Pacem in terris ES 56

Debe redundar en provecho de todos

56 Anadase a esto que todos los miembros de la comunidad deben participar en el bien comun por razon de su propia naturaleza, aunque en grados diversos, segun las categorias, méritos y condiciones de cada ciudadano. Por este motivo, los gobernantes han de orientar sus esfuerzos a que el bien comun redunde en provecho de todos, sin preferencia alguna por persona o grupo social determinado, como lo establece ya nuestro predecesor, de inmortal memoria, Leon XIII: No se puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva el interés de uno o de pocos, porque esta constituida para el bien comun de todos[40]. Sin embargo, razones de justicia y de equidad pueden exigir, a veces, que los hombres de gobierno tengan especial cuidado de los ciudadanos mas débiles, que puedan hallarse en condiciones de inferioridad, para defender sus propios derechos y asegurar sus legitimos intereses[41].

[40] Leon XIII, Immortale Dei: AL 5,121 (Roma 1885).
[41] Cf. Leon XIII, Rerum novarum: AL 11,133-134 (Roma 1891).


Abarca a todo el hombre

57 Hemos de hacer aqui una advertencia a nuestros hijos: el bien comun abarca a todo el hombre, es decir, tanto las exigencias del cuerpo como las del espiritu. De lo cual se sigue que los gobernantes deben procurar dicho bien por las vias adecuadas y escalonadamente, de tal forma que, respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espiritu[42].

[42] Cf. Pio XII, Summi Pontificatus: AAS 31 (1939) 433.


58 Todos estos principios estan recogidos con exacta precision en un pasaje de nuestra enciclica Mater et magistra, donde establecimos que el bien comun abarca todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos e1 desarrollo expedito y pleno de su propia perfeccion [43].

[43] AAS 53 (1961) 19.


59 E1 hombre, por tener un cuerpo y un alma inmortal, no puede satisfacer sus necesidades ni conseguir en esta vida mortal su perfecta felicidad. Esta es 1a razon de que el bien comun deba procurarse por tales vias y con tales medios que no solo no pongan obstaculos a la salvacion eterna del hombre, sino que, por el contrario, le ayuden a conseguirla [44].

[44] Cf. Pio XI, Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 215.



Deberes de los gobernantes en orden al bien comun


1 Defender los derechos y deberes del hombre

60 En 1a época actual se considera que el bien comun consiste principalmente en la defensa de los derechos y deberes de 1a persona humana. De aqui que la mision principal de los hombres de gobierno deba tender a dos cosas: de un lado, reconocer, respetar, armonizar, tutelar y promover tales derechos; de otro, facilitar a cada ciudadano el cumplimiento de sus respectivos deberes. Tutelar el campo intangible de los derechos de 1a persona humana y hacerle llevadero el cumplimiento de sus deberes debe ser oficio esencial de todo poder publico [45].

[45] Cf. Pio XII, mensaje del 1 de junio de 1941, en la fiesta de Pentecostés: AAS 33 (1941) 200.



61 Por eso, los gobernantes que no reconozcan los derechos del hombre o los violen faltan a su propio deber y carecen, ademas, de toda obligatoriedad las disposiciones que dicten [46].

[46]Cf. Pio XI, Mit brennender Sorge: AAS 29 (1937) 159; Divini Redemptoris: AAS 29 (1937) 79; y Pio XII, radiomensaje navideno de 1942: AAS 35 (1943) 9-24.


2 Armonizarlos y regularlos

62 Mas aun, los gobernantes tienen como deber principal el de armonizar y regular de una manera adecuada y conveniente los derechos que vinculan entre si a los hombres en el seno de la sociedad, de tal forma que, en primer lugar, los ciudadanos, al procurar sus derechos, no impidan el ejercicio de los derechos de los demas; en segundo lugar, que el que defienda su propio derecho no dificulte a los otros 1a practica de sus respectivos deberes, y, por ultimo, hay que mantener eficazmente 1a integridad de los derechos de todos y restablecerla en caso de haber sido violada[47].

[47] Cf. Pio XI, Divini Redemptoris: AAS 29 (1937) 81; y Pio XII, radiomensaje navideno de 1942: AAS 35 (1943) 9-24.


3 Favorecer su ejercicio

63 Es ademas deber de quienes estan a la cabeza del pais trabajar positivamente para crear un estado de cosas que permita y facilite al ciudadano la defensa de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. De hecho, la experiencia ensena que, cuando falta una accion apropiada de los poderes publicos en 1o economico, lo politico o lo cultural, se produce entre los ciudadanos, sobre todo en nuestra época, un mayor numero de desigualdades en sectores cada vez mas amplios, resultando asi que los derechos y deberes de 1a persona humana carecen de toda eficacia practica.


4 Exigencias concretas en esta materia

64 Es por ello necesario que los gobiernos pongan todo su empeno para que el desarrollo economico y el progreso social avancen a mismo tiempo y para que, a medida que se desarrolla la productividad de los sistemas economicos, se desenvuelvan también los servicios esenciales, como son, por ejemplo, carreteras, transportes, comercio, agua potable, vivienda, asistencia sanitaria, medios que faciliten la profesion de la fe religiosa y, finalmente, auxilios para el descanso del espiritu. Es necesario también que las autoridades se esfuercen por organizar sistemas economicos de prevision para que al ciudadano, en el caso de sufrir una desgracia o sobrevenirle una carga mayor en las obligaciones familiares contraidas, no le falte lo necesario para llevar un tenor de vida digno. Y no menor empeno deberan poner las autoridades en procurar y en lograr que a los obreros aptos para el trabajo se les dé la oportunidad de conseguir un empleo adecuado a sus fuerzas; que se pague a cada uno el salario que corresponda segun las leyes de la justicia y de la equidad; que en las empresas puedan los trabajadores sentirse responsables de la tarea realizada; que se puedan constituir facilmente organismos intermedios que hagan mas fecunda y agil la convivencia social; que, finalmente, todos, por los procedimientos y grados oportunos, puedan participar en los bienes de la cultura.


5 Guardar un perfecto equilibrio en 1a regulacion y tutela de los derechos

65 Sin embargo, el bien general del pais también exige que los gobernantes, tanto en la tarea de coordinar y asegurar los derechos de los ciudadanos como en la funcion de irlos perfeccionando, guarden un pleno equilibrio para evitar, por un lado, que la preferencia dada a los derechos de algunos particulares o de determinados grupos venga a ser origen de una posicion de privilegio en la nacion, y para soslayar, por otro, el peligro de que, por defender los derechos de todos, incurran en la absurda posicion de impedir el pleno desarrollo de los derechos de cada uno. Manténgase siempre a salvo el principio de que la intervencion de las autoridades publicas en el campo economico, por dilatada y profunda que sea, no solo no debe coartar la libre iniciativa de los particulares, sino que, por el contrario, ha de garantizar la expansion de esa libre iniciativa, salvaguardando, sin embargo, incolumes los derechos esenciales de la persona humana [48].

[48] Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53 (1961)
MM 415.


66 Idéntica finalidad han de tener las iniciativas de todo género del gobierno dirigidas a facilitar al ciudadano tanto la defensa de sus derechos como e1 cumplimiento de sus deberes en todos los sectores de la vida social.


La constitucion juridico-politica de la sociedad

67 Pasando a otro tema, no puede establecerse una norma universal sobre cual sea la forma mejor de gobierno ni sobre los sistemas mas adecuados para el ejercicio de las funciones publicas, tanto en la esfera legislativa como en 1a administrativa y en la judicial.


Division de funciones y de poderes

68 En realidad, para determinar cual haya de ser la estructura politica de un pais o el procedimiento apto para el ejercicio de las funciones publicas, es necesario tener muy en cuenta la situacion actual y las circunstancias de cada pueblo; situacion y circunstancias que cambian en funcion de los lugares y de las épocas. Juzgamos, sin embargo, que concuerda con la propia naturaleza del hombre una organizacion de la convivencia compuesta por las tres clases de magistraturas que mejor respondan a la triple funcion principal de 1a autoridad publica; porque en una comunidad politica asi organizada, las funciones de cada magistratura y las relaciones entre el ciudadano y los servidores de la cosa publica quedan definidas en términos juridicos. Tal estructura politica ofrece, sin duda, una eficaz garantia al ciudadano tanto en el ejercicio de sus derechos como en el cumplimiento de sus deberes.


Normas generales para e1 ejercicio de los tres poderes

69 Sin embargo, para que esta organizacion juridica y politica de la comunidad rinda las ventajas que le son propias, es exigencia de la misma realidad que las autoridades actuen y resuelvan las dificultades que surjan con procedimientos y medios idoneos, ajustados a las funciones especificas de su competencia y a la situacion actual del pais. Esto implica, ademas, la obligacion que el poder legislativo tiene, en el constante cambio que 1a realidad impone, de no descuidar jamas en su actuacion las normas morales, las bases constitucionales del Estado y las exigencias del bien comun. Reclama, en segundo lugar, que la administracion publica resuelva todos los casos en consonancia con el derecho, teniendo a la vista la legislacion vigente y con cuidadoso examen critico de la realidad concreta. Exige, por ultimo, que el poder judicial dé a cada cual su derecho con imparcialidad plena y sin dejarse arrastrar por presiones de grupo alguno. Es también exigencia de la realidad que tanto el ciudadano como los grupos intermedios tengan a su alcance los medios legales necesarios para defender sus derechos y cumplir sus obligaciones, tanto en el terreno de las mutuas relaciones privadas como en sus contactos con los funcionarios publicos[49] .

[49] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1942: AAS 35 (1943) 21.


Cautelas y requisitos que deben observar los gobernantes

70 Es indudable que esta ordenacion juridica del Estado, la cual responde a las normas de la moral y de la justicia y concuerda con el grado de progreso de la comunidad politica, contribuye en gran manera al bien comun del pais.



71 Sin embargo, en nuestros tiempos, la vida social es tan variada, compleja y dinamica, que cualquier ordenacion juridica, aun la elaborada con suma prudencia y previsora intencion, resulta muchas veces inadecuada frente a las necesidades.


72 Hay que anadir un hecho mas: el de que las relaciones reciprocas de los ciudadanos, de los ciudadanos y de los grupos intermedios con las autoridades y, finalmente, de las distintas autoridades del Estado entre si, resultan a veces tan inciertas y peligrosas, que no pueden encuadrarse en determinados moldes juridicos. En tales casos, la realidad pide que los gobernantes, para mantener incolume la ordenacion juridica del Estado en si misma y en los principios que la inspiran, satisfacer las exigencias fundamentales de la vida social, acomodar las leyes y resolver los nuevos problemas de acuerdo con los habitos de la vida moderna, tengan, lo primero, una recta idea de la naturaleza de sus funciones y de los limites de su competencia, y posean, ademas, sentido de la equidad, integridad moral, agudeza de ingenio y constancia de voluntad en grado bastante para descubrir sin vacilacion lo que hay que hacer y para llevarlo a cabo a tiempo y con valentia[50].

[50] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1944: AAS 37 (1945) 15-16.


Acceso del ciudadano a la vida publica

73 Es una exigencia cierta de la dignidad humana que los hombres puedan con pleno derecho dedicarse a la vida publica, si bien solamente pueden participar en ella ajustandose a las modalidades que concuerden con la situacion real de la comunidad politica a la que pertenecen.



74 Por otra parte, de este derecho de acceso a la vida publica se siguen para los ciudadanos nuevas y amplisimas posibilidades de bien comun. Porque, primeramente, en las actuales circunstancias, los gobernantes, al ponerse en contacto y dialogar con mayor frecuencia con los ciudadanos, pueden conocer mejor los medios que mas interesan para el bien comun, y, por otra parte, la renovacion periodica de las personas en los puestos publicos no solo impide el envejecimiento de la autoridad, sino que ademas le da la posibilidad de rejuvenecerse en cierto modo para acometer el progreso de la sociedad humana[51].

[51] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1942: AAS 35 (1943) 12.


Exigencias de la época

Carta de los derechos del hombre

75 De todo 1o expuesto hasta aqui se deriva con plena claridad que, en nuestra época, lo primero que se requiere en la organizacion juridica del Estado es redactar, con formulas concisas y claras, un compendio de los derechos fundamentales del hombre e incluirlo en la constitucion general del Estado.



Organizacion de poderes

76 Se requiere, en segundo lugar, que, en términos estrictamente juridicos, se elabore una constitucion publica de cada comunidad politica, en la que se definan los procedimientos para designar a los gobernantes, los vinculos con los que necesariamente deban aquellos relacionarse entre si, las esferas de sus respectivas competencias y, por ultimo, las normas obligatorias que hayan de dirigir el ejercicio de sus funciones.


Relaciones autoridad-ciudadanos

77 Se requiere, finalmente, que se definan de modo especifico los derechos y deberes del ciudadano en sus relaciones con las autoridades y que se prescriba de forma clara como mision principal delas autoridades el reconocimiento, respeto, acuerdo mutuo, tutela y desarrollo continuo de los derechos y deberes del ciudadano.

Juicio critico

78 Sin embargo, no puede aceptarse la doctrina de quienes afirman que la voluntad de cada individuo o de ciertos grupos es la fuente primaria y unica de donde brotan los derechos y deberes del ciudadano, proviene la fuerza obligatoria de la constitucion politica y nace, finalmente, el poder de los gobernantes del Estado para mandar[52].

[52] Cf. Leon XIII, Annum ingressi: AL 22.52-80 (Roma 1902-1903).


79 No obstante, estas tendencias de que hemos hablado constituyen también un testimonio indudable de que en nuestro tiempo los hombres van adquiriendo una conciencia cada vez mas viva de su propia dignidad y se sienten, por tanto, estimulados a intervenir en la ida publica y a exigir que sus derechos personales e inviolables se defiendan en la constitucion politica del pais. No basta con esto; los hombres exigen hoy, ademas, que las autoridades se nombren de acuerdo con las normas constitucionales y ejerzan sus funciones dentro de los términos establecidos por las mismas.


III. ORDENACION DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES


Las relaciones internacionales deben regirse por la ley moral

80 Nos complace confirmar ahora con nuestra autoridad las ensenanzas que sobre el Estado expusieron repetidas veces nuestros predecesores, esto es, que las naciones son sujetos de derechos y deberes mutuos y, por consiguiente, sus relaciones deben regularse por las normas de la verdad, la justicia, la activa solidaridad y la libertad. Porque la misma ley natural que rige las relaciones de convivencia entre los ciudadanos debe regular también las relaciones mutuas entre las comunidades politicas.


81 Este principio es evidente para todo el que considere que los gobernantes, cuando actuan en nombre de su comunidad y atienden al bien de la misma, no pueden, en modo alguno, abdicar de su dignidad natural, y, por tanto, no les es licito en forma alguna prescindir de la ley natural, a la que estan sometidos, ya que ésta se identifica con la propia ley moral.


82 Es, por otra parte, absurdo pensar que los hombres, por el mero hecho de gobernar un Estado, puedan verse obligados a renunciar a su condicion humana. Todo lo contrario, han sido elevados a tan encumbrada posicion porque, dadas sus egregias cualidades personales, fueron considerados como los miembros mas sobresalientes de la comunidad.


83 Mas aun, el mismo orden moral impone dos consecuencias: una, la necesidad de una autoridad rectora en el seno de la sociedad; otra, que esa autoridad no pueda rebelarse contra tal orden moral sin derrumbarse inmediatamente, al quedar privada de su propio fundamento. Es un aviso del mismo Dios: Oid, pues, ¡oh reyes!, y entended; aprended vosotros los que dominais los confines de la tierra. Aplicad el oido los que imperais sobre las muchedumbres y los que os engreis sobre la multitud de las naciones. Porque el poder os fue dado por el Senor, y la soberania por el Altisimo, el cual examinara vuestras obras y escudrinara vuestros pensamientos[53].

[53]
Sg 6,2-4.


84 Finalmente, es necesario recordar que también en la ordenacion de las relaciones internacionales la autoridad debe ejercerse de forma que promueva el bien comun de todos, ya que para esto precisamente se ha establecido.


85 Entre las exigencias fundamentales del bien comun hay que colocar necesariamente el principio del reconocimiento del orden moral y de la inviolabilidad de sus preceptos. El nuevo orden que todos los pueblos anhelan... hade alzarse sobre la roca indestructible e inmutable de la ley moral, manifestada por el mismo Creador mediante el orden natural y esculpida por El en los corazones de los hombres con caracteres indelebles... Como faro resplandeciente, la ley moral debe, con los rayos de sus principios, dirigir la ruta de la actividad de los hombres y de los Estados, los cuales habran de seguir sus amonestadoras, saludables y provechosas indicaciones, si no quieren condenar a la tempestad y al naufragio todo trabajo y esfuerzo para establecer un orden nuevo[54].

[54] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1941: AAS34 (1942) 16.


Las relaciones internacionales deben regirse por la verdad

86 Hay que establecer como primer principio que las relaciones internacionales deben regirse por la verdad. Ahora bien, la verdad exige que en estas relaciones se evite toda discriminacion racial y que, por consiguiente, se reconozca como principio sagrado e inmutable que todas las comunidades politicas son iguales en dignidad natural. De donde se sigue que cada una de ellas tiene derecho a la existencia, al propio desarrollo, a los medios necesarios para este desarrollo y a ser, finalmente, la primera responsable en procurar y alcanzar todo lo anterior; de igual manera, cada nacion tiene también el derecho a la buena fama y a que se le rindan los debidos honores.


87 La experiencia ensena que son muchas y muy grandes las diferencias entre los hombres en ciencia, virtud, inteligencia y bienes materiales. Sin embargo, este hecho no puede justificar nunca el proposito de servirse de la superioridad propia para someter de cualquier modo a los demas. Todo lo contrario: esta superioridad implica una obligacion social mas grave para ayudar a los demas a que logren, con el esfuerzo comun, la perfeccion propia.


88 De modo semejante, puede suceder que algunas naciones aventajen a otras en el grado de cultura, civilizacion y desarrollo economico. Pero esta ventaja, lejos de ser una causa licita para dominar injustamente a las demas, constituye mas bien una obligacion para prestar una mayor ayuda al progreso comun de todos los pueblos.



89 En realidad, no puede existir superioridad alguna por naturaleza entre los hombres, ya que todos ellos sobresalen igualmente por su dignidad natural. De aqui se sigue que tampoco existen diferencias entre las comunidades politicas por lo que respecta a su dignidad natural. Cada Estado es como un cuerpo, cuyos miembros son los seres humanos. Por otra parte, 1a experiencia ensena que los pueblos son sumamente sensibles, y no sin razon, en todas aquellas cosas quede alguna manera atanen a su propia dignidad.


90 Exige, por ultimo, la verdad que en el uso de los medios de informacion que la técnica moderna ha introducido, y que tanto sirve para fomentar y extender el mutuo conocimiento de los pueblos, se observen de forma absoluta las normas de una serena objetividad. Lo cual no prohibe, ni mucho menos, a los pueblos subrayar los aspectos positivos de su vida. Pero han de rechazarse por entero los sistemas de informacion que, violando los preceptos de la verdad y de la justicia, hieren la fama de cualquier pais [55].

[55] Cf Pio XII, radiomensaje navideno de 1940: AAS33 (1941) 5-14.


Las relaciones internacionales deben regirse por la justicia

91 Segundo principio: las relaciones internacionales deben regularse por las normas de la justicia, lo cual exige dos cosas: el reconocimiento de los mutuos derechos y el cumplimiento de los respectivos deberes.


92 Y como las comunidades politicas tienen derecho a la existencia, al propio desarrollo, a obtener todos los medios necesarios para su aprovechamiento, a ser los protagonistas de esta tarea y a defender su buena reputacion y los honores que les son debidos, de todo ello se sigue que las comunidades politicas tienen igualmente el deber de asegurar de modo eficaz tales derechos y de evitar cuanto pueda lesionarlos. Asi como en las relaciones privadas los hombres no pueden buscar sus propios intereses con dano injusto de los ajenos, de la misma manera, las comunidades politicas no pueden, sin incurrir en delito, procurarse un aumento de riquezas que constituya injuria u opresion injusta de las demas naciones. Oportuna es a este respecto la sentencia de San Agustin: Si se abandona la justicia, ¿qué son los reinos sino grandes latrocinios?[56].

[56] De civitate Dei 1.4 c.4: ML 41,115. Cf Pio XII, radiomensaje navideno de 1939: AAS(1940) 5-13.


93 Puede suceder, y de hecho sucede, que pugnen entre si las ventajas y provechos que las naciones intentan procurarse. Sin embargo, las diferencias quede ello surjan no deben zanjarse con las armas ni por el fraude o el engano, sino, como corresponde a seres humanos, por la razonable comprension reciproca, el examen cuidadoso y objetivo de la realidad y un compromiso equitativo de los pareceres contrarios.



El problema de las minorias étnicas

94 A este capitulo de las relaciones internacionales pertenece de modo singular la tendencia politica quedes de el siglo XIX se ha ido generalizando e imponiendo, por virtud de la cual los grupos étnicos aspiran a ser duenos de si mismos y a constituir una sola nacion. Y como esta aspiracion, por muchas causas, no siempre puede realizarse, resulta de ello la frecuente presencia de minorias étnicas dentro de los limites de una nacion de raza distinta, lo cual plantea problemas de extrema gravedad.


95 En esta materia hay que afirmar claramente que todo cuanto se haga para reprimir la vitalidad y el desarrollo de tales minorias étnicas viola gravemente los deberes de la justicia. Violacion que resulta mucho mas grave aun si esos criminales atentados van dirigidos al aniquilamiento de la raza.


96 Responde, por el contrario, y plenamente, a lo que la justicia demanda: que los gobernantes se consagren a promover con eficacia los valores humanos de dichas minorias, especialmente en lo tocante a su lengua, cultura, tradiciones, recursos e iniciativas economicas[57].

[57] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1941: AAS34 (1942) 10-21.


97 Hay que advertir, sin embargo, que estas minorias étnicas, bien por la situacion que tienen que soportar a disgusto, bien por la presion de los recuerdos historicos, propenden muchas veces a exaltar mas de lo debido sus caracteristicas raciales propias, hasta el punto de anteponerlas a los valores comunes propios de todos los hombres, como si el bien de la entera familia humana hubiese de subordinarse al bien de una estirpe. Lo razonable, en cambio, es que tales grupos étnicos reconozcan también las ventajas que su actual situacion les ofrece, ya que contribuye no poco a su perfeccionamiento humano el contacto diario con los ciudadanos de una cultura distinta, cuyos valores propios puedan ir asi poco a poco asimilando. Esta asimilacion solo podra lograrse cuando las minorias se decidan a participar amistosamente en los usos y tradiciones de los pueblos que las circundan; pero no podra alcanzarse si las minorias fomentan los mutuos roces, que acarrean danos innumerables y retrasan el progreso civil de las naciones.


Las relaciones internacionales deben regirse por el principio de la solidaridad activa

Asociaciones, colaboracion e intercambios

98 Como las relaciones internacionales deben regirse por las normas de la verdad y de la justicia, por ello han de incrementarse por medio de una activa solidaridad fisica y espiritual. Esta puede lograrse mediante multiples formas de asociacion, como ocurre en nuestra época, no sin éxito, en lo que atane a la economia, la vida social y politica, la cultura, la salud y el deporte. En este punto es necesario tener a la vista que la autoridad publica, por su propia naturaleza, no se ha establecido para recluir forzosamente al ciudadano dentro de los limites geograficos de la propia nacion, sino para asegurar ante todo el bien comun, el cual no puede ciertamente separarse del bien propio de toda la familia humana.


99 Esto implica que las comunidades politicas, al procurar sus propios intereses, no solamente no deben perjudicar a las demas, sino que también todas ellas han de unir sus propositos y esfuerzos, siempre que la accion aislada de alguna no baste para conseguirlos fines apetecidos; en esto hay que prevenir con todo empeno que lo que es ventajoso para ciertas naciones no acarree a las otras mas danos que utilidades.


100 Por ultimo, el bien comun universal requiere que en cada nacion se fomente toda clase de intercambios entre los ciudadanos y los grupos intermedios. Porque, existiendo en muchas partes del mundo grupos étnicos mas o menos diferentes, hay que evitar que se impida la comunicacion mutua entre las personas que pertenecen a unas u otras razas; lo cual esta en abierta oposicion con el caracter de nuestra época, que ha borrado, o casi borrado, las distancias internacionales. No ha de olvidarse tampoco que los hombres de cualquier raza poseen, ademas de los caracteres propios que los distinguen de los demas, otros e importantisimos que les son comunes con todos los hombres, caracteres que pueden mutuamente desarrollarse y perfeccionarse, sobre todo en lo que concierne a los valores del espiritu. Tienen, por tanto, el deber y el derecho de convivir con cuantos estan socialmente unidos a ellos.


101 Es un hecho de todos conocido que en algunas regiones existe evidente desproporcion entre la extension de tierras cultivables y el numero de habitantes; en otras, entre las riquezas del suelo y los instrumentos disponibles para el cultivo; por consiguiente, es preciso que haya una colaboracion internacional para procurar un facil intercambio de bienes, capitales y personas[58].

[58] Cf. Juan XXIII, Mater et magistra: AAS53 (1961)
MM 439.


102 En tales casos, juzgamos lo mas oportuno que, en la medida posible, el capital busque al trabajador, y no al contrario. Porque asi se ofrece a muchas personas la posibilidad de mejorar su situacion familiar, sin verse constrenidas a emigrar penosamente a otros paises, abandonando el suelo patrio, y emprender una nueva vida, adaptandose a las costumbres de un medio distinto.

La situacion de los exiliados politicos

103 El paterno amor con que Dios nos mueve a amar a todos los hombres nos hace sentir una profunda afliccion ante el infortunio de quienes se ven expulsados de su patria por motivos politicos. La multitud de estos exiliados, innumerables sin duda en nuestra época, se ve acompanada constantemente por muchos e increibles dolores.


104 Tan triste situacion demuestra que los gobernantes de ciertas naciones restringen excesivamente los limites de la justa libertad, dentro de los cuales es licito al ciudadano vivir con decoro una vida humana. Mas aun: en tales naciones, a veces, hasta el derecho mismo a la libertad se somete a discusion o incluso queda totalmente suprimido. Cuando esto sucede, todo el recto orden de la sociedad civil se subvierte; por que la autoridad publica esta destinada, por su propia naturaleza, a asegurar el bien de la comunidad, cuyo deber principal es reconocer el ambito justo de la libertad y salvaguardar santamente sus derechos.



105
Por esta causa, no esta demas recordar aqui a todos que los exiliados politicos poseen la dignidad propia de la persona y se les deben reconocer los derechos consiguientes, los cuales no han podido perder por haber sido privados de la ciudadania en su nacion respectiva.


106 Ahora bien, entre los derechos de la persona humana debe contarse también el de que pueda licitamente cualquiera emigrar a la nacion donde espere que podra atender mejor a si mismo y a su familia. Por lo cual es un deber de las autoridades publicas admitir a los extranjeros que llegan y, en cuanto lo permita el verdadero bien de su comunidad, favorecerlos propositos de quienes pretenden incorporarse a ella como nuevos miembros.


107 Por estas razones, aprovechamos la presente oportunidad para alabar publicamente todas las iniciativas promovidas por la solidaridad humana o por la cristiana caridad y dirigidas a aliviarlos sufrimientos de quienes se ven forzados a abandonar sus paises.


108 Y no podemos dejar de invitara todos los hombres de buen sentido a alabar las instituciones internacionales que se consagran integramente a tan trascendental problema.

La carrera de armamentos y el desarme

109 En sentido opuesto vemos, con gran dolor, como en las naciones economicamente mas desarrolladas se han estado fabricando, y se fabrican todavia, enormes armamentos, dedicando a su construccion una suma inmensa de energias espirituales y materiales. Con esta politica resulta que, mientras los ciudadanos de tales naciones se ven obligados a soportar sacrificios muy graves, otros pueblos, en cambio, quedan sin las ayudas necesarias para su progreso economico y social.


110 La razon que suele darse para justificar tales preparativos militares es que hoy dia la paz, asi dicen, no puede garantizarse si no se apoya en una paridad de armamentos. Por lo cual, tan pronto como en alguna parte se produce un aumento del poderio militar, se provoca en otras una desenfrenada competencia para aumentar también las fuerzas armadas. Y si una nacion cuenta con armas atomicas, las demas procuran dotarse del mismo armamento, con igual poder destructivo.


111 La consecuencia es clara: los pueblos viven bajo un perpetuo temor, como si les estuviera amenazando una tempestad que en cualquier momento puede desencadenarse con impetu horrible. No les falta razon, porque las armas son un hecho. Y si bien parece dificilmente creible que haya hombres con suficiente osadia para tomar sobre si la responsabilidad de las muertes y de la asoladora destruccion que acarrearia una guerra, resulta innegable, en cambio, que un hecho cualquiera imprevisible puede de improviso e inesperadamente provocar el incendio bélico. Y, ademas, aunque el poderio monstruoso de los actuales medios militares disuada hoy a los hombres de emprender una guerra, siempre se puede, sin embargo, temer que los experimentos atomicos realizados con fines bélicos, si no cesan, pongan en grave peligro toda clase de vida en nuestro planeta.


112 Por lo cual la justicia, la recta razon y el sentido de la dignidad humana exigen urgentemente que cese ya la carrera de armamentos; que, de un lado y de otro, las naciones que los poseen los reduzcan simultaneamente; que se prohiban las armas atomicas; que, por ultimo, todos los pueblos, en virtud de un acuerdo, lleguen a un desarme simultaneo, controlado por mutuas y eficaces garantias. No se debe permitir -advertia nuestro predecesor, de feliz memoria, Pio XII- que la tragedia de una guerra mundial, con sus ruinas economicas y sociales y sus aberraciones y perturbaciones morales, caiga por tercera vez sobre la humanidad[59].

[59] Cf. Pio XII, radiomensaje de 1941: AAS 34 (1942) 25; y Benedicto XV, Exhortacion a los gobernantes de las naciones en guerra, 1 de agosto de 1917: AAS 9 (1917) 18.


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