PIO XI, MAGISTERIO PONTIFICIO 852

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FIRMISSIMAM CONSTANTIAM: Al Episcopado mejicano sobre la situación religiosa

PIO XI, 28 de marzo de 1937

1. Introduccion: El heroismo de los catolicos y los estragos de la persecucion

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1. Nos es muy conocida, Venerables Hermanos, y para Nuestro corazon paternal gran motivo de consuelo, vuestra constancia, la de vuestros sacerdotes y la de la mayor parte de los fieles mejicanos en profesar ardientemente la fe catolica y en resistir a las imposiciones de aquellos que, ignorando la divina excelencia de la religión de Jesucristo y conociéndola solo a través de las calumnias de sus enemigos, se enganan creyendo no poder hacer reformas favorables al pueblo si no es combatiendo la religión de la gran mayoria.

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2. Pero, por desgracia, los enemigos de Dios y de Jesucristo han logrado atraer aun a muchos tibios o timidos, los cuales, si bien adoran a Dios en lo intimo de sus conciencias, sin embargo, sea por respeto humano, sea por temor de males terrenos, se hacen, al menos materialmente, cooperadores de la descristianización de un pueblo que debe a la religión sus mayores glorias.

2. Méritos de los catolicos mejicanos

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3. Contrastando con tales apostasias o debilidades, que Nos afligen profundamente, se Nos hace todavia mas laudable y meritoria la resistencia al mal, la practica de la vida cristiana y la franca profesión de fe de aquellos numerosisimos fieles que vosotros, Venerables Hermanos, y con vosotros vuestro clero, iluminais y guiais, dirigiéndolos con la potestad pastoral y precediéndolos con el espléndido ejemplo de vuestra vida. Esto Nos consuela en medio de Nuestras amarguras, y engendra en Nos la esperanza de dias mejores para la Iglesia mejicana, la cual, reanimada con tanto heroismo y sostenida por las oraciones y sacrificios de tantas almas escogidas, no puede perecer, antes bien, florecera mas vigorosa y lozana.

3. Remedios del mal

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4. Y precisamente para reavivar vuestra confianza en el auxilio divino y para animaros a continuar en la practica de una vida cristiana y fervorosa os dirigimos esta carta, y Nos valemos de esta ocasión para recordaros como en las actuales dificiles circunstancias los medios mas eficaces para una restauración cristiana son, también entre vosotros, antes de todo, la santidad de los sacerdotes y, en segúndo lugar, una formación de los seglares tan apta y cuidadosa que los haga capaces de cooperar fructuosamente al apostolado jerarquico, cosa tanto mas necesaria en Méjico cuanto mas lo exige la extensión de su territorio y las demás circunstancias del pais por todos conocidas.

4. El Clero

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5. Por eso Nuestro pensamiento se fija en primer lugar en aquellos que deben ser luz que ilumina, salva y conserva, fermento bueno que penetra en toda la masa de los fieles: es decir, en vuestros sacerdotes.

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6. En verdad, Nos sabemos con cuanta tenacidad y a costa de cuantos sacrificios procurais la selección y el desarrollo de las vocaciones sacerdotales, en medio de toda clase de dificultades, intimamente persuadidos de que asi resolvéis un problema vital, mejor dicho, el mas vital de todos los problemas relativos al porvenir de esa Iglesia. En vista de la imposibilidad casi absoluta de tener actualmente en vuestra patria seminarios bien organizados y tranquilos, habéis encontrado en esta alma Ciudad, para vuestros clérigos, un refugio amplio y afectuoso en el Colegio Pio Latino Americano, el cual ha formado, y sigue formando, en ciencia y virtud a tantos beneméritos sacerdotes, y que por su labor inapreciable Nos es particularmente querido. Pero, siendo casi imposible en muchisimos casos enviar vuestros alumnos a Roma, habéis trabajado solicitamente para hallar un asilo en la hospitalidad de una gran nación vecina.

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Al felicitaros a vosotros por esa tan laudable iniciativa, que esta ya convirtiéndose en consoladora realidad, expresamos de nuevo Nuestra gratitud a todos aquellos que tan generosamente os han brindado hospitalidad y ayuda.

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7. Y con esta ocasión recordamos con paternal insistencia Nuestra voluntad expresa de que se dé a conocer y se explique convenientemente, no solo a los clérigos, sino a todos los sacerdotes, Nuestra enciclica Ad catholici sacerdotii, la cual expone Nuestro pensamiento en esta materia, que es la mas grave y trascendental entre todas las materias graves y trascendentales por Nos tratadas.

5. La Acción Catolica

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8. Formados asi los sacerdotes mejicanos según el Corazon de Jesucristo, sentiran que en las actuales condiciones de su patria (de las cuales ya hablamos en Nuestra carta apostolica Paterna sane sollicitudo, del 2 de febrero de 1926), que son tan semejantes a las de los primeros tiempos de la Iglesia -cuando los apostoles recurrian a la colaboración de los seglares-, seria muy dificil reconquistar para Dios tantas almas extraviadas sin el auxilio providencial que prestan los seglares mediante la Acción Catolica. Tanto mas cuanto que entre éstos a veces la gracia prepara almas generosas, prontas a desarrollar la mas fructuosa actividad, si encuentran un clero docto y santo que sepa comprenderlas y guiarlas.

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9. Asi que a los sacerdotes mejicanos, que han dedicado toda su vida al servicio de Jesucristo, de la Iglesia y de las almas, es a quienes dirigimos este primer y mas caluroso llamamiento, para que se decidan a secundar Nuestra solicitud y la vuestra por el desarrollo de la Acción Catolica, dedicando a ella las mejores energias y la mas oportuna diligencia.

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Los métodos de una eficaz colaboración de los seglares a vuestra acción en el apostolado no saldran fallidos si los sacerdotes se emplean con esmero en cultivar el pueblo cristiano con una sabia dirección espiritual y con una cuidadosa instrucción religiosa, no diluida en discursos vanos, sino nutrida de sana doctrina de las Sagradas Escrituras y llena de unción y de fuerza.

6. Necesidad de la Acción catolica

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Es verdad que no todos comprenden de lleno la necesidad de este santo apostolado de los seglares, a pesar de que, desde Nuestra primera enciclica Ubi arcano Dei, Nos declaramos que indudablemente pertenece al ministerio pastoral y a la vida cristiana. Pero ya que, como hemos indicado, Nos dirigimos a pastores que deben reconquistar una grey tan vejada y en cierto modo dispersa, hoy mas que nunca os recomendamos que os sirvais de aquellos seglares a los cuales, como a piedras vivas de la santa Casa de Dios, San Pedro atribuia una recondita dignidad que los hace en cierto modo participes de un sacerdocio santo y real (
Ep 4,1-4)

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10. En efecto, todo cristiano consciente de su dignidad y de su responsabilidad como hijo de la Iglesia y miembro del Cuerpo Mistico de Jesucristo -multi unum corpus sumus in Christo, singuli autem alter alterius membra (
1P 2,9) no puede menos de reconocer que entre todos los miembros de este Cuerpo debe existir una comunicación reciproca de vida y solidaridad de intereses.

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De aqui las obligaciones de cada uno en orden a la vida y al desarrollo de todo el organismo in aedificationem corporis Christi: de aqui también la eficaz contribución de cada miembro a la glorificación de la Cabeza y de su Cuerpo Mistico (
Rm 12,5)

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De estos principios claros y sencillos, ¡qué consecuencias tan consoladoras! ¡Qué orientaciones tan luminosas brotan para muchas almas, indecisas todavia y vacilantes, pero deseosas de orientar sus ardorosas actividades! ¡Qué impulsos para contribuir a la difusión del reino de Cristo y a la salvación de las almas!

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11. Por otra parte, es evidente que el apostolado asi entendido no proviene de una tendencia puramente natural a la acción, sino que es fruto de una solida formación interior, es la expansión necesaria de un amor intenso a Jesucristo y a las almas redimidas con su preciosa sangre, que le lleva a imitar su vida de oración, de sacrificio y de celo inextinguible.

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Esta imitación de Jesucristo suscitara multiplicidad de formas de apostolado en los diversos campos donde las almas estan en peligro o se hallan comprometidos los derechos del Divino Rey; se extendera a todas las obras de apostolado que de cualquier manera caigan dentro de la divina misión de la Iglesia, y, por consiguiente, penetrara, no solamente en el animo de cada uno de los individuos, sino también en el santuario de la familia, en la escuela y aun en la vida publica.

7. Elección y formación de los miembros de la Acción Catolica. Pocos y buenos

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12. Pero la magnitud de la obra no debe hacer que os preocupéis mas del numero que de la calidad de los colaboradores. Conforme al ejemplo del Divino Maestro, que quiso precediera a unos pocos anos de su labor apostolica una larga preparación, y se limito a formar en el Colegio Apostolico no muchos, pero si escogidos instrumentos para la futura conquista del mundo, asi también vosotros, Venerables Hermanos, procuraréis, en primer lugar, que los directivos y propagandistas de la Acción Catolica se formen por completo en lo sobrenatural; y sin preocuparos ni afligiros demasiado porque al principio sean un pusillus grex (
Ep 3,12-16)

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Y, pues sabemos que ya estais trabajando en este sentido, os expresamos Nuestra complacencia por haber ya escogido escrupulosamente y formado con diligencia buenos colaboradores que, juntamente con la palabra y con el ejemplo, llevaran el fervor de la vida y del apostolado cristiano a las diocesis y a las parroquias.

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13. Este trabajo vuestro ha de ser solido y profundo, ajeno a la notoriedad y al aparato, enemigo de métodos ruidosos; trabajo, que sepa desarrollar su actividad en silencio, aunque el fruto se haga esperar y no sea de mucho brillo, a manera de la semilla, que, soterrada, prepara con un aparente reposo la nueva planta vigorosa.

8. Primacia de la formación espiritual

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14. Por otra parte, la formación espiritual y la vida interior que fomentéis en estos vuestros colaboradores les pondran en guardia contra los peligros y posibles extravios. Teniendo presente el fin ultimo de la Acción Catolica que es la santificación de las almas, según el precepto evangélico: Quaerite primum regnum Dei (
Lc 12,32) no se correra el peligro de satisfacer los principios a fines inmediatos o secundarios y no se olvidara jamas que a ese fin ultimo se deben subordinar las obras sociales y economicas y las iniciativas de caridad.

9. Formación economico - social

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15. Nuestro Señor Jesucristo nos lo enseno con su ejemplo, pues aun, cuando en la inefable ternura de su Divino Corazon que le hacia exclamar: Misereor super turbam..., nolo eos remittere ieiunos, ne forte deficiant in via (
Lc 12,31) curaba las enfermedades del cuerpo y remediaba las necesidades temporales, nunca perdia de vista el fin ultimo de su misión, es decir, la gloria de su Padre y la salud eterna de las almas.

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16. Por consiguiente, no caen fuera de la actividad de la Acción Catolica las llamadas obras sociales en cuanto miran a la realización de los principios de la justicia y de la carida y en cuanto son medios para ganar las muchedumbres, pues muchas veces no se llega a las almas sino a través del alivio de las miserias corporales y de las necesidades de orden economico, por lo que Nos mismo asi como también Nuestro Predecesor, de s. m., Leon XIII, las hemos recomendado muchas veces. Pero aun cuando la Acción Catolica tiene el deber de preparar personas aptas para dirigir tales obras, de senalar los principios que deben orientarlas y de dar normas directivas sacandolas de las genuinas ensenanzas de Nuestras enciclicas, sin embargo, no debe tomar la responsabilidad en la parte puramente técnica, financiera o economica, que esta fuera de su incumbencia y finalidad.

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17. En oposición a las frecuentes acusaciones que se hacen a la Iglesia de descuidar los problemas sociales o ser incapaz de resolverlos, no ceséis de proclamar que solamente la doctrina y la obra de la Iglesia, que esta asistida por su Divino Fundador, pueden dar el remedio para los gravisimos males que afligen a la humanidad.

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18. A vosotros, por consiguiente, compete el emplear (como os esforzais ya en hacerlo) estos principios fecundos, para resolver las graves cuestiones sociales que hoy perturban a vuestra patria, como por ejemplo, el problema agrario, la reducción de los latifundios, el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y de sus familias.

10. Limitación del derecho de propiedad

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Recordaréis que, quedando siempre a salvo la esencia de los derechos primarios y fundamentales, como el de la propiedad, algunas veces el bien comun impone restricciones a estos derechos y un recurso mas frecuente que en tiempos pasados a la aplicación de la justicia social. En algunas circunstancias, para proteger la dignidad de la persona humana, puede hacer falta el denunciar con entereza las condiciones de vida injustas e indignas, pero al mismo tiempo sera necesario evitar tanto el legitimar la violencia que se escuda con el pretexto de poner remedio a los males de las masas, como el admitir y favorecer cambios de maneras de ser seculares en la economia social, hechos sin tener en cuenta la equidad y la moderación, de manera que vengan a causar resultados mas funestos que el mal mismo al cual se queria poner remedio.

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Esta intervención en la cuestión social os dara oportunidad de ocuparos con celo particular de la suerte de tantos pobres obreros, que tan facilmente caen presa de la propaganda descristianizadora, enganados por el espejismo de las ventajas economicas que se les presentan ante los ojos, como precio de su apostasia de Dios y de la Santa Iglesia.

11. Asistencia obrera

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19. Si amais verdaderamente al obrero (y debéis amarlo, porque su condición se asemeja mas que ninguna otra a la del Divino Maestro), debéis prestarle asistencia material y religiosa. Asistencia material, procurando que se cumpla en su favor no solo la justicia conmutativa, sino también la justicia social, es decir, todas aquellas providencias que miran a mejorar la condición del proletario; y asistencia religiosa, prestandole los auxilios de la religión, sin los cuales vivira hundido en un materialismo que lo embrutece y lo degrada.

12. Asistencia rural

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20. No menos grave ni menos urgente es otro deber, el de la asistencia religiosa y economica a los campesinos, y, en general, a aquella no pequeña parte de mejicanos, hijos vuestros, en su mayor parte agricultores, que forman la población indigena. Son millones de almas redimidas por Cristo, confiadas por El a vuestro cuidado, y de las cuales un dia os pedira cuenta; son millones de seres humanos que frecuentemente viven en condición tan triste y miserable, que no gozan ni siquiera de aquel minimo de bienestar indispensable para conservar la dignidad humana. Os conjuramos, Venerables Hermanos, por las entranas de Jesucristo, que tengais cuidado particular de estos hijos, que exhortéis a vuestro clero para que se dedique a su cuidado con celo siempre mas ardiente, y que hagais que toda la Acción Catolica mejicana se interese por esta obra de redención moral y material.

13. Asistencia a los emigrantes

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21. No podemos dejar de recordar aqui un deber cuya importancia va siempre creciendo en estos ultimos anos: el cuidado de los mejicanos emigrados, los cuales, arrancados de su tierra y de sus tradiciones, muy facilmente quedan envueltos entre las insidiosas redes de aquellos emisarios que pretenden inducirlos a apostatar de su fe.

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Un convenio con vuestros celosos hermanos de los Estados Unidos de América os daria por resultado una asistencia mas diligente y organizada por parte del clero local, y aseguraria para los emigrados mejicanos los beneficios de tantas instituciones economicas y sociales que tan gran desarrollo han alcanzado ya entre los catolicos de los Estados Unidos.14. Asistencia estudiantil

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22. La Acción Catolica no puede dejar de preocuparse de las clases mas humildes y necesitadas, de los obreros, de los campesinos, de los emigrados; pero en otros campos tiene también deberes no menos imprescindibles: entre otros, debe ocuparse con solicitud muy particular de los estudiantes que un dia, terminada su carrera, ejerceran influencia grande en la sociedad y quiza ocuparan también cargos publicos. A la practica de la religión cristiana, a la formación del caracter, que son principios fundamentales para los fieles, debéis anadir, para los estudiantes, una especial y cuidadosa educación y preparación intelectual, basada en la filosofia cristiana, es decir, en la filosofia que con tanta verdad lleva el nombre de "filosofia perenne". Pues hoy dia -dada la tendencia cada vez mas generalizada de la vida moderna hacia las exterioridades, la repugnancia y la dificultad para la reflexión y el recogimiento, y la propensión, en la misma vida espiritual, a dejarse guiar por el sentimiento mas bien que por la razon- se hace mucho mas necesaria que en otros tiempos una instrucción religiosa solida y esmerada.

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23. Deseamos ardientemente que se haga entre vosotros, a lo menos en el grado que os sea posible, y adaptando la instrucción a las condiciones particulares, a las necesidades y posibilidades de vuestra patria, lo que tan laudablemente hace la Acción Catolica en otros paises por la formación cultural y para lograr que la instrucción religiosa tenga la primacia intelectual entre los estudiantes y profesionales catolicos.

15. Asistencia a los universitarios

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Gran esperanza de algun porvenir mejor en Méjico Nos hacen concebir los jóvenes universitarios que trabajan en la Acción Catolica, y estamos seguros de que no defraudaran Nuestras esperanzas. Es evidente que ellos forman parte, y parte importante, de esta Acción Catolica, que tan dentro esta de Nuestro corazon, sean cuales fueren las formas de su organización, ya que éstas dependen en gran parte de las condiciones y circunstancias locales y varian de región a region. Estos universitarios no solamente forman, como acabamos de decir, la mas firme esperanza de un manana mejor, sino que ya ahora mismo pueden ofrecer efectivo servicio a la Iglesia y a la patria, ya sea por el apostolado que ejerciten entre sus companeros, ya sea dando a las diferentes ramas de la Acción Catolica directivos capaces y bien formados.

16. Asistencia a los niños y a los jóvenes

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24. Las singulares condiciones de vuestra patria Nos obligan a llamar vuestra atención sobre el necesario, imperioso e imprescindible cuidado de los niños, a cuya inocencia se tienden asechanzas, y cuya educación y formación cristiana estan sometidas a una prueba tan dura. A todos los catolicos mejicanos se les imponen estos dos graves preceptos: el primero, negativo, de alejar, en cuanto sea posible, a los niños de la escuela impia y corruptora; el segúndo, positivo, de darles una esmerada instrucción religiosa y la debida asistencia para mantener su vida espiritual. Sobre el primer punto, tan grave y delicado, recientemente tuvimos ocasión de manifestaros Nuestro pensamiento. Por lo que hace a la instrucción religiosa, aunque sabemos con cuanta insistencia vosotros mismos la habéis recomendado a vuestros sacerdotes y a vuestros fieles, a pesar de todo, os repetimos que, siendo éste en la actualidad uno de los mas importantes y capitales problemas para la Iglesia mejicana, es necesario que lo que tan laudablemente se practica en algunas diocesis se extienda a todas las demás, de manera que los sacerdotes y miembros de la Acción Catolica se apliquen con todo ardor, y sin aterrarse de ningun sacrificio, a conservar para Dios y para la Iglesia estos pequenuelos, por los cuales el Divino Salvador mostro predilección tan grande.

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25. El porvenir de las nuevas generaciones (os lo repetimos con toda la angustia de Nuestro corazon paterno) despierta en Nos la mas apremiante solicitud y la ansiedad mas viva. Sabemos a cuantos peligros se halla expuesta, hoy mas que nunca, la ninez y la juventud en todas partes, pero de un modo particular en Méjico, donde una prensa inmoral y antirreligiosa pone en sus corazones la semilla de la apostasia. Para remediar mal tan grave y para defender vuestra juventud de esos peligros, es necesario que se pongan en movimiento todos los medios legales y todas las formas de organización, como, por ejemplo, las Ligas de los padres de familia, las Comisiones de moralidad y de vigilancia sobre las publicaciones y las de censura de los cinematografos.

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26. Acerca de la defensa individual de los niños y jóvenes, sabemos por los testimonios que Nos llegan de todo el mundo que el militar en las filas de la Acción Catolica constituye la mejor tutela contra las asechanzas del mal, la mas bella escuela de virtud y de pureza, la palestra mas eficaz de fortaleza cristiana. Estos jóvenes, entusiasmados con la belleza del ideal cristiano, sostenidos con la ayuda divina que alcanzan por medio de la oración y de los sacramentos, se dedicaran con amor y alegria a la conquista de las almas de sus companeros, recogiendo una consoladora cosecha de grandes bienes.

17. Importancia de la Acción Catolica

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27. Esta misma razon constituye una nueva prueba de que, ante los graves problemas de Méjico, no puede decirse que la Acción Catolica ocupe un lugar de secundaria importancia; y, por lo tanto, si esta institución, que es educadora de las conciencias y formadora de las cualidades morales, fuese de algun modo pospuesta a otra obra extrinseca de cualquier especie, aunque se tratase de defender la necesaria libertad religiosa y civil, se incurriria en una dolorosa ofuscación, porque la salvación de Méjico, como la de toda sociedad humana, esta, ante todo, en la eterna e inmutable doctrina evangélica y en la practica sincera de la moral cristiana.

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28. Por lo demás, una vez establecida esta gradación de valores y actividades, hay que admitir que la vida cristiana necesita apoyarse, para su desenvolvimiento, en medios externos y sensibles; que la Iglesia, por ser una sociedad de hombres, no puede existir ni desarrollarse si no goza de libertad de acción, y que sus hijos tienen derecho a encontrar en la sociedad civil posibilidades de vivir en conformidad con los dictamenes de sus conciencias.

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Por consiguiente es muy natural que, cuando se atacan aun las mas elementales libertades religiosas y civicas, los ciudadanos catolicos no se resignen pasivamente a renunciar a tales libertades. Aunque la reivindicación de estos derechos y libertades puede ser, según las circunstancias, mas o menos oportuna, mas o menos enérgica.

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29. Vosotros habéis recordado a vuestros hijos mas de una vez que la Iglesia fomenta la paz y el orden, aun a costa de graves sacrificios, y que condena toda insurrección violenta, que sea injusta, contra los poderes constituidos. Por otra parte, también vosotros habéis afirmado que, cuando llegara el caso de que esos poderes constituidos se levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aun los fundamentos mismos de la autoridad, no se ve como se podria entonces condenar el que los ciudadanos se unieran para defender la nación y defenderse a si mismos con medios licitos y apropiados contra los que se valen del poder publico para arrastrarla a la ruina.

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30. Si bien es verdad que la solución practica depende de las circunstancias concretas, con todo es deber Nuestro recordaros algunos principios generales que hay que tener siempre presentes, y son:

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1) Que estas reivindicaciones tienen razon de medio o de fin relativo, no de fin ultimo y absoluto.

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2) Que, en su razon de medio, deben ser acciones licitas y no intrinsecamente malas.

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3) Que si han de ser medios proporcionados al fin, hay que usar de ellos solamente en la medida en que sirven para conseguirlo o hacerlo posible en todo o en parte, y en tal modo, que no proporcionen a la comunidad danos mayores que aquellos que se quieran reparar.

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4) Que el uso de tales medios y el ejercicio de los derechos civicos y politicos en toda su amplitud, incluyendo también los problemas de orden puramente material y técnico o de defensa violenta, no es manera alguna de la incumbencia del clero ni de la Acción Catolica como tales instituciones; aunque también, por otra parte, a uno y a otra pertenece el preparar a los catolicos para hacer uso de sus derechos y defenderlos con todos los medios legitimos, según lo exige el bien comun.

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5) El clero y la Acción Catolica, estando, por su misión de paz y de amor, consagrados a unir a todos los hombres in vinculo pacis (
Mc 8,2-3) deben contribuir a la prosperidad de la nación principalmente fomentando la unión de los ciudadanos y de las clases sociales y colaborando en todas aquellas iniciativas sociales que no se opongan al dogma o a las leyes de la moral cristiana.19. Vida sobrenatural

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31. Por lo demás, la actividad civica de los catolicos mejicanos, desarrollada con un espiritu noble y levantado, obtendra resultaos tanto mas eficaces cuanto en mayor grado posean los catolicos aquella visión sobrenatural de la vida, aquella educación religiosa y moral y aquel celo ardiente por la dilatación del reino de Nuestro Señor Jesucristo, que la Acción Catolica se esfuerza en dar a sus miembros.

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Frente a una feliz coalición de conciencias que no estan dispuestas a renunciar a la libertad que Cristo les reconquisto (
Ep 4,3) ¿qué poder o fuerza humana podra subyugarlas al pecado? ¿Qué peligros ni qué persecuciones podran separar a las almas, asi templadas, de la caridad de Cristo?(Ga 4,31)

20. Obligaciones civicas

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Esta recta formación del precepto cristiano y ciudadano, cuyas cualidades y acciones todas quedan ennoblecidas y sublimadas por el elemento sobrenatural, encierra en si también, como no podia menos de ser, el cumplimiento de los deberes civicos y sociales. San Agustin, encarandose con los enemigos de la Iglesia, les dirigia este desafio, que es un encomio de sus fieles, diciendo: Los que dicen que la doctrina de la Iglesia dana al Estado, que me den tales ciudadanos, tales maridos, tales esposos, tales padres, tales hijos, tales amos, tales criados, tales reyes y tales jueces... cuales manda la religión catolica que sean; y atrévanse entonces a decir de ella que es enemiga del Estado: antes bien habran de reconocer que, si tal doctrina se siguiera, ella seria la salvación del Estado (
Rm 8,35) Siendo esto asi, un católico se guardara bien de descuidar, por ejemplo, el ejercicio del derecho de votar cuando entran en juego el bien de la Iglesia o de la patria; ni habra peligro de que los catolicos, para el ejercicio de las actividades civicas y politicas, se organicen en grupos parciales, tal vez en pugna los unos contra los otros, o contrarios a las normas directivas de la autoridad eclesiastica: eso serviria para aumentar la confusión y desperdiciar energias, con detrimento del desarrollo de la Acción Catolica y de la misma causa que se quiere defender.

21. Otras asociaciones auxiliares

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32. Ya hemos indicado algunas actividades que, aunque no le son contrarias, caen fuera del campo de la Acción Catolica, como serian las actividades de partidos politicos y las de orden puramente economico-social. Pero existen otras muchas actividades benéficas que se pueden agrupar en torno al nucleo central de la Acción Catolica, cuales son las Asociaciones de Padres de Familia para la defensa de las libertades escolares y de la ensenanza religiosa, la Unión de Ciudadanos para la defensa de la familia, de la santidad del matrimonio y de la moralidad publica; pues la Acción Catolica no cristaliza rigidamente en esquemas fijos, sino que sabe coordinar, como en derredor de un centro irradiador de luz y de calor, otras iniciativas e instituciones auxiliares, que, aun conservando una justa autonomia y conveniente libertad de acción, necesarias para lograr sus fines especificos, sienten la necesidad de seguir las reglas generales y las comunes normas programaticas de la Acción Catolica.

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Esto tiene una aplicación especial en el extenso territorio de vuestra nación, donde la variedad de necesidades y condiciones locales puede exigir que, conservando una base de principios comunes, se empleen métodos diferentes de organización y se den también soluciones practicas, diversas entre si, pero igualmente rectas y aptas para resolver un mismo problema.

22. Sumisión a la Jerarquia

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33. A vosotros os tocara, Venerables Hermanos, puestos por el Espiritu Santo para gobernar la Iglesia de Dios, dar la ultima decisión practica en estos casos, a la cual obedeceran los fieles con docilidad y exactitud. Cosa que deseamos con todo Nuestro corazon, porque la recta intención y la obediencia, siempre y en todas partes, son condiciones indispensables para atraer las bendiciones divinas sobre el ministerio pastoral y sobre la Acción Catolica y para fijar aquella unidad de dirección y aquella fusión de energias que son requisito indispensable para la fecundidad del apostolado. Conjuramos, por lo tanto, con toda Nuestra alma a los buenos catolicos mejicanos a que tengan en grande estima y amen la obediencia y disciplina: Oboedite praepositis vestris et subiacete eis. Ipsi enim pervigilant, quasi rationem pro animabus vestris reddituri. Y que sea obediencia llena de gozo y estimuladora de las mejores energias, ut cum gaudio hoc faciant et non gementes (Ep 138 ad Marcellinum 2, 15. ) El que no obedece sino con desgana y como a la fuerza, desfogando su resentimiento interno en criticas amargas contra sus superiores y companeros de trabajo, contra todo lo que no es según el propio parecer y juicio, aleja las bendiciones divinas, debilita el nervio de la disciplina y destruye donde se debiera edificar.

23. Union

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34. Junto con la obediencia y la disciplina Nos place traer a la memoria los otros deberes de caridad universal que Nos sugiere San Pablo en ese mismo capitulo IV de la epistola a los Efesios, que ya hemos citado y que deberia ser la norma fundamental para todos los que trabajan en la Acción Catolica: Obsecro itaque vos ego vinctus in Domino, ut digne ambuletis... cum omni humilitate et mansuetudine, cum patientia, supportantes invicem in caritate, solliciti servare unitatem Spiritus in vinculo pacis. Unum corpus et unus spiritus (
He 13,17)

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35. A Nuestros carisimos hijos mejicanos, a quienes parte tan grande cabe en los cuidados y en las afectuosas solicitudes de Nuestro Pontificado, les renovamos la exhortación a la unidad, a la caridad, a la paz en el trabajo apostolico de la Acción Catolica, llamado a devolver a Cristo a Méjico y a restituiros la paz y aun la prosperidad temporal.

24. Patrocinio de la Virgen y Bendición Apostolica

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36. Ponemos Nuestros votos y oraciones a los pies de vuestra celestial patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, que en su santuario excita siempre el amor y la devoción de todos los mejicanos. A Ella, honrada y bendecida bajo ese titulo también en esta alma Ciudad, donde Nos erigimos una parroquia dedicada a su honor, rogamos ardientemente quiera oir Nuestros deseos y los vuestros -para la futura prosperidad de Méjico- de la paz de Cristo en el Reino de Cristo. Con estos votos y sentimientos os damos de todo corazon a vosotros, a vuestros sacerdotes, a la Acción Catolica mejicana, a todos los queridos hijos de Méjico y a toda la noble nación mejicana, una especialisima Bendición Apostolica.

25. Augurio de resurreccion

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37. Que esta carta Nuestra, que hemos querido enviaros en la festividad de la Pascua de Resurrección, sea asimismo para vuestro pais una prenda de resurrección espiritual, pues no es otro el anhelo de Vuestro Padre, sino que, asi como habéis participado tan intimamente de los sufrimientos de Cristo, igualmente participéis de la gloria de su Resurreccion.

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Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de la Pascua de Resurrección, el 28 de marzo de 1937, ano décimosexto de Nuestro Pontificado.

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