Pacem in terris ES 113


113 Todos deben, sin embargo, convencerse que ni el cese en la carrera de armamentos, ni la reduccion de las armas, ni, lo que es fundamental, el desarme general son posibles si este desarme no es absolutamente completo y llega hasta las mismas conciencias; es decir, si no se esfuerzan todos por colaborar cordial y sinceramente en eliminar de los corazones el temor y la angustiosa perspectiva de la guerra. Esto, a su vez, requiere que esa norma suprema que hoy se sigue para mantenerla paz se sustituya por otra completamente distinta, en virtud de la cual se reconozca que una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas militares, sino unicamente en la confianza reciproca. Nos confiamos que es éste un objetivo asequible. Se trata, en efecto, de una exigencia que no solo esta dictada por las normas de la recta razon, sino que ademas es en si misma deseable en grado sumo y extraordinariamente fecunda en bienes.


114 Es, en primer lugar, una exigencia dictada por la razon. En realidad, como todos saben, o deberian saber, las relaciones internacionales, como las relaciones individuales, han de regirse no por la fuerza de las armas, sino por las normas de la recta razon, es decir, las normas de la verdad, de la justicia y de una activa solidaridad.


115 Decimos, en segundo lugar, que es un objetivo sumamente deseable. ¿Quién, en efecto, no anhela con ardentisimos deseos que se eliminen los peligros de una guerra, se conserve incolume la paz y se consolide ésta con garantias cada dia mas firmes?


116 Por ultimo, este objetivo es extraordinariamente fecundo en bienes, porque sus ventajas alcanzan a todos sin excepcion, es decir, a cada persona, a los hogares, a los pueblos, a la entera familia humana. Como lo advertia nuestro predecesor Pio XII con palabras de aviso que todavia resuenan vibrantes en nuestros oidos: Nada se pierde con la paz; todo puede perderse con la guerra[60].

[60] Cf. Pio XII, radiomensaje navideno de 1939: AAS31 (1939) 334.


117 Por todo ello, Nos, como vicario de Jesucristo, Salvador del mundo y autor de la paz, interpretando los mas ardientes votos de toda la familia humana y movido por un paterno amor hacia todos los hombres, consideramos deber nuestro rogar y suplicar a 1a humanidad entera, y sobre todo a los gobernantes, que no perdonen esfuerzos ni fatigas hasta lograr que el desarrollo de la vida humana concuerde con la razon y la dignidad del hombre.


118 Que en las asambleas mas previsoras y autorizadas se examine a fondo la manera de lograr que las relaciones internacionales se ajusten en todo el mundo a un equilibrio mas humano, o sea a un equilibrio fundado en la confianza reciproca, la sinceridad en los pactos y el cumplimiento de las condiciones acordadas. Examinese el problema en toda su amplitud, de forma que pueda lograrse un punto de arranque solido para iniciar una serie de tratados amistosos, firmes y fecundos.


119 Por nuestra parte, Nos no cesaremos de rogar a Dios para que su sobrenatural ayuda dé prosperidad fecunda a estos trabajos.



Las relaciones internacionales deben regirse por la libertad

120 Hay que indicar otro principio: el de que las relaciones internacionales deben ordenarse segun una norma de libertad. El sentido de este principio es que ninguna nacion tiene derecho a oprimir injustamente a otras o a interponerse de forma indebida en sus asuntos. Por el contrario, es indispensable que todas presten ayuda a las demas, a fin de que estas ultimas adquieran una conciencia cada vez mayor de sus propios deberes, acometan nuevas y utiles empresas y actuen como protagonistas de su propio desarrollo en todos los sectores.


121 Habida cuenta de la comunidad de origen, de redencion cristiana y de fin sobrenatural que vincula mutuamente a todos los hombres y los llama a constituir una sola familia cristiana, hemos exhortado en la enciclica Mater et magistra a las comunidades politicas economicamente mas desarrolladas a colaborar de multiples formas con aquellos paises cuyo desarrollo economico esta todavia en curso[61].

[61] Cf. AAS 53 (1961) 440-441.


122 Reconocemos ahora, con gran consuelo nuestro, que tales invitaciones han tenido amplia acogida, y confiamos que seguiran encontrando aceptacion aun mas extensa todavia en el futuro, de tal manera que aun los pueblos mas necesitados alcancen pronto un desarrollo economico tal, que permita a sus ciudadanos llevar una vida mas conforme con la dignidad humana.


123 Pero siempre ha de tenerse muy presente una cautela: que esa ayuda a las demas naciones debe prestarse de tal forma que su libertad quede incolume y puedan ellas ser necesariamente las protagonistas decisivas y las principales responsables de la labor de su propio desarrollo economico y social.


124 En este punto, nuestro predecesor, de feliz memoria, Pio XII dejo escrito un saludable aviso: Un nuevo orden, fundado sobre los principios morales, prohibe absolutamente la lesion de la libertad, de la integridad y de la seguridad de otras naciones, cualesquiera que sean su extension territorial y su capacidad defensiva. Si es inevitable que los grandes Estados, por sus mayores posibilidades y su poderio, tracen el camino para la constitucion de grupos economicos entre ellos y naciones mas pequenas y mas débiles, es, sin embargo, indiscutible -como para todos en el marco del interés general- el derecho de éstas al respeto de su libertad en el campo politico, a la eficaz guarda de aquella neutralidad en los conflictos entre los Estados que les corresponde segun el derecho natural y de gentes, a la tutela de su propio desarrollo economico, pues tan solo asi podran conseguir adecuadamente el bien comun, el bienestar material y espiritual del propio pueblo [62].

[62] Pio XII, radiomensaje navideno de 1941: AAS 34 (1942) 16-17.


125 Asi, pues, es necesario que las naciones mas ricas, al socorrer de multiples formas a las mas necesitadas, respeten con todo esmero las caracteristicas propias de cada pueblo y sus instituciones tradicionales, e igualmente se abstengan de cualquier intento de dominio politico. Haciéndolo asi, se contribuira no poco a formar una especie de comunidad de todos los pueblos, dentro de la cual cada Estado, consciente de sus deberes y de sus derechos, colaborara, en plano de igualdad, en pro de la prosperidad de todos los demas paises[63].

[63] Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53 (1961)
MM 443.


Convicciones y esperanzas de la hora actual

126 Se ha ido generalizando cada vez mas en nuestros tiempos la profunda conviccion de que las diferencias que eventualmente surjan entre los pueblos deben resolverse no con las armas, sino por medio de negociaciones y convenios.


127 Esta conviccion, hay que confesarlo, nace, en la mayor parte de los casos, de la terrible potencia destructora que los actuales armamentos poseen y del temor a las horribles calamidades y ruinas que tales armamentos acarrearian. Por esto, en nuestra época, que se jacta de poseer la energia atomica, resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado.


128 Sin embargo, vemos, por desgracia, muchas veces como los pueblos se ven sometidos al temor como a ley suprema, e invierten, por lo mismo, grandes presupuestos en gastos militares. justifican este proceder -y no hay motivo para ponerlo en duda- diciendo que no es el proposito de atacar el que los impulsa, sino el de disuadir a los demas de cualquier ataque.


129 Esto no obstante, cabe esperar que los pueblos, por medio de relaciones y contactos institucionalizados, lleguen a conocer mejor los vinculos sociales con que la naturaleza humana los une entre si y a comprender con claridad creciente que entre los principales deberes de la comun naturaleza humana hay que colocar el de que las relaciones individuales e internacionales obedezcan al amor y no al temor, porque ante todo es propio del amor llevar a los hombres a una sincera y multiple colaboracion material y espiritual, de la que tantos bienes pueden derivarse para ellos.


IV. ORDENACION DE LAS RELACIONES MUNDIALES


La interdependencia de los Estados en lo social, politico y economico

130 Los recientes progresos de la ciencia y de la técnica, que han logrado repercusion tan profunda en la vida humana, estimulan a los hombres, en todo el mundo, a unir cada vez mas sus actividades y asociarse entre si. Hoy dia ha experimentado extraordinario aumento el intercambio de productos, ideas y poblaciones. Por esto se han multiplicado sobremanera las relaciones entre los individuos, las familias y las asociaciones intermedias de las distintas naciones, y se han aumentado también los contactos entre los gobernantes de los diversos paises. Al mismo tiempo se ha acentuado la interdependencia entre las multiples economias nacionales; los sistemas economicos de los pueblos se van cohesionando gradualmente entre si, hasta el punto de quede todos ellos resulta una especie de economia universal; en fin, el progreso social, el orden, la seguridad y la tranquilidad de cualquier Estado guardan necesariamente estrecha relacion con los de los demas.


131 En tales circunstancias es evidente que ningun pais puede, separado de los otros, atender como es debido a su provecho y alcanzar de manera completa su perfeccionamiento. Porque la prosperidad o el progreso de cada pais son en parte efecto y en parte causa de la prosperidad y del progreso de los demas pueblos.


La autoridad politica es hoy insuficiente para lograr el bien comun universal

132 Ninguna época podra borrar la unidad social de los hombres, puesto que consta de individuos que poseen con igual derecho una misma dignidad natural. Por esta causa, sera siempre necesario, por imperativos de la misma naturaleza, atender debidamente al bien universal, es decir, al que afecta a toda la familia humana.


133 En otro tiempo, los jefes de los Estados pudieron, al parecer, velar suficientemente por el bien comun universal; para ello se valian del sistema de las embajadas, las reuniones y conversaciones de sus politicos mas eminentes, los pactos y convenios internacionales. En una palabra, usaban los métodos y procedimientos que senalaban el derecho natural, el derecho de gentes o el derecho internacional comun.


134 En nuestros dias, las relaciones internacionales han sufrido grandes cambios. Porque, de una parte, el bien comun de todos los pueblos plantea problemas de suma gravedad, dificiles y que exigen inmediata solucion, sobre todo en lo referente a la seguridad y la paz del mundo entero; de otra, los gobernantes de los diferentes Estados, como gozan de igual derecho, por mas que multipliquen las reuniones y los esfuerzos para encontrar medios juridicos mas aptos, no lo logran en grado suficiente, no porque les falten voluntad y entusiasmo, sino porque su autoridad carece del poder necesario.


135 Por consiguiente, en las circunstancias actuales de la sociedad, tanto la constitucion y forma de los Estados como el poder que tiene la autoridad publica en todas las naciones del mundo deben considerarse insuficientes para promover el bien comun de los pueblos.



Es necesaria una autoridad publica de alcance mundial

136 Ahora bien, si se examinan con atencion, por una parte, el contenido intrinseco del bien comun, y, por otra, la naturaleza y el ejercicio de la autoridad publica, todos habran de reconocer que entre ambos existe una imprescindible conexion. Porque el orden moral, de la misma manera que exige una autoridad publica para promover el bien comun en la sociedad civil, asi también requiere que dicha autoridad pueda lograrlo efectivamente. De aqui nace que las instituciones civiles -en medio de las cuales la autoridad publica se desenvuelve, actua y obtiene su fin- deben poseer una forma y eficacia tales que puedan alcanzar el bien comun por las vias y los procedimientos mas adecuados a las distintas situaciones de la realidad.


137 Y como hoy el bien comun de todos los pueblos plantea problemas que afectan a todas las naciones, y como semejantes problemas solamente puede afrontarlos una autoridad publica cuyo poder, estructura y medios sean suficientemente amplios y cuyo radio de accion tenga un alcance mundial, resulta, en consecuencia, que, por imposicion del mismo orden moral, es preciso constituir una autoridad publica general.



La autoridad mundial debe establecerse por acuerdo general de las naciones

138 Esta autoridad general, cuyo poder debe alcanzar vigencia en el mundo entero y poseer medios idoneos para conducir al bien comun universal, ha de establecerse con el consentimiento de todas las naciones y no imponerse por la fuerza. La razon de esta necesidad reside en que, debiendo tal autoridad desempenar eficazmente su funcion, es menester que sea imparcial para todos, ajena por completo a los partidismos y dirigida al bien comun de todos los pueblos. Porque si las grandes potencias impusieran por la fuerza esta autoridad mundial, con razon seria de temer que sirviese al provecho de unas cuantas o estuviese del lado de una nacion determinada, y por ello el valor y la eficacia de su actividad quedarian comprometidos. Aunque las naciones presenten grandes diferencias entre si en su grado de desarrollo economico o en su potencia militar, defienden, sin embargo, con singular energia la igualdad juridica y la dignidad de su propia manera de vida. Por esto, con razon, los Estados no se resignan a obedecer a los poderes que se les imponen por la fuerza, o a cuya constitucion no han contribuido, o a los que no se han adherido libremente.



La autoridad mundial debe proteger los derechos de la persona humana

139 Asi como no se puede juzgar del bien comun de una nacion sin tener en cuenta la persona humana, lo mismo debe decirse del bien comun general; por lo que la autoridad publica mundial ha de tender principalmente a que los derechos de la persona humana se reconozcan, se tengan en el debido honor, se conserven incolumes y se aumenten en realidad. Esta proteccion de los derechos del hombre puede realizarla o la propia autoridad mundial por si misma, si la realidad lo permite, o bien creando en todo el mundo un ambiente dentro del cual los gobernantes de los distintos paises puedan cumplir sus funciones con mayor facilidad.


El principio de subsidiariedad en el plano mundial

140 Ademas, asi como en cada Estado es preciso que las relaciones que median entre la autoridad publica y los ciudadanos, las familias y los grupos intermedios, se regulen y gobiernen por el principio de la accion subsidiaria, es justo que las relaciones entre la autoridad publica mundial y las autoridades publicas de cada nacion se regulen y rijan por el mismo principio. Esto significa que la mision propia de esta autoridad mundial es examinar y resolver los problemas relacionados con el bien comun universal en el orden economico, social, politico o cultural, ya que estos problemas, por su extrema gravedad, amplitud extraordinaria y urgencia inmediata, presentan dificultades superiores a las que pueden resolver satisfactoriamente los gobernantes de cada nacion.


141 Es decir, no corresponde a esta autoridad mundial limitar la esfera de accion o invadir la competencia propia de la autoridad publica de cada Estado. Por el contrario, la autoridad mundial debe procurar que en todo el mundo se cree un ambiente dentro del cual no solo los poderes publicos de cada nacion, sino también los individuos y los grupos intermedios, puedan con mayor seguridad realizar sus funciones, cumplir sus deberes y defender sus derechos[64].

[64] Pio XII, alocucion a los jovenes de la Accion Catolica Italiana, 12 de septiembre de 1948: AAS 40 (1948) 412.



La organizacion de las Naciones Unidas

142 Como es sabido, e1 26 de junio de 1945 se creo 1a Organizacion de las Naciones Unidas, conocida con la sigla ONU, a la que se agregaron después otros organismos inferiores, compuestos de miembros nombrados por la autoridad publica de las diversas naciones; a éstos les han sido confiadas misiones de gran importancia y de alcance mundial en lo referente a la vida economica y social, cultural, educativa y sanitaria. Sin embargo, el objetivo fundamental que se confio a la Organizacion de las Naciones Unidas es asegurar y consolidar la paz internacional, favorecer y desarrollar las relaciones de amistad entre los pueblos, basadas en los principios de igualdad, mutuo respeto y multiple colaboracion en todos los sectores de la actividad humana.


143 Argumento decisivo de la mision de la ONU es la Declaracion universal de los derechos del hombre, que la Asamblea general ratifico el 10 de diciembre de 1948. En el preambulo de esta Declaracion se proclama como objetivo basico, que deben proponerse todos los pueblos y naciones, el reconocimiento y el respeto efectivo de todos los derechos y todas las formas de la libertad recogidas en tal Declaracion.


144 No se nos oculta que ciertos capitulos de esta Declaracion han suscitado algunas objeciones fundadas. juzgamos, sin embargo, que esta Declaracion debe considerarse un primer paso introductorio para el establecimiento de una constitucion juridica y politica de todos los pueblos del mundo. En dicha Declaracion se reconoce solemnemente a todos los hombres sin excepcion la dignidad de la persona humana y se afirman todos los derechos que todo hombre tiene a buscar libremente la verdad, respetar las normas morales, cumplir los deberes de la justicia, observar una vida decorosa y otros derechos intimamente vinculados con éstos.


145 Deseamos, pues, vehementemente que la Organizacion de las Naciones Unidas pueda ir acomodando cada vez mejor sus estructuras y medios a la amplitud y nobleza de sus objetivos. ¡Ojala llegue pronto el tiempo en que esta Organizacion pueda garantizar con eficacia los derechos del hombre!, derechos que, por brotar inmediatamente de la dignidad de la persona humana, son universales, inviolables e inmutables. Tanto mas cuanto que hoy los hombres, por participar cada vez mas activamente en los asuntos publicos de sus respectivas naciones, siguen con creciente interés la vida de los demas pueblos y tienen una conciencia cada dia mas honda de pertenecer como miembros vivos a la gran comunidad mundial.



V. NORMAS PARA LA ACCION TEMPORAL DEL CRISTIANO


Presencia activa en todos los campos

146 Al llegar aqui exhortamos de nuevo a nuestros hijos a participar activamente en la vida publica y colaborar en el progreso del bien comun de todo el género humano y de su propia nacion. Iluminados por la luz de la fe cristiana y guiados por la caridad, deben procurar con no menor esfuerzo que las instituciones de caracter economico, social, cultural o politico, lejos de crear a los hombres obstaculos, les presten ayuda positiva para su personal perfeccionamiento, asi en el orden natural como en el sobrenatural.


Cultura, técnica y experiencia

147 Sin embargo, para imbuir la vida publica de un pais con rectas normas y principios cristianos, no basta que nuestros hijos gocen de la luz sobrenatural de la fe y se muevan por el deseo de promover el bien; se requiere, ademas, que penetren en las instituciones de la misma vida publica y actuen con eficacia desde dentro de ellas.


148 Pero como la civilizacion contemporanea se caracteriza sobre todo por un elevado indice cientifico y técnico, nadie puede penetrar en las instituciones publicas si no posee cultura cientifica, idoneidad técnica y experiencia profesional.


Virtudes morales y valores del espiritu

149 Todas estas cualidades deben ser consideradas insuficientes por completo para dar a las relaciones de la vida diaria un sentido mas humano, ya que este sentido requiere necesariamente como fundamento la verdad; como medida, la justicia; como fuerza impulsora, la caridad, y como habito normal, la libertad.


150 Para que los hombres puedan practicar realmente estos principios han de esforzarse, lo primero, por observar, en el desempeno de sus actividades temporales, las leyes propias de cada una y los métodos que responden a su especifica naturaleza; lo segundo, han de ajustar sus actividades personales al orden moral y, por consiguiente, han de proceder como quien ejerce un derecho o cumple una obligacion. Mas aun: la razon exige que los hombres, obedeciendo a los designios providenciales de Dios relativos a nuestra salvacion y teniendo muy en cuenta los dictados de la propia conciencia, se consagren a la accion temporal, conjugando plenamente las realidades cientificas, técnicas y profesionales con los bienes superiores del espiritu.



Coherencia entre la fe y la conducta

151 Es también un hecho evidente que, en las naciones de antigua tradicion cristiana, las instituciones civiles florecen hoy con un indudable progreso cientifico y poseen en abundancia los instrumentos precisos para llevar a cabo cualquier empresa; pero con frecuencia se observa en ellas un debilitamiento del estimulo y de la inspiracion cristiana.


152 Hay quien pregunta, con razon, como puede haberse producido este hecho. Porque a la institucion de esas leyes contribuyeron no poco, y siguen contribuyendo aun, personas que profesan la fe cristiana y que, al menos en parte, ajustan realmente su vida a las normas evangélicas. La causa de este fenomeno creemos que radica en la incoherencia entre su fe y su conducta. Es, por consiguiente, necesario que se restablezca en ellos la unidad del pensamiento y de la voluntad, de tal forma que su accion quede anima da al mismo tiempo por la luz de la fe y el impulso de la caridad.


153 La inconsecuencia que demasiadas veces ofrecen los cristianos entre su fe y su conducta, juzgamos que nace también de su insuficiente formacion en la moral y en la doctrina cristiana. Porque sucede con demasiada frecuencia en muchas partes que los fieles no dedican igual intensidad a la instruccion religiosa y a la instruccion profana; mientras en ésta llegan a alcanzar los grados superiores, en aquélla no pasan ordinariamente del grado elemental. Es, por tanto, del todo indispensable que la formacion de la juventud sea integral, continua y pedagogicamente adecuada, para que la cultura religiosa y la formacion del sentido moral vayan a la par con el conocimiento cientifico y con el incesante progreso de la técnica. Es, ademas, necesario que los jovenes se formen para el ejercicio adecuado de sus tareas en el orden profesional[65].

[65] Cf. Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53 (1961)
MM 454.



Dinamismo creciente en la accion temporal

154 Es ésta, sin embargo, ocasion oportuna para hacer una advertencia acerca de las grandes dificultades que supone el comprender correctamente las relaciones que existen entre los hechos humanos y las exigencias de la justicia; esto es, la determinacion exacta de las medidas graduales y de las formas segun las cuales deban aplicarse los principios doctrinales y los criterios practicos a la realidad presente de la convivencia humana.


155 La exactitud en la determinacion de esas medidas graduales y de esas formas es hoy dia mas dificil, porque nuestra época, en la que cada uno debe prestar su contribucion al bien comun universal, es una época de agitacion acelerada. Por esta causa, el esfuerzo por ver como se ajustan cada vez mejor las realidades sociales a las normas de la justicia es un trabajo de cada dia. Y, por lo mismo, nuestros hijos deben prevenirse frente al peligro de creer que pueden ya detenerse y descansar satisfechos del camino recorrido.


156 Por el contrario, todos los hombres han de pensar que lo hasta aqui hecho no basta para lo que las necesidades piden, y, por tanto, deben acometer cada dia empresas de mayor volumen y mas adecuadas en los siguientes campos: empresas productoras, asociaciones sindicales, corporaciones profesionales, sistemas publicos de seguridad social, instituciones culturales, ordenamiento juridico, regimenes politicos, asistencia sanitaria, deporte y, finalmente, otros sectores semejantes. Son todas ellas exigencias de esta nuestra época, época del atomo y de las conquistas espaciales, en la que la humanidad ha iniciado un nuevo camino con perspectivas de una amplitud casi infinita.



Relaciones de los catolicos con los no-catolicos

Fidelidad y colaboracion

157 Los principios hasta aqui expuestos brotan de la misma naturaleza de las cosas o proceden casi siempre de la esfera de los derechos naturales. Por ello sucede con bastante frecuencia que los catolicos, en la aplicacion practica de estos principios, colaboran dé multiples maneras con los cristianos separados de esta Sede Apostolica o con otros hombres que, aun careciendo por completo de la fe cristiana, obedecen, sin embargo, a la razon y poseen un recto sentido de la moral natural. En tales ocasiones procuren los catolicos ante todo ser siempre consecuentes consigo mismos y no aceptar jamas compromisos que puedan danar la integridad de la religion o de la moral. Deben, sin embargo, al mismo tiempo, mostrarse animados de espiritu de comprension para las opiniones ajenas, plenamente desinteresados y dispuestos a colaborar lealmente en la realizacion de aquellas obras que sean por naturaleza buenas o al menos puedan conducir al bien[66]

[66] Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53 (1961)
MM 456.



Distinguir entre el error y el que lo profesa

158 Importa distinguir siempre entre el error y el hombre que lo profesa, aunque se trate de personas que desconocen por entero la verdad o la conocen solo a medias en el orden religioso o en el orden de la moral practica. Porque el hombre que yerra no que da por ello despojado de su condicion de hombre, ni automaticamente pierde jamas su dignidad de persona, dignidad que debe ser tenida siempre en cuenta. Ademas, en la naturaleza humana nunca desaparece la capacidad de superar el error y de buscar el camino de la verdad. Por otra parte, nunca le faltan al hombre las ayudas de la divina Providencia en esta materia. Por lo cual bien puede suceder que quien hoy carece de la luz de la fe o profesa doctrinas equivocadas, pueda manana, iluminado por la luz divina, abrazar la verdad. En efecto, si los catolicos, por motivos puramente externos, establecen relaciones con quienes o no creen en Cristo o creen en El deforma equivocada, porque viven en el error, pueden ofrecerles una ocasion o un estimulo para alcanzarla verdad.



Distinguir entre filosofias y corrientes historicas

159 En segundo lugar, es también completamente necesario distinguir entre las teorias filosoficas falsas sobre la naturaleza, el origen, el fin del mundo y del hombre y las corrientes de caracter economico y social, cultural o politico, aunque tales corrientes tengan su origen e impulso en tales teorias filosoficas. Porque una doctrina, cuando ha sido elaborada y definida, ya no cambia. Por el contrario, las corrientes referidas, al desenvolverse en medio de condiciones mudables, se hallan sujetas por fuerza a una continua mudanza. Por lo demas, ¿quién puede negar que, en la medida en que tales corrientes se ajusten a los dictados de la recta razon y reflejen fielmente las justas aspiraciones del hombre, puedan tener elementos moralmente positivos dignos de aprobacion?



Utilidad de estos contactos

160 Por las razones expuestas, puede a veces suceder que ciertos contactos de orden practico que hasta ahora parecian totalmente inutiles, hoy, por el contrario, sean realmente provechosos o se prevea que pueden llegar a serlo en el futuro. Pero determinar si tal momento ha llegado o no, y ademas establecer las formas y las etapas con las cuales deban realizarse estos contactos en orden a conseguir metas positivas en el campo economico y social o en el campo cultural o politico, son decisiones que solo puede dar la prudencia, virtud moderadora de todas las que rigen la vida humana, asi en el plano individual como en la esfera social. Por lo cual, cuando se trata delos catolicos, la decision en estas materias corresponde principalmente a aquellas personas que ocupan puestos de mayor influencia en el plano politico y en el dominio especifico en que se plantean estas cuestiones. Solo se les impone una condicion: la de que respeten los principios del derecho natural, observen la doctrina social que la Iglesia ensena y obedezcan las directrices de las autoridades eclesiasticas. Porque nadie debe olvidar que la Iglesia tiene el derecho y al mismo tiempo el deber de tutelarlos principios de la fe y de la moral, y también el de interponer su autoridad cerca de los suyos, aun en la esfera del orden temporal, cuando es necesario juzgar como deben aplicarse dichos principios a los casos concretos[67].

[67] Cf. Juan XXIII, Mater et magistra: AAS 53 (1961)
MM 456. Cf. etiam Leon XIII, Immortale Dei: AL 5,128 (Roma 1885); Pio XI, Ubi arcano: AAS14 (1922) 698; y Pio XII, locucion al Congreso internacional de mujeres catolicas, 11 de septiembre de 1947: AAS39 (1947) 486.


Evolucion, no revolucion

161 No faltan en realidad hombres magnanimos que, ante situaciones que concuerdan poco o nada con las exigencias de la justicia, se sienten encendidos por un deseo de reforma total y se lanzan a ella con tal impetu, que casi parece una revolucion politica.


162 Queremos que estos hombres tengan presente que el crecimiento paulatino de todas las cosas es una ley impuesta por la naturaleza y que, por tanto, en el campo de las instituciones humanas no puede lograrse mejora alguna si no es partiendo paso a paso desde el interior delas instituciones. Es éste precisamente el aviso queda nuestro predecesor, de feliz memoria, Pio XII, con las siguientes palabras: No en la revolucion, sino en una evolucion concorde, estan la salvacion y la justicia. La violencia jamas ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas; acumular odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes, y ha precipitado a los hombres y a los partidos a la dura necesidad de reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los destrozos de la discordia[68].

[68] Pio XII, alocucion a los trabajadores italianos en la fiesta de Pentecostés, 13 de juniode 1943: AAS35 (1943) 175.


Llamamiento a una tarea gloriosa y necesaria

163 Por tanto, entre las tareas mas graves de los hombres de espiritu generoso hay que incluir, sobre todo, la de establecer un nuevo sistema de relaciones en la sociedad humana, bajo el magisterio y la égida de la verdad, la justicia, la caridad y la libertad: primero, entre los individuos; en segundo lugar, entre los ciudadanos y sus respectivos Estados; tercero, entre los Estados entre si, y, finalmente, entre los individuos, familias, entidades intermedias y Estados particulares, de un lado, y de otro, la comunidad mundial. Tarea sin duda gloriosa, porque con ella podra consolidarse la paz verdadera segun el orden establecido por Dios.


164 De estos hombres, demasiado pocos sin duda para las necesidades actuales, pero extraordinariamente beneméritos de la convivencia humana, es justo que Nos hagamos un publico elogio y al mismo tiempo les invitemos con urgencia a proseguir tan fecunda empresa. Pero al mismo tiempo abrigamos la esperanza de que otros muchos hombres, sobre todo cristianos, acuciados por un deber de conciencia y por la caridad, se uniran a ellos. Porque es sobremanera necesario que en la sociedad contemporanea todos los cristianos sin excepcion sean como centellas de luz, viveros de amor y levadura para toda la masa. Efecto que sera tanto mayor cuanto mas estrecha sea la union de cada alma con Dios.


165 Porque la paz no puede darse en la sociedad humana si primero no se da en el interior de cada hombre, es decir, si primero no guarda cada uno en si mismo el orden que Dios ha establecido. A este respecto pregunta San Agustin: ¿Quiere tu alma ser capaz de vencer las pasiones? Que se someta al que esta arriba y vencera al que esta abajo; y se hara la paz en ti; una paz verdadera, cierta, ordenada. ¿Cual es el orden de esta paz? Dios manda sobre el alma; el alma, sobre la carne; no hay orden mejor[69].

[69] Miscelanea Augustiniana...: Sancti Augustini, Sermones post Maurino reperti p.633 (Roma 1930).



Pacem in terris ES 113