COMPENDIO DE TEOLOGIA 405

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CAPITULO CLIII

El alma volvera a tomar el mismo cuerpo, y no un cuerpo de otra naturaleza.

Estando el alma unida al cuerpo como una forma, y correspondiendo a cada forma una materia propia, necesario es que el cuerpo, al que volvera a unirse el alma, sea de la misma naturaleza y de la misma especie que el cuerpo que el alma dejo por la muerte. El alma en la resurreccion no tomara un cuerpo celeste o aéreo, o el cuerpo de otro animal, segun el delirio de algunos, sino el cuerpo humano, compuesto de carne y huesos, y con los mismos organos que hoy lo forman. Otra razon: asi como a la misma forma, segun la especie, es debida la misma materia, segun la especie, asi a la misma forma, segun el numero, es debida la misma materia, segun el numero. En efecto: no pudiendo el alma de un buey ser el alma del cuerpo de un caballo, tampoco el alma de un caballo puede ser el alma de un buey. Es, por consiguiente, necesario que, permaneciendo el alma racional numéricamente la misma, en la resurreccion se una a un cuerpo numéricamente el mismo.



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CAPITULO CLIV

El alma volvera a tomar numéricamente el mismo cuerpo, solo por el poder de Dios.

Las cosas que se corrompen en su substancia no son restauradas por la operacion de la naturaleza mas que segun la especie. En efecto: la nube que produce la lluvia no es numéricamente la misma que la que se ha formado de nuevo por la caida y evaporacion de la lluvia. Por consiguiente, como el cuerpo humano se corrompe substancialmente por la muerte, no puede ser numéricamente restaurado por la operacion de la naturaleza. Como la resurreccion exige que esto sea asi, se sigue que la resurreccion de los hombres no se operara por la accion de la naturaleza, como han pretendido algunos, sosteniendo que después de muchos ciclos de anos, volviendo los cuerpos a su posicion primera, los mismos hombres volveran a aparecer numéricamente los mismos. La resurreccion se obrara por solo el poder divino. Es también évidente que los sentidos privados no pueden ser restablecidos por la operacion de la naturaleza, ni tampoco puede serlo nada de aquello que procede de la generacion, porque no es posible que una cosa, numéricamente la misma, sea producida muchas veces. Si alguna cosa de este género es restituida a alguno, como un ojo sacado, una mano cortada, le sera restituida por la virtud divina que obre sobre el orden de la naturaleza. Como todos los sentidos del hombre y todos sus miembros se destruyen por la muerte, es imposible que un hombre muerto sea restituido a la vida mas que por la operacion divina.

Diciendo como decimos que la resurreccion debera obrarse por el poder divino, facil es ver como los cuerpos seran restablecidos numéricamente los mismos. Habiendo demostrado antes que todas las cosas, aun las mas pequenas, estan sometidas a la divina Providencia, es evidente que la materia del cuerpo humano, cualquiera que sea la forma que tome después de la muerte del hombre, no se sustraera ni al poder ni al conocimiento divino, quedando esta materia numéricamente la misma, en cuanto que se la considera como existente bajo las dimensiones segun las cuales puede decirse que es, y, es, en efecto, el principio de individualizacion. Quedando esta materia la misma, y siendo el cuerpo humano restaurado con ella por el poder divino, asi como el alma, que, siendo incorruptible, queda la misma unida al mismo cuerpo, resulta que el hombre es restablecido numéricamente el mismo. La identidad numérica no puede encontrar obstaculo porque la humanidad no sea numéricamente la misma, como han objetado algunos, porque la humanidad, llamada por éstos la forma del todo, no es otra cosa que la forma de la parte que es el alma, la cual es llamada forma del cuerpo, en cuanto que da la especie al todo. Siendo esto asi, claro es que la humanidad queda numéricamente la misma, supuesto que el alma racional permanece numéricamente la misma. Pero como la humanidad es lo que significa la definicion del hombre, asi como la esencia de cada cosa es aquello que es significado por su definicion, y como la definicion del hombre no significa solamente la forma, sino también la materia, puesto que en la definicion de las cosas materiales es necesario que entre la materia; con mucha mas razon, dicen otros, el alma y el cuerpo estan comprendidos de diferente modo bajo el término humanidad, que en la definicion del hombre. Bajo la palabra humanidad estan comprendidos los solos principios esenciales del hombre, con exclusion de los demas, y como la humanidad es llamada asi porque el hombre es hombre, claro es que todas aquellas cosas de las que no puede decirse con verdad que el hombre es hombre, estan excluidas de la humanidad. Por otra parte, llamando hombre al que tiene la humanidad, no porque tenga la humanidad el hombre esta privado de tener otras cosas, como la blancura, etc. Este nombre, hombre, significa sus principios esenciales, sin exclusion de otras cosas, aun cuando no estén comprendidas en su naturaleza en acto, sino solamente en potencia. En Sortes o en Platon hay una materia y una forma, y como es propio de la naturaleza del hombre estar compuesto de alma y de cuerpo, si se definiera a Sortes, la razon de su definicion seria estar compuesto de carne, de huesos y de un alma. Como la humanidad no es una forma fuera del alma y del cuerpo, sino un compuesto de ambos, es evidente que, siendo restablecido el mismo cuerpo y permaneciendo la misma alma, habra numéricamente la misma humanidad. Esta identidad numérica no sufre contrariedad porque la corporalidad no sea numéricamente restaurada, supuesto que es destruida por la corrupcion de1 cuerpo. Si por corporalidad se entiende una forma substancial, por cuyo medio esta constituida una cosa en el género de substancia corporal, como cada cosa no tiene mas que una forma substancial, esta corporalidad no es otra cosa que el alma. En efecto: un animal cualquiera no es solamente animal por esta alma, sino cuerpo animado, y cuerpo, y aun hombre, y alguna cosa aun existente en el género de substancia. De otro modo el alma se uniria al cuerpo existente en acto, y seria asi una forma accidental. El sujeto de una forma substancial no es en acto un ser cualquiera, sino solamente en potencia; por consiguiente, cuando recibe una forma substancial, no se dice solo que es producido segun tal o cual modo, como se hace en las formas accidentales; se dice simplemente que es producido como recibiendo simplemente el ser, y de este modo recibida la corporalidad, permanece numéricamente la misma, existiendo también la misma alma racional. Si bajo el nombre de corporalidad se entiende cierta forma de la que toma su denominacion un cuerpo que esta constituido en el género de cantidad, entonces es cierta forma accidental, puesto que no significa mas que una triple dimension. Esta es la razon por qué aun cuando no sea numéricamente restaurada, no hay obstaculo en la identidad del sujeto, bastandola la unidad de los principios.

Lo mismo sucede en todos los accidentes cuya diversidad no destruye la identidad numérica. Por eso siendo la union cierta relacion, y por lo mismo un accidente, su diversidad no destruye numéricamente la identidad del sujeto. Lo mismo sucede con la diversidad numérica de las potencias del alma vegetativa y sensitiva, suponiendo que pudieran corromperse. Las potencias naturales existentes del sujeto unido estan en el género de accidente; y no procede del sentido la sensibilidad en cuanto que es una diferencia constitutiva del animal; procede de la substancia misma del alma sensitiva, la cual en el hombre es substancialmente la misma que el alma racional.



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CAPITULO CLV

No resucitaremos para el mismo modo de vivir.

Aunque todos los hombres resucitaran con identidad numérica, sin embargo, no tendran el mismo modo de vivir. Ahora gozan de una vida corruptible; entonces gozaran de una vida incorruptible; porque si la naturaleza en la generacion del hombre tiene por fin la perpetuidad, con mayor razon Dios se propondra la perpetuidad en la restauracion del hombre. La tendencia de la naturaleza a la perpetuidad procede de que es movida por Dios. En la restauracion del hombre resucitado no se atiende a la perpetuidad de la especie, porque esto podia conseguirse por la continuidad de la generacion; a lo que se atiende es a la perpetuidad del individuo. De aqui es necesario deducir que los hombres, después de la resurreccion, viviran eternamente. Ademas, si los hombres después de la resurreccion murieran de nuevo, las almas separadas de los cuerpos no podrian quedar eternamente privadas del cuerpo, porque seria contra la naturaleza del alma, como hemos demostrado antes. Necesario seria que resucitasen de nuevo, y lo mismo volveria a suceder si después de la segunda resurreccion volvieran a morir. Si esto fuera asi, la vida y la muerte se reproducirian en un mismo hombre en un circulo infinito, lo cual es un absurdo, y por lo mismo debemos fijarnos en la primera asercion, a saber: que los hombres, después de la primera resurreccion, gozaran de la inmortalidad. Esta destruccion de la mortalidad no producira diversidad ni en la especie ni en el numero. En efecto: la mortalidad, segun su razon propia, no puede ser la diferencia especifica del hombre, supuesto que designa cierta pasion; la mortalidad esta tomada en lugar de diferencia del hombre, a fin de que llamandole mortal, se designe la naturaleza del hombre que se compone de contrarios, a la manera que llamandole racional se designa su forma propia, porque las cosas materiales no pueden ser definidas sin materia. La destruccion de la mortalidad no es producida por la separacion de la materia propia, porque el alma no volvera a tomar un cuerpo celeste o aéreo, como se dijo antes, sino un cuerpo humano, compuesto de contrarios. La incorruptibilidad, sin embargo, se unira al cuerpo por la fuerza del poder divino, mediante el cual el alma tendra tal imperio sobre el cuerpo, que ya no podra corromperse. Y esto sera asi, porque una cosa se mantiene en su ser tan largo tiempo como la materia esté bajo el imperio de la forma.



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CAPITULO CLVI

Después de la resurreccion cesaran la nutricion y la generacion.

Como suprimiendo un fin es necesario igualmente suprimir todo lo que se dirige a este fin, destruida la mortalidad por la resurreccion de los cuerpos, queda destruido también todo lo que constituye el orden de la vida mortal. A este género pertenece todo lo que sirve para la alimentacion necesaria al sostenimiento de la vida mortal, para reparar por medio de los alimentos la pérdida producida por el calor natural. Por consiguiente, después de la resurreccion no habra necesidad de comer ni de beber. Por la misma razon sera inutil el uso de los vestidos, porque no son necesarios al hombre mas que para preservarle de los objetos exteriores, que podrian alterar su constitucion por el calor y el frio. Necesario es igualmente que cese el uso de los actos generadores, que tienen por fin la generacion animada. Como la generacion es necesaria para la vida mortal, a fin de que lo que no puede ser conservado en el individuo lo sea al menos en la especie, y como los hombres seran mantenidos eternamente en una identidad numérica, no habra lugar a la generacion, ni por consiguiente al uso de los actos generadores. Ademas, siendo el semen un producto de la nutricion, cesando la nutricion debe cesar también todo acto generador. No puede decirse que el uso de los alimentos y de los actos generadores se conservaran solo para delectacion, porque en este estado final no habra nada que sea desordenado, en atencion a que en él recibiran todas las cosas a su manera una consumacion perfecta. El desorden es opuesto a la perfeccion; y como procedera inmediatamente de Dios la restauracion de los hombres por la resurreccion, no podra haber desorden alguno en este estado, pues segun se lee en la Epistola a los Romanos, XIII: Todo lo que procede de Dios esta ordenado. Es asi que es un desorden usar solo por delectacion de los alimentos y de los actos generadores, y aun actualmente entre los hombres es esto considerado como un vicio; luego después de la resurreccion no podra existir para delectacion el uso de los alimentos y de los actos generadores.



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CAPITULO CLVII

Resucitaran todos los miembros.

Aunque después de la resurreccion cesara el uso de todas estas cosas, los hombres tendran, sin embargo, los organos destinados para todas estas cosas, porque sin ellos, el cuerpo del hombre resucitado no permaneceria integro: es asi que en la restauracion del hombre por la resurreccion, restauracion que procedera inmediatamente de Dios, cuyas obras son perfectas, es conveniente que la naturaleza sea reparada en su integridad; luego los hombres, después de la resurreccion, poseeran dichos organos para la conservacion de la integridad de la naturaleza, y no para ejercer los actos a que estaban destinados. Ademas, si en la otra vida los, hombres. reciben castigo o recompensa por las acciones que ejercieron en la presente, como se vera después, conveniente es que tengan los mismos miembros de que se han valido para el pecado o para la justicia, a fin de que sean castigados o recompensados en los organos por cuyo medio pecaron o merecieron.



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CAPITULO CLVIII

No habra defectos después de la resurreccion.

Es igualmente conveniente que los: cuerpos resucitados estén exentos de todos los defectos naturales. Todos estos defectos naturales son contrarios a la integridad da la naturaleza, y si es conveniente que en la resurreccion la naturaleza humana sea integramente restaurada por Dios, necesario es, por consiguiente, que dsaparezcan todos estos defectos. Ademas de eso, estos defectos provinieron del defecto de la virtud natural, que habia sido el principio de la generacion humana; pero en la resurreccion no habra otra virtud activa que la virtud divina, la cual no esta sujeta a defecto alguno; luego los defectos que los hombres hayan adquirido por la generacion, no se encontraran en ellos después de su restauracion por la resurreccion.



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CAPITULO CLIX

Solamente resucitara ,lo que es necesario para la realidad de la naturaleza.

Todo lo que se ha dicho de la integridad de los hombres después de la resurreccion, debe referirse a lo que pertenece a la realidad de la naturaleza humana; porque lo que no pertenece a la verdad de la naturaleza humana, no sera restaurado en los hombres resucitados: de otro modo seria necesario que todos los hombres fuesen de una magnitud extraordinaria, si todos los alimentos convertidos en carne y sangre fuesen restaurados. Es asi que solo se atienden a la verdad de cada naturaleza segun su especie; luego las partes del hombre que son consideradas segun su especie y su forma, se encontraran todas integramente en los hombres resucitados, como las partes organicas y las partes consemejantes, como la carne, los nervios y todas las cosas de este género que entran en la composicion de los organos. No toda la materia que haya estado en estas partes durante su estado natural sera restaurada, sino solo la que baste para la integridad de la especie de estas partes. Sin embargo, el hombre no dejara de ser numéricamente el mismo en su integridad, aun cuando no resucito todo lo que materialmente haya estado en él. En efecto: es evidente que el hombre en esta vida es numéricamente el mismo desde el principio hasta el fin.

Sin embargo, lo que esta materialmente en él bajo la especie de las partes, no queda lo mismo, sino que esta sujeto a pérdida o incremento, a la manera que el fuego se conserva él mismo por la adicion de la lena, a medida que se consume; el hombre esta entero cuando se conservan la especie y la cantidad convenientes de la especie.



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CAPITULO CLX

En los cuerpos restaurados, Dios suplira al defecto de la naturaleza y a todo lo demas.

Del mismo modo que en la restauracion de los cuerpos por la resurreccion, Dios suplira todo lo que haya estado materialmente en el cuerpo del hombre, asi también suplira todo lo que materialmente pueda faltar. En efecto: si puede suceder, por las fuerzas de la naturaleza, que el nino que no tiene la cantidad debida reciba de una materia extrana por la recepcion de la comida y de la bebida lo que necesita para llegar a la cantidad perfecta, sin que por esto deje de ser numéricamente el mismo que fué, con mayor razon la virtud divina puede suplir en aquellos a quienes falta materia extrinseca, aquello de que estuvieron privados en esta vida para la integridad de los miembros naturales y de la cantidad conveniente. Por consiguiente, aun cuando en esta vida haya habido algunos que han estado privados de ciertos miembros o no alcanzaron la cantidad perfecta, conseguiran en la resurreccion la perfeccion conveniente de los miembros y de la cantidad, cualquiera que sea la cantidad que tenian cuando fallecieron.



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CAPITULO CLXI

Solucion de algunas objeciones.

Con estos principios pueden resolverse facilmente las objeciones que algunos hacen contra la resurreccion. Dicen asi: puede suceder que un hombre se alimente de carne humana, y que, usando de estos alimentos, engendre un hijo que se alimente también con carne humana. Si los alimentos se convierten en carne, parece imposible que uno y otro resuciten en su integridad porque la carne del uno se ha convertido en carne del otro. Ademas, y esto es mas dificil, si el semen es el producto de la nutricion, como dicen los filosofos, se sigue que el semen que ha producido al hijo, proviene de la carne de otro, y por lo mismo parece imposible que el hijo engendrado por tal semen pueda resucitar, si resucitan integramente aquellos hombres cuya carne comieron el padre y el hijo mismo. Nada de esto es, empero, contrario a la resurreccion comun.

Antes hemos dicho que no es necesario que todo lo que ha estado materialmente en un hombre sea restablecido cuando resucite, sino solamente todo lo que es necesario para conservar la cantidad conveniente. Hemos, dicho también que si algo falta a la materia para la cantidad perfecta, sera suplido por el poder divino. Es necesario considerar, ademas, que una cosa existente materialmente en el cuerpo del hombre, llega a la verdad de la naturaleza humana por diversos grados. Primero y principalmente, lo que se toma de los padres es perfecto bajo la verdad de la especie humana, como que es lo que hay mas puro para la virtud formativa; pero lo que proviene de los alimentos, no es necesario mas que de una manera secundaria para la cantidad conveniente de los miembros, porque la agregacion de elementos extranos debilita siempre la virtud de una cosa, y por eso es, finalmente, necesario que el incremento cese, y que el cuerpo envejezca y se disuelva, a la manera que el vino acaba y se convierte en licor acuoso por la mezcla del agua. En segundo lugar, los alimentos producen en el cuerpo humano algunas superfluidades, de las cuales, unas son necesarias para cierto uso, como el semen para la generacion, y los cabellos para cubrirse y para el ornato; otras no sirven absolutamente de nada, como las que son expelidas por el sudor y las diversas excreciones, o son retenidas en el interior con perjuicio de la naturaleza. En la resurreccion comun hara la Divina Providencia que lo que haya estado materialmente en dos hombres, con una identidad numérica, resucite en aquel en que haya obtenido el grado principal. Si esta materia se encuentra en los dos de un mismo modo, resucitara en aquel que haya existido primero. El poder divino suplira lo que falte al otro; y asi es evidente que la carne de un hombre comida por otro, no resucitara en aquel que la haya comido, sino en aquel a quien la carne pertenecia. Sin embargo de esto, la carne resucitara en aquel que haya sido engendrado por el semen resultante de esta nutricion, en cuanto a lo que dicha carne contenga de humedad alimenticia. En cuanto a lo demas, resucitara en el primero, supliendo Dios lo que falte al uno y al otro.



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CAPITULO CLXII

La resurreccion de los muertos esta expresada en los articulos de la fe.

Para expresar la fe en la resurreccion se ha insertado en el Simbolo de los Apostoles: La resurreccion de la carne. Las palabras de la carne no se han anadido sin razon; porque aun en tiempo de los Apostoles habia hombres que negaban la resurreccion de la carne, no admitiendo mas que una resurreccion espiritual, por cuyo medio resucitaria el hombre de la muerte del pecado. Por esta razon el Apostol, en la segunda carta a Timoteo, habla por segunda vez de ciertos hombres que han salido de las vias de la verdad, diciendo que la resurreccion ya estaba hecha, y han perturbado la fe de ciertas almas. Para alejar su error y confirmar la fe en la resurreccion futura, se dice, en el Simbolo de los Padres: Espero la resurreccion, de los muertos.



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CAPITULO CLXIII

Cual sera la operacion de los seres resucitados.

Cada ser viviente tiene por necesidad una operacion, que es su fin principal, y en esto se dice que consiste su vida. Del mismo modo que de los que se entregan de un modo particular a las voluptuosidades se dice que traen una vida voluptuosa, asi de los que se entregan a la contemplacion se dice que tienen una vida contemplativa, y de los que se ocupan del gobierno de las ciudades una vida civil. Hemos demostrado que, después de la resurreccion, no se hara ya uso alguno ni de los alimentos, ni de los placeres de los sentidos, a los que parece referirse toda la vida corporal. Separando los actos corporales, quedan las operaciones espirituales, en las cuales hemos dicho que consiste el fin ultimo del hombre, fin que pueden conseguir los seres resucitados, libres ya del estado de corrupcion y mutacion. El fin ultimo del hombre no consiste en los actos espirituales, cualesquiera que sean; consiste en ver a Dios en su esencia, como se demostro antes. Es asi que Dios es eterno; luego es necesario que el entendimiento esté unido a la eternidad. Por consiguiente, asi como se dice de los que se entregan a la voluptuosidad que traen una vida voluptuosa, asi también los que gozan de la vision divina adquieren la vida eterna segun estas palabras de San Juan, XVII: La vida eterna consiste en conoceros como el verdadero Dios, etc.



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CAPITULO CLXIV

Dios sera visto en su esencia y no en su imagen y semejanza.

La inteligencia creada vera a Dios en su esencia, y no en imagen, por medio de la cual la cosa concebida pueda alejarse del entendimiento presente, como una piedra esta presente a la vista por su imagen y alejada por su substancia. Hemos demostrado que la esencia misma de Dios esta en cierto modo unida a la inteligencia creada, de tal suerte, que Dios pueda ser visto en su esencia. Asi como en este fin ultimo se vera lo que antes se creia de Dios, asi también se poseera como presente lo que, se expresaba como distante, y a esto es a lo que se llama comprension, segun estas palabras del Apostol a los Filipenses, III: "Mas voy siguiendo por si de algun modo podré alcanzar aquello para lo que fui tomado de Jesucristo". Estas palabras no deben ser entendidas en el sentido de que la comprension implique la inclusion, sino la presencialidad y una especie de posesion de la cosa sobre la cual se ejerce.



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CAPITULO CLXV

Ver a Dios es la suma perfeccion y sumo goce.

Es necesario considerar también que la delectacion nace de la posesion del objeto que es agradable, como la vista se deleita con los colores hermosos, y el gusto, con las cosas dulces. Pero este placer de los sentidos puede estar contrariado por la indisposicion del organo, como sucede con la luz, que ofende a los ojos enfermos y recrea a los ojos sanos. Como el entendimiento no ejerce su accion por medio de un organo corporal, segun queda demostrado, ningun pesar puede contrariar al goce que se experimenta en la consideracion de la verdad. Sin embargo, de la contemplacion del entendimiento puede resultar accidentalmente pesar, cuando el objeto de la inteligencia sea concebido como danoso, de suerte que haya en el entendimiento delectacion respecto del conocimiento de la verdad, y tristeza en la voluntad con relacion a la cosa que es percibida, no en cuanto que es objeto del conocimiento, sino en cuanto es danosa, es asi que Dios en su esencia es la verdad; luego es imposible que la inteligencia que ve a Dios no experimente delectacion en esta vision. Ademas, Dios es la bondad misma, que es la razon del amor, y, por consiguiente, la bondad debe ser necesariamente amada por todos los que la perciben. En efecto: aunque una cosa buena pueda no ser amada y aun detestada, no es amada o detestada en cuanto es percibida como buena, sino en cuanto es percibida como danosa; luego en la vision de Dios, que es la bondad misma y la verdad, debe necesariamente encontrarse con la comprension el amor o la delectacion, segun estas palabras de Isaias,

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CAPITULO ultimo: Le veréis, y se regocijara vuestro corazon.



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CAPITULO CLXVI

Esta confirmada en el bien el mal que goza de la vision de Dios.

De las premisas anteriores aparece que el alma, o cualquiera otra criatura espiritual que goza de la vision de Dios, posee una voluntad confirmada en él; de tal modo, que no puede experimentar inclinacion contraria. Siendo el bien el objeto de la voluntad, imposible es que la voluntad se incline a nada, sino movida por alguna razon de bondad: es asi que todo bien particular puede carecer de alguna cosa, que el que conoce el bien debe buscar en otra; luego la voluntad del que percibe algun bien particular no debe fijarse en él, de modo que de él no se aparte, sino solamente en Dios, que es el bien universal, la bondad misma, a quien no falta nada bueno que sea necesario buscar en otra parte; luego todo el que ve la esencia de Dios, no puede separar su voluntad de l sin experimentar una tendencia hacia todas las cosas, segun su naturaleza. Esto mismo puede verse por analogia en las cosas inteligibles. Nuestra inteligencia, por efecto de la duda, puede vagar en diversos sentidos hasta llegar a un primer principio, en el que necesariamente debe detenerse. Puesto que el fin es en las cosas apetecibles lo que el principio es en las inteligibles, la voluntad puede ser arrastrada hacia cosas contrarias hasta que haya llegado al conocimiento o goce del fin ultimo en que necesariamente ha de fijarse. En efecto: seria contrario a las condiciones de la felicidad perfecta que el hombre pudiera ser arrastrado en sentidos diversos, y no estuviese totalmente exento del temor de perder dicha felicidad, lo cual impediria que su deseo estuviese en un reposo perfecto. Por esta razon se dice en el Apocalipsis, III, 12, hablando del bienaventurado: "Y no saldra jamas fuera".



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CAPITULO CLXVII

Los cuerpos estaran enteramente sometidos al alma.

Como el cuerpo ha sido hecho para el alma, asi como la materia para la forma y el instrumento para el obrero, cuando el alma haya conseguido la vida de que hemos hablado, tendra en la resurreccion un cuerpo tal y como a su dicha conviene. Las cosas que estan destinadas a un fin, deben estar dispuestas segun las exigencias de este fin. Cuando el alma esté constituida en el mas alto grado de la operacion intelectual, no puede convenirle un cuerpo que sea para ella causa de inaccion o de tardanza. El cuerpo humano, por causa de su corruptibilidad, entorpece e impide al alma entregarse continuamente a la contemplacion, o elevarse a gran altura en sus meditaciones; esta es la, razon por qué mediante la abstraccion de los sentidos corporales, los hombres se hacen mas aptos para comprender ciertas verdades divinas. En efecto: en el sueno o en algun éxtasis del alma, se manifiestan las revelaciones proféticas, segun este pasaje de los numeros, XII, 6: Si hubiere entre nosotros algun profeta del Senor, en vision me apareceré a él o le hablaré durante el sueno. Después de la resurreccion, por consiguiente, los cuerpos de los bienaventurados no seran ya corruptibles, ni un obstaculo para el alma, como sucede ahora, sino que seran enteramente incorruptibles, y totalmente sometidos al imperio del alma, sin resistencia alguna.



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CAPITULO CLXVIII

De las cualidades de los cuerpos gloriosos.

Por lo antes dicho puede comprenderse cual es la condicion de los cuerpos bienaventurados. En efecto: el alma es la forma y el motor del cuerpo. En cuanto forma, es no solo el principio del cuerpo respecto de su ser substancial, sino también respecto de los accidentes propios que son producidos en el sujeto por la union de la materia a la forma. Cuanto mas poderosa es la forma, tanto menor es el obstaculo que por parte de un agente exterior cualquiera experimenta la impresion de esta forma en la materia. Asi se ve en el fuego, cuya forma, la mas noble entre las formas elementales, da al fuego la ventaja de no ser facilmente transformado en su condicion natural por un agente cualquiera. Habiendo, adquirido el alma bienaventurada un alto grado de nobleza y de poder por su union al primer principio de las cosas, confiere al cuerpo a ella unido por la divinidad, un ser substancial del modo mas noble, reteniéndole completamente bajo su imperio, por cuya razon sera sutil y espiritual. El alma conferira también al cuerpo una cualidad nobilisima, es decir, la gloria de la claridad; y en virtud del poder del alma, el cuerpo no podra ser transformado en su condicion por ningun agente, y, por lo mismo, esto le hara impasible, y por lo mismo también que prestara una obediencia absoluta al alma, como el instrumento al motor, se hara agil. Cuatro son, por consiguiente, las cualidades de los cuerpos gloriosos, a saber: sutileza, claridad, impasibilidad y agilidad. En consideracion a esto dice el Apostol (I a los Corintios, XV, 42): "Asi también la resurreccion de los muertos. Se siembra en corrupcion; resucitara en incorrupcion (en cuanto a la impasibilidad): es sembrado en vileza; resucitara en gloria (en cuanto a la claridad): es sembrado en flaqueza; resucitara en vigor (en cuanto a la agilidad): es sembrado cuerpo animal; resucitara cuerpo espiritual (en cuanto a la sutilidad)".



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CAPITULO CLXIX

El hombre sera entonces renovado asi, como toda naturaleza corporal.

Es evidente que todo lo que esta ordenado a un fin tiene las disposiciones conformes a las exigencias de este fin. De donde se sigue que si aquello por lo cual son algunas cosas, varia haciéndose perfecto o imperfecto, las cosas que le estan ordenadas deben disponerse de modo diverso, para que puedan servirle en cada estado. En efecto: el vestido y los alimentos se preparan para un hombre de distinto modo que para un nino: es asi, y asi lo hemos demostrado antes, que la naturaleza corporal esta ordenada a la naturaleza racional, como a su fin; luego necesario es que, habiendo sido constituido el hombre en la perfeccion ultima por la resurreccion, la criatura corporal pase a un estado diferente. Por esto se dice que el mundo sera renovado después de la resurreccion de los cuerpos, segun este pasaje del Apocalipsis, XX, 1: Yo vi un cielo nuevo y una tierra nueva: y este otro de Isaias, LXV, 17: Yo creo nuevos cielos y una tierra nueva.



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CAPITULO CLXX

No toda criatura sera destruida. Habra criaturas que seran renovadas, y otras que tendran una existencia permanente.

Es necesario considerar que los diversos géneros de criaturas corporales estan ordenados para el hombre de una manera diferente. En efecto: las plantas y los animales sirven al hombre para subvenir a sus necesidades, puesto que de ellos toma el alimento, el vestido, los medios de trasporte y todos los auxilios necesarios para remediar su debilidad. En el estado ultimo la resurreccion rescatara al hombre de toda clase de debilidad y entonces los hombres no necesitaran ni de alimento para vivir, siendo incorruptibles, como se ha demostrado antes; ni de vestidos para cubrirse, porque revestidos estaran de una claridad gloriosa; ni de animales para la conduccion, porque gozaran de agilidad; ni de remedios para conservar la salud, porque seran impasibles. Es, por consiguiente, conveniente que las criaturas corporales, es decir, las plantas, los animales y los cuerpos mixtos de este género, no permanezcan en el estado de aquella consumacion ultima. Los cuatro elementos, el fuego, el aire, el agua y la tierra, estan ordenados al hombre, no solo para el uso de su vida corporal, sino para la constitucion de su cuerpo. Como el cuerpo humano esta formado de estos elementos, claro es que estos elementos estan en un orden esencial relativo al cuerpo humano. De aqui se sigue que habiéndose efectuado la consumacion del hombre en el cuerpo y en el alma, es conveniente que los elementos subsistan siempre, pero constituidos en mejor disposicion. Los cuerpos celestes, respecto de su substancia, no son destinados al hombre para los usos de su vida corruptible, ni entran en la substancia del cuerpo humano, pero son, sin embargo, utiles al hombre, en cuanto que con su forma y magnitud le demuestran la excelencia de su Criador. Esta es la razon por qué el hombre es frecuentemente excitado en las Sagradas Escrituras a considerar los cuerpos celestes como un medio de inspirarse reverencia a la divinidad. Asi se lee en Isaias, XL, 26: "Levantad vuestros ojos a lo alto, y considerad y ved al Criador de todas las cosas". Aun cuando el hombre en el estado de perfeccion en que estara constituido, no tenga necesidad de las criaturas sensibles para llegar al conocimiento de Dios, porque vera a Dios en si mismo, es, sin embargo, un verdadero goce, conociendo la causa, considerar de qué modo su semejanza resplandece en sus efectos. Suma alegria sera, por consiguiente, en los Santos considerar el esplendor de la bondad divina en los cuerpos, y principalmente en los celestes, que son preeminentes a los demas.

Los cuerpos celestes estan también ordenados de cierto modo esencial al cuerpo humano respecto de la causa activa, a la manera que los elementos lo estan respecto de la causa material. En efecto: el hombre engendra al hombre con la influencia del sol, y por esta razon conviene que los cuerpos celestes permanezcan después. Lo mismo aparece, no solo de la comparacion con el hombre, sino segun las naturalezas de las criaturas corporales de que hemos hablado. En efecto: lo que en si no es corruptible bajo ningun aspecto, no debe permanecer en este estado de corrupcion. Los cuerpos celestes son incorruptibles relativamente al todo y a la parte, y los elementos lo son relativamente al todo, pero no relativamente a la parte. En cuanto al hombre, es incorruptible relativamente a la parte, es decir, respecto del alma racional; pero no relativamente al todo, porque lo que esta compuesto se disuelve por la muerte. Los animales, las plantas y todos los cuerpos mixtos no son incorruptibles ni en todo ni en parte: por consiguiente, en este estado ultimo de incorrupcion sobreviviran los hombres, los elementos y los cuerpos celestes, pero no los animales, las plantas ni los cuerpos mixtos. Lo mismo aparece, y con razon, en la constitucion del universo. Siendo el hombre una parte del universo corporal, en la consumacion ultima del hombre es necesario quo subsista ulteriormente el universo corporal, porque la parte no puede ser perfecta estando separada del todo. El universo corporal no puede subsistir si sus partes esenciales no subsisten con él, y los cuerpos celestes y los elementos son partes suyas esenciales, porque constituyen la maquina del mundo. En cuanto a las demas criaturas, no parece que pertenecen a la integridad del universo corporal, sino que estan mas bien destinadas a ser ornamento y decoracion suya, lo cual conviene al estado de mutabilidad, en atencion a que los animales, las plantas y los minerales son producidos por un cuerpo celeste como agente, y por los elementos como materiales. Es asi que en el estado de consumacion ultima los elementos recibiran un ornato diferente y conveniente al estado de corrupcion; luego los hombres, los elementos y los cuerpos celestes permaneceran en este estado, pero no los animales, las plantas y los minerales.




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