Levítico (BPD) 23

23 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Habla en estos términos a los israelitas:
Estas son mis fiestas, las fiestas del Señor en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas:
3
Durante seis días se trabajará, pero el séptimo será un día de reposo, de asamblea litúrgica, en el que ustedes no harán ningún trabajo. Será un sábado consagrado al Señor, cualquiera sea el lugar donde habiten.

La Pascua y los Ácimos

4 Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes:
5
En el primer mes, el día catorce, al ponerse el sol, se celebrará la Pascua del Señor, 6 y el quince de ese mismo mes tendrá lugar la fiesta de los Ácimos en honor del Señor. Durante siete días comerán panes sin levadura. 7 El primer día tendrán una asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo servil. 8 Durante siete días ofrecerán una ofrenda que se quema para el Señor. El séptimo día habrá una asamblea litúrgica y ustedes no harán ningún trabajo servil.

La ofrenda de la primera gavilla

9 El Señor dijo a Moisés: 10 Habla en estos términos a los israelitas:
Cuando entren en la tierra que yo les doy y cuando recojan la cosecha, entregarán al sacerdote la primera gavilla. 11
El día siguiente al sábado, él la ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, para que les sea aceptada; 12 y ese mismo día ustedes sacrificarán como holocausto al Señor un cordero de un año y sin defecto. 13 Juntamente con él, presentarán –como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor– una oblación consistente en dos décimas de harina de la mejor calidad mezclada con aceite; y añadirán como libación un litro y medio de vino. 14 Antes de ese día, o sea, antes de entregar la ofrenda de su Dios, no comerán pan, grano tostado ni espigas tiernas. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten.

La Fiesta de las Semanas

15 También contarán siete semanas, a partir del día en que entreguen la gavilla ofrecida con el gesto de presentación, o sea a partir del día siguiente al sábado. Las semanas deberán ser completas. 16 Por eso tendrán que contar hasta el día siguiente al séptimo sábado: cincuenta días en total. Entonces ofrecerán al Señor una ofrenda de grano nuevo. 17 Ustedes traerán desde sus casas dos panes, para que sean ofrecidos con el gesto de presentación. Cada pan deberá estar preparado con dos décimas de harina de la mejor calidad y cocido después de fermentar: son las primicias para el Señor. 18 Junto con el pan, ofrecerán en holocausto al Señor siete corderos de un año y sin defecto, un novillo y dos carneros, con sus correspondientes oblaciones y libaciones, como ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 19 También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. 20 El sacerdote los ofrecerá al Señor con el gesto de presentación, junto con el pan de las primicias y dos corderos. Todo esto es una cosa consagrada al Señor y pertenecerá al sacerdote. 21 Ese mismo día harán una convocatoria: ustedes tendrán una asamblea litúrgica y no se podrá realizar ningún trabajo servil. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten.
22
En el momento de recoger la cosecha de tu tierra, no segarás todo el campo hasta sus bordes, ni volverás a buscar las espigas caídas: las dejarás para el pobre y el extranjero. Yo soy el Señor, tu Dios.

El primer día del séptimo mes

23 El Señor dijo a Moisés: 24 Habla en estos términos a los israelitas:
El primer día del séptimo mes será para ustedes un día de descanso, una conmemoración anunciada con toque de trompetas, y habrá una asamblea litúrgica. 25
No harán ningún trabajo servil y presentarán una ofrenda que se quema en homenaje al Señor.

El Día de la Expiación

26 El Señor dijo a Moisés:
27
Además, el décimo día de ese séptimo mes, será el día de la Expiación. Habrá una asamblea litúrgica, observarán el ayuno y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. 28 En el transcurso de todo ese día no harán ningún trabajo, porque es el día de la Expiación, en que se practicará el rito de expiación en favor de ustedes, delante del Señor, su Dios. 29 El que no observe el ayuno a lo largo de ese día, será excluido de su pueblo. 30 Y yo haré desaparecer de su pueblo al que realice cualquier clase de trabajo. 31 Ustedes no harán ningún trabajo. Es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones, cualquiera sea el lugar donde habiten. 32 Este será para ustedes un día de descanso, en el que observarán el ayuno. El noveno día del mes por la tarde, desde esa tarde hasta la siguiente, observarán este descanso.

La Fiesta de las Chozas

33 El Señor dijo a Moisés: 34 Habla en estos términos a los israelitas:
Además, el día quince de este séptimo mes se celebrará la fiesta de las Chozas en honor del Señor, durante siete días. 35
El primer día habrá una asamblea litúrgica, y ustedes no harán ningún trabajo servil. 36 Durante siete días presentarán una ofrenda que se quema para el Señor. Al octavo día, celebrarán una asamblea litúrgica y presentarán una ofrenda que se quema para el Señor: es una asamblea solemne y ustedes no harán ningún trabajo.

Conclusión

37 Estas son las fiestas del Señor, en las que ustedes convocarán las asambleas litúrgicas y presentarán ofrendas que se queman para el Señor –holocaustos, oblaciones, sacrificios y libaciones, según corresponda a cada día– 38 además de los sábados del Señor, y de los dones, las ofrendas votivas y las ofrendas voluntarias que ustedes ofrezcan al Señor.

Apéndice sobre la Fiesta de las Chozas

39 El día quince del séptimo mes, cuando hayan cosechado los productos de la tierra, celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días. El primero y el octavo día serán de descanso. 40 El primer día ustedes tomarán frutos de los mejores árboles, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces del río, y se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, durante siete días. 41 Así celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días cada año, en el séptimo mes. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. 42 Durante siete días vivirán en chozas. Así tendrán que hacerlo todos los nativos de Israel, 43 para que las generaciones futuras sepan que yo hice vivir en chozas a los israelitas, cuando los hice salir del país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.
44
De esta manera, Moisés declaró a los israelitas cuáles eran las fiestas del Señor.

El cuidado de las lámparas

24 1 El Señor dijo a Moisés:             2 Ordena a los israelitas que traigan aceite puro de oliva molida para el candelero, a fin de que se pueda mantener encendida permanentemente una lámpara. 3 Aarón deberá prepararla en la Carpa del Encuentro, fuera del velo que está ante el Arca del Testimonio, para que arda regularmente delante del Señor, durante toda la noche. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. 4 Él dispondrá las lámparas delante del Señor, sobre el candelabro de oro puro, para que ardan regularmente.

Los panes de la ofrenda

5 Prepara además doce tortas de harina de la mejor calidad, empleando dos décimas partes de una medida para cada una. 6 Luego las depositarás en la presencia del Señor, en dos hileras de seis, sobre la mesa de oro puro; 7 y sobre cada hilera pondrás incienso puro, como un memorial del pan, como una ofrenda que se quema para el Señor. 8 Esto se dispondrá regularmente todos los sábados delante del Señor: es una obligación permanente para los israelitas. 9 Los panes serán para Aarón y sus hijos, y ellos deberán comerlos en el recinto sagrado, porque se trata de una cosa santísima. Es un derecho que Aarón tendrá siempre sobre las ofrendas que se queman para el Señor.

El castigo de la blasfemia

10 Entre los israelitas apareció un hombre, cuya madre era israelita y su padre egipcio. Al suscitarse una pelea entre este último y un israelita, 11 el hijo de la israelita blasfemó contra el Nombre, pronunciando una maldición. Entonces lo llevaron ante Moisés –su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, y era de la tribu de Dan– . 12 Y el hombre fue puesto bajo custodia, hasta tanto se pudiera tomar una decisión en virtud de un oráculo del Señor. 13 El Señor dijo a Moisés: 14 “Saca al blasfemo fuera del campamento; que todos los que lo oyeron, pongan las manos sobre su cabeza, y que toda la comunidad lo mate a pedradas. 15 Luego di a los israelitas: ‘Cualquier hombre que maldiga a su Dios, cargará con su pecado. 16 El que pronuncie una blasfemia contra el nombre del Señor será castigado con la muerte: toda la comunidad deberá matarlo a pedradas. Sea extranjero o nativo, si pronuncia una blasfemia contra el Nombre, será castigado con la muerte’”.

La ley del talión

17 El que hiera mortalmente a cualquier hombre, será castigado con la muerte.
18
El que hiera mortalmente a un animal, pagará la indemnización correspondiente: vida por vida.
19
Si alguien lesiona a su prójimo, lo mismo que él hizo se le hará a él: 20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma lesión que él haya causado al otro. 21 El que mate un animal pagará una indemnización por él, pero el que mate a un hombre, será castigado con la muerte. 22 No habrá para ustedes más que un derecho, válido tanto para el extranjero como para el nativo. Porque yo soy el señor, su Dios.

La aplicación del castigo

23 Así habló Moisés a los israelitas. Entonces ellos sacaron al blasfemo fuera del campamento y lo mataron a pedradas. De esta manera ejecutaron la orden que el Señor había dado a Moisés.

El año sabático

25 1 El Señor dijo a Moisés sobre la montaña del Sinaí: 2 Habla en estos términos a los israelitas:
Cuando entren en la tierra que yo les doy, la tierra observará un sábado en honor del Señor. 3
Durante seis años sembrarás tu campo, podarás tu viña y cosecharás sus productos. 4 Pero el séptimo año, la tierra tendrá un sábado de descanso, un sábado en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni podarás tu viña; 5 no segarás lo que vuelva a brotar de la última cosecha ni recogerás las uvas de tu viña que haya quedado sin podar: será un año de descanso para la tierra. 6 Sin embargo, podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; 7 y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos.

El año jubilar

8 Deberás contar siete semanas de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años. 9 Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes –el día de la Expiación– ustedes harán sonar la trompeta en todo el país. 10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia. 11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar; 12 porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.
13
En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad. 14 Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros. 15 Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos: 16 cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas. 17 No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.
18
Observen mis preceptos y cumplan fielmente mis leyes; así vivirán seguros en esta tierra. 19 La tierra dará sus frutos, ustedes comerán hasta quedar saciados y vivirán seguros en ella.

La Providencia divina

20 Pero tal vez ustedes se pregunten: “¿Qué comeremos el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger nuestros productos?”. 21 Yo les mandaré mi bendición en el sexto año, y este producirá una cosecha suficiente para tres años más. 22 Así, cuando ustedes siembren en el octavo año, todavía estarán comiendo el grano de aquella cosecha; y lo seguirán comiendo hasta el noveno, hasta que llegue la cosecha.

El rescate de las propiedades: las tierras

23 La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes. 24 En cualquier terreno de su propiedad, ustedes concederán el derecho de rescate sobre la tierra. 25 Si tu hermano queda en la miseria y se ve obligado a vender una parte de su propiedad, su pariente más cercano vendrá a ejercer el derecho de rescate sobre lo que ha vendido su hermano. 26 Si no tiene a nadie que pueda ejercer ese derecho, pero adquiere por sí mismo lo necesario para el rescate, 27 calculará los años transcurridos desde la venta, devolverá la diferencia al comprador, y así podrá regresar a su propiedad. 28 Si carece de medios suficientes para recuperarla, lo vendido permanecerá en poder del comprador hasta el año del jubileo, pero en el año jubilar quedará libre, y el vendedor regresará a su propiedad.

Las casas

29 Si alguien vende una vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a rescatarla durará hasta que se cumpla el año de su venta; el período del rescate durará un año entero. 30 Si no ha sido rescatada antes de transcurrido ese año, la casa pasará definitivamente al comprador y a sus descendientes, y no será rescatada en el jubileo. 31 Pero las casas de los poblados que no tienen murallas serán consideradas como el campo abierto: podrán ser rescatadas, y en el año del jubileo quedarán libres.

Las propiedades de los levitas

32 En cuanto a las ciudades de los levitas, estos tendrán siempre derecho de rescate sobre las casas que están en las ciudades de su propiedad. 33 Y si alguno de los levitas no la rescata, la casa que él vendió –y que es su propiedad– quedará libre en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son de su propiedad entre los israelitas. 34En cambio, los campos que rodean sus ciudades no podrán ser vendidos, porque son su propiedad para siempre.

Prohibición de la usura

35 Si tu hermano se queda en la miseria y no tiene con qué pagarte, tú lo sostendrás como si fuera un extranjero o un huésped, y él vivirá junto a ti. 36 No le exijas ninguna clase de interés: teme a tu Dios y déjalo vivir junto a ti como un hermano. 37 No le prestes dinero a interés, ni le des comida para sacar provecho. 38Yo soy el Señor, su Dios, el que los hizo salir de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser el Dios de ustedes.

Los servidores israelitas

39 Si tu hermano se queda en la miseria y se ve obligado a venderse a ti, no le impongas trabajos de esclavo. 40 Él estará a tu servicio como asalariado o como huésped, y trabajará para ti solamente hasta el año jubilar. 41 Entonces quedará en libertad junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la propiedad de sus padres. 42 Porque ellos son mis servidores: yo los hice salir de Egipto, y por eso no deben ser vendidos como esclavos. 43 Tú no ejercerás sobre tu hermano un poder despótico, sino que temerás a tu Dios.

Los esclavos extranjeros

44 Los esclavos y esclavas que ustedes tengan, provendrán de las naciones vecinas: solamente de ellas podrán adquirirlos. 45 También podrán adquirirlos entre los hijos y familiares de los extranjeros que residan entre ustedes, entre aquellos que hayan nacido en Israel. Ellos serán propiedad de ustedes, 46 y podrán dejarlos como herencia a sus hijos, para que los posean como propiedad perpetua. A estos podrán tenerlos como esclavos; pero nadie podrá ejercer un poder despótico sobre sus hermanos israelitas.

El derecho al rescatede los esclavos israelitas

47 Si un extranjero que reside junto a ti llega a prosperar, y tu hermano, en cambio, se queda en la miseria y tiene que venderse a ese extranjero o a un descendiente de la familia de un extranjero, 48tu hermano tendrá derecho al rescate, aun después de haberse vendido. Podrá rescatarlo uno de sus hermanos, 49 su tío, su primo, o algún otro pariente cercano; y si él llega a disponer de recursos, podrá rescatarse a sí mismo. 50 Junto con el que lo ha comprado, calculará el total de años desde el momento en que se vendió hasta el año del jubileo; y el precio de venta dependerá del número de años, computando además el tiempo en que trabajó para él, como si se tratara de un asalariado. 51 Si todavía faltan muchos años, deberá devolver por su rescate una suma proporcionada al precio de la venta; 52 y si faltan pocos años hasta el año jubilar, el cómputo para el pago del rescate se hará de acuerdo con los años que faltan. 53 De todas maneras, tu hermano estará al servicio del comprador año tras año, como si fuera un asalariado; y no permitas que él lo trate despóticamente ante tus mismos ojos. 54 Si no es rescatado en el transcurso de esos años, quedará libre en el año jubilar, junto con sus hijos. 55 Porque es a mí a quien deben servir los israelitas: ellos son mis servidores, los que yo hice salir de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.

Exhortación final

26 1 No se fabriquen ídolos ni se erijan imágenes o piedras conmemorativas; no pongan en su tierra piedras grabadas para postrarse delante de ellas, porque yo soy el Señor, su Dios. 2Observen mis sábados y respeten mi Santuario. Yo soy el Señor.

Promesas de bendición

3 Si ustedes viven conforme a mis preceptos y observan fielmente mis mandamientos,
4
yo enviaré las lluvias a su debido tiempo,
y así la tierra dará sus productos
y las plantas del campo, sus frutos.
5
Entonces el tiempo de la trilla
se prolongará hasta la vendimia
y la vendimia, hasta la siembra.
Comerán pan hasta saciarse
y habitarán seguros en su tierra.
6
Yo aseguraré la paz en el país
y ustedes descansaránsin que nadie los perturbe:
alejaré del país los animales dañinos
y ninguna espada asolará la tierra.
7
Perseguirán a sus enemigos,
y ellos caerán bajo la espadadelante de ustedes.
8
Cinco de ustedes perseguirán a cien,y cien a diez mil;
y sus enemigos caerán bajo la espadadelante de ustedes.
9
Yo los miraré con bondad,
los haré fecundos y numerosos,
y mantendré mi alianza con ustedes.
10
Comerán grano viejo largamente almacenado,
y tendrán que tirar el grano viejo
para dar lugar al nuevo.
11
Yo pondré mi Morada en medio de ustedes
y no les tendré aversión;
12
siempre estaré presente entre ustedes:
ustedes serán mi Pueblo
y yo seré su Dios.
13
Yo soy el Señor, su Dios, el que los hice salir de Egipto para que no fueran más sus esclavos.
Yo rompí las barras de su yugo
y los hice caminar con la cabeza erguida.

Promesas de maldición

14 Pero si no me obedecen
y no cumplen todos estos mandamientos;
15
si desprecian mis preceptos
y muestran aversión por mis leyes;
si dejan de practicar mis mandamientos
y quebrantan mi alianza,
16
yo, a mi vez, los trataré de la misma manera:
haré que el terror los domine
–la debilidad y la fiebre que consumen los ojos y desgastan la vida–.
En vano plantarán sus semillas,
porque las comerán sus enemigos.
17
Yo volveré mi rostro contra ustedes
y serán derrotados por sus enemigos;
quedarán sometidos a sus adversarios
y huirán aunque nadie los persiga.
18
Y si pesar de esto no me obedecen, seguiré corrigiéndolos siete veces más a causa de sus pecados.
19
Humillaré esa enorme soberbia,
haciendo que el cielo sea para ustedescomo hierro
y la tierra como bronce.
20
Entonces agotarán sus fuerzas en vano,
porque la tierra no dará sus productos
ni las plantas del campo, sus frutos.
21
Y si me siguen contrariando y rehusan obedecerme, volveré a castigarlos siete veces más a causa de sus pecados. 22 Enviaré contra ustedes las fieras del campo, para que les arrebaten a sus hijos y exterminen su ganado. Ellas los diezmarán, y los caminos de ustedes quedarán desiertos.
23
Y si a pesar de eso no se corrigen y me siguen contrariando, 24 yo también me pondré contra ustedes y los castigaré siete veces más a causa de sus pecados.
25
Atraeré contra ustedes una espada que vengará la transgresión de la alianza.
Entonces buscarán refugio en sus ciudades, pero yo les enviaré la peste y caerán en poder del enemigo. 26
Cuando los prive del sustento diario, diez mujeres cocerán su pan en un solo horno, y lo distribuirán tan bien medido, que ustedes comerán pero no se saciarán.
27
Y si a pesar de eso no me obedecen y continúan contrariándome, 28 yo los trataré con indignación y los reprenderé severamente siete veces más, a causa de sus pecados. 29 Comerán la carne de sus hijos y de sus hijas, 30 y yo destruiré sus lugares altos, derribaré los altares donde ofrecen incienso, y arrojaré los cadáveres de ustedes sobre sus ídolos inertes.
Les tendré aversión,
31
convertiré sus ciudades en ruinas,
asolaré sus santuarios,
y ya no aspiraré el aromade sus sacrificios.
32
Devastaré la tierra, hasta tal punto
que sus mismos enemigosquedarán espantados
cuando vengan a ocuparla.
33
Los dispersaré entre las naciones
y desenvainaré la espada detrás de ustedes.
Así el país se convertirá en un desierto y sus ciudades, en ruinas. 34
Y durante todo el tiempo en que estará desolada, mientras ustedes vivan en el país de sus enemigos, la tierra pagará los años sabáticos que adeuda. 35 En todo el tiempo de la desolación, ella observará por fin el descanso que no observó en sus años sabáticos, cuando ustedes la habitaban.
36
A los sobrevivientes los llenaré de pánico en la tierra de sus enemigos: el ruido que produce una hoja al caer, los ahuyentará; huirán como quien huye de la espada, y caerán aunque nadie los persiga. 37 Sin ser perseguidos, se atropellarán unos a otros como si tuvieran delante una espada. Ustedes no podrán sostenerse en pie delante de sus adversarios, 38 sino que perecerán entre las naciones y se los tragará la tierra de sus enemigos. 39 Y aquellos que sobrevivan aún, se consumirán en la tierra de sus enemigos, a causa de sus propias culpas, y también a causa de las culpas de sus padres.
40
Entonces confesarán las culpas, que ellos y sus padres cometieron por haberme sido infieles, y sobre todo, por haberse puesto contra mí. 41 Pero yo también me pondré contra ellos y los llevaré al país de sus enemigos. Así se humillará su corazón incircunciso y pagarán sus culpas. 42 Yo me acordaré de mi alianza con Jacob, con Isaac y con Abraham, y me acordaré de la tierra. 43Pero antes, la tierra quedará abandonada y pagará los años sabáticos que adeuda, mientras esté desolada por la ausencia de ellos; y también ellos pagarán sus culpas, ya que despreciaron mis leyes y sintieron aversión por mis preceptos.
44
Pero aún entonces, cuando estén en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni sentiré aversión por ellos hasta el punto de aniquilarlos y de anular mi alianza con ellos: porque yo soy el Señor, su Dios. 45 Me acordaré en favor de ellos de la alianza que establecí con sus antepasados, con los que hice salir de Egipto a la vista de las naciones para ser su Dios. Yo, el Señor.
46
Estos son los preceptos, las leyes y las instrucciones que el Señor estableció entre él y los israelitas sobre la montaña del Sinaí, por intermedio de Moisés.

APÉNDICE



Los aranceles: las personas

27 1 El Señor dijo a Moisés: 2 Habla en estos términos a los israelitas:
Si alguien ofrece como voto al Señor la suma equivalente a una persona, 3
se aplicará la siguiente tasación:
Si es un varón de veinte a sesenta años, la suma será de cincuenta siclos de plata, en siclos del Santuario; 4
y si es una mujer, la suma será de treinta siclos.
5
Si la edad es de cinco a veinte años, la suma será de veinte siclos por un varón y de diez por una mujer.
6
Si la edad es de un mes a cinco años, la suma será de cinco siclos de plata por un varón y de tres por una mujer.
7
Si la edad es de sesenta años en adelante, la suma será de quince siclos por un varón y de diez por una mujer.
8
Pero si el oferente es demasiado pobre para pagar la suma establecida, se presentará al sacerdote, el cual fijará un equivalente proporcionado a los recursos del que hace el voto.

Los animales

9 Si alguien entrega un animal de los que pueden ser presentados al Señor como ofrenda, el animal ofrecido será una cosa sagrada. 10 No está permitido cambiarlo o sustituirlo por otro, ya sea bueno por malo o malo por bueno. Si alguien sustituye un animal por otro, tanto el animal ofrecido como su sustituto serán una cosa sagrada. 11 Si se trata de un animal impuro, que no puede ser presentado como ofrenda al Señor, será presentado ante el sacerdote, 12 el cual lo tasará. Sea alta o baja, se aceptará la tasación fijada por el sacerdote; 13 y si alguien quiere rescatar el animal, tendrá que añadir un quinto más a la suma establecida.

Las casas

14 Si un hombre consagra su casa al Señor, el sacerdote deberá tasarla. Sea alta o baja, se aceptará la tasación fijada por el sacerdote. 15 Y si el que consagró su casa desea rescatarla, deberá añadir un quinto a la suma en que ha sido tasada, y así volverá a ser suya.

Los campos

16 Si un hombre consagra al Señor algún terreno de su propiedad, este será tasado según la cantidad de semilla que se pueda sembrar en él: cincuenta siclos de plata por cada cuatrocientos kilos de semilla de cebada. 17 Si lo consagra en el año mismo del jubileo, se mantendrá esta tasación. 18 Pero si consagra su campo después del jubileo, el sacerdote deberá computar el precio en razón de los años que falten para el jubileo, y así se hará el descuento correspondiente. 19 Si el que consagró su campo lo quiere rescatar, tendrá que añadir un quinto a la suma en que ha sido tasado, y así volverá a ser suyo. 20Pero si no rescata su campo y este es vendido a otro, ya no será rescatable: 21cuando quede libre en el año jubilar, será consagrado al Señor como si fuera un terreno interdicto, y pasará a ser propiedad del sacerdote.
22
Si alguien consagra al Señor un campo que compró, pero que no es terreno de su propiedad, 23 deberá computar el importe de su valor hasta el año del jubileo, y la persona pagará ese mismo día la suma en que ha sido tasado, como una ofrenda consagrada al Señor. 24 En el año jubilar el campo volverá al que lo vendió, o sea, al verdadero propietario de la tierra. 25 Todas las tasaciones se harán en siclos del Santuario; cada siclo equivale a veinte gueras.

El rescate de los primogénitos

26 Sin embargo, nadie podrá consagrar un primogénito de su ganado, ya que, por ser primogénito, pertenece al Señor: sea que se trate de un ternero o de un cordero, pertenecen al Señor. 27 Pero si se trata de animales impuros, podrán ser rescatados por la suma en que hayan sido tasados, añadiendo una quinta parte de su valor. Si no es rescatado, el animal será vendido por la suma establecida.

Los bienes consagrados al exterminio

28 Ninguno de los bienes que pertenecen a una persona –ya sea un hombre, un animal o un campo de su propiedad– podrá ser vendido o rescatado si ha sido consagrado al Señor por el exterminio total: todas esas cosas están exclusivamente consagradas al Señor. 29Tampoco podrá ser liberada ninguna persona que deba ser exterminada, sino que se la hará morir.

Los diezmos

30 La décima parte de lo que produce la tierra –tanto los campos sembrados como los árboles frutales– pertenece al Señor: es una cosa consagrada al Señor. 31 Si un hombre quiere rescatar alguna parte de sus diezmos, deberá añadir un quinto de su valor. 32 La décima parte del ganado mayor o menor –o sea, uno cada diez de todos los animales que pasan bajo el cayado del pastor– será consagrada al Señor. 33 Nadie deberá seleccionar entre lo bueno y lo malo, o sustituir uno por otro. Si hace el cambio, tanto el animal ofrecido como su sustituto serán una cosa sagrada, y no se los podrá rescatar.
34
Estos son los mandamientos que el Señor dio a Moisés para los israelitas sobre la montaña del Sinaí.



Levítico (BPD) 23