PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - C) MEDIOS PARA PROMOVER ESTA PARTICIPACION

C) MEDIOS PARA PROMOVER ESTA PARTICIPACION


1º Varios medios y maneras de participar.

128. Son, pues, dignos de alabanza aquellos que, a fin de hacer mas factible y fructuosa para el pueblo cristiano la participacion en el Sacrificio Eucaristico, se esfuerzan en poner oportunamente entre las manos del pueblo el "Misal Romano", de forma que los fieles, unidos con el Sacerdote, rueguen con él, con sus mismas palabras y con los mismos sentimientos de la Iglesia, y aquellos que tienden a hacer de la Liturgia, aun externamente, una accion sagrada en la que comuniquen de hecho todos los asistentes. Esto puede realizarse de varias formas, a saber: cuando todo el pueblo, segun las normas rituales, o bien responde disciplinadamente a las palabras del Sacerdote, o sigue los cantos correspondientes a las distintas partes del Sacrificio, o hace las dos cosas, o, finalmente, cuando en las Misas solemnes responde alternativamente a las oraciones del Ministro de Jesucristo y se asocia al canto liturgico.


2° Sus condiciones e intencion.

129. Estas maneras de participar en el Sacrificio son dignas de alabanza y aconsejables cuando obedecen escrupulosamente a los preceptos de la Iglesia. Estan ordenadas sobre todo a alimentar y fomentar la piedad de los cristianos y a su intima union con Cristo y con su Ministro visible, y a estimular aquellos sentimientos y aquellas disposiciones de animo con las que es preciso que nuestra alma se configure al Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento.


3° Excesos.

130. Pero si bien demuestran de modo exterior que el Sacrificio, por su naturaleza, en cuanto es realizado por el Mediador entré Dios y los hombres, ha de considerarse obra de todo el Cuerpo Mistico de Cristo, no son necesarias para constituir su caracter publico y comun.


131. Ademas la Misa "dialogada" no puede sustituir a la Misa solemne, la cual, aun cuando sea celebrada con la sola presencia de los Ministros, goza de una particular dignidad por la majestad de los ritos y el aparato de las ceremonias, aunque su esplendor y su solemnidad aumenten en grado maximo, si, como la Iglesia desea, asiste un pueblo numeroso y devoto.


132. Hay que advertir también. que estan fuera de la verdad y del camino de la recta razon aquellos que, arrastrados por falsas opiniones, atribuyen a todas estas circunstancias tanto valor que no dudan en afirmar que, al omitirlas, la accion sagrada no puede alcanzar el fin prefijado.


133. No pocos fieles, en efecto, son incapaces de usar el "Misal Romano", aun cuando esté escrito en lengua vulgar, y no todos estan en condiciones de comprender rectamente, como conviene, los ritos y las ceremonias liturgicas. El ingenio, el caracter y la indole de los hombres son tan variados y diferentes, que no todos pueden ser igualmente impresionados y guiados por las oraciones, los cantos o las acciones sagradas realizadas en comun. Ademas, las necesidades y las disposiciones de las almas no son iguales en todos ni son siempre las mismas en cada, persona. ¿Quién, pues, podra decir, movido de tal prejuicio, que todos estos cristianos no pueden participar en el Sacrificio Eucaristico y gozar sus beneficios? Pueden ciertamente hacerlo de otras maneras, que a algunos les resultan faciles, como por ejemplo, meditando piadosamente los misterios de Jesucristo o realizando ejercicios de piedad y rezando otras oraciones, que, aunque diferentes en la forma de los sagrados ritos, corresponden a ellos por su naturaleza.


4° Normas y exhortaciones.

134. Por cuya razon, os exhortamos, Venerables Hermanos, a que en Vuestra Diocesis o jurisdiccion eclesiastica reguléis y ordenéis la manera mas apropiada en que el pueblo pueda participar en la accion liturgica, segun las normas establecidas por el "Misal Romano" y segun los preceptos de la Sagrada Congregacion de Ritos y del Codigo de Derecho Canonico; de forma que todo se lleve a cabo con el necesario decoro y no se consienta a nadie, aun cuando sea Sacerdote, que emplee los Sagrados Sacrificios para arbitrarios experimentos.


135. A tal proposito, deseamos también que en las distintas Diocesis, lo mismo que ya existe una Comision para el Arte y la Musica Sagrada, se constituya también una Comision para promover el Apostolado liturgico, a fin de que bajo vuestro vigilante cuidado todo se realice diligentemente, segun las prescripciones de la Sede Apostolica.


136. En las Comunidades religiosas también debe observarse exactamente todo lo que sus propias Constituciones han establecido en esta materia, y no deben introducirse novedades que no hayan sido previamente aprobadas por los Superiores.


137. En realidad, por varias que puedan ser las formas y las circunstancias externas de la participacion del pueblo en el Sacrificio Eucaristico y en las otras acciones liturgicas, se debe siempre procurar con todo cuidado que las almas de los asistentes se unan al Divino Redentor con los mas estrechos vinculos posibles y que su vida se enriquezca con una santidad cada vez mayor y crezca cada dia mas la gloria del Padre celestial.

III. La Comunion Eucaristica

A) LA COMUNION. SUS RELACIONES CON EL SACRIFICIO


1° Resumen de la Doctrina.

138. El augusto Sacrificio del Altar se completa con la Comunion del divino Convite. Pero, como todos saben, para obtener la integridad del mismo Sacrificio, solo es necesario que el Sacerdote se nutra del alimento celestial, pero no que el pueblo (aunque esto sea por demas sumamente deseable) se acerque a la Santa Comunion.


2° No es necesaria la de los fieles.

139. Nos place, a este proposito, recordar las consideraciones de Nuestro Predecesor Benedicto XIV sobre las definiciones del Concilio de Trento: "En primer lugar, debemos decir que a ningun fiel se le puede ocurrir que las Misas privadas, en las que solo el Sacerdote toma la Eucaristia, pierdan por esto su valor de verdadero, perfecto e integro Sacrificio, instituido por Cristo Nuestro Senor, y hayan por ello de considerarse ilicitas. Tampoco ignoran los fieles (o al menos pueden ser facilmente instruidos de ello) que el Sacrosanto Concilio de Trento, fundandose en la doctrina custodiada en la ininterrumpida Tradicion de la Iglesia, condeno la nueva y falsa doctrina de Lutero, contraria a ella".(11) "Quien diga que las Misas en las que solo el Sacerdote comulga sacramentalmente son ilicitas y deben por ello derogarse, sean anatema" (12).


140. Se alejan, pues, del camino de la verdad aquellos que se niegan a celebrar si el pueblo cristiano no se acerca a la Mesa divina; y todavia mas se alejan aquellos que, por sostener la absoluta necesidad de que los fieles se nutran del alimento eucaristico juntamente con el Sacerdote, afirman capciosamente que no se trata tan solo de un Sacrificio, sino de un Sacrificio y de un convite de fraterna comunion y hacen de la santa Comunion, realizada en comun casi el punto supremo de toda la celebracion.


141. Hay que afirmar una vez mas que el Sacrificio Eucaristico consiste esencialmente en la inmolacion cruenta de la Victima divina, inmolacion que es misticamente manifestada por la separacion de las sagradas Especies y por la oblacion de las mismas hecha al Eterno Padre. La santa Comunion pertenece a la integridad del Sacrificio y a la participacion en él por medio de la Comunion del augusto Sacramento, y aunque es absolutamente necesaria al Ministro sacrificante, en lo que toca a los fieles solo es evidentemente recomendable.


3.° Pero es de consejo.

1. La Comunion.


142. Y asi como la Iglesia, en cuanto Maestra de verdad, se esfuerza con todo cuidado en tutelar la integridad de la Fe catolica, asi, en cuanto Madre solicita de sus hijos, les exhorta a participar con frecuencia e interés en este maximo beneficio de nuestra Religion.


143. Desea ante todo que los cristianos (especialmente cuando no pueden con facilidad recibir de hecho el alimento eucaristico) lo reciban al menos con el deseo, de forma que, con viva fe, con animo reverentemente humilde y confiado en la voluntad del Redentor divino, con el amor mas ardiente se unan a El.


144. Pero no basta. Puesto que, como hemos dicha mas arriba, podemos participar en el Sacrificio también con la Comunion Sacramental, por medio del Convite de los Angeles, la Madre Iglesia, para que mas eficazmente "podamos sentir en nosotros de continuo el fruto de la Redencion" (13), repite a todos sus hijos la invitacion de Cristo Nuestro Senor: "Tomad y comed... Haced esto en mi memoria" (ICo 11,24).


145. A cuyo proposito, el Concilio de Trento, haciéndose eco del deseo de Jesucristo y de su Esposa inmaculada, nos exhorta ardientemente "para que en todas las Misas los fieles presentes participen no solo espiritualmente, sino también recibiendo sacramentalmente la Eucaristia, a fin de que reciban mas abundantemente el fruto de este Sacrificio" (14).


146. También Nuestro inmortal predecesor Benedicto XIV, para que quedase mejor y mas claramente manifiesta la participacion de los fieles en el mismo Sacrificio divino por medio de la Comunion Eucaristica, alaba la devocion de aquellos que no solo desean nutrirse del alimento celestial, durante la asistencia al Sacrificio, sino que prefieren alimentarse de las Hostias consagradas en el mismo Sacrificio, si bien, como él declara, se participa real y verdaderamente en el Sacrificio, aun cuando se trate de Pan eucaristico debidamente consagrado con anterioridad. Asi escribe, en efecto: "Y aunque participen en el mismo sacrificio ademas de aquellos a quienes el Sacerdote celebrante da parte de la Victima por él ofrecida en la Santa Misa, otras personas a las que el Sacerdote da la Eucaristia que se suele conservar, no por esto la Iglesia ha prohibido en el pasado ni prohibe ahora que el Sacerdote satisfaga la devocion y la justa peticion de aquellos que asisten a la Misa y solicitan participar en el mismo Sacrificio que ellos también ofrecen a la manera que les esta asignada; antes bien, aprueba y desea que esto se haga y reprobaria a aquellos Sacerdotes por cuya culpa o negligencia se negase a los fieles esta participacion" (15).


147. Quiera, pues, Dios que todos, espontanea y libremente, correspondan a esta solicita invitacion de la Iglesia; quiera Dios que los fieles, incluso todos los dias, participen no solo espiritualmente en el Sacrificio divino, sino también con la Comunion del Augusto Sacramento, recibiendo el Cuerpo de Jesucristo, ofrecido por todos al Eterno Padre. Estimulad, Venerables Hermanos, en las almas confiadas a Vuestro cuidado el hambre apasionada e insaciable de Jesucristo; que Vuestra ensenanza llene los Altares de ninos y de jovenes que ofrezcan al Redentor divino su inocencia y su entusiasmo; que los conyuges se acerquen al Altar a menudo, para que puedan educar la prole que les ha sido confiada en el sentido y en la caridad de Jesucristo; sean invitados los obreros para que puedan tomar el alimento eficaz e indefectible que restaura sus fuerzas y les prepara para sus fatigas la eterna misericordia en el cielo; reunios, en fin, los hombres de todas las clases y "apresuraos a entrar", porque éste es el Pan de la vida del que todos tienen necesidad. La Iglesia de Jesucristo solo tiene este Pan para saciar las aspiraciones y los deseos de nuestras almas, para unirlas intimamente a Jesucristo y, en fin, para que por su virtud se conviertan en "un solo Cuerpo" (ICo 10,17) y sean como hermanos todos los que se sientan a una misma Mesa para tomar el remedio de la inmortalidad con la fraccion de un unico Pan.


2. Las circunstancias de la Comunion.

148. Es bastante oportuno también (lo que, por otra parte, esta establecido por la Liturgia) que el pueblo acuda a la Santa Comunion después que el Sacerdote haya tomado del Altar el alimento divino; y, como mas arriba hemos dicho, son de alabar aquellos que, asistiendo a la Misa, reciben las Hostias consagradas en el mismo Sacrificio, de forma que se cumpla en verdad que "todos los que participando de este Altar hayamos recibido el Sacrosanto Cuerpo y Sangre de tu Hijo, seamos colmados de toda la gracia y bendicion celestial" (16).


149. Sin embargo, no faltan a veces las causas, ni son raras las ocasiones en que el Pan Eucaristico es distribuido antes o después del mismo Sacrificio y también que se comulgue, aunque la Comunion se distribuya inmediatamente después de la del Sacerdote, con Hostias consagradas anteriormente. También en esos casos, como por otra parte ya hemos advertido, el pueblo participa en verdad en el Sacrificio Eucaristico y puede, a veces con mayor facilidad, acercarse a la Mesa de la Vida eterna.


150. Sin embargo, si la Iglesia, con maternal condescendencia, se esfuerza en salir al encuentro de las necesidades espirituales de sus hijos, éstos, por su parte, no deben desdenar aquello que aconseja la Sagrada Liturgia, y siempre que no haya un motivo plausible para lo contrario, deben hacer todo aquello que mas claramente manifiesta en el Altar la unidad viva del Cuerpo mistico.

B) ACCION DE GRACIAS DESPUS DE LA COMUNION


1º. Su conveniencia.

151. La accion sagrada, que esta regulada por particulares normas liturgicas, no dispensa, después de haber sido realizada, de la accion de gracias, a aquel que ha gustado del alimento celestial; antes bien, es muy conveniente que, después de haber recibido el alimento eucaristico, y terminados los ritos publicos, se recoja intimamente unido al Divino Maestro, se entretenga con El en dulcisimo y saludable coloquio durante el tiempo que las circunstancias le permitan.


2.° El error.

152. Se alejan, por tanto, del recto camino de la verdad, aquellos que, aferrandose a las palabras mas que al espiritu, afirman y ensenan que acabada la Misa no se debe prolongar la accion de gracias, no solo porque el Sacrificio del Altar es ya por su naturaleza una Accion de Gracias, sino también porque esto es gestion de la piedad privada y personal y no del bien de la comunidad.


3.° Razones que la exigen.

153. Antes al contrario, la misma naturaleza del Sacramento exige que el cristiano que lo reciba obtenga de él abundantes frutos de santidad. Ciertamente, ya se ha disuelto la publica congregacion de la comunidad, pero es necesario que cada uno, unido con Cristo, no interrumpa en su alma el cantico de alabanzas, "dando siempre gracias por todo a Dios Padre, en el Nombre de Nuestro Senor Jesucristo" (Efes. 5,20).


154. A lo que también nos exhorta la Sagrada Liturgia del Sacrificio Eucaristico cuando nos manda rezar con estas palabras: "Senor... Te rogamos que siempre perseveremos en accion de gracias... y que jamas cesemos de alabarte"(17). Por tanto, si siempre se debe dar gracias a Dios y jamas se debe dejar de alabarlo, ¿quién se atreveria a reprender y desaprobar a la Iglesia, que aconseja a sus Sacerdotes y a los fieles que se mantengan, al menos por un poco de tiempo, después de la Comunion, en coloquio con el Divino Redentor, y que han insertado en los libros liturgicos las oportunas plegarias, enriquecidas con indulgencias, con las cuales los Sagrados Ministros se pueden preparar convenientemente antes de celebrar y de comulgar y, acabada la Santa Misa, manifestar a Dios su agradecimiento?


155. La Sagrada Liturgia, lejos de sofocar los sentimientos intimos de cada cristiano, los capacita y los estimula para que se asimilen a Jesucristo y, por medio de El, sean dirigidos al Padre; de aqui que exija que quien se haya acercado a la Mesa Eucaristica, dé gracias a Dios como es debido. Al divino Redentor le agrada escuchar nuestras plegarias, hablar con nosotros con el Corazon abierto y ofrecernos refugio en su Corazon inflamado de Amor.


156. Ademas, estos actos, propios de cada individuo, son absolutamente necesarios para gozar mas abundantemente de todos los tesoros sobrenaturales de que tan rica es la Eucaristia y para transmitirlos a los otros, segun nuestras posibilidades, a fin de que Cristo Nuestro Senor consiga en todas las almas la plenitud de su virtud.


4º. Alabanzas a quienes la hacen.

157. ¿Por qué, pues, Venerables Hermanos, no hemos de alabar a aquellos que, aun después de haberse disuelto oficialmente la Asamblea cristiana, se mantienen en intima familiaridad con el Redentor Divino, no solo para entretenerse en dulce coloquio con El, sino también para darle gracias y alabarle y especialmente para pedirle ayuda, a fin de quitar de su alma todo lo que pueda disminuir la eficacia del Sacramento y hacer de su parte todo lo que pueda favorecer la accion presente de Jesus? Les exhortamos también a hacerlo de forma particular, bien llevando a la practica los propositos concebidos y ejercitando las virtudes cristianas, bien adaptando a sus propias necesidades cuanto han recibido con munificencia.


5º. Palabras de "La Imitacion de Cristo".

158. Verdaderamente hablaba segun los preceptos y el espiritu de la Liturgia, el autor del aureo librito de "La Imitacion de Cristo", cuando aconsejaba a los que habian comulgado: "Recogete en secreto y goza a tu Dios, para poseer aquello que el mundo entero no podra quitarte" 18(18).


6º. Unirnos a Cristo.

159. Todos nosotros, pues, intimamente unidos a Cristo, debemos tratar de sumergirnos en su Alma Santisima y de unirnos con El para participar asi en los actos de Adoracion con los que El ofrece a la Trinidad Augusta el homenaje mas grato y aceptable; en los actos de Alabanza y de Accion de gracias que El ofrece al Padre Eterno y de que se hace unanime eco el cantico del cielo y la tierra, como esta dicho: "Bendecid al Senor en todas sus criaturas" (Da 3,57); en los actos, finalmente, con los que, unidos, imploramos la ayuda celestial en el momento mas oportuno para pedir y obtener socorro en nombre de Cristo, y sobre todo en aquellos con los que nos ofrecemos e inmolamos como victimas, diciendo: "Haz de nosotros mismos un homenaje en tu honor"(19).


7º. Permanecer en Cristo.

160. El Divino Redentor repite incesantemente su apremiante invitacion: "Permaneced en Mi" .(Juan 15,4) Por medio del Sacramento de la Eucaristia, Cristo habita en nosotros y nosotros habitamos en Cristo; y de la misma manera que Cristo, permaneciendo en nosotros, vive y obra, asi es necesario que nosotros, permaneciendo en Cristo, por El vivamos y obremos.

IV. La adoracion de la Eucaristia

A) SUS FUNDAMENTOS


161. El alimento eucaristico contiene, como todos saben, "verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el Alma y la Divinidad de Nuestro Senor Jesucristo" (20); no es, por tanto, extrano que la Iglesia, desde sus origenes, haya adorado el Cuerpo de Cristo bajo las especies eucaristicas, como se ve en los mismos ritos del augusto Sacrificio, en los que se prescribe a los Sagrados Ministros que adoren al Santisimo Sacramento con genuflexiones o con inclinaciones profundas.


162. Los Sagrados Concilios ensenan que desde el comienzo de su vida ha sido transmitido a la Iglesia, que se debe honrar "con una unica adoracion al Verbo Dios Encarnado y a su propia Carne" 124(21), y San Agustin afirma: "Ninguno coma de esta Carne sin haberla antes adorado" 125(22), anadiendo que no solo no pecamos adorando, sino que pecamos no adorando.

B) SU ORIGEN Y DESARROLLO


1. Origen historico.

163. De estos principios doctrinales ha nacido y se ha venido poco a poco desarrollando el culto eucaristico de adoracion, distinto del Santo Sacrificio. La conservacion de las sagradas Especies para los enfermos y para todos aquellos que pudieran encontrarse en peligro de muerte, introdujo el loable uso de adorar este Pan celestial conservado en las Iglesias.


2. Motivo.

164. Este culto de adoracion tiene un valido y solido motivo. La Eucaristia, en efecto, es un Sacrificio y es también un Sacramento, y se distingue de los demas Sacramentos en que no solo produce la gracia, sino que contiene de forma permanente al Autor mismo de la Gracia. Cuando por esto la Iglesia nos ordena adorar a Cristo escondido bajo los velos eucaristicos y pedirle a El los bienes sobrenaturales y terrenos de que siempre tenemos necesidad, manifiesta la fe viva con la cual se cree presente bajo aquellos velos a su Esposo divino, le manifiesta su reconocimiento y goza su familiaridad intima.


3. Desarrollo.

165. En el decurso de los tiempos, la Iglesia ha introducido en este culto varias formas, cada dia ciertamente mas bellas y saludables. Como, por ejemplo, las devotas visitas diarias a los Sagrarios del Senor; las bendiciones con el Santisimo Sacramento; las solemnes procesiones por campos y ciudades, especialmente con ocasion de los Congresos Eucaristicos, y adoracion del Augusto Sacramento, publicamente expuesto. Adoraciones publicas que a veces duran un tiempo limitado y a veces, en cambio, son prolongadas durante horas enteras e incluso durante cuarenta horas; en algunos lugares son continuadas durante todo el ano por turno en las distintas Iglesias; en otros se continuan tanto de dia como de noche, por la vela de las Comunidades Religiosas, y a veces también los fieles toman parte en ellas.


166. Estos ejercicios de devocion contribuyeron de forma admirable a la Fe y a la Vida sobrenatural de la Iglesia militante en la tierra, la cual, al obrar asi, se hace eco, en cierto modo, de la Iglesia triunfante, que eleva eternamente el himno de alabanza a Dios y al Cordero "que ha sido sacrificado". Por esto la Iglesia no solo ha aprobado, sino que ha hecho suyo y ha confirmado con su autoridad estos devotos ejercicios, propagados por doquier en el transcurso de los siglos. Surgen del espiritu de la Sagrada Liturgia, y por esto, siempre que sean realizadas con el decoro, la fe y la devocion exigidos por los Sagrados Ritos y por las prescripciones de la Iglesia, ciertamente contribuyen en gran modo a vivir la vida liturgica.


167. Tampoco se puede decir que este culto eucaristico provoca una erronea confusion entre el Cristo historico, como algunos dicen, el que ha vivido en la tierra, y el Cristo presente en el Augusto Sacramento del Altar, y el Cristo triunfante en el Cielo y dispensador de gracias antes bien, se debe afirmar que con este culto los fieles testimonian solemnemente la fe de la Iglesia, con la cual se cree que uno e idéntico es el Verbo de Dios y el Hijo de Maria Virgen, que sufrio en la Cruz, que esta presente oculto en la Eucaristia y que reina en el Cielo.


168. Asi dice San Juan Crisostomo : "Cuando lo veas ante ti (el Cuerpo de Cristo), di para ti mismo: Por este Cuerpo no soy ya tierra y cenizas, no soy ya esclavo, sino libre; por esto espero lograr el cielo y los bienes que en él se encuentran, la vida inmortal, la herencia de los Angeles, la compania de Cristo; este Cuerpo traspasado por los clavos, azotado por los latigos, no fue presa de la muerte... Este es aquel Cuerpo que fue ensangrentado, traspasado por la lanza, y del cual brotaron dos fuentes salvadoras: la una de Sangre, y la otra de agua... Este Cuerpo nos dio qué tener y qué comer, lo cual es consecuencia del intenso amor" (23).


169. De modo particular, pues, es muy de alabar la costumbre segun la cual muchos ejercicios de piedad, incorporados a las costumbres del pueblo cristiano, concluyen con el rito de la Bendicion Eucaristica. Nada mejor ni mas beneficioso que el gesto con que el Sacerdote, elevando al Cielo el Pan de los Angeles, ante la multitud cristiana arrodillada, y moviéndolo en forma, de Cruz, invoca al Padre celestial para que se digne volver benignamente los ojos a su Hijo, crucificado por Amor nuestro, y que a causa de El quiso ser Nuestro Redentor y hermano, y para que por su medio difunda sus dones celestiales sobre los redimidos por la Sangre inmaculada del Cordero.


4. Exhortacion.

170. Procurad, pues, Venerables Hermanos, con Vuestra suma diligencia habitual, que los templos edificados por la fe y por la piedad de las generaciones cristianas en el transcurso de los siglos, como un perenne himno de gloria a Dios y, como digna morada de Nuestro Redentor oculto bajo las especies eucaristicas, estén abiertos lo mas posible a los fieles, cada vez mas numerosos, a fin de que, reunidos a los pies de su Salvador, escuchen su dulcisima invitacion "Venid a Mi todos los que andais agobiados con trabajos y cargas, que Yo os aliviaré" (Mt 11,28). Que los templos sean verdaderamente la Casa de Dios, en la cual el que entre para pedir favores se alegre al conseguirlo todo y obtenga el consuelo celestial.

"Buen Pastor, Pan verdadero, Jesus, ten misericordia de nosotros: apaciéntanos Tu, guardanos: haz que veamos los bienes en la tierra de los vivos".



Notas

(1) Inocencio III. De S. Altaris Mysterio, III,6.

(2) Rob. Bellarm. De Missa, I. cap. 27.

(3) Misal Rm Ordo de la Misa.

(4) Misal Rm Canon de la Misa .

(5) Misal Rm Canon de la Misa.

(6) Pontif. Rm De la Ordenacion del Sacerdote.

(7) Pontif. Rm De la consagracion del Altar, prefacio .

(8) Comparese Conc. Trid. Sess. 22, c. 5 (DS 943).

(9) S. Agustin, Serm. 272.

(10) Misal Rm Canon.

(11) Encicl. Certiores effecti,13/11/1742. volver)

(12) Conc. Trid. Ses. 22, can. 8 (DS 955).

(13) Misal Rm Colecta de la Fiesta de Corp. Christi.

(14) Sess. 22, c. 6 (DS 944).

(15) Encicl. Certiores effecti,13/11/1742.

(16) Misal Rm, Canon de la Misa.

(17) Misal Rm Postcomunion de la Dominica I después de Pentecostés.

(18) Imitacion de Cristo, Lib. 4, cap. 12.

(19) Misal Rm Secreta de la Misa de la SS. Trinidad.

(20) Concil. Trident. Ses. XIII, can. 1 (DS 883).

(21) Concil. Constant. II, Anath. de trib. Capit. can. 9; collat. Concil. Efeso Anath. Cyrill. can. 8; ver también Concil. Trento, ses. 13 can. 6; Pio VI, Constitucion Auctorem fidei nr. 61.

(22) Comparese S. Agustin, Enarr. in Ps 98,9.

(23) S. Juan Crisost. In ICo 24,4.

tercero

PARTE TERCERA

I. El Oficio Divino

EL OFICIO DIVINO Y EL ANO LITURGICO

A) FUNDAMENTOS


172. El ideal de la vida cristiana consiste, en que cada uno se una intima y continuamente a Dios. Por esto, el culto que la Iglesia rinde al Eterno, y que esta recogido principalmente en el Sacrificio Eucaristico y en el uso de los Sacramentos, esta ordenado y dispuesto de modo que por el Oficio Divino se extienda a todas las horas del dia, a las semanas, a. todo el curso del ano, a todos los tiempos y a todas las condiciones de la vida humana.


173. Habiendo ordenado el Divino Maestro: "Conviene orar perseverantemente y no desfallecer" (Lc 18,1), la Iglesia, obedeciendo fielmente esta advertencia, no cesa nunca de orar y nos exhorta con el Apostol de los Gentiles: "Ofrezcamos, pues, a Dios sin cesar, por medio de El (Jesus), un sacrificio de alabanza" (He 13,15).

B) HISTORIA


174. La Oracion publica y colectiva, dirigida a Dios por todos conjuntamente, en la antigüedad solo tenia lugar en ciertos dias y a determinadas horas. Sin embargo, no solo se oraba en las reuniones publicas, sino también en las casas privadas y a veces con los vecinos y amigos.


175. No obstante, pronto comenzo a tomar auge en las distintas partes de la cristiandad la costumbre de destinar a la Oracion determinados momentos: por ejemplo, la ultima hora del dia, cuando el sol se oculta y se encienden las luces; o la primera, cuando termina la noche, después del canto del gallo y al salir el sol. Otros momentos del dia son indicados como mas propios para la Oracion por las Sagradas Escrituras, siguiendo las costumbres tradicionales hebreas y los usos cotidianos. Segun los Hechos de los Apostoles, los Discipulos de Jesucristo se reunian para orar en la hora tercera, cuando "fueron llenados todos del Espiritu Santo"; el Principe de los Apostoles también, antes de tomar alimento, "subio a lo alto de la casa, cerca de la hora de sexta, a hacer oracion"; Pedro y Juan "subian al Templo a la oracion de la hora nona", y Pablo y Silas "a la media noche, puestos en oracion, cantaban alabanzas a Dios".


176. Estas distintas oraciones, especialmente por iniciativa y obra de los monjes y de los ascetas, se perfeccionan cada dia mas y poco a poco son introducidas en el uso de la Sagrada Liturgia por la autoridad de la Iglesia.

C) NATURALEZA


177. El Oficio Divino es, pues, la oracion del Cuerpo Mistico de Cristo, dirigida a Dios en nombre de todos los cristianos y en su beneficio, siendo hecha por Sacerdotes, por los otros ministros de la Iglesia y por las religiosos para ello delegados por la Iglesia misma.


178. Cuales deban ser el caracter y valor de esta Alabanza divina se deduce de las palabras que la Iglesia aconseja decir antes de comenzar las oraciones del Oficio, prescribiendo que sean recitadas "digna, atenta y devotamente".


179. El Verbo de Dios, al tomar la Naturaleza humana, introdujo en el destierro terreno el himno que se canta en el cielo por toda la eternidad. El une a Si a toda la comunidad humana y se la asocia en el canto de este himno de alabanza. Debemos reconocer con humildad que "no sabiendo siquiera qué hemos de pedir en nuestras oraciones ni como conviene hacerlo, el mismo espiritu (divino) hace o produce en nuestro interior nuestras peticiones a Dios con gemidos que son inexplicables" (Rm 8,26). Y también Cristo, por medio de su espiritu, ruega en nosotros al Padre. "Dios no podria hacer a los hombres un don mas grande... Ruega (Jesus) por nosotros como nuestro Sacerdote; ruega en nosotros como nuestra Cabeza; nosotros le rogamos a El como a nuestro Dios... Reconozcamos, pues, tanto nuestras voces en El como su voz en nosotros... Se le ruega a El como Dios; ruega El como siervo; alli es el Creador, aqui un Ser creado en cuanto asume la naturaleza de cambiar sin cambiarse, haciendo de nosotros un solo hombre con El: Cabeza y Cuerpo" (1).

D) DEVOCION DE NUESTRA ALMA


180. A la excelsa dignidad de esta Oracion de la Iglesia debe corresponder la intensa devocion de nuestra alma. Y puesto que la voz del orante repite los canticos escritos por inspiracion del Espiritu Santo, que proclaman y exaltan la perfectisima grandeza de Dios, es también necesario que a esta voz acompane el movimiento interior de nuestro espiritu para hacer nuestros aquellos sentimientos con que nos elevamos al Cielo, adoramos a la Santisima Trinidad y le rendimos las alabanzas y acciones de gracias debidas. <<Debemos cantar los Salmos de manera que nuestra mente concuerde con nuestra voz>>. No se trata, pues, de una simple recitacion ni de un canto que, aunque perfectisimo segun las leyes del arte musical y las normas de los Sagrados Ritos, llegue tan solo al oido, sino que se trata sobre todo de una elevacion de nuestra mente y de nuestra alma a Dios, a fin de que nos consagremos nosotros mismos y todas nuestras acciones a El, unidos con Jesucristo.


181. De esto depende, y ciertamente no en pequena parte, la eficacia de las oraciones. Las cuales, si no son dirigidas al mismo Verbo hecho Hombre, acaban con estas palabras: "Por Nuestro Senor Jesucristo", que, como Mediador ante Dios y los hombres, muestra al Padre celestial su intercesion gloriosa, "como que esta siempre vivo para interceder por nosotros" (He 7,25).

E) LOS SALMOS


182. Los Salmos, como todos saben, constituyen la parte principal del Oficio divino. Abrazan toda la extension del dia y le dan un caracter de santidad. Casiodoro dice bellamente a proposito de los Salmos distribuidos en el oficio divino de su tiempo: "Ellos... con el jubilo matutino, nos hacen favorable el dia que va a comenzar, nos santifican la primera hora del dia, nos consagran la tercera, nos alegran la sexta en la fraccion del pan, nos senalan en la nona el fin del ayuno, concluyen el fin de la jornada impidiendo a nuestro espiritu entenebrecerse al acercarse la noche" (2).


183. Los Salmos repiten las verdades, reveladas por Dios al pueblo escogido, a veces terribles, a veces penetradas de suavisima dulzura; repiten y encienden la esperanza en el libertador prometido que en un tiempo era animada con canticos en torno al hogar doméstico y en la misma majestad del Templo; ponen bajo una luz maravillosa la profetizada gloria de Jesucristo y su supremo y eterno Poder, su venida y su muerte en este destierro terrenal, su regia dignidad y su potestad sacerdotal, sus benéficas fatigas y su Sangre derramada por nuestra Redencion. Expresan igualmente la alegria de nuestras almas, la tristeza, la esperanza, el temor, el intercambio de amor y el abandono en Dios, como la mistica ascension hacia los divinos Tabernaculos.

"El Salmo... es la bendicion del pueblo, la alabanza de Dios, el elogio del pueblo, el aplauso de todos, el lenguaje general, la voz de la Iglesia, la profesion de la fe con cantos, la plena devocion a la autoridad, la alegria de la libertad, el grito de jubilo, el eco del gozo" 3(3).


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - C) MEDIOS PARA PROMOVER ESTA PARTICIPACION