PIO XI, MAGISTERIO PONTIFICIO 234

23. Musica sagrada maravillosa del pasado y vida interior

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Bien sabemos cuanta inteligencia y trabajo requiere todo lo que arriba hemos ordenado. Pero ¿ quién no conoce las insignes obras maestras que, sin arredrarse por dificultad alguna, dejaron a la posteri dad Nuestros Predecesores, y eso cabal mente porque estaban compenetrados del fervor de la piedad y encendidos del espíritu .liturgico? Y esto no es de maravillar; pues todo lo que emana de la vida interior de la Iglesia tras ciende a los mas perfectos ideales de esta vida terrena. La dificultad, pues, de esta santisima empresa, en vez de abatir, debe mas bien excitar y elevar los animos de los Sagrados Pastores. Todos los cuales, secundando concorde y constantemente Nuestra voluntad, prestaran al Obispo supremo una cooperación dignisima a su episcopal ministerio.

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24. Decreto

Todo lo cual Nos lo proclamamos, declaramos y sancionamos, decretando que esta Constitución Apostolica sea y permanezca siendo siempre de pleno valor y eficacia, ob tenga su efecto pleno, sin que obste nada en contrario. A nadie, pues, le sea licito quebrantar esta Constitución por Nos promulgada, ni contradecirla con temeraria audacia.

Dado en San Pedro de Roma, en el quincuagésimo aniversario de Nuestro sacerdocio, día 20 de diciembre de 1928, séptimo de Nuestro Pontificado(5).

PIO PAPA XI.

238 Notas

A. A. S., 21 (1929) pags. 33-41. La Constitución lleva la fecha del 20-XII-1928 y fue publicada en con fecha 6-XII-1928. y fue publicada en A.A.S. con fecha 6-II-1929. La Traducción de la Constitución, que falta es la primera edición, es la que esta en circulacion. Cfr. "Tres Documentos acercca de la Musica Sacra" comentados por el P. Li chius, SVD., Editorial Difusión, pags. 47-56. (P. H.)

(1) El Motu Proprio debe considerarse como una recopilación de leyes ya dadas en el trans curso de los siglos; la Constitución Apostolica, documento de importancia y alcance generales, en forma de Bula, es una nueva ley, un acto legis lativo como por ejemplo la erección de un obis pado, el nombramiento de un obispo, la promul gación de una ley exige el cumplimiento de las disposiciones del Motu Proprio. Este, siendo "ins truccion" se dirige principalmente a las personas que han de ejecutar la musica sagrada y luego a los que han de vigilar su ejecucion. La Constitu ción Apostolica, empero, siendo ley, se dirige di rectamente a los Obispos, por cuanto ellos repre sentan en sus respectivas diocesis la autoridad, el poder ejecutivo, y son, en primer término, responsables de la aplicación de las leyes eclesiasticas, obliga, naturalmente, también a todos los fieles, aunque en forma indirecta. Por consiguiente, este documento, no se ocupa tanto de, musica sagrada como tal cuanto de los problemas de organización, senalando los medios necesarios y convenientes por los cuales se llega a lograr la finalidad propuesta por el Motu Proprio de Pio X de cuya publicación se celebro, en el ano 1928, el 25º aniversario. (P. L.). (volver)

(2) Epist. ad Episcopos Galliarum, Migne, Patrol. lat. 50, 535. (volver)

(3) "Obra de Dios" y "Oficio Divino" son tér minos que se emplean para significar las oraciones obligatorias que el sacerdote debe elevar diariamente a Dios. San Benito, el patriarca de los monjes del Occidente consagro esos términos en su Regla. (volver)

(4) La Escuela Superior de Musica Sacra fue fundadada bajo esta denominación en 1910 por la Asociaciou Italiana de Santa Cecilia. Fue abierta el 3 de enero y aprobada por S. S. Pio X con el Breve "Expleverunt" del 4 de noviembre de 1911. El 10 de julio de 1914, con Rescripto de la Secretaria de Estado, S. S. la declaro "Pontificia" otorgo la facultad de conferir los grados aca- "os. El Sumo Pontifice Benedicto XV le otorgo como residencia el Palacio del "Apollinare". S. S. Pio XI confirmo la facultad de conferir los grados académicos, con el Motu Proprio del 22 de noviembre de 1922. Hoy lleva el titulo: Instituto Pontificio de Musica Sacra. Pio X dirigi la "Epistola" Expleverunt desiderii Nostri, 4-XI-1911 al Cardenal Rampolla un ano después de la fundación de la Escuela Superior de Musica Sagrada; AAS. 3 (1911) 654-655; el Motu Proprio de Pio XI Ad musicae sacrae, del 22-XI-1922 se halla en AAS. 14 (1920) 623-626; la facultad de conferir titulos académicos va en el nr. V de las disposiciones. AAS. 14, 625. (volver)

(5) Al pie del documento se hallan los siguientes nombres: Fr. Andreas Cardo Frühwirth, Can ciller SRE.; Camillus Card. Laurenti, Pro Praefect.; José Wilpert, Decano de los Protonotarios Apost. y Dominico Spolverini, Proton. Apost (volver)

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MENS NOSTRA: Sobre los Ejercicios Espirituales

PIO XI




20 de diciembre de 1929

INTRODUCCION

a) El fin del jubileo anunciado

1. Motivo: Bodas de Oro sacerdotales del Papa. Estimulo de fe y de piedad

A ninguno de vosotros, venerables hermanos, se le oculta cual fue nuestra intención o nuestro animo cuando, al comenzar este ano, anunciamos al orbe católico un jubileo extraordinario para celebrar el quincuagésimo aniversario de aquel día en que, recibida la ordenación sacerdotal, ofrecimos por vez primera el santo sacrificio del altar.

Porque, como solemnemente declaramos en la constitución apostolica Auspicantibus Nobis, promulgada el día 6 de enero de 1929(AAS 21 19291 5) con dicha celebración no solo queriamos que nuestros queridos hijos, la gran familia cristiana confiada a nuestro corazon por el benignísimo Corazon Divino, participasen en la alegría de su Padre común, y unidos con él diesen gracias al Supremo Dador de todo bien, sino que, además y sobre todo, abrigabamos la dulce esperanza de que, franqueados con paternal liberalidad los tesoros celestiales de que el Señor nos ha hecho dispensadores, tendrian los fieles dichosa oportunidad para fortalecerse en la fe, crecer en la piedad y perfección cristiana y ajustar fielmente a las normas del Evangelio las costumbres publicas y privadas; con lo cual, y como fruto hermosísimo de la total pacificación de cada uno consigo mismo y con Dios, se podria esperar la mutua pacificación de las almas y de los pueblos.

b) Los frutos del jubileo celebrado

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2. Frutos del ano jubilar

No fue vana nuestra esperanza. Porque aquel encendido ardor de devoción, con que fue acogida la promulgación del jubileo, lejos de menguar con el transcurso del tiempo, ha ido creciendo cada vez mas, ayudando a ello el Señor con memorables acontecimientos que haran imperecedera la memoria de este ano, verdaderamente de salud.

Con indecible consuelo hemos podido ver, en gran parte con nuestros propios ojos, este magnifico aumento de fe y de piedad, y entranablemente nos hemos complacido en contemplar tan gran muchedumbre de hijos queridisimos, a los cuales pudimos recibir en nuestra casa y, por decirlo así, estrechar con paternal afecto contra nuestro corazon.

c) De como se pueden conservar esos frutos

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3. Medios para asegurar estos frutos

Hoy, mientras desde lo mas intimo del alma elevamos al Padre de la misericordia un ardiente himno de gratitud por tantos y tan senalados frutos como El se digno producir, madurar y cosechar en su vina durante este Ano Jubilar, nuestra pastoral solicitud nos mueve e impulsa a procurar que de tan prosperos comienzos resulten en lo sucesivo grandes y permanentes beneficios para la felicidad y salvación de los individuos, y, por tanto, de toda la sociedad.

Y meditando Nos como podria esto conseguirse, recordamos que nuestro predecesor, de feliz memoria, Leon XIII, al promulgar en otra ocasión el santo jubileo, con palabras gravisimas, que haciamos nuestras en la citada constitución Auspicantibus Nobis(Tt 6) exhortaba a todos los fieles a recogerse algun tiempo para poner en cosas mejores sus pensamientos apegados a la tierra(Enc. Quod auctoritate 22 dic. 1885: AL 2,175ss) y recordamos también como nuestro predecesor, de s. m., Pio X, tan celoso promotor y ejemplo vivo de santidad sacerdotal, al promulgar en el ano jubilar de su sacerdocio una piadosisima y memorable exhortación al clero católico(Exhort. al clero cat. Haerent animo 4 ag. 1908: ASS 41,555-577) daba ensenanzas preciosas y escogidas para elevar a mucha altura el edificio de la vida espiritual.

d) La practica de los ejercicios espirituales se recomienda para ello

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4. Los ejercicios espirituales.

Siguiendo, pues, las huellas de estos Pontifices, hemos juzgado oportuno hacer también Nos algo, aconsejando una practica excelente, de la cual esperamos que el pueblo cristiano sacara muchísimo y extraordinario provecho. Nos referimos a la practica de los Ejercicios espirituales, que deseamos ardientemente se promueva y difunda mas y mas cada día, no solo en ambos cleros, sino también entre las agrupaciones de seglares católicos, y que nos complacemos en dejar a nuestros amados hijos como recuerdo de nuestro Ano Jubilar.

Lo cual hacemos con tanto mayor gusto, al declinar ya el ano del quincuagésimo aniversario de nuestra primera Misa, cuanto que nada nos puede ser mas grato que recordar las celestiales gracias e inefables consolaciones que muchas veces hemos experimentado al hacer los Ejercicios espirituales, con cuya practica asidua hemos marcado como con otros tantos jalones las distintas etapas de nuestra vida sacerdotal, y hemos sacado luz y alientos para conocer y cumplir el divino beneplacito. Nada nos es mas grato, finalmente, que recordar cuanto en todo el transcurso de nuestro ministerio sacerdotal trabajamos por instruir al projimo en las cosas del cielo por medio de los mismos Ejercicios, con tanto fruto y tan increible provecho de las almas, que con razon juzgamos que los Ejercicios espirituales son y constituyen un especial medio para alcanzar la eterna salvación.

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I. LA IMPORTANCIA, OPORTUNIDAD Y UTILIDAD DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

a) Especialmente para nuestros tiempos.

5. Los ejercicios, remedios de los males de los presentes tiempos.

Y en verdad, venerables hermanos, que al considerar, siquiera sea de paso, los tiempos que vivimos, se vera por mas de una razon la importancia, utilidad y oportunidad de los santos retiros. La mas grave enfermedad que aflige a nuestra época, siendo fuente fecunda de los males que toda persona sensata lamenta, es la ligereza e irreflexión que lleva extraviados a los hombres. De ahí la disipación continua y vehemente en las cosas exteriores; de ahí la insaciable codicia de riquezas y placeres, que poco a poco debilita y extingue en las almas el deseo de bienes mas elevados, y de tal manera las enreda en las cosas exteriores y transitorias, que no las deja elevarse a la consideración de las verdades eternas, ni de las leyes divinas, ni aun del mismo Dios, unico principio y fin de todo el universo creado; el cual, no obstante, por su infinita bondad y misericordia, en nuestros mismos días y a pesar de la corrupción de costumbres que todo lo invade, no deja de atraer a los hombres hacia Si con abundantisimas gracias.

Pues para curar esta enfermedad que tan reciamente aflige hoy a los hombres, ¿qué remedio y qué alivio mejor podriamos proponer que invitar al piadoso retiro de los Ejercicios espirituales a estas almas débiles y descuidadas de las cosas eternas? Y, ciertamente, aunque los Ejercicios espirituales no fuesen sino un corto retiro de algunos días, durante los cuales el hombre, apartado del trato ordinario de los demás y de la baraunda de preocupaciones halla oportunidad, no para emplear dicho tiempo en una quietud ociosa, sino para meditar en los gravisimos problemas que siempre han preocupado profundamente al género humano, los problemas de su origen y de su fin, de donde viene el hombre y adonde va; aunque solo esto fuesen los Ejercicios espirituales, nadie dejaria de ver que de ellos pueden sacarse beneficios no pequeños.

b) Para formar al hombre.

6. Los ejercicios espirituales son palestra del espíritu.

Pero todavía sirven para mucho mas. Porque al obligar al hombre al trabajo interior de examinar mas atentamente sus pensamientos, palabras y acciones, considerandolo todo con mayor diligencia y penetración, es admirable cuanto ayudan a las humanas facultades; de suerte que en esta insigne palestra del espíritu, el entendimiento se acostumbra a pensar con madurez y a ponderar justamente las cosas, la voluntad se fortalece en extremo, las pasiones se sujetan al dominio de la razon, la actividad toda del hombre, unida a la reflexión, se ajusta a una norma y regla fija, y el alma, finalmente, se eleva a su nativa nobleza y excelencia, según lo declara con una hermosa comparación el Papa San Gregorio en su libro Pastoral: "El alma humana, a la manera del agua, si va encerrada, sube hacia la alto, volviendo a la misma altura de donde baja; pero si se la deja libre, se pierde, porque se derrama inutilmente en lo mas bajo" (S. Greg. M., Pastoral 1,3: PL 77,73)

Además, al ejercitarse en las meditaciones espirituales, la mente, gozosa en su Señor, no solo es avivada como por ciertos estimulos del silencio y fortalecida con inefables raptos, como advierte sabiamente San Euquerio, obispo de Lyon(S. Euquerio, De laude eremi 37; PL 50,709) sino que es invitada por la divina liberalidad a aquel alimento celestial, del que dice Lactancio: Ningun manjar es mas sabroso para el alma que el conocimiento de la verdad(Lactanc., De falsa relig. 1,1; PL 6,118) y es admitida a aquella escuela de celestial doctrina y palestra de artes divinas (S. Basil. M., De laude solit. vitae, en Opera omnia Venecia 1751 2,379) como la llama un antiguo autor (que largo tiempo se creyo fuese San Basilio Magno), donde es Dios todo lo que se aprende, el camino por donde se va, todo aquello por donde se llega al conocimiento de la suprema verdad (Tt )

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7. Los ejercicios espirituales forman al cristiano.

De donde se sigue claramente que los Ejercicios espirituales tienen un maravilloso poder, así para perfeccionar las facultades naturales del individuo como principalmente para formar al hombre sobrenatural o cristiano. Ciertamente que en estos tiempos, cuando el genuino sentido de Cristo, el espíritu sobrenatural, esencia de nuestra santa religión, vive cercado por tantos estorbos e impedimentos, cuando por todas partes domina el naturalismo, que debilita la firmeza de la fe y extingue las llamas de la caridad cristiana, importa sobre toda ponderación que el hombre se sustraiga a esa fascinación de la vanidad que obnubila lo bueno(Sg 4,12) y se esconda en aquella bienaventurada soledad, donde, alumbrado por celestial magisterio, aprenda a conocer el verdadero valor y precio de la vida humana para ponerla al servicio de solo Dios; tenga horror a la fealdad del pecado; conciba el santo temor de Dios; vea claramente, como si se le rasgase un velo, la vanidad de las cosas terrenas, y, advertido por los avisos y ejemplos de Aquel que es el camino, la verdad y la vida(Jn 14,6) se despoje del hombre viejo(Rm 13,14) se niegue a si mismo, y acompanado por la humildad, la obediencia y la voluntaria mortificación de si mismo, se revista de Cristo y se esfuerce en llegar a ser varon perfecto, y se afane por conseguir la completa medida de la edad perfecta según Cristo, de la que habla el Apóstol(Ef 4,13) y mas aun, se empene con toda su alma en que también él pueda repetir con el mismo Apóstol: "Yo vivo, o mas bien, no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mi"(Ga 2,20) Estos son los grados por los que sube el alma a la consumada perfección, y se une suavisimamente con Dios, mediante el auxilio de la gracia divina, lograda mas copiosamente durante esos días de retiro, por mas fervorosas oraciones y por la participación mas frecuente de los sagrados misterios.

8. En los ejercicios espirituales se halla la paz del alma.

Cosas son éstas, venerables hermanos, verdaderamente singulares y excelentisimas, que exceden con mucho a la naturaleza. En su feliz consecución se hallan, y solamente en ella, el descanso, la felicidad, la verdadera paz, que con tanta sed apetece el alma humana, y que la sociedad actual, arrebatada por la fiebre de placeres, busca inutilmente en el ansia de los bienes inciertos y caducos, en el tumulto y agitación de la vida. En cambio, vemos muy bien por experiencia como en los Ejercicios espirituales hay una fuerza admirable para devolver la paz a los hombres y elevarlos a la santidad de la vida; lo cual también se prueba por la larga practica de los siglos pasados, y quiza mas claramente por la de nuestros días, cuando una multitud casi innumerable de almas, que bien se han ejercitado en el sagrado retiro de los Ejercicios, salen de ellos arraigadas en Cristo y edificadas sobre El como sobre fundamento(Col 2,7) llenas de luz, saturadas de gozo e inundadas por aquella paz que supera a todo sentido(Ph 4,7)

c) Para formar al apostol

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9. Los ejercicios espirituales son fragua de apostoles

Pero de esta plenitud de vida cristiana, que a todas luces producen los Ejercicios espirituales, además de la paz interior, brota como espontaneamente otro fruto muy exquisito, que redunda egregiamente en no escaso provecho social: el ansia de ganar almas para Cristo, o lo que llamamos espíritu apostolico. Porque natural efecto de la caridad es que el alma justa, donde Dios mora por la gracia, se encienda maravillosamente en deseos de comunicar a las demás almas aquel conocimiento y aquel amor del Bien infinito que ella misma ha alcanzado y posee. Ahora bien: en estos tiempos en que la sociedad humana tiene tanta necesidad de auxilios espirituales, cuando las lejanas tierras de las Misiones blanquean ya para la siega(Jn 4,35) y reclaman cada vez mas numerosos operarios, cuando nuestros mismos países exigen escogidisimas legiones de sacerdotes de ambos cleros que sean idoneos dispensadores de los misterios divinos y numerosos ejércitos de piadosos seglares que, unidos estrechamente con el apostolado jerarquico, le ayuden con celosa actividad, consagrandose a las multiples obras y trabajos de la Acción Catolica, Nos, venerables hermanos, ensenados por el magisterio de la historia, consideramos y celebramos los sagrados retiros de los Ejercicios como Cenaculos alzados como por inspiración divina donde los corazones generosos, fortalecidos por la gracia, ilustrados por las verdades eternas y alentados por los ejemplos de Cristo, no solo conoceran claramente el valor de las almas y se encenderan en deseos de salvarlas en cualquier estado de vida en que, después de diligente examen, crean que deben servir a su Creador, sino que, además, aprenderan plenamente el celo, los medios, los trabajos y las arduas empresas del apostolado cristiano.

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II. LOS EJERCICIOS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

a) En los principios de la Iglesia

10. El mismo Jesucristo empleo este medio de formacion.

Por lo demás, éste fue el procedimiento y método que nuestro Señor empleo muchas veces para formar los pregoneros del Evangelio. Porque el mismo divino Maestro, no satisfecho con permanecer largos anos en su retiro de Nazaret, antes de brillar a plena luz ante las gentes e instruirlas con su palabra para las cosas del cielo, quiso pasar cuarenta días enteros en la mayor soledad del desierto. Y mas aun, en medio de las fatigas de la predicación evangélica, acostumbraba asimismo a invitar a los apostoles al amable silencio del retiro: Venid aparte a un lugar desierto y reposad un poco(Mc 6,31) y, vuelto ya al cielo desde este mundo de trabajos, quiso que sus apostoles y discipulos recibieran su ultima formación y perfección en el Cenaculo de Jerusalén, donde por espacio de diez días perseverando unanimes en la oración(Ac 1,14) se hicieron dignos de recibir al Espíritu Santo: memorable retiro, a la verdad, el primero que bosquejo los Ejercicios espirituales, del que la Iglesia salio dotada de perenne vigor y pujanza, y en el que, con la presencia y poderosísimo patrocinio de la Virgen María, Madre de Dios, se formaron junto con los apostoles aquellos que justamente podriamos llamar los precursores de la Acción Catolica.

11. Practica constante de la Iglesia.

Desde aquel día, la practica de los Ejercicios espirituales, si no con el nombre y método que hoy se usa, por lo menos en cuanto a la cosa misma, se hizo familiar entre los antiguos cristianos(S. Franc. de Sales, Traité de l'amour de Dieu 12,8) como ensena San Francisco de Sales y como lo dan a entender los indicios manifiestos que se encuentran en las obras de los Santos Padres. Así, San Jeronimo exhortaba a la noble matrona Celancia: "Eligete un lugar conveniente y apartado del trafago familiar, en el cual te refugies como en un puerto. Lee allí tanto la Sagrada Escritura, sea tu oración tan asidua, tan solido y concentrado el pensamiento sobre todo el futuro, que con esa vacación fácilmente compenses todas las ocupaciones del tiempo restante. Y no decimos esto por apartarte de los tuyos; mas bien lo hacemos así, para que allí aprendas y medites como habras de portarte con los tuyos"( S. Jeron. Ep 148 ad Celant., 24: PL 22,1216) Y el contemporaneo de San Jeronimo, San Pedro Crisologo, obispo de Ravena, dirigia a sus fieles esta conocidisima invitacion: "Hemos dado al cuerpo un ano, concedamos al alma unos días... Vivamos un poco para Dios, ya que el resto del tiempo lo hemos dedicado al siglo... Resuene en nuestros oidos la voz divina, no ensordezca nuestro oido el trafago familiar... Armados ya así, hermanos, ordenados así para el combate, declaremos la guerra a los pecados... contando segura nuestra victoria"( S. Pedro Crisol., serm.12: PL 52,186)

b) En la Edad Media

En el decurso de los siglos, los hombres han experimentado siempre en su interior este deseo de la apacible soledad, en la cual, sin testigos, el alma se dedique a las cosas de Dios. Mas todavía: es cosa averiguada que cuanto mas borrascosos son los tiempos por que atraviesa la sociedad humana, con tanta mayor fuerza los hombres sedientos de justicia y verdad son impulsados por el Espíritu Santo al retiro, "para que, libres de los apetitos del cuerpo, puedan entregarse mas a menudo a la divina sabiduria, en el aula de su corazon, y allí, enmudecido el estrépito de los cuidados terrenos, se alegren con meditaciones santas y delicias eternas"( S. Leon M., serm.19: PL 54,186)

c) San Ignacio de Loyola

12. Antecedente de los ejercicios de San Ignacio.

Y habiendo Dios suscitado providencialmente en su Iglesia muchos varones, dotados de abundantes dones sobrenaturales y conspicuos por el magisterio de la vida espiritual los cuales dieron sabias normas y métodos de ascética aprobadisimos, sacados ora de la divina revelación, ora de la propia experiencia, ya también de la practica de los siglos anteriores-, por disposición de la divina Providencia y por obra de su insigne siervo Ignacio de Loyola nacieron los Ejercicios espirituales, propiamente dichos: Tesoro como los llamaba aquel venerable varon de la inclita Orden de San Benito, Ludovico Blosio, citado por San Alfonso María de Ligorio en cierta bellisima carta "Sobre los Ejercicios en la soledad"-, "tesoro que Dios ha manifestado a su Iglesia en estos últimos tiempos, por razon del cual se le deben dar muy rendidas acciones de gracias"( Opere ascet. Marietti 1847 3,616)

d) San Carlos Borromeo

De estos Ejercicios espirituales, cuya fama se extendio muy pronto por toda la Iglesia, saco nuevos estimulos para correr mas animosamente por el camino de la santidad, entre otros muchos, el venerable y por tantos titulos carísimo para Nos, San Carlos Borromeo, quien, como en otra ocasión recordamos, divulgo su uso entre el clero y el pueblo(Const. ap. Summorum Pontificum 20 jul. 1922: AAS 14,421) no solo con su continuo trabajo y autoridad, sino también con aptisimas normas y directorios, hasta el punto de fundar una casa con el fin exclusivo de que en ella se practicasen los Ejercicios ignacianos. Esta casa, que el mismo santo cardenal denomino Asceterium, viene a ser, en nuestra opinión, la primera de cuantas mas tarde, como feliz copia, han florecido por doquier.

e) Casas especiales para los ejercicios espirituales

13. Incremento de los ejercicios en los tiempos modernos.

Pues como de día en día creciera en la Iglesia la estima de los Ejercicios, vinieron también a multiplicarse por singular manera las casas a ellos reservadas, verdaderos oasis felizmente colocados en el arido desierto de esta vida, en los que con alimento espiritual se reaniman y confortan a su vez los fieles de uno y otro sexo. Realmente, después del enorme desastre de la guerra, que tan acerbamente perturbo a la gran familia humana; después de tantas heridas como han lastimado la prosperidad espiritual y civil de los pueblos, ¿quién sera capaz de enumerar la ingente cifra de los que, viendo como se extenuaban y desvanecian las enganosas esperanzas que antes habian alimentado, entendieron claramente como habian de posponer las cosas terrenas a las celestiales y, empujados por secreta inspiración del Espíritu Santo, volaron a la conquista de la verdadera paz en el sagrado retiro? Prueba clarisima son todos aquellos que, enamorados de la belleza de una vida mas perfecta y santa, o combatidos por las crudelisimas tempestades del siglo o conmovidos por las inquietudes de la vida, o envueltos en los fraudes y sofismas del mundo, o atacados por la terrible pestilencia del racionalismo, o seducidos por los placeres de los sentidos, enderezaron un día sus pasos hacia aquellas santas casas y gozaron del descanso de la soledad, tanto mas dulcemente cuanto mayores fueron las pasadas tribulaciones; y con el recuerdo de las cosas del cielo dieron a su vida una orientación sobrenatural.

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III. EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA LAS DIFERENTES CLASES DE HOMBRES

Por nuestra parte, mientras de lo intimo de nuestro corazon agradecido nos alegramos de esos comienzos de excelente piedad, en cuyo acrecentamiento tenemos por cierto que se halla un eficacísimo remedio y auxilio contra los males que amenazan, nos disponemos a secundar con todas nuestras fuerzas los suavisimos designios de la divina bondad, a fin de que esta secreta inspiración, suscitada por el Espíritu Santo en las mentes de los hombres, no quede privada de la deseada abundancia de los dones celestiales.

a) Para la Curia Pontificia

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14. Los ejercicios en el Vaticano.

Y esto lo hacemos con tanto mayor gusto cuanto que ya lo vemos hecho por nuestros predecesores. Largo tiempo hace ya que esta Sede Apostolica, que muchas veces había recomendado los Ejercicios espirituales, ensenaba también a los fieles con su ejemplo y autoridad, convirtiendo los augustos palacios vaticanos, durante unos días, en Cenaculo de la oración y la meditacion; costumbre que Nos mismo hemos adoptado espontaneamente con no pequeño gozo y consuelo de nuestra alma. Y para procurar este gozo y consuelo a Nos y a los que cerca de Nos viven, satisfaciendo sus comunes deseos, hemos ordenado ya que se dispongan todas las cosas para que cada ano se practiquen los Ejercicios espirituales en nuestros palacios.

b) Para los obispos

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15. Exhortacion. ejercicios para los prelados de la Iglesia.

Y bien manifiesta esta la gran estima que vosotros, venerables hermanos, tenéis a los Ejercicios espirituales: los practicasteis antes de vuestra ordenación sacerdotal y os dedicasteis a ellos antes de recibir la plenitud del orden sacerdotal; mas tarde, y no pocas veces, presidiendo vosotros mismos a vuestros sacerdotes, oportunamente convocados, acudis a los mismos para alimentar vuestro espíritu con la contemplación de las verdades eternas. Vuestra conducta a este respecto es tan preclara y meritoria, que Nos no podemos menos de citarla con publico elogio. Y no juzgamos dignos de menor recomendación a aquellos obispos de la Iglesia, tanto oriental como occidental, que, junto con el Metropolitano o Patriarca, se han reunido a veces en piadoso retiro, acomodado a sus oficios y cargos. Ejemplo por cierto muy luminoso que esperamos sea imitado con celosa emulación cuando lo consienta la naturaleza de las cosas. Y no habra, acaso, gran dificultad en esto si tales retiros se hacen con ocasión de aquellas reuniones que celebran por oficio todos los prelados de alguna provincia eclesiastica, ya para atender al bien común de las almas, ya para deliberar sobre lo que mas reclame la condición de los tiempos. Esto es lo que Nos pensabamos hacer con todos los obispos de la región lombarda en aquel brevísimo tiempo en que gobernamos la Iglesia de Milán, y sin duda lo habríamos realizado en aquel primer ano de pontificado si la Providencia no hubiese tenido otros secretos designios sobre nuestra humilde persona.

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c) Para sacerdotes y religiosos

Clero religioso y secular.

16. Con razon, pues, estamos convencidos de que los sacerdotes y religiosos que, anticipandose a la ley de la Iglesia, con laudable empeño practicaban con frecuencia los Ejercicios espirituales, en lo futuro emplearan con tanta mayor diligencia este medio de santificación cuanto mas gravemente les obliga a ello la autoridad de los sagrados canones.

Por lo cual exhortamos insistentemente a los sacerdotes del clero secular a que sean fieles en practicar los Ejercicios espirituales, al menos en aquella modica medida que el Codigo del Derecho Canonico les prescribe(CIC 1917 CIC 1917 c.126) de suerte que los emprendan y lleven adelante con ardiente deseo de su perfección, para que adquieran aquella abundancia de espíritu sobrenatural, que les es sumamente necesaria para procurar el provecho espiritual de la grey a ellos encomendada y para conquistar muchas almas para Cristo. Ese es el camino que han seguido siempre todos los sacerdotes que, ardiendo en celo de las almas, mas se han distinguido en dirigir al projimo por la senda de la santidad y en formar al clero, como, por citar un ejemplo moderno, el beato José Cafasso, recientemente elevado por Nos al honor de los altares. Pues siempre fue cosa ordinaria en aquel varon santísimo el dedicarse asiduamente a los Ejercicios espirituales, con los cuales se santificara mas eficazmente a si propio y a los otros ministros de Cristo y conociera los celestiales designios; siendo al salir de uno de esos sagrados retiros cuando, enriquecido con luz divina, indico claramente a un sacerdote joven, penitente suyo, que siguiera aquel camino que le condujo a él al sumo grado de la virtud: nos referimos al beato Juan Bosco, cuyo solo nombre es su mayor elogio.

Los religiosos, que están obligados a practicar cada ano los santos Ejercicios (Ibid., c.595 § 1) cualquiera que sea la regla en que militen, hallaran sin duda en estos sagrados retiros una rica e inagotable mina de bienes celestiales, que todos pueden alcanzar según la necesidad de cada uno, para progresar mas y mas en la perfección y andar con mas aliento el camino de los consejos evangélicos. Porque los Ejercicios anuales son un místico Arbol de vida (Gn 2,9) con cuyos frutos tanto los individuos como las comunidades creceran en aquella laudable santidad con que debe florecer toda familia religiosa.

16. ¿Qué aprovecha el resto?

Y no crean los sacerdotes de uno y otro clero que el tiempo dedicado a los Ejercicios espirituales cede en detrimento del ministerio apostolico. Conviene a este proposito oír a San Bernardo, quien no dudaba en escribir al Sumo Pontifice beato Eugenio III, de quien había sido maestro, estas palabras: "Si quieres ser todo para todos, a imitación de Aquel que se hizo todo para todos, alabo tu humanidad, con tal que sea completa. Mas ¿como sera completa si te excluyes a ti mismo? También tu eres hombre; luego para que tu humanidad sea completa e integra, debe acoger en su seno a ti y a todos los demás; porque de otro modo, ¿de qué te sirve ganar todo el mundo si tu te pierdes? Por lo cual, cuando todos te posean, poséete tu también. Acuérdate, no digo siempre, no digo a menudo, sino a lo menos algunas veces, de volverte a ti mismo"( S. Bern., De consider. 1,5: PL 1$2,734)

d) Para los seglares de la Acción Catolica

17. La Acción catolica.

Con no menor solicitud, venerables hermanos, aconsejamos que con los Ejercicios espirituales se formen convenientemente las multiples legiones de la Acción Catolica; la cual no desistimos ni desistiremos nunca de fomentar y recomendar con todas nuestras fuerzas, porque tenemos por utilisima (por no decir necesaria) la participación de los seglares en el apostolado jerarquico. No tenemos ciertamente palabras bastantes con que poder expresar la singular alegría que nos ha inundado al saber que casi en todas partes se han organizado tandas especiales de santos Ejercicios en que se ejercitan estos pacificos y valerosos soldados de Cristo, y principalmente los grupos de los jóvenes. Los cuales, al acudir frecuentemente a ellos a fin de estar cada vez mas preparados y prontos para pelear las sagradas batallas del Señor, en ellos no solo hallan medios para imprimir en si mas perfectamente el sello de la vida cristiana, sino que tampoco es raro que oigan en su corazon la secreta voz de Dios, que los llama a los sagrados ministerios y a promover la salud de las almas, y hasta los impulsa a ejercitar plenamente el apostolado. Espléndida es, en verdad, esta aurora de bienes celestiales, a la que seguira y coronara en breve un día pleno con tal que la practica de los Ejercicios espirituales se propague mas extensamente y se difunda con inteligencia y prudencia entre las varias asociaciones de católicos, en especial de jóvenes(Cf. Ordine del giorno di Mons. Radini-Tedeschi: "Congr. Catol Ital." 1895)

e) Para toda clase de hombres

18. Los retiros para obreros.

Y como en nuestros tiempos los bienes temporales y las comodidades a ellos consiguientes, juntamente con cierto grado de bienestar, han alcanzado, y no poco, a los obreros y demás personas que viven de un sueldo, alzandolos a un plano mejor de vida, se ha de atribuir a la bondad de Dios misericordioso y provido el que también se reparta entre el común de los fieles este celestial tesoro de los Ejercicios espirituales, que, a manera de contrapeso, contenga a los hombres, no sea que, oprimidos por el peso de las cosas perecederas y hundiéndose en las comodidades y atractivos de esta vida, caigan miserablemente en las doctrinas y costumbres del materialismo. Por esto, con razon favorecemos con ardiente celo las Obras "en pro de los Ejercicios" que en algunas regiones van creciendo, y, sobre todo, los fructiferos y oportunos "Ejercicios de Obreros" con las anejas "Asociaciones de Perseverancia"; y todas estas cosas, venerables hermanos, deseamos recomendar a vuestra actividad y solicitud pastorales.


PIO XI, MAGISTERIO PONTIFICIO 234