PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - EPILOGO


DUM MAERENTI ANIMO

PIO XII

Constitucion Apostolica a la Iglesia perseguida


29 de junio de 1956



Mientras con animo afligido consideramos las gravisimas condiciones en que sufre la Iglesia, en no pocas regiones del mundo, a causa del materialismo ateo alli imperante, Nos viene a la mente la situacion en que hace cinco siglos se encontraban los pueblos de Europa central, y que fue causa de que Nuestro Predecesor, de i. m., Calixto III, publicase una Carta apostolica, del 29 de junio de 1456, Cum his superioribus annis.

Las gentes que habitaban las fértiles regiones regadas por el Danubio, y las otras circunvecinas, si no habian sido ya abatidas por la catastrofe, corrian serio peligro, no solo en sus personas y sus bienes, sino aun en la misma fe de sus mayores. Esto ocurria principalmente en Hungria y en las tierras que hoy constituyen las naciones de Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumania. Pero la gravedad del momento la sentian también los que habitaban en paises menos cercanos, sobre todo los pueblos de Alemania y de Polonia.

El Pontifice Calixto III, comprendiendo bien el peligro, juzgo deber suyo exhortar paternalmente a los Pastores y fieles del orbe catolico a expiar las propias culpas con obras de penitencia, reformar las costumbres conforme a los principios de la moral cristiana, a implorar con suplicas fervientes el socorro eficaz de Dios. Trabajo, ademas, sin tregua y por todos los medios posibles por alejar de los fieles el peligro; y, finalmente, atribuyo al auxilio divino la victoria de aquellos valientes que, animados por las exhortaciones de San Juan de Capistrano y guiados por el valiente jefe Juan Hunyady, defendieron bravamente la ciudadela de Belgrado. Para que de este acontecimiento quedase memoria en la liturgia y para que todos los cristianos diesen a Dios las debidas gracias, instituyo la fiesta de la Transfiguracion de Nuestro Senor Jesucristo, que habia de celebrarse en todo el mundo el dia 6 de agosto(1).

También hoy, por desgracia, vosotros, que habitais en dichas regiones, os veis tristemente afligidos y atormentados juntamente con muchos catolicos, tanto de rito latino como de rito oriental, que moran en los paises que se extienden a Oriente y Septentrion, hasta las costas del mar Baltico. Ya han pasado mas de diez anos, como lo sabéis por propia experiencia, desde que la Iglesia de Jesucristo fue privada de sus derechos, aunque no en todas partes en el mismo grado. Como consecuencia de esta situacion, las piadosas asociaciones y confraternidades religiosas han sido disueltas y dispersadas; se ponen obstaculos a los Pastores en el ejercicio de su ministerio, cuando no se les deporta, destierra o encarcela; hasta se ha pretendido, directa y temerariamente, suprimir las diocesis catolicas de rito oriental, e incitar con todos los medios al clero y fieles al cisma. Sabemos también que no pocos se ven sometidos a toda clase de vejamenes por haber confesado franca, sincera y animosamente su fe y por haberla defendido valerosamente. Pero lo que verdaderamente Nos llena de dolor es el saber como envenenan las mentes de los ninos y de los jovenes con falsas y perversas doctrinas, a fin de alejarles de Dios y de sus santos mandamientos, con sumo dano para su vida presente y peligro para la futura.

A Nos, que por divina disposicion ocupamos esta Catedra de San Pedro, se Nos presenta ante los ojos esa tristisima vision de la que, aun habiendo ya hablado otras veces en Cartas apostolicas, hoy no podemos guardar silencio, para no faltar a Nuestro deber. Porque también Nos debemos cumplir fielmente aquel grave y suave mandato que Cristo Senor Nuestro dio al Prinipe de los Apostoles y a sus Sucesores con estas palabras: Confirma a tus hermanos(2). Por eso deseamos promover siempre y consolidar en vosotros los santos propositos, mientras os manifestamos Nuestro afecto; a vosotros, decimos, que por vuestra fidelidad y amor a Jesucristo soportais tantos dolores, tantas tribulaciones, tantos trabajos.

Ante todo, Nos dirigimos a vosotros, Amados Hijos Nuestros, Cardenales José Mindszenty, Luis Stepinac y Esteban Wyszynski, a quienes Nos mismo hemos revestido con la dignidad de la Purpura Romana, en atencion a los méritos insignes contraidos por vosotros en cumplir los deberes pastorales y en defender a la Iglesia. En Nuestro animo afligido esta siempre presente todo cuanto vosotros -injustamente alejados de vuestras sedes yy de vuestro sagrado ministerio- habéis sufrido y seguis sufriendo por Jesucristo. Juntamente con vosotros, tenemos ante la vista, y les recordamos con afecto, también a los Venerables Hermanos en el Episcopado, que son ejemplo de fidelidad a la Sede Apostolica, asi como también a los sacerdotes, tanto seculares como religiosos, y a las falanges de varones y mujeres consagrados al servicio divino, y a los demas hijos e hijas amadisimos, que en medio de tantas dificultades se prodigan por defender y dilatar el pacifico y pacificador reino de Cristo.

Vivamente solicitos por el bien de todos vosotros, que por la causa de Jesucristo soportais angustias, vejamenes y danos, diariamente elevamos Nuestras oraciones al Dios Omnipotente, para que benignamente sostenga y fortalezca vuestra fe, para que mitigue vuestras penas, os consuele con carismas celestiales, cure los miembros doloridos y enfermos del Cuerpo mistico de Jesucristo, y, apaciguada la presente tempestad, haga finalmente brillar sobre vosotros y sobre todos la verdadera y serena paz, alimentada por la verdad, por la justicia y por la caridad.

Nunca, como bien lo sabéis, el Redentor olvida a su Iglesia, nunca la abandona; mas aun, cuanto mayor es la violencia de las olas que combaten a la nave de Pedro, tanto mayor es la vigilancia del Divino Piloto, aunque a veces parezca dormitar(3). Meditad cada dia esta promesa de Jesus, la cual no dejara de infundir esperanza y alivio en el alma cristiana, especialmente en el momento de la prueba: Yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el fin del mundo(4). Y entonces, si Dios esta con nosotros, ¿quién contra nosotros?(5). Jesus esta con vosotros y nunca os negara su ayuda a vosotros, que se la pedis. Pero exige de todos que cada vez con mayor diligencia obedezcan las prescripciones de la Iglesia, y que defiendan la propia fe con animo decidido.

Sabéis de qué se trata: se trata de vuestra salvacion eterna, de la de vuestros hijos, de la de vuestro projimo, expuesta hoy a gravisimo peligro por los asaltos del ateismo y de la impiedad. Pero si en este combate espiritual todos, como firmemente confiamos, se portan con animo y fidelidad, no habra vencidos, sino solo victimas gloriosas. De las persecuciones y del martirio surgiran para la Iglesia de Cristo nuevos triunfos, que seran escritos en sus anales con caracteres de oro. No queremos ni pensar que los discipulos de Jesucristo, desanimados, abandonen el campo y, absteniéndose de profesar abiertamente la fe, inertes e indolentes, se duerman, mientras los fautores de la impiedad se esfuerzan en devastar el Reino de Dios. Y si, no obstante -no lo quiera Dios-, ocurriese esto en alguna parte, sobrevendria no solo sobre los desertores, sino también a la comunidad, un dano irreparable, la ruina definitiva.

Nos es de gran consuelo saber que muchos de vosotros estais prontos a darlo todo con generosidad, hasta la libertad y la vida, con tal de no exponer al peligro la integridad de la religion catolica; sabemos que en esto no pocos Pastores han dado ejemplo de invicta fortaleza cristiana; vosotros, ante todos, amados Hijos Nuestros, los Cardenales de la S. I. R., que habéis sido espectaculo insigne para el mundo, para los angeles y para los hombres(6).

Mas, por desgracia, sabemos también que la fragilidad y la debilidad humana vacilan, especialmente cuando las pruebas y los vejamenes duran tanto. De hecho, entonces, sucede que algunos caen en el desaliento y pierden el fervor, y, lo que es peor, sacan la conclusion de que es necesario mitigar la doctrina de Nuestro Senor Jesucristo y -asi hablan- adaptarla a los tiempos nuevos y a las nuevas circunstancias, debilitando y cambiando los principios de la Religion Catolica hasta llegar a un hibrido maridaje de ésta con los errores de un falso progreso.

A estos desalentados y sembradores del desaliento, los sagrados Pastores tienen el deber de recordarles la solemne afirmacion del Divino Redentor: El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran(7); de exhortarles a que vuelvan a colocar su esperanza y confianza en Aquel cuya providencia no yerra en sus disposiciones y que nunca priva de su asistencia a aquellos que establece en la solidez de su amor(8). Porque nunca Dios, omnipotente y providentisimo, permitira que a sus hijos, fieles y animosos, les falte la divina gracia y la divina fortaleza, para que no sucumban desgraciados, en esta lucha por la salvacion, apartandose de Jesucristo y teniendo que contemplar, impotentes, la ruina de su propio pueblo.

Y vosotros, amados hijos, ya seais sacerdotes, ya simples fieles, permaneced siempre unidos con los que el Espiritu Santo puso como Obispos para gobernar la Iglesia de Dios; y si, de momento, algunos de ellos se encuentran impedidos, de suerte que no os puedan confortar con su palabra, manteneos siempre firmes, conservando fiel y religiosamente en vuestros corazones el recuerdo de las ensenanzas que en otros tiempos os daban ellos mismos.

Ademas, aunque vuestra actividad se vea entorpecida por gravisimas dificultades, esforzaos, sin embargo, con afan apostolico en cumplir activa y generosamente vuestras obligaciones religiosas, conservando ante todo integra la fe. Mas aun, segun la medida de vuestras capacidades, procurad que la luz de Cristo brille para todos, logrando esto principalmente por el constante ejemplo de una vida cristiana, imitando a los cristianos de los primeros tiempos en medio de las persecuciones. Los vacilantes, los indecisos y débiles cobren animo al contemplar vuestra actuacion, profesen valientes la fe, cumplan fielmente sus deberes, entréguense sin reserva alguna a Cristo. La entereza de vuestro animo y vuestro profundo espiritu cristiano, de que Nos llegan no pocas noticias, son para Nos de gratisimo consuelo y Nos confirman en la esperanza de que entregaréis incolume, como sagrada herencia, a las generaciones futuras, el preciosisimo tesoro de vuestra fe y de vuestra fidelidad a la Iglesia y a la Sede Apostolica.

Para que se cumpla fielmente este comun deseo, dirigid vuestras oraciones al Divino Redentor por intercesion de su santisima Madre, Maria, nuestra amantisima Madre, cuyo poderoso amparo gozaron vuestros mayores en los momentos de peligro. Pues si en todo tiempo podemos suplicar a la Santisima Virgen las gracias celestiales, de manera especial lo hemos de hacer ahora, cuando se trata de la salvacion de las almas, de la defensa de la fe cristiana en la familia y en la sociedad.

Antes de terminar, queremos recordaros a todos que el mismo Predecesor Nuestro, Calixto III, por medio de la Carta apostolica ya mencionada(9), ordeno que se tocaran las campanas todos los dias a determinada hora, en todas las iglesias, para que toda la cristiandad elevara fervientes suplicas a Dios omnipotente y benigno, para que se dignase alejar de su pueblo la tremenda desgracia que entonces le amenazaba. No son ciertamente menores los peligros que ahora amenazan a la Iglesia y a las almas. Por eso, cuando oigais el toque de las campanas, que os invitan a la oracion, acordaos de esta exhortacion y, animados por la misma confianza en el auxilio divino, elevad vuestras plegarias suplicantes al Senor, siguiendo el ejemplo de vuestros mayores.

Deseamos también que a vuestras oraciones precedan espontaneas y fervorosas no solamente las Nuestras, sino que se sumen también las que en todas partes dirigen al cielo los diversos grupos de fieles, haciéndose participes de vuestros dolores.

Tened, pues, la seguridad de que la gran familia cristiana admira con veneracion vuestras angustias y tribulaciones, que desde hace tiempo soportais en silencio, y se dirige a Dios implorando su misericordia para que la acometida de la impiedad y las falaces asechanzas del error no logren que sucumbais, sino que, emulando la fortaleza de los Martires, deis testimonio de vuestra fe; y para que vuestros mismos perseguidores -a los que abraza también el precepto de la caridad cristiana- obtengan el perdon de Aquél, que espera con los brazos abiertos a todos los hijos prodigos.

Animados por esta dulce esperanza, a todos y a cada uno de vosotros, amados Hijos Nuestros y Venerables Hermanos; y a toda la grey confiada a vuestro cuidado pastoral, muy gustosamente impartimos la Bendicion Apostolica, como prenda de Nuestra Paternal benevolencia y feliz presagio de abundantes gracias celestiales.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 29 de junio, en la fiesta de los Santos Apostoles Pedro y Pablo en el ano 1956, décimoctavo de Nuestro Pontificado.

P.P. Pio XII





Notas

(1) Cf. Litt. Ap. Inter divinae dispositionis 6 aug. 1457.

(2) Lc 22,32.

(3) Cf. Mt 8,24; Lc 8,23.

(4) Mt 28,20.

(5) Rm 8,31.

(6) 1Co 4,9.

(7) Mt 24,35.

(8) Cf. Miss. Rm or. Dom. 7 et 2 p. P.

(9) Cf. Litt. Ap. Cum his superioribus annis.






A LOS DIRECTORES ESPIRITUALES

Carta Apostolica

PIO XII


5 de septiembre de 1956

La proxima "Reunion de los Directores Espirituales de Italia" que una vez mas han de encontrarse aqui en Roma bajo los auspicios de este Santo Dicasterio, ofrece al Padre Santo la agradable ocasion de complacerse por el celo de Vuestra Eminencia Reverendisima y de sus colaboradores, atentos a promover todo cuanto redunde en provecho de los seminaristas.

Su Santidad anima paternalmente, y con mucha confianza, a esa Reunion, y se alegra tanto mas cuanto que conoce bien la delicadeza y las dificultades del silencioso trabajo de estos sus amados hijos, a quienes se halla confiado campo de esperanzas tantas para la Iglesia. Pues, si en verdad se ha llamado "arte de las artes" al oficio de formar las almas juveniles, mejor aun se cumple ello cuando se trata de preparar a las responsabilidades del manana a quien habra de ser, en la Iglesia, guia de la grey, luz que brilla sobre el candelabro, sal que preserva y da sabor.

El Sumo Pontifice encuentra también muy interesante el programa de los trabajos, muy adaptado a las ansias y preocupaciones que hoy angustian tanto a los directores espirituales de los candidatos al sacerdocio. Los seminaristas de nuestro tiempo, de hecho, pertenecen -también ellos- a una generacion que ha tenido la desgracia de asistir a la tragedia de guerras crueles y a profundos trastornos religiosos y sociales: ello hace dificil, a veces, comprender y dirigir con mano segura sus almas. Anadase que la necesidad de adaptar el apostolado a las necesidades y a la mentalidad de la vida moderna arrastra a muchos a intentar caminos nuevos no perfectamente conformes a la ortodoxia, a tener en menor estima la vida interior, sin la cual la accion se convierte en agitacion y desorden, y en consecuencia a atenuar los peligros de un mundo, a cuyos sugestivos atractivos mal podria sustraerse el sacerdote no templado fuertemente en la oracion, en la penitencia, en el espiritu de union con Dios.

Frente a tales problemas, el buen director de espiritu se dara buena cuenta de que hoy como nunca es necesario inculcar con insistencia en los seminaristas la estima de la vida interior y la observancia de la disciplina eclesiastica. Su palabra sera avalorada por la oracion, por el ejemplo, por el amor de las almas. Mas recuerde muy bien que la direccion espiritual es también un arte, y que como tal exige de él preparacion cuidada y esfuerzo continuo, ya para aprender sus reglas, ya para estar al corriente de las normas directivas de la Iglesia, ya también para ayudarse con todos aquellos medios y subsidios que el progreso de las ciencias puede hoy ofrecerle para comprender cada vez mejor la psicologia juvenil. Confiarse a la improvisacion o a conocimientos empiricos e insuficientes en un campo tan complejo seria temeridad que concluiria estorbando, en vez de ayudarla, la obra del principal agente, guia y motor de las almas.

Por ello, no sera inutil a los fines de este Congreso -que tiene como fin profundizar en los varios problemas y aprovechar las comunes experiencias de todos-, el meditar las graves palabras de San Juan de la Cruz: No es culpa ligera hacer perder a un alma bienes incalculables... por su temerario consejo. Quien yerra por temeridad, mientras se halla obligado a asegurarse bien -como cada uno lo esta en su propio oficio- no lo hara impunemente, sino que recibira un castigo merecido en proporcion al dano que haya hecho; porque los negocios de Dios deben tratarse con mucha ponderacion y con los ojos abiertos.

Con el augurio de abundantes frutos, de los que es garantia la responsabilidad de todos los participantes, el Augusto Pontifice bendice el proximo Congreso, a cuantos en él intervendran y singularmente a sus promotores y ponentes.








SACRAM COMMUNIONEM

Motu propprio

PIO XII

Sobre el ayuno eucaristico


19 de marzo de 1957

Para que los fieles pudieran recibir con frecuencia la sagrada Comunion y cumplieran con mayor facilidad el precepto de oir la santa Misa los dias festivos, a comienzo del ano 1953 promulgamos la constitucion apostolica Christus Dominus, en la que mitigamos la disciplina del ayuno eucaristico; ademas, otorgamos a los Ordinarios de los lugares la facultad de permitir la celebracion de la Misa y la recepcion de la Comunion en las horas vespertinas, cumpliéndose ciertas condiciones.

Movidos por los abundantes frutos debidos a esta concesion, los Obispos Nos dieron las gracias y muchos de ellos, repetidas veces e insistentemente, Nos rogaron que, para mayor bien de los fieles, se permitiera celebrar todos los dias la santa Misa en las horas vespertinas. Nos suplicaron, ademas, que se estableciera el mismo tiempo de ayuno antes de la santa Misa o de la sagrada Comunion, que se celebrara o se recibiera en las horas de la manana.

El tiempo del ayuno -que habra de guardarse antes de la misa o de la sagrada comunion, celebrada o recibida en las horas vespertinas- lo hemos reducido a tres horas para los alimentos solidos y a una hora para las bebidas no alcoholicas.




2. Nos, atendiendo al notable cambio que se ha operado en el modo de ser del trabajo y de los oficios publicos y aun de toda la vida social, hemos determinado acceder a las instantes suplicas de los sagrados Pastores y, por ello, decretamos:




1) Los Ordinarios de lugar, excluidos los Vicarios generales que no tuvieren especial mandato, pueden permitir la celebracion cotidiana de la santa Misa en las horas vespertinas, con tal que asi lo aconseje el bien espiritual de un considerable numero de fieles.




2) El tiempo del ayuno eucaristico que han de guardar los sacerdotes antes de la celebracion de la Misa, y los fieles antes de la sagrada Comunion, tanto en las horas que preceden como en las que siguen al mediodia, queda limitado a tres horas en cuanto a los alimentos solidos y las bebidas alcoholicas, y a una hora en cuanto a bebidas no alcoholicas; el agua no rompe el ayuno.




3) Quienes celebran Misa o reciben la sagrada Comunion a medianoche o en las primeras horas del dia, tienen que guardar el ayuno eucaristico durante el tiempo antedicho (numero 2).




4) Los enfermos, aunque no guardaren cama, pueden tomar bebidas no alcoholicas y verdaderas y propias medicinas, tanto solidas como liquidas, antes de la celebracion de la Misa o de recibir la sagrada Comunion, sin ninguna limitacion de tiempo.




3. Exhortamos, sin embargo, vivamente a los sacerdotes y fieles, que pudieren hacerlo, a que guarden -antes de la Misa o de la sagrada Comunion- la antigua y venerable ley del ayuno eucaristico.

Finalmente, todos los que gozaren de estas concesiones, procuren segun su condicion corresponder al beneficio recibido con un mas brillante ejemplo de vida cristiana, principalmente con obras de penitencia y caridad.

Cuanto a las disposiciones que en este Motu propio se contienen, entraran en vigor desde el 25 de marzo (de este ano), fiesta de la Anunciacion de la Santisima Virgen Maria.

Sin que obste nada en contrario, aun digno de especial mencion.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 19 de marzo, fiesta de San José, Patrono de la Iglesia universal, de 1957, décimonono de Nuestro Pontificado.

Este Motu proprio fue dado por Su Santidad Pio XII, para extender los indultos de la Constitucion apostolica Christus Dominus (6 febrero 1953) relativos asi al "ayuno eucaristico" como a las misas vespertinas". En la edicion anterior (pags. 883-893) se publico tanto la Constitucion apostolica como la Instruccion de la S. Congregacion del Santo Oficio (de la misma fecha que la Constitucion).

Con el nuevo Motu proprio, debido a la bondad paternal de Pio XII, toda la disciplina tocante al ayuno eucaristico y a las misas vespertinas ha quedado armonizada a las circunstancias temporales que viven los catolicos, favoreciendo de modo especial "a aquella clase de fieles mas probados por los sacrificios de la pobreza, del trabajo duro y de las dificultades de la vida"(1).

(1) Cf. el articulo del Card. A. Ottaviani, en el Osservatore Romano del 23 de marzo de 1957. -Puede encontrarse integro en ECCLESIA,1957, pag. 358








MIRANDA PRORSUS

Carta Enciclica

Pio XII

Sobre el cine, la radio, la television


8 de septiembre de 1957




1. Origen y fines del progreso técnico

Los maravillosos progresos técnicos, de que se glorian nuestros tiempos, frutos si del ingenio y del trabajo humano, son primariamente dones de Dios, Creador del hombre e inspirador de toda buena obra; "en efecto, no solo da la existencia a toda criatura, sino que, después de haberla creado, la conserva y la desarrolla.(1)"

Algunos de estos nuevos medios técnicos sirven para multiplicar las fuerzas y las posibilidades fisicas del hombre, otros para mejorar sus condiciones de vida; pero hay aun otros que miran mas de cerca a la vida del espiritu y sirven, directamente o mediante una expresion artistica, a la difusion de ideas, y ofrecen a millones de personas, en manera facilmente asimilable, imagenes, noticias, ensenanzas, como alimento diario de la mente, aun en las horas de distraccion y de descanso.

Entre las técnicas que se refieren a esta ultima categoria, han tomado un extraordinario desarrollo, durante nuestro siglo, como todos bien saben, el cine, la radio y la television.




2. Motivos del interés de la Iglesia

Con particular alegria, pero también con vigilante prudencia de Madre, la Iglesia ha tratado desde el principio de seguir los pasos y proteger a sus hijos en el maravilloso camino del progreso de las técnicas de difusion(2).

Tal solicitud proviene directamente de la mision que le ha confiado el Divino Redentor, porque dichas técnicas tienen -en la presente generacion- un poderoso influjo sobre el modo de pensar y de obrar de los individuos y de la comunidad.

Hay también otra razon por la cual la Iglesia muestra un especial interés por los medios de difusion: porque Ella misma, sobre todos los otros, ha de trasmitir a los hombres un mensaje universal de salvacion: "A mi, que soy el infimo de todos los santos, me ha sido concedida la gracia de llevar a los gentiles la buena nueva de la inescrutable riqueza de Cristo, de poner en luz ante los ojos de todos cual es la realizacion del arcano escondido desde los siglos en Dios, que todo lo ha creado"(3); mensaje de incomparable riqueza y potencia que debe recibir todo hombre de cualquier nacion o tiempo(4).

Asi que ninguno podra maravillarse de que el celo por la salvacion de las almas conquistadas "no con oro y plata corruptibles... sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero inmaculado"(5), haya movido en diversas ocasiones a la Suprema Autoridad Eclesiastica a reclamar la atencion sobre la gravedad de los problemas que el cine, la radio y la television presentan a la conciencia cristiana.

Han pasado mas de veinticinco anos desde el dia en que nuestro Predecesor de santa memoria dirigio por primera vez, valiéndose "del admirable invento marconiano", un solemne mensaje "a través de los cielos a todas las gentes y a toda criatura"(6).

El mismo Pontifice, pocos anos después, daba apostolicas ensenanzas sobre el recto uso del cine al venerable Episcopado de los Estados Unidos con la memorable Enciclica Vigilanti cura declarando "necesario y urgente el procurar que también en esta materia los progresos del arte de la ciencia y de la misma perfeccion de la técnica humana, puesto que son verdaderos dones de Dios, se ordenan a la gloria de Dios y a la salvacion de las almas, y sirven practicamente para la dilatacion del reino de Dios en la tierra"(7).

Nos mismo, durante nuestro Pontificado, en diversas ocasiones hemos recordado a los Pastores a las diversas ramas de la Accion Catolica y a los educadores, los deberes cristianos relativos a las formas modernas de difusion de los espectaculos. Gustosamente hemos admitido a nuestra presencia a las varias categorias sociales del mundo del cine, de la radio y de la television, para expresarles nuestra admiracion por la técnica y por el arte que cultivan, recordarles los peligros, indicando los altos ideales que deben iluminar su nada facil e importante oficio.

Ha cuidado también nuestra paterna solicitud de crear en la Curia Romana una expresa Comision permanente con la mision de estudiar los problemas del cine, de la radio y de la television, que se relacionan con la fe y la moral, a la cual asi los Obispos como las competentes Oficinas puedan dirigirse para pedir consejo y segura orientacion en materia tan compleja.

Nos mismo con frecuencia nos aprovechamos de los modernos medios de difusion, que nos ofrecen "la posibilidad de perfeccionar la union espiritual entre rebano y Pastor", para que nuestra voz "tenga asegurada en la violenta lucha espiritual de hoy una fuerza de penetracion y un eco tal, que pueda responder a los crecientes deberes del sumo apostolado confiado a Nos"(8).




2. Los frutos de la Ensenanza Pontificia

Grandemente nos consuela saber que las repetidas exhortaciones de nuestro Predecesor, de feliz memoria, y las nuestras que se dirigen a orientar el cine, la radio y la television a los fines de la gloria de Dios y del perfeccionamiento humano, han encontrado una grande y fecunda resonancia.

Bajo vuestra vigilante guia y celoso impulso, venerables Hermanos, han sido promovidas actividades y obras, en el campo diocesano, nacional e internacional, con miras a un previsor apostolado en esos sectores.

No pocos dirigentes de la vida publica, representantes del mundo industrial y artistico, y numerosos grupos de espectadores catolicos, y aun no catolicos de buena voluntad, han dado apreciables pruebas de sentido de responsabilidad, haciendo laudables esfuerzos, frecuentemente a costa de no pocos sacrificios, para que en el uso de las técnicas de difusion se eviten los peligros del mal y se respeten los Mandamientos de Dios y los valores de la persona humana.

Sin embargo, por desgracia, debemos repetir con San Pablo: "No todos han hecho caso a la buena nueva"(9), porque también en este campo el ha encontrado a veces incomprensiones, y hasta ha sido violentamente combatido de parte de individuos, empujados por un desordenado apetito de lucro, o victimas de ideas erroneas sobre la realidad de la naturaleza humana, sobre la libertad de expresion y sobre la concepcion del arte.

Si la actitud de estas personas Nos llena el alma de amargura, no podemos sin embargo desviarnos de nuestro deber, y esperamos que también se nos concedera el reconocimiento, dado a Jesus por sus enemigos: "Sabemos que eres veraz y que ensenas el camino de Dios segun la verdad, sin preocuparte por nadie"(10).




3. Motivo de la Enciclica

No solo grandes utilidades, mas desgraciadamente también tremendos peligros pueden nacer de los progresos técnicos que se han realizado y continuan realizandose en los vitalisimos sectores del cine, de la radio y de la television.

Estos medios técnicos -que estan, puede decirse, al alcance de cualquiera- ejercen un extraordinario poder sobre el hombre, conduciendo "asi al reino de la luz, de lo noble, de lo bello, como a los dominios de las tinieblas y de la depravacion, gracias a ultrapotentes y desenfrenados instintos, segun que el espectaculo ponga en evidencia y estimule los elementos de uno o de otro campo"(11).

Como en el desarrollo de las técnicas industriales del siglo pasado no se ha sabido evitar la esclavitud del hombre a la maquina, destinada a servirlo, y generaciones enteras hasta nuestros dias deben dolorosamente expiar tales errores; asi también hoy, si el desarrollo de los medios técnicos de difusion no se somete "al yugo suave"(12) de la ley de Cristo, corre el peligro de ser causa de infinitos males, tanto mas graves, cuanto que no se trata de someter las fuerzas materiales, sino también las espirituales, privando "a los descubrimientos del hombre de las elevadas utilidades que tenian como fin providencial"(13).

Siguiendo con paterna solicitud de dia en dia el desarrollo del grave problema y considerando los saludables frutos que ha producido -en el sector cinematografico- durante los ultimos dos decenios la ya mencionada Enciclica Vigilanti cura, hemos acogido benévolamente la peticion, que nos ha llegado de celosos Pastores y de seglares competentes en estas técnicas, de que diésemos ensenanzas y directivas, por medio de la presente Carta Enciclica, valederas también para la radio y la television.

Por tanto, después de haber invocado con insistentes oraciones y por intercesion de la Virgen Santisima, la asistencia del Omnipotente, queremos dirigirnos a vosotros, venerables Hermanos, cuya solicitud pastoral conocemos, para recordar la doctrina cristiana relacionada con este tema, recomendar providencias necesarias y ayudaros asi a guiar con mayor seguridad la grey de Dios, confiada a vuestros cuidados, y a precaverla de los errores y las imprudencias en el uso de los medios audiovisuales, cuya tolerancia traeria consigo un grave peligro para la vida cristiana.



Notas

(1) S. Juan Crisostomo, De consubstantiali contra Anomoeos.

(2) Pio XII dirigio el 11 de octubre de 1955, con motivo del homenaje a Marconi, un Radiomensaje al tercer Congreso Internacional de Comunicaciones, para la fiesta de la raza y el descubrimiento de América, a raiz del 60º Aniversario del primer experimento de Guillermo Marconi. El Papa hablo sobre la trascendencia del descubrimiento de Marconi, comparandolo con el de Colon.

(3)Efesios,3,8-9.

(4) Normas para el cine, la Radio y la Television, especialmente las trasmiciones religiosas. Con fecha 24 de juli de 1956 el Sumo Pontifice Pio XII envio una carta por intermedio de su Secretaria de estado, dando normas para el Cine, la Radio y television a S. E. R, Mons. Martin J. O'Connor, Obispo T. de Tespia y Presidente de la Comision Pontificia para la Cinematografia, la Radio y la Television.

(5) I Pedro,1,18-19.

(6) Pio XI, Mensaje radiofonico Qui arcano,12/2/1931.

(7) Pio XI, Enciclica Vigilanti Cura,29/6/1936.

(8) Sermo ad cathol. Hollandiae d. 19 maii a. 1950 habitus: Discorsi... 12,75.

(9) Rm 10,16.

(10) Mt 22,16.

(11) Sermo ad cultores cinematographicae artis ex Italia Romae congregatos d. 21 iun. a. 1955: A.A.S. 47 (1955) 504. volver)

(12) Mt 11,30.

(13) Sermo ad radiophonicae artis cultorum coetum d. 5 maii a 1950 ex omnibus Nationibus Romae habitus: Discorsi... 12,54.








AD APOSTOLORUM PRINCIPIS SEPULCRUM

PIO XII

A los catolicos chinos sobre la situacion religiosa en su pais y las

Consagraciones Episcopales no autorizadas por la Sede Apostolica


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - EPILOGO