COMPENDIO DE TEOLOGIA 462

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CAPITULO CCIX

Cual es la verdadera fe sobre la encarnacion.

De todo lo dicho podemos deducir que, segun la verdad, de la fe catolica, tenia Cristo un verdadero cuerpo de nuestra naturaleza, una verdadera alma racional, y al mismo tiempo la divinidad perfecta. Estas tres substancias se unen en una sola persona, pero no en una sola naturaleza. Ciertas inteligencias han incurrido en errores al exponer esta verdad. En efecto: considerando algunos que lo que a alguno sobreviene después del complemento del ser esta accidentalmente agregado a él, como el vestido al hombre, han supuesto que la humanidad estuvo unida a la divinidad en la persona del Hijo con una union accidental; de modo que la naturaleza que fué asumida era, con respecto a la persona del Hijo, lo que el vestido es al hombre. En prueba de esto, aducian lo que de Cristo dice el Apostol a los filipenses: Fué semejante a un hombre, etc.

Consideraban también que de la union del alma con el cuerpo resulta cierto individuo de una naturaleza racional, al cual se llama una persona. Si el alma en Cristo habia sido unida al cuerpo, no podian dejar de reconocer como consecuencia que esta union constituia una persona, y de ahi se seguiria que en Cristo hay dos personas; a saber: la persona que toma y la persona que es tomada; porque en el hombre vestido no hay dos personas, supuesto que el vestido no tiene el caracter de una persona, y si el vestido fuera una persona, se seguiria que habia dos personas en el hombre vestido. Para evitar esta dificultad han supuesto algunos que el alma de Cristo jamas habia estado unida al cuerpo, y que la persona del Hijo de Dios habia tomado separadamente un alma y un cuerpo. Pero queriendo en esta opinion evitar un inconveniente, se incurre en otro mayor. De ella se sigue necesariamente que Cristo no fué un hombre verdadero. La verdad de la naturaleza humana exige la union de un alma y de un cuerpo, porque es hombre lo que se compone del uno y de la otra. También se seguiria que Cristo no tomo verdadera carne, y que no fué real ninguno de sus miembros, porque sin el alma no hay ni ojo, ni mano, ni carne, ni figura mas que de una manera equivoca, como un objeto pintado o esculpido. Se seguiria también que Cristo no murio verdaderamente, porque la muerte es la pérdida de la vida. La divinidad no puede perder la vida por la muerte, y el cuerpo no puede estar vivo si no esta unido a un alma. Por ultimo, se seguiria que el cuerpo de Cristo no ha podido ser sensible, porque el cuerpo no tiene sensibilidad sino por el alma a él unida.

Ademas de esto, esta opinion cae en el mismo error de Nestorio que se proponia evitar. Nestorio erro suponiendo que el Verbo de Dios habia estado unido a Cristo hombre por la inhabitacion de la gracia; de tal modo, que el Verbo de Dios habito en este hombre como en su templo. Importa poco, en cuanto al fin, decir que el Verbo esta en el hombre como en su templo, o decir que la naturaleza humana se unio al Verbo como un vestido a un hombre vestido. Esta opinion es mas detestable, porque no puede confesar que Cristo es un hombre verdadero; opinion que justamente ha sido condenada. Ademas, un hombre vestido no puede ser la persona del vestido o del traje, ni tampoco puede decirse de modo alguno que esté en la especie del vestido; luego si el Hijo de Dios tomo la naturaleza humana como un vestido, de modo alguno podra ser considerado como una persona de la naturaleza humana, ni tampoco podra decirse que el Hijo de Dios sea de la misma naturaleza que los demas hombres, aun cuando el Apostol diga de l que fué hecho a semejanza de los demas hombres. De todo resulta que es necesario rechazar enteramente esta opinion.



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CAPITULO CCX

En Cristo no hay dos supuestos.

Hay otros hombres que queriendo evitar los inconvenientes de que hemos hablado, admitieron que en Cristo el alma habla estado unida al cuerpo, y que esta union habia constituido cierto hombre, el cual dicen fué tomado por el Hijo de Dios en unidad de persona. En virtud de esto llaman a este hombre asumido Hijo de Dios, y dicen que el Hijo de Dios es este hombre; diciendo que esta asuncion o recepcion de la persona se limita a la unidad de la persona, confesarian que en Cristo hay una persona Dios y hombre todo junto. Pero como este hombre que dicen, compuesto de cuerpo y alma, es una especie de supuesto o hipostasis de la naturaleza humana, admiten en Cristo dos supuestos o hipostasis: uno de la naturaleza humana, creada y temporal; otro de la naturaleza divina, increada y eterna. Aun cuando esta asercion se aleja al parecer del error de Nestorio, en cuanto a los términos, examinandola bien se vera que incurre en el error de dicho heresiarca. En efecto: es evidente que una persona es una substancia individual de la naturaleza racional. Es asi que la naturaleza humana es racional; luego por lo mismo que se admite en Cristo una hipostasis o un supuesto de la naturaleza humana temporal y creada, se admite también en l una persona temporal creada. La palabra supuesto o hipostasis no significa en verdad otra cosa que una substancia individual; luego admitiendo en Cristo dos supuestos o dos hipostasis, si comprenden lo que dicen, forzosamente estan obligados a admitir dos personas. Ademas de esto, las cosas que se diferencian en supuesto son tales, que lo que es propio de una no puede convenir a otra; luego si el Hijo de Dios y el hijo del hombre no son el mismo supuesto, se sigue que las cosas que son propias del hijo del hombre no pueden atribuirse al Hijo de Dios, y viceversa. Por consiguiente, no podra decirse que Dios fué crucificado, que nacio de una virgen, lo cual es precisamente la impiedad de Nestorio. Si alguno dijera que lo que pertenece a este hombre se atribuye al Hijo de Dios, y viceversa, en virtud de la unidad de personas, aun cuando sean diferentes los supuestos, debe responderse que esta explicacion no tiene valor alguno. En efecto: es evidente que el supuesto eterno del Hijo de Dios no es otra cosa que su propia persona, y, por consiguiente, todo lo que se dice del Hijo de Dios por razon de su persona, se diria también de él por razon de su supuesto. Las cosas que son propias del hombre no se dicen de l, por razon de su supuesto, porque se pretende que el Hijo de Dios se diferencia en supuesto del hijo del hombre; ni podra atribuirse al Hijo de Dios, por razon de la persona, lo que es propio del hijo del hombre, como nacer de una virgen, morir, y otras cosas semejantes. Ademas, si se aplica el nombre de Dios a un supuesto temporal, sera un hecho reciente y nuevo hacerlo asi. Todo lo que es llamado reciente y nuevamente Dios, no es Dios sino porque ha sido hecho Dios: es asi que lo que ha sido hecho Dios no es naturalmente Dios sino por adopcion; luego se sigue que este hombre no ha sido verdadera y naturalmente Dios, sino solo por adopcion, lo cual es incurrir en el error de Nestorio.



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CAPITULO CCXI

En Cristo hay un solo supuesto y una sola persona.

Es necesario decir que en Cristo no solo no hay mas que una sola persona, Dios y hombre todo junto, sino también un solo supuesto y una sola hipostasis, al paso que no hay una sola naturaleza, sino dos. Para demostrar esto debemos considerar que estas palabras persona, hipostasis, supuesto, significan alguna cosa entera, porque no puede decirse que la mano, la carne o cualquiera otra parte sea una persona, una hipostasis o un supuesto, sino todo aquello que constituye al hombre. Las palabras que son comunes a las substancias individuales y a los accidentes, como la individualidad y la singularidad, pueden aplicarse al todo y a las partes. Las partes tienen algo de comun con los accidentes, y consiste esto en que no existen por si mismas, sino por su adhesion a otras, aunque de una manera diferente. Puede decirse que la mano de Sortes o de Platon es cierto individuo, esto es, alguna cosa particular, aun cuando no sea ni una hipostasis, ni un supuesto, ni una persona. Es necesario considerar también que la reunion de ciertas cosas, consideradas en si mismas, constituye algunas veces, en verdad, alguna cosa integra, en tanto que no sucede as! en otros casos, por la adicion de otra cosa, como en la piedra la reunion de los cuatro elementos produce alguna cosa entera. Esta es la razon por qué lo que esta compuesto de elementos, puede ser llamado en la piedra o hipostasis o supuesto de esta piedra, pero no persona, porque no es una hipostasis de la naturaleza racional. En un animal la combinacion de los elementos no constituye una cosa integra, sino una parte, a saber, el cuerpo; porque para el complemento del animal se necesita alguna cosa mas, un alma. Por esta razon la combinacion de los elementos en el animal no constituye un supuesto o una hipostasis. El animal ha de estar completo para que sea hipostasis o supuesto. La combinacion de los elementos no es menos eficaz en el animal que en la piedra, sino mucho mas, porque se refiere a una cosa mas noble. De este modo en los demas hombres la union del alma y del cuerpo constituye una hipostasis o un supuesto, porque nada mas hay fuera de estas dos cosas.

En nuestro Senor Jesucristo, ademas del alma y del cuerpo, hay una tercera substancia: la divinidad. El supuesto o la hipostasis, lo mismo que la persona que es un compuesto de cuerpo y alma, no estan separados, sino que. el supuesto, la hipostasis o la persona, es un compuesto de tres substancias: el cuerpo, el alma y la divinidad; y de este modo no hay en Cristo mas que un supuesto, una hipostasis y una sola persona. El alma se une al cuerpo de distinto modo que la divinidad al uno y a la otra. El alma se une al cuerpo como su forma, y de esta union de dos substancias resulta una naturaleza llamada naturaleza humana. La divinidad, por el contrario, no se une al alma ni al cuerpo por modo de forma, ni por modo de parte, porque es contrario a la perfeccion divina. Por consiguiente, de la divinidad del alma y del cuerpo no se constituye una naturaleza, sino que la naturaleza divina, en si misma integra y pura, de cierta manera incomprensible e inefable, asume la naturaleza humana, compuesta de cuerpo y alma, verificandose esto por un acto del poder infinito.

En efecto: vemos que cuanto mas poder tiene un agente, tanto mayor es la relacion que tiene con este poder el instrumento que el agente emplea para obrar. Asi como el poder divino es infinito por causa de su infinidad, y es también incomprensible, asi también el modo con que Cristo se unio a la naturaleza humana, como a una especie de organo para obrar la salvacion del género humano, es para nosotros inefable y muy superior a cualquiera otra union de Dios con la criatura. Como la persona, la hipostasis y el supuesto designan alguna cosa integra, segun dijimos antes, si la naturaleza divina es en Cristo como una parte, y no como alguna cosa integra, como, por ejemplo, el alma en la composicion del hombre, la persona unica de Cristo no procederia solamente de la naturaleza divina; seria un compuesto de tres cosas, como en el hombre la persona, la hipostasis y el supuesto consisten en que esta compuesto de alma y de cuerpo. Pero por lo mismo que la naturaleza divina es alguna cosa integra que tomo la naturaleza humana por medio de cierta union inefable, la persona esta constituida por parte de la naturaleza divina, y del mismo modo la hipostasis y el supuesto. Ademas, el alma y el cuerpo son atraidos a la personalidad de la persona divina de tal modo, que haya en ella la persona del Hijo de Dios y la persona del Hijo del hombre, como la hipostasis y el supuesto. En las criaturas se puede encontrar algun ejemplo de esta especie de union. La union del sujeto y del accidente no produce una tercera entidad, y por esto en esta union el sujeto no aparece como parte, aparece como alguna cosa integra, que es la persona, la hipostasis y el supuesto. El accidente, por el contrario, es atraido a la personalidad del sujeto de modo que sea una misma persona del hombre, y del hombre blanco, y del mismo modo la misma hipostasis y el mismo supuesto. Por consiguiente, segun esta semejanza, mas o menos exacta, la persona, la hipostasis y el supuesto del Hijo de Dios es la persona, la hipostasis y el supuesto de la naturaleza humana en Cristo. Por causa de esta comparacion se han atrevido a decir algunos que la naturaleza humana en Cristo degenera en accidente, y que esta unida accidentalmente al Hijo de Dios, sin reparar la diferencia que hay entre la realidad y la imagen. Es, pues, evidente, segun lo dicho, que en Cristo no hay otra persona que la persona eterna, que es la persona del Hijo de Dios, ni otra hipostasis o supuesto. Por consiguiente, cuando se dice este hombre hablando de Cristo, esta locucion implica el supuesto eterno. Sin embargo, la palabra hombre aplicada a Cristo y a los demas hombres, no debe entenderse de una manera equivoca, porque el equivoco no se toma segun la diversidad de la suposicion, sino segun la diversidad de la significacion. La palabra hombre aplicada a Pedro y a Cristo, significa la misma cosa, esto es, la naturaleza humana; pero no el mismo supuesto, porque en un caso supone el supuesto eterno del Hijo de Dios, y en otro el supuesto creado. Como pueden aplicarse a cada supuesto de una naturaleza cualquiera las cosas que convienen a la naturaleza de que es supuesto, y como en Cristo no hay mas que un supuesto para la naturaleza divina y para la naturaleza humana, es claro que puede atribuirse a este supuesto de una y otra naturaleza (usando de un término relativo a la naturaleza o a la persona divina y humana indiferentemente), lo que corresponde a la naturaleza divina, y lo que es propio de la naturaleza humana, como, por ejemplo, cuando decimos que el Hijo de Dios es eterno, que el Hijo de Dios nacio de una virgen, podemos decir igualmente que este hombre es Dios, que ha criado las estrellas, que nacio, murio y fué sepultado. Lo que se atribuye a un supuesto cualquiera, se le atribuye segun cierta forma o cierta materia, como, por ejemplo: Sortes es blanco, segun la blancura, y racional, segun el alma. Antes hemos dicho que en Cristo hay dos naturalezas y un supuesto. Respecto al supuesto, se debe indiferentemente atribuir a Cristo lo que es humano y lo que es divino; pero debe tenerse muy presente la diferencia que hay en estas aplicaciones; porque las cosas divinas se atribuyen a Cristo en consideracion a la naturaleza divina, y las cosas humanas bajo el aspecto de la naturaleza humana.



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CAPITULO CCXII

De lo que en Cristo se dice ser uno o multiple.

Como hay en Cristo una persona y dos naturalezas, debemos considerar, con relacion a esta armonia, que es lo que en Cristo es uno a multiple. Todo lo que es multiple por razon de la diversidad de naturaleza, debe ser también multiple en Cristo. En cuanto a esto, debemos considerar que recibiéndose la naturaleza por la generacion o por el nacimiento, necesario es que, del mismo modo que en Cristo hay dos naturalezas, haya también en l dos generaciones o nacimientos: una eterna, en virtud de la cual recibio la naturaleza divina de su Padre; otra temporal, en virtud de la cual recibio la naturaleza humana de su Madre. De este mismo modo también es necesario admitir, como multiple en Cristo, todo lo que, perteneciendo a la naturaleza, con razon se atribuye a Dios y al hombre. Se atribuye a Dios la inteligencia y la voluntad, con las perfecciones de estas facultades; a saber: la ciencia o la sabiduria, la caridad o la justicia, atribuidas igualmente al hombre, como pertenecientes a la naturaleza humana, porque la voluntad y la inteligencia son partes de alma, y sus perfecciones son la sabiduria, la justicia y las demas cualidades de este género. Necesario es, pues, admitir en Cristo dos entendimientos, uno divino y otro humano; dos voluntades, y también una doble ciencia y una doble caridad, una creada y otra increada. Es necesario admitir, sin embargo, como unico en Cristo lo que pertenece al supuesto o a la hipostasis, y por esta razon, si se atiende al ser como unico en supuesto, parece que debe decirse que no hay en Cristo mas que un solo ser. En efecto: es evidente que las partes separadas o divididas tienen cada una un ser propio; pero consideradas en el todo no tienen su ser particular, porque todas participan del ser del todo. Considerando a Cristo como el supuesto integro de dos naturalezas, no habra en l mas que un solo ser, como un solo supuesto. Pero, como las operaciones son resultados de los supuestos, creyeron algunos que, asi como no hay en Cristo mas que un solo supuesto, tampoco hay mas que una operacion unica. Los que esto dicen no reflexionaron con madurez; porque en todo individuo se encuentran muchas operaciones, si son muchos los principios de las operaciones, como sucede en el hombre, en el que hay una operacion de inteligencia y una operacion de sensacion, habida consideracion a la diferencia de la sensibilidad y del entendimiento. En el fuego sucede también que una es la operacion de calentar y otra la de ascender, en razon a la diferencia que hay entre el calor y la ligereza del fuego: es asi que la naturaleza es comparada a la operacion como a su principio; luego en Cristo no hay una sola operacion por causa de un solo supuesto, sino dos operaciones por causa de dos naturalezas, en tanto que en la Santisima Trinidad, por el contrario, no hay mas que una sola operacion a causa de la unidad de la naturaleza. En Cristo, empero, la operacion de la humanidad participa en alguna cosa de la virtud divina, porque todas las cosas que convienen en un supuesto sirven de instrumento a lo que es principal, a la manera que las demas partes del hombre son los instrumentos de la inteligencia. De este modo la humanidad en Cristo es considerada como cierto organo de la divinidad. Es asi que el instrumento obra por la virtud del agente principal, y por eso en la accion del instrumento, ademas de la virtud del instrumento, se encuentra también la del agente principal, como la accion de la segur hace un mueble por la direccion del obrero; luego en Cristo la operacion de la naturaleza humana recibe de la divinidad cierta fuerza superior a la fuerza humana. En efecto: tocar a un leproso era una accion de la humanidad; pero la curacion de la lepra por este contacto procedia del poder de la divinidad. Todas las acciones y pasiones de la naturaleza humana fueron de este modo saludables por la virtud divina, y por eso llama Dionisio a la operacion humana de Cristo, Theandrica, es decir, virtud de Dios, porque de tal modo procedia de la humanidad que estaba animada de la virtud divina. Con respecto a la filiacion dudaron algunos si era una en Cristo, por causa de la unidad de supuesto, o si habia dos filiaciones en Cristo por causa de la dualidad de nacimiento. Parece que en Cristo hay dos filiaciones; porque la multiplicacion de la causa produce la multiplicacion del efecto: es asi que el nacimiento es causa de la filiacion; luego asi como hay en Cristo dos nacimientos, parece que hay dos filiaciones. No obsta el que la filiacion sea una relacion personal, esto es, que constituya la persona, porque esto es verdadero en la filiacion divina. La filiacion humana, empero, no constituye a la persona; es un accidente en la persona constituida. Del mismo modo no hay obstaculo alguno en que un hombre se refiera por una sola filiacion al padre y a la madre, porque por el mismo nacimiento procede del padre y de la madre. Cuando es una misma la causa de la relacion, la relacion es una en realidad, aun cuando haya multiplicidad de razones. En efecto: nada impide que una cosa tenga una relacion con otra, sin que la relacion esté realmente en ella, a la manera que el objeto de la ciencia se refiere a la ciencia por una relacion que no existe en el objeto. Nada impide tampoco que una relacion real tenga muchos respectos o razones. Como una relacion recibe de su causa el ser alguna cosa, asi también recibe de ella el ser una o multiple. Por consiguiente, no naciendo Cristo de su Padre y de su Madre por el mismo nacimiento, parece que hay en l dos relaciones reales por causa de sus dos nacimientos. Hay un obstaculo en la posibilidad a la existencia de muchas filiaciones reales en Cristo. En efecto: todo lo que recibe su existencia de otra cosa, no debe ser llamado hijo suyo, sino solamente lo que es un supuesto completo. La mano de un hombre no es llamada hija, ni el pie hijo, sino que se llama hijo al todo individual, que es Pedro o Juan. El supuesto mismo es, por consiguiente, el sujeto propio de la filiacion. Antes hemos demostrado que en Cristo no hay otro supuesto que el supuesto increado, el cual no puede adquirir temporalmente una relacion real cualquiera; y si, como también hemos dicho antes, toda relacion de Dios a la criatura se hace solamente segun la razon, necesario es que la filiacion, en virtud de la cual el supuesto eterno del hijo se refiere a la Virgen Madre, no sea una relacion real, y si solo una relacion de razon. No impide esto que Cristo sea real y verdaderamente Hijo de la Virgen Madre, porque realmente nacio de ella, asi como Dios es real y verdaderamente Senor de la criatura, porque tiene poder real para dominarla, y sin embargo la relacion de dominio es atribuida a Dios solo, segun la razon. Si en Cristo hubiera, por el contrario, muchos supuestos, como creyeron algunos, nada impediria admitir en él dos filiaciones, porque se someteria un supuesto creado a la filiacion temporal.



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CAPITULO CCXIII

Cristo debio ser perfecto en la gracia y en la sabiduria de la verdad.

Habiendo dicho antes que la humanidad de Cristo es a su divinidad como una especie de organo, y siendo la disposicion y cualidad de los organos principalmente apreciada segun el fin y la conveniencia del que de ellos se sirve para obrar, debemos considerar ahora, segun estas apreciaciones, la cualidad de la naturaleza humana tomada por el Verbo de Dios. La salud y la reparacion de la naturaleza humana es, el fin que se propuso el Verbo de Dios al revestirse de ella. Cristo debio estar constituido de tal modo en la naturaleza humana, que pudiera ser convenientemente el autor de la salud de la humanidad. Es asi que la salud del género humano consiste en gozar de Dios, y en virtud de este goce el hombre se hace bienaventurado; luego necesario fué que Cristo, revestido de la naturaleza humana, estuviera en posesion del goce perfecto de Dios. En todo género el principio ha de ser perfecto. El goce de Dios existe bajo dos conceptos: segun la voluntad, y segun el entendimiento. Bajo el aspecto de la voluntad, adhiriéndose perfectamente a Dios por el amor; bajo el aspecto del entendimiento, conociendo perfectamente a Dios. La adhesion perfecta de la voluntad a Dios por el amor se obra por la gracia, que es la que justifica al hombre, segun estas palabras de la epistola a los Romanos cap. III: Justificados estais por su gracia. En efecto: el hombre es justificado por lo mismo que se une a Dios por el amor. Por otra parte, el conocimiento perfecto de Dios se adquiere por la luz de la sabiduria, que es el conocimiento de la verdad divina; luego necesario ha sido que el Verbo de Dios encarnado fuera perfecto en la gracia y en la sabiduria de la verdad. Por esto leemos en el

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CAPITULO 1 de San Juan: El Verbo se hizo carne, y habito entre nosotros, y nosotros vimos su gloria, gloria digna del Hijo unico del Padre: lleno estaba de gracia y de verdad.



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CAPITULO CCXIV

De La plenitud de la gracia de Cristo.

Con respecto a la plenitud de la gracia de Cristo, debemos considerar que la palabra gracia puede entenderse de dos modos: primero, en el sentido de ser agradable a Dios, y en este concepto se dice que uno tiene la gracia de otro, porque es agradable para él; segundo, en el sentido de ser otorgada gratuitamente, y en este concepto se dice que un hombre hizo gracia a otro cuando le presto algun servicio gratuito. Estas dos acepciones de la gracia no son completamente diferentes. En efecto: se da gratuitamente una cosa a alguno, en razon a que aquel a quien se dispensa el don, es agradable al que le dispensa: o simplemente, o secundum quid. Es agradable simplemente, cuando en tanto el que recibe es agradable al que da, en cuanto el que da se propone atraerse al que recibe, segun el modo y medida con que le es agradable; es agradable secundum quid, cuando el que recibe el, don es agradable al que le da, en cuanto es necesario para recibir de él alguna cosa, pero no para ser absorbido en su afeccion. Por consiguiente, todo el que recibe una gracia, recibe alguna cosa que es dada gratuitamente; pero no toda persona que recibe un don gratuito es agradable al que le da. Por esta razon se distingue la gracia de dos modos: una que es dada solo gratuitamente, y otra que ademas hace agradable. Se dice que es don gratuito aquello que de ninguna manera es debido. Las cosas se deben de dos maneras: segun la naturaleza, o segun la operacion. Segun la naturaleza, es debido a una cosa lo que exige el orden natural de la misma cosa, a la manera que el hombre tiene un derecho para tener razon, manos y pies. Se debe una cosa, segun la operacion, a la manera que se debe una recompensa al que trabaja. Dios ha dado gratuitamente a los hombres aquellos dones que son superiores al orden de la naturaleza: y no pueden adquirirse por merecimiento, aun cuando las cosas que Dios otorga en razon a los merecimientos no pierdan algunas veces, el nombre y la condicion de gracias, ya porque el principio de los merecimientos provino de la gracia, ya porque fueron dadas mas abundantemente de lo que requerian los merecimientos humanos. Por esto dice el Apostol, en la epistola a los Romanos cap. VI: La gracia de Dios es el vida eterna. Algunos de estos dones son superiores a la naturaleza humana, y no son concedidos al hombre en virtud de sus merecimientos, y en este caso el hombre que es favorecido con ellos no es agradable a Dios solo por la posesion de estos dones, tales son los dones de profecia, de milagros, de ciencia, de doctrina y otros semejantes concedidos por Dios. La razon de esto es que el hombre no esta unido a Dios por medio de estos dones y otros semejantes, sino quizas por razon de cierta semejanza en cuanto que participa en algo de la bondad divina, medio por el cual todas las criaturas se asimilan a Dios.

Hay ciertas cosas que hacen al hombre agradable a Dios y le unen a l. Los dones de este género no solo son llamados gracias porque sean dados gratuitamente; se llaman también gracias porque hacen al hombre agradable a Dios. La union del hombre con Dios es de dos maneras: una por la afeccion, y esta union se produce por el amor, que en cierto modo, mediante la afeccion, unifica al hombre con Dios, segun estas palabras del cap. VI, de la carta 1 del Apostol a los Corintios: El que se adhiere a Dios es un espiritu con l. Mediante esta union, Dios habita también en el hombre, segun estas palabras del cap. XIV de San Juan: Si alguno me ama, guardara mis mandamientos; mi Padre le amara, y vendremos a él, y haremos en él nuestra morada. Esta misma union hace también que el hombre esté en Dios, segun dice San Juan: El que permanece en la caridad, en Dios esta, y Dios en él. Aquel hombre, pues, que ha recibido un don gratuito de Dios, es por esto mismo agradable a Dios, llegando a ser de este modo, por el ardor de la caridad, un mismo espiritu con Dios, viviendo en Dios, y poseyéndole de una manera permanente. Esto obligo a decir al Apostol, en su carta 1 a los Corintios, cap. XIII: Sin la caridad, de nada sirven a los hombres los demas dones, porque no pueden hacerse agradables a Dios si no tienen caridad. Esta gracia es comun a todos los Santos, y por esto, impetrando Cristo- hombre esta gracia para sus discipulos, dice por San Juan: Para que estén unidos por el vinculo del amor como estamos unidos nosotros mismos. Hay otra union del hombre con Dios, que se opera, no solo por la afeccion o inhabitacion, sino también por unidad de hipostasis o de persona, de tal suerte, que la misma hipostasis o persona sea Dios y hombre. Esta union del hombre con Dios es propia de Jesucristo, y de ella hemos hablado ya con extension. Es también una gracia particular de Cristo- hombre estar unido a Dios en la unidad de persona, y por esto es un don gratuito, supuesto que excede las facultades de la naturaleza, y es un don que no esta precedido de mérito alguno. Este don le hace infinitamente agradable a Dios, porque de él se dice especialmente en dos

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CAPITULOs de San Mateo: Este es mi Hijo muy amado, en quien yo tengo mis complacencias. Entre una y otra gracia hay, sin embargo, la diferencia de que la gracia que une al hombre a Dios por afeccion, es alguna cosa habitual en el alma, porque, verificandose esta union por un acto de amor, y procediendo del habito los actos perfectos, consiguiente es que se comunique al alma alguna gracia habitual, para constituirla en este habito eminentemente perfecto, mediante el cual el alma esta unida a Dios por el amor. El ser personal o hipostatico no es, sin embargo, producto de un habito; es producto de las naturalezas a las que pertenecen las hipostasis o personas.

La union de la naturaleza humana con Dios se efectua por la conjuncion de las naturalezas mismas en una misma persona, y no por alguna gracia habitual. Cuanto mas se aproxima a Dios una criatura, tanto mas participa de su bondad y recibe mas abundantes dones de su influencia; a la manera que recibe mas calor el que mas se acerca al fuego. No puede haber ni puede imaginarse un medio mas intimo de adhesion de la criatura a Dios que estar unido a Dios en la unidad de persona. Necesario es que a consecuencia de esta union de la naturaleza humana con Dios en la unidad de persona, el alma de Cristo estuviera mas llena que todas las demas de los dones habituales de las gracias. Asi es que la gracia habitual en Cristo no es una disposicion habitual para la union, es un efecto de la union, lo cual aparece claramente segun el modo de hablar de que se vale el Evangelista cuando en los pasajes citados, dice: Le vimos, como el Hijo unico del Padre, lleno de gracia y de verdad. Cristo- hombre, en cuanto Verbo hecho carne, es el Hijo unigénito del Padre. Por lo mismo que el Verbo se hizo carne, por lo mismo ha debido estar lleno de gracia y de verdad. En las cosas que estan llenas de una bondad o de una perfeccion cualquiera, se reconoce que, por lo mismo que comunican a las demas la abundancia en que rebosan, estan mas abundantemente provistas, a la manera que luce mas el cuerpo que mas puede iluminar a otros; luego del mismo modo que Cristo, en calidad de Hijo unico del Padre, obtuvo una plenitud suma de gracia, del mismo modo fué necesario que esta gracia se derivase de l a los demas, de tal suerte que el Hijo de Dios hecho hombre hiciera a su vez a los hombres dioses e hijos de Dios, segun estas palabras del Apostol a los Galatas, IV: Dios envio a su Hijo engendrado de la mujer, nacido bajo la ley, para libertar a los que estaban bajo la ley, y comunicarles el titulo de hijos adoptivos. Derivandose la gracia de Cristo a los demas hombres, conveniente era que fuera la cabeza de la Iglesia, porque de la cabeza se comunican la sensibilidad y el movimiento a los demas miembros, conforme a su naturaleza. De este modo es como la gracia y la verdad pasan de Cristo a los demas hombres; y por esto dice el Apostol a los de Efeso, I: Y le puso por cabeza sobre toda Iglesia, la cual es su Cuerpo.

Cristo puede ser llamado también Jefe, no solo de los hombres, sino también de los angeles, en cuanto a la excelencia y a la influencia, aunque no en cuanto a la conformidad de naturaleza, segun la misma especie, y por esto el Apostol, antes de las palabras que acabamos de citar, dice que Dios le constituye, esto es, a Cristo, a su derecha en las regiones celestes sobre toda potestad, principado, virtud y dominacion. En virtud de lo dicho se suele asignar a Cristo una triple gracia. Primero, una gracia de union, en cuya virtud la naturaleza humana, sin mérito alguno precedente recibio el don de estar unida al Hijo de Dios en la persona. Segundo, una gracia singular, en virtud de la cual el alma de Cristo fué mas llena que todas las demas de gracia y de verdad. En tercer lugar, una gracia de Jefe o Cabeza, en virtud de la cual la gracia se deriva de l a los demas. Esta triple gracia esta anunciada en un orden conveniente por el Evangelista, porque respecto de la gracia de union, dice: El Verbo se hizo carne. Respecto de la gracia singular, expresa: Le vimos, como el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad; y respecto de la gracia de Jefe o Cabeza, anade: Todos hemos recibido de su plenitud.



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