PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - F) PRACTICA

F) PRACTICA


184. En los tiempos antiguos, la asistencia de los fieles a estas oraciones del oficio era mayor, pero fue disminuyendo gradualmente, y como hemos dicho, su recitacion esta en la actualidad reservada al Clero y a los Religiosos. En rigor de derecho, pues, nada esta prescrito a los seglares en esta materia; pero es sumamente de desear que también ellos tomen parte activa en el canto o en la recitacion del oficio de Visperas en los dias festivos, en sus respectivas Parroquias.


185. Os recomendamos vivamente, Venerables Hermanos, a vosotros y a vuestros fieles, que no cese esta piadosa costumbre y que se le restituya en lo posible donde haya desaparecido.


186. Esto traera ciertamente frutos saludables si las Visperas son cantadas, no solo digna y decorosamente, sino también de forma que regocijen suavemente en varias formas la piedad de los fieles.


187. Permanezca en su debido cumplimiento la observancia de los dias festivos, que deben ser dedicados y consagrados a Dios de modo particular y, sobre todo, del Domingo, que los Apostoles, instruidos por el Espiritu Santo, instituyeron en lugar del sabado. Si se mando a los judios: "Trabajaréis durante seis dias; el séptimo es el sabado, de santo descanso para el Senor; cualquiera que trabaje en este dia, sera condenado a muerte" (Ex 31,15), ¿como no temeran la muerte espiritual aquellos cristianos que hacen trabajos serviles y que, en la duracion del descanso festivo, no se dedican a la piedad y a la Religion, sino que se abandonan desorbitadamente a los atractivos del siglo? El domingo y los dias festivos deben, por tanto, estar consagrados al culto divino, con el cual se adora a Dios y el alma se nutre del alimento celestial, y si bien la Iglesia prescribe solamente que los fieles deben abstenerse del trabajo servil y deben asistir al Sacrificio Eucaristico y no da ningun precepto para el culto vespertino, también es cierto que existen ademas de los preceptos sus insistentes recomendaciones y deseos, ademas de que esto es todavia mas imperiosamente exigido por la necesidad que todos tienen de que el Senor se les muestre propicio para impetrarle sus beneficios.


188. Nuestro animo se entristece profundamente al ver como en nuestros tiempos pasa el pueblo cristiano las tardes de los dias festivos los locales de espectaculos publicos y de juegos estan llenos, mientras que las Iglesias se ven menos frecuentadas de lo que convendria.


189. Sin embargo, es indudablemente necesario que todos se acerquen a nuestro templo para ser instruidos en la verdad de la fe catolica, para cantar las alabanzas de Dios y para ser enriquecidos por el Sacerdote con la bendicion eucaristica y proveerse de la ayuda celestial contra las adversidades de la vida presente.


190. Procuren todos aprender las formulas que se cantan en las Visperas e intenten penetrar su intimo significado, y bajo el influjo de estas oraciones experimentaran aquello que San Agustin afirmaba de él: "¡Cuanto lloré entre himnos y canticos, vivamente conmovido por el suave canto de tu Iglesia! Aquellas voces resonaban en mis oidos, destilaban la verdad en mi corazon y me inspiraban sentimientos de devocion, y las lagrimas corrian y me hacian bien" (4).

II. El ano liturgico

CICLO DE LOS MISTERIOS


1º. Se desenvuelve principalmente por El

191. Durante todo el curso del ano, la celebracion del sacrificio eucaristico y el oficio divino se desenvuelve, sobre todo, en torno a la persona de Jesucristo, y se organiza de forma tan concorde y congruente que nos hace conocer a la perfeccion a nuestro Salvador en sus misterios de humillacion, de redencion y de triunfo.


2º. Intentos de la Sagrada Liturgia.

192. Revocando estos misterios de Jesucristo, la Sagrada Liturgia trata de hacer participar en ellos a todos los creyentes, de forma que la Divina Cabeza del Cuerpo Mistico viva en la plenitud de su santidad en cada uno de los miembros. Sean las almas de los cristianos como altares en los que se repitan y se revivan las varias fases del sacrificio que inmola el Sumo Sacerdote; los dolores y las lagrimas que lavan y expian los pecados; la oracion dirigida a Dios, que se eleva hasta el cielo; la propia inmolacion hecha con animo pronto, generoso y solicito y, por fin; la intima union con la cual nos abandonamos a Dios nosotros y nuestras cosas, y descansamos en El, "siendo el juego de la religion el imitar a aquél a quien adora" (5).


3º. Desarrollo de este ciclo.

193. Conforme con estos modos y motivos con que la Liturgia propone a nuestra meditacion en tiempos fijos la vida de Jesucristo, la Iglesia nos muestra ejemplos que debemos imitar y los tesoros de santidad que hacemos nuestros, porque es necesario creer con el espiritu lo que se canta con la boca, y traducir en la practica de las costumbres publicas y privadas lo que se cree con el espiritu.

a) Especial intencion de la Iglesia en cada tiempo.


194. Asi, en la época de Adviento, excita en nosotros la conciencia de los pecados miserablemente cometidos, y nos exhorta para que, frenando los deseos con la mortificacion voluntaria del cuerpo, nos recojamos en piadosa meditacion y nos sintamos impulsados por el deseo de volver a Dios, que es el unico que puede liberarnos con su gracia de la mancha de los pecados y de los males que son su consecuencia.


195. Con la conmemoracion del Nacimiento del Redentor, parece casi reconducirnos a la gruta de Belén, para que alli aprendamos que es absolutamente necesario nacer de nuevo y reformarnos radicalmente, lo que solo es posible cuando nos unamos intima y vitalmente al Verbo de Dios, hecho hombre, y seamos participes de su divina naturaleza, a la que seamos elevados.


196. Con la solemnidad de la Epifania, recordando la vocacion de los gentiles a la fe cristiana, quiere que demos gracias todos los dias al Senor por tan gran beneficio, que deseemos con gran fe al Dios vivo, que comprendamos con gran devocion y profundidad las cosas sobrenaturales y que practiquemos el silencio y la meditacion para poder facilmente entender y conseguir los dones celestiales.


197. En los dias de la Septuagésima y de la Cuaresma, la Iglesia, nuestra Madre, multiplica sus cuidados para que cada uno de nosotros se percate diligentemente de sus miserias, sea activamente incitado a la enmienda de las costumbres y deteste de forma particular los pecados, lavandolos con la oracion y la penitencia, ya que la asidua oracion y la penitencia de los pecados cometidos nos obtienen la ayuda divina, sin la cual son inutiles y estériles todas nuestras obras.


198. En el tiempo sagrado en que la Liturgia nos propone los atroces dolores de Jesucristo, la Iglesia nos invita al Calvario, para seguir las huellas sangrientas del Divino Redentor, a fin de que con gusto llevemos la cruz con El, para que tengamos en nosotros los mismos sentimientos de expiacion y de propiciacion y para que juntos muramos todos con El.


199. Con la solemnidad pascual, que conmemora el triunfo de Cristo, nuestra alma es invadida por una intima alegria, y debemos oportunamente pensar que también nosotros debemos resucitar juntamente con el Redentor de una vida fria e inerte a una vida mas santa y fervorosa, ofreciéndonos todos con generosidad a Dios y olvidandonos de esta miserable tierra para aspirar solamente al Cielo: "Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que son de arriba..., saboread las cosas del cielo" (Colos. 3,1-2).


200. En el tiempo de Pentecostés, finalmente, la Iglesia nos exhorta con sus preceptos y sus obras, a ofrecernos docilmente a la accion del Espiritu Santo, el cual quiere inflamar nuestros corazones de caridad divina para que progrese cada dia en la virtud con mayor empeno y asi nos santifiquemos, de la misma forma que Cristo Nuestro Senor y su Padre celestial son Santos.

b) Es, pues, un himno que requiere atencion e interés.


201. Todo el ano liturgico puede, pues, considerarse como un magnifico himno de alabanza que la familia cristiana dirige al Padre Celestial, por medio de Jesus, eterno mediador; pero requiere también de nosotros un estudio diligente y bien ordenado para conocer y alabar cada vez mas a nuestro Redentor; un esfuerzo intenso y eficaz y un adiestramiento continuo para imitar sus misterios, para entrar voluntariamente en el camino de sus dolores y para participar, finalmente, de su gloria y de su eterna bienaventuranza.


4º. Error.

202. De cuanto ha sido expuesto, aparece claramente, Venerables Hermanos, lo alejados que estan del verdadero y genuino concepto de la liturgia aquellos escritores modernos que, enganados por una pretendida disciplina mistica superior, se atreven a afirmar que no debemos concentrarnos sobre el Cristo historico, sino sobre el Cristo <<neumatico y glorificado>>, y no vacilan en afirmar que en la piedad de los fieles se ha verificado un cambio, por el cual Cristo ha sido casi destronado con la ocultacion del Cristo glorificado que vive y reina por los siglos de los siglos y esta sentado a la diestra del Padre, mientras que en su lugar se ha introducido al Cristo de la vida terrenal. Por esto algunos llegan hasta el punto de querer retirar de las. Iglesias las imagenes del Divino Redentor que sufre en la Cruz.


203. Pero estas falsas opiniones son del todo contrarias a la sagrada doctrina tradicional. "Cree en Cristo nacido en carne -dice San Agustin- y llegaras al Cristo nacido de Dios, y Dios cerca de Dios" 6(6). La sagrada Liturgia nos propone también a todo Cristo, en los varios aspectos de su vida; el Cristo que es Verbo del Padre Eterno, que nace de la Virgen Madre de Dios, que nos ensena la verdad, que sana a los enfermos, que consuela a los afligidos, que sufre, que muere y que, en fin, resucita triunfando sobre la muerte; que reinando en la gloria del cielo, nos envia al Espiritu Paraclito, y que vive siempre en su Iglesia: "Jesucristo, el mismo que ayer, es hoy, y lo sera por los siglos de los siglos" (He 13,18). Y ademas, no nos lo presenta solo como un ejemplo que imitar, sino también como un maestro a quien escuchar y un pastor a quien seguir; como mediador de nuestra salvacion, principio de nuestra santidad y Cabeza mistica de la que somos miembros, vivos con su misma vida.


204. Y asi como sus acerbos dolores constituyen el misterio principal de que proviene nuestra salvacion, esta conforme con las exigencias de la fe catolica el destacar esto todo lo posible, porque esto es como el centro del culto divino, siendo el sacrificio eucaristico su cotidiana representacion y renovacion y estando todos los sacramentos unidos con estrechisimos vinculos a la Cruz.


5º. Qué es, pues, el ciclo de misterios.

205. Por esto el ano liturgico, al que la piedad de la Iglesia alimenta y acompana, no es una fria e inerte representacion de hechos que pertenecen al pasado, o una simple y desnuda revocacion de realidades de otros tiempos. Es mas bien Cristo mismo, que vive en su Iglesia siempre y que prosigue el camino de inmensa misericordia por El iniciado con piadoso consejo en esta vida mortal, cuando paso derramando bienes, a fin de poner a las almas humanas en contacto con sus misterios y hacerlas vivir por ellos, misterios que estan perennemente presentes y operantes, no en la forma incierta y nebulosa de que hablan algunos escritores recientes, sino porque, como ensena la doctrina catolica y segun la sentencia de los doctores de la Iglesia, son ejemplos ilustres de perfeccion cristiana y fuentes de gracia divina por los méritos y la intercesion del Redentor y porque perduran en nosotros con su efecto, siendo cada uno de ellos, en la manera adecuada a su indole particular, la causa de nuestra salvacion.


206. A esto se anade el que la piadosa Madre Iglesia, mientras propone a nuestra contemplacion los misterios de Cristo, invoca con sus oraciones aquellos dones sobrenaturales, por medio de los cuales sus hijos se compenetran del espiritu de estos misterios por virtud de Cristo. Por influencia y virtud de El, nosotros podemos, con la colaboracion de nuestra voluntad, asimilar la fuerza vital como ramas del arbol, como miembros de la cabeza, y nos podemos, progresiva y laboriosamente, transformar "a la medida de la edad perfecta de Cristo" (Ep 4,13).

B) CICLO DE LOS SANTOS


207. En el curso del ano liturgico se celebran no solo los misterios de Jesucristo, sino también las fiestas de los Santos, en los cuales, aunque se trata de un orden inferior y subordinado, la Iglesia tiene siempre la preocupacion de proponer a los fieles ejemplos de santidad que los estimulen a adornarse de las mismas virtudes del Divino Redentor.


1º. Imitar a los Santos.

208. Es necesario, en efecto, que imitemos las virtudes de los Santos, en las cuales brilla, de modo vario, la virtud misma de Cristo, como que de El fueron aquellos imitadores. Asi, en algunos, refulgio el celo del apostolado; en otros, se demostro la fortaleza de nuestros héroes hasta la efusion de la sangre; en otros, brillo la constante vigilancia en la adoracion del Redentor; en otros, refulgio el candor virginal del alma y la modesta dulzura de la humildad cristiana; en todos ardio una fervorosisima caridad hacia Dios y hacia el projimo.


209. La Liturgia pone ante nuestros ojos todos estos adornos de santidad, a fin de que los contemplemos saludablemente y para que "a nosotros, a quienes alegran sus méritos, enfervoricen sus ejemplos" (7). Es necesario, pues, conservar "la inocencia en la sencillez, la concordia en la caridad, la modestia en la humildad, la diligencia en el gobierno, la vigilancia en el auxiliar al que sufre, la misericordia en el cuidar a los pobres,1a constancia en defender la verdad, la justicia en la severidad de la disciplina, para que no falte en nosotros ninguna de las virtudes que nos han sido propuestas como ejemplo. Estas son las huellas de los Santos, que nos dejaron en su retorno a la patria, para que, siguiendo su camino, podamos también seguirles en la santidad" 8(8).


210. Y para que también nuestros sentidos sean saludablemente impresionados, la Iglesia quiere que en nuestros templos sean expuestas las imagenes de los santos, pero siempre con el mismo fin, a saber: "Que imitemos las virtudes de aquellos cuyas imagenes veneramos" 9(9).


2º. Pedirles su ayuda.

211. Pero hay todavia otra razon para el culto de los Santos por el pueblo cristiano: la de implorar su ayuda y "ser sostenidos por el patrocinio de aquellos con cuyas alabanzas nos regocijamos" (10). De esto se deduce facilmente el por qué de las numerosas formulas de oraciones que la Iglesia nos propone para invocar el patrocinio de los Santos.


3º. http:///Especial es el culto a la Santisima Virgen.

a) Culto preeminente.


212. Entre los santos tiene un culto preeminente la Virgen Maria, Madre de Dios. Su vida, por la mision que le fue confiada por Dios, esta estrechamente unida a los misterios de Jesucristo y seguramente nadie ha seguido mas de cerca y con mayor eficacia que ella el camino trazado por el Verbo Encarnado, ni nadie goza de mayor gracia y poder cerca del Corazon Sacratisimo del Hijo de Dios y a través del Hijo cerca del Padre.


213. Ella es mas santa que los querubines y los serafines, y sin ningun parangon, mas gloriosa que todos los demas santos, siendo "llena de gracia" (Lc 1,28) y Madre de Dios, y habiéndonos dado con su feliz parto al Redentor. A Ella, que es "Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra" (11), recurrimos todos nosotros, "gimiendo y llorando en este valle de lagrimas" y encomendamos con confianza a nosotros mismos y todas nuestras cosas a su proteccion. Ella se convirtio en nuestra Madre al hacer el Divino Redentor el sacrificio de Si mismo y, por esto, con este mismo titulo, nosotros somos hijos suyos. Ella nos ensena todas las virtudes, nos da a su Hijo y, con El, todos los auxilios que nos son necesarios, porque Dios "ha querido que todo lo tuviéramos por medio de Maria" (12).


4º. Recapitulacion.

214. Por este camino liturgico que todos los anos se nos abre de nuevo bajo la accion santificadora de la Iglesia, confortados por la ayuda y los ejemplos de los Santos y, sobre todo, de la Inmaculada Virgen Maria, "acerquémonos, con sincero corazon, con plena fe, purificados los corazones de las inmundicias de la mala conciencia, lavados en el cuerpo con el agua limpia del Bautismo" (He 10,22), al "gran Sacerdote" (He 10,21) para vivir y sentir con El y penetrar por medio de El "por el velo" (He 6,19) y alli honrar al Padre celestial por toda la eternidad.


215. Tal es la esencia y la razon de ser de la sagrada liturgia; se refiere al sacrificio, a los Sacramentos y a la alabanza de Dios; la union de nuestras almas con Cristo y su santificacion por medio del Divino Redentor, a fin de que sea honrado Cristo y, por El y en El, la Santisima Trinidad: "Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo".



Notas

(1) San Agustin, Enarr. in Psalmos 85, n. 1.

(2) Casidoro, Explicatio in Psalterium. Prefacio (como se lee en la ed. Migne P.L. 70,10. Algunos creen que esa parte no ha de atribuirse a Casidoro).

(3) S. Ambros. Enarrat. in Ps 1, n. 9.

(4) S. Agustin, Confessiones, lib. 9, c. 6 .

(5) S. Agustin, De Civ. lib. 8, cap. 17.

(6) S. Agustin, Enarr. in Psalm. 123, n. 2.

(7) Misal Rm Colecta III de la Misa por varios Martires fuera del tiempo pascual.

(8) Beda Venerable, Hom. 70 in solem. omnium Sanctorum .

(9) Misal Rm Colecta de San Juan Damasceno.

(10) S. Bern. Sermo II en la fiesta de Todos los Santos.

(11) "Salve Regina". volver)

(12) S. Bern. In Nativ. B.M.V.,7.

PARTE CUARTA

DIRECTIVAS PASTORALES


216. Para alejar de la Iglesia los errores y las exageraciones de la verdad, de que hemos hablado mas arriba, y para que los fieles puedan, guiados por las normas mas seguras, practicar el apostolado liturgico, con frutos abundantes, creemos oportuno, Venerables Hermanos, anadir algo para deducir consecuencias practicas de la doctrina expuesta.

I. Recomendacion de otras formas de piedad


217. Al tratar de la verdadera piedad, hemos afirmado que entre la liturgia y los otros actos de piedad -siempre que estén rectamente ordenados y tiendan al justo fin- no puede haber verdadera oposicion; antes al contrario, hay algunos ejercicios piadosos que la Iglesia recomienda grandemente al clero y a los religiosos.


218. Ahora bien, queremos que el pueblo cristiano no sea tampoco ajeno a estos ejercicios. Estos son, por hablar tan solo de los principales, la meditacion de temas espirituales, el examen de conciencia, los retiros espirituales, instituidos para reflexionar mas intensamente sobre las verdades eternas, las visitas al Santisimo Sacramento y las oraciones particulares en honor de la bienaventurada Virgen Maria, entre las cuales sobresale, como todos saben, el rosario.


219. A estas multiples formas de piedad no pueden ser extranas la inspiracion y la accion del Espiritu Santo; en efecto, ellas, aunque de manera distinta, tienden todas a convertir y dirigir a Dios nuestras almas, para que las purifique de los pecados, las anime a la consecucion de la virtud y, por ultimo, para que las estimule a la verdadera piedad, acostumbrandolas a la meditacion de las verdades eternas y haciéndolas mas adaptadas a la contemplacion de los misterios de la naturaleza humana y divina de Cristo. Y ademas, infundiendo intensamente en los fieles la vida espiritual, los dispone a participar en las sagradas funciones con mayor fruto y evitan el peligro de que las oraciones liturgicas se reduzcan a un vano ritualismo.


220. No os canséis, pues, Venerables Hermanos, en vuestro celo pastoral, de recomendar y fomentar estos ejercicios de piedad, de los que, sin duda, se derivaran saludables frutos al pueblo que os ha sido confiado. Sobre todo, no permitais -como algunos pretenden, bien con la eexcusa de una renovacion de la liturgia, bien hablando con ligereza de una eficacia y dignidad exclusiva de los ritos liturgicos- que las Iglesias estén cerradas durante las horas no destinadas a las funciones publicas, como ya sucede en algunas regiones; que se descuiden la adoracion y la visita al Santisimo Sacramento; que se aconseje en contra de la confesion de los pecados, hecha con la unica finalidad de la devocion, o que se descuide, especialmente entre la juventud, hasta el punto de languidecer, el culto de la Virgen, Madre de Dios, que, como dicen los Santos, es senal de predestinacion. Estos son frutos envenenados, sumamente nocivos a la piedad cristiana, que brotan de ramas infectadas de un arbol sano; por esto es necesario cortarlas, para que la savia del arbol solo pueda surtir frutos agradables y optimos.


221. Puesto que, por otra parte, las opiniones manifestadas por algunos a proposito de la confesion frecuente son del todo ajenas al espiritu de Cristo y de su Esposa inmaculada y verdaderamente funestas para la vida espiritual; recordamos lo que a este proposito hemos escrito con dolor en nuestra enciclica "Mystici Corporis", e insistimos de nuevo para que propongais a vuestros rebanos, y especialmente a los candidatos al sacerdocio y a1 clero joven, la seria meditacion y el fiel cumplimiento de cuanto alli hemos dicho con graves palabras.


222. Orientad, pues, vuestra actividad de modo particular para que muchisimos fieles, no solo del clero, sino también seglares, y especialmente los pertenecientes a las sociedades religiosas y a las ramas de Accion Catolica, tomen parte en los retiros mensuales y en los ejercicios espirituales realizados en determinados dias para fomentar la piedad. Como hemos dicho mas arriba, estos ejercicios espirituales son utilisimos, e incluso necesarios para infiltrar en las almas la verdadera piedad y para formarlas en la santidad de tal modo que puedan obtener de la Sagrada Liturgia mas eficaces y abundantes beneficios.


223. En cuanto a las varias formas en que se suelen practicar estos ejercicios, sea bien sabido y claro a todos que en la Iglesia terrena, como en la celestial, hay "muchas habitaciones", y que la ascética no puede ser monopolio de nadie. Uno solo es el Espiritu, que, sin embargo, "sopla donde quiere", y con diversos dones y por diversos caminos dirige a las almas por El iluminadas a la consecucion de la santidad. Su libertad y la accion sobrenatural del Espiritu Santo en ellas ha de ser una cosa Sacrosanta, que a ninguno debe estarle permitido, bajo ningun titulo, perturbar ni conculcar.

Es sabido que los ejercicios espirituales de San Ignacio fueron plenamente aprobados e insistentemente recomendados por Nuestros predecesores por su admirable eficacia, y Nos también, por la misma razon, los hemos aprobado y recomendado, como ahora con mucho gusto los aprobamos y recomendamos.


224. Es absolutamente necesario, sin embargo, que la inspiracion para seguir y practicar determinados ejercicios de piedad venga del Padre de la luz, del que provienen todas las cosas buenas y todos los dones perfectos y de esto sera indice la eficacia con que contribuiran a que el culto divino sea cada vez mas amado y ampliamente fomentado, y con que los fieles se sientan animados de un deseo mas intenso de participacion en los sacramentos y en el honor y obsequio debidos a todas las cosas sagradas. Si, por el contrario, obstaculizasen o se revelasen contrarios a los principios o normas del culto divino, entonces, sin duda, se deberian considerar como no ordenados por rectos pensamientos ni guiados por un celo prudente.


225. Hay, ademas, otros ejercicios de piedad que si bien en rigor de derecho no pertenecen a la sagrada liturgia, revisten particular dignidad e importancia, de forma que pueden ser considerados como incluidos de alguna manera en el ordenamiento liturgico y gozan de las repetidas aprobaciones y alabanzas de esta Sede Apostolica y de los Obispos. Entre ellos se deben citar las oraciones que se suelen rezar durante el mes de mayo en honor de la Virgen Maria, Madre de Dios, o durante el mes de junio en honor del Corazon Sacratisimo de Jesus, los triduos y las novenas, los via-crucis y otros semejantes.


226. Estas practicas piadosas, al excitar al pueblo cristiano a una asidua frecuencia del sacramento de la Penitencia y a una devota participacion en el sacrificio eucaristico y en la mesa divina, asi como a la meditacion de los misterios de nuestra redencion y a la imitacion de los grandes ejemplos de los santos, contribuyen con frutos saludables a nuestra participacion en el culto liturgico.


227. Por todo lo cual haria una cosa perniciosa y erronea quien osase temerariamente arrogarse la reforma de estos ejercicios de piedad para reducirlos a los solos esquemas liturgicos. Es necesario, sin embargo, que el espiritu de la sagrada liturgia y sus preceptos influyan benéficamente sobre ellos para evitar que en ellos se introduzca algo inepto o indigno del decoro de la casa de Dios, o que vaya en detrimento de las sagradas funciones o sea contrario a la sana piedad.


228. Cuidad, pues, Venerables Hermanos, de que esta pura y genuina piedad prospere bajo vuestros ojos y florezca cada vez mas. Sobre todo, no os canséis de inculcar a cada uno de los fieles que la vida cristiana no consiste en la multiplicidad o variedad de las oraciones y los ejercicios de piedad, sino que consiste, sobre todo, en que éstos y aquellos contribuyan realmente al progreso espiritual de los fieles y con ello al incremento de la Iglesia toda. Ya que el eterno Padre "nos escogio por El mismo (Cristo) antes de la creacion del mundo para ser santos y sin macula en su presencia". Todas nuestras oraciones, por tanto, y todas nuestras practicas devotas deben tender y dirigir todos nuestros recursos espirituales a la consecucion de este supremo y nobilisimo fin.

II. Espiritu y apostolado liturgicos

A) NORMAS GENERALES


229. Os exhortamos, pues, con instancia, Venerables Hermano, para que eliminados los errores y las falsedades, y prohibido todo lo que caiga fuera de la verdad y del orden, promovais las iniciativas que dan al pueblo un conocimiento mas profundo de la sagrada liturgia, a fin de que pueda participar mas adecuada y facilmente en los ritos divinos con disposicion verdaderamente cristiana.


230. Es necesario, ante todo, esforzarse en que todos obedezcan con la fe y reverencia debidas los decretos publicados por el Concilio de Trento, por los Romanos Pontifices y la Congregacion de Ritos y todas las disposiciones de los libros liturgicos, en lo que se refiere a la accion del culto publico.


231. En todas las cosas de la liturgia deben resplandecer, sobre todo, esos tres ornamentos de que nos habla nuestro predecesor Pio X, a saber: la santidad, que libra de toda influencia profana; la nobleza de las imagenes y de las formas, a la que sirven todas las artes verdaderas y mejores; y, por ultimo, la universalidad, la cual, conservando las legitimas costumbres y los legitimos usos regionales, expresa la catolica unidad de la Iglesia.

B) CONSEJOS PRACTICOS


1. Decoro.

232. Deseamos y recomendamos calidamente una vez mas, el decoro de los sacrificios y los altares sagrados. Que cada uno se sienta animado por la palabra divina: "El celo de tu casa me tiene consumido" y trabaje segun sus fuerzas para que todas las cosas, sea en los edificios sagrados, sea en las vestiduras y en los objetos liturgicos, aun cuando no brillen por su excesiva riqueza y esplendor, sean, sin embargo, apropiados y limpios, estando todo consagrado a la Divina Majestad. Que si ya, mas arriba, hemos condenado el erroneo modo de obrar de aquellos que con la excusa de revivir lo antiguo, quieren expulsar de los templos las imagenes sagradas, creemos que es nuestro deber aqui reprender la piedad mal entendida de aquellos que en las iglesias y en los mismos altares proponen a la veneracion sin justo motivo multiples simulacros y efigies; aquellos que exponen reliquias no reconocidas por la legitima autoridad y aquellos, en fin, que insisten en detalles particulares y de poca importancia, mientras descuidan las cosas principales y necesarias y ponen asi en ridiculo a la religion y envilecen la seriedad del culto.


2. Nueva forma de culto.

233. Recordamos también el decreto "sobre las nuevas formas de culto y devocion que no se deben introducir" (1), cuya religiosa observancia recomendamos a Vuestra vigilancia.


3. Musica.

234. En cuanto a la musica obsérvense escrupulosamente las determinadas y claras normas emanadas de esta Sede Apostolica. El canto gregoriano, que la Iglesia romana considera como cosa suya, porque lo ha recibido de antigua tradicion y lo ha conservado en el transcurso de los siglos bajo su diligente tutela, y que ella propone a los fieles como cosa también propia de ellos, y que prescribe de manera absoluta en algunas partes de la liturgia, no solo anade decoro y solemnidad a la celebracion de los divinos Misterios, sino que contribuye en forma maxima a acrecer la fe y la piedad en los asistentes.


235. A este efecto, Nuestro Predecesores de inmortal memoria Pio X y Pio XI establecieron -y Nos confirmamos con nuestra autoridad las disposiciones dadas por ellos- que en los Seminarios e Institutos religiosos sea cultivado con estudio y diligencia el canto gregoriano y que, al menos en las iglesias mas importantes, sean restauradas las antiguas "Scholae Cantorum", como ya ha sido hecho con feliz resultado en no pocos lugares.


236. Ademas, "para que los fieles participen mas activamente en el culto divino, ha de ser resucitado el canto gregoriano también en el uso del pueblo y en la parte que al pueblo corresponde. Y urge verdaderamente que los fieles asistan a las ceremonias sagradas, no como espectadores mudos y ajenos, sino profundamente emocionados por la belleza de la liturgia... que alternen, segun las normas prescritas, sus voces con la voz del sacerdote y del coro; si esto, gracias a Dios, se verifica, no sucedera mas que el pueblo responda apenas con un leve y ligero murmullo a las oraciones comunes dichas en latin yen lengua vulgar" (2). La multitud que asiste atentamente al sacrificio del altar, en el cual nuestro Salvador, juntamente con sus hijos redimidos con su sangre, canta el epitalamio de su inmensa caridad, ciertamente no podra callar, porque "cantar es propio de quien ama" (3) y, como ya decia un antiguo proverbio "Quien bien canta reza dos veces". De esta manera, la Iglesia militante, clero y pueblos juntos, uniran su voz a los cantos de la Iglesia triunfante y a los coros angélicos y todos juntos cantaran un magnifico y eterno himno de alabanza a la Santisima Trinidad, como esta escrito: "Con los cuales te rogamos que te dignes acoger también nuestras voces" (4).


237. No obstante, no se puede afirmar que la musica y el canto modernos deban ser excluidos por completo del culto catolico. Antes bien, si no tiene nada de profano o de inconveniente, para la santidad del lugar y de la accion sagrada, ni derivan de una vana busqueda de efectos extraordinarios e insolitos, es necesario, ciertamente, abrirles la puerta de nuestras Iglesias, pudiendo el uno y la otra contribuir no poco al esplendor de los ritos sagrados, a la elevacion de las mentes y, en general, a la verdadera devocion.


238. Os exhortamos también, Venerables Hermanos, a que procuréis fomentar el canto religioso popular y su exacta ejecucion, hecha con la conveniente dignidad, pudiendo esto estimular y acrecentar la fe y la piedad de la muchedumbre cristiana. Ascienda al cielo el canto unisono y potente de nuestro pueblo, como el fragor de las olas del mar, expresion armoniosa y vibrante de un solo corazon y de una sola alma, como conviene a hermanos e hijos de un mismo padre.


4. Artes.

239. Lo que hemos dicho de la musica, dicho queda a proposito de las otras artes, y especialmente de la arquitectura, de la escultura y de la pintura. No se deben despreciar y repudiar genéricamente y como criterio fijo las formas e imagenes recientes mas adaptadas a los nuevos materiales con los que hoy se confeccionan aquéllas, pero evitando con un prudente equilibrio el excesivo realismo, por una parte, y el exagerado simbolismo, por otra, y teniendo en cuenta las exigencias de la comunidad cristiana mas bien que el juicio y gusto personal de los artistas, es absolutamente necesario dar libre campo al arte moderno siempre que sirva con la debida reverencia y el honor debido a los sagrados sacrificios y a los ritos sagrados; de forma que también ella pueda unir su voz al admirable cantico de gloria que los genios han cantado en los siglos pasados a la fe catolica.


240. No podemos por menos, sin embargo, movidos por nuestro deber de conciencia, que deplorar y reprobar aquellas imagenes, recientemente introducidas por algunos, que parecen ser depravaciones y deformaciones del verdadero arte y que a veces repugnan abiertamente al decoro, a la modestia y a la piedad cristiana y ofenden miserablemente al genuino sentimiento religioso; estas imagenes deben mantenerse absolutamente alejadas de nuestras iglesias, como en general "todo aquello que no esté en armonia con la santidad del lugar" (5).


241. Ateniéndoos a las normas y a los decretos de los Pontifices, procurad diligentemente, Venerables Hermanos, iluminar y dirigir la mente y el alma de los artistas, a los cuales se confie la mision de restaurar y reconstruir tantas iglesias arruinadas o destruidas por la violencia de la guerra; ojala que puedan y quieran, inspirandose en la religion, encontrar los motivos mas dignos y adecuados a las exigencias del culto; asi sucedera que las artes humanas, casi venidas del cielo, resplandezcan con una luz serena, promuevan grandemente la civilizacion humana y contribuyan a la gloria de Dios y a la santificacion de las almas. Porque las artes estan verdaderamente conformes con la religion cuando sirven "como nobilisimas esclavas al culto divino" (6).


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - F) PRACTICA