “ ad limina ” es una muestra de vuestra cordial cercanía al Sucesor de Pedro. Que este encuentro confirme y consolide vuestra unión mutua como Obispos y guías de la Iglesia en Guinea Ecuatorial. Con ello, toda vuestra actuación ganará en intensidad y eficacia, lo cual redundará en bien de vuestras comunidades eclesiales.

134 Os doy, finalmente, un particular encargo: que llevéis a vuestros sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, agentes de pastoral y a todos vuestros diocesanos el saludo y la Bendición del Papa, que en todos piensa y por todos ora con gran afecto y viva esperanza.

Os encomiendo, en este Año Mariano, a la protección de la Virgen Inmaculada, Patrona de la nación guineana, y como prenda de la constante asistencia divina os bendigo de corazón.






A LOS MIEMBROS DE ALGUNAS


COMUNIDADES NEOCATECUMENALES


Sábado 5 de diciembre de 1987



Amadísimos hermanos y hermanas:

Es para mí motivo de viva satisfacción recibir en esta mañana a las Comunidades Neocatecumenales de las parroquias madrileñas de San Roque, Santa Catalina Labouré, de Nuestra Señora de la Paloma, y al grupo de catequistas itinerantes.

A todos y a cada uno de vosotros quiero reservar un cordial saludo de bienvenida. Sé que habéis venido a Roma con el propósito principal de reiterar vuestra profesión de fe ante la tumba del Apóstol. El camino neocatecumenal os lleva a la meditación y vivencia profunda de las verdades del Credo como savia vivificante de vuestro ser cristiano y como exigencia de dar testimonio de las promesas bautismales.

El sentir y hacer vida las verdades de nuestra fe es elemento esencial para robustecer nuestra comunión en el seno de la Iglesia, nuestra Madre. Por ello, pido a Dios que vuestra peregrinación a Roma, centro de la catolicidad, os afiance en la universalidad de vuestro compromiso cristiano y os anime en vuestro caminar como itinerantes al servicio del Evangelio.

Al volver a vuestras comunidades en España y por el mundo, llevad a todos el saludo del Papa, que en todos piensa y por todos ora con gran afecto y viva esperanza.

Os encomiendo, en este Año Mariano, a la protección de la Santísima Virgen, modelo de santidad y dócil a la acción del Espíritu. Que ella os acompañe en vuestro camino. Con estos deseos y en prenda de la constante asistencia divina, os imparto en señal de benevolencia la Bendición Apostólica.






AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA


RAÚL RICARDO ALFONSÍN


Viernes 11 de diciembre de 1987



Señor Presidente:

135 1. Es para mí motivo de viva satisfacción recibir esta mañana al Supremo Magistrado de la Nación Argentina y a las Personalidades que lo acompañan. A todos doy mi más cordial bienvenida.

En esta circunstancia vienen a mi memoria las dos ocasiones en que he tenido el gozo de pisar el suelo argentino. La primera, en junio de 1982, cuando como mensajero de paz quise hacerme presente en unos momentos particularmente difíciles en la historia de la Nación. La segunda, en este año que termina, me permitió encontrarme con las amadas gentes de todo el país, cuyo recuerdo conservo aún vivo en mi memoria. Fueron días de ricas vivencias espirituales y humanas, compartidas en intensas celebraciones de fe y esperanza, en las que los argentinos mostraron sus profundos sentimientos religiosos que brotaban de sus corazones en un clamor de paz y de justicia.

Esta visita fue una peregrinación de gracias al Señor por el don de la paz–restablecida y asegurada–entre dos países hermanos, Argentina y Chile, cuyas relaciones se habían visto seriamente perturbadas a causa del diferendo austral.

Las gentes de ambos países, que durante aquellos días me acompañaron durante mi peregrinar a lo largo y ancho del cono sur americano, han sido elocuente testimonio de la firme voluntad de conservar la paz que anima a los dos pueblos y que se plasmó en el vigente Tratado de paz y amistad.

2. En la Argentina, además, se había iniciado ya el proceso de pleno restablecimiento de las instituciones democráticas, lo cual –como tuve ocasión de señalar en mi encuentro con el mundo político en la Casa Rosada–“ constituye un momento privilegiado para que los argentinos sean cada vez más conscientes de que todos están llamados a participar responsablemente en la vida pública, cada uno desde su propio puesto” (Discurso a los gobernantes argentinos en al Casa Rosada, 6 de abril de 1987, n. 3). Por su parte, los Obispos de la Nación, movidos por su solicitud pastoral, no han dejado de alentar, desde el campo que les es propio, el esfuerzo solidario y colectivo para superar las dificultades que obstaculizan la voluntad de construir una comunidad que tenga como fundamentos la búsqueda de la verdad, el amor por la justicia, la vocación a la libertad. En un reciente documento afirmaban ellos: “ Debemos reconocer que el presente estado de derecho, en el cual es necesario progresar, favorece un mayor aprecio por la libertad, el respeto por la autoridad legítima, una participación efectiva en distintos niveles, la ocasión para promover una auténtica modernización, y el ejercicio de la solidaridad en un pueblo que busca, sin haberlos encontrado todavía, los definitivos caminos de reconciliación”.

3. El futuro, ciertamente, se presenta como un gran desafío a la capacidad creadora y a la voluntad de entendimiento de los argentinos. Por ello, es más necesario aún que, inspirados por los valores morales que han configurado su ser histórico, descubran con ojos nuevos sus propias raíces y progresen en su caminar siempre abierto a la esperanza.

Esta esperanza cobra aún más consistencia, si evaluamos las metas conseguidas sobre el trasfondo del pasado histórico de la República. En efecto, Argentina desde su nacimiento se inspiró en una decidida voluntad de acogida para todos. Los próceres argentinos dieron vida a un país grande y generoso, en el que cualquier ciudadano pudiese lograr una existencia digna de la persona humana. A ellos les movió la esperanza, fundada en Dios “ fuente de toda razón y justicia ” (Constitución, preámbulo), de formar una comunidad nacional próspera y justa.

4. Hoy es particularmente necesaria una conciencia colectiva fundada sobre estos principios. En efecto, el mundo contemporáneo–surcado por tantas tensiones y desequilibrios–busca la realización de modelos de convivencia civil, de principios seguros y experimentados capaces de mantener unida la familia humana. A escala nacional, la Argentina se empeñó desde sus orígenes por hacer realidad esa convivencia entre razas y pueblos; de aquí que su proyecto originario tenga aún plena actualidad y merezca la pena de que todos, en esfuerzo unitario, hagan cuanto esté en su mano por hacer fructificar en nuestros días la experiencia de ciudadanía iniciada el siglo pasado.

Somos conscientes de que este empeño tan noble atraviesa un momento cargado de dificultades. Por ello, es necesaria una gran responsabilidad social a todos los niveles; es imprescindible que cada uno reconozca y trabaje por el bien común de todo el país.

5. En este sentido, durante mi reciente viaje apostólico, quise referirme en repetidas ocasiones a la reconciliación de los argentinos. A ello me movía el convencimiento de que para superar las diferencias es necesario buscar puntos comunes de entendimiento y consenso. Por su parte, la Iglesia en Argentina –desde su propia misión– acompaña y alienta este proceso de acercamiento y fraternidad a todos los niveles. No se puede olvidar que muchos problemas que afectan a la vida social e incluso política, tienen su raíz en el orden moral. Por ello la Iglesia, con su acción evangelizadora y educadora, dignifica las relaciones humanas, favorece la convivencia y orienta para vivir libremente en el marco de la justicia y del respeto mutuo.

Finalmente, deseo hacer notar que a esta ardua tarea de construir valores se opone una pretendida actitud secularista que lleva al hombre a hacer referencia a sí mismo de modo exclusivo, olvidando su dimensión transcendente. Se crea así una innegable indiferencia, sea respecto del bien común antes señalado, sea respecto de la identidad histórica y permanente de un pueblo. Consecuencia lógica es el oscurecimiento de aquella plataforma originaria de valores comunes, por lo que el futuro se torna incierto, y se hace difícil proponer objetivos comunes capaces de suscitar la participación de todos.

136 Señor Presidente, antes de concluir este encuentro, deseo reiterarle mi vivo agradecimiento por esta visita, y en su persona rindo homenaje a toda la Nación argentina, mientras pido a Dios que derrame abundantemente sus dones sobre todos los ciudadanos, especialmente la sabiduría y la prudencia, para que puedan plasmar un presente proyectado hacia el futuro, en bien de todos los hombres.






A LOS JÓVENES PARTICIPANTES EN LA REUNIÓN EUROPEA


ORGANIZADA POR LA COMUNIDAD DE TAIZÉ


Miércoles 30 de diciembre de 1987



1. Merci Roger, pour vos paroles pleines de confiance et d’espérance en Dieu et dans les jeunes. Vous le savez, c’est parce que je partage cette confiance et cette espérance que j’ai tenu à m’arrêter à Taizé au cours de ma visite pastorale en France, l’année dernière.

Ces jours-ci, chers jeunes, c’est vous qui vous arretez à Rome au cours de votre “pèlerinage de confiance sur la terre”. Vous avez choisi d’y faire halte, de rencontrer le Pape et les fidèles de son diocèse, et de prier avec eux en ces lieux où les apôtres Pierre et Paul et beaucoup d’autres martyrs ont versé leur sang par fidélité au Christ. C’est une joie et un encouragement pour nous de vous recevoir, si nombreux, et de bénéficier de l’élan de votre jeunesse et de votre foi, en cette période où nous préparons un synode diocésain pour approfondir le sens de la communion et de la mission que nous avons reçues du Seigneur Jésus.

2. Cari giovani, cari pellegrini della fiducia, siate i benvenuti nel nome del Signore!

Il Papa si sente profondamente impegnato con voi in questo “pellegrinaggio della fiducia sulla terra”. Anch’io, come voi, sono costantemente angustiato vedendo che i cristiani non sono tutti uniti nella piena comunione della fede e della carità; sapendo che migliaia di esseri umani soffrono e muoiono a causa della carestia o di orribili conflitti armati tra le nazioni, constatando che i diritti dell’uomo, e in particolare la libertà religiosa, sono ancora sovente scherniti in molti luoghi della terra; ascoltando la voce di tanti giovani angosciati per il loro avvenire personale e per quello dell’umanità.

So che tutte queste preoccupazioni sono anche le vostre, ma nello stesso tempo so che voi possedete una certezza che procura un’indefettibile speranza: noi crediamo che Cristo ci accompagna nel cammino dell’intera nostra vita e che la sua misteriosa presenza è come un fuoco che non si spegne mai.

Egli è presente nell’intimo di ogni uomo e di ogni donna, anche se, troppo spesso, la cenere della paura e dell’egoismo impedisce alla fiamma di salire e al fuoco di irradiare il suo calore.

3. Para ser un peregrino de fiar de Cristo, es indispensable realizar cada día una peregrinación interior dentro de nosotros mismos, buscando la luz de Cristo, caminando al encuentro de la persona de Jesús que, en la paz de la oración, se hace peregrino con nosotros. Al meditar su Palabra, somos capaces de comprender hasta donde El nos ama. Tomamos conciencia a la vez de que El no está solo, de que podemos y debemos amarlo en el Cuerpo del que El mismo es la Cabeza, como afirma San Pablo.

Este Cuerpo es la Iglesia de la que nos convertimos en miembros suyos por medio del bautismo, en la que el amor de Cristo nos une y alienta a través de la Palabra de Dios y de los sacramentos. Nosotros llegamos a comprender también que Cristo nos envía a anunciar la Buena Nueva a los demás, es decir a todos, ya que es el amigo y el Señor de todos los hombres y de todas las mujeres y, en consecuencia, quiere su salvación.

4. To welcome Christ who loves us; to love Christ in the communion of love which is the Church; to make ourselves available to Christ who sends us to our brothers and sisters: these are three basic attitudes so that we may undertake a pilgrimage of truth on this earth, enlightened by the one whom the Prophets hailed as "the sun of justice". For this reason, some of you travel from one continent to another and cover great distances. But all of you can be pilgrims of trust in the places where you live, where you work or study, within your families and in your parishes. Remember Jesus’ words: "Peace I leave with you; my peace I give to you; not as the world gives do I give to you. Let not your hearts be troubled, neither let them be afraid". In communion with the Church, it is your task to act in the place where you are, for the sake of reconciliation and sharing, to build peace, in order to alleviate suffering.

137 So that I may serve faith and unity among Christians and be a messenger of peace in the world, I too am called to be a pilgrim of trust in the name of Christ. I ask you to pray for me, for my ministry in the Diocese of Rome and in the whole Church, especially during my pastoral journeys. Be assured that I pray for you so that you may be faithful and courageous pilgrims, in Christ’s name.

5. W tym swiatecznym okresie Bozego Narodzenia i Epifanii Chrystusa, w slad za pasterzami i medrcami, pielgrzymujemy duchowo razem ze wszystkimi chrzscijanami swiata do Betlejem, aby kontemplowac i rozwazac tajemnice narodzenia Syna Bozego w ubóstwie zlobu. Wobec slabosci Bozego Dzieciecia, stajemy sie zdolni przyjac nasza slabosc, zrozumiec, ze Chrystus do niej przychodzi, daje duchowy wzrost, objawia swoja moc, która wedle slów Apostola “w slabo sci sie doskonali”. I nasza radosc staje sie “radoscia niewymowna”; nasza ufnosc doznaje umocnienia. Podobnie jak Matka Boza pragniemy niesc swiatu Dobra Nowine tego, który nas przyjmuje, i którego my przyjmujemy. Pragniemy pielgrzymowac z ufnoscia po tej ziemi.

Drodzy mlodzi przyjaciele, nasz swiat tak bardzo potrzebuje nadziei i zawierzenia, pojednania, jednosci i pokoju!

Zycze Wam z calego serca, by swiat ten-patrzac na Wasze zycie-nie przestawal slyszec i coraz lepiej rozumiec anielska piesn, jaka rozlegla sie w noc Bozego Narodzenia:

“Chwala Bogu na wysokosciach, a na ziemi pokój ludziom Jego upodobania”.

Il discorso del Santo Padre si conclude con una invocazione finale, letta in francese e nelle altre lingue dei giovani europei partecipanti all’incontro.

Signore Gesù donaci la fiducia e la tua Parola!
Donaci la forza del tuo amore!
Donaci la gioia di essere per tutti gli uomini dei fratelli.

Seigneur Jésus, donne-nous conSance en ta Parole!
Donne-nous la force de ton amour!
138 Donne-nous la joie d’etre pour tous les hommes des frères!

Mein Herr Jesus, schenke uns Vertrauen und Dein Wort.
Schenke uns die Kraft Deiner Liebe.
Schenke uns die Freude, daß wir für alle Menschen, Brüder sein.






A LOS PARTICIPANTES EN EL CONGRESO


INTERNACIONAL DE LOS «PUERI CANTORES»


Jueves 31 de diciembre de 1987



Chers Jeunes de la Fédération Internationale
des “Pueri Cantores”,

Demain, nous aurons la grande joie de vivre ensemble le premier jour de 1988, de célébrer ensemble la plus sainte des mamans, la Mère du Christ, la Mère du Peuple des Baptisés. Mais je savais votre grand désir de rencontrer le Pape dès aujourd’hui. Moi aussi, je le souhaitais. Alors, nous sommes tous très heureux! Pour ma part, je suis enchanté de voir vos dix mille visages, bien vivants, joyeux, transparents, sérieux, et sans doute malicieux!

Tout d’abord, je tiens à vous féliciter d’appartenir à une Manécanterie ou Schola ou Psalette ou Maîtrise. Ces Institutions d’Eglise sont très anciennes. Je suis sûr que dans vos villes d’origine, il existe des rues ou des places qui portent ces noms. Comme ce serait intéressant pour vous de connaître la longue histoire de votre Ecole de chant liturgique!

Ensuite, je vous encourage chaleureusement à cultiver et à exécuter les mélodies sacrées: l’incomparable grégorien, la polyphonie d’inspiration ancienne ou moderne, dans vos cathédrales, vos basiliques ou collégiales, dans vos églises urbaines et rurales. Sans mésestimer les oeuvres musicales profanes, vous avez le privilège de chanter Dieu, de célébrer les événements du Salut accomplis par le Christ toujours accompagné de sa Mère et notre Mère. Vous ne charmez pas seulement les oreilles de vos auditeurs. Vous les faites entrer en communion avec Dieu. Vous aidez les assemblées chrétiennes à désirer des liens plus forts avec Lui, comme avec tous les êtres et les peuples qu’il aime.

Votre vocation, chers Jeunes, est enracinée dans la tradition de l’Ecriture et des Pères de l’Eglise, saint Augustin spécialement. Tradition qui invite sans cesse à célébrer le Seigneur, “ par l’éclat du cor, par la harpe et la cithare, par les flûtes et les cymbales retentissantes ”.l Mais la voix humaine, seule et surtout unie à d’autres, exprime à Dieu plus merveilleusement encore, la joie, l’adoration, la souffrance, le repentir, la confiance, l’amour.

139 Enfin, ma dernière confidence est un appel à persévérer dans le service de la sainte Liturgie et à encourager d’autres jeunes à rejoindre vos manécanteries et vos psalettes. Ecoutez aussi cette conviction du Pape: certains d’entre vous, s’ils écoutent vraiment la voix du Seigneur, mûriront peu à peu la décision de lui appartenir tout entiers. Je prie à cette intention.

Chers Jeunes, en union avec vos Evêques et vos prêtres, en union avec vos Maîtres de choeur que je félicite de tout coeur, je vous envoie en mission dans le monde entier. Oui, je vous confie la responsabilité de contribuer généreusement à la dignité et à la splendeur du Culte divin. A tous, ainsi qu’à vos chers parents, je donne mon affectueuse Bénédiction Apostolique.

Carissimi ragazzi della Federazione Internazionale dei “Pueri Cantores”,

sono molto lieto di questo incontro che anticipa e preannuncia quello di domani, quando insieme, nel primo giorno del 1988, festeggeremo la Santa Madre di Dio, la Vergine Maria, nel cui nome si avvia ogni anno nuovo.

Il sorriso dei vostri volti, la freschezza delle vostre voci, l’armonia dei vostri canti mettono gioia nell’animo e lo dispongono alla preghiera. Voglio dirvi, cari ragazzi, il grande apprezzamento che la Chiesa ha per il servizio da voi reso nelle sacre cerimonie. Il decoro e la solennità delle funzioni religiose dipendono in notevole parte dall’apporto del vostro canto, che dovrà quindi studiarsi di essere sempre all’altezza del rito in cui si inserisce.

Il mio augurio è che ogni cattedrale, ogni parrocchia e ogni altra chiesa possa ornarsi delle candide voci dei vostri coetanei, così che il culto reso a Dio possa riuscirne elevato e ingentilito. Sentite la responsabilità di far capire a quanti partecipano alla sacra liturgia quanto sia bello pregare cantando con la Chiesa e per la Chiesa; possano, quanti partecipano alle funzioni che voi animate, riportarne l’incitamento e aprire il cuore all’azione del Dio della santità e dell’amore.

Con questo augurio, carissimi ragazzi, tutti vi benedico.

My dear Young People,

It is a joy for me to welcome you today on the occasion of the Twenty-third International Congress of the "Pueri Cantores". I greet you in my own name and on behalf of all those who have a deep appreciation of the contribution you are making to the beauty of the Church’s Liturgy by singing sacred music. I hope you realize just how much you can assist the Christian assembly in drawing closer to the Lord, not only by delighting the ears of those who listen to you but by touching their hearts, expressing in song the joy and sorrow, the praise and repentance, the hope and love of God’s people at prayer.

I offer each one of you heartfelt good wishes and encouragement, and in the love of Christ our Saviour I impart to you and your loved ones my Apostolic Blessing.

Queridos jóvenes a Pueri Cantores,

140 Me complace tener este encuentro con vosotros, que estáis celebrando en Roma el vigésimo tercer Congreso Internacional con representantes de otros países y lenguas, y todos unidos alabáis al Señor.

Cantar bien, mis queridos amigos, no es fácil. Ante todo, requiere entrega y buena voluntad; pero se trata de un esfuerzo muy gratificante, porque eleva el ánimo haciéndolo más sensible a los valores espirituales, especialmente cuando con vuestros cantos acompañáis las celebraciones litúrgicas, ayudando a los fieles a un mayor acercamiento e intimidad con Dios.

Con vuestras voces, conjuntadas armoniosamente con las de los demás, podéis expresar maravillosamente la alegría, el arrepentimiento, la confianza y el amor. En efecto, el canto es un lenguaje que lleva a la comunión de los corazones. Por eso os animo a que con vuestros cantos y melodías, superando todo tipo de fronteras, avancéis por el mundo llevando a los hombres un mensaje duradero de paz y fraternidad.

En esta circunstancia de estar juntos en el último día del año, os deseo vivamente a todos un feliz y fructuoso Año Nuevo, mientras imparto con afecto a vosotros y a vuestras familias mi Bendición Apostólica.

Einen herzlichen Willkommensgruß richte ich auch an die zahlreichen jungen Sänger aus den deutschsprachigen Ländern. Ihr seid hier in Rom zu eurem 23. Internationalen Kongreß zusammengekommen und beschenkt uns zu diesem Anlaß mit eurem frohen und gekonnten Gesang. Weihnachtszeit ist hohe und festliche Zeit für euer Singen im Dienst an der Kirche und allen Menschen guten Willens. Ja, euer Chorgesang ist ein wichtiger Dienst für die Liturgie in euren Kirchen und Domen und wird von den Christen mit Dankbarkeit und breiter Zustimmung aufgenommen. Für euch selbst kann dieses Singen sogar zu einem persönlichen Gebet werden, wenn ihr die Worte beherzigt, die euren Melodien zugrunde liegen und wenn ihr sie mit Hilfe der Musik euren ganzen Leib und eure ganze Seele erfassen laßt.

Euch allen gilt meine brüderliche Ermutigung und mein aufrichtiger Segenswunsch für euer Leben, Lernen und Singen im neuen Jahr 1988.

Pueri Cantores z Polski . . . Serdecznie was witam w Rzymie, w Bazylice sw. Piotra, na tym miedzynarodowym spotkaniu. Ciesze sie, ze bedziemy razem zaczynac Nowy Rok pod opieka Bogarodzicy, jutro w Jej Swieto. Pozdrawiam serdecznie Was tu obecnych, waszych przelozonych, nauczycieli, wasze srodowiska wszystkie srdowiska spiewacze w naszej Ojczyznie, które podobnie jak wy sluza ckwale Boga Najwyzszego i wspólnocie Ludu Bozego w poszczególnych kosciolach i parafiach. Niech Bóg wam blogoslawi, waszym w rodzinom i wszystkim waszym bliskim. Pochwalony Jezus Chrystus.













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