Pablo VI Magisterio ES 1402


I. VIDA DE SAN JUAN DE AVILA

Nos es grato recordar brevemente la vida de este bienaventurado varón y poner de relieves u gran santidad con el fin de que al conocerle todos le admiren y admirandole le imiten.


1403
3. Estudios y alistamiento para ir a Méjico

Juan de Avila nacio en Almodovar. Espana, el dia 6 de enero de 1499, hijo de Alonso y de Catalina Xixon, ricos en bienes temporales y en religiosidad y fe. Como en aquel tiempo los caballeros espanoles adquirian mucho renombre con los triunfos militares, esto influyo para que el caracter del nino fuera forjandose en un ambiente de brillantísimos acontecimientos.

Apenas cumplidos los 14 anos es enviado a Salamanca, centro de estudios y de las Artes. Ya en sus 15 anos, y por causas desconocidas se fue de la ciudad, reintegrandose a su hogar. Un hijo de la familia franciscana, que habia oido hablar de su religiosidad y piedad profundamente vividas, le aconsejo que reanudara los estudios interrumpidos y que, continuando los estudios, se ordenara de sacerdote, pues de este modo serviria a Cristo en su Iglesia mas provechosamente.

Por eso ya en Alcala se dedico con todo empeno al estudio de la filosofia y de la sagrada teologia, pensando para si ir a las Indias una vez terminados sus estudios. No es de extranar que siendo Obispo de Tlaxcala, Julian Garcés, que buscaba misioneros para Méjico, Juan aceptara con mucho agrado ser inscrito y concentrara ya en esto los anhelos de su alma y buscara orientaciones.

Asi se apresuro ante todo a celebrar la Santa Misa en Almodovar, su ciudad natal. Por cierto que con tal ocasion, a ejemplo de Cristo, sirvio la mesa y vistio de nuevo a doce pobres. Mas aun, desprendiéndose de su rico patrimonio, repartio todo el dinero reunido entre los necesitados y de rico se hizo pobre e indigente. Es que las consignas evangélicas le hacian mucha fuerza y a su cumplimiento se entregaba con toda su alma.

Después de esto se dirigio a la ciudad de Sevilla, para desde alli hacerse a la mar a fin de predicara Cristo en Méjico dispuesto a cualquier trabajo en este empeno. Pero las cosas no sucedierón conforme a su proyecto.


1404
4. Misión apostolica en Andalucia

Ninguna fuerza huracanada podia extinguir el fuego prendido ya en su corazon. Y el buen siervo de Dios recurrio toda la región andaluza al estilo apostolico anunciando el reino de Dios; y muchas ciudades, entre ellas, Alcala de Guadaira, Lebrija, Jerez, Palma del Rio, cija, fuerón para él como su Galilea.

El poder de su oratoria y de su talento, unido a una gran pobreza y a una intachable inocencia penetraba los corazones y los conmovia. Muchos eran los que por la predicación de la Verdad quedaban prendidos en sus redes echadas en cualquier sitio.


1405
5. Sale de la Inquisición inocente y penetrado del "Misterio de Cristo"

El ano 1531 llevan al inocente Juan al tribunal de la Inquisición de Sevilla como sospechoso de herejia y se le castiga con la carcel. Al fin, interrogado y tras una eficaz defensa es puesto en libertad. Por cierto, que la carcel le sirvio de ganancia, ya que entre cadenas y sombras percibio el "misterio de Cristo" con mayor plenitud que antes lo conociera.


1406
6. Cordoba y Granada; maestro de sacerdotes y de santos

Inflamado por este fuego divino, Juan se dirigio a Cordoba y alli fundo la escuela llamada "Preocupaciones Sacerdotales", en la que se pretendia la formación de los Sacerdotes. De tal modo les alimentaba su vida de piedad que movidos todos por la fama y brillo de sus virtudes le tenian como ejemplo.

Fue a Granada. Alli ayudo muchisimo al Arzobispo: predico sin descanso; colaboro en el colegio de Sacerdotes como auxiliar del Prelado y actuo en cargos importantes que ejercio santamente. Por lo demas fue aqui en la universidad donde alcanzo el nombre de "Maestro". Aqui, con la ayuda divina convirtio a Juan de Dios impulsandole a una mayor entrega al servicio divino; como igualmente a Francisco de Borja y a otros hombres y mujeres ilustres de los cuales la Iglesia con razón se alegra.


1407
7. Fundación de la Universidad de Baeza

El ano 1540 fundo en Baeza una Universidad y la organizo sabiamente. La instituyo con tales normas que apareciese claro a todos que su enseñanza se apoyaba sobre todo en la filosofia de Santo Tomas de Aquino. También ayudaba a los formadores de la juventud a habilitara éstos para el apostolado con la necesaria ciencia y doctrina. Asimismo tuvo cuidado que junto a la universidad se levantaran colegios o facultades en que antes que nada se expusiese la doctrina cristiana.

Por entonces, Pedro Guerrero, Arzobispo de Granada, el mismo que en otro tiempo fue su companero de estudios en Alcala, y ya a punto de dirigirse a Trento a tomar parte en el Santo Concilio, insistentemente le rogaba se fuera con él. Al no poder acompanarle, compuso un estudio sobre la reforma de la iglesia; estudio que el Prelado utilizo en el santo sinodo con aceptación y provecho. Al quedarse Juan en su patria, se entrego de lleno a la predicación de la palabra de Dios; y de modo especial se ocupo en la dirección de la "Escuela Sacerdotal", que aqui habia fundado con gran éxito.


1408
8. San Juan de Avila y San Ignacio de Loyola

Por aquellos dias la Compania de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola, comenzo a propagarse por Espana. Juan e Ignacio perseguian en total acuerdo idénticos fines y con los mismos medios y afanes. Esta afinidad pronto les hizo amigos. No solo sintierón uno de otro buena opinión y mutuamente reconocian sus méritos, sino también como si pertenecieran a una misma familia se amaban, se ayudaban. Incluso por los consejos de Juan no pocos de sus propios discipulos ingresarón en la Compania. Mas aun, el mismo Juan hubiera entrado en tan santa Compania de no habérselo impedido su poca salud. De haberse realizado esto. San Ignacio, como él mismo decia, habria mandado trasladarlo a hombros como si se tratara del "arca del Testamento".




1409
9. Ultimos anos en Montilla

Agotado por sus continuos trabajos y vigilias, comenzarón a sentirse las molestias, fallos y enfermedades. Al acentuarse éstas y dejado por necesidad el ministerio de la predicacion, se retiro a la ciudad de Montilla, donde vivio con su companero de trabajos, Pedro Villaras. Aquella casita, vulgar si se juzga por las apariencias, se hizo nobilisima y muy rica si se considera su dignidad.


1410
10. Escritor y director espiritual

En esta época el santo varón escribio magnificas obras y dirigio a muchísimas almas. Compuso otro tratado lleno de prudencia para que el Prelado de Granada de nuevo lo utilizara en Trento.

Consejero y animador constante de los Sacerdotes, envio a éstos, reunidos en Cordoba el ano 1553, un tratadito muy completo. El ano 1565 intervino en alguna manera en el Concilio de Toledo por medio de cartas y memoriales. El ano 1568 este prudentisimo maestro de virtudes reanimo con sus cartas el espiritu de Teresa de Jesús, molestado por los escrupulos, al aprobar abiertamente el Ebro que de su vida ella habia escrito.


1411
11. El diez de mayo de 1569 murio serenamente

Agotado por los sufrimientos le fue preciso retirarse al lecho, y en él a semejanza de Cristo estuvo como clavado en la Cruz. Se sabe que esta contrariedad la vivio al ritmo de los santos y los indicios de virtud fuerón tan claros que parecia estar colmado de cierta influencia divina. al punto que el tiempo transcurrido en Montilla no parecio otra cosa que una preparación para su muerte. El dia diez de mayo de 1569 murio serenamente. Su cuerpo fue sepultado en la casa religiosa de los hijos de la Compania de Jesús. La fama de su nombre se extendio con las mayores alabanzas.


II. SANTIDAD DE SAN JUAN DE AVILA


1412
12. Copia fiel de San Pablo

Es grato ahora meditar brevemente sobre el valor y las obras de este hombre. Y lo primero, Juan a semejanza de Pablo con quien le unia admirablemente su estirpe, temperamento y habilidad, fue con toda verdad un apóstol, o como dice la historia, "una clara imagen de la predicación evangélica" y al mismo tiempo "una copia fiel del santo apóstol".

Como amaba unicamente a Dios, se preocupaba con todo entusiasmo de los hombres y sufria por aquellos que, rodeados de peligros, él llamaba "hijos de lagrimas". No es de extranar que todo cuanto llevaba acabo, sus oraciones, su asiduidad en oir confesiones, sus agotadores trabajos, todo lo dirigiera a la salvación de los pecadores. Y si algo él no podia por si mismo, se esforzaba en conseguirlo por medio de sus escritos o a través de sus discipulos; y siempre con extraordinaria y constante diligencia.


1413
13. Proyectos de reforma enviados al Concilio de Trento

Fue muy laudable y meritoria la colaboración de su agudo ingenio en los estatutos, decretos y mandatos del Sacrosanto Concilio de Trento: que se cuidase de la enseñanza del catecismo, tarea que no solo a él mismo le ocupaba mucho tiempo, sino que además escribio una obra "De la doctrina cristiana" que abria nuevos caminos a la catequesis; y que se pusiese serio empeno en la reforma de las costumbres clericales; que en la fundación de los colegios, parecidos en alguna manera a los Seminarios, se pusiera toda diligencia; y, finalmente, que los Sacerdotes como soldados preparados para todo, estuviesen disponibles ante sus Obispos.


1414
14. Arraigo de todos y Maestro de Santos

Juan fue el amigo y padre en Cristo de muchos, hombres de toda condicion, nobles y humildes, sacerdotes y seglares: ellos fuerón el consuelo en sus trabajos, obras y penas. Al mismo tiempo le unia estrechisima amistad con los Santos: Juan de Dios, Francisco de Borja, Pedro de Alcantara, Ignacio de Loyola, Juan de Ribera, Tomas de Villanueva, Teresa de Jesús. Entre ellos gozo de gran estima; en especial, Teresa de Jesús, que lloro muchisimo su muerte.


1415
15. Misterio de Cristo: "carne, Cruz, Eucaristia"

El nucleo capital de su abundantisima doctrina es el "Misterio de Cristo", que, como dijimos, le fue desvelado por Dios en la carcel. El misterio de Cristo, según el pensamiento del bienaventurado varon, en esto se resume: que Dios de tal manera amo a los hombres que les dio a su Hijo Unigénito, cuyo amor resplandecio sobre todo en la Encarnacion, en la Cruz, y en la Eucaristia. El amor de Dios, si queremos usar sus mismísimas palabras, se hizo "carne, Cruz, Eucaristia".

Por tanto, el cristiano puede participar de los bienes del divino Redentor y unirse por la gracia con Cristo, lo mismo que la cabeza con los restantes miembros. Si observamos la mutua relación entre los miembros es necesario que la misma caridad les dé la cohesion. A nadie se le oculta que todo esto insinua brillantemente la doctrina del "Cuerpo Mistico", como posteriormente ha sido clarificada por la Iglesia. Por su doctrina Juan de Avila ha sido realmente benemérito.


1416
16. El tema sacerdotal en sus escritos

Para el que considere sus escritos y su vida, enseguida aparecera como el tema del sacerdocio ocupaba para él el primer puesto. Esta convencido de que los Sacerdotes, con la potestad sagrada del orden, desempenan el mismo sacerdocio de Cristo; y que por tanto, conviene que ellos vivan santisimamente conscientes de tan alta dignidad, por el hecho de que han de realizar el sacramento de la Eucaristia con temor y temblor. También es claro para él que los Sacerdotes, como Jesucristo, són intercesores entre el pueblo y Dios, pues por medio de ellos la palabra de Dios llega a los hombres. Y como el oficio del sacerdotes signo del Dios Amor, conviene que el amor se extienda con amor. Por lo demas, el modelo perfectisimo de los Sacerdotes es Cristo y nada vale una santidad que no siga sus huellas. Finalmente ni concebirse puede un Sacerdote que no ame con una estima constante a María, la Madre de Cristo. Nada mas proximo a Jesús que Ella.


1417
17. Maestro de virtudes

El bienaventurado siervo de Dios en sus ultimos tiempos era llamado "maestro"; este sobrenombre muestra cual y cuanto fue el sentir y la estima que tenian de él sus contemporaneos y posteriores. Y con razon. Su virtud resplandecia en una fe sin sombras, en un solicito y ardiente amor al gran Dios; en la pobreza, carencia y necesidad; en la cruz y penitencia; en el afan serio y admirable de servir a la Iglesia, la cual, lo mismo que Pablo, deseaba con todo el ardor de su alma que estuviese "sin mancha ni arruga" (
Ep 5,27).

Con tal prudencia trata los asuntos que San Francisco de Sales, Pedro Berulle, San Juan Eudes, San Vicente de Paul, San Alfonso María de Ligorio, San Antonio María Claret, y muchísimos otros, le han tributado alabanzas y de él han sacado mucho provecho. No podemos pasar por alto sus comentarios, expuestos con doctrina segurisima y razones solidas, que fluyerón por todo el cuerpo de la Iglesia Santa a través de las orientaciones y decretos del sagrado Concilio Tridentino.


III. DESPUS DE LA MUERTE DE SAN JUAN DE AVILA


1418
18. Beatificacion, el 15 de abril de 1894

Es ahora el momento de considerar la segunda parte de la vida del bienaventurado Juan, la que comenzo después de su muerte. No se puede decir que murio totalmente un hombre cuya fama de virtud se extendio tanto, su estimación fue tan grande y por cuyo medio Dios hizo obras milagrosas. Por todo lo cual se comenzarón los procesos acostumbrados en la archidiocesis de Toledo. En el ano de 1759, Clemente XIII, nuestro predecesor, aprobo el Decreto sobre sus virtudes heroicas. Y en el ano 1894, el quince de abril, fue inscrito solemnemente por León XIII en el catalogo de los Beatos.


1419
19. Hacia la canonización "equipolente"

Extendida por todo el mundo la noticia de su beatificacion, atrajo tanto la admiración de todos que se penso en que la Iglesia se ocupara de la investigación y confirmación de su santidad. Por esto, los Padres Cardenales de la Sagrada Congregación de Ritos, reunidos en consulta de si se volvia a tratar la causa, el dia 14 de marzo de 1952 respondierón "afirmativamente", "si le parecia bien al Santo Padre".

En la suplica presentada a esta Santa Sede, los promotores se inclinaban a que el proceso no se llevara a término por el camino acostumbrado, sino mas bien por el que llaman "equipolente". Nos creimos obrar correctamente atendiendo a estos deseos. El uso y la costumbre de los antepasados y las normas de los Sumos pontifices justifican esta manera de proceder. Aunque su uso en la Iglesia no ha sido frecuente, podiamos legitimamente emplearlo, siempre que se den de manera inequivoca las virtudes heroicas y un culto constante. En el caso del Beato Juan de Avila, ambas cosas se dan sin ninguna duda.


1420
20. Virtudes heroicas y culto ininterrumpido

Desprenderse de todos sus bienes y distribuirlos a los pobres; sobrellevar sin queja acusaciones terribles y la carcel; predicar y confesar sin descanso alguno; discurrir de una a otra parte con espiritu alegre para ganar almas a Dios; morir en fin como victima: són cosas que no solamente són indicios, sino también pruebas muy solidas de santidad.

Si se investiga sobre el culto también resulta claro y averiguado. Una vez muerto el Beato Juan, el pueblo y el clero y los mismos Santos le tributarón grandisima veneracion, en especial a partir de su beatificación y de su proclamación como Patrono de todo el Clero Espanol por Pio XII, nuestro Predecesor de feliz recordacion, el ano 1946.


1421
21. ultimos pasos

Asi las cosas, el 2 de diciembre del pasado ano, el Promotor general de la Fe vino en concluir que la causa del Beato Juan de Avila era tal que merecia el honor de los Santos y que a ello nada se oponia.

Como también opinaban asi la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos en la reunión especial celebrada el 10 de febrero pasado y los Padres Cardenales Presidentes de la misma Congregación en la consulta plenaria celebrada el 24 de marzo, Nos decidimos con sumo agrado conceder al mismo Beato la canonización equipolente.


1422
22. 31 de mayo de 1970, solemne canonizacion

Hoy mismo y con la ayuda de Dios, hemos presidido estas ceremonias con grandisima alegria nuestra y también del pueblo cristiano. En la Basilica de San Pedro, ocupada por muchedumbre de fieles venidos de todas partes, especialmente de Espana, en presencia de muchos Cardenales de la Santa Iglesia y Obispos de la Curia Romana y de la Iglesia Catolica, determinamos acceder a las suplicas de nuestro venerable hermano el Cardenal Pablo Bertoli, Prefecto de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos, pidiéndonos que declaremos Santo al Beato Juan de Avila.

Después que el mismo Padre Purpurado hablo brevemente de la vida, hechos y santidad del Beato; después de implorar Nos la intercesión de los Santos, para que nos alcancen al auxilio y la luz de Dios Omnipotente, como Supremo Maestro de la Iglesia, hemos declarado esto: "Para honor de la Santa e Individua Trinidad, para exaltación de la fe católica y aumento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Bienaventurados Apostoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de madura consideración y tras implorar la ayuda divina, declararnos y definimos que el Beato Juan de Avila es Santo. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. Amén".

Pronunciadas estas palabras al ruego del mismo señor Cardenal decretamos que el ahora proclamado Santo sea adscrito en el catalogo de los Santos y que se redacten las cartas Decretales según costumbre.

Después de tributar a Dios Omnipotente las gracias a una con todos los presentes, tuvimos una homilia sobre las admirables virtudes y obras del nuevo Santo y fuimos los primeros en invocar su patrocinio celebrando en el Altar Mayor de la Basilica el divino Sacrificio con un rito solemne.

Con la investigación y reflexión debida, todos los hechos que antes hemos mencionado los manifestamos a la Iglesia Universal. Ordenamos que a las transcripciones completas o parciales, aun impresas, de estas Letras Apostolicas se les dé la misma fe que al original con tal de que lleven la firma y sello de algun notario.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 31 de mayo en el ano del Señor,1970, ano séptimo de nuestro Pontificado.

Datum Romae, apud S. Petrum die tricesimo primo mensis mai, anno Domini millesimo nongentesimo septuagesimo, Pontificatus nostri septimo.

Ego Paulus catholicae Ecclesiae Episcopus

1500



OCTOGESIMA ADVENIENS: En el LXXX Aniversario de la «Rerum Novarum»

CARTA APOSTÓLICA DE PABLO VI AL SEÑOR CARDENAL MAURICIO ROY, PRESIDENTE DEL CONSEJO PARA LOS SEGLARES Y DE LA COMISIÓN PONTIFICIA «JUSTICIA Y PAZ»


Vaticano, 14 de mayo de 1971


Señor Cardenal:


1501
1. El LXXX aniversario de la publicación de la encíclica Rerum novarum, cuyo mensaje sigue inspirando la acción en favor de la justicia social, nos anima a continuar y ampliar las enseñanzas de nuestros predecesores para dar respuesta a las necesidades nuevas de un mundo en transformación. La Iglesia, en efecto, camina unida a la humanidad y se solidariza con su suerte en el seno de la historia. Anunciando la Buena Nueva de amor de Dios y de la salvación en Cristo a los hombres y mujeres, les ilumina en sus actividades a la luz del Evangelio y les ayuda de ese modo a corresponder al designio de amor de Dios y a realizar la plenitud de sus aspiraciones.

Llamamiento universal a una mayor justicia

1502
2. Nos vemos con confianza como el Espíritu del Señor continúa su obra en el corazón de la humanidad y congrega por todas partes comunidades cristianas conscientes de su responsabilidad en la sociedad. En todos los continentes, entre todas las razas, naciones, culturas, en todas las condiciones, el Señor sigue suscitando auténticos apóstoles del Evangelio.Nos hemos tenido la dicha de encontrarlos, admirarlos y alentarlos durante nuestros recientes viajes. Nos hemos acercado a las muchedumbres y escuchado sus llamamientos, gritos de preocupación y de esperanza a la vez. En estas circunstancias, hemos podido ver con nuevo relieve los graves problemas de nuestro tiempo, particulares ciertamente en cada región, pero de todas maneras comunes a una humanidad que se pregunta sobre su futuro, sobre la orientación y el significado de los cambios en curso. Siguen existiendo diferencias flagrantes en el desarrollo económico, cultural y político de las naciones: al lado de regiones altamente industrializadas, hay otras que están todavía en estadio agrario; al lado de países que conocen el bienestar, otros luchan contra el hambre; al lado de pueblos de alto nivel cultural, otros siguen esforzándose por eliminar el analfabetismo. Por todas partes se aspira una justicia mayor, se desea una paz mejor asegurada en un ambiente de respeto mutuo entre las personas y entre los pueblos.

La diversidad de situaciones de los cristianos en el mundo

1503
3. Ciertamente, son muy diversas las situaciones en las cuales, de buena gana o por fuerza, se encuentran comprometidos los cristianos, según las regiones, los sistemas socio-políticos y las culturas. En unos sitios se hallan reducidos al silencio, considerados como sospechosos y tenidos, por así decirlo, al margen de la sociedad, encuadrados sin libertad en un sistema totalitario. En otros son una débil minoría, cuya voz difícilmente se hace sentir. Incluso en naciones donde a la Iglesia se le reconoce su puesto, a veces de manera oficial, ella misma se ve sometida a los embates de la crisis que estremece la sociedad, y algunos de sus miembros se sienten tentados por soluciones radicales y violentas de las que creen poder esperar resultados mas felices. Mientras que unos, inconscientes de las injusticias actuales, se esfuerzan por mantener la situación establecida, otros se dejan seducir por ideologías revolucionarias, que les promete, con espejismo ilusorio, un mundo definitivamente mejor.

1504
4. Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única como también proponer una solución con valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia especialmente en esta era industrial, a partir de la fecha histórica del mensaje de León XIII sobre la condición de los obreros, del cual Nos tenemos el honor y el gozo de celebrar hoy el aniversario.

A estas comunidades cristianas toca discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se consideren de urgente necesidad en cada caso.

En este esfuerzo por promover tales transformaciones, los cristianos deberían, en primer lugar, renovar su confianza en la fuerza y en la originalidad de las exigencias evangélicas. El Evangelio no ha quedado superado por el hecho de haber sido anunciado, escrito y vivido en un contexto sociocultural diferente. Su inspiración, enriquecida por la experiencia viviente de la tradición cristiana a lo largo de los siglos, permanece siempre nueva en orden a la conversión de la humanidad y al progreso de la vida en sociedad, sin que por ello se le deba utilizar en provecho de opciones temporales particulares, olvidando su mensaje universal y eterno (1).

El mensaje específico de la Iglesia

1505
5. En medio de las perturbaciones e incertidumbres de la hora presente, la Iglesia tiene un mensaje específico que proclamar, tiene que prestar apoyo a los hombres y mujeres en sus esfuerzos por tomar en sus manos y orientar su futuro. Desde la época en que la Rerum novarum denunciaba clara y categóricamente el escándalo de la situación de los obreros dentro de la naciente sociedad industrial, la evolución histórica ha hecho tomar conciencia, como lo testimoniaban ya la Quadragesimo anno (2) y la Mater et magistra (3), de otras dimensiones y de otras aplicaciones de la justicia social.

El reciente Concilio ecuménico ha tratado, por su parte, de ponerlas de manifiesto, particularmente en la constitución pastoral Gaudium et spes. Nos mismo hemos continuado ya estas orientaciones con nuestra encíclica Populorum progressio: «Hoy el hecho de mayor importancia, decíamos, del que cada uno debe tomar conciencia, es que la cuestión social ha adquirido proporciones mundiales» (4). «Una renovada toma de conciencia de las exigencias del mensaje evangélico impone a la Iglesia el deber de ponerse al servicio de los seres humanos para ayudarles a comprender todas las dimensiones de este grave problema y para convencerles de la urgencia de una acción solidaria en este viraje de la historia de la humanidad» (5). Este deber, del que Nos tenemos viva conciencia, nos obliga hoy a proponer algunas reflexiones y sugerencias, promovidas por la amplitud de los problemas planteados al mundo contemporáneo.

1506
6. Corresponderá, por otra parte, al próximo Sínodo de los obispos estudiar más de cerca y analizar profundamente la misión de la Iglesia ante los graves problemas que plantea hoy la justicia en el mundo. El aniversario de la Rerum novarum nos ofrece hoy la ocasión, señor cardenal, de confiar nuestras inquietudes y nuestro pensamiento ante este problema a usted en su calidad de presidente de la Comisión «Justicia y Paz» y del Consejo para los Seglares. Queremos así alentar a estos organismos de la Santa Sede en su acción eclesial al servicio de toda la humanidad.

Amplitud de los cambios actuales

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7. Al hacerlo queremos, sin olvidar por ello los constantes problemas ya abordados por nuestros predecesores, atraer la atención sobre algunas cuestiones que por su urgencia, su amplitud, su complejidad, deben estar en el centro de las preocupaciones de los cristianos en los años venideros, con el fin de que, en unión con las demás personas, se esfuercen por resolver las nuevas dificultades que ponen en juego el futuro mismo de hombres y mujeres. Es necesario situar los problemas sociales planteados por la economía moderna -condiciones humanas de la producción, equidad en el comercio y en la distribución de las riquezas, significación e importancia de las crecientes necesidades del consumo, participación en las responsabilidades? dentro de un contexto más amplio de civilización nueva. En los cambios actuales tan profundos y tan rápidos, la persona humana se descubre a diario de nuevo y se pregunta por el sentido de su propio ser y de su supervivencia colectiva. Vacilando sobre si debe o no aceptar las lecciones de un pasado que considera superado y demasiado diferente, tiene, sin embargo, necesidad de esclarecer su futuro ?futuro que la persona percibe tan incierto como inestable? por medio de verdades permanentes, eternas, que le rebasan ciertamente, pero cuyas huellas puede, si quiere realmente, encontrar por sí misma (6).

I. Nuevos Problemas Sociales

La urbanización

1508
8. Un fenómeno de gran importancia atrae nuestra atención, tanto en los países industrializados como en las naciones en vías de desarrollo: la urbanización. Tras un largo período de siglos, la civilización agraria se esta debilitando. Por otra parte, ¿se presta suficiente atención al acondicionamiento y mejora de la vida de la gente rural, cuya condición económica inferior, y hasta miserable a veces, provoca el éxodo hacia los tristes amontonamientos de los suburbios, donde no les espera ni empleo ni alojamiento?

Este éxodo rural permanente, el crecimiento industrial, el aumento demográfico continuo, el atractivo de los centros urbanos, provocan concentraciones de población cuya amplitud apenas se puede imaginar, puesto que ya se habla de megápolis que agrupan varias decenas de millones de habitantes. Ciertamente, existen ciudades cuya dimensión asegura un mejor equilibrio de la población. Susceptibles de ofrecer un empleo a aquellos a quienes el progreso de la agricultura habrá dejado disponibles, permiten un acondicionamiento del ambiente humano capaz de evitar la proliferación del proletariado y el amontonamiento de las grandes aglomeraciones.

1509
9. El crecimiento desmedido de estas ciudades acompaña a la expansión industrial, pero sin confundirse con ella. Basada en la investigación tecnológica y en la transformación de la naturaleza, la industrialización prosigue sin cesar su camino, dando prueba de una incesante creatividad. Mientras unas empresas se desarrollan y se concentran, otras mueren o se trasladan, creando nuevos problemas sociales: paro profesional o regional, cambios de empleo y movilidad de personas, adaptación permanente de los trabajadores, disparidad de condiciones en los diversos ramos industriales. Una competencia desmedida, utilizando los medios modernos de la publicidad, lanza continuamente nuevos productos y trata de atraer al consumidor, mientras las viejas instalaciones industriales todavía en funcionamiento van haciéndose inútiles. Mientras amplísimos estratos de la población no pueden satisfacer sus necesidades primarias, se intenta crear necesidades de lo superfluo. Se puede uno preguntar, por tanto, con todo derecho, si, a pesar de todas sus conquistas, el ser humano no está volviendo contra sí mismo los frutos de su actividad. Después de haberse asegurado un dominio necesario sobre la naturaleza (7), ¿no se esté convirtiendo ahora en esclavo de los objetos que fabrica?

Los cristianos en la ciudad

15010
10. El surgir de la civilización urbana que acompaña al incremento de la civilización industrial, ¿no es, en realidad, un verdadero desafío lanzado a la sabiduría de la persona, a su capacidad de organización, a su imaginación prospectiva? En el seno de la sociedad industrial, la urbanización trastorna los modos de vida y las estructuras habituales de la existencia: la familiar la vecindad, el marco mismo de la comunidad cristiana. La humanidad experimenta una nueva soledad, no ya de cara a una naturaleza hostil que le ha costado siglos dominar, sino en medio de una muchedumbre anónima que le rodea y dentro de la cual se siente como extraña. Etapa sin duda irreversible en el desarrollo de las sociedades humanas, la urbanización plantea a hombres y mujeres difíciles problemas: ¿cómo frenar su crecimiento, regular su organización, suscitar el entusiasmo ciudadano por el bien de todos? En este crecimiento desordenado nacen nuevos proletariados. Se instalan en el centro de las ciudades que los ricos a veces abandonan; acampan en los suburbios, cinturón de miseria que llega a asediar, mediante una protesta silenciosa, todo el lujo demasiado estridente de las ciudades del consumo y del despilfarro. En lugar de favorecer el encuentro fraternal y la ayuda mutua, la ciudad desarrolla las discriminaciones y también las indiferencias; se presta a nuevas formas de explotación y de dominio, de las que algunos, especulando con las necesidades de los demás, sacan ganancias inadmisibles. Detrás de las fachadas se esconden muchas miserias, ignoradas aún por los vecinos más cercanos; otras aparecen allí donde la dignidad de la persona humana zozobra: delincuencia, criminalidad, droga, erotismo.

15011
11. Son, en efecto, los más débiles las víctimas de las condiciones de vida inhumana, degradantes para las conciencias y dañosas para la institución familiar: la promiscuidad de las viviendas populares hace imposible un mínimo de intimidad; los matrimonios jóvenes, en la vana espera de una vivienda decente y a un precio asequible, se desmoralizan y hasta su misma unidad puede quedar comprometida; los jóvenes abandonan un hogar demasiado reducido y buscan en la calle compensaciones y compañías incontrolables. Es un deber grave de los responsables tratar de dominar y orientar este proceso.Urge reconstruir, a escala de calle, de barrio o de gran conjunto, el tejido social, dentro del cual hombres y mujeres puedan dar satisfacción a las exigencias justas de su personalidad. Hay que crear o fomentar centros de interés y de cultura a nivel de comunidades y de parroquias, en sus diversas formas de asociación, círculos recreativos, lugares de reunión, encuentros espirituales, comunitarios, donde, escapando al aislamiento de las multitudes modernas cada uno podrá crearse nuevamente relaciones fraternales.

1512
12. Construir la ciudad lugar de existencia de las personas y de sus extensas comunidades, crear nuevos modos de proximidad y de relaciones, percibir una aplicación original de la justicia social, tomar a cargo este futuro colectivo que se anuncia difícil, es una tarea en la cual deben participar los cristianos. A estos seres humanos amontonados en una promiscuidad urbana que se hace intolerable, hay que darles un mensaje de esperanza por medio de la fraternidad vivida y de la justicia concreta. Los cristianos, conscientes de esta responsabilidad nueva, no deben perder el ánimo en la inmensidad amorfa de la ciudad, sino que deben acordarse de Jonás, quien por mucho tiempo recorre Nínive, la gran ciudad, anunciar en ella la Buena Nueva de la misericordia divina, sostenido en su debilidad por la sola fuerza de la palabra de Dios todopoderoso. En la Biblia, la ciudad es frecuentemente, en efecto, el lugar del pecado y del orgullo; orgullo del ser humano que se siente suficientemente seguro para construir su vida sin Dios y también para afirmar su poder contra Dios. Pero existe también Jerusalén, la ciudad santa, el lugar de encuentro con Dios, la promesa de la ciudad que viene de lo alto (8).


Pablo VI Magisterio ES 1402