PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - MIRABILE ILLUD


EVANGELII PRAECONES

PIO XIISobre el modo de promover la Obra Misional2 de junio de 1951

Introduccion

l. Los heraldos del Evangelio, que trabajan fatigosamente en inmensos campos de apostolado para que "la palabra de Dios se propague y sea glorificada" (2Tes 3,1), se presentan de un modo particular a Nuestra mente y a Nuestro corazon, al recurrir el vigésimo quinto aniversario de la enciclica Rerum Ecclesiae, por la que nuestro predecesor de inmortal memoria, Pio XI, mediante normas sapientisimas, cuido de promover mas y mas las Misiones catolicas. Al considerar cuantos progresos ha hecho esta santisima causa durante este periodo, nos llenamos de grande gozo. Pues, como tuvimos ocasion de afirmar el 24 de junio de 1944, al recibir a los dirigentes de las Obras Misionales Pontificias, "aquel activo celo de los propagadores de la religion cristiana, tanto en las religiones que ya estan en posesion de la cruz del Evangelio como entre los gentiles a quienes esta luz no ha iluminado todavia, alcanzo tal vigor, impulso y amplitud cual quizas nunca se habia registrado en los anales de las Misiones catolicas".


2. Mas ahora, cuando corren tiempos turbios y amenazantes, y no pocos pueblos se separan unos de otros y se combaten mutuamente, parécenos en gran manera oportuno recomendar de nuevo con insistencia esta empresa, por cuanto los legados evangélicos inculcan a todo el mundo la bondad humana y cristiana, y lo exhortan a una convivencia fraterna que esta por encima de las luchas entre los pueblos y de las fronteras de las naciones.


3. Al hablar en aquélla misma ocasion a los directores de las mencionadas Obras, dijimos, por eso, entre otras cosas: "La naturaleza de vuestra vocacion, que no se circunscribe a ningunas fronteras nacionales, y vuestra labor universalista y fraterna ponen ante los ojos de todo el mundo aquélla gloriosa caracteristica de la Iglesia catolica que rehusa las discordias, evita las discrepancias y es enteramente ajena a aquellas luchas que perturban a los pueblos y a veces los arruinan miserablemente; nos referimos a la fe cristiana y a la cristiana caridad para con todos, la cual pasa mas alla de las partes en lucha, mas alla de cualesquiera fronteras entre Estados, mas alla de todas las distancias terrestres y de las inmensidades del océano, y excita y estimula a todos y a cada uno de vosotros a alcanzar aquélla meta que, una vez alcanzada, hara que el Reino de Dios se extienda a todas las partes de la tierra" .


4. Por lo cual, aprovechando la oportunidad del vigésimo quinto aniversario de la enciclica Rerum Ecclesiae, alabamos con gran satisfaccion del alma la fecunda labor ya realizada, y exhortamos a todos a proseguir adelante con el mayor entusiasmo posible; a todos, decimos: a los venerables hermanos en el Episcopado, a los propagadores del Evangelio, a los sagrados ministros y a cada uno de los fieles, tanto a los que trabajan en territorios que aun hay que cultivar en la verdad cristiana como a los que en cualquier region del mundo contribuyen a una empresa tan importante, ya elevando a Dios sus oraciones, ya instruyendo y ayudando a los frutos misioneros, ya también por medio del obolo de su limosna.

l. MIRADA RETROSPECTIVA SOBRE LOS ULTIMOS VEINTICINCO ANOS


2. Auge misionero

5. En primer lugar, queremos resumir aqui brevemente los progresos felizmente realizados en este campo. En 1926 existian 400 Misiones y hoy en dia son ya unas 600; los catolicos residentes en ellas no llegaban a 15 millones, mientras hoy son ya casi 20 millones. En aquélla misma fecha los sacerdotes, tanto del clero extranjero como indigena, se acercaban a 14.800, al paso que hoy son ya mas de 26.860... Entonces, los sagrados pastores de casi todas las Misiones provenian del extranjero; en cambio, durante estos veinticinco anos,88 Misiones han sido confiadas al clero indigena, y en no pocos territorios la implantacion de la jerarquia eclesiastica y la designacion de obispos originarios de los mismos habitantes de la region demuestran de un modo mas elocuente que la religion de Jesucristo es en realidad "catolica", y que en parte alguna del mundo debe ser tenida por extranjera.


6. Asi, para aducir algunos ejemplos, en China y en algunas regiones del Africa, la jerarquia eclesiastica ha sido establecida segun las normas de los sagrados canones. Se han celebrado tres concilios plenarios, todos muy importantes: el primero en Indochina el ano 1934, el segundo en Australia en 1937, el tercero el ano pasado en la India. Los seminarios de estudios inferiores, que suelen llamarse seminarios menores, han crecido mucho en numero y en importancia; mientras los seminaristas de cursos superiores, que hace veinticinco anos eran solo 1.770, en la actualidad son 4.300; y han sido edificados muchos seminarios regionales. En Roma se ha creado el "Instituto Misionologico" en el Ateneo Urbaniano de Propaganda; también en Roma, como en otras partes, se han erigido facultades y no pocas catedras de "Misionologia". En esta misma alma ciudad se ha fundado el Colegio de San Pedro Apostol, para que los sacerdotes nativos reciban en él una formacion mas honda y mas perfecta en los estudios sagrados, en la virtud y en la preparacion al apostolado. Se han fundado ademas dos universidades; los colegios de estudios superiores y medios, que antes eran alrededor de 1.600, pasan hoy de 5.000; las escuelas primarias casi han duplicado su numero, y lo mismo puede decirse de los dispensarios y de los hospitales, en los cuales son atendidos toda suerte de enfermos, aun los leprosos. A todo ello hay que anadir todavia que la Union Misional del Clero ha tomado un gran incremento en este periodo, que ha surgido la Agencia Fides, cuyo fin es obtener, suministrar y divulgar informaciones sobre los sucesos religiosos; que los escritos impresos se multiplican y difunden mas y mas casi en todas partes, que se han celebrado no pocos congresos para promover las Misiones, entre los cuales es digno de especial recuerdo el celebrado en Roma durante el Ano Santo, el cual demostro elocuentemente cuantas cosas y cuan grandes se han realizado en esta empresa; que poco antes se habia celebrado un Congreso Eucaristico en Kumasi (Costa de Oro, Africa), notable por la muchedumbre de los asistentes, admirable por el fervor y la piedad; y, finalmente, que hemos senalado un dia al ano para promover con la oracion y la limosna la "Obra Pontificia de la Santa Infancia". Todo lo cual claramente manifiesta que las iniciativas apostolicas, empleando métodos nuevos y mas adaptados, responden oportunamente a las nuevas circunstancias y a las necesidades cada dia mayores de nuestros tiempos.


7. Tampoco hay que pasar en silencio que en este lapso de tiempo han sido creadas legitimamente en varias regiones cinco Delegaciones Apostolicas dependientes de la Sagrada Congregacion de Propaganda Fide, ademas de que existen no pocos territorios de Misiones sometidos a nuncios o internuncios apostolicos. Y, a este proposito, nos es grato afirmar que la presencia y la actividad de estos prelados han dado ya ubérrimos frutos, sobre todo consiguiendo que los trabajos apostolicos de los misioneros contribuyesen a alcanzar la meta comun mas ordenadamente y en mas intima cooperacion. Para obtener lo cual, no poco han ayudado ademas nuestros legados, ya visitando con frecuencia cada una de las regiones, ya interviniendo a veces con nuestra autoridad en las reuniones de los obispos, en las que los ordinarios locales exponian lo que la experiencia les habia ensenado y a los demas pudiera ser util, y de comun acuerdo adoptaban métodos de apostolado mas aptos y mas faciles, Esta fraterna union en la fe y en las obras apostolicas ha traido también la ventaja de que las autoridades civiles y los no catolicos tengan mayor estima de la religion cristiana.


8. Lo que hemos mencionado aqui brevemente por escrito acerca de los progresos misionales en el transcurso de estos veinticinco anos, y lo que pudimos ver Nos mismo durante el Ano Santo, cuando muchedumbres no pequenas vinieron a Roma desde remotas tierras cultivadas por los predicadores del Evangelio, para alcanzar los dones sobrenaturales de Dios y nuestra bendicion, todo ello, decimos, nos mueve vehementemente a formular de nuevo los encendidos deseos del Apostol de las Gentes, quien escribe a los Romanos: "que yo os comunique alguna gracia espiritual con la que seais fortalecidos; quiero decir que, hallandome entre vosotros, podamos consolarnos mutuamente por medio de la fe, que es comun a vosotros y a Mi" (Rm 1,11-12).


9. Parécenos que el mismo Divino Maestro nos repite a todos aquellas palabras llenas de consolacion y de aliento: "Alzad vuestros ojos, tended la vista por los campos y ved ya las mieses blancas y a punto de segarse" (Jn 4,35). Con todo eso, como los propagadores del cristianismo no pueden dar abasto a las necesidades presentes, a esas palabras corresponde en cierto modo aquélla invitacion del mismo divino Redentor: "La mies es verdaderamente mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al dueno de la mies que envie obreros a su mies" (Mt 9,37-38).


10. Sabemos en verdad, no sin grande consolacion del alma, que el numero de los que actualmente, movidos por cierta inspiracion divina, se sienten llamados a la grande empresa de propagar el Evangelio por todas partes del mundo, aumenta felizmente, y con él crece la firme esperanza de la Iglesia. Pero aun queda mucho por hacer; es mucho lo que hay que alcanzar de Dios por medio de la oracion. Recapacitando sobre aquellas innumerables gentes que por medio de estos ministros sagrados han de ser llamadas a un solo redil y a un solo puerto de salvacion, Nos elevamos al celestial Principe de los Pastores esta suplica del Eclesiastico: "Asi como a vista de sus ojos demostraste en nosotros tu santidad, asi también a nuestra vista muestres en ellos tu grandeza; a fin de que te conozcan, como nosotros hemos conocido, oh Senor, que no hay otro Dios fuera de ti" (Eclo 36,4-5).


3. Persecucion y martirio

11. Este salutifero incremento que la empresa misional ha tenido se debe no solo a los arduos trabajos de los sembradores de la palabra divina, sino también a mucha sangre vertida generosamente por el martirio. Pues en el decurso de estos anos no faltaron, en algunas naciones, acérrimas persecuciones contra la naciente Iglesia; y en nuestros dias no faltan tampoco en el Extremo Oriente regiones purpuradas con sangre santa por este motivo. Pues ha llegado hasta Nos que no pocos fieles, por el solo hecho de haber sido y ser fidelisimos a su religion, al igual que virgenes consagradas a Dios, misioneros, sacerdotes indigenas y aun algunos obispos, se han visto desposeidos de sus casas y de sus bienes, y perecen de hambre en el destierro, o se hallan detenidos en prisiones, carceles y campos de concentracion, o a veces han sido barbaramente asesinados.


12. Nuestra alma se llena de la mayor tristeza cuando pensamos en las angustias, en los dolores y en la muerte de estos queridisimos hijos nuestros; no solo sentimos hacia ellos un afecto paterno, sino que aun los veneramos con paternal reverencia, puesto que sabemos perfectamente que su altisima vocacion se ve a veces elevada a la dignidad misma del martirio. Jesucristo, el Principe de los martires, dijo: "Si me han perseguido a mi, también os han de perseguir a vosotros" (Jn 15,20); "en el mundo tendréis grandes tribulaciones; pero tened confianza, Yo he vencido al mundo" (Jn 16,33); "si el grano de trigo, después de echado en la tierra, no muere, queda infecundo; mas si muere, produce mucho fruto" (Jn 12,24-25)


13. Los propagadores y heraldos de la verdad y de las virtudes cristianas que, lejos de sus hogares, sucumben a la muerte en el ejercicio de este santisimo oficio, con semillas de las que algun dia, cuando Dios disponga, germinaran ubérrimos frutos. Por lo cual afirmaba el apostol San Pablo: "Nos gloriamos en las tribulaciones" (Rm 5,3); y San Cipriano, obispo y martir, consolaba y animaba a los cristianos de su tiempo con estas palabras: "Quiso el Senor que nosotros nos alegrasemos y nos gozasemos en las persecuciones, porque, cuando hay persecuciones, entonces hay también corazones de fe, se prueban los soldados de Dios y se abren los cielos a los martires. No nos alistamos en este ejército para pensar solo en la paz, evitando y rehuyendo el servicio militar; pues que el primero que milito en este ejército fue el mismo Senor, maestro de humildad, de paciencia y de sufrimiento, haciendo El mismo por nosotros lo que exhorta a padecer"


14. Estos sembradores del Evangelio, que hoy trabajan denodadamente en apartadas regiones, promueven una empresa semejante a la que incumbia a la primitiva Iglesia. Pues casi en las mismas circunstancias vivian en Roma los que con los principes de los apostoles, San Pedro y San Pablo, introducian la verdad evangélica en la fortaleza del Imperio romano. Quien considere que en aquellos tiempos la Iglesia naciente carecia de recursos humanos, mientras era oprimida con tribulaciones, trabajos y persecuciones, no podra menos de admirarse vehementemente viendo que un inerme punado de cristianos vencio a la mayor potencia que tal vez jamas haya existido. Lo que entonces sucedio, sin duda sucedera también de nuevo una y otra vez. Como el joven David, fiado mas en el auxilio de Dios que en su honda, echo por tierra al gigante Goliat protegido por su armadura de hierro, asi aquella divina sociedad fundada por Jesucristo no podra jamas ser vencida por ningun poder humano, sino que superara todas las persecuciones con frente serena. Aunque bien sabemos que ello proviene de las divinas promesas, que no fallaran nunca, no podemos menos de manifestar nuestro agradecimiento a los que han atestiguado su fe invicta e impavida en Jesucristo y en la Iglesia, columna y apoyo de la verdad (cf 1Tim 3,15), a la vez que los exhortamos a que con la misma constancia prosigan por el camino comenzado.


15. Con mucha frecuencia nos llegan noticias de esa fe invicta y de ese valor esforzado, que nos llenan de grande consuelo. Y si no han faltado quienes intentasen separar de esta alma Urbe y de esta Sede Apostolica a los hijos de la Iglesia catolica, como si el amor y la fidelidad a la nacion propia demandara esa separacion, ellos, empero, han podido y pueden responder con toda razon que no ceden en amor patrio a ninguno de sus conciudadanos, pero que con la mayor sinceridad de miras desean gozar de la justa libertad.


4. Lo que queda por hacer

16. Ante todo hay que tener presente el hecho que ya hemos indicado: lo que en esta empresa queda aun por realizar exige un trabajo en verdad ingente e innumerables operarios. Acordémonos de que aquellos hermanos nuestros que "yacen entre las tinieblas y las sombras" (Sal 106,10) son una gran multitud de hombres que puede calcularse en unos mil millones. Parece, Pues, que aun resuena aquel gemido inenarrable del amantisimo Corazon de Jesucristo: "Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco, las cuales debo Yo recoger, y oiran mi voz, y se hara un solo rebano y un solo pastor" (Jn 10,16).


17. Y no faltan pastores, como bien sabéis, venerables hermanos, que se esfuerzan por separar a las ovejas de este unico aprisco y de este unico puerto de salvacion; y sabéis también que tal peligro en algunas partes es cada dia mayor. Por lo cual Nos, considerando ante Dios la inmensa multitud de hombres que todavia estan privados de la luz de la verdad evangélica y a la vez ponderando como conviene el grave peligro en que muchos se encuentran, debido al creciente materialismo ateo o a cierta doctrina que se dice cristiana, pero que en realidad esta contagiada de los errores y falsedades del comunismo, nos sentimos movidos, con intensa solicitud y ansiedad del alma, a promover en todas partes y con todos los medios posibles las obras de apostolado, y estimamos como dirigida a Nos mismo aquella exhortacion del profeta: "Clama, no ceses, haz resonar tu voz como una trompeta" (Is 58,1).


18. Y de un modo particular encomendamos a Dios a los operarios apostolicos que trabajan en las regiones interiores de la América Latina, teniendo bien sabido a qué peligros y a cuantas insidias estan expuestos por parte de los errores de los no catolicos, que se difunden, ya abierta, ya solapadamente.


11. Colaboracion entre los Institutos misioneros

54. En tiempos pasados, el vastisimo campo del apostolado misional no estaba dividido por limites de circunscripciones eclesiasticas determinadas, ni se encomendaba a una Orden o Congregacion religiosa para que lo cultivase juntamente con el clero indigena a medida que éste fuese creciendo. Esta es, hoy, como todos saben, la costumbre general, y sucede también a veces que algunas regiones confiadas a religiosos sean de una determinada provincia del mismo Instituto. Nos, en verdad, vemos la utilidad de este sistema, pues que con estos métodos y normas se simplifica la organizacion de las misiones catolicas.


55. Pero puede suceder que de este modo de proceder se sigan inconvenientes y danos no pequenos, a los cuales hay que poner remedio en cuanto sea posible. Ya nuestros predecesores trataron este asunto en las letras apostolicas que antes hemos recordado, y dieron normas prudentisimas en esta materia; las cuales nos es grato ahora repetir y confirmar, exhortandoos paternalmente a que, por el conocido celo de la religion y de la salvacion de las almas que os anima, las recibais con animo filial y docil. "Los territorios y distritos de Misiones que encomendo a vuestro cuidado y diligencia la Sede Apostolica, para que los reduzcais al imperio de Cristo, son muchas veces tan extensos que no bastan ni con mucho para cultivarlos los misioneros de que puede disponer uno u otro Instituto misionero. En este caso imitad sin vacilaciones la conducta que en las diocesis ya constituidas guardan los obispos, valiéndose de religiosos de varias Congregaciones clericales o laicales, y de hermanas pertenecientes a diversos Institutos. Esa ha de ser vuestra norma en requerir la ayuda de otros misioneros, sean o no sacerdotes, pertenezcan o no a vuestra Congregacion o Instituto, ya para la dilatacion de la fe, ya para la educacion de la juventud indigena, ya para otros cualesquiera ministerios.


56. Gloriense santamente todas las Ordenes y Congregaciones religiosas de las misiones vivas, que les han sido confiadas, y de los trabajos y éxitos que por el amor de Cristo han realizado en ellas hasta el dia de hoy; pero entiendan bien que no laboran en aquellas regiones ni por derecho propio ni para siempre, sino solo por concesion de la Sede Apostolica y a voluntad de la misma. A ella, por lo tanto, compete el derecho y el deber de mirar por su entera y cumplida evangelizacion.


57. No puede, pues, satisfacer a esta obligacion apostolica el Papa con solo distribuir los paises de misiones, grandes o pequenos, entre las varias Congregaciones misioneras, sino que -lo que mas importa- esta obligado a proveer siempre y cuidadosamente a que los dichos Institutos manden tantos y sobre todo tales misioneros a cada region, como alli fueren necesarios, para difundir copiosa y eficazmente por toda ella la luz del cristianismo".


12. Adaptacion y respeto por las culturas

58. Queda un punto por tratar, el cual deseamos ardientemente que todos entiendan claramente. La Iglesia, desde sus origenes hasta nuestros dias, ha conseguido siempre la prudentisima norma que, al abrazar los pueblos el Evangelio, no se destruya ni extinga nada de lo bueno, honesto y hermoso que, segun su propia indole y genio, cada uno de ellos posee. Pues cuando la Iglesia llama a los pueblos a una condicion humana mas elevada y a una vida mas culta, bajo los auspicios de la religion cristiana, no sigue el ejemplo de los que sin norma ni método cortan la selva frondosa, abaten y destruyen, sino mas bien imita a los que injertan en los arboles silvestres la buena rama, a fin de que algun dia broten y maduren en ellos frutos mas dulces y exquisitos.


59, La naturaleza humana, aunque inficionada con el pecado original por la miserable caida de Adan, tiene con todo en si "algo naturalmente cristiano"; lo cual, si es iluminado con la luz divina y alimentado por la gracia de Dios, podra algun dia ser elevado a la verdadera virtud y a la vida sobrenatural.


60. Por lo cual, la Iglesia catolica ni desprecio las doctrinas de los paganos ni las rechazo, sino que mas bien las libro de todo error e impureza, y las consumo y perfecciono con la sabiduria cristiana. De la misma manera acogio benignamente sus artes y disciplinas liberales que habian alcanzado en algunas partes tan alto grado de perfeccion, las cultivo con diligencia y las elevo a una extrema belleza a la que antes tal vez nunca habia llegado. Tampoco suprimio completamente las costumbres tipicas de los pueblos y sus instituciones tradicionales, sino que en cierto sentido las santifico; y los mismos dias de fiesta, cambiando el modo y la forma, los hizo que sirviesen para celebrar los aniversarios de los martires y los misterios sagrados. A este proposito escribe muy oportunamente San Basilio: "Como los tintoreros preparan de antemano con ciertos procedimientos lo que hay que tenir, y asi facilmente después le dan el color de purpura o cualquier otro, de la misma manera nosotros también, si queremos que permanezca indeleble y para siempre en nosotros el esplendor de la virtud, procuraremos en primer lugar iniciarnos en estas artes externas y después aprenderemos las doctrinas sagradas y arcanas; acostumbrados a ver el sol, por decirlo asi, en el reflejo del agua, podremos alzar nuestros ojos directamente a la luz... Y asi como la vida propia del arbol es producir a su tiempo frutos abundantes, y, sin embargo, las hojas adheridas a los ramos les proporcionan algun ornato, de igual modo el fruto principal del alma es la misma verdad, pero, sin embargo, no es desagradable el adorno de la sabiduria externa, que, como follaje, proporciona al fruto sombra y agradable aspecto. Se dice que Moisés, varon verdaderamente eximio y de gran fama entre todos los hombres por su sabiduria, después de haber ejercitado su espiritu en las ensenanzas de los egipcios, llego a la contemplacion de Aquel que es. De igual manera, posteriormente, del profeta Daniel se refiere que llego al conocimiento de las doctrinas sagradas después de haber sido instruido en Babilonia en la sabiduria de los caldeos" .


61. Y Nos mismo, en la presente enciclica que publicamos, Summi Pontificatus, escribimos lo siguiente: "Los predicadores de la palabra de Dios, después de muchas investigaciones realizadas en el decurso de los tiempos con sumo trabajo e intenso estudio, se han esforzado en conocer mas profunda y dignamente la civilizacion e instituciones de los diversos pueblos y cultivar las buenas cualidades y dotes de sus almas, para que asi el Evangelio de Cristo obtuviese en ellos mas faciles y abundantes progresos. Todo aquello que en las costumbres de los pueblos no esta vinculado indisolublemente con supersticiones o errores, se examina siempre con benevolencia y, si es posible, se conserva incolume".


62. En el discurso que tuvimos en 1944 a los directores de las Obras Pontificias entre otras cosas deciamos: "El misionero es apostol de Jesucristo. Su oficio no le exige que introduzca y propague en las lejanas tierras de mision precisamente la civilizacion de los pueblos europeos, y no otra, como quien trasplanta un arbol; sino mas bien que ensene y eduque a aquellas naciones, que a veces se ufanan de sus culturas antiquisimas, para que se apresten a recibir practicamente los principios de la vida y costumbres cristianas. Tales principios pueden armonizarse con cualquier civilizacion que sea sana e integra, y pueden conferirle un mayor vigor en la defensa de la divinidad humana y conseguir la felicidad. Los catolicos nativos deben ser en primer lugar miembros de la gran familia de Dios y ciudadanos de su Reino (cf Ef 2,19); pero sin dejar por esto de ser ciudadanos de su patria terrena".


6. Objetivo de la accion misional

22. El intento primario de las Misiones es, como todos saben, el que brille con mas esplendor la luz de la verdad cristiana en otras naciones y se consignan nuevos cristianos. Pero es necesario tiendan también, como ultima meta -y esto conviene tenerlo siempre ante los ojos-, a que la Iglesia se establezca solidamente en otros pueblos y se constituya en ellos una jerarquia propia, formada con elementos indigenas.


23. En la carta que el ano pasado, el 9 de agosto, Nos dirigimos a nuestro querido hijo el cardenal presbitero de la Santa Romana Iglesia Pedro Fumasoni Biondi, prefecto de la Sagrada Congregacion de Propaganda Fide, escribiamos, entre otras cosas: "La Iglesia ciertamente no abriga ambicion alguna de dominio sobre los pueblos o sobre las cosas meramente temporales. Su unico anhelo es el de llevar la luz sobrenatural de la fe a todas las gentes, de favorecer el incremento de la cultura humana y civil y la concordia fraterna entre los pueblos".


24. En la carta apostolica Maximum illud, de nuestro predecesor, de inmortal memoria, Benedicto XV, escrita en 1919, y en la enciclica Rerum Ecclesiae, de nuestro inmediato predecesor de feliz memoria Pio XI, se decia que en las Misiones todos deberian trabajar denodadamente hasta obtener este supremo ideal: que la Iglesia se funde en nuevos territorios. Y Nos mismo, cuando, como mas arriba dijimos, en 1944 recibimos en audiencia a los directores de las Obras Misionales, pronunciamos las siguientes palabras: "El fin que con grandeza y generosidad de animo pretenden los misioneros es propagar de tal modo la Iglesia por nuevas regiones, que eche alla raices cada dia mas profundas y llegue cuanto antes, en virtud del crecimiento conseguido, a poder vivir y florecer sin la ayuda de las Obras Misionales. Estas Obras Misionales no son un fin en si mismas; deben tender con todo empeno y energia al sublime ideal que antes indicamos; y una vez que lo hayan conseguido, deben dirigirse de buen grado a iniciar otras empresas". Por lo cual, los sembradores y propagadores de la divina palabra no permanecen como en casa propia en los campos de apostolado ya cultivados; su oficio es mas bien iluminar a todo el orbe con la verdad evangélica y consagrarlo con la santidad cristiana. El fin que pretende el misionero es éste: hacer avanzar con paso cada vez mas veloz el Reino del Divino Redentor, que resucito triunfante de la muerte, y a quien se le ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt 28,18), hasta conseguir que este Reino llegue aun a la mas remota e ignorada cabana y al hombre mas lejano y desconocido".


7. Clero nativo

25. Es evidente que la Iglesia no podra establecerse convenientemente en nuevos territorios si no ha precedido una oportuna y apta organizacion de las diversas obras, y sobre todo una formacion del clero indigena acomodada a las necesidades de la region. Deseamos en este punto repetir algunas expresiones importantes y sabias de la enciclica Rerum Ecclesiae: "Ahora bien: si cada uno de vosotros ha de tomar a pecho el aumentar lo mas posible el numero de sus seminaristas, con mayor cuidado aun debe formarlos en la virtud propia del estado sacerdotal y en el espiritu de apostolado y celo de las almas, de modo que se hallen dispuestos hasta a dar la vida por la salud espiritual de sus compatriotas".

"Supongase que por una guerra o por otros acontecimientos politicos que pueden sobrevenir en el pais que se misiona y, como consecuencia de ello, se pida o decrete la expulsion de los misioneros de tal o cual nacion que alli trabajan, o también, aunque esto pueda ocurrir en menor escala, las aspiraciones de ciertos pueblos de Misiones, mas civilizados y mas cultos, de bastarse a si propios en todo, sobre todo si determinan para lograrlo el arrojar violentamente de sus territorios a gobernantes, tropas y misioneros venidos de la metropoli. En tales casos, ¿cual no seria la ruina de la Iglesia en aquellos paises, si antes no se tuvo la precaucion de asegurar, como con una red organizada de sacerdotes indigenas, todo el campo de las cristiandades?"


26. Al ver como en no pocas regiones del Extremo Oriente se han cumplido estas previsiones de nuestro inmediato predecesor, sentimos una intima tristeza. Misiones que estaban muy florecientes, "blancas ya a punto de segarse" (Jn 4,35), hoy por desgracia sufren gravisimas dificultades. Ojala pudiéramos esperar que los pueblos de Corea y de China, de sentimientos naturalmente humanos y nobles, y que brillaron desde antano por el esplendor de su civilizacion, se vean pronto libres no solo de las luchas turbulentas y conflictos bélicos, sino también de aquella doctrina funesta que busca solamente los bienes terrenos y rechaza los celestiales; y, por tanto, que aprecien justamente la caridad y virtud de los misioneros extranjeros y de los sacerdotes nativos, que con sus trabajos y, cuando es necesario, con el sacrificio de la misma vida, no pretenden sinceramente sino el verdadero bien del pueblo.


27. Damos a Dios gracias perpetuas de que en ambas naciones crece el clero indigena, esperanza de la Iglesia, y de que no pocas diocesis han sido alli confiadas a obispos del pais. El que se haya podido llegar a eso redunda en alabanza de los misioneros extranjeros.


28. En este punto nos parece conveniente notar una norma que juzgamos se debe tener muy presente cuando las Misiones, que antes eran confiadas al clero extranjero, se encargan a la direccion de obispos y sacerdotes indigenas. El Instituto religioso, cuyos miembros labraron con el sudor de su frente el campo del Senor, cuando por orden de la Sagrada Congregacion de Propaganda Fide confia a otros operarios la vina por ellos cultivada y cargada ya de copiosos frutos, no crea que por eso deba abandonarla; hara obra util y oportuna si continuara prestando su colaboracion al nuevo obispo indigena. Porque, asi como en todas las demas diocesis del mundo los religiosos ayudan comunmente al Ordinario local, de la misma manera en las Misiones no dejen dichos religiosos, aunque extranjeros de tomar parte en la santa batalla como fuerzas auxiliares, asi se realizaran felizmente las palabras pronunciadas por el Divino Maestro junto al pozo de Sicar: "Aquel que siega recibe su jornal y recoge frutos para la vida eterna, a fin de que igualmente se gocen asi el que siembra como el que siega" (Jn 4,36)


8. Cooperacion de los seglares y de la Accion Catolica

A) Resumen historico


29. Deseamos ademas dirigirnos y exhortar en esta enciclica no solo a los sacerdotes o misioneros, sino también a los seglares que "con grande espiritu y con un animo fervoroso" (2Mac 1,3) ayudan a las Misiones en las filas de la "Accion Catolica".


30. Puédese afirmar que esta ayuda de los seglares, que hoy llamamos Accion Catolica, no falto desde los origenes de la Iglesia; mas aun, se puede decir que de ella recabaron los apostoles y los demas propagadores del Evangelio no pequeno auxilio, y la religion cristiana no exiguo incremento. Asi, v.gr., el Apostol de las Gentes hace mencion de Apolo, Lidia, Aquila, Priscila y Filemon; y escribe estas palabras en la carta a los Filipenses: "También te pido a ti, fiel companero, que asistas a los que conmigo han trabajado por el Evangelio, con Clemente y los demas coadjutores mios, cuyos nombres estan en el libro de la vida" (Flp ,3).


31. Del mismo modo, nadie ignora que la fe cristiana la propagaron por las vias del imperio no solo los obispos y sacerdotes, sino también las autoridades civiles, los soldados y los simples ciudadanos. Millares de cristianos, recientemente convertidos a la fe catolica, cuyos nombres hoy nos son desconocidos, anhelando ardientemente extender la nueva religion que habian abrazado, se esforzaban por preparar el camino a la verdad evangélica; y asi sucedio que en urios cien anos el nombre y la virtud cristiana penetraron en todas las principales ciudades del Imperio romano.


32. San Justino, Minucio Félix, Aristides, el consul Acilio Glabrion, el patricio Flavio Clemente, San Tarsicio e innumerables santos y santas martires, que corroboraron y fecundaron la Iglesia naciente con sus trabajos y con el derramamiento de su sangre, pueden en cierta manera llamarse adalides y precursores de la Accion Catolica. Queremos citar aquellas hermosisimas palabras del autor de la Carta a Diogneto, palabras que conservan todavia hoy toda su fuerza amonestadora: "Los cristianos habitan en su propia patria, pero como forasteros... cualquier nacion extranjera es patria para ellos, y cualquier patria es lugar de paso" (Epistola ad Diognetum 5,5).


33. En la Edad Media, en tiempo de las invasiones de los barbaros, vemos senores principes y nobles damas, humildes artesanos y mujeres animosas del pueblo cristiano trabajar con todas sus fuerzas para que sus compatriotas se convirtiesen a la religion de Jesucristo y se conformasen a ella sus costumbres, y para que la religion y civilizacion se conservasen en aquellas peligrosas circunstancias. Asi, cuando nuestro inmortal predecesor Leon Magno resistio valientemente a Atila, que invadia Italia, iba acompanado de dos consulares romanos, segun refiere la historia. Cuando las hordas terribles de los hunos asediaban Paris, la santa virgen Genoveva, que tenia sus delicias en la continua oracion y aspera penitencia, atendio segun sus fuerzas y con admirable caridad a las necesidades corporales y espirituales de sus conciudadanos. Teodolinda, reina de los lombardos, consiguio la conversion de su pueblo a la religion cristiana. Recaredo, rey de Espana, se esforzo por convertir a su nacion de la herejia arriana a la verdadera fe. En la Galia no solamente se encuentran prelados -como, Remigio de Reims, Cesareo de Arlés, Gregorio de Tours, Eloy de Nimega y otros muchos- que resplandecieron por su virtud y celo apostolico, sino también reinas, que en aquellos tiempos adoctrinaban en la verdad cristiana a los iletrados e ignorantes, sustentaban a los hambrientos y aliviaban y consolaban todas las miserias: son ejemplos de esto Clotilde, que atrajo el animo de Clodoveo hacia la religion catolica, hasta que logro llevarlo de buen grado a la fuente bautismal; Radegonda y Batilda, que cuidaban con gran caridad a los enfermos y curaban aun a los leprosos. En Inglaterra, la reina Berta recibio a San Agustin, apostol de los ingleses, y de proposito persuadio a su esposo, Etelberto, a acoger favorablemente la ley evangélica. Apenas los anglosajones, nobles y plebeyos, hombres y mujeres, ancianos y jovenes, abrazaron la fe cristiana, arrastrados como por un impulso del amor divino, se unieron a esta Sede Apostolica con estrechisimos vinculos de piedad, de fidelidad y de reverencia.


34. De igual modo, la Germania ofrece un espectaculo maravilloso cuando San Bonifacio y sus companeros recorren aquellas regiones en sus viajes apostolicos y las fecundan con su generoso sudor. Los hijos e hijas de aquel noble pueblo prestaron a porfia su colaboracion activa a los monjes, a los sacerdotes y a los obispos, para que la luz de la verdad evangélica difundiese cada dia mas lejos sus rayos en aquellas vastas regiones, y la doctrina y virtud cristiana hiciesen cada dia mayores progresos con abundantes frutos de salvacion.


35. La Iglesia catolica, pues, no solo con la labor infatigable del clero, sino también con la cooperacion de los seglares, fue siempre aumentando la religion y conduciendo los pueblos a un mayor bienestar aun en el terreno social. Todos conocen lo que en este campo realizaron Santa Isabel, duquesa de Turingia, en Alemania; San Fernando, rey de Castilla; San Luis IX, de Francia: todos éstos, con su santidad y su actividad asidua, contribuyeron a vigorizar saludablemente los ordenes varios de la sociedad, ya iniciando obras benéficas, ya propagando en todas partes la verdadera religion, ya protegiendo con firmeza a la Iglesia, ya principalmente precediendo a todos con el ejemplo. Ni son desconocidos los méritos de las asociaciones de seglares de la Edad Media; en ella eran recibidos artesanos y obreros de ambos sexos que, continuando a vivir en el mundo, se proponian una elevada norma de perfeccion evangélica, aspiraban a ella con entusiasmo y, en colaboracion con el clero, se esforzaban por que todos los demas tendiesen también a conseguirla.

B) Importancia actual


36. Ahora bien: las circunstancias que existian en los primeros tiempos de la Iglesia son las mismas en que se encuentra hoy la mayor parte de los paises evangelizados por los misioneros; o por lo menos se debaten con las mismas dificultades a cuya solucion fue necesario atender en épocas siguientes. Por lo cual, conviene absolutamente que los seglares unan alli su actividad generosa, diligente y laboriosa con el apostolado jerarquico del clero, engrosando las filas de la Accion Catolica. La obra de los catequistas es ciertamente necesaria y deseamos que se les tenga en el debido honor; con todo, no lo es menos aquella actividad asidua de los que, sin esperar compensacion humana, sino movidos solo por la caridad divina, ayudan y auxilian a los ministros sagrados en el desempeno de su ministerio. Deseamos, por consiguiente, que en todas partes se creen asociaciones catolicas de hombres y mujeres, de estudiantes, de obreros y artesanos, de deportistas y otras corporaciones y uniones piadosas, que sean como las fuerzas auxiliares de los misioneros. En la constitucion y formacion de las cuales se ha de mirar mas a la bondad, virtud y actividad que al numero.


37. Conviene advertir ademas que nada contribuye tanto a conquistar la confianza de los padres y madres de familia hacia los misioneros como encargarse con diligencia del cuidado de sus hijos, los cuales, si se aplican a conocer la verdad cristiana y a adquirir las virtudes, conferiran vitalidad, honor y gloria no solo a su familia, sino a la poblacion entera, y muchas veces se obtendra con este medio que la vida de la comunidad cristiana, tal vez un tanto relajada, recobre felizmente el antiguo vigor.


38. Aunque, como todos saben, la Accion Catolica despliegue su actividad principalmente promoviendo las obras de apostolado cristiano, nada impide que los inscritos en ella puedan participar en otras asociaciones cuyo fin sea el conformar la vida social y politica a los principios y normas evangélicas; aun mas, no solo como ciudadanos, sino también como catolicos tienen el derecho y el deber de obrar asi.


9. En el campo de la educacion, prensa y accion caritativa

39. Como quiera que los jovenes, principalmente los que se forman en las letras, en las ciencias y en las artes, seran la clase directora del futuro, no hay quien no vea cuanto importe que se ponga sumo interés en las escuelas y en los colegios. Exhortamos, pues, paternalmente a los superiores de Misiones a que promuevan estas instituciones con todas sus fuerzas, sin escatimar gastos, segun las posibilidades de cada uno.


40. Pues las escuelas y los colegios producen, ante todo, este fruto: que por medio de ellos se establezcan oportunas relaciones entre los misioneros y los paganos de todas clases, y que principalmente la juventud, modelable como blanda cera, se sienta mas facilmente atraida a entender, estimar y abrazar la doctrina catolica. Estos jovenes asi formados, es claro, son los futuros directores de la nacion, y los pueblos los seguiran como guias y maestros. El Apostol de las Gentes explico la sabiduria evangélica ante una asamblea de hombres doctisimos cuando anuncio el Dios ignoto en el Areopago de Atenas. Y si, aun empleados estos recursos, no se lograre que muchos se entreguen completamente a obedecer a los preceptos del Divino Redentor, bastantes seran los que se sientan conmovidos suavemente, al considerar la belleza de esta religion y la caridad de sus seguidores.


41. Estas escuelas y colegios son ademas utilisimos para la refutacion de toda clase de errores, que hoy se difunden cada vez mas por la obra principalmente de los no catolicos y de los comunistas, y oculta o manifestamente se inoculan sobre todo en las almas de los jovenes.


42. No es menos util la edicion y divulgacion de buenas publicaciones. Creemos que no es necesario insistir mucho en este punto; es manifiesto a todos cuanto contribuyen los periodicos, revistas y folletos a ilustrar la verdad y la virtud, e inculcarles en las inteligencias y en los corazones, a desenmascarar el error disfrazado con apariencias de verdad, a refutar las falsas opiniones que ultrajan a la religion o exponen equivocadamente cuestiones muy debatidas de orden social con perjuicio de las almas, mucho alabamos, pues, a aquellos Pastores de almas que tienen sumo interés en que se propaguen lo mas posible escritos de este género, cuidadosamente elaborados e impresos.


43. Queremos también recomendar aqui con ahinco las obras y empresas que tienden a remediar en lo posible las enfermedades, dolencias y toda clase de sufrimientos. Nos referimos a los hospitales, a las leproserias, a los dispensarios, a los asilos de ancianos y de ninos, a las casas de maternidad, y a los demas institutos que, segun las posibilidades, ofrecen refugio a los indigentes. Estas instituciones, que nos parecen las mas hermosas flores del jardin en que trabajan los sembradores de la palabra evangélica, ponen ante los ojos de todos la imagen del Divino Redentor, "el cual paso haciendo el bien y curando a todos" (He 10,38).


44. Esta fuera de duda que estas obras insignes de caridad preparan eficacisimamente los animos de los gentiles, y los atraen a profesar la fe cristiana y a abrazar la ley cristiana; y por esto dijo Jesucristo a los apostoles: "En cualquier ciudad en que entrarais y os hospedaran... curad los enfermos que en ella hubiese, y decidles: el Reino de Dios esta cerca de vosotros" (Lc 10,8-9).


45. Sin embargo, es necesario que los religiosos que se sientan llamados a ejercer con fruto estos ministerios, cuando aun se hallen en su propia patria, adquieran aquella preparacion intelectual y moral que la moderna técnica exige. Sabemos que no faltan religiosas que, habiendo obtenido titulos académicos para ejercitar esta profesion, se han hecho acreedoras de merecida alabanza, investigando con estudios especiales algunas terribles enfermedades, como la lepra, y descubriendo remedios eficaces. A ellas, como a todos los misioneros que generosamente ejercen su ministerio en las leproserias, bendecimos con animo paterno y encomiamos con admiracion su caridad sublime.


46. En medicina y cirugia sera conveniente valerse de la cooperacion de seglares que no solo hayan adquirido ya los grados académicos que los capaciten al ejercicio de esta profesion y voluntariamente se decidan a abandonar su patria para ayudar a los misioneros, sino ademas posean las cualidades necesarias de sana doctrina y de virtud.


10. Doctrina y practica social de la Iglesia

47. Pasemos ahora a otro punto, que no es de menor importancia y gravedad: deseamos decir una palabra sobre la cuestion social, que se debe regular segun las normas de la justicia y de la caridad. Mientras las doctrinas comunistas, que se difunden hoy por todas partes, enganan facilmente la simplicidad e ignorancia del pueblo, parecen resonar en nuestros oidos las palabras de Jesucristo: "Tengo compasion de esta muchedumbre" (Mc 8,2). Es absolutamente necesario que se lleven cuidadosa y diligentemente a la practica los rectos principios que sobre este punto ensena la Iglesia. Es absolutamente necesario conservar inmunes de aquellos perniciosos errores a todos los pueblos, y si han sido ya inficionados, librarlos de estas doctrinas nocivas, que proponen a los hombres, como meta unica de esta vida mortal, el goce del mundo presente, y, como quiera que conceden al poder y arbitrio del Estado poseer y regular todo lo que existe, de tal manera disminuyen la dignidad de la persona humana, que casi la reducen a la nada. Es absolutamente necesario que publica y privadamente se ensene a todos que somos desterrados, que caminamos hacia una patria inmortal, y que hemos sido destinados a una vida eterna y a una eterna felicidad, la cual debemos finalmente conseguir guiados por la verdad y movidos por la virtud. Jesucristo es el unico defensor de la justicia humana y el unico consolador suavisimo del dolor humano, inevitable en esta vida; El es el unico que nos muestra el puerto de la paz, de la justicia y del gozo eterno, al cual todos los que hemos sido redimidos con la sangre divina es menester que lleguemos después de la peregrinacion terrena.


48. Pero es deber de todos mitigar, suavizar y aliviar, en cuanto sea posible, las angustias, las miserias y las inquietudes que en esta vida padecen nuestros hermanos.


49. La caridad puede remediar en alguna manera muchas de las injusticias sociales; pero no suficientemente. Ante todo es menester que se haga valer, que se imponga y se practique la justicia.


50. A este proposito queremos repetir (traduciéndolo del latin) lo que el ano 1942, en la vispera de Navidad, dijimos ante el Sacro Colegio de Cardenales y demas Prelados reunidos: "La Iglesia, asi como condeno los varios sistemas del socialismo que siguen la doctrina de Carlos Marx, de igual modo los condena hoy de nuevo, como lo exige su deber y como lo pide la salvacion eterna de los hombres, que este modo sofistico de argumentar y estas instigaciones insidiosas ponen en grave peligro. Pero la Iglesia no puede ignorar o dejar de percatarse que los obreros, en el esfuerzo por mejorar su condicion, tropiezan con frecuencia contra cierto mecanismo que, lejos de ser conforme a la naturaleza, esta en oposicion con el orden establecido por Dios y con el fin que El ha senalado a los bienes terrenos. Por lo tanto, aunque los caminos y los modos que antes deciamos deban ser reprobados como perniciosisimos, ¿qué cristiano, qué sacerdote podra permanecer sordo al grito que se levanta de lo profundo del alma y que, en un mundo creado por un Dios justo, pide justicia y convivencia fraterna de todos los hombres? Prescindir de ello, silenciarlo, seria una culpa injustificable delante de Dios; seria contrario a la doctrina del Apostol, quien, si inculca la necesidad de refutar los errores, ensena también que es necesario salir al encuentro de los descarriados con suma benignidad, y ponderar sus razones, fomentar su confianza y llenar sus anhelos.


51. Por lo cual, la dignidad de la persona humana exige, como fundamento natural, esta norma general: todos tienen derecho al uso de los bienes de la tierra necesarios para vivir, y a este derecho corresponde la obligacion fundamental de conceder a todos y a cada uno, de ser posible, alguna propiedad privada. Las normas juridicas nacidas de las leyes humanas, que regulan el derecho de la propiedad privada, pueden sufrir cambios y conceder un uso mas o menos restringido de las cosas; pero si se quiere sinceramente contribuir a la pacificacion y tranquilidad de la sociedad humana, hay que impedir absolutamente que los obreros que son o seran padres de familia estén condenados a una esclavitud economica irreconciliable con los derechos de la persona humana.


52. Que esa esclavitud provenga de la prepotencia abusiva del capital privado o que provenga del poder absoluto y universal del Estado, poco importa; mas aun, cuando la autoridad suprema de un Estado lo domina y regula todo, tanto en la vida publica como en la privada, y procura invadir hasta el campo de las ideas, de las iniciativas, de las opiniones y aun de la misma conciencia, resulta una tal falta de libertad, que puede ser origen de mayores danos y mayores desgracias, como lo demuestra la experiencia".


53. También vosotros, venerables hermanos, los que trabajais con solicitud en los territorios de las misiones catolicas, debéis procurar diligentemente que estos principios y normas se lleven a la practica. Teniendo en cuenta las peculiares y diversas circunstancias de cada lugar, después de discutir el asunto en las conferencias episcopales, sinodos y reuniones semejantes, procurad, segun os sea posible, que se creen oportunamente probidas asociaciones, corporaciones e institutos de caracter economico y social que os parezcan requerir las condiciones actuales de nuestros tiempos y la indole de vuestro pueblo. Esto, sin duda, lo exige vuestro oficio pastoral, a fin de que los nuevos errores, disfrazados con apariencias de justicia y verdad, o las malas seducciones no desvien del camino recto la grey confiada a vuestros cuidados. Procurad que los propagadores del Evangelio, que competentemente trabajan con vosotros, se aventajen a todos en promover esta causa; de esta manera estaran seguros que no se refiere a ellos aquel dicho: "Los hijos de este mundo son mas sagaces que los hijos de la luz" (Lc 16,8). Sera, con todo, conveniente que, de ser posible, se valgan de catolicos seglares capaces, eminentes en bondad y en el manejo de los negocios que tomen a su cargo y promuevan estas instituciones.


11. Colaboracion entre los Institutos misioneros

54. En tiempos pasados, el vastisimo campo del apostolado misional no estaba dividido por limites de circunscripciones eclesiasticas determinadas, ni se encomendaba a una Orden o Congregacion religiosa para que lo cultivase juntamente con el clero indigena a medida que éste fuese creciendo. Esta es, hoy, como todos saben, la costumbre general, y sucede también a veces que algunas regiones confiadas a religiosos sean de una determinada provincia del mismo Instituto. Nos, en verdad, vemos la utilidad de este sistema, pues que con estos métodos y normas se simplifica la organizacion de las misiones catolicas.


55. Pero puede suceder que de este modo de proceder se sigan inconvenientes y danos no pequenos, a los cuales hay que poner remedio en cuanto sea posible. Ya nuestros predecesores trataron este asunto en las letras apostolicas que antes hemos recordado, y dieron normas prudentisimas en esta materia; las cuales nos es grato ahora repetir y confirmar, exhortandoos paternalmente a que, por el conocido celo de la religion y de la salvacion de las almas que os anima, las recibais con animo filial y docil. "Los territorios y distritos de Misiones que encomendo a vuestro cuidado y diligencia la Sede Apostolica, para que los reduzcais al imperio de Cristo, son muchas veces tan extensos que no bastan ni con mucho para cultivarlos los misioneros de que puede disponer uno u otro Instituto misionero. En este caso imitad sin vacilaciones la conducta que en las diocesis ya constituidas guardan los obispos, valiéndose de religiosos de varias Congregaciones clericales o laicales, y de hermanas pertenecientes a diversos Institutos. Esa ha de ser vuestra norma en requerir la ayuda de otros misioneros, sean o no sacerdotes, pertenezcan o no a vuestra Congregacion o Instituto, ya para la dilatacion de la fe, ya para la educacion de la juventud indigena, ya para otros cualesquiera ministerios.


56. Gloriense santamente todas las Ordenes y Congregaciones religiosas de las misiones vivas, que les han sido confiadas, y de los trabajos y éxitos que por el amor de Cristo han realizado en ellas hasta el dia de hoy; pero entiendan bien que no laboran en aquellas regiones ni por derecho propio ni para siempre, sino solo por concesion de la Sede Apostolica y a voluntad de la misma. A ella, por lo tanto, compete el derecho y el deber de mirar por su entera y cumplida evangelizacion.


57. No puede, pues, satisfacer a esta obligacion apostolica el Papa con solo distribuir los paises de misiones, grandes o pequenos, entre las varias Congregaciones misioneras, sino que -lo que mas importa- esta obligado a proveer siempre y cuidadosamente a que los dichos Institutos manden tantos y sobre todo tales misioneros a cada region, como alli fueren necesarios, para difundir copiosa y eficazmente por toda ella la luz del cristianismo".


12. Adaptacion y respeto por las culturas

58. Queda un punto por tratar, el cual deseamos ardientemente que todos entiendan claramente. La Iglesia, desde sus origenes hasta nuestros dias, ha conseguido siempre la prudentisima norma que, al abrazar los pueblos el Evangelio, no se destruya ni extinga nada de lo bueno, honesto y hermoso que, segun su propia indole y genio, cada uno de ellos posee. Pues cuando la Iglesia llama a los pueblos a una condicion humana mas elevada y a una vida mas culta, bajo los auspicios de la religion cristiana, no sigue el ejemplo de los que sin norma ni método cortan la selva frondosa, abaten y destruyen, sino mas bien imita a los que injertan en los arboles silvestres la buena rama, a fin de que algun dia broten y maduren en ellos frutos mas dulces y exquisitos.


59, La naturaleza humana, aunque inficionada con el pecado original por la miserable caida de Adan, tiene con todo en si "algo naturalmente cristiano"; lo cual, si es iluminado con la luz divina y alimentado por la gracia de Dios, podra algun dia ser elevado a la verdadera virtud y a la vida sobrenatural.


60. Por lo cual, la Iglesia catolica ni desprecio las doctrinas de los paganos ni las rechazo, sino que mas bien las libro de todo error e impureza, y las consumo y perfecciono con la sabiduria cristiana. De la misma manera acogio benignamente sus artes y disciplinas liberales que habian alcanzado en algunas partes tan alto grado de perfeccion, las cultivo con diligencia y las elevo a una extrema belleza a la que antes tal vez nunca habia llegado. Tampoco suprimio completamente las costumbres tipicas de los pueblos y sus instituciones tradicionales, sino que en cierto sentido las santifico; y los mismos dias de fiesta, cambiando el modo y la forma, los hizo que sirviesen para celebrar los aniversarios de los martires y los misterios sagrados. A este proposito escribe muy oportunamente San Basilio: "Como los tintoreros preparan de antemano con ciertos procedimientos lo que hay que tenir, y asi facilmente después le dan el color de purpura o cualquier otro, de la misma manera nosotros también, si queremos que permanezca indeleble y para siempre en nosotros el esplendor de la virtud, procuraremos en primer lugar iniciarnos en estas artes externas y después aprenderemos las doctrinas sagradas y arcanas; acostumbrados a ver el sol, por decirlo asi, en el reflejo del agua, podremos alzar nuestros ojos directamente a la luz... Y asi como la vida propia del arbol es producir a su tiempo frutos abundantes, y, sin embargo, las hojas adheridas a los ramos les proporcionan algun ornato, de igual modo el fruto principal del alma es la misma verdad, pero, sin embargo, no es desagradable el adorno de la sabiduria externa, que, como follaje, proporciona al fruto sombra y agradable aspecto. Se dice que Moisés, varon verdaderamente eximio y de gran fama entre todos los hombres por su sabiduria, después de haber ejercitado su espiritu en las ensenanzas de los egipcios, llego a la contemplacion de Aquel que es. De igual manera, posteriormente, del profeta Daniel se refiere que llego al conocimiento de las doctrinas sagradas después de haber sido instruido en Babilonia en la sabiduria de los caldeos" .


61. Y Nos mismo, en la presente enciclica que publicamos, Summi Pontificatus, escribimos lo siguiente: "Los predicadores de la palabra de Dios, después de muchas investigaciones realizadas en el decurso de los tiempos con sumo trabajo e intenso estudio, se han esforzado en conocer mas profunda y dignamente la civilizacion e instituciones de los diversos pueblos y cultivar las buenas cualidades y dotes de sus almas, para que asi el Evangelio de Cristo obtuviese en ellos mas faciles y abundantes progresos. Todo aquello que en las costumbres de los pueblos no esta vinculado indisolublemente con supersticiones o errores, se examina siempre con benevolencia y, si es posible, se conserva incolume".


62. En el discurso que tuvimos en 1944 a los directores de las Obras Pontificias entre otras cosas deciamos: "El misionero es apostol de Jesucristo. Su oficio no le exige que introduzca y propague en las lejanas tierras de mision precisamente la civilizacion de los pueblos europeos, y no otra, como quien trasplanta un arbol; sino mas bien que ensene y eduque a aquellas naciones, que a veces se ufanan de sus culturas antiquisimas, para que se apresten a recibir practicamente los principios de la vida y costumbres cristianas. Tales principios pueden armonizarse con cualquier civilizacion que sea sana e integra, y pueden conferirle un mayor vigor en la defensa de la divinidad humana y conseguir la felicidad. Los catolicos nativos deben ser en primer lugar miembros de la gran familia de Dios y ciudadanos de su Reino (cf Ef 2,19); pero sin dejar por esto de ser ciudadanos de su patria terrena".


13. Importancia del sector artistico

63. Nuestro predecesor de feliz memoria Pio XI, en el Ano jubilar de 1925, mando hacer una gran Exposicion Misional cuyo éxito, en verdad sumamente feliz, El mismo describio con estas palabras: "Parece una manifestacion hecha por el mismo Dios, con la cual aun experimentalmente hemos visto, con nuevo argumento, como el organismo vivo de la Iglesia de Dios goza en todas partes de unidad perfecta... Verdaderamente, la Exposicion ha sido, y lo es aun, como un libro inmenso y de proporciones grandiosas".


64. Nos también, obedeciendo al mismo pensamiento de que el mayor numero posible de gente conociese los egregios méritos de las misiones, sobre todo los que especialmente se refieren a la civilizacion, mandamos reunir durante el ultimo Ano Santo una copiosa documentacion y exhibirla publicamente, como sabéis no lejos del Palacio Vaticano, por la cual quedase ampliamente demostrada la restauracion del arte cristiano realizada por los misioneros, tanto entre las gentes mas cultas como entre los pueblos de cultura aun mas primitiva.


65. Con ello se mostro claramente cuanto ha aportado la obra de los heraldos del Evangelio al progreso de las artes liberales y a las investigaciones universitarias que versan sobre esta especialidad; quedo asimismo patente que la Iglesia, lejos de ser una rémora al desarrollo de las caracteristicas de cada pueblo, mas bien las perfecciona en alto grado.


66. Al Dios de las misericordias atribuimos el que todos hayan considerado con interés especial y complacencia este hecho, el cual es evidente argumento de la crecida vitalidad y del vigor cada dia mayor de que goza la obra misional. Ya que, gracias a la actividad de los misioneros entre pueblos paganos tan distanciados en el espacio unos de otros y de costumbres tan diversas, el aliento evangélico ha penetrado tanto en las almas cuanto claramente demuestra el elocuente testimonio de estas artes renacientes. Esta exposicion prueba también que la fe cristiana, grabada en las almas y exteriorizada en costumbres en armonia con ella, es la unica que puede elevar el entendimiento humano a producir esas excelentes obras artisticas, que ciertamente constituyen una alabanza perenne de la Iglesia catolica y un ornamento esplendidisimo del culto divino.


14. Obras Misionales Pontificias

67. Recordais como la enciclica Rerum Ecclesiae recomendaba insistentemente la Union Misional del Clero, cuya finalidad es reunir los miembros de ambos cleros y los aspirantes al sacerdocio para que propaguen en unidad de fuerzas y con todo empeno la causa de las misiones catolicas. Nos, pues, que no sin gran contento de nuestro corazon, como antes dijimos, hemos visto los progresos de esta union, ardientemente deseamos que se extienda mas y mas y que incite cada dia con mayor entusiasmo la voluntad de los sacerdotes y de los pueblos encomendados a sus cuidados a ayudar a la obra de las misiones. Es esta union como un manantial en la cual salen las corrientes que riegan los florecientes campos de las demas Obras Pontificias, a saber: de la Propagacion de la Fe, de San Pedro Apostol para el clero indigena y de la Santa Infancia. No hay por qué nos detengamos al presente a explicaras la excelencia, la necesidad y los méritos esclarecidos de estas Obras, las cuales enriquecieron nuestros predecesores con muchos y abundantes tesoros de indulgencias. Nos agrada sobremanera ver como se piden las limosnas de los fieles, especialmente el Domingo de las Misiones; pero ante todo deseamos que todos eleven a Dios omnipotente sus preces, que ayuden a los llamados a la Accion Misional, y que se alisten en las mencionadas Obras Pontificias y las promuevan lo mas posible. No ignoramos ciertamente, venerables hermanos, que, con esta finalidad, poco ha instituimos una fiesta que ha de ser celebrada principalmente por los ninos, en la cual se promueva con oraciones y limosnas la Obra de la Santa Infancia. De este modo aprenderan estos hijitos nuestros a orar incesantemente a Dios por la salvacion de los infieles; y quiera Dios que en sus almas, que aun conservan el perfume de la inocencia, brote y se desarrolle convenientemente el germen del apostolado misional.


68. Sentimos ademas especial complacencia en alabar como se merecen tantas y tan laudables iniciativas que, en favor de esta misma causa y con denodado empeno, han llevado a cabo los Institutos religiosos para ayudar por todos los medios a las Obras Misionales Pontificias. Igualmente merece que mostremos nuestra benevolencia de Padre a aquellos grupos de senoras que trabajan con gran utilidad en confeccionar vestiduras sagradas y panos de altar. Por fin, a todos los colaboradores de la Iglesia, tan queridos para Nos, les aseguramos que la colaboracion prestada por el pueblo cristiano a la obra de la salvacion de los infieles florece y da optimos frutos de nueva fe, y que a los esfuerzos hechos en favor de las misiones responde un mayor aumento de piedad.


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - MIRABILE ILLUD